sábado, 31 de julio de 2010

"CUANDO LA MARGINALIDAD SE ABRAZA, SE ROMPE"


El padre Juan Isasmendi (29) es salteño. Hace tres años, llegó como diácono a la villa 21-24 y allí se ordenó sacerdote. Trabaja diariamente, junto al padre Pepe di Paola, en la Parroquia Virgen de Caacupé del barrio Barracas. El padre Juan explica cómo aprende a ser cura en medio de la marginalidad.




Yo había venido antes a misionar y me había gustado mucho. Cuando el cardenal me sugirió venir, le dije que sí. Tenía 27 años, y fue un desafío abrir el corazón a la gente sencilla, humilde y empezar el ministerio en la villa. El sacerdocio es muy vivo, vinculado a la realidad cotidiana y a la certeza de la paternidad de Dios. La gente te enseña que Dios es Padre, que te conoce, que te quiere, que te cuida en todo tiempo.




La gente sabe qué pedirle a un cura. Te enseña a ser cura. Te piden que siempre estés y que estés con amor. Si vienen a buscarte, a las once de la noche, para un responso, te piden que estés. Si te llaman por teléfono, a las cuatro de la mañana, porque no pueden llegar al hospital, te piden que estés. Si su hijo necesita una charla, te piden que estés. El modo de estar comprometido con el barrio es el sello de un estilo sacerdotal.




La gente vive la paternidad de Dios en el cura. Se entiende al sacerdote como instrumento vivo de Dios. Una mamá puede pedirte desde pañales, acompañamiento por un momento difícil, un consejo de vida o asistencia social. La gente vive el cuidado integral de la persona en el sacerdote y sabe que es de Dios.




La gente, todos los días, le pide la bendición a la Virgen para ir a trabajar y cuando regresa le da gracias porque regresa. Si, después de misa, das la bendición, se arma una cola larga. El amor a la Virgen es muy fuerte. Muchos chicos cuentan cómo se ponían a rezar delante de la Virgen o en medio de la calle, de la prostitución y de la droga.




La Iglesia es madre con ellos, la respetan y la quieren como madre. Vos venís a ayudar en la Iglesia, nadie te toca. Si sos de la Iglesia, te escuchan dos veces. Te miran y te ven casi con heroísmo. Yo lo vivo como un privilegio de Dios.




Existe una conciencia fuerte de dependencia de la gracia de Dios. La gente pide y valora los sacramentos. Un momento de mucha felicidad fue haberme ordenado sacerdote acá, porque grabó la relación con la gente. De pronto, te encontrás con alguien en una casa o en un pasillo riéndote, compartiendo con los chiquititos y con los abuelos. A veces, te perdés en la alegría sanamente. Cuando regreso a la noche, me digo que éstos son los momentos más lindos que vivo.




Recuerdo cuando murió un chico que iba al hogar Niño de Belén. Le quisieron robar y lo mataron. Ese fue una circunstancia difícil. A él lo apreciaba mucho, lo veía todos los días. Teníamos una amistad. Esto ocurre seguido.




La gente tiene gran capacidad para hacer comunidad, ser solidaria y armar fiestas. Las pequeñas cosas de la vida no las dejan pasar y las festejan. Es un desprecio no compartir eso con ellos.




Yo soy criado en una familia muy buena, quiero mucho a mis viejos. Nunca vi a mi viejo un sábado o un domingo hacerle la loza a un vecino, poner su plata para la mezcla y terminar con un asado o un vino. Nunca he visto a mi vieja criar a tres chiquitos en su casa porque perdieron a su mamá. Lo ves diariamente. El sentido solidario para vivir la vida es fuertísimo.




La gente tiene mucho que enseñar sobre los valores humanos. Hay chicas de la calle a quienes quieren comprarles el bebé o hacerlas abortar, y ellas se niegan. Son chicas que pasaron cualquier cosa. Te dicen “padre, a mi bebé lo quiero tener, venga y bautícelo”. La gente sencilla conserva el amor a la vida.


El pobre manifiesta mayor disposición a creer. Su corazón está más abierto a la posibilidad de creer y de recibir el reino de Dios. Tienen muy pocas cosas de las cuales agarrarse, y es algo natural desde niño. No es algo pensado o razonado. Se agarran de Dios, de la Virgen o de la Iglesia, porque son su roca.


La marginalidad es el drama que yace en el trasfondo de los problemas. Es como el pecado madre. Te va comiendo y va engendrando males: el paco, la violencia, los pibes de la calle, los chicos que toman —al principio— la delincuencia como un juego, después como un hábito. También va desde una familia que se mojó en una noche de lluvia, hasta un niño que deja su casa en la provincia para venir a buscar metales en la capital.




La marginalidad no es algo físico, temporal, ni espacial. Es algo que atraviesa la vida del barrio y el corazón de las personas. El trabajo fuerte es el que hacía Cristo: abrazar la marginalidad. Cuando la marginalidad se abraza, se rompe y se crean instituciones nuevas, estructuras nuevas, por ejemplo, nosotros contamos con un taller de oficios, que es todo lo contrario de la marginalidad.



















viernes, 30 de julio de 2010

¿QUÉ ES EL TERRORISMO DE BARRIO?


¿Qué hacer frente al terrorismo de barrio? ¿Cómo actuar (y no solo escandalizarse) frente a la violencia, el delito y el miedo cotidianos en barrios pobres y periféricos donde el Estado y la policía son muchas veces cómplices del problema, y no de su solución? ¿Donde los menores son armados y reclutados por la propia policía que les otorga “zonas liberadas” para cometer delitos?


Las preguntas convocaron a un heterogéneo grupo de personas y proyectos: Mónica Alegre, la mamá del desaparecido Luciano Arruga (e integrantes de la Coordinadora por su aparición); Penélope Lauman, recuperada tras haber sido baleada en el barrio Villegas, de Ciudad Evita (y familiares y amigas); el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS); integrantes de las revistas Barcelona, Mu, y de la cooperativa lavaca; Pablo Pimentel, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH); periodistas e investigadores como Cristian Alarcón (quien además participó en los grupos que lucharon por el esclarecimiento de la desaparición de Miguel Bru, en los 90), abogados como Ricardo Dios de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

El encuentro se realizó en el CELS, con la presencia de distintos medios y una idea que expresó Gastón Chillier, Director Ejecutivo de la organización anfitriona: “Esperamos que este sea el primer encuentro de muchos. Pero de acuerdo a lo que estuvimos conversando con Claudia Acuña (presidenta de la cooperativa lavaca) nos parece definitivamente muy interesante la idea de realizar una acción judicial para el barrio Villegas con la forma de un amparo. Desde la órbita de los derechos humanos, se ha utilizado al poder judicial por la vía penal, para juzgar a los responsables de violaciones a esos derechos, cosa que no vamos a dejar de hacer. Pero por otro lado, lo ahora nos planteamos es promover una acción de amparo, que ponga en juego la responsabilidad del Estado también con respecto a otros derechos: a la educación, la vivienda, el trabajo, poder desarrollar una vida digna. Y que el Estado sea responsable –por acción- de promover y garantizar esos derechos, y no responsable de la violación de los mismos. Hay una vinculación entre lo que fue el terrorismo de Estado, y este terrorismo de barrio, que nos obliga a pensar en nuevos paradigmas para enfrentarlo”.


Luciano + Penélope


“Hoy se cumplen un año y cinco meses de la desaparición de mi hijo” explicó Mónica. Luciano Arruga tenía 16 años y desapareció en Lomas del Mirador el 30 de enero de 2009 tras haber rechazado la oferta realizada por policías de “trabajar” para ellos. Traducción: cometer delitos con zonas liberadas por las propia policía. La causa está parada, pero además los policías sospechados por su desaparición siguen en funciones. Junto a Mónica estaba Penélope Lauman, integrante de la cooperativa lavaca y víctima de tres balazos por la espalda en medio de una aparente “guerra” entre bandas barriales.


Josefina Martínez, del Programa de Violencia Institucional del Cels destacó algo muchas veces distorsionado: “No hay tanto una ausencia del Estado, sino una presencia de las redes de ilegalidad. Por eso hemos hecho este acopio de trabajos para hacer un análisis amplio que nos permita ver la trama de la violencia, más allá de cada caso puntualmente”.


Dos casos diferentes


Pablo Pimentel, de la APDH de La Matanza, recordó que desde hace mucho vienen denunciando estas situaciones: “La vinculación de parte de la policía, de parte del poder judicial y parte del poder político es histórico, y no solo del conurbano sino de todo el país. El caso último que tenemos es el de Luciano. En el barrio de San Petersburgo, lindante a Villegas y Puerta de Hierro, y marcado como triángulo rojo, donde los policías se aprovisionan de jóvenes que pasan a trabajar para esta gente”. Pablo agregó: “En el país de los desaparecidos, no hemos podido instalar lo suficiente el caso de la desaparición de Luciano Arruga”. Recordó que el entonces ministro bonaerense Carlos Stornelli, acorralado por los efectos del caso de la familia Pomar, varios meses después terminó denunciando él también el reclutamiento de jóvenes para delinquir por parte de la Policía Bonaerense


Frente a la sensación de que nada puede hacerse en estos casos, Pimentel opuso dos ejemplos. En San Petersburgo, la movilización primero de los padres y luego de grupos de chicos, incluso “pibes chorros” terminó generando la intervención del ministerio de Desarrollo Social, que facilitó la implementación de otras actividades: “Los chicos largaron las armas, están haciendo trabajos en el barrio y hasta fútbol callejero. Y las chicas, que muchas veces eran las que incitaban a los chicos para lo delictivo, ahora están en grupos de hip hop, y todo el barrio está con una predisposición distinta a salir del problema”. El segundo ejemplo: “Mientras Penélope estaba en el hospital, las chicas del barrio salieron a volantear, a hacer pintadas con jóvenes y chicos, grafitis. Yo vivo a 15 cuadras. El otro día, mientras estábamos frenando un desalojo, la gente del barrio me comentaba: ‘qué bárbaro, cómo lograron parar a la banda que estaba en Villegas, y eso que estaba amparada por un jefe policial’. Quiere decir que es muy difícil, pero posible transformar las cosas. Crear un paradigma de autosuperación, que tiene que enfrentarse a algo que sigue vigente, que son las prácticas punteriles en los barrios. Ha habido avances si se compara con la época de Duhalde, pero se siguen alimentando esa forma de tener atada a la gente con planes sociales”.


La ley del piolaje


Mientras los integrantes del Cels distribuían a los periodistas algunos trabajos relacionados con la situación, como “Violencia institucional y políticas de seguridad: refuerzo de las corporaciones y estigmatización de los sectores más vulnerables de la sociedad”, Cristian Alarcón describió la diferencia entre las maras y pandillas centroamericanas (convertidas en una masiva subcultura) y las bandas que operan en los barrios argentinos: “Aquí es todo muy incipiente. Nosotros no estamos condenados. Hay sociedades centroamericanas que frente a tragedias con miles de muertos, ni siquiera logran pedir justicia. Aquí tenemos recursos extraordinarios”. Agregó: “Tenemos que hacernos grandes preguntas. Por ejemplo, desde donde intervenimos. Nos encontramos ante una ley nueva. La del pibe más piola, la policía más piola, la familia más piola, el gran piolaje, y todos interviniendo de algún modo en las redes delictivas. Hay una adhesión a la ilegalidad. Esa es una discusión que hay que dar. Frente a cualquier demanda, estas alianzas que estamos pensando tienen a favor un factor: el tiempo. Y la intervención de la propia gente del barrio. Lo que hay que preguntarse es sobre la relación de las instituciones de la sociedad civil, con los sectores populares. En esta reunión estamos viendo una alianza estratégica, a la que podemos sumarnos algunos periodistas escribiendo, publicando y lanzando ideas para ver cómo enfrentar esas situaciones nuevas”.


Ir por otro lado


Mónica: “Yo no sé de política, es más no sé hablar ante una cámara. Les pido disculpas. Pero me siento herida, desilusionada. Me pongo a pensar ¿Dónde están los derechos de nosotros, la gente humilde? Donde están los derechos de mi hijo? Si alguien me lo sabe explicar que me lo explique. ¿Y los derechos de Penélope? O del pibe que murió por ir a un recital? O de los muertos en Bariloche? Nadie me lo explica. Luciano es un número más. Un negrito más. No les sirvió, no les importa, habrá miles. Por eso estamos acá. Para que entiendan los que están más arriba de nosotros. Tenemos que abriles los ojos, mis hijos o Penélope no son un número. Necesitan también que les abran las puertas”.


Mónica agradeció a las revistas presentes la mención permanente del caso de Luciano. Incluyó a Barcelona. Pablo Marchetti, uno de los directores de la publicación, contó: “Parecería que la política de derechos humanos tiene que ver solo con crímenes de la dictadura. Y que la seguridad solo tiene que ver con el robo a ciertos sectores sociales. Entonces Luciano Arruga no encaja. Modestamente queremos dar una idea distinta. Hablábamos de esta pelea en los medios. Cuando salió en TN lo de Luciano, por fin, en el programa de televisión 6,7, 8 salieron a criticarlos diciendo que hablan de eso y no de hijos de Ernestina Herrera de Noble. Estamos en medio de una pelea mediática muy particular. Una vez más, vayamos por otro lado”.

LAS MINAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA


El 22 de julio es considerado el Día Internacional de Acción Contra la Minería a Cielo Abierto, aunque en realidad es apenas uno de 365 días en los que las comunidades que se oponen a la megaminería llevan adelante sus acciones para garantizar la vida y los derechos humanos frente a una industria que extrae todo y no deja nada, que expulsa habitantes y producciones, genera desempleo, chupa el agua y la contamina del mismo modo que lo hace con el aire y la tierra.


Andalgalá: las minas abiertas

El lugar bajo el algarrobo donde una comunidad en asamblea está frenando un proyecto minero que triplica en tamaño al mayor de los actuales, donde se armó una represión cosecha Bicentenario y una pueblada que quiere dar vuelta la historia, exhibe:
Banderas argentinas.
Una figura de medio metro de San Expedito, patrono de las causas justas y urgentes.
Una calavera con colmillos de vampiro, y la leyenda No a la minería.
Una imagen de Nuestra Señora del Valle, patrona de Catamarca, con una perforación en el brazo derecho debida al disparo de goma que le embocaron durante la represión que -puede verse- no excluyó a nadie. Se ha convertido en motivo de asombro popular, por cuestiones no tanto milagrosas como balísticas.
En un rincón, un clásico rostro del Che Guevara (que jamás habrá imaginado su rol póstumo y globalizado como un San Expedito del materialismo dialéctico).


Al algarrobo le han nacido instalaciones de media sombras, lonas, mesas, sillas de plástico, charlas y sueños para albergar a una asamblea cada vez mayor, y hay un péndulo sobre las llamas: en un tarrito que cuelga sobre el fuego, Marcela, Alejandro, Raúl, Teresita, Ana, Aldo y Graciela están calentando agua para el mate. En una enorme olla suele prepararse la polenta de cada día. Estas personas, y tantas otras, tomaron una decisión pacífica el 15 de febrero: sentarse en el camino comunero que va hacia el campamento de la mina Agua Rica, delante de las camionetas de la empresa y de una enorme retroexcavadora con ruedas de oruga que algunos han comparado con los exabruptos bélicos que muestra la película Avatar.
Los empleados mineros no iban sólos, sino custodiados por las denominadas “fuerzas del orden”. La represión subsiguiente hacia los asambleístas sentados tipo Gandhi, fue en 3d, o 4, si se tiene en cuenta la dimensión tiempo: les pegaron, balearon, gasearon y persiguieron todo el día y toda la noche. Hubo cientos de heridos, 40 detenidos. La comunidad respondió con una pueblada que atacó las oficinas de una minera, a la fiscalía que había mandado a reprimir y a la intendencia, pero sin lastimar a nadie. No hacían falta anteojos especiales para sentir el vértigo.
Andalgalá (Catamarca, 17.000 habitantes) significa Señor de la Alta Montaña en quechua. Allí puede verse la imponencia nevada del Aconquija, declarado Santuario de la Naturaleza. A 70 kilómetros, desde 1998 funciona una minera a cielo abierto cuyos desmadres contaminantes abarcan a cuatro provincias y que la justicia no termina de condenar: Minera Alumbrera. Y aún más cerca, a 17 kilómetros, el emprendimiento que por ahora frenó la comunidad, tiene un nombre ocurrente: Agua Rica. La patria minera es multinacional, con capitales turbios, y pasaportes canadienses.
Lo que aquí parece en juego es quiénes van a ser los señores de la alta montaña. Empresas, políticos y grupos de choque que confrontan a viejos, embarazadas y vírgenes, o una comunidad que quiere vivir. Dice Ana, jubilada: “El problema es que nos declararon la guerra”.


Dios es wi fi


Hasta hace poco, todo parecía centrado en el entusiasmo de los Vecinos Autoconvocados por la Vida de Andalgalá, que denunciaban a las mineras, al intendente peronista y al gobernador radical. El intendente José Perea no tenía un manejo convincente de las regalías mineras. Un fuerte momento de su gestión fue el anuncio de utilizarlas para convertir a Andalgalá en una ciudad Wi Fi, con fotos de un Cristo Redentor y el lema: “Dios es inalámbrico- Andalgalá Ciudad Wireless - Internet gratis Wi Fi - José Perea, de puño y letra”. Al margen de sus posibles lecturas, es difícil determinar si la publicidad hubiera pasado algún control de alcoholemia. El Wi Fi no fue eterno. “Sólo anduvo en algunos lugares, y por poquito tiempo” dice Martín.
En la misma línea progresista, el gobernador Eduardo Brizuela del Moral había anunciado en un acto público que Andalgalá se convertirá, gracias a la minería, en Vancouver (ciudad canadiense). Los catamarqueños seguían observando en silencio.


Cómo nace una asamblea


En diciembre de 2009 empezaron las novedades fuertes. Se anunció formalmente que durante enero comenzarían las obras de Agua Rica. Y se conoció un informe de la Oficina de Catastro Minero de la Secretaría de Minería provincial, el Padrón de Minas del Departamento de Andalgalá-Año 2009, con 272 proyectos de cateo (exploración) empadronados. Un párrafo textual del informe: “Respecto a la mina denominada Pilciao 16, Expte 770B2005, se encuentra Registrada y Concedida a partir de la fecha 6/12/2005, a nombre de la empresa Billinton Argentina B.V, y el Área de Mina cubre prácticamente la ciudad de Andalgalá, situación que es normal y corriente, ya que según el Código de Minería pueden coexistir las dos propiedades, tanto la Minera como la superficial, siendo la Minera en este caso con fines de Prospección y Exploración, que en el caso, de llegar a una Explotación, se deberá contemplar la Indemnización correspondiente y el mayor interés público por parte del Estado, para la prioridad de Desarrollo”. Traducción: Pilciao 16 significa que el subsuelo de Andalgalá puede albergar a una futura mina y que el Estado dará prioridad al “Desarrollo”, pagando indemnizaciones. Los andalgalenses seguían observando, pero ya con los ojos muy abiertos, y el sistema nervioso encendido.
Las desmentidas de la Secretaría de Minería fueron peores, ya que desmentían un informe que se les había escapado por error burocrático, en tierras donde el índice de mentira política por metro cuadrado supera al de cualquier partido de truco.
El profesor del polimodal Aldo Flores, el 13 de diciembre vio con algunos vecinos y amigos el documental La fuente del jardín de tus arterias, con testimonios sobre cómo en distintos lugares los vecinos se organizaron en asambleas frente a las multinacionales. Aldo terminó la noche obsesionado: “Si no hacemos algo rápido, nos pasan por encima”. Con otro de sus vecinos, a quien llamaremos Raúl (pidió reserva de su nombre para no incrementar los índices de desocupación) se fue al camino comunal que sale del pueblo de Chaquiago, en el distrito El Potrero, hacia Agua Rica. A 6 kilómetros de Andalgalá, a las 7 de la mañana, el 14 de diciembre de 2009. Fue en bicicleta con una larga bandera argentina. Se instaló estratégicamente junto al algarrobo que está en el predio de don Nelson Medina, que volvió a su tierra luego de ejercer como tapicero en Buenos Aires (al estar en un campo privado, no los pueden expulsar).
Aldo se puso de un lado del camino, Raúl del otro, sosteniendo entre ambos la bandera. “La idea fue: vamos, y los que quieran que se sumen. No cortamos el camino, sino que le explicamos a la gente lo que pasa. Todos pueden seguir viaje, menos los camiones que vayan a Agua Rica”.
A las 8 de la mañana llegó otro vecino. Reemplazó a Raúl que se fue a su trabajo. Al mediodía dos más. Los celulares titilaban con mensajes de texto. “A la noche éramos como diez, y decidimos quedarnos” dice Aldo. A los pocos días, ya hubo debates en los que intervinieron hasta 200 personas. Trabajadores ocupados o desocupados, arquitectos, amas de casa, docentes, médicos, comerciantes, peones rurales, estudiantes… Los encuentros, caminatas y asambleas en la plaza del centro reunieron a no menos de 2.000 personas, en una ciudad donde buena parte del sector estatal (intendencia, oficinas provinciales, bancos oficiales, escuelas, salud pública) y privado (proveedores de Alumbrera y Agua Rica) presionan a sus empleados y contratados para que permanezcan en el molde. Sin embargo, había nacido una nueva asamblea: El Algarrobo.


Navidad & Ofertas


El Algarrobo no es un corte de ruta (excusa que usan para procesar a quienes reclaman) sino una asamblea junto al camino, dispuesta a no dejar pasar maquinarias e insumos que nutren a un proyecto minero que consideran peligroso para la comunidad, y al que los propios informes solicitados por la provincia a la Universidad de Tucumán le adjudican un cúmulo de irregularidades.
Aldo: “Cuando se acercaban Nochebuena y Año Nuevo propuse levantar todo. No tenía sentido seguir ahí. Hubo asamblea, y estaban todos tan posesionados, que nos quedamos”. Las fiestas en asamblea: cada familia llevaba lo que había preparado, y todo se compartió. Muchos pasaban a saludar antes, otros después, todos dejaban algo (nueces, pan dulce, turrones) como ofrenda a los que ni en esos días confiaron en la empresa.
La minera Agua Rica pertenece a Yamana Gold, la misma empresa que reemplazó a Meridian Gold y aún hoy pretende instalarse en Esquel, pese al plebiscito en contra. Agua Rica no hizo nada en enero, que se sepa. Pero ya en febrero el intendente José Perea, inalámbrico, profetizó: “El 25 de febrero las máquinas van a pasar, caiga quien caiga”.
Lo hizo en un acto por el Sí a la mina: “Como mi marido tiene taxi nos vinieron a ofrecer 1.200 pesos si juntábamos 40 personas para ir, a las que les iban a dar de comer sandwiches y gaseosas” cuenta ahora Graciela bajo el algarrobo. “Me dio tanta rabia que les dije que no, que estoy contra la minera. Y que sea lo que sea”. Marcela: “A unos vecinos míos, los Mercado, los llevaron y les pagaron como 200 pesos para que fueran cuatro changos”. Rosario Carranza, arquitecta: “Para mi lo que encendió la mecha fue esa marcha pro minera. La gente está acostumbrada a ser ignorada, pisoteada, maltratada, pero fue tan burda la manipulación, la obligación de los empleados públicos y contratados de las empresas, que fue demasiado. Todos entendimos: si para sostener esto tienen que hacer esta cosa tan humillante, tan trucha, es que algo no cierra”. Fue el 9 de febrero. El 11 los asambleístas convocaron a su propia marcha, que reunió, calculan, 6.000 personas. Proporcionalmente, es como si en Buenos Aires se hubiesen movilizado un millón de sus habitantes: “Y fue sin obligación, y con gente que está con nosotros pero no participó para que no la marcaran en el trabajo” explica Alejandro.


Rompiendo cuellos


El 12 de febrero la fiscal Marta Nieva mandó a la policía al algarrobo. El lunes 15 se desató la batalla. A las 4 de la tarde llegó la retroexcavadora acompañada por camionetas de Agua Rica y tres clanes policiales: los de Andalgalá, la Infantería (luciendo camuflajes en celeste), y el Grupo Kuntur (”cóndor” en quechua, modelo verdoso). Dilema: ¿por qué hay tantos grupos especiales de represión floreciendo en las provincias argentinas?
Los asambleístas habían anotado prolijamente tandas de vecinos que se irían sentando en el camino de tierra, poniéndole pacíficamente el cuerpo a la cuestión. “Empezaron a pegar, unos agarraban a la gente de los pelos, o te llevaban entre cuatro, otros nos disparaban gas pimienta, balazos de goma, cachiporrazos” relata Marcela. Aldo: “Te disparaban a dos metros, a la cara. No hubo muertos de casualidad”. Además de los 100 efectivos pertrechados contra 300 asambleístas, la mayoría mujeres (por la hora) la policía tenía una retaguardia que cortó la llegada al algarrobo desde Andalgalá, mientras la golpiza continuaba con entusiasmo creciente. Un vecino de apellido Orellana se subió a su camión y lo atravesó en el camino para que los de Agua Rica no pasaran, y anunció que no se movería de allí: los Kuntur quedaron perplejos (los vecinos ya no necesitaban poner el cuerpo en el piso, y no tenían claro si debían pegarle al camionero -que padece diabetes y problemas cardíacos- o a su vehículo). Al anochecer llegó la orden de desalojo del camión. Lo quitaron sin que Orellana pudiera evitarlo, y los vecinos volvieron a sentarse en el camino, actitud que permitió a los policías su momento más violento. Balearon, por ejemplo, a un chico de 16 años (todavía tiene las marcas de los balazos), lo patearon en la cabeza y en la espalda. O casi desnucan a Fanny Cañete, dos hijos, empleada adminsitrativa de 31 años, que cuenta: “Me agarraron dos tipos, uno del cuello y el otro me pateaba las piernas. Sentía la cara como quemada por el gas pimienta y veía cómo pateaban a otras mujeres y a mi marido. Era algo loco. El que me agarró me torció la cabeza. Yo creo que me pudo matar. Todavía no puedo dejar de usar cuello ortopédico porque la cabeza se me cae. Pero en ese momento me metieron en una camioneta, y los que manejaban les decían a las mujeres policías: “Llevala atrás y hacela recagar”. Me patearon ahí de nuevo, las mujeres. Lo que tengo es traumatismo cervical y tendinitis, pero el médico no quiere adelantarse hasta ver todos los estudios. Estoy medicada, pero ni así se me pasa el dolor”.
Los policías lograron despejar el camino, pasaron las camionetas y la retroexcavadora. Los 300 asambleístas partieron entonces hacia Andalgalá, donde los mensajitos continuaban reuniendo a miles de personas. Los grupos policiales partieron tras ellos. Empezó otra batalla. La gente rodeaba la comisaría para que liberaran a los detenidos. Del supermercado Los Mellizos salió uno de los dueños, de apellido Rojano, dueño también de la retroexcavadora del conflicto. Insultos de ida y vuelta, amenazas de este señor, y la gente empezó a tirarle piedras a los vidrios del supermercado. “No hubo saqueo, salvo un chico que aprovechó y se escapó en una patineta” describe Alejandro. La policía reprimió nuevamente, los asambleístas se dispersaron. Un grupo fue hacia las oficinas de Yamana Gold y a pedradas le astillaron cada uno de los vidrios del frente. La policía salió de cacería por toda Andalgalá. Otros grupos de vecinos fueron hacia la fiscalía, de donde había partido la orden para este desquicio, y allí tampoco quedaron vidrios. Las corridas desde ese lugar terminaron en la intendencia. Allí también rompieron vidrios y se generó un incendio que calcinó el despacho de José Perea.
Seguían llegando heridos al hospital, como Arturo, empapado en sangre, otro docente al que casi le perforan el cuello de un balazo de goma. Los combates nocturnos se fueron diluyendo, y al día siguiente el juez de Minas provincial, Guillermo Cerda, ordenó frenar toda obra en Agua Rica hasta tanto se recupere algo que llamó paz social. “Nadie le cree una palabra -dice Urbano-. Apenas se calmen las cosas, empiezan de nuevo. Por eso la asamblea volvió enseguidita a instalarse en el algarrobo”.


El estallido hippy


Velozmente el intendente Perea salió a denunciar ese estallido social como obra de concejales opositores, docentes en general, y hippies. Acusó también al grupo Quebracho, como es norma en estos casos (fue una mención intencionada y no confusión arbórea con la asamblea El Algarrobo). Rosario: “Aquí no hubo gente de afuera, se ve en todas las fotos y las filmaciones. Todo Andalgalá estaba en la calle. Y por eso mismo es que la bronca se descargó contra lugares tan específicos”. Muchos de los asambleístas intentaron, al contrario, calmar los ánimos mediante otra herramienta clásica: cantar el Himno Nacional. Pero apenas se entonaba el “o juremos con gloria morir”, la gente volvía a la comisaría a reclamar por los detenidos, o marchaba a tirarle cascotazos a las oficinas de Agua Rica / Yamana Gold o a la intendencia. La tesis sobre los concejales quedó desmentida al día siguiente, cuando el propio Concejo Deliberante apareció decorado a huevazos.
Corrió un rumor: los incidentes en la intendencia no habían sido como para provocar un incendio tan sospechosamente grande. Días después el diario El Ancasti (no es un órgano asambleario, ni hippy) publicó en su tapa: “Por la quema de la documentación el Tribunal de Cuentas no podrá auditar las regalías de Andalgalá”. El rumor se convertía en noticia: el incendio pudo ser aprovechado para impedir que se investigue. El intendente también desmintió esto y dijo que el incendio había sido provocado por empleados municipales. Lo real es que Andalgalá recibió fondos de regalías por alrededor de 60 millones de pesos en los últimos seis años sin que esté muy claro qué ocurrió. Casos testigo:
a) Una hostería con presupuesto de 3 millones de pesos: sólo hay unos pilares en el lugar.
b) Arroyo Hayco: 4 kilómetros de canalización prevista con 14,7 millones de inversión. Se hicieron 400 metros.
c) Centro Cultural: inversión de 13 millones de pesos prevista, por ahora sólo se hizo la maqueta.
d) Frigorífico municipal: presupuesto de 1,5 millones, sigue en el freezer, por así decir.
Los andalgalenses siguen agregando letras a ese abecedario cuando recuerdan a Dios Wi Fi, o la inexistencia de obras públicas (salvo un monumento a la minería que reproduce a un obrero minero de socavón, que parece un enano deforme). Relata Urbano: “Con las regalías, el municipio puso espejos convexos en algunas esquinas, para que el que va en auto vea si por la cuadra que cruza viene algún vehículo”. Marcela: “Estamos como en la conquista. Se llevan el oro y nos dejan espejitos”.


Datos alumbreros


Alumbrera comenzó a explotarse en 1998. Es la mayor mina en funcionamiento en la Argentina. Consume, se calcula, 100 millones de litros de agua por día, lo cual está a la vez secando y contaminando rios y napas subterráneas (la empresa informa que es menos, 50 millones de litros diarios). Donde había un cerro deja un gigantesco cráter de 5 por 2,5 kilómetros, y 500 metros de profundidad, dinamitando 550.000 toneladas anuales de roca. El dique de colas es donde se filtra con ácidos a los minerales, separándolos de la tierra (”material estéril”). Alumbrera jura que no usa cianuro, lo cual provoca risotadas en los andalgalenses que tienen fuentes informativas que la empresa ni imagina. Una planta bombeadora envía los metales y minerales separados por el mineraloducto, nombre pomposo para lo que, cuando se ve en el río Villa Vil, por ejemplo, es un caño como de cloaca, que ya ha presentado cantidad de derrames y roturas a lo largo de 345 kilómetros. Ese recorrido ha desparramado la contaminación a Tucumán, Córdoba y Santiago del Estero, incluyendo las Termas de Río Hondo. La mina cuenta con todos los beneficios impositivos imaginables (no pagan ni el impuesto al cheque), no se controla lo que extrae por lo que las regalías dependen de lo que ella misma declare, y pese a que supone ser una mina de oro, plata y cobre, traslada unos 60 minerales por el caño. “Y eso es un elemento de contaminación tremendo, y un contrabando de minerales no declarados. Lo digo yo, que me llamo Urbano Cardozo” dice el susodicho. Cromo, cesio, hierro, litio, molibdeno, sodio, níquel, plomo, renio, azufre, uranio… la química drenando en su esplendor.
El doctor Luis Flores viene realizando estudios y estadísticas con otros médicos del Hospital de Andalgalá, que dan como resultado índices anormales de osteosarcoma (cáncer de hueso en niños y jóvenes), cáncer de mama, enfermedades del colágeno, miastenia y esclerosis múltiple. Los estudios recién empiezan. Ninguna idea es concluyente por ahora. Lo único concluyente es la muerte inexplicable de niños como Laura Rosales, 13 años, que vivía a 3 kilómetros del dique de cola en Vis Vis, un pueblo que se transformó casi en fantasma.
Otro aspecto de la destrucción es el estallido del trabajo, la cultura, las economías familiares y regionales. Sergio Martínez, de Vecinos Autoconvocados por la Vida, relaciona todo: “Lo que aquí funciona es la humillación, que consiste en un empobrecimiento deliberado como política de Estado, para que se acepte como única alternativa a la actividad minera. Para que la gente diga: ‘Bueno, aunque me contamine, yo necesito trabajar’. Es la planificación de la pobreza. Para mi es un delito de lesa humanidad”.
¿Cómo se concreta? “Haciendo que Andalgalá abandone la cultura del trabajo. Administrando mal el agua de riego, desalentando la producción (nueces, olivos, frutas, ganadería). Eliminando toda forma de desarrollo agrícola y de créditos para pequeños y medianos productores. Instalando subsidios y dependencia del trabajo oficial, para que parezca que la única opción es la minera. Todo eso es violencia. Y encima les sale mal”.


¿Por qué la violencia?


Hay un fenómeno global, por el cual las personas son sometidas -según el caso- a mentiras, hambre, miedo, desempleo, enfermedad, empobrecimiento, angustias, violencia institucional, pérdida de noción de futuro, adormecimiento cerebral, contaminación, exclusión, precarización de las vidas, disciplinamiento, violación de sus derechos, sometimiento a las burocracias, desinformación y todos los etcéteras que cada lectora o lector esté dispuesto a agregar sin deprimirse demasiado, de ser posible. Si reaccionan frente a esos problemas, si dejan de comportarse como víctimas, si reclaman sus derechos, si actúan para crearlos o hacerlos valer, o reivindican su dignidad como sujetos o grupos, se dice que son “violentos”, “fundamentalistas” y cosas aún peores. Se denuncian sus acciones y reacciones “violentas” pero jamás la violencia estructural que las provocó.
¿Cómo entender entonces la pueblada en Andalgalá, tierra mansa y con más tradición de obediencia que de rebeldía? Primer detalle, aquí no hubo un prejuicio antiminero. “Al contrario, cuando llegó Alumbrera todos creímos que venía el progreso” confiesa Urbano. La reacción contra la minera mezcla las denuncias de los Vecinos por la Vida, con mucho de experiencia propia y sentido común.
En la plaza 9 de Julio se arma la charla con cuatro obreros andalgalenses. Santiago: “La gente reaccionó cuando vio que le pegaban a las mujeres, a sus vecinos, a madres, a chicos, a viejos, a cualquiera”. Ángel: “Desde que está Alumbrera, estamos cada vez peor, más pobres y con menos trabajo”. Pese a que posee una de las mayores “inversiones extranjeras” en el país (1.200 millones de dólares) Andalgalá es el departamento con mayor desocupación de Catamarca, que sigue siendo una de las provincias más empobrecidas del país. Conclusión: el “desarrollo”, y el “progreso” tienen un significado técnicamente nulo para la gran olvidada de estas fiestas: la comunidad. Sobre 3.000 puestos de trabajo prometidos (es lo que mencionaba Alumbrera, con la trampa de que se refería a la construcción de la mina), hay en la práctica unos 50 andalgalenses trabajando allí, en limpieza y mantenimiento principalmente. “Como nos consideran imbéciles, ahora Agua Rica promete 8.000 puestos de trabajo. Siguen mintiendo descaradamente”. ¿Aceptarían un trabajo bien pago en la mina? “No, porque es verso, porque te toman un tiempito y volvés a la calle”. Carlos, en El Algarrobo, me dice: “Estoy desocupado, pero prefiero buscar otra cosa. No me gusta esa gente”. Daniel, taxista: “Las enfermedades se van a ver cada vez más. Se llenan de plata, y no nos dejan nada. Es hambre para mañana, pero ni siquiera es pan para hoy”.
Todo ocurre con la aprobación sucesiva de los gobiernos municipal, provincial y nacional. “Pero el pueblo le está diciendo que no al gobierno. Por eso estas experiencias recuperan la democracia directa, y el poder se obsesiona por desalojar a la asamblea” dice Raúl. “Está en juego el sistema representativo. Ellos quieren seguir teniendo el poder, pero ya no representan a nadie”. Sin embargo, políticos como Perea (o el que lo destrone) siguen siendo votados. “Pero hoy la gente está pendiente de lo que diga o haga la asamblea. Esos políticos ganan porque ponen recursos, plata, promesas, compra de votos, porque no tienen oposición, o porque se perdió la idea de que el voto realmente tenga un valor. Al aparecer la asamblea, surge otra forma más directa de participación”. Todos consideran que si hubiera un plebiscito, el resultado sería aplastante contra la minería. El temor: “¿Cómo haríamos para garantizar que no haya fraude?” Otra iniciativa: que el Concejo Deliberante prohiba la minería a cielo abierto al menos en Andalgalá. Urbano cree que eso no alcanza, el debate está abierto.
Se reúne la asamblea El Algarrobo. Todos hablan, con la virtud de la síntesis. Y del humor. En un momento de descarga, empiezan a recapitular escenas inesperadas. Cuentan de una vecina muy pulcra, que se sentó frente a las camionetas, pero sobre una lona para no ensuciarse con la tierra: “Hasta que la policía la sacó de los pelos, con lona y todo”. Marcela cuenta de otra vecina: “Rosita estaba en el piso, los policías no la podían sacar porque es medio gordita, ¿no? Entonces después le gritaba a los policías: ‘che, basura, dale, vení, levantame ahora a ver si podés’”. Relatan el caso de un veterano que escapó de la camioneta policial al grito de “estos pelotudos dejaron la puerta abierta”. Las risas completan cada historia, pero luego programan la creación de un equipo de comunicación y algunas presentaciones judiciales. Más allá, se sigue cociendo la polenta.
Martín nació en La Plata, pero hace años que está aquí, ahora un poco perplejo. “Pensar que a mi mamá le dije que que elegí Andalgalá porque es tranquilo. Pero este lugar me dio la fuerza, por ejemplo, para querer tener hijos. Y de querer que la vida sea mejor. Lo que está pasando aquí no es un conflicto cualquiera. Aunque no siempre nos demos cuenta, estamos ante una cuestión de vida o muerte” dice sin dramatismo, sino con espíritu de describir lo evidente.
“Y cada uno tiene que elegir”, agrega. En Andalgalá, bajo un algarrobo, ya empezaron.

QUIERO TOCAR LA GUITARRA TODO EL DÍA


La guitarra Fender Telecaster, el invento de Leo Fender cumple 60 años. Y los músicos le rinden honores como el instrumento rockero más mítico, simple, noble y perdurable.


Por: John Harris


Hace sesenta años, en el verano boreal de 1950, una pequeña empresa californiana se disponía a presentarle al mundo un nuevo invento musical. La Fender Electrical Instrument Company tenía sede en Santa Ana, 50 kilómetros al sur de Los Angeles, y ya había lanzado la Esquire, una guitarra eléctrica que rompió con la convención de estar hecha de una pieza sólida de madera. Entonces, Leo Fender había introducido una importante mejora al producir la Broadcaster, que después de un litigio legal pasó a llamarse Telecaster y se vendió en todo el mundo.

Es inconfundible: de una simplicidad gloriosa y hermosas líneas, es un ejemplo de lo perdurable que resultó ser la guitarra eléctrica. Como se señala en un suntuoso libro de fotos titulado Fender: la edad de oro 1946-1970: "Es un instrumento simple, sencillo, pero se la sigue considerando una de las mejores guitarras eléctricas de la historia. Son muy pocos los elementos de fabricación masiva que han tenido una vida útil similar". Es increíble que un objeto que se diseñó hace seis décadas no parezca (ni suene, lo que es más importante) kitsch ni anticuado. La hermana más joven y menos elegante de la Telecaster, la Stratocaster, tiende a entrar y salir de estilo de forma incontrolable, pero aquella sigue siendo tan impecable como siempre.

Hace mucho que es responsable del sonido metálico que recorre el rock and roll, el blues y el country. La Telecaster une a Status Quo y Hot Chip. Es la guitarra que caracteriza a Keith Richards, a Chrissie Hynde, a Jonny Greenwood, de Radiohead, y a Joe Strummer, de The Clash. Está en los discos de Elvis Presley, PJ Harvey, Blur, The Eagles, Manic Street Preachers y centenares más. Sus fanáticos hablan de ella con una pasión asombrosa. Para Sharleen Spiteri, del grupo Texas,"cuando estaba por cumplir 18 años sabía exactamente lo que quería: una Telecaster blanca y negra, igual que Joe Strummer".

Entre los fans también está Graham Coxon, de Blur: "La primera vez que toqué una me pareció un pedazo de pino con una placa de metal, pero tenía muy buen sonido. Supongo que era la guitarra que estaba buscando: cuando iba al colegio dibujaba muchas Telecasters. Es muy cómoda y agradable, como una BMX en comparación con una bicicleta grande y pesada". Francis Rossi, de Status Quo, admira las formas sin pretensiones: "Es sólida, de aspecto básico, sin adornos. No tiene nada de frágil. Es una herramienta".

Y concluye Andy Summers, guitarra histórica de the Police: "Es uno de los diseños más geniales del siglo XX. Nunca se la pudo superar, en parte porque se adapta muy bien al cuerpo humano. Una Gibson Les Paul, por ejemplo, es un pedazo de madera muy pesado. El peso de la Telecaster es ideal. Antes de incorporarme a The Police vivía en Los Angeles y enseñaba guitarra. Un día llegó un chico que quería venderla y se la compré por 200 dólares. Le dije: 'Es una guitarra excelente. ¿Estás seguro de que querés venderla?'. Pero ésa fue la guitarra que me cambió la vida. Me hizo volver a tocar rock y ya conocen el resto de la historia. Nunca me desharía de ella. Es mi gran talismán".

Traducción: Joaquín Ibarburu

DELIRIO EN TUS OÍDOS


Estados Unidos dio la alarma: venden mp3s que recrean alucinaciones.


Por: Mariano Del Aguila


La escena fue más o menos así: en el patio de un colegio en Kansas, un profesor se dio cuenta de que un par de estudiantes estaban, digamos, un poco... ¿volados? Cuando marcharon todos para la Dirección (los pibes haciendo zig zag) y les hicieron vaciar sus bolsillos en busca de algún estimulante, descubrieron que sólo tenían... sus reproductores portátiles de música. Ahí se ventiló: ya no es ni una tuca ni un cucumelo, ahora se ponen con i-dozer: se trata de unos mp3s que podrían simular los efectos de la marihuana, el alcohol, el LSD, el éxtasis o la cocaína.

Por más de que la compañía que ya se aseguró de no estar cometiendo ninguna ilegalidad la promocione como "droga digital", sólo se trata de archivos de audio diseñados para inducir estados de conciencia alterada. Pero desde hace años que en Bélgica, Hungría y Japón circulan estos mp3s entre psiconautas o personas que exploran diversos caminos para reducir stress o entrar en clima de meditación. Aunque todo parezca una gran novedad, sólo se trata de sonido binaural, descubierto ¡en 1839!

Heinrich Wilhelm Dove, un físico y meteorólogo prusiano, exploró la escucha binaural: dos tonos constantes que, enviados con frecuencias ligeramente diferentes en cada oído (por esto es fundamental escucharlo con auriculares aislantes), hacen que el cerebro reaccione a estos audioestímulos y los combine, generando un cóctel particular de sonidos que son traducidos en frecuencias cerebrales... similares a otras sustancias físicas. ¿Drogas? Nah. ¿Efecto placebo? Puede ser. ¿Mucho tiempo libre frente a la computadora ? Demasiado...



















ESCARNIO PÚBLICO POR PERDER



Los futbolitas de Corea del Norte que jugaron en Sudáfrica 2010, pasaron 6 horas de pie recibiendo el insulto de 400 fanáticos.


Una picota refinada, una tortura psicológica que no necesitó ni estribos de madera ni collares de hierro de inspiración medieval. Una escala interminable, de seis horas de duración: los jugadores de la selección norcoreana de regreso del Mundial, firmes, de pie sobre un palco decorado en el Palacio de la Cultura popular. Frente a ellos, 400 personas que los insultan echándoles en cara la debacle sudafricana.


Después del comienzo tranquilizador con Brasil (derrota honorable por 2-1), fueron muy terribles los nocauts con Costa de Marfil (3-0) y sobre todo con Portugal, un 7-0 que tuvo el agravante de ser transmitido en directo por TV. Los únicos que se salvaron fueron Jong Tae-Se (la estrella, quién no recuerda su llanto a mares durante el himno) y An Yong-Hak, que fueron directo a Japón.


Peor aún para el entrenador, Kim Jong-Hun, a quien mandaron a trabajar a una obra edilicia de la capital, Pyongyang. Pobre DT, a su equipo no se le podía pedir mucho más Es elocuente el motivo del castigo: haber traicionado la confianza del “amado líder” Kim Jong-Il , que parece no tener un gran sentido del humor. No se relaja con el fútbol, pero tampoco con la bomba atómica, considerando las continuas provocaciones lanzadas a la comunidad internacional. Y el epílogo del Mundial estuvo de acuerdo con los comienzos. Ya desde el vamos el clima era feo: los jugadores no podían conceder entrevistas, entrenamientos blindados hasta la noticia sobre la presunta fuga de jugadores. Después el cambio de rumbo: todos en la cancha frente a la prensa con mucha numeración oficial, mientras funcionarios no mejor identificados filmaban a quienes daban vueltas alrededor.


Era, de hecho, la segunda participación de Corea del Norte, después de 1966. En ese momento, los asiáticos entraron en cuartos de final, llegaron a tener una ventaja de tres goles sobre Portugal hasta que Eusebio revirtió la situación y los fletó a casa. Empresa heroica, ¿se imaginan la fiesta del regreso? Pero no, ni en sueños. Los jugadores festejaron su gesta yendo a un local, a la manera occidental, y a la vuelta, el “premio” fue una deportación a los campos de trabajo forzado para curar esa actitud de “burgueses decadentes”. Se salvó sólo Pak Do Ik, que se quedó en el hotel por un ataque de gastritis. Para la crónica, Kim Jong-Il no es responsable de los sucesos de 1966, en ese entonces era poco más que un niño. Las medidas fueron tomadas por Kim Il-Sung, su padre. Y viene a cuento decirlo, de tal palo tal astilla.

"EL VERDADERO PROBLEMA DE AMÉRICA LATINA NO ES LA POBREZA, SINO LA RIQUEZA"


Entrevista con el analista y activista social uruguayo Raúl Zibechi

Por Fernando Arellano Ortiz

No hay que llamarse a engaño: el modelo neoliberal, pese a los efectos perversos que ha tenido en la profundización de las injusticias sociales en América Latina, sigue funcionando, “pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado en la apropiación de los recursos naturales”, sostiene el analista internacional y activista social uruguayo, Raúl Zibechi.

Investigador de las realidades socioeconómicas y políticas de los países latinoamericanos, Zibechi considera que los movimientos sociales tienen el reto de seguir presionando a lo largo y ancho de la región para acabar con la “larga noche neoliberal”.

Este analista internacional que estuvo exiliado en España por haber resistido la dictadura del Uruguay a mediados de los años 70, se ha dedicado a la investigación social y a la docencia que alterna con sus actividades de escritor y periodista.

Está dedicado por completo al trabajo con los movimientos sociales, es miembro del consejo de redacción del semanario Brecha de Montevideo y participa como docente en la Multiversidad Franciscana de América Latina. Además, es un destacado activista social y asesor de organizaciones sociales, barriales y medios de comunicación alternativos.

A su paso por Bogotá, donde dictó un taller sobre nuevas formas de dominación y presentó su último libro “América Latina: Contrainsurgencia y pobreza”, Zibechi dialogó con el Observatorio Sociopolítico www.cronicon.net.

¡Ya Basta!

En su disertación, este intelectual uruguayo fue contundente en señalar que “es enteramente falso que el problema central de nuestras sociedades sea la existencia de porcentajes elevados de pobreza. El verdadero problema es la riqueza, es decir la existencia de una clase social parasitaria, que no cumple ningún rol positivo en la sociedad aunque sí tiene el suficiente poder tanto para influir en las políticas estatales, en las agendas públicas y de los medios de comunicación, como para desviar el foco de atención hacia su impúdica acumulación de riqueza”.

“Romper con esta concepción de la pobreza como problema a resolver y poner el centro de atención en la riqueza, es un requisito para cambiar las políticas sociales”, es una de sus recomendaciones.

Se lamentó de que “el gran triunfo ideológico del Banco Mundial es haber inoculado en las izquierdas, en los sindicatos y en los intelectuales progresistas, que se puede acabar con la pobreza sin tocar la estructura de la propiedad. O sea, sin modificar las relaciones de poder”

Criticó las denominadas políticas asistencialistas porque “no erradican la pobreza, no abordan las causas estructurales de la marginalidad y la exclusión social, por el contrario, profundizan el paradigma individualista del neoliberalismo. Estas políticas centradas en ‘el combate a la pobreza’ buscan evitar el conflicto. O sea, buscan la anulación de cualquier sujeto de abajo y quieren que sólo existan sujetos estatales o empresariales”.

Explicó que “los sujetos se forman en la lucha, nacen de ella y si la sociedad se instala en un periodo de letargo social, los actores se desvanecen. Toda la política del Banco Mundial y de las elites globales y nacionales es para 'des-sujetizar', para evitar que las diferencias se conviertan en conflicto social”.

Desde una perspectiva epistemológica, Zibechi llamó a los sectores progresistas y de izquierda en América Latina “a elegir el ¡Ya basta!, porque es una opción ética y política muy válida”.

Destacó igualmente que muchos de los proyectos y las políticas sociales progresistas como la economía solidaria, la autonomía y la horizontalidad, la educación popular, los movimientos sociales de gestión productiva “nacieron de las resistencias a las políticas de ajuste estructural del neoliberalismo. No obstante que la economía solidaria no es nada fuera del marco del conflicto. Puede ser un modo de adquirir fuerza para encarar el combate en mejores condiciones”

"Reprimerización" del aparato productivo

La crisis del neoliberalismo constituye para Zibechi “una oportunidad para presionar cambios”, por eso considera que “es indispensable meterse con la economía para cambiar la situación actual”. Y es que “América Latina no puede repetir la negativa experiencia de echar a perder los intentos por erigir el estado de bienestar para dar paso a la acumulación originaria, bajo el esquema de ‘acumulación por desposesión’, como lo denomina el sociólogo y politólogo británico David Harvey, que erosionó el papel regulador de los sindicatos y su carácter de interlocución, produjo una aguda desindustrialización y la reprimerización del aparato productivo, con su inevitable secuela de desempleo, creciente marginalización de los sectores populares urbanos y desplazamiento de los pequeños campesinos hacia las periferias urbanas”.

En su opinión, desvelar e “iluminar las formas de dominación como el modelo neoliberal ayuda a desmontarlas” y si bien éstas son muy potentes, también lo son las resistencias.

En la actual coyuntura, explica, la derecha en su afán de lograr una dominación hegemónica no solo “compra” a líderes sindicales o de izquierda sino que busca por diversas formas el apoyo total de las organizaciones sociales.

Puso como ejemplo el caso colombiano, en el que el establecimiento “no solamente coopta a los angelinos (en alusión al vicepresidente electo Angelino Garzón) sino a organizaciones sociales enteras”, como está sucediendo actualmente con la Confederación General del Trabajo (CGT) mediante el salto que dio su presidente Julio Roberto Gómez del izquierdista partido Polo Democrático al santismo, la expresión más ultraconservadora y oligárquica del establecimiento en Colombia.

Deslegitimado, pero no derrotado

Para Zibechi, el modelo neoliberal en los países de América Latina “sigue funcionando pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado a la apropiación de los bienes comunes. La novedad principal de la coyuntura regional consiste en que el Consenso de Washington fue deslegitimado pero el neoliberalismo no fue derrotado. Por el contrario, la acumulación por desposesión, anclada en el modelo extractivista, se sigue profundizando en esta etapa a través de la minería transnacional a cielo abierto, los monocultivos de soja, caña de azúcar y palma, y del complejo forestación-celulosa. Estos emprendimientos, conducidos siempre por grandes multinacionales, se apropian de los bienes comunes, en particular agua y territorios, para convertir la naturaleza en mercancías (commodities) exportadas a los países centrales o emergentes como China e India”.

“Los resultados -agrega- están a la vista: los bancos tienen las mayores ganancias de su historia y el crecimiento económico se basa en exportaciones de commodities y minerales, en una suerte de reprimerización de la estructura productiva de los países. Es el camino que siguen los países de la región, más allá de las fuerzas políticas encargadas de administrar los gobiernos”.

Las política sociales que se han puesto en marcha en varios países de la región “acompañan y compensan la profundización del modelo neoliberal”.

El extratactivismo: parte del modelo neoliberal

- ¿En su concepto, América Latina atraviesa por un periodo de enterrar “la triste y larga noche neoliberal” para utilizar una frase del presidente ecuatoriano Rafael Correa, gracias en buena medida a las resistencias sociales que tomaron fuerza durante la década anterior?
- Sí y no. Sí, porque ha habido largas resistencias intensas, las cuales han dado cambios importantes, pero los nuevos gobiernos están desarrollando políticas que no salen del neoliberalismo sino que, por el contrario, lo sostienen, en consecuencia, creo que esa afirmación de Correa habría que matizarla mucho. Y no puedo estar de acuerdo con eso, porque de hecho en estos días en Ecuador hay conflicto con dirigentes indígenas acusados de sabotaje y terrorismo, entonces esto es relativo y hay que empujar un poco más.

- Hablemos de su país, Uruguay. ¿Cómo se puede entender que después de 34 años de existencia del Frente Amplio haya logrado llegar al poder, primero con Tabaré Vázquez y ahora con un ex guerrillero como Pepe Mujica?
- Bueno por una larga acumulación electoral que redundó en un triunfo aplastante por más de más del 50% y por una hegemonía del Frente Amplio en la sociedad uruguaya. Eso está consolidado y no creo que vaya a cambiar pronto.

- ¿El gobierno del Frente Amplio del Uruguay mantiene algunas políticas neoliberales?
- Sostiene el extractivismo y esto es un problema, a mi modo de ver, porque no se logra salir de las políticas que se han venido implementado desde hace mucho tiempo. Yo considero que el extractivismo es parte del modelo neoliberal.

- ¿En ese sentido usted coincide con el ex Ministro de Estado ecuatoriano Alberto Acosta, que en su último libro sostiene que la maldición de los países de América Latina es la abundancia en recursos naturales?
- Coincido totalmente, mi diferencia es que los Estados plurinacionales tienden a reproducir la lógica de dominación de cualquier Estado.

- ¿Cuál es su visión sobre el proceso actual de resistencias sociales en América Latina? ¿Habrá posibilidad de que se abra espacio un nuevo modelo económico?
- No veo pautas de un nuevo modelo económico de desarrollo, lamentablemente, y lo que observo me preocupa mucho precisamente porque nuestros países están anclados en el extractivismo.

- ¿Cuál es su concepto de los gobiernos progresistas de América Latina?
- Hay dos tipos de gobiernos progresistas: los de Brasil, Uruguay y Argentina que son gobiernos socialdemócratas aliados con un sector del capital; y los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde los movimientos son muy fuertes y siguen presionando más.

- ¿En el caso de países como Perú, Colombia y México, habrá influido el hecho de que fueron virreinatos del imperio español, lo cual dejó una impronta cultural y política que ha permitido consolidarse a la derecha y por ende que sus dirigencias sean reacias a los cambios sociopolíticos?
- Sí, y por la debilidad de los movimientos sociales que no han logrado desbordar a estos gobiernos y de ahí la hegemonía del capital financiero que sigue siendo muy importante.

- ¿Cómo observa el horizonte político en Colombia?
- Muy complejo, y hasta que los movimientos sociales no logren empoderarse, salir con fuerza y ganar las calles, no creo que consigan derrotar esto.

EL NUEVO TRASCENDENTE


Por Frei Betto

La historia de la humanidad es una historia de sujeciones. En el período premoderno, sujeción a los dioses del politeísmo, al Dios del monoteísmo, al Rey de la monarquía y al Pueblo (sujeto abstracto) de la República. Siempre había una figura del Otro al que todos debían reportarse.

Ese Gran Otro prescribía lo cierto y lo erróneo, el bien y el mal, la gracia y el pecado, la ley y el delito. El mundo se configuraba de acuerdo con los preceptos del Gran Otro. Las alternativas eran sencillas: sujetarse bajo promesa de recompensa o rebelarse bajo amenaza de castigo.

En la modernidad el Otro se multiplicó, adquirió varias caras, se descentralizó en diversidad de ideologías, sistemas de gobierno y creencias religiosas. Tanto la antigüedad como la modernidad nos remitían a la trascendencia, por más que basada en la razón. Si no era Dios era el Partido, el líder supremo, las ideas incuestionables. Algo o alguien nos precedía y determinaba nuestro comportamiento, inculcándonos gratificación o culpabilidad.

La posmodernidad, a cuya puerta de entrada nos encontramos, promete hacer de nosotros sujetos libres de toda sujeción. Sería la vuelta al protagonismo exacerbado, en que cada indivíduo es la medida de todas las cosas. Ya no se vive en tiempos de cosmogonías y cosmologías, teogonías e ideologías. Ahora todos los tiempos convergen simultáneamente en el espacio reducido del aquí y ahora. Gracias a las nuevas tecnologías de comunicación, tiempo y espacio adquieren dimensión holográfica: caben en cada pequeño detalle del aquí y ahora.

¿Será que de hecho la posmodernidad nos emancipa del trascendente y de la trascendencia? ¿Nos introduce en el “desencanto del mundo” apuntado por Max Weber?

La respuesta es no.

Hay un nuevo Gran Otro que nos es impuesto como paradigma incuestionable: el Mercado. Las seductoras imágenes de este dios implacable son diseminadas por su principal oráculo: la publicidad. A semejanza de su homólogo de Delfos, nos advierte: “Di lo que consumes y te diré quién eres”.

El gran teólogo de ese nuevo dios fue Adam Smith. Inspirado en la física de Newton, en “La riqueza de las naciones” y “La teoría de los sentimientos morales”, Smith aplicó a la economía la metáfora religiosa del Gran Relojero que preside el Universo. El reloj funciona gracias a la precisión mecánica fabricada por alguien fuera de él e invisible para quien lo lleva: el relojero. Así, en opinión de Newton, sería el Universo. En la de Smith, la vida social regida por intereses económicos. La diferencia está en que el Dios Relojero de Newton es llamado Mano Invisible por Smith. Según éste, el egoísmo de cada uno, guiado por la Mano Invisible, promovería el bien de todos…

Es exactamente lo que afirma Milton Friedman, líder de la Escuela de Chicago: “Los precios que resultan de las transaciones voluntarias entre compradores y vendedores son capaces de coordinar la actividad de millones de personas, siendo que cada una sólo conoce su propio interés”.

Ése es el fundamento del pensamiento liberal y del sistema capitalista. Es el principio del laisser faire, dejar (a dios) hacer. Lo que, traducido en términos políticos, significa desreglamentar, no sólo las esferas económicas y políticas, sino también la moral. ¡Abajo la ética de principios y viva la ética de resultados! En ese protagonismo posmoderno, cada ego es la medida de todas las cosas. Lo que imprime al sujeto (en el sentido latino de sujeción, sumisión) la impresión de autonomía y libertad.

El resultado del nuevo paradigma centrado en el dios Mercado todos lo conocemos: degradación ambiental; guerras; gastos exorbitantes en armas, sistemas de defensa y seguridad; narcotráfico y dependencia química; debilitamiento de los vínculos familiares; depresión, frustración e infelicidad.

Todavía es tiempo de profesar el más radical ateísmo frente al dios Mercado e, iconoclastas, aferrarnos a la ética para introducir, como paradigma, la generosidad, el compartimento de los bienes de la Tierra y de los frutos del trabajo, la felicidad centrada en las condiciones dignas de vida y en la profundización espiritual de la subjetividad.

Pero eso sólo será posible si no quedamos restringidos a la esfera de la autoayuda, de las terapias tranquilizadoras del alma para soportar el estrés de la competitividad, y nos movilizamos comunitariamente para organizar la esperanza en un nuevo proyecto político fundado en la globalización de la solidaridad.

He ahí el desafío ético que, como señaló José Martí, será capaz de articular emancipación política y emancipación espiritual.


LA HISTORIA OCULTA DE LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS


El 29 de julio de 1966, la policía del dictador Onganía arrasó Ciencias Exactas. La orden la dio el jefe de la SIDE, general Señorans. Aquí se revela una historia desconocida de aquella noche trágica.
Por María Seoane

Se conocen el escenario, el día y los hechos: el viernes 29 de julio de 1966, a un mes del golpe militar que derrocó al gobierno constitucional del presidente Arturo Illia e inauguró la dictadura del general Juan Carlos Onganía, en la Facultad de Ciencias Exactas en la eterna Manzana de las Luces, la Guardia de Infantería policial que dirigía el general Mario Fonseca cargó a garrotazos y con gases lacrimógenos contra estudiantes, docentes y profesores extranjeros invitados y hubo 200 detenidos y numerosos heridos. Se conocen los antecedentes de esos hechos: entre 1957 y esa noche, la Universidad de Buenos Aires, la más potente y poblada de las nacionales, vivía una época de oro inaugurada con el rectorado del filósofo e intelectual Rizieri Frondizi, hermano del Presidente Arturo. En su gestión, que luego continuó el ingeniero Hilario Fernández Long, se modernizó la Universidad, se lanzaron campañas de alfabetización, se fundaron las carreras de Psicología y Sociología, el Instituto del Cálculo, que estudió la trayectoria del cometa Haley; se creó el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), se fundó la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba), que llegó a editar 11 millones de libros a precios bajos, en fin, se democratizó la Universidad hasta niveles antes desconocidos en la Argentina. A partir del avance militar en el gobierno de Illia, los estudiantes encresparon sus críticas: primero, ante la muerte de un estudiante en las movilizaciones contra la invasión norteamericana a Santo Domingo, en 1965, que anunciaba el comienzo de la feroz
Doctrina de la Seguridad Nacional en Latinoamérica, y luego, a partir de la amenaza creciente de reducción del presupuesto educativo, que por entonces era la increíble cifra del 20% del total del Presupuesto nacional. Pero el inicio del gobierno golpista, confesional y anticomunista de Onganía atizó la oposición estudiantil.

Se conocen también los móviles dictatoriales: poner fin a la autonomía universitaria y la libertad de cátedra; silenciar las criticas; escarmentar la rebeldía estudiantil y docente de todas las universidades nacionales. Y se conocen las consecuencias: 1.378 docentes que renuncian o parten al exilio. Unos 301 emigraron: 215 eran científicos y 86 investigadores en distintas áreas. Se inició el éxodo de científicos que no se detendría a partir de entonces.

Cuarenta años después del asalto violento de la Policía a Ciencias Exactas, que se denominó
La noche de los bastones largos, es posible afirmar que se quebró no sólo la más formidable acumulación de conocimiento científico que la Argentina había logrado hasta mediados del siglo XX, sino también se abrió el camino a la intolerancia y se atrincheró a una generación de argentinos en la idea fatal de que la violencia política era el recurso para restaurar la libertad.

En nombre del hijo

Se conocen, entonces, los hechos, los protagonistas, los móviles y las consecuencias de aquella noche trágica. Pero aún permanecen oscuras, en los pliegues siempre apretados de la historia, muchas preguntas. Esa noche, hubo un joven estudiante de Física que intentó avisar que la Policía llegaría para invadir y reprimir en Ciencias Exactas . ¿Quién era ese joven?Eduardo Scolnik -miembro hoy del Departamento de Programación Informática del INDEC- contó a Clarín episodios aún desconocidos pero que expresan la complejidad y paradojas que rodearon no pocas veces la historia argentina.

Eduardito Señorans era único hijo del general Eduardo Argentino Señorans y Romilda Cerruti Costa. "Estudiante de Física en la Facultad de Ciencias, Eduardito Señorans había sido un militante católico, fuerza de choque en las manifestaciones de la 'laica o libre', por el bando de los que querían la educación privada y religiosa en las escuelas. Pero hacia 1962 ingresa a la Facultad y, recién producida la revolución cubana, y seguramente por eso y por la influencia de su tío, el abogado laboralista y nacionalista católico Luis Benito Cerrutti Costa, Eduardito comenzó a virar a posiciones de izquierda. Nos conocemos en 1963. Teníamos muchas charlas entre nosotros. Eduardito decía que la revolución cubana iba en serio, que era una verdadera revolución porque habían encarado a fondo el tema de la educación de la gente, a diez o quince años".

En ese período, recordó Scolnik, Eduardito Señorans comienza a enfrentarse duramente con su padre, para entonces general de brigada. El general Señorans había sido jefe del Estado Mayor de la llamada "Revolución Libertadora" que comandada por los generales Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu derrocó a Juan Perón en setiembre de 1955. Unido por convicción a Lonardi, Señorans fue su subsecretario de Guerra. Mientras que su cuñado, Luis Benito Cerrutti Costa, fue nombrado ministro de Trabajo y Previsión. El golpe interno de Aramburu contra Lonardi lo alejó del Ejército en noviembre de 1955. Fue Onganía quien sacará de la actividad privada a Señorans para darle el cargo de jefe de la SIDE, cuando, en junio de 1966 instaure una dictadura integrista con pretenciones milenaristas. Señorans, entonces, se transformó en una pieza clave de esa dictadura. Su hijo, en pleno 1966, recuerda Scolnik, "ya revistaba en las filas de la izquierda universitaria aunque como líbero, es decir, sin partido". Su tío Cerrutti Costa, que había confluido con Señorans en el antiperonismo en 1955, había comenzado también a virar hacia posiciones revolucionarias. Será editor de Operación masacre, de Rodolfo Walsh, y a fines del sesenta y principios del setenta, se encargará de la defensa de presos políticos, entre ellos varios guerrilleros peronistas y guevaristas. Fue cofundador de la revista Nuevo Hombre y editor del diario El Mundo, para entonces todas empresas vinculadas a la guerrilla guevarista del ERP. Deberá exiliarse en París en 1975 ante las reiteradas amenazas de la Triple A. Murió en 1977.

Scolnik recuerda que las contradicciones en esa familia estallaron con virulencia precisamente la noche del 29 de julio de 1966. "Fuimos amigos estrechos. Nos conocían por 'los eduarditos'. Los padres me invitaban a su casa en Cardales. Era el amigo entrañable de un hijo único entrañable. Nuestros padres eran parecidos. Mi padre era un médico que huyó de Ucrania porque la revolución bolchevique le expropió todo. Mi padre era profundamente anticomunista. No se podía hablar nada con él que no coincidiera con su ideología. Lo mismo le pasaba a Eduardito Señorans. Había un constante enfrentamiento con su padre."

Luego del golpe de Onganía -continúa Scolnik-, "el régimen consideraba a la Universidad como un 'nido de rebeldes, comunistas'. Y la verdad, visto a la distancia, nadie hacía nada que pudiera afectar las bases del sistema, todavía. Y si bien la izquierda estaba fragmentada, la derecha también. Y el aglutinante de la derecha fue el anticomunismo. Así que debían construir ese enemigo que los uniera. Recuerdo que el decano de Exactas, Rolando García, entonces era un gran admirador de las universidades norteamericanas. Pedía subsidios a la Fundación Ford y estaba muy lejos de ser un comunista o un revolucionario. Era un científico que pedía libertad de pensamiento y de investigación".

Al mes del golpe, la agitación estudiantil crecía en tanto se defendía la autonomía universitaria atacada por el decreto ley 16.912. "La noche del 29 de julio, entonces, Eduardito estaba en su casa. Escucha a su padre hablar por teléfono con Fonseca, el jefe de la Policía Federal. Eduardito me contó luego (ese día yo estaba enfermo y no había ido a la facultad) que su padre le dijo a Fonseca: 'Andá a la Facultad de Ciencias Exactas y matalos a palos'".

Entonces, el joven Señorans trató de avisar lo que ocurriría a sus compañeros en la Facultad. "Llamó por teléfono, pero el que lo atendió no le creyó lo que le decía, que la Policía cargaría contra la Facultad. Desesperado, corrió hasta la Facultad -ellos vivían en la calle Junín y Peña- para avisarle al decano Rolando García lo que se estaba planeando. Pero cuando llegó, la Facultad ya estaba acordonada y no pudo entrar. Así que, desconsolado, me llamó y me dijo que igual se metería a defender la Facultad. Le dije que no lo hiciera, que ya era tarde. A las 22, se desata la represión. Eduardito siempre se sintió culpable. Yo nunca pude volver a esa casa. Los dos dejamos la Facultad. Nos fuimos. Eduardito no quería ser asociado a su padre. Nos dejamos de ver por años. El murió en los años ochenta."

El último servicio público del general Señorans, antes de morir en 1993, fue defender al dictador Leopoldo Galtieri en el juicio militar por la Guerra de Malvinas. Señorans pidió su absolución con el argumento de que las decisiones políticas no podían ser revisadas ni pasibles de castigo. "Tal vez -reflexiona Scolnik- esa orden de reprimir inédita en la historia de la Universidad era también el odio que sentía el general contra quienes, él pensaba, habían cambiado la cabeza a su hijo."

De llegar a tiempo, el gesto del joven Señorans no hubiera cambiado la decisión dictatorial de cerrar la Universidad. Tal vez se hubiera evitado la violencia brutal contra esas cabezas. Porque la historia suele tramarse con grandes madejas y con pequeños hilos, casi invisibles pero igualmente decisivos.

DE CÁBALAS Y AMULETOS


Por: Adriana Balaguer


Patas de conejo, cintitas rojas, una ropa especial, cuernitos y ademanes varios suelen nutrir la batería de amuletos y cábalas que usamos para pelear contra la envidia, la mala suerte y el desamor. Apelamos a ellos cuando necesitamos apoyo extra frente a las inseguridades de la vida. Los invocamos, los tocamos y los cargamos en momentos claves: campeonatos deportivos, exámenes, citas amorosas, viajes…

Y es posible que hasta los ocultemos públicamente por vergüenza (pensamos que dirán: “¡cómo alguien inteligente pude creer en estas cosas!”) Pero ¿cómo explicarle al mundo que, íntimamente, confiamos en sus atributos mágicos casi como si hubieran sido recetados por un médico?


Dicen que los amuletos están entre los objetos más antiguos de la humanidad, ya que el hombre se apegó a ellos cuando empezó a sentirse aquejado por males físicos, morales y hasta espirituales. Los primeros fueron extraídos de la naturaleza, como piedras, maderas talladas o cristales naturales, apreciados por su originalidad. Desde entonces, apelamos a ellos cuando nos volvemos supersticiosos.


Por las dudas, aquí van diez de los amuletos/cábalas más populares:


- Accesorios de indumentaria de color rojo sirven para alejar la envidia.
- Piedras naturales cuyo color obedece a nuestro signo del zodíaco, amplifican nuestra energía.
- Frente a alguien que es considerada una persona con “mala onda” (o en el caso de que se la nombre en nuestra presencia), no está de más tocarse los genitales o en el caso de las mujeres, el seno derecho.
- Hay plantas como la Ruda macho (Ruta graveolens) que es aconsejable tener en algún rincón de la casa para mantener alejadas a las personas negativas. En lo posible debe estar ubicada cerca de la puerta de entrada.
- Colocar monedas debajo del colchón es una forma de atraer el dinero.
- Dejar durante la noche un vaso lleno de agua para que absorba las energías negativas (fijarse que el agua suele estar con burbujas al día siguiente), es ideal para depurar el ambiente.
- Mantener baja la tapa del inodoro del baño es indispensable si se quiere evitar que la plata se vaya.
- Las tortugas y los cactus son considerados por algunos como fuentes de buena suerte, y por otros, de todo lo contrario.
- Los corales, las herraduras, los elefantes y el bambú solo son señalados como objetos positivos.
- El equeco es un dios de la abundancia, la fecundidad y la alegría de origen aimara o colla, que todavía recibe cierto culto en el altiplano andino. Es un ídolo que se cree provee de abundancia al hogar donde se le ofrenda alcohol y cigarrillos ¿?.


La lista es larga. Hay algunos amuletos y cábalas que son “reconocidos socialmente”, otros que son personalísimos. En ambos casos se trata de cosas que han sido dotadas por el ser humano de un poder especial que por sí mismas no tienen. Y si…aunque no nos guste, aunque nos haga sentir desamparadas, no hay secreto. Solo son objetos, rutinas, y su uso o repetición poco tiene que ver con que las cosas salgan bien o mal.



¿QUIÉN ESCUCHA AL GOLPEADOR?


Una mirada desde adentro que muestra cómo funciona el programa Las Víctimas contra las Violencias y el periplo que continúa a una denuncia. El papel de las Brigadas contra la Violencia Familiar. Cómo se presentan a sí mismo los violentos. El relato de los hijos.


Por Eva Giberti

El hombre se acercó a la empleada administrativa, exaltado: “¿Cuándo me van a atender? Hace media hora que espero...”. Una mujer sesentona y corpulenta que lo acompañaba, y que era su mamá, subrayó, con el mismo modo: “¡Yo no voy a perder aquí toda la mañana! ¡Y quiero que me escuchen para que se sepa la verdad!”


Eran las 11.15. Habían sido convocados ese día a las 11, según constaba en la citación que mostraban. El policía de guardia, entrenado en esas escenas, se limitó a mirarlos. La empleada administrativa, detrás de la ventanilla, respondió: “Están demorados unos minutos, ya los van a atender...”.


En ese mismo momento una profesional llamó al hombre y le pidió a la señora que esperara. Otra vez discusión: “Yo quiero entrar con él, porque él es demasiado bueno y no va a contar toda la verdad, lo que le ha hecho vivir la loca de su mujer durante años...”.


Le explicaron: “Ya la vamos a escuchar, señora. Primero pasa el señor”.


Escena reiterada. ¿Dónde? En el Cuerpo Interdisciplinario contra la Violencia Familiar, que depende del Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.


Este Cuerpo Interdisciplinario cuenta con abogados, psicólogos, trabajadoras sociales y un agente policial en la puerta de ingreso al local.


Fue creado por el Art. 6º del Decreto Nº 235/96, reglamentario de la Ley 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar y comenzó a funcionar el día 4 de noviembre de 1997.


Era convocado por los Juzgados de Familia y/o Defensorías Nacionales y recibe los expedientes iniciados en los Juzgados Nacionales de Primera Instancia en lo Civil por denuncias relacionadas con violencia familiar. Actualmente sus miembros asumen los expedientes con las denuncias recibidas en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, derivados por los jueces, donde se ha labrado un acta con los dichos de el o la denunciante. En esa instancia se confecciona un informe que describe la situación en que se encuentra la supuesta víctima.


Durante las últimas décadas, en las cuales se posicionó la violencia familiar como un delito que ya no podía mantenerse encerrado puertas adentro, se colocó el énfasis en las víctimas del violento. Hoy en día el tema se ha instalado en la agenda informativa. Y la tarea pionera, que iniciaron diversas instituciones en la década del ’80, actualmente no constituye secreto doméstico, ya que los medios difunden datos a escala mundial referidos a la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar.


Acerca de esta política es imprescindible advertir que estamos frente a violencia de género, aunque mantengamos las tradicionales nomenclaturas de violencia doméstica, familiar o conyugal. Utilizar este lenguaje arriesga disimular o tornar invisible la desi-gualdad de género que constituye el eje del problema del cual la violencia familiar es un indicador. Feroz y a veces homicida, razón por la cual lo atendemos, pero sin distraernos: es un recurso o instrumento destinado a mantener las características de las relaciones entre hombres y mujeres, reguladas por la desigualdad y la explotación de las mujeres que se expresa en múltiples niveles, uno de cuyos paradigmas es el golpeador. Frente al cual la ley garantiza su derecho a la defensa y a la apelación.


¿Quién escucha al golpeador?


Puede contar con un defensor una vez que la denuncia se ha judicializado. ¿Quién atiende a su defensor que se presenta reiteradamente “para apurar el expediente”?


Lo hace el Cuerpo Interdisciplinario que desde el año 2008 –y después de numerosos avatares técnicos y administrativos– ingresó como parte del Programa Las Víctimas contra las Violencias y fue modificado por nosotros en su filosofía y procedimientos: es el encargado de cerrar el circuito de estudios y diagnóstico que el juez precisa para sentenciar al violento, una vez que se evaluó el riesgo intrafamiliar para la víctima, sus hijos y la convivencia de acuerdo con lo que la ley indica. Lo cual sólo constituye un segmento de la atención que merece la violencia de género y el ejercicio del poder patriarcal del cual las pautas de la Justicia son tributarias.


Se supone que una vez instalada la denuncia de la víctima en el ámbito de la Justicia es suficiente, porque Su Señoria excluyó del hogar al golpeador durante tres meses. ¿El golpeador permanecerá silencioso sin demandar ser escuchado? No se queda tranquilo, a menudo ronda la casa de la que fue separado, pretende volver con su mujer usando intermediarios o la manda amenazar.


Este es un punto de inflexión, significativamente ausente de la mayoría de las prédicas y descripciones referidas al tema violencia familiar, que finalizan sin mencionar la continuidad del circuito de la violencia más allá de la exclusión del hogar.


El que ha delinquido busca ser escuchado y la ley indica que deberá ser evaluada la peligrosidad de la convivencia familiar. Si los equipos técnicos de los juzgados y los peritos judiciales no son convocados o no alcanzan a cubrir la multitud de historiales que deben atender, el Cuerpo Interdisciplinario, por mandato del juez, tiene obligación de realizar el diagnóstico de violencia intrafamiliar para que Su Señoría cuente con otros elementos, más allá de la denuncia inicial, y saber qué sucedió durante la vida de esa organización familiar.


La familia cercana del violento
y la vivienda compartida


Motivo por el cual no solamente escuchamos al golpeador sino también citamos a miembros de su familia: su madre o padre, hermanos, hijos y a la propia víctima. A partir de allí, la violencia familiar pone entre paréntesis la posición de víctima/victimario para desarrollarse en una escena que se desenvuelve delante nuestro según lo que vemos y lo que escuchamos.


Ya no se trata de una víctima narrando su historia, sino de un paisaje de violencia en el que los vecinos –con los que se conversa en la visita domiciliaria– excede notoriamente de lo que habitualmente se analiza. Sus momentos e historias se enhebran según la usanza y modalidad de los orígenes institucionales de la familia que incluía a los parientes, los siervos y la corresidencia, dirigida y comandada por el pater.


De este modo, la señora sesentona, madre del golpeador y suegra de la denunciante, que encaraba con agresivos modales a la empleada administrativa, se sienta delante de una psicóloga y de una trabajadora social, si es que una abogada no ha debido intervenir previamente para explicarle las características del expediente que se tramita. Entonces surge la “denuncia grave” contra su nuera: “Sólo le interesaba salir a pasear, nunca se ocupaba de mi hijo ni de los chicos. Mi hijo volvía de trabajar y no tenía comida preparada ni estaba ella esperándolo. Ella le gasta todo el dinero que él gana. Una vez le tiró con un adoquín de la construcción que estaban haciendo dentro de la casa y lo lastimó a él. ¿Cómo va a decir que él es violento? Yo lo conozco bien porque es mi hijo. Pero es un hombre y ella tiene que portarse como una esposa”.


Las madres del golpeador, que con frecuencia reproducen estos dichos, describen a la denunciante como si fuera una mantis religiosa, una mujer araña que devora a su compañero malgastando su dinero, acorralándolo con sus maldades y descuidos, además de proceder como una mala madre.


Es un parámetro interesante que permite conjeturar las pulsaciones que quizá latieran en esa familia, cuando el varón incluye en su descargo “que su mujer le tiró un ladrillo” sin explicar que previamente él la había trompeado. Si alguien denominase a estas escenas “violencia cruzada”, es decir “los dos se pegan”, carecería de perspectiva. Porque el ladrillazo se torna un recurso defensivo ante los puños de un varón mucho más fuerte que ella. Para lo cual interesa comparar la estatura entre ambos, realidad que tenemos ante nuestros ojos. O sea, es el mundo donde lo simbólico del lenguaje yace astillado entre insultos y golpes para dejar paso a la categorización de los estudios de género como relación social y no como construcción simbólica. El género como construcción simbólica es el que describe –entre otras teorizaciones– las posiciones de dominio sobre las mujeres, buscando su sometimiento, y el género como relación social pone en evidencia cómo funciona ese dominio.


Alcanza con escuchar a la suegra y no sólo al golpeador para comprenderlo. Lo que permite diagnosticar que esta víctima debió ser doblemente víctima, dadas las acusaciones de esta señora. (Dejo abierto el capítulo que describe cómo se distribuyen las relaciones de dominio cuando las ejercen mujeres con papel preponderante, zona que no corresponde sea ocultada si pretendemos reconocer y estudiar las diversas formas de la violencia estructural.)


Los diálogos con los golpeadores
y violentos en general


Es preciso entrenarse para escuchar a quien fue denunciado como golpeador. Si en ese expediente encontramos que en un primer momento la víctima o un vecino alcanzó a llamar al número 137 (a nuestra Brigada contra la Violencia Familiar perteneciente al Programa Las Víctimas contra las Violencias, que interviene los 365 días del año y durante las 24 horas) encontramos una notoria ventaja para la apreciación real de los hechos. Porque el informe de la Brigada se realiza desde el domicilio de la víctima al cual se llega cuando el denunciado con frecuencia ha huido (en otras oportunidades un patrullero llega rápidamente –por el llamado de la Brigada que solicita su intervención por si el golpeador permanece en el domicilio– y lo detiene). Detrás de esa intervención llega la Brigada cuyos profesionales asumirán la atención de la víctima. Estos profesionales ingresaron en el domicilio momentos después del llamado telefónico de ella o de un vecino, de manera que toman contacto con la escena donde se desarrollaron los ataques y en su informe describen el estado en que se encontraban las habitaciones y la situación de los hijos, aterrorizados después de presenciar la golpiza contra la madre.


Cuando el expediente que recibe el Cuerpo Interdisciplinario incluye el informe de la Brigada que intervino debido al llamado al 137, los colegas que deben evaluar la situación cuentan con un documento inapreciable.


De manera que las argumentaciones del denunciado acerca de su inocencia o de lo escaso de la violencia quedan desmentidos por una evidencia rotunda.


Pero no siempre interviene esta Brigada. Los expedientes llegan desde los juzgados y frente al agresor contamos con lo que él nos pueda decir, también algún familiar a quien se ha citado y también sus hijos. Además de entrevistar a la víctima lo más brevemente posible, para no revictimizarla, ya que se cuenta con los datos obtenidos por la Oficina de la Corte y en algunas oportunidades por los colegas de la Brigada contra la Violencia Familiar (137).


Casi sistemáticamente el violento se presenta como víctima de una mujer mentirosa, con la cual nunca debió formar pareja. Esto sucede en cualquiera de las clases sociales. En oportunidades, miente: “Solo la empujé porque estaba nervioso. Ella me hace perder la paciencia”. Sin embargo, la intervención hospitalaria informa una fractura de costilla.


Son personas que llegan irritadas a esa entrevista y algunos intentando impresionar como personas calmas y moderadas. Pero siempre –como es lógico– defendiendo sus derechos que describen vulnerados por su compañera. Es infrecuente que reconozcan su responsabilidad en el hecho. Suponen, y así es, que están bajo sospecha por parte de quien los entrevista y que les resultará complejo desactivarla. La capacidad diagnóstica de quien lo entrevista juega su eficacia después de la previa lectura del expediente donde se describe la denuncia. Este fenómeno reclama un entrenamiento profesional y poder escucharlo con suficiente distancia emocional (es una manera simplista de referirse a las distintos momentos del entrenamiento).


Lo escuchan una psicóloga y una trabajadora social. Ambas también escuchan a los otros miembros de la familia que han sido citados.


La percepción social que tienen los violentos acerca de lo que significa una mujer suele ser coincidente en lo que se refiere a inequidades de género: las consideran como sujetos inferiores destinadas a servirlos y obedecerlos, comenzando por la disponibilidad de sus cuerpos femeninos. De allí surge “lo que es propio o le corresponde al varón y a la mujer”, según sus creencias. Si la mujer “no cumple” con “lo que es propio de ella por ser mujer”, el golpeador pone en marcha lo que supone es “propio de él por ser varón”, el ejercicio de la violencia en cualquiera de sus formas. Que cada vez con mayor frecuencia termina en el femicidio, matándola.


Los hijos dicen lo inesperado


En las entrevistas con los niños y niñas, habitualmente testigos de los ataques y también sus víctimas, por lo general temen hablar de lo que ven que sucede entre sus padres. Pero algunos describen sin titubear y sin que se les pregunte. El procedimiento no demanda, por ahora, Cámara Gesell.


Algunos se quedan sentados esperando que sus padres finalicen las entrevistas, otros corretean por la sede o juegan con algunos juguetes disponibles, otros se acurrucan en los brazos de un familiar.


En oportunidades, la mirada de una profesional alerta pregunta al pasar “¿cómo te hiciste ese moretón en el brazo?”. El niño intenta taparlo con la manito y esa circunstancia sugiere la consulta pediátrica.


Aparece entonces que la violencia del golpeador, denunciada por la madre, también recae sobre los chicos, marcados por el pater familia y, ante nuestro pedido, confirmada por los médicos.


O sea, la idea de violencia familiar se va construyendo y ampliando mucho más allá de lo que los gritos desesperados de una víctima podrían sugerir.


Y en alguna oportunidad se produce un giro en relación con quien ha hecho la denuncia, cuando los hijos comienzan a contar que “su mamá les pega mucho, sobre todo a los más chiquitos”, situación descripta por una hermanita mayor. Lo cual modifica, en la misma sede del Cuerpo Interdisciplinario, la característica de la denuncia. Estamos ante una familia violenta, aun antes de realizar la visita domiciliaria que nos aporta datos concretos relativos a esa organización familiar. En estas circunstancias la denuncia de la madre y la primera intervención del juez, por ejemplo excluyendo transitoriamente al padre del hogar, abre un interrogante acerca de la sentencia definitiva después que Su Señoría ha leído la descripción, conclusiones y sugerencias que el Cuerpo Interdisciplinario produce.


Aquí finaliza la tarea prevista por la ley respecto del Cuerpo Interdisciplinario que dispone de escasísimos recursos para una orientación final en situaciones concretas de familias violentas. En realidad, es la sociedad la que no dispone de ellas porque esta índole de violencia sólo es un indicador de la violencia de género, que no necesariamente se soluciona enviando a los violentos y a sus víctimas a respectivas psicoterapias. Puesto que se arriesga la presencia de ideologías patriarcales como fundamento de aquéllas. Si estamos frente a una violencia estructural que sostiene las desigualdades entre los géneros, el problema es abarcativo y no alcanza con enfoques individuales, aunque éstos sean imprescindibles.


Interesa conocer el periplo que continúa a las denuncias, de allí la importancia de informar las acciones del Cuerpo Interdisciplinario en el cual las abogadas juegan un papel preponderante regulando y supervisando los expedientes, protagonistas mayores y soportes de todo lo que se actúa. También interesa saber que estas prácticas son las que advierten acerca de los engaños que pueden enmascararse detrás de acciones efectivas en beneficio inmediato de las víctimas: el ocultamiento de la desigualdad de género ante la sociedad. Sería riesgoso encandilarse con la necesaria “lucha contra la violencia familiar o doméstica”, postergando las acciones y los discursos que reclaman conciencia y oposición hacia esas desigualdades. Territorio donde, en nuestro país, nos falta un inmenso camino por transitar en la aplicación de las leyes de protección integral.