domingo, 31 de enero de 2010

JUAN LUIS SEGUNDO SJ, TEÓLOGO DE LA LIBERACIÓN


Juan Luis Segundo (Montevideo, 31 de octubre de 1925 - id., 17 de enero de 1996) fue un filósofo y teólogo jesuita uruguayo. Conocido por ser una de las figuras del movimiento Teología de la liberación, escribió numerosos libros en teología, fe, hermenéutica, ideología y justicia social. Fue un abierto crítico de lo que él percibió como insensibilidad de la iglesia hacia la opresión y el sufrimiento de los seres humanos.


En 1941 ingresó a la Compañía de Jesús, haciendo sus votos religiosos y sus primeros pasos de formación sacerdotal en Córdoba (Argentina). Entre 1946 y 1948 estudia filosofía en el seminario de San Miguel, también en la Argentina. En 1952 realiza un año de estudios de teología en el mismo seminario, que completará en la Facultad de Teología San Alberto en Lovaina, Bélgica(donde fue compañero del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez), obteniendo su licenciatura en 1958. con la tesis "La Cristiandad, ¿una utopía?". Mientras tanto, había sido ordenado sacerdote en 1955.


Entre 1958 y 1963 realiza estudios para obtener un Doctorat d'Etat en la Facultad de Letras de la Sorbona. Su tesis principal analiza a Berdiaeff y es publicada en París por Aubier bajo el título "Berdiaeff, una reflexión cristiana sobre la persona". Realiza además una tesis complementaria donde retoma el tema de su tesis de teología. Mientras tanto, emprende en su Montevideo natal los "Cursos de Complementación Cristiana", en los que se analizan problemas políticos, sociales y económicos a la luz de la fe católica. Estos cursos transcurren entre 1961 y 1964, y al mismo tiempo realiza otros trabajos en el continente, colaborando en Chile con Roger Vekemans SJ, en el "Ensayo de tipología socioeconómica latinoamericana" y con Renato Poblete en el "Ensayo de tipología política de América Latina" (publicado por la OEA en Washington en 1961]].


En 1965, junto con otros compañeros jesuitas, funda el Centro de Investigación y Acción Social "Pedro Fabro", que dirigirá hasta 1971. El centro se dedicó a las investigar las interrelaciones entre sociedad y religión, parte de las cuales fueron publicadas en su revista "Perspectivas de Diálogo". A partir de su experiencia de trabajo en el Centro, Segundo compuso su obra fundamental: "Teología abierta para el laico adulto", en cinco tomos, publicada en la Argentina por la Editorial Carlos Lohlé. Se desempeña también como asesor en eclesiología del Departamento de Pastoral del CELAM. Comienza en ese tiempo su actividad como guía de grupos de reflexión teológica, que habrá de mantener hasta su muerte en Montevideo y en Brasil.


En 1970 se produce en Petrópolis, Brasil, un encuentro donde Segundo habría de comenzar sus contactos con otros teólogos latinoamericanos que conformarán la Teología de la Liberación; trabajando conjuntamente con el peruano Gustavo Gutiérrez, será uno de los creadores de las tesis fundamentales del movimiento. Toda la obra de Juan Luis Segundo pertenece al campo de la Teología de la Liberación, aunque nunca ocultó sus apreciaciones críticas respecto de algunas posiciones de esta. Continúa participando en conferencias, y desarrollando cursos y seminarios; en 1974 desarrollará uno sobre "Liberación de la Teología" en la Universidad de Harvard, y ese mismo año recibe la distinción de "Best Book in 1974 Liturgy" de la Catholic Press Association de Nueva York por "The Sacraments Today".


En 1975, la dictadura uruguaya clausura la revista "Perspectivas de Diálogo" y restringe la actividad del Centro Pedro Fabro, que posteriormente cerrará sus puertas. A partir de 1980, Segundo tuvo una intensa actividad como profesor invitado en numerosas universidades de todo el mundo.


Libros


Berdiaeff. Une Réflexion chrétienne sur la Personne. Ed. Aubier, Paris 1963 (Col. Théologie 53)
Teología abierta para el laico adulto, (5 Vols.)Ed. Carlos Lohlé, Buenos Aires. En Colaboración con el Centro Pedro Fabro de Montevideo: I.Esa comunidad llamada Iglesia (1968); II.Gracia y Condición humana (1969); III.Nuestra idea de Dios (1970); IV.Los Sacramentos hoy(1971); V Evolución y Fe (1983-84)
De la Sociedad a la Teología, (Cuadernos Latinoamericanos 2) Ed. C. Lohlé, Buenos Airess, 1970
Teología abierta para el laico adulto(1971)
Qué es un cristiano. Etapas precristianas de la Fe. Concepción cristiana del Hombre, Ed. Mosca Hnos. Montevideo 1971, 128 pp. [La parte sobre el Nuevo Testamento tiene su origen en conferencias dadas en 1962 en la Universidad de la República del Uruguay].
Masas y Minorías en la Dialéctica divina de la Liberación, (Cuadernos de Contestación Polémica) Editorial La Aurora, Buenos Aires 1973, [Conferencias dictadas en las Cátedras Carnahan, Instituto Superior Evangélico de Educación Teológica Isedet 1972]
Acción pastoral latinoamericana: sus motivos ocultos, Ed. Búsqueda, Bs. As. 1972
Liberación de la Teología (Cuadernos Latinoamericanos 17) Ed. Carlos Lohlé, Bs. As.
El Hombre de Hoy ante Jesús de Nazareth, (3 Vols): I. Fe e Ideología;II/1. Historia y Actualidad. Sinópticos y Pablo ; II/2 Historia y Actualidad. Las Cristologías en la Espiritualidad. Ed. Cristiandad, Madrid, 1982
Teología Abierta3 Vols.(Col. Senda Abierta 3,4 y 5) Ed. Cristiandad, Madrid 1983-1984: I. Iglesia - Gracia ; II. Dios, Sacramentos, Culpa; III. Reflexiones Críticas.
Teología de la Liberación: Respuesta al Cardenal Ratzinger Ed. Cristiandad, Madrid 1985
El Dogma que libera. Fe, revelación y magisterio dogmático. (Col. Presencia Teológica 53) Ed. Sal Terrae, Santander 1989
¿Qué Mundo? ¿Qué Hombre? ¿Qué Dios? (Col. Presencia Teológica 72), Ed. Sal Terrae, Santander 1993
El Caso Mateo. Los comienzos de una ética judeo-cristiana, (Col.: Presencia Teológica 74), Ed. Sal Terrae, Santander 1994
El Infierno. Un diálogo con Karl Rahner Prólogo de Elbio Medina. Coeditado por Ed. Trilce, Montevideo y Lohlé-Lumen Bs. As. 1998.


Otras publicaciones


Desde 1960 colaboró en numerosas publicaciones periódicas. Entre ellas, en Uruguay el semanario "Marcha", los "Cuadernos de Marcha", los "Cuadernos Latinoamericanos de Economía Humana", la revista "Víspera", los "Cuadernos Uruguayos de Filosofía" y el diario "Época"; la revista "Mensaje" de Chile, la "Revista Interamericana de Sociología" de Colombia, "Concilium" de Holanda y "Études" de Francia.

GUANTÁNAMO EN LA MIRA DEL JUEZ GARZÓN


El magistrado considera que tiene jurisdicción sobre el asunto luego de que el gobierno de Estados Unidos se negara a darle una respuesta acerca de si existe alguna investigación abierta en ese país sobre crímenes cometidos en la base militar.


Por Oscar Guisoni
Desde Madrid


El juez español Baltasar Garzón comenzará a investigar lo sucedido en la prisión norteamericana de Guantánamo luego de que el gobierno de Estados Unidos se negara a darle una respuesta acerca de si existe alguna investigación abierta en ese país sobre las violaciones a los derechos humanos perpetuadas en la base militar. El magistrado considera que tiene jurisdicción sobre el asunto a pesar de la reforma legal llevada a cabo el pasado año por el Parlamento español que limita las actuaciones de la Justicia en causas que involucran a terceros países, ya que entre los detenidos en Guantánamo hubo un ciudadano español y otros tres que, aunque no tienen esa nacionalidad, han estado involucrados en investigaciones abiertas por el propio juez en relación con delitos cometidos en España. La querella, presentada por asociaciones y partidos políticos de izquierda ante su juzgado, acusa a los responsables de la prisión de crímenes de guerra y genocidio, entre otros delitos.


Ahmed Abderraman Hamed es el nombre del ciudadano español que estuvo detenido en Guantánamo, junto al marroquí residente en la península Lahcen Ikasrrien, el ciudadano palestino Jamiel Abdulatif al Banna y el libio Omar Deghayes, todos ellos involucrados en anteriores investigaciones de Baltasar Garzón por su supuesta participación en delitos cometidos en el territorio español, razón por la cual el juez considera “relevante”, como exige la nueva legislación sobre justicia universal, que se abra el proceso en los tribunales madrileños, ya que de otro modo estima que se estaría optando “por la impunidad”. En su auto el juez recuerda que existen tratados específicos sobre derechos humanos firmados por el país que están por encima de cualquier legislación ad hoc que se haya adoptado en los últimos tiempos con el fin de limitar los alcances de los juicios internacionales que tanto molestan a la diplomacia española que nada puede hacer por detener la acción de sus propios tribunales.


Otro de los elementos interesantes en el dictamen es el que recuerda que el Tribunal Supremo absolvió a Abderraman Hamed de los delitos por los cuales los norteamericanos lo habían recluido en la tenebrosa prisión ubicada en la base militar de Guantánamo denunciando en su momento las irregularidades en las que se realizó su detención “sin cargos y sin garantías y, por tanto, sin control y sin límite”.


La noticia se conoce en un momento en el que las relaciones entre Madrid y la Casa Blanca son las mejores de la última década y, a pesar que el gobierno norteamericano no se pronunció todavía sobre la cuestión, es difícil que le resulte simpática una medida como ésta, capaz de recordarle al propio Barack Obama su promesa de cerrar Guantánamo en un año, algo que todavía no cumplió debido a las dificultades para recolocar los prisioneros en otros países y la negativa de los propios tribunales americanos para hacerse cargo de la situación.


Garzón se coloca de este modo otra vez en el candelero internacional justo en un momento en que el magistrado se encuentra bajo proceso por la supuesta comisión del delito de prevaricato en relación con la causa abierta para investigar los crímenes del franquismo. Asociaciones de ultraderecha han logrado en los últimos meses, luego de reiterados fracasos, que se admita su querella contra el juez, al que acusan de actuar con premeditación. El Tribunal Supremo, con reconocida mayoría conservadora, admitió la causa a pesar de las debilidades legales de la presentación realizada por los querellantes, lo que da la pauta de las dificultades que atraviesa la sociedad española a la hora de juzgar su propia historia política violenta.


La reforma legal que puso coto a las facultades de los tribunales españoles para actuar en casos de delitos cometidos fuera de su propio territorio fue promovida por el PSOE en conjunto con los conservadores del Partido Popular y mereció la crítica en su momento de las asociaciones de derechos humanos y de Izquierda Unida, las mismas instituciones que ahora han promovido la causa contra los responsables de Guantánamo.


La fiscalía española había considerado “fraudulenta” la admisión de la querella, un artilugio para tratar de evitar que una causa molesta en Washington cobrara solidez en un momento de idílicas relaciones transoceánicas, pero el juez ha considerado que se dan todos los requisitos para dar comienzo a la causa por lo que es de esperar que en los próximos meses comiencen a emitirse las órdenes de captura internacional contra los responsables de la prisión. En declaraciones a la agencia EFE, uno de los abogados de la acusación, Antonio Segura (ALA), ha expresado doble satisfacción por el hecho de que Garzón vaya a investigar las denuncias poniendo en entredicho la consideración inicial de los fiscales.

LOS CAMINOS CONDUCEN HACIA LA PISTA POLICIAL


En un rastrillaje, un perro detectó que el cuerpo de Luciano había estado en un predio municipal. Allí, un radar confirmó la presencia de dos móviles policiales el mismo día de la desaparición. No hay imputados y los policías sospechados siguen trabajando.


A un año de la desaparición de Luciano Arruga, el chico de 16 años que fue visto por última vez en una esquina de Lomas del Mirador, en La Matanza, la causa por “averiguación de paradero” no tiene imputados. Sin embargo, la fiscal Celia Cejas, a cargo de la causa desde marzo, aseguró a Página/12 que “la hipótesis de la responsabilidad policial es la más firme” y las sospechas están puestas en los ocho efectivos que cumplían funciones la madrugada del 31 de enero en el destacamento de Lomas del Mirador. Los abogados de la familia Arruga solicitarán que los uniformados sean citados a declarar como imputados a partir de los testimonios contradictorios que dieron en varias audiencias, en calidad de testigos. “No tengo esperanzas de encontrar a Luciano mientras se mantenga la forma de trabajo de la policía y la complicidad con el sistema político y judicial”, afirmó Vanesa Orieta, hermana de Luciano. El peritaje de los libros policiales finalizado en diciembre tampoco permitió agregar pruebas contundentes a la causa.


Luciano Arruga desapareció el 31 de agosto de 2009. Lo vieron por última vez en la esquina de Perú y Arriola. Como el chico había sido detenido previamente por policías del destacamento local, sus familiares sospechan que su desaparición está relacionada con el accionar policial, concretamente, con una detención ilegal. Comparan el caso del estudiante Miguel Bru, que fue asesinado tras ser detenido en una comisaría de La Plata, en 1993, pero cuyo cadáver nunca apareció.


El peritaje de los libros del destacamento de Lomas del Mirador y de la Comisaría 8ª –de la cual depende el puesto policial– es la última información adjuntada a las más de 2000 fojas de la causa Arruga. En primer término, el informe revela irregularidades en el seguimiento de las tareas policiales, además de ratificar que Luciano aparece registrado el 22 de junio –por averiguación de antecedentes– y 21 de septiembre –acusado de un robo que nunca prosperó en la Justicia– de 2008, antecedentes que desde el inicio de la causa ponen la mirada sobre el puesto policial, ubicado a cuatro cuadras de donde vivía Luciano.


Además, en las dos detenciones previas a su desaparición, Arruga –según el testimonio de los uniformados– permaneció nueve horas detenido en la cocina de la casa que funciona como destacamento, sin celdas para tener personas detenidas. De la detención de septiembre, también consta en la causa un estudio clínico realizado tras su liberación que indica que el joven presentaba golpes, algo que fue ratificado en la causa por una profesional del Policlínico San Justo.


Pero la fiscal Cejas, responsable de la causa que tramita en la UFI Nº1 de La Matanza, buscaba en el peritaje de los libros pruebas sobre un posible ingreso de Luciano la noche de su desaparición. “No hay nada que dé indicios de un registro del ingreso de Luciano el día de su desaparición. En la madrugada del 31 de enero, en el libro del destacamento lo único que hay es el número de un chaleco policial mal anotado.”


Consultada por la posibilidad de que se haya omitido el registro del ingreso de Arruga a la seccional, la fiscal dijo que “aún no hay testimonios de alguien que lo haya visto en el destacamento esa noche”.


La pista más fuerte que existe en la causa es un rastrillaje con perros que indicaron el rastro de Luciano en un auto abandonado en el patio trasero al destacamento y en un patrullero. Por otra parte, en la causa se determinó que los dos móviles policiales del destacamento que patrullaban aquella noche estuvieron detenidos en el Monte Dorrego, un predio municipal arbolado donde un rastrillaje con perros realizado en abril indicó que allí había estado el cuerpo de Arruga. Lo llamativo es que esos dos móviles –detectados en ese lugar por las antenas AVL– debían estar por rutina patrullando en forma separada. Esta prueba, obtenida hace diez meses, es la más fuerte de las obtenidas hasta ahora en el expediente, indicó Cejas.


“La causa quedó frenada en ese rastrillaje de abril, aunque a partir de eso se sigan realizando investigaciones. Lo concreto es que Luciano sigue sin aparecer y los ocho policías siguen libres (fueron puestos en disponibilidad y luego reincorporados por el Ministerio de Seguridad bonaerense). Este es el resultado de una política que está desinteresada de los sectores más vulnerables. No tengo esperanza de encontrar a Luciano mientras se mantenga la forma de trabajo de la policía y la complicidad entre el sistema político y judicial”, sentenció Vanesa Orieta, hermana de Luciano.


Las pruebas de rastrillaje –las más fuertes en 365 días– tienen una debilidad: el tiempo transcurrido entre la noche de la desaparición de Luciano y el momento en el que se tomó la prueba. “La causa tiene una irregularidad en sus primeros 45 días, cuando la fiscal Roxana Castelli apostó por investigar una hipótesis que relacionaba a Luciano con la venta de drogas y un supuesto secuestro extorsivo. Mientras todo señalaba que se debía investigar a la policía”, explicó Juan Manuel Combi, abogado de la familia de Arruga e integrante del Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, que actúa como amicus curae en la causa.


La fiscal Castelli fue removida en marzo por la Fiscalía General por haber puesto la investigación en manos de la policía cuando oficiales de la fuerza están sospechados del delito que se investiga. El sumario que se le abrió en la Procuración General de la Nación no mostró avances. Por eso, los abogados de la familia estudian solicitar un jury de enjuiciamiento contra Castelli.


Desde que Cejas tomó la causa se realizaron rastrillajes, se tomaron rondas testimoniales a los policías del destacamento, la Comisaría 8ª y la comisaría de Don Bosco, se llamó a declarar a los presos que estuvieron detenidos en la noche de la desaparición de Luciano. Uno de esos detenidos reconoció a Luciano en una foto como uno de los chicos que estuvieron en esos días en la Comisaría 8ª y aseguró haber visto cómo torturaban allí a un menor de edad. Sin embargo, la fiscal no confía del todo en estos datos.


En ese sentido, Combi coincidió con que “todavía no hay elementos contundentes para imputar a una persona en particular por la desaparición de Luciano” pero aclaró que “sí hay elementos sustanciales que indican que la policía está vinculada y, transcurrido un año de investigación, hay que trabajar sobre las declaraciones testimoniales en las que los policías se contradicen para llamarlos a declarar como imputados”, adelantó el abogado de la familia.


“No sólo nos interesa la aparición con vida de Luciano y tener justicia para investigar quién lo desapareció sino que no haya más pibes detenidos clandestinamente, que no haya un destacamento que no tiene razón de ser. Está probado que el destacamento detiene personas clandestinamente por los mismos policías que declaran que Luciano estuvo detenido ahí por nueve horas en una cocina”, advirtió Combi.


Informe: Nahuel Lag.

jueves, 28 de enero de 2010

"SE HA AVANZADO JURÍDICAMENTE, PERO NO EN LA VIDA COTIDIANA"


La ex directora bonaerense del Nivel Inicial, pedagoga e investigadora en infancia Patricia Redondo, señala que la Argentina “tiene con la infancia una deuda enorme”, y subraya que a lo largo de los años, cada cambio de gestión de gobierno “en vez de sumar y continuar experiencias, las interrumpe y se empieza de cero”.

Por Natalia Aruguete y Walter Isaía


–¿Cómo analiza la situación actual de la infancia en Argentina?
–La situación de la infancia –o “las infancias”, como se dice en los últimos años– en Argentina tiene una deuda interna enorme. Desde la década del ’90, los primeros datos duros daban –y el Instituto Gino Germani lo publicó particularmente– que en nuestro país la mayoría de los niños eran pobres y la mayoría de los pobres eran niños. Este dato, que marca a toda la sociedad, todavía no se ha revertido. Uno puede decir que hay lugares donde sí se ha mejorado sustantivamente la situación. Pero a escala nacional, la infancia sigue siendo del orden de la deuda para la sociedad argentina.


–¿Se puede percibir algún tipo de cambio entre el escenario del ’90 y la actualidad?
–Hubo un cambio que tiene que ver con la cultura política de nuestro país. Es decir que frente a cambios de gestión o de gobierno, en vez de acumular en términos de políticas estatales dirigidas a la infancia, se genera una enorme debilidad. Porque hay jurisdicciones que han avanzado en políticas de orden social y educativo, pero con los cambios de gestión esas políticas, en lugar de profundizarse o desplegarse más, se cambian por otras con las que se empieza a improvisar nuevamente. Esto, en términos de democracia, es una pérdida de recursos, de expectativas, en fin, una enorme frustración.


–La economía argentina ha crecido en los últimos cinco años, ¿eso traccionó en pos de generar nuevas políticas que contenga a las infancias?
–Yo creo que sí, pero hay algo del orden de lo insuficiente. Quiero decir, en años de crecimiento económico se tendría que haber construido un shock de políticas articuladas para la infancia, que atiendan a los niños desde que nacen, porque la falta de articulación debilita muchas veces la ejecución de programas y planes. Se trata de comprenderlos, ubicarlos como ciudadanos apenas nacen. Te diría más, es necesario impulsar políticas que atiendan la maternidad previamente.


Desde allí, hay que articular las instancias estatales de salud, educación, desarrollo social. Hay experiencias en otros países latinoamericanos –también acotadas, porque América latina tiene democracias con estas características– que han instalado el control del niño sano desde que nacen, en una articulación entre salud y educación, que permitió eliminar la desnutrición infantil.


El caso chileno por ejemplo. Desde mi perspectiva, la temática de la infancia en Argentina requiere de una atención y urgencia que se viene postergando. Me parece que lo que no se mide –y esto sí tiene una variable económica– es que aquello que se desatiende hoy tendrá un costo mucho más alto después.


–¿Qué tipo de políticas fortalecerían la articulación que usted propone?
–Tienen que ser políticas que garanticen los derechos de los niños. Esos derechos, que están en la Convención, en parte de nuestra Constitución y en el Pacto de San José de Costa Rica, deben efectivizarse. Nosotros tenemos la paradoja de que en los últimos años se ha avanzado mucho jurídicamente, pero eso no se traduce en el cumplimiento de esos derechos en la vida cotidiana de los niños en Argentina. Por ejemplo, la educación inicial en la ciudad de Buenos Aires no alcanza. Es noticia, hay auditorías, interpelaciones, pero no se resuelve que la franja etaria de 45 días a cinco años tenga oportunidades de educarse. Esto no se da sólo en la ciudad de Buenos Aires, lo pongo como ejemplo por el ingreso per cápita que tiene. Pero uno puede encontrar que en el Impenetrable del Chaco los jardines de infantes se sostienen con mucho esfuerzo de las maestras y de las comunidades. El crecimiento de la educación inicial en Argentina es muy desigual. Me parece que las políticas tienen que tener como núcleo central la garantía de los derechos que están enunciados. Esto quiere decir que un niño que nace en nuestro país tiene que tener derecho a la vivienda, a la salud, a la educación, a la alimentación. Para quienes nos dedicamos al tema de la infancia desde hace muchísimos años, produce cierto espanto la imagen en la televisión de esas mangueras que tiraban millones de litros de leche. Es casi del orden de lo obsceno cuando a kilómetros de donde eso ocurría se mueren los chicos por desnutrición. El tema de la distribución de la riqueza se vincula directamente con la situación de la infancia en la Argentina.


–Usted mencionó que “la mayoría de los pobres son niños y la mayoría de los niños son pobres”. Cuando esos niños o jóvenes cometen algún delito se pide la ausencia de derechos humanos. ¿Qué relación encuentra entre pobreza y delincuencia en los niños?
–A mí me parece que hay un lugar en que nuestro país, nuestra sociedad se imagina sin porvenir. Porque una sociedad que se proyecta en términos de otros futuros posibles requiere de un movimiento que supone alojar a los nuevos, a los que están llegando o, como decía el filósofo Jaques Derrida, a los que aún no han llegado. En la Argentina –esto lo ha estudiado la investigadora Sandra Carli–, si uno mira la infancia como analizador de nuestra sociedad, ve una sociedad que no construye a largo plazo. Si uno se acerca a los barrios populares ve que hoy el nivel de desprotección es enorme, a pesar de los esfuerzos de las organizaciones sociales por generar espacios de cuidado, como jardines comunitarios, lo que se conoce como “merenderos”, que son los lugares donde, en plena crisis, las madres embarazadas y los niños se alimentaban. Hay un esfuerzo social de los grupos populares por resolver las carencias enormes que atraviesan. Sin embargo, cuando uno se acerca a un barrio, se encuentra con que las únicas referencias del Estado son las escuelas. Hay pocas salas de primeros auxilios, no hay pediatras todos los días. Esto también sucede en el interior, tuve oportunidad de corroborarlo. No hay registros civiles, muchos chicos están durante años sin documentos porque los registros civiles se cerraron en muchos lugares –aunque ahora el Ministerio de Desarrollo hizo una política de identidad–, no hay servicios hospitalarios suficientes, no hay plazas ni clubes para niños. Cuando uno se acerca, mira y escucha, no es tan difícil entender ciertos niveles de violencia que se expresan más adelante, porque la violencia más estructural la produce la propia sociedad. Los niños llegan a un país donde no siempre los albergan.


–¿Cómo analiza el rol que juega la escuela en lugares donde no están presentes otras instituciones del Estado?
–Es un tema bastante complejo. Por una parte, es real que en miles de barriadas populares la única institución, hasta materialmente presente, es la escuela. A veces, cuando los docentes expresan –lo tengo recogido en investigaciones– “somos madres, padres, sociólogos, contenedores”, hay que intentar separar y lograr que eso no esté cargado de una mirada moralizante sobre las comunidades, en el sentido de que la familia está totalmente desinteresada de la escolaridad de sus hijos. Si hay otro orden de discusión es porque las familias, sobre todo desde el 2001 en adelante, han sido impactadas por un proceso de pauperización extrema. En los últimos años se ha mejorado, pero vivimos en una sociedad donde las mujeres se han volcado al mercado de trabajo, los hombres se han quedado sin trabajo y donde hubo transformaciones de carácter económico que impactaron en los modos de resolver la vida cotidiana de los chicos. Es decir, no siempre se encuentra en las escuelas del país esa madre que va a la reunión de padres y está cerca de la escuela.


–¿Qué relación encuentra hoy entre las comunidades y sus escuelas?
–Creo que para las comunidades, la escuela y la escolaridad son como un resto de lo que significó la educación pública en Argentina hasta los años ’60 y ’70. La escuela sigue siendo, en parte, un espacio diferenciado donde puede suceder algo diferente. Te doy el ejemplo de un barrio donde estuve hace poco tiempo: cuando uno deja una ruta y entra casi 50 cuadras al corazón del conurbano bonaerense, y se encuentra con las calles de tierra, las aguas servidas, los colectivos y “remises truchos”, parece que todo es trucho, y la ciudadanía se te disuelve. Entonces, que haya una escuela es una marca de filiación muy significativa. Por eso, un tema es qué sucede con las instituciones del Estado y la sobrecarga que significa para las escuelas la inexistencia de otras redes. Y otro tema es cómo mira la escuela a las comunidades y a las familias con las que trabaja.


Yo creo que un maestro no reemplaza a la familia. Al contrario, creo que si todavía –y con muchísimas dificultades– algo del orden de lo escolar sigue aconteciendo en esos lugares, también tiene que ver con que las familias siguen sosteniendo cierta expectativa sobre algo mejor para sus hijos. No diría algo mejor para sus hijos, algo mejor de lo que ellos están viviendo hoy.


–En este escenario de falta de articulación de políticas nacionales que usted describe, ¿qué cree que le aportó la nueva Ley de Educación a las infancias?
–Esa ley es muy importante porque marca la derrota de todo el proyecto educativo de los ’90, pero tiene que tomar cuerpo. Parte de las escenas que estamos viendo desde principios de año tienen que ver con que esta ley, que en el caso de la infancia instala la universalización de la educación inicial y avanza sustantivamente sobre la obligatoriedad de los cuatro años en algunas provincias (como Buenos Aires o Río Negro), abre un escenario en una perspectiva totalmente diferente a la de los ’90, como la obligatoriedad de la escuela media o la revalorización de la escuela técnica. Nosotros discutimos mucho en el momento de elaboración de la ley en relación a la cuestión de la infancia, porque es muy amplia la brecha con lo que sucedía que algunos educadores. Algunos decían “para qué discutir la universalización si sabemos que no se va a cumplir”.


–¿Y usted qué opina? ¿Hay que dar esa discusión?
–Yo creo que contar con que exista la ley habilita la posibilidad de la disputa. Entonces, para mí, es un avance muy importante. Ahora les toca a las provincias profundizar ese avance y que lo traduzcan en las particularidades, porque hay otros actores que existen –sobre todo en aquellos lugares donde no estuvo el Estado en los años ’90– pero no están esbozados en la ley.


–¿Quiénes, por ejemplo?
–En el caso de la primera infancia, hubo educación a cargo de organizaciones sociales. Allí también hay una responsabilidad-obligación del Estado de articular, sostener y profundizar, y de hacer un salto cualitativo. Pero, en primer lugar, hay que reconocer esto.


–Además de las organizaciones sociales, ¿qué mirada tiene la sociedad de las infancias?
–Tengo un enorme escepticismo, porque las infancias no son tema de la agenda pública ni de los medios. No se trabaja adecuadamente y es difícil imaginar cómo será el porvenir si no se atienden hoy determinadas cuestiones que asumen una gravedad bastante importante. Me parece que la sociedad oscila entre conmoverse por el caso de Barbarita en Tucumán, con esas fotografías de desnutrición en la tapa de los diarios, y a las 24 horas desconocer toda responsabilidad para que las miles de Barbaritas que existen en nuestro país dejen de existir.


Veo una sociedad donde muchísimos sectores sociales, pedagogos, docentes, se ocupan de las infancias y eso no tiene expresión en políticas universales. Hoy, ocuparse de los niños en un barrio de San Francisco Solano, por ejemplo, resuelve la inmediatez, pero no resuelve la mediana o larga duración. Lo mismo sucede en otros ámbitos.


–¿Cómo analiza la brecha creciente que existe hoy entre los distintos sectores sociales, en relación con los niños y sus posibilidades de desarrollarse?
–Hoy se pueden ver enormes brechas en el mundo infantil. ¿Que es ser niño hoy en Argentina? Es algo muy distinto para unos y para otros. Para un nene de hasta cuatro años puede ser una vida con bienestar, con acceso a bienes materiales y simbólicos y donde, entre sus demandas cotidianas, puede estar el acceso a Internet, el uso de las nuevas tecnologías, que además son una marca de la temprana infancia. En el otro extremo, uno encuentra niños inscriptos casi exclusivamente en estrategias de supervivencia familiar. Si estos nenes estuvieran en un jardín de infantes, podrían ser interpelados por las nuevas tecnologías, los nuevos lenguajes y expresiones corporales, pero su experiencia infantil queda muchas veces circunscripta a ser un componente de esa estrategia de supervivencia. Cuando hablo de la infancia en la Argentina, no hablo de un sujeto homogéneo, sino muy heterogéneo, con marcas de diferente orden y donde las experiencias infantiles quedan libradas a lo más lábil: las posibilidades que tiene cada grupo familiar. Por eso hay que traccionar desde el Estado.


–¿De qué forma?
–Un buen ejemplo de esa tracción es la creación de una señal estatal de TV infantil. Esa es una política de un potencial enorme, si se plantea unir un universo de niños desde una señal que va a estar centrada en un reparto cultural en términos de lo público. Argentina no puede no tener eso resuelto, por los recursos humanos que tiene, por su historia. Es difícil comprender cómo determinadas cuestiones vinculadas al desarrollo infantil, a la educación, a los bienes culturales, no estén resueltas en nuestro país. Porque hay recursos por todos lados.


–¿Usted coincide con ese diagnóstico?
–Yo no sé si llego a ese planteo, pero hay una falta de mirada, una tendencia a desenfocar a las nuevas generaciones a modo de ejemplo. Nuestro país tiene el galardón de tener niños en cautiverio. Eso esta denunciado en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), pero aún hay cárceles donde hay mamás detenidas y más de 60 niños en cautiverio. Ahora se está avanzando en una ley que propone un arresto domiciliario, pero eso es del orden de lo siniestro. A su vez, hay una experiencia en la ciudad de Rosario, que tiene un tríptico en relación con lo que se les brinda a los niños, premiado internacionalmente, que es de una plenitud y una creatividad absolutas. Es único. Esto es lo que presenta la Argentina: situaciones que ubican a los niños en un desamparo absoluto, por un lado, y el logro de conjugar el sentido público, la política, el presupuesto y las personas en la producción de una propuesta inédita de atención educativa, cultural y social para los niños, por otro. Ciertos sectores sociales creen que quizás levantando el vidrio polarizado y manejándose con pools privados en los itinerarios de sus hijos van a lograr esa seguridad tan mentada de que nada les suceda. No hay una apuesta en relación con la seguridad que pase por invertir, multiplicar políticas, programas, acciones y responsabilidades desde una mirada colectiva y social, con presencia del Estado haciendo lugar a esta temática. En nuestro país, las infancias no tienen lugar.


–Además de la preocupación por la relación entre infancia y pobreza, ¿qué otras cuestiones sobre la infancia deberían formar parte de la agenda política y están ausentes?
–Por ejemplo, las discusiones que se dan sobre los niños en el nivel mundial apuntan a los derechos mediáticos como derechos de cuarta generación. Es decir que no se trata sólo de los niños en situación de pobreza, sino de la infancia como sujeto, donde las interpelaciones más importantes están viniendo del mercado. Hay quienes hipotetizan que hay una pos-infancia, otros plantean –como en Estados Unidos– que la hamburguesa McDonald’s es un componente de la subjetividad infantil. No es una demanda de hamburguesa, sino que constituye un mercado de los deseos. Más allá de que uno pueda coincidir o no, lo que se está planteando es que el tiempo de ser niño está siendo interpelado por cambios muy potentes. Hay temas que exceden lo vinculado a la desigualdad.


–¿Qué iniciativas se propuso tomar cuando fue directora del Nivel Inicial en la provincia de Buenos Aires, durante la gestión de Adriana Puiggrós, en 2007?
–Lo primero que nos propusimos fue tener presencia en los jardines de infantes y generar un movimiento para garantizar mayores niveles de igualdad desde el reconocimiento de la tarea de los maestros. Nos ocupamos de llegar a las islas, de escuchar, de estar allí. Lamentablemente, este movimiento se cortó. Un desafío enorme. Para mí fue una novedad que un nene de dos años, en el Tigre, se suba todos los días a una lancha y viaje con salvavidas una hora y media hasta un jardín y que no haya preceptor de lancha. O nenes que caminan varios kilómetros, en el interior de la provincia de Buenos Aires, para llegar a su jardín de infantes. Nuestro objetivo fue estar presentes. Recorrimos más de la mitad de la provincia con la intención de generar un movimiento de reconocimiento de saberes, experiencias, de la voluntad y el esfuerzo de las maestras jardineras de la provincia. Yo estaba tan atenta al dolor de cintura de las maestras que viajan en las lanchas como a intentar pensar en experiencias de maestras que atendían problemas dobles. En el partido de Tres de Febrero, hay una experiencia de radio con la escuela media en Fuerte Apache. La experiencia nos habilitó a pensar y crear una escuela infantil para los hijos de los papás y mamás adolescentes de esa escuela media, y que éstos puedan tener garantizada la obligatoriedad de su enseñanza.


–¿Desde su trayectoria en la educación, podría sintetizar cuál fue el objetivo que tenía cuando ingresó a la gestión?
–Nuestro objetivo fue movilizar, movilizar y movilizar, conocer las experiencias que se hacen a puro pulmón, ver las plazas construidas con mucho esfuerzo. Instalamos por primera vez en la Argentina un proyecto que se llamó “Cine más chicos”. Fue una experiencia inédita que se hizo, a modo exploratorio, en cinco jardines. La propuesta fue que los chicos se acercaran al lenguaje cinematográfico y experimentaran lo que fue el cine primitivo: la oscuridad, lo lúdico, lo físico.


Una experiencia que después se cortó. Pero creo que fue una de las satisfacciones más grandes que tuvimos. En un barrio del conurbano, absolutamente estigmatizado por ser cocina del paco y donde la situación es muy traumática, esta experiencia hizo que los nenes sonorizaran a Chaplin en el jardín. Los sábados había cine dentro del jardín y los nenes arrastraban a los padres a ver películas con ellos. Creo que lo central allí fue traccionar en términos de igualdad.

PATIO DE ATRÁS DEL SEXO


La autora examina “el imaginario social prostituidor” y la fantasmática patriarcal masculina que sostienen la explotación sexual de mujeres.

Por Magdalena González *


Una vez fundada Roma, Rómulo convoca a gente de otras comarcas para poblarla. En su mayoría concurren delincuentes, buscando mejores oportunidades que las que tienen en sus pueblos. No asisten mujeres. Entonces, los romanos convocan a los pueblos vecinos a una gran fiesta, pero estos vecinos, advertidos de la peligrosidad de los romanos, no aceptan la invitación. Sólo los sabinos, gente trabajadora y guerrera, llegan al festejo. Según un plan preconcebido de apropiación, en determinado momento los romanos se lanzan sobre las mujeres jóvenes y las secuestran. Tiempo después los sabinos, habiendo preparado su ejército, vuelven para rescatarlas. Pero ya las jóvenes estaban embarazadas o habían parido hijos y “quedarían unidas con ellos por el vínculo más dulce que pueda enlazar a los seres humanos, el de la maternidad. Debían por consiguiente moderar su rencor y dar sus corazones a aquellos a quienes la suerte había hecho dueños de sus personas” (Tito Livio, Historia de Roma, Madrid, ed. Spes).


“Los mitos cumplen una doble función en la cultura, el intento de respuesta a los enigmas que nos presenta la vida y el ocultamiento de la violencia para la justificación de algún sistema social” (New Larousse Encyclopedy of Mithology, Hamlin, Londres): es necesario no perder de vista ni la riqueza de la ficción alegórica ni la justificación y el ocultamiento de los sistemas opresivos que portan los mitos, por ejemplo el mito del Rapto de las Sabinas sobre la fundación de Roma. Su argumento refuerza a las mujeres en un lugar que aún ocupan: el de tolerar la violencia de la apropiación indebida; reforzar la unión hombre-mujer sin objeción posible de parte de ella en función de un rol que debe estar por encima de todo: la maternidad.


Este modelo de abuso, de violencia, de apropiación y de engaño es el que sostiene la explotación sexual a lo largo de la historia.


Es sólo un ejemplo de los mitos patriarcales que impregnan nuestra cultura, manipulando las mentes de los sujetos para lograr apropiarse de las riquezas de los pueblos y los cuerpos de las mujeres, que operan como mercancía: un bien más. Esto nos introduce en el tema de las mujeres como preciado botín para satisfacer a ese tipo de cultura. Según Marx, no entran ni siquiera como valor de cambio, sino de uso.


Esta característica de uso se conecta con la apropiación de las mujeres en general y, en el extremo de este continuo, prostituirlas.


Hay factores que son clave para la existencia de la prostitución:
- El sistema patriarcal productor y reproductor de la opresión, esclavización y muerte de mujeres, y básicamente de las mujeres a quienes prostituye.
- La demanda del prostituidor cliente, que determina la existencia de la prostitución.
- El imaginario social prostituidor.
- Las crisis económicas.
- El capitalismo en su fase neoliberal, como productor de esclavitud.
- El prostituidor reclutador, personaje clave para destruir la resistencia de las mujeres con el objeto de ingresarlas a la prostitución, llegando incluso al secuestro. Estos personajes, mediante extraordinarias maniobras manipulatorias que, como dice Masud Kahns refiriéndose a los sujetos perversos (Alienación en las perversiones, ed. Nueva Visión, 1987), exigen y consiguen de sus víctimas “la suspensión de la discriminación y la resistencia, en todos los niveles de la culpa, la vergüenza y la separación”.
- La globalización que propicia las redes internacionales de tráfico, produciendo el brutal incremento del secuestro, tráfico y muerte de jóvenes, niñas y niños.
- Los medios de comunicación masiva, que inducen y ofrecen modelos sexuales prostituidores, actuando sobre el imaginario social y favoreciendo la dominación proxeneta. Así se consolida la opinión pública afín a la prostitución, y se genera también su expansión, produciendo en este caso una réplica masiva de lo que hacen los proxenetas, en lo individual, para socavar la resistencia de las mujeres que prostituyen.
- El tráfico de mujeres avalado por los Estados y el sistema patriarcal-neoliberal favorecido por la globalización pretenden hacer pasar la explotación sexual como si fuera trabajo, buscando legalizar el poder obtenido mediante la violencia y el secuestro, y así incrementar aún más sus ganancias.
- La participación de sectores de los gobiernos vinculados a las redes de tráfico de mujeres que, a su vez, se relacionan con los demás tráficos (drogas, armas, etcétera).
El imaginario social prostituidor es una muestra de lo instituido. Veremos cómo la mujer está colocada en el lugar del goce del otro, no en el lugar del deseo del otro, en algunos comentarios de un grupo de hombres entre 26 y 36 años, en el curso de una investigación de imaginario social realizada con técnica de grupos motivacionales.


“Un cliente se transforma en un cliente porque paga. Está haciendo una transacción comercial.” Cuando una persona está cometiendo abuso de otra, el pago por el abuso no lo transforma en acto comercial; es un acto que priva a la otra persona de su lugar de sujeto, por lo tanto de sus derechos humanos. El pago, así, es un acto de perversión: no se pueden comprar personas.


“La mujer de uno no puede hacer cosas que la prostituta puede hacer.” La mujer en situación de prostitución tampoco puede “hacer cosas” sin sufrir daño, agravado en el caso de ella por la frecuencia y por la diversidad de prácticas perniciosas que se le exige que cumpla.


“Hay cosas que moralmente no se hacen con una persona querida, pero que con una prostituta ni lo pensás porque está para eso, no lo vas a hacer con la madre de tus hijos.” Aquí encontramos dos aspectos disociados en la cultura patriarcal y en el individuo: la sexualidad cosificadora y el amor; el primero, depositado en la mujer prostituida, y el segundo en la mujer-madre. Además, se trata de una doble moral. Lo que él considera inmoral de sí mismo se lo impone a la mujer prostituida, obligándola porque le paga, y deposita en ella su propia inmoralidad. Lo que para estos varones no es “moral” con la persona querida es su sexualidad de dominio: con la mujer a la que prostituyen, esa “inmoralidad” queda negada.


“Yo no creo que la prostitución sea un mal. Es un mal que se lo haga público, porque puede afectar a tu familia. ¡Si vos tenés una hija y ve por la tele que se gana tanta plata haciéndolo! Y no se ve que se las atormente todo el año.” Este varón entiende que sería un mal si una hija de él cayera en esto, pero no considera que sea un mal para las que no son cercanas a él. Tiene conocimiento de la realidad: sabe que ganan plata; también sabe, pero en forma sepa- rada, que es “un tormento”. Con esa disociación justifica la acción del prostituidor y el sistema proxeneta.


“El hombre puede recurrir a la prostituta por necesidad sexual o porque le gusta. ¿Sabés por qué? Por la fantasía que uno tiene, tal vez tu novia no te hace ciertas cosas. Y vos sabés que a la otra mina le decís ‘Hacé esto’ y lo hace, porque vos le estás pagando. No te van a decir: ‘No, yo no lo hago’. Y es una fantasía que el tipo quiere que se le cumpla. Mis amigos fueron todos porque dicen que son tremendas. Bah, tremendas en el sentido de que hay morochas muy lindas. Las brasileñas son muy lindas, y las venezolanas.” Cuando este hombre expresa “‘Hacé esto’, ella lo hace porque le estás pagando”. El imaginario social prostituidor es una muestra de lo instituido. Veremos cómo la mujer está colocada en el lugar del goce del otro, no en el lugar del deseo del otro, es lo “tremendo” de sus fantasías pero, sobre todo, lo excita saber que ella está obligada a realizarlas: otra vez vemos la sexualización de la inermidad y del ejercicio del poder. Pero él no lo reconoce en sí mismo. Lo “tremendo” es desplazado y depositado en ella. El mismo hace un intento de rectificación poniendo el énfasis en la belleza cuando dice: “Bah, tremendas... son muy lindas”.


“Ahora que las mujeres se liberaron, uno no tiene necesidad de ir y pagar. Te ahorrás el costo.” Este joven ironiza sobre el rol de la joven que se avenga a mantener relaciones sexuales, y en general sobre la liberación sexual de las mujeres: es mal visto que ellas elijan libremente acerca de su comportamiento sexual, porque de esa manera ellos pierden el control, y muchos hombres no toleran esa pérdida, pues no accedieron a una independencia interna tal que les permita relaciones de paridad y confianza. Nuevamente vemos cómo se equipara a las mujeres liberadas del control masculino con “putas”, que en este caso no les cobran. La libertad sexual de las mujeres es entendida e implementada por estos varones como la ventaja que ellos tienen ahora para acceder a relaciones sexuales; las consideran aptas para actos sexuales casuales, con la connotación de desechables. Es otra instancia de control y dominio.


No obstante, el prostituidor-”cliente” puede necesitar a alguien que lo mire en su acto: exige un ser humano, él sabe que ella no es una cosa, pero su goce consiste precisamente en rebajarla a una condición de uso: la trata como objeto, pero espera y exige que ella, como persona, ponga la mente y el cuerpo a su servicio. Necesita de la sensibilidad de ella para satisfacer su goce, es decir, su destructividad; y la necesita, además, como testigo de su acto. Trata a las personas, sabiendo que son personas, como si no lo fueran; denigra a la mujer en tanto ella realiza actos humillantes: ese acto denigratorio, el acto de destruirla como sujeto, le produce placer.


A veces buscan mujeres por su belleza o por su educación. Estos casos evidencian que valoran a la mujer como botín: lo que ellas representan. El nexo es emblemático: él, si “la tiene”, participa ilusoriamente de las características de ella.


Este lugar desde el cual se puede acceder a la degradación del otro produce la degradación del varón en cuestión como sujeto mismo (S. Freud: “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”). Por eso la existencia de la prostitución y, en este momento, su expansión, tienen graves efectos en la cultura y la sociedad.


Es necesario advertir sobre las consecuencias que tienen estos comportamientos en las mujeres prostituidas (Magdalena González, “La otra tortura”, Página/12, sección “Psicología”, junio de 2005). En muchos casos, estas consecuencias son comparables a las de las personas que han sufrido tortura física y psíquica, llegando al suicidio; también, a ser víctimas de asesinato por parte de los proxenetas y prostituidores-”clientes”.


Además de los casos de prostituidores-”clientes” que, en formas difíciles de imaginar, torturan a mujeres en situación de prostitución, en todos los casos se da el proceso de desubjetivización, lo que dos mujeres en prostitución describen así: “Los clientes a veces te tratan bien, pero siempre te dan a entender que vos sos lo que sos, nunca vas a ser otra cosa”; “Te sentís basura, ellos te dejan su mierda adentro”. Esto es considerado por Jacques Lacan el peor lugar: ser objeto del goce del otro. Las mujeres sometidas a la situación de prostitución estarían, no en el lugar de objeto de deseo, sino en el lugar de objeto de goce sádico.


El o la proxeneta han manipulado a la joven reclutada para que ilusione estar en el lugar de “la piola”, mientras ocupa el lugar de resto para ellos, para los clientes y para la mayor parte de la sociedad. Ellas viven esa dualidad mediante un proceso de renegación, intentando sostener la ilusión, pero cuando logran integrarse y de-silusionarse, lo expresan así: “Las gilas somos nosotras”.


Se viene incrementado la exigencia de los prostituidores-”clientes” a los proxenetas: así, pueden requerir mujeres cada vez menores, hasta niñas y niños pequeños. La falta de límites ha ido más allá del horror: hay varones que solicitan y obtienen bebés para abusarlos sexualmente. En estos casos está bien claro que lo que cuenta es, antes que una atracción sexual hacia los niños como tales, el goce de la inermidad, la inocencia, el sufrimiento del sujeto, el poder ejercido sobre criaturas victimizadas que ni siquiera saben qué está sucediendo.


Dice una mujer en prostitución (Integrante de Ammar, Asociación Argentina de Mujeres Meretrices Argentinas): “No hay diferencia entre la prostituta de lujo y las de la calle: los golpes son los mismos golpes, las quemaduras son las mismas quemaduras”. Y otra mujer, prostituida en el más alto nivel social y económico, dice: “En esto, límites no hay”.


Se trata de la exploración perversa, sin límites, del otro (contando con la impunidad conferida), y el deseo de dañar, de herir, de vejar la inocencia. No existe, en tal falta de límites, sino la comprobación de un poder. No hay ley psíquica y no hay peligro desde la ley social: la sociedad no la procesa esta destrucción, la reproduce, y la depredación de los más débiles no tiene freno.


En el interjuego permanente entre la sociedad y el individuo, la prostitución, como las guerras, puede verse como una forma social de la pulsión de muerte. Y podemos preguntarnos, desde la teoría freudiana: ¿es la prostitución una forma degradada de la pulsión de muerte? ¿Es el “patio de atrás” de la sexualidad?


En el mundo, anualmente, alrededor de cuatro millones de mujeres y niñas son ingresadas a la prostitución. En la Argentina, cientos de ellas son secuestradas y desaparecidas por las redes de proxenetas, y muchas han sido y están siendo asesinadas. Como expresaron los jueces del Juicio de Nuremberg sobre los crímenes de lesa humanidad, no se trata de problemas individuales, sino de un sistema que los produce.


* Convocante de la campaña “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”


"AÚN NO SE ACEPTA AL DISTINTO"


Un grupo de terapeutas y decenas de voluntarios trabajan en Fundamind para brindar apoyo a madres y niños con VIH. Desde asesoramiento psicológico, apoyo escolar y jardín maternal, hasta entrega de zapatillas y productos de limpieza.


Hace 16 años que Alicia convive con el VIH. Al poco tiempo de enterarse, con apenas 23 años cumplidos, quedó viuda y, desde entonces, crió sola a sus cinco hijos. Vive en el porteño barrio de Balvanera y “en 2004 estaba al límite: sin trabajo, sin guita, no podía pagar el alquiler ni la comida, ni la ropa para los chicos. Entonces, una amiga del (hospital) Muñiz me dijo que pidiera ayuda en una organización que se llamaba Fundamind”. En un edificio de la calle 24 de Noviembre al 100, la mujer encontró un grupo de terapeutas y decenas de voluntarios que asisten a madres y niños excluidos del sistema de salud por haber contraído VIH-sida. Desde asesoramiento psicológico, apoyo escolar y jardín maternal, hasta entrega de zapatillas y productos de limpieza, la fundación funciona dentro de la comunidad de vecinos como un verdadero combo de asistencia. En diálogo con Página/12, Alicia y la coordinadora del área comunitaria de Fundamind, Marisa Mujica, relataron la experiencia de su encuentro.


Alicia vive en un departamento de dos ambientes con cuatro de sus cinco hijos, su mamá, su nieto más chiquito y una de sus nueras. “No quiero decir bien dónde está porque después los chicos son los que sufren la discriminación. Nuestra sociedad aún no acepta al distinto”, dijo la mujer. Pese a que sus hijos no están infectados, Alicia ejemplificó la estigmatización sufrida durante años a partir de una anécdota familiar: “Cuando mi hermano se enteró que yo era portadora, no quiso ver más a mi familia y tampoco a mi vieja. Decía que tomaban mate conmigo”.


La marginación a nivel personal en el relato de Alicia es la contracara exacta de lo vivenciado por Mujica en el marco profesional. Años antes de que naciera Fundamind, “trabajé en dos consultorios, de los dos me echaron porque atendía pacientes que vivían con la enfermedad”, contó Mujica. “Lo más indignante –explicó la psicóloga– fueron las justificaciones para pedirme que me fuera.” En un caso, el dueño del departamento dijo haberse contagiado sífilis “porque se sentaba en el mismo sillón que las personas que hacían terapia conmigo”. Según relató Mujica, el segundo despido fue causado por una de sus propias colegas: “Sin importarle el secreto profesional, la mujer pidió que dejara la terapia porque trabajaba con ‘personas de riesgo’”.


A principios de los ’90, Mujica empezó a recorrer hoteles y casas tomadas de Balvanera. “Caminé doce manzanas en un par de semanas y logré que 40 mujeres se inscribieran en los talleres de trabajo comunitario de la fundación”, dijo la terapeuta. Meses después y producto de las necesidades propias de los vecinos del barrio, “comenzamos a trabajar con la problemática del VIH –explicó–. Lo primero fue concientizar a las chicas del uso del forro y explicar las distintas formas que toma la discriminación.”


“Hace 20 años se hablaba de ‘peste rosa’ y en esa época, sin ser homosexual, me contagié la enfermedad”, admitió Alicia. La falta de información adecuada fue la clave en su vida. En el ’93, “mi marido tuvo una hepatitis fulminante y los médicos le dijeron que se hiciera los estudios porque seguramente tenía el virus. No me importó: yo no tenía manchas”. Cuando el hombre murió, “supe que tenía en mi cuerpo el virus y pensé que mis hijos mayores también”. Pero, la profecía sólo se cumplió a medias y la mujer fue la única portadora.


Desde hace un tiempo, Alicia fue “blanqueando” la enfermedad con sus hijos. Aunque en la actualidad el VIH es algo “natural para mí, los cuatro más grandes lo saben. No quiero que ellos cometan los mismos errores que yo, quiero que se cuiden”. Según contó Alicia, tres de ellos reciben clases de apoyo escolar en Fundamind y “mi hijo más chico fue al jardín (de infantes) de la fundación”. En la planta baja del antiguo edificio de Balvanera, la institución educa y alimenta a más de 60 niños por día y, en algunos casos, también a sus padres.


“Hasta que no existan verdaderas políticas públicas de concientización e información sobre el VIH en la ciudad de Buenos Aires, la tarea de la organización es una función social”, admitió Mujica.


Fundamind, creada hace 19 años, es miembro fundador de la Alianza Latinoamericana y del Caribe en VIH y sida por los niños, niñas y adolescentes. Maestras jardineras, terapeutas, asistentes sociales y decenas de voluntarios permiten que la institución “pueda responder a las demandas de las familias que están en situación de pobreza. También, nos ayudan las personas como Alicia que se preocupan constantemente por hacer llegar a la fundación gente con problemas similares a los suyos”, relató a Página/12 Mujica.


Informe: Mariana Seghezzo.

MISTERIOS DE AUSCHWITZ


Se cumplen 65 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. Las reflexiones imborrables de Primo Levi plantean por qué los hombres pueden “querer no saber”, por qué los que iban a la muerte no se rebelaban, por qué los que se sublevan son los que menos sufren y por qué, “aunque comprender es imposible, conocer es necesario”.


Por Primo Levi *



Esconder del pueblo alemán el enorme aparato de los campos de concentración no era posible, y además (desde el punto de vista de los nazis), no era deseable. Crear y mantener en el país una atmósfera de indefinido terror formaba parte de los fines del nazismo: era bueno que el pueblo supiese que oponerse a Hitler era extremadamente peligroso. Efectivamente, cientos de miles de alemanes fueron encerrados en los Lager desde los comienzos del nazismo: comunistas, socialdemócratas, liberales, judíos, protestantes, católicos, el país entero lo sabía, y sabía que en los Lager se sufría y se moría.


No obstante, es cierto que la gran masa de alemanes ignoró siempre los detalles más atroces de lo que más tarde ocurrió en los Lager: el exterminio metódico e industrializado en escala de millones, las cámaras de gas tóxico, los hornos crematorios, el abyecto uso de los cadáveres, todo esto no debía saberse y, de hecho, pocos lo supieron antes de terminada la guerra. Para mantener el secreto, entre otras medidas de precaución, en el lenguaje oficial sólo se usaban eufemismos cautos y cínicos: no se escribía “exterminación” sino “solución final”, no “deportación” sino “traslado”, no “matanza con gas” sino “tratamiento especial”, etcétera. No sin razón, Hitler temía que estas horrorosas noticias, una vez divulgadas, comprometieran la fe ciega que le tributaba el país, como así la moral de las tropas de combate; además, los aliados se habrían enterado y las habrían utilizado como instrumento de propaganda: cosa que, por otra parte, ocurrió, si bien a causa de la enormidad de los horrores de los Lager, descriptos repetidamente por la radio de los aliados, no ganaron el crédito de la gente.


El resumen más convincente de la situación de entonces en Alemania la he hallado en el libro Der SS Staat (El Estado de la SS), de Eugen Kogon, ex prisionero en Buchenwald y luego profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Munich: “¿Qué sabían los alemanes acerca de los campos de concentración? A más del hecho concreto de su existencia, casi nada. Sin embargo, no había un alemán que no supiese de la existencia de los campos. Pocos eran los alemanes que no tenían un pariente o un conocido en un campo, o que al menos no supiesen que tal o cual persona allí había sido enviada. Todos los alemanes eran testigos de la multiforme barbarie antisemita: millones de ellos habían presenciado, con indiferencia o con curiosidad, con desdén o quizá con maligna alegría, el incendio de las sinagogas o la humillación de los judíos y judías obligados a arrodillarse en el fango de la calle. Muchos hombres de negocios tenían relaciones de proveedores con la SS de los Lager, muchos industriales solicitaban mano de obra de trabajadores-esclavos a la SS, y muchos empleados estaban al corriente. No eran pocos los trabajadores que desarrollaban su actividad cerca de los campos de concentración o incluso dentro de los mismos. Profesores universitarios colaboraban con los centros de investigación médica”.


Pese a las varias posibilidades de informarse, la mayor parte de los alemanes no sabía porque no quería saber, o más: porque quería no saber. Es cierto que el terrorismo de Estado es un arma muy fuerte a la que es muy difícil resistir, pero también es cierto que el pueblo alemán, globalmente, ni siquiera intentó resistir. En la Alemania de Hitler se había difundido una singular forma de urbanidad: quien sabía no hablaba, quien no sabía no preguntaba, quien preguntaba no obtenía respuesta. De esta manera, el ciudadano alemán típico conquistaba y defendía su ignorancia, que le parecía suficiente justificación de su adhesión al nazismo: cerrando la boca, los ojos y las orejas se construía la ilusión de no estar al corriente de nada, y por consiguiente de no ser cómplice de todo lo que ocurría ante su puerta.


Saber, y hacer saber, era un modo (quizá tampoco tan peligroso) de tomar distancia con respecto al nazismo; pienso que el pueblo alemán, globalmente, no ha usado de ello, y de esta deliberada omisión lo considero plenamente culpable.


Perros adiestrados


En algunos Lager hubo efectivamente insurrecciones: en Treblinka, en Sobibor y también en Birkenau, uno de los campos dependientes de Auschwitz. No tuvieron gran peso numérico: como la parecida insurrección del ghetto de Varsovia, fueron más bien ejemplos de extraordinaria fuerza moral. En todos los casos fueron planeadas y dirigidas por prisioneros de alguna manera privilegiados, por lo tanto en condiciones físicas y espirituales mejores que las de los prisioneros comunes. Esto no debe sorprender: sólo a primera vista puede parecer paradójico que se subleve quien menos sufre. También fuera de los Lager, las luchas raramente son lideradas por el subproletariado. Los “harapientos” no se rebelan.


En los campos para prisioneros políticos, o en donde éstos prevalecían, la experiencia conspiradora de éstos demostró ser preciosa, y a menudo se llegó, más que a rebeliones abiertas, a actividades de defensa bastante eficientes. Según el Lager y según las épocas, se logró por ejemplo chantajear o corromper a la SS, frenando así sus poderes indiscriminados; se logró sabotear el trabajo para las industrias de guerra alemanas; se logró organizar evasiones; se logró comunicar por radio con los aliados, dándoles noticias acerca de las horribles condiciones de los campos; se logró mejorar el tratamiento de los enfermos, sustituyendo a los médicos de las SS con médicos prisioneros; se logró “condicionar” las selecciones, mandando a la muerte a espías o traidores y salvando a prisioneros cuya supervivencia tenía, por algún motivo, particular importancia; se logró preparar, incluso militarmente, una resistencia en caso de que, al acercarse el frente, los nazis decidieran (como de hecho a menudo lo hicieron) liquidar totalmente los Lager.


En los campos en los que los judíos eran mayoría, como los de la zona de Auschwitz, una defensa activa o pasiva era particularmente difícil. Aquí los prisioneros, en general, carecían de casi toda experiencia organizativa o militar; provenían de todos los países de Europa, hablaban lenguas diferentes, y por ello no se entendían entre sí: sobre todo, tenían más hambre, estaban más débiles y cansados que los demás, porque sus condiciones de vida eran más duras y porque tenían frecuentemente tras de sí un largo historial de hambre, persecuciones y humillaciones en los ghe-ttos. Por ende, la duración de su estancia en el Lager era trágicamente breve, constituían en definitiva una población fluctuante, continuamente disminuida por la muerte y renovada por las incesantes llegadas de nuevos cargamentos. Es comprensible que en un tejido humano tan deteriorado e inestable no prendiese fácilmente el germen de la rebelión.


Podríamos preguntarnos por qué no se rebelaban los prisioneros no bien bajaban del tren, que esperaban horas (¡a veces días!) antes de entrar a las cámaras de gas. Además de todo lo que he dicho, debo agregar que los alemanes habían perfeccionado, en esta empresa de muerte colectiva, una estrategia diabólicamente astuta y versátil. En la mayor parte de los casos, los recién llegados no sabían qué se les tenía preparado: se los recibía con fría eficiencia pero sin brutalidad, se los invitaba a desnudarse “para la ducha”, a veces se les entregaba una toalla y jabón, y se les prometía un café para después del baño. Las cámaras de gas, en efecto, estaban camufladas como salas de duchas, con tuberías, grifos, vestuarios, perchas, bancos, etcétera. Cuando, por el contrario, un prisionero daba la menor muestra de saber o sospechar su destino inminente, las SS y sus colaboradores actuaban por sorpresa, intervenían con extremada brutalidad, gritando, amenazando, pateando, disparando y azuzando –contra esa gente perpleja y de-sesperada, marinada por cinco o diez días de viajes en vagones sellados– a sus perros adiestrados para despedazar hombres.


Siendo así las cosas, parece absurda y ofensiva la afirmación a veces formulada según la cual los judíos no se rebelaron por cobardía. Nadie se rebelaba. Baste recordar que las cámaras de gas de Ausch-witz fueron puestas a prueba con un grupo de trescientos prisioneros de guerra rusos, jóvenes, con entrenamiento militar, preparados políticamente y sin el freno que representan mujeres y niños; tampoco ellos se rebelaron.


Frente al olvido


Cada uno de nosotros, los sobrevivientes, se comporta de manera distinta, pero se distinguen dos grandes categorías. Pertenecen a la primera categoría los que rehúsan regresar, o incluso hablar del tema; los que querrían olvidar pero no pueden, y viven atormentados por pesadillas; los que, al contrario, han olvidado, han extirpado todo y han vuelto a vivir a partir de cero. He notado que, en general, todos estos individuos fueron a parar al Lager “por desgracia”, es decir sin un compromiso político preciso; para ellos el sufrimiento ha sido una experiencia traumática pero privada de significado y de enseñanza, como una calamidad o una enfermedad: el recuerdo es para ellos algo extraño, un cuerpo doloroso que se inmiscuyó en sus vidas y han tratado (o aún tratan) de eliminarlo.


La segunda categoría, en cambio, está constituida por los ex prisioneros “políticos”, o en todo caso con preparación política, o con una convicción religiosa, o con una fuerte conciencia moral. Para estos sobrevivientes, recordar es un deber: éstos no quieren olvidar, y sobre todo no quieren que el mundo olvide, porque han comprendido que su experiencia tenía sentido y que los Lager no fueron un accidente, un hecho imprevisto de la Historia.


Los Lager nazis han sido la cima, la culminación del fascismo en Europa, su manifestación más monstruosa; pero el fascismo existía antes que Hitler y Mussolini, y ha sobrevivido, abierto o encubierto, a su derrota en la Segunda Guerra Mundial. En todo el mundo, en donde se empieza negando las libertades fundamentales del Hombre y la igualdad entre los hombres, se va hacia el sistema concentracionario, y es éste un camino en el que es difícil detenerse. Conozco muchos ex prisioneros que han comprendido bien la terrible lección implícita en su experiencia, y que cada año vuelven a “su” campo llevando de la mano peregrinajes de jóvenes: yo mismo lo haría de buen grado si el tiempo me lo permitiese y si no supiera que logro el mismo fin escribiendo libros y aceptando comentarlos ante los estudiantes.


Comprender es imposible


Como se sabe, la obra de exterminación fue muy lejos. Los nazis, que a la vez estaban empeñados en una guerra durísima, manifestaron en ello una prisa inexplicable: los cargamentos de víctimas destinadas al gas o a ser trasladadas de los Lager cercanos al frente tenían precedencia sobre los transportes militares. No llegó a su culminación sólo porque Alemania fue derrotada, pero el testamento político de Hitler, dictado pocas horas antes de su suicidio y con los rusos a pocos metros de distancia, concluía así: “Sobre todo, ordeno al gobierno y al pueblo alemán que mantengan plenamente vigentes las leyes raciales y que combatan inexorablemente contra el envenenador de todas las naciones, el judaísmo internacional”.


Se puede afirmar que el antisemitismo es un caso particular de intolerancia; que durante siglos ha tenido un carácter principalmente religioso; que en el tercer Reich fue exacerbado por la explosión nacionalista y militarista del pueblo alemán, y por la peculiar “diferencia” del pueblo judío; que se diseminó fácilmente por toda Alemania y buena parte de Europa, gracias a la eficacia de la propaganda de los fascistas y de los nazis que tenían necesidad de un chivo emisario sobre quien descargar todas las culpas y todos los resentimientos; y que el fenómeno fue llevado a su paroxismo por Hitler, dictador maníaco.


Debo conceder, sin embargo, que estas explicaciones comúnmente aceptadas no me satisfacen: son diminutas, no tienen común medida ni proporción con los hechos que pretenden explicar. Releyendo las crónicas del nazismo, desde sus turbios inicios hasta su fin convulsionado, no logro quitarme de encima la impresión de una atmósfera general de locura descontrolada que me parece ser única en la historia. Esta locura colectiva, este descarrío, suele explicarse postulando la combinación de muchos factores distintos, insuficientes uno a uno. El más importante sería la misma personalidad de Hitler y su profunda interacción con el pueblo alemán. Es verdad que sus obsesiones personales, su capacidad de odiar, su prédica de la violencia, hallaban una resonancia desenfrenada en la frustración del pueblo alemán, y de él le volvían multiplicadas, confirmándole su convicción delirante de ser él mismo quien encarnaba al Héroe de Nietzsche, el Superhombre redentor de Alemania.


Mucho se ha escrito acerca de su odio hacia el pueblo judío. Se ha dicho que Hitler volcaba sobre los judíos su odio hacia todo el género humano; que reconocía en los judíos algunos de sus propios defectos, y que al odiar a los judíos se odiaba a sí mismo; que la violencia de su aversión provenía del temor de tener “sangre judía” en las venas.


Insisto: no me parecen explicaciones adecuadas. No me parece lícito explicar un fenómeno histórico cargando todas las culpas sobre un individuo (¡los ejecutores de órdenes horrendas no son inocentes!), y además siempre es arduo interpretar las motivaciones profundas de un individuo. Las hipótesis propuestas justifican los hechos sólo parcialmente, explican la calidad pero no la cantidad. Debo admitir que prefiero la humildad con que algunos historiadores entre los más serios (Bullock, Schramm, Bracher) confiesan no comprender el antisemitismo furibundo de Hitler y, detrás de él, de Alemania.


Quizá no se pueda comprender todo lo que sucedió, o no se deba comprender, porque comprender casi es justificar. Me explico: “comprender” una proposición o un comportamiento humano significa (incluso etimológicamente) contenerlo, contener al autor, ponerse en su lugar, identificarse con él. Pero ningún hombre normal podrá jamás identificarse con Hitler, Himmler, Goebbels, Eichmann e infinitos otros. Esto nos desorienta y a la vez nos consuela: porque quizá sea deseable que sus palabras (y también, por desgracia, sus obras) no lleguen nunca a resultarnos comprensibles. Son palabras y actos no humanos, o peor: contrahumanos, sin precedentes históricos, difícilmente comparables con los hechos más crueles de la lucha biológica por la existencia. A esta lucha podemos asimilar la guerra: pero Auschwitz nada tiene que ver con la guerra, no es un episodio, no es una forma extremada. La guerra es un hecho terrible desde siempre: podemos execrarlo pero está en nosotros, tiene su racionalidad, lo “comprendemos”.


Pero en el odio nazi no hay racionalidad: es un odio que no está en nosotros, está fuera del hombre, es un fruto venenoso nacido del tronco funesto del fascismo, pero está fuera y más allá del propio fascismo. No podemos comprenderlo; pero podemos y debemos comprender dónde nace y estar en guardia. Si comprender es imposible, conocer es necesario, porque lo sucedido puede volver a suceder, las conciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo: las nuestras también.


* Fragmentos del postfacio, escrito en 1976, en Si esto es un hombre (ed. Muchnik; totalmente agotado en Buenos Aires).

miércoles, 27 de enero de 2010

PROPONEN NOMBRAR UNA ESCUELA "CARLOS indio SOLARI" EN LA PLATA


El pasado jueves 8 de octubre de 2009 se presentó un proyecto llamado ” La Plata, faro de la cultura y pensamiento” en el que plantea el bautismo de la escuela Nº33 bajo el nombre: Carlos “Indio” Solari, debido a que es una de las figuras vinculadas a la ciudad bonaerense junto a personajes como René Favaloro, Rodolfo Walsh y Adolfo Bioy Casares, entre otros.


Este plan es impulsado por la concejal Teresa Razzari, integrante de la Secretaría Municipal de Cultura, quien destaca: ” Memoriosa y respetable, La Plata presenta un itinerario de gran interés histórico-cultural basado en recorridos por sus variados museos y paseos artísticos tradicionales, pero hay un especie de ciudad cultural oculta en la que muy pocas veces reparamos”.


Además, manifestó que La Plata fue escenario de numerosos hitos históricos y culturales, y que esos sucesos han recibido poca importancia, y este proyecto intenta divulgarlos.


“Todos conocemos el Teatro Argentino, el Coliseo Podestá, el Centro Cultural Islas Malvinas, por citar algunos ejemplos, porque son los que están más promocionados, pero entre ellos hay una variada gama de casas, comercios, parroquias y clubes por donde pasaron personalidades de la talla de Rodolfo Walsh, Hipólito Yrigoyen, Adolfo Pérez Esquivel o Manuel Puig y nadie conoce su historia”.


Razzari explica que cada nombre que fue elegido para esta propuesta tiene un peso en la Historia. La idea de esta iniciativa contempla que esos sitios y esos nombres sean señalados mediante una concisa placa alusiva”.


Entonces, de ser aprobada este programa, el Indio fue, es y será parte de las memorias del lugar que lo vió encantar masas ricoteras desde hace años.

50 AÑOS DEL PLÀSTICO BURBUJA


WASHINGTON (AFP) - El 'plástico burbuja', ese film transparente de embalaje que protege los objetos frágiles gracias a sus pequeñas burbujas de aire, célebres por el adictivo 'pop' que hacen al explotar, festejaba el lunes 50 años, anunció el fabricante Sealed Air.



Concebido por dos ingenieros -el suizo Marc Chavannes y el estadounidense Al Fielding- como un papel 'texturizado' y luego como un aislante, este célebre film alveolar cuyas bolitas han sido trituradas por generaciones de niños y adultos alcanzó el éxito gracias a la idea de transformarlo en material de embalaje.


"Según la leyenda, Chavannes estaba a bordo de un avión sobre el aeropuerto de Newark (Nueva Jersey, noreste de EEUU) cuando tuvo su momento 'eureka'", explicó en un comunicado Sealed Air, con sede en Nueva Jersey.


Al observar la forma como "las nubes parecían amortiguar al avión", tuvo la idea de "reemplazar los viejos papeles de embalaje y el papel periódico a la hora de proteger los objetos frágiles".


Luego, ambos creadores mejoraron el método hasta obtener el plástico burbuja que se conoce hoy en día, con sus burbujas de aire tan apretadas que liberan al explotar ese conocido sonido.
"Ninguno de los inventores habría podido imaginar que este inteligente concepto de papel de embalaje se convertiría en un fenómeno de la cultura pop", indica el grupo, al destacar que la página de Facebook del plástico burbuja tiene "más de dos millones de fans".


El fabricante incluso creó en su sitio un videojuego que permite a los internautas hacer explotar las burbujas de diversos tamaños. El juego también tiene aplicaciones para teléfonos multifunción como el iPhone.


Esta invención es la gallina de los huevos de oro de Sealed Air, que posee la marca registrada 'Bubble Wrap (TM)', o papel burbuja en inglés, y tiene un volumen de negocios de más de 4.000 millones de dólares en 52 países.

martes, 26 de enero de 2010

JOSÉ GABRIEL "CURA BROCHERO", SACERDOTE ENTRE LOS CAMPESINOS ARGENTINOS


José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Villa de Santa Rosa, en las márgenes del río Primero, al norte de la provincia de Córdoba. Sus padres fueron doña Petrona Dávila y don Ignacio Brochero. Fue bautizado al día siguiente en la parroquia de Santa Rosa. Bromeando sobre el día de su bautismo decía que “de nacimiento era bien conformado y lindo de rostro pero como nací en un día de lluvia cerca de Santa Rosa en un lugar llamado Carreta Quemada, al llevarme al otro día a bautizar sobre una yegua negra, por el mucho barro la yegua resbalaba y en uno de esos tropiezos en que casi rodamos fue tal mi sobresalto que del susto y terror se me contrajo la cara y me quedo así de ahí en adelante”….A los 16 años, el 5 de marzo de 1856 , el joven Brochero ingresa en el seminario de Loreto en la ciudad de Córdoba. Por aquel tiempo los seminaristas estudiaban en el Seminario latín y otras disciplinas eclesiásticas, pero las demas asignaturas debían cursarlas en las aulas de la Universidad de Trejo y Sanabria. Es en esa alta y pretigiosa casa de estudios donde Brochero tendrá por camaradas y conquistara su indeclinable amistad a personas luego destacadas como el doctor Ramón Cárcano, gobernador de Córdoba y primer biógrafo de Brochero…. Durante sus años de seminarista en Córdoba, Brochero conoce y concurre a la Casa de Ejercicios que dirigían los jesuitas. Experimenta personalmente la eficacia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y colabora eficazmente con los sacerdotes que los dirigen. Así muy pronto, con la autorización de sus superiores y muy de su agrado fue “doctrinero” y “lector” durante los Ejercicios, es decir, el brazo derecho del sacerdote responsable de los mismos. Al respecto informará luego el padre Bustamante que Brochero como “doctrinero” era habilidoso y “cumplía con los hombres rudos con toda la paciencia y a las mil maravillas”. El 16 de julio de 1862 Monseñor José Vicente Arellano, obispo de Córdoba, confiriole la tonsura y al día siguiente las cuatro órdenes menores. Cuatro años despues, el 4 de noviembre de 1866, el mismo prelado le confiere el sacramento del Orden Sagrado. Los tres primeros años de su sacerdocio los transurre Brochero en la ciudad de Córdoba, desempeñándose como teniente-cura de la iglesia catedral.A fines de 1867 despuntaba en Córdoba el primer brote del terrible colera que segó más de 4.000 vidas en poco tiempo. Fueron aquellos, días de terrible aflicción, de pánico y mortandad nunca vistos en la capital y en toda la provincia. Dura ocasión que acicatea y pone a prueba el celo incoercible del joven sacerdote que se prodiga enteramente, jugándose sin miramientos la salud y la vida en favor de sus prójimos.Un testigo del horrendo flagelo lo constata: “Brochero abandonó el hogar donde apenas había entrado para dedicarse al servicio de la humanidad doliente y en la población y en la campaña se le veía correr de enfermo en enfermo, ofreciendo al moribundo el religioso consuelo, recogiendo su última palabra y cubriendo la miseria de los deudos. Este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos, más fatigantes y heroicos de su vida”.


El 18 de noviembre de 1869 José Gabriel Brochero es designado cura del departamento de San Alberto, al otro lado de las sierras grandes. San Pedro era la cabecera departamental. Allá llega Brochero, despues de tres días de viaje en mula a traves de las sierras; pero despues de un tiempo y por voluntad personal, se radicó definitivamente en la Villa del Tránsito, hoy Villa Cura Brochero. Su curato era inmenso: unas 500 leguas de valles y serranias.Despues de treina años de párroco en las sierras, el obispo de Córdoba, Fray Reginaldo Toro, nombra a Brochero canónigo de la iglesia catedral para que disfrute de un necesario descanso y reponga su quebrantada salud. El 12 de agosto de 1898 Brochero presta juramento como canónigo. Pero el 1 de septiembre de 1902 se hará nuevamente cargo de su querida parroquia, previa renuncia de la canonjia. (Dicen que al despedirse de sus ilustrisimos colegas, quitose rápido la muceta, como si le molestara y la entregó con gracia, diciendo: “Este apero no es para mi lomo”. Y según otro testimonio, habría luego añadido: “Ni esta mula para este corral”).Salvo los tres años en los que se desempeñó como canónigo de la catedral de Córdoba, Brochero vivirá siempre en su curato serrano: Más de cuarenta años predicando el Evangelio con la palabra y el ejemplo y contribuyendo como ningún otro al progreso de aquella zona aislada y preterida!.


En 1887 terminó e inauguró solemnemente la Casa de Ejercicios en la Villa del Tránsito. El 2 de febrero de 1880 se bendijo el flamante Colegio para niñas que Brochero confió a las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. Estas dos construcciones le reportaron muchas fatigas y molestias. Pero Brochero no era hombre para dejarse vencer por nadie, ni siquiera por el diablo (Cuando el 15 de agosto de 1875 Brochero bendijo la piedra fundamental de la Casa de Ejercicios, dicen que alzando una gran piedra y arrojándola estrepitosamente al pozo ex profeso preparado, dijo: “Te fregaste, diablo!”).El 2 de febrero de 1908, casi ciego y sordo, achacoso y con el imperdonable mal de Hansen (lepra) a flor de carne, renunció a su parroquia, imposibilitado de atenderla. Con admirable resignación abrazó la pesada cruz con que Dios quiso probar su trabajosa ancianidad. Sus últimos años fueron cátedra elocuente de acrisolada virtud. Entregó piadosamente su alma el 26 de enero de 1914 en su Villa del Tránsito. Sus restos, por deseo suyo, descansan en la capilla de la Casa de Ejercicios. Quiso yacer allí para que los ejercitantes lo pisaran y rogaran por él.

"HAY MUCHO QUE APRENDER DE LOS MARGINALES"


El sacerdote José Di Paola, que había sido amenazado de muerte por denunciar la "legalización de hecho" de la droga en las villas, pide reconstruir el país desde abajo; en una entrevista con lanacion.com habla de un aumento de la pobreza en los últimos años y cuestiona "el individualismo argentino".


Por Verónica Dema



José Di Paola, el padre "Pepe" para todos los vecinos de la villa 21, se acomoda en uno de los bancos de la iglesia Virgen de Caacupé, en el asentamiento que es su hogar hace 14 años. Cuida de no despertar a una señora que duerme en la otra punta del pequeño templo. Quizá no imagina que, durante la entrevista con lanacion.com, no sólo ella se dispondrá a escucharlo: unos diez vecinos del barrio, en silencio, estarán atentos a las palabras del sacerdote durante algo más de una hora.


Insiste en que es necesario reconstruir una Argentina en caída libre y que hay que hacerlo desde abajo, escuchando a los sectores más pobres, porque "ahí están los lineamientos para el Bicentenario", dice.


A esta conclusión llega con cada tema que toca este religioso que fue amenazado de muerte hace unos meses por denunciar la despenalización "de hecho" de la droga en las villas. "Hay niños adictos, muchos de nuestros jóvenes son muertos en vida, faltan escuelas y universidades cerca, no hay colectivos que nos lleven al hospital", repasa, como la evidencia del olvido histórico del Estado y de toda la sociedad, a la que cuestiona: "A veces se culpa a los villeros de todos los males y son ellos, en realidad, las principales víctimas del individualismo argentino".


En la serie de entrevistas de cara al Bicentenario, el padre Pepe se detiene a pensar el país de hoy y se anima a proyectarlo, a sugerir caminos para reconstruirlo. Como al pasar, cuenta que su familia simpatizó con el peronismo, pero aclara que no militó nunca y que prefiere no hablar de gestiones políticas en particular. Opta, más bien, por dejar un mensaje a los dirigentes en general: "Les pido pensar menos en ellos y más en el otro".


-¿Qué le despierta la celebración del Bicentenario?
-Me despierta buscar en las raíces de nuestra Patria los valores más importantes. En mí caso, este cristianismo popular que existe en nuestro país. Creo que es un desafío sacar afuera esos valores tan importantes para que iluminen la Argentina.


-¿Qué rol cumplió el Estado en estos 200 años?
-Tuvo momentos de participación fuerte y otros en los que se retiró y olvidó a los más débiles. Epocas de gran individualismo que no sirvieron para construir un país solidario. Así es que en la Argentina tuvimos experiencias diferentes: de gran presencia del Estado y de gran ausencia.


-¿En qué momento nos encontramos?
-De gran desafio. Hay señales que piden un Estado más presente, pero a veces predomina el individualismo.


-¿Cómo ve la situación de la pobreza en la Argentina?
-Creo que tenemos que verla en el contexto de América latina. Lo vemos los curas que atendemos gente de países limítrofes permanentemente: no hay educación ni medicina para el pueblo.


-¿Siente que hay más pobres pese al crecimiento económico de los últimos años?
-Sí, creo que la Argentina ha perdido hace muchos años el nivel que había logrado. Teníamos un país pleno a mediados del siglo pasado, en un intento de que los trabajadores tuvieran sus derechos. De eso nos fuimos olvidando. Creo que es muy difícil revertir esa situación.


-¿Alcanza lo que está haciendo el Gobierno?
-Creo que hay un tema que no pasa por el Gobierno, sino por la conciencia del argentino. Si cada argentino no toma conciencia de que el que vive en la Patria es un hermano, no hay solución, porque los gobiernos están un tiempo, pero aquí tiene que haber una actitud diferente de la sociedad.


-¿Cómo observa a la sociedad en relación con la presencia de villas? ¿Se "naturalizaron" estos espacios?
-Buena parte de la sociedad pensaba que la villa era la causante de los males y no se daba cuenta de que es una de las primeras víctimas del individualismo argentino, porque estos barrios han crecido por una ausencia permanente del Estado, justamente en estas décadas pasadas. Una presencia del Estado hubiera hecho que los pobres pudieran tener un lugar como corresponde. Y cuando se habla de ausencia de Estado no es sólo que no hay ladrillos, sino que se manifiesta de muchas maneras: ausencia de seguridad plena, de trabajo, de otros derechos en barrios en donde primero llegó la droga y después una escuela.


-¿Cuáles son los temas más urgentes para tratar?
-Una buena salud para todos, posibilidad de capacitación no sólo en oficios, sino en poder finalizar el primario, el secundario y que el nivel sea el mismo que en un barrio acomodado.


-¿Qué valores resalta de los habitantes de la villa?
-En la villa vas a encontrar un ciudadano más solidario que el de las ciudades, que están impregnados de una cultura más individualista producto de que proviene de una ideología diferente, más liberal. Pongo un ejemplo: viene una persona enferma de Paraguay y no se busca dónde meterla: se hace un lugarcito en la casa aunque tenga que achicarse todo el mundo y hasta que no se cura no lo abandonan. Los curas de las villas hablamos de integración, pensamos que el resto de la ciudad tiene mucho que aprender de los marginales.


-¿Cómo explica que enfermedades supuestamente controladas, como la tuberculosis, por ejemplo, estén tan presentes entre los pobres?
-La población más vulnerable tiene estos riesgos. Nosotros, que trabajamos mucho con las víctimas del paco [consumo de pasta base], de esta droga que debilita, vemos el resurgimiento de enfermedades que creíamos terminadas. La tuberculosis, por ejemplo, está presente en la vida de estos chicos. En esto vemos retroceso o ausencia del Estado y creo que el desafio es que las enfermedades que atacan a los más pobres también sean prioridades. Porque muchas muertes se podrían evitar con un buen sistema de salud.


-¿Qué piensa de la erradicación de la villa? Sé que no le gusta el concepto, pero quisiera que explicara por qué...
-Los curas de las villas creemos que hubo tres pasos. Erradicación, fue una palabra utilizada en algún momento y fue negativa: se quisieron sacar las villas y lo único que se logró es que la gente perdiera su lugar, su trabajo, hubo muertes. Después, vino el planteo de urbanizar: fue un progreso, porque implicaba aceptar que en cualquier ciudad pueden vivir los pobres y que tratemos de que vivan lo mejor posible, pero el abandono del Estado siguió, los barrios crecieron y por eso nosotros sostenemos que el verdadero urbanizador ha sido el villero y, con el tiempo, lo que proponemos es la integración urbana, hacer que la villa reciba de la ciudad la infraestructura, todo lo necesario para vivir mejor. Las villas de Buenos Aires tienen más de 40.000 personas, es muchísima gente. Hablamos de integración urbana: por ejemplo, acá no hay una línea de colectivo que te lleve al hospital Pena, que es donde se atiende la gente. Es decir, la integración llega con gestos muy sencillos. Integrar urbanamente implica que la universidad esté más cerca de la villa, implica que los habitantes de la villa sean protagonistas de la ciudad.


-¿Por qué considera al habitante de un asentamiento como un urbanizador más que un usurpador, como se lo suele calificar?
-En general, las personas tienen el prejuicio de que, como el habitante de la villa vive en un terreno que no le es propio porque no lo compró, entonces lo que se da es una especie de dádiva. Pero es todo lo contrario: todos estos lugares estaban abandonados, eran basurales, lagunas, dársenas del Riachuelo, y de pronto alguien que no tenía nada, porque se quebró la economía, hizo de ese lugar un barrio y, como no lo ayudó el Estado, lo hizo solo. Esa es la historia de nuestras villas.


-¿Cómo explica la presencia cada vez más fuerte del paco en los barrios marginales? ¿Qué encuentra la gente en la droga?
-Podemos ver las consecuencias del paco, por eso hicimos ese informe que presentamos el año pasado: cómo se iban destruyendo, cómo las familias acuden desesperadas, chicos que vimos crecer en los patios parroquiales y que están deteriorados. Entonces vemos las consecuencias de esto que ha caído en los barrios más pobres, el paco. Realmente nos ha superado, estamos tratando de buscar modos de recuperar a estos chicos.


-¿Por qué cree que se consolida cada vez más la droga?
-Señalamos que la adicción es un tema espiritual, no de ir a misa o no, sino de encontrarle el sentido a la vida. Cuando vos tenés una sociedad que no ofrece nada u ofrece sólo superficialidad al niño y al adolescente y va creciendo sin posibilidades, es muy fácil que se apodere esto de no encontrar sentido a la vida, a hacer algo por el otro. Entonces se caen estos valores que son los que sacarán adelante al pueblo.


-Sigue denunciando la despenalización de hecho de la droga en estos barrios: ¿tuvo nuevas amenazas?
-No, desde entonces tuve la otra cara de la amenaza: gente sencilla que viene a agradecerte porque fuimos voz de los que no tienen voz. Pero falta mucho en la Argentina para que se tome el diálogo como algo serio, porque acá enseguida viene la agresión. Tenemos que acostumbrarnos a dialogar, a caminar... en el caminar uno va charlando con el otro, eso va haciendo que la gente se entienda.


-¿Nuestros políticos tendrían que aprender de esto?
-Las religiones están dando un gran ejemplo de diálogo. No bien me amenazaron, todas las religiones apoyaron el documento de los curas y a las pocas semanas hubo un encuentro interreligioso. Hoy los que profesamos distintas religiones estamos dialogando y llegando a puntos en común.


-¿Siente que vamos camino a construir un país distinto o que estamos siempre detrás de la urgencia?
-Creo que a la Argentina se la tiene que construir desde abajo; es muy importante escuchar a los sectores más pobres y ahí van a encontrarse los lineamientos para el Bicentenario, para la reconstrucción. No se va a encontrar en programas ni en estudios, sino más bien en detectar qué piensa, qué vive, qué dice la gente pobre.


-¿Qué mensaje le dejaría a los gobernantes?
-Es el mismo que para cualquier adulto. El mensaje es vivir una Patria más solidaria, pensar menos en uno y más en el otro, mirar los grandes ejemplos de gente que pensó más en el bien común que en el personal y, como dijo el monseñor [Enrique] Angelelli: tener un oído en el Evangelio y otro en el pueblo.