miércoles, 31 de agosto de 2011

DE CÓMO SE CASTIGA A HAITÍ



Por Juan Gelman


El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declaró en 2004 que la crisis política y humanitaria de Haití convertía al país en una amenaza para la paz y la seguridad internacional. Un golpe de Estado había derrocado al presidente Jean-Baptiste Aristide, elegido en 2004 por el 91,69 por ciento del electorado y sacerdote adepto a la teología de la liberación. EE.UU. y Francia se encargaron de “salvarlo” mediante un verdadero secuestro a bordo de un avión estadounidense que lo dejó en Sudáfrica. En ejercicio del capítulo VII de la Carta de la ONU, el Consejo estableció la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah, por sus siglas en francés) conformada hoy por unos 9000 militares y más de 3700 policías de 40 países.
No se entiende bien por qué el Consejo de Seguridad recurrió al capítulo VII, titulado “Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión”, que lo faculta a “ejercer, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, la acción que sea necesaria para mantener la paz y la seguridad internacionales”: Haití no atravesaba entonces una guerra civil, no estaba en guerra con nadie y difícilmente podría haber iniciado alguna. A instancias de Washington, el presidente Lula propuso la intervención de la ONU en Haití, pero más bien en aplicación del capítulo VI de la Carta, “Arreglo pacífico de controversias”, que se abstiene de cualquier acción armada. No le hicieron caso y la Minustah se ha ido convirtiendo en una suerte de ejército de ocupación abrigador de la represión oficial.
Esto empezó temprano: “Tropas de la Minustah y paramilitares haitianos emboscaron y mataron a más de 4000 miembros del Fanmi Lavalas (el partido de Aristide) inmediatamente después de su deposición en el 2004” (http://www.canadahaitiaction.org/, 18-8-11). Los presuntos encargados de garantizar la paz y la seguridad han llevado a cabo numerosas incursiones en villas miserias como Cité Soleil, siempre en persecución de partidarios de Aristide. Está claro que el depuesto presidente es el objetivo: Edmond Mulet, ex jefe de la Misión de la ONU, llegó a recomendar que se le imputara la comisión de delitos para impedir su regreso (//mrzine.monthlyreviem.org, 21-7-11).
Los funcionarios estadounidenses culparon de estos hechos a pandillas saqueadoras de los barrios pobres, pero se han documentado los operativos de contingentes jordanos y brasileños de la Minustah que han dejado víctimas tiradas en las calles de Puerto Príncipe con un tiro en la cabeza (http://www.teledyol.net/, 7-5-06). El general brasileño Augusto Ribeiro Pereira, primer jefe militar de la Misión, renuncia a poco andar por la matanza de civiles del 6 de julio del 2005. Lo sucede el general brasileño Urano Texeira de Matta, quien muere cinco meses después de ocupar el cargo “por un accidente con arma de fuego”. No deja de ser una forma elegante de definir el suicidio. La Misión ha introducido en Haití otras maneras de acabar con la gente.
El 21 de octubre del 2010, el Ministerio de Salud Pública de Haití registró mil casos de cólera, los primeros que se producían en seis décadas. El 9 de febrero, informó que la enfermedad había causado la muerte de 4549 personas y que ascendían a 231.070 los contagiados. Hoy se estima que el número de víctimas aumentó de dos a cuatro veces desde entonces. La fuente de contaminación es muy probablemente la base de tropas nepalesas de Artibonita, que siguen tirando sus heces al río del mismo nombre. A pesar de las protestas diarias, la Minustah se niega hasta ahora a investigar el origen de la epidemia y a ponerle remedio. Desde luego, no está para cuidar la salud de la población, sólo su incierta seguridad.
En noviembre del 2007, 111 soldados y tres oficiales del batallón enviado por Sri Lanka fueron repatriados por explotar y abusar sexualmente de menores haitianas. Pero ninguno de estos abusadores pudo ser juzgado por los tribunales haitianos: el acuerdo vigente entre la ONU y el gobierno de Haití que establece el estatuto legal de la Minustah garantiza una amplia inmunidad a sus efectivos que cometen delitos. Por ejemplo, a los autores de 640 violaciones cometidas desde el terremoto del año pasado, según contabilizó Kofaviv, una organización de mujeres del país. No todos los cascos azules de la ONU se dedican allí a guardar la paz.
En vísperas de la renovación del mandato de la Minustah por un año más, cabe recordar la opinión que formulara el diplomático brasileño Ricardo Seitenfus, representante de la OEA en Haití: “El sistema actual de la ONU destinado a prevenir disputas es inapropiado para Haití. Haití no es una amenaza internacional. No estamos en medio de una guerra civil. Haití no es Irak o Afganistán. Pero, a mi entender, en la escena internacional, Haití está pagando sobre todo su proximidad con EE.UU. Hace mucho que el sistema internacional presta una atención negativa a Haití. Le tocó a la ONU coaligarse con ese poder y transformar a los haitianos en prisioneros de su propia tierra”. El diario suizo Le Temps publicó estas declaraciones el 20 de diciembre último. Dos días después, Seitenfus fue renunciado.
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PREPARARSE PARA LA VEJEZ



El autor rescata textos que pensadores romanos de la escuela estoica dedicaron al tema de la vejez: encuentra una sabiduría que, además de su valor para la reflexión personal, contribuye a cuestionar la actitud de esta época respecto del envejecimiento.

Por Enrique Rozitchner *


Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.) escribió, ya en su madurez, el diálogo Catón el mayor o sobre la vejez. En él señala que todos los seres humanos quieren llegar a viejos, pero todos se quejan de haber llegado. Cicerón dice que muchos que han alcanzado la vejez le hacen reproches a ésta, se lamentan de haberla alcanzado, y que esto no sería más que una gran necedad. La actitud de reproche a la vejez se basaría en la imposibilidad de comprender las características propias de cada etapa de la vida. Renegar de la vejez significa renegar de la naturaleza y de la vida misma. Cicerón sugiere valorar cada etapa en función de ella misma y no con relación a otro momento vital: cada una de ellas tendría lo suyo y de nada sirve reclamarle lo que no puede ofrecer. Desde el punto de vista psicológico, el pensamiento de Cicerón respecto de la vejez es totalmente compatible con los ciclos vitales que propone Eric Erickson (El ciclo vital completado, ed. Paidós), si bien se define más bien como una ética o una subjetivación. En definitiva, se trata de aceptar el final de la vida, como acto último.
El Catón formula una preparación para la vejez, pero no en tanto resignación ante las pérdidas, sino como un estadio más bien grávido de existencia. La pérdida de placer que se le achaca a la vejez no es propiedad de ésta: si así fuera, todos los mayores se lamentarían, pero muchos no se quejan, no pierden esa capacidad. La responsabilidad no es de la vejez, sino de una vida mal vivida, o de ciertas costumbres que no pueden sostenerse en el envejecimiento. Cicerón introduce en esto el tema de las virtudes: quien ha trabajado suficientemente consigo mismo no cae en esa posición de lamento inconsolable al envejecer. Falsas creencias o prejuicios disimulan una vida vivida sin virtud.
Cicerón relativiza que la edad pueda ser problema, en comparación con el énfasis puesto en la subjetivación ética y el cultivo de las virtudes a lo largo de los distintos momentos de la vida: la conciencia de una vida bien vivida y el recuerdo de buenas acciones realizadas son, para él, elementos de máxima importancia en la vejez. Se desprende de esto que una vida mal vivida posee más riegos de finalizar de forma depresiva.
Cicerón valoriza la experiencia anímica de los que han vivido muchos años, y aquí se marca un contraste entre la cultura del Catón y el mundo actual. Para Cicerón, los mayores también tienen asuntos sociales y políticos que atender y lo hacen de manera diferente que los jóvenes; acciones importantes que no requieren celeridad, sino prudencia y reflexión, funciones que suelen desarrollarse con el envejecimiento. El lugar común de la vejez débil o dulce contrasta con esos hombres cargados de años y poderosos que toman decisiones enérgicas y temibles, como declarar una guerra.
La capacidad intelectual de muchos adultos mayores es superior a la de muchos jóvenes. Cicerón explica que la pérdida de la memoria en el envejecimiento se evita ejercitándola, y el ejemplo al que recurre parece una ironía: conviene leer epitafios, lo cual, además de ejercitar la memoria, renueva el recuerdo de los muertos. El epitafio representa también la rememoración de personalidades y acontecimientos significativos, una memoria social y cultural. En realidad, ni el viejo ni nadie recuerdan cosas que no despierten algún interés. Quizás el cuidado de la memoria responde más a esa práctica selectiva de la historia afectiva de cada uno. Cicerón remarca la diferencia entre simple recuerdo y reminiscencia, entendida ésta como recuerdo cargado de afecto y significación, que hace a la integridad del sujeto. En los adultos mayores la memoria tiene características reminiscentes, antes que la acumulación de información que sería más propia del joven.
Cicerón señala el riesgo que conlleva considerar incapaz al adulto mayor, un problema antiguo y muy vigente. Cicerón relata el caso de Sófocles, quien en su ancianidad fue acusado de incapaz por su hijos porque, descuidando su fortuna, se dedicaba a escribir tragedias; llevado a juicio para que se lo apartara de la administración de sus bienes, recitó ante los jueces Edipo en Colona, preguntó si esa obra parecía escrita por un incompetente y los jueces le dieron la razón. Cicerón dice también que, en otros niveles sociales y económicos, los adultos mayores trabajan con ahínco en cosas que personalmente no los favorecen como donación a las generaciones venideras: el viejo agricultor siembra para los descendientes como un compromiso cultural y social, un cuidado del mundo.
La desculpabilización y la desmitificación de la vejez organizan el Catón. Muchas veces hacemos de la vejez el chivo emisario de una serie innumerable de reproches que, en el fondo, están dirigidos a la vida. La mayoría de los problemas de la senectud, su imagen caricaturesca como indolente y adormecida, no serían más que sus defectos, del mismo modo que la soberbia y la lujuria lo serían de la juventud.
El Catón valoriza la reunión de amigos y las charlas bajo la modalidad romana del banquete, que era la expresión máxima de la voluptuosidad; Cicerón destaca en él el convivium, la comunidad de vida. Es posible disfrutar de banquetes prolongados, no sólo con los coetáneos, sino con las generaciones más jóvenes. El placer está más puesto en la conversación que en la bebida o los manjares, sin que eso signifique que la vejez carezca de sensibilidad a estos placeres u otros lujuriosos. La capacidad sublimatoria de disfrute en el convivium señala los placeres del animus, de la psiquis, como un modo de evitar el aislamiento.
Pero es el prestigio, la auctoritas, como dice Cicerón, la corona de la vejez; especialmente cuando recibe honores, tiene más valor que todos los placeres de la juventud. El prestigio, reconocido por todos, incluso trasciende la muerte. La auctoritas se parece a un narcisismo sostenido a través del reconocimiento comunitario, pero se construye, según el Catón, desde la adolescencia, a lo largo de una trayectoria de vida. No todas las ciudades de la antigüedad honraban la auctoritas de la vejez: Cicerón consigna que Esparta era la mejor residencia, mientras que en Atenas sucedía que, si un viejo entraba al teatro, nadie le cedía el asiento, en un acto adrede de injusticia. La auctoritas se confirma desde la cultura, desde el reconocimiento grupal, desde el lugar que la comunidad le hace a la vejez. En rigor, la noción de este último alimento narcisista revierte la base naturalista del placer, ya que está en el límite de la dependencia del otro, del poder que el otro otorga.
En la actualidad, la demanda de ese placer máximo por parte de los adultos mayores choca con una sociedad que no se refleja históricamente en ellos; se transforman en desechos culturales, dejados a la vera del camino del incremento de la velocidad tecnológica. Como producto de los avances tecnológicos, llegar a viejo se ha convertido en una posibilidad masiva, pero se ha disuelto el sentido que tenía, en la antigüedad, como último acto. La longevidad ha reemplazado a la vejez.
La cercanía de la muerte, por otro lado, figura entre las condiciones que hacen desafortunado el proceso de envejecimiento, pero Cicerón (como todos los estoicos) piensa que la muerte debe ser despreciada o resultar indiferente, tanto si se extingue el animus o no, pues en este último caso debería desearse; para Cicerón, no hay otra posición posible con relación a la muerte aparte del desprecio, la indiferencia o el deseo de ella. En la muerte, según Cicerón, no hay nada que temer, ya que o bien en ella finaliza el ser o bien mora la felicidad. De todas maneras, la inminencia de la muerte comprende a todo ser humano vivo y no sólo a los que han envejecido; la muerte es común a toda edad, con la diferencia de que el joven espera vivir muchos años, mientras que el anciano no. Cicerón afirma que el adulto mayor está en mejor situación que el joven porque ha conseguido lo que aquél espera. En realidad, en tanto el fin existe, nada puede tenerse como demasiado duradero. Uno debe contentarse con el tiempo que le ha sido dado para vivir, pero no como un a priori, sino como aceptación de la finitud de la vida. Este tiempo particular y subjetivo (como el del inconsciente) no tolera la cuantificación cronológica que finaliza con la muerte. El desprecio estoico de ésta se debe a que el valor máximo se pone en la vida. De este modo, la vejez no se transforma en la espera de la muerte; Cicerón no habla de una preparación para morir. Estas posiciones con relación a la muerte, despreciarla o desearla, son sacrílegas en una cultura cristiana como la nuestra, pero el estoicismo pagano convierte a la muerte en una clave de la vida; desear la muerte expresa el máximo de la autonomía del sujeto, la resolución deseada del último acto, ya sin mitología o narrativas infantiles.




* Miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Textos extractados del libro inédito Psicoanálisis y envejecimiento.
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"TODO CHILE SABE QUE HAY QUE CAMBIAR"



El líder estudiantil Paul Floor Pilquil, destaca el perfil regional de la protesta educativa chilena y subraya la continuidad con los reclamos de los llamados “pingüinos” en el 2006.

Por Adrián Pérez


Después de participar en el XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes de Montevideo, Paul Floor Pilquil, secretario de Relaciones Internacionales de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), destaca el perfil regional de la protesta. “Nos enmarcamos en la lucha que el movimiento estudiantil viene dando desde la Reforma del ’18, también en la pelea que los estudiantes están dando en Puerto Rico o Colombia”, advierte en diálogo con Página/12. Los estudiantes chilenos en Buenos Aires marcharán hoy a partir de las 17, junto a la Federación Universitaria de Buenos Aires, desde el Obelisco y hacia el Consulado chileno.
–En 2006, los “pingüinos” surgieron como un actor político que demandaba cambios estructurales. Muchos de esos jóvenes vuelven a manifestarse hoy por la reforma del sistema educativo.
–Ese fue el primer atisbo de un recambio generacional y de una mirada más crítica y libre sobre cómo se venía manejando la educación. La relación entre los “pingüinos” y el actual movimiento de estudiantes es clara. Son los mismos chicos que en aquellas movilizaciones hicieron un tremendo esfuerzo y todo Chile se convenció de que la educación tenía que cambiar.
–¿Qué aprendieron de aquella experiencia?
–Hoy planteamos una demanda más estructural. No vamos a repetir las concesiones de 2006 para que el día de mañana salga una ley impulsada por la derecha o los sectores más conservadores.
–¿A qué concesiones se refiere?
–Al tema de la estatización de los secundarios o al fin del lucro en la educación, cuestiones que se llevaron a una mesa de diálogo desde donde salieron propuestas que debían respetarse. La Ley General de Educación sólo aumentó las subvenciones para los colegios municipales, no tomó en cuenta la desmunicipalización ni la estatización de los colegios.
–¿Ese escenario de propuestas incumplidas por la Concertación se renueva con la oferta del presidente Sebastián Piñera?
–Las becas que ofrece el gobierno son dirigidas a universidades privadas que no garantizan calidad, no hacen investigación y que nacieron para lucrar. Son universidades con altas tasas de deserción y poco índice de inserción laboral. Primero, planifiquemos la educación para determinar cómo y a quién se le va a entregar ese recurso.
–En ese reclamo subyace un fuerte rechazo a un modelo político elitista y concentrador.
–Desde la Confech nos declaramos en contra de la educación de mercado y del proyecto económico neoliberal. Cada año vemos cómo los derechos del pueblo son aplastados por los intereses empresariales. Esta crisis que refleja la educación y que hace meses se vivió en el sector energético mañana se reflejará en el mundo de los trabajadores.
–Esa perspectiva se vuelve evidente en la adhesión estudiantil al paro convocado por la Central Unitaria de Trabajadores.
–Históricamente, hemos compartido la lucha. Marchamos convencidos de que el movimiento popular en Chile se va a levantar en base a la organización de esos sectores. Las transformaciones políticas y económicas que queremos realizar van por ese lado.
–Precisamente, trabajadores y estudiantes coinciden en la necesidad de renacionalizar la explotación del cobre.
–La utilidad que el sector privado se lleva de la extracción del cobre alcanza para pagar educación, salud y vivienda. La renacionalización del cobre podría convertir a Chile en un país con posibilidad de hacer grandes aportes en ciencia y tecnología. Por eso, debe plantearse una nueva reforma tributaria hacia las empresas que explotan el cobre.
–Piñera señaló que nada es gratis en esta vida y que alguien tiene que pagar. ¿Cómo analizan esas expresiones?
–El presidente Piñera representa a un sector de la sociedad que considera que la labor individual debe primar sobre lo colectivo. La única manera de garantizar la educación como un derecho humano fundamental es entregarla gratuitamente.
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LA PIEL DE JUDAS



Rob Halford: El cantante que cambió la estética del heavy metal tres décadas atrás está por cumplir 60 años, pero nunca se bajó de la moto. El 18 de septiembre estará al frente de su banda, Judas Priest, en una nueva visita a Buenos Aires. Se supone que es su despedida de las giras mundiales, pero el hombre asegura que hay rock pesado para rato.


Por Gloria Guerrero

Quien esté bajo la impresión de que el heavy metal nació vestido de cuero negro y remachado con tachas, se equivoca. Por cierto, esta peculiar haute couture es relativamente reciente y tiene un responsable. En los albores del género, los más rudos y fieros metaleros lucían pantalones oxford y camisas de seda floreadas, hasta que cierto individuo inglés decidió meterse de cabeza en un sex-shop y comprar lo que, según él, correspondía al estilo reventado que solía berrear en sus conciertos. El señor (a la sazón, cantante de Judas Priest) una noche se vistió con la campera negra y los accesorios metálicos adquiridos en dicho boliche, se calzó anteojos oscuros y entró a escena montado en una moto Harley Davidson, inaugurando todo un estilo que, desde cualquiera hasta Pappo, vistió la historia que hoy todos conocen. No muchos shows después, repitiendo el mismo truco, el tipo se estroló contra una tarima de la batería –no la vio por la nube de hielo seco– y terminó en un hospital, pero de eso se hablará más adelante.
Pasaron décadas, y todo metalero (de todo el mundo) sigue vistiéndose de cuero negro y con tachas. Así como debe de ser. Así como es. Porque Rob Halford lo hizo. Y Judas Priest es, dicen, la segunda más grande banda de heavy metal del mundo y de toda la historia, después de Black Sabbath (algunos están en desacuerdo). Y Judas Priest vendió 50 millones de discos en todo el mundo. Y Judas Priest, ahora, después de 41 (casi 42) años de carrera, decidió despedirse de las giras mundiales. Y el 18 de septiembre, en el marco de su última gran epopeya, Epitaph Tour, volverá a vivir en Buenos Aires.
Hoy Rob Halford, el Gran Calvo, está por cumplir 60 (y sigue sobrio desde 1986), pero nunca se bajó de la moto. Es la voz y el cuero. Es la piel de Judas Priest. Su extraordinaria garganta dejó la banda entre 1992 y 2003 (los respetos del caso a Tim Owens, su reemplazante para la ocasión, por si alguien lo recuerda, y también a quienes dijeron que se fue de la banda a causa del palo con la moto), y desde entonces Halford sigue haciendo la historia del metal, como corresponde, con su metro ochenta encorvado en la locura de su grito... y con su gentileza en el diálogo telefónico con este diario.
–Nadie quiere que ésta sea la última gira mundial de Judas Priest.
–Las razones están explicadas en el website oficial de la banda (http://judaspriest.com/) pero, claro, está en inglés y no creo que la mayoría de nuestros fans argentinos puedan leerlo... Por eso es tan importante que lo repita aquí y ahora: queremos que todos comprendan que Epitaph es nuestra gira de despedida de las giras mundiales, pero que no es el final de Judas Priest. Vamos a seguir haciendo shows en el futuro, pero serán shows, digamos... especiales. Por eso, tampoco quiero que vayan a creer que jamás volveremos a Sudamérica; tal vez lo hagamos de forma distinta, particular, diferente, pero ya no más como parte de una gira mundial y tan enorme como ésta, que abarca Europa, Sudamérica, México, los Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón... Ya no volveremos a hacer giras así; queremos bajar dos o tres cambios, para preservar la vida de Judas Priest. En este momento de nuestras vidas se nos hace difícil hacer giras tan extensas. Físicamente resulta agotador, porque en escena nosotros damos todo. Lo que ahora queremos es hacer menos shows pero, le repito, es muy importante que los fans entiendan que éste NO es el fin de Judas Priest. Es sólo el fin de nuestras giras mundiales.
–Se sabe que Priest está editando The Single Cuts, un box set de “lados B” pero se viene un disco con canciones nuevas. K.K. se fue...(ver recuadro) pero el nuevo guitarrista, Richie Faulkner, ¿está dentro del nuevo álbum?
–Sí, estamos por hacer un CD con temas nuevos, y esperamos tenerlo listo en algún momento del año que viene. Glenn (Tipton) y yo compusimos doce o trece canciones, que todavía están en proceso de demo; en realidad, había tres o cuatro temas ya mezclados y masterizados, pero eso fue antes de que se nos uniera Richie, así que ahora queremos volver a entrar a estudios para remezclarlos y remasterizarlos, incluyendo las guitarras de Richie. Lo mismo va a pasar con los nuevos temas que compusimos con Glenn: queremos que Richie participe en ellos y que nos dé su opinión. Las canciones son muy tremendas: será un disco de verdadero heavy metal. “Metallizer” tiene reminiscencias de Painkiller, “To Hell and Back” tiene que ver con British Steel; son canciones terriblemente poderosas de heavy metal, y estoy seguro de que los fans se van a poner contentos. Habrá un nuevo álbum de Judas Priest muy pronto.
–Usted menciona Painkiller y ya los fans se agarran la cabeza...
–(Se ríe.) Sí, los fans sudamericanos de verdad adoooooran el Painkiller, se ponen como locos cuando lo tocamos...
–¿Cómo está hoy el rock, y en especial el heavy metal, según su punto de vista?
–Creo que el rock está en buena forma y que hay muchas, muchas bandas impresionantes de todo el mundo que siguen adelante, a pesar del tiempo que llevan juntas... y en especial las bandas de heavy metal. Hace poco, durante esta misma gira, estuvimos tocando con nuestros amigos de Sepultura, y con Paulo (Paulo Jr., bajista) nos pusimos a charlar en camarines acerca de que Sepultura tiene tantos años encima, al igual que Judas, y al igual que Apocalyptica, y de que estamos fenómeno. Todas las bandas con las que hemos estado tocando en Europa son excelentes, desde Queensrÿche hasta Motörhead, y también actuamos con grupos nuevos. Y hay tantos grupos nuevos, hay tantas oportunidades para elegir, y todos son tan talentosos... Para los nuevos fans del metal resulta fantástico poder ver todo este abanico de talentos, y escucharlos, y enterarse de lo que está pasando de verdad.
–Van a tocar acá con Whitesnake otra vez. ¿Fue una decisión especial, considerando que durante esta gira contaron con tantas otras opciones?
–La última vez que vinimos a Sudamérica la pasamos tan bien con Whitesnake, fue tan increíble, un lujo, que muchos nos dijeron que querían vernos juntos de nuevo y que querían volver a disfrutar de esta combinación. Fue un muy buen equilibrio. Y nos pedían: “Vengan juntos, otra vez”; todos quieren revivir aquel momento. Y esto sólo va a suceder en Sudamérica: Whitesnake y Priest no estarán juntos en ninguna otra parte, así que va a ser un regalo para todos los fans a los que estamos visitando en este tramo de la gira.
–A usted lo apodaron “Metal God” (Dios del Metal). ¿Está de acuerdo?
–Los fans me pusieron ese magnífico apodo (N. de la R.: por el título de una canción del álbum British Steel, 1980), que agradezco terriblemente. Los fans ponen sus vidas en nosotros y nosotros les debemos todo: queremos devolverles todo, con nuestras vidas en el metal. Se los agradecemos siempre, a cada uno de ellos, con tremenda gratitud. Queremos darnos esta oportunidad de llevarles el metal y pasar, juntos, un momento espectacular.
–Ya se los vio acá, más de una vez. Pero ahora, y en ocasión de “despedida”, ¿con qué se va a encontrar el público?
–Creo que esta es una celebración de Judas Priest. Vamos a intentar tocar una canción de cada disco que grabamos a lo largo de nuestra carrera, alguna canción que no hayamos tocado antes. El show es muy visual: traemos un escenario completamente nuevo, con luces espectaculares, fuego, todo lo que hace del metal algo tan maravilloso. Todo eso llegará a Sudamérica. Y será un show único, porque nunca volveremos a hacer un show así, jamás. Por eso tienen que verlo, porque es muy, muy especial, quedará en nuestras memorias para siempre. En dos horas y media vamos a mostrar la historia de Judas Priest.
–El año pasado, la Argentina legalizó el matrimonio igualitario. La Argentina es uno de los pocos países en el mundo que pueden disfrutar de esta ley. ¿Cuál es su reflexión al respecto?
–Hablando desde mi condición de hombre gay, aplaudo al gobierno argentino y al pueblo de la Argentina por ser tan maravillosamente sensibles e inteligentes como para apreciar que, si dos personas se aman, tienen los mismos derechos que cualquiera. Porque, a fin de cuentas, eso es lo único que importa. Que no todos tengan los mismos derechos no es constitucional: está equivocado, está muy mal. Todos deberían ser tratados como iguales. Y, por haber declarado la igualdad de derechos para todos y todas, la Argentina merece una ovación de pie. Como gay, eso me hace muy, muy feliz. Y me hace muy feliz volver a subir a un escenario argentino y sentir, ahora más que nunca, que soy bienvenido en el país. Y que en la Argentina me tratan tal como desearía ser tratado en el resto del mundo.
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"EL ESTADO DEBE SER NEUTRAL"



DEBATE SOBRE EL PROYECTO PARA SACAR SIMBOLOS RELIGIOSOS DE LUGARES PUBLICOS

La iniciativa de legisladores de la oposición de la Ciudad fue discutida por un panel que incluyó a un pastor, un laico y un ateo. El proyecto propone el retiro de todo símbolo religioso de los edificios públicos de la Ciudad.

Por Mariana Carbajal


“Las personas que no son creyentes tienen que ser respetadas (y eso se logra) no exhibiendo ninguna simbología religiosa en los lugares públicos”, sostuvo el pastor evangélico pentecostal Guillermo Prein, del Centro Cristiano Nueva Vida. “Un culto es una ideología y el Estado debe tener una posición neutral”, afirmó Fernando Lozada, presidente del Congreso Nacional de Ateísmo que se realizará el mes próximo en Mar del Plata. “No es una lucha contra las religiones”, aclaró Manuel Ochandío, del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos. Los tres formaron parte de un panel convocado ayer por la tarde en la Asociación de Abogados de Buenos Aires en apoyo al proyecto que promueven legisladores porteños de la oposición para eliminar los símbolos religiosos de los edificios públicos del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Defendieron también la iniciativa dos de sus impulsores, María José Lubertino, del bloque Encuentro Popular para la Victoria, y Rafael Gentili, de Proyecto Sur.
El proyecto fue presentado en 2010 y girado a las comisiones de Cultura y Asuntos Constitucionales. Pero todavía no fue debatido en el ámbito de la Legislatura. Lo firman, además de Lubertino y Gentili, Aníbal Ibarra, María Elena Naddeo y Eduardo Epszteyn, de Diálogo por Buenos Aires, Laura García Tuñón, Julio Raffo y Jorge Selser de PS, Marcelo Parrilli, del MTS-PS, y Antonio Rubén Campos de la UCR. Ayer, durante el debate, se anunció que la legisladora Diana Maffía, de la Coalición Cívica, comunicó que adherirá a la iniciativa.
El proyecto “prohíbe la instalación o exhibición permanente de imágenes o motivos religiosos en todos los edificios públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, con excepción de aquellos que se encuentren en hospitales y cementerios siempre y cuando “se encuentren en un espacio reservado y se garantice la multiplicidad de credos”. La propuesta apunta a “garantizar el efectivo cumplimiento de los principios de libertad religiosa y la laicidad del Estado en el ámbito de la Ciudad”, de acuerdo con su artículo 1. Es decir, establece que deben ser retirados crucifijos, vírgenes y otras imágenes religiosas de escuelas, tribunales y oficinas públicas.
La ministra de la Corte Suprema Carmen Argibay se manifestó ya públicamente a favor de una iniciativa de estas características el año pasado y destacó que otros integrantes del máximo tribunal comparten su posición.
Ayer se acercó a la Asociación de Abogados de Buenos Aires y se sumó al público del auditorio una veintena de personas que manifestaron su rechazo al proyecto. Algunos tenían carteles con una imagen de un crucifijo y la leyenda: “Yo no lo saco”. Varios se identificaron como pertenecientes a la Acción Nacional Católica y llevaban en el pecho una bandera papal. “Es lo mismo que obligaran a sacar los ombúes y las guitarras, son parte de la identidad argentina”, dijo a Página/12 uno de los manifestantes, Eduardo Schweitzset, de la “Corriente Naranja”, un movimiento “anti derechos” que nació en las marchas contra el matrimonio igualitario.
“Siempre es bueno poner en debate estos temas”, destacó Lubertino. Y señaló que el proyecto apunta a defender la libertad religiosa. “El concepto de libertad religiosa incluye la no creencia”, indicó y consideró que el Estado no puede legitimar en el espacio público “la preponderancia de un culto sobre otro”. A su turno, el diputado Gentili subrayó que la propuesta legislativa “debe enmarcarse dentro de las luchas por la igualdad de los derechos”. Y también quiso dejar en claro que “no es una movida contra las religiones ni contra la Iglesia Católica Apostólica Romana”. “En países europeos no se permite a los funcionarios públicos hacer proselitismo en la función pública de su fe religiosa y en eso no se considera que se ponga en juego la libertad religiosa”, describió. Y evaluó que la naturalización de las imágenes religiosas en espacios públicos “es un mal acostumbramiento que nos tenemos que sacar de encima”.
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FINAL DE ÉPOCA



El reciente álbum del cantautor Luis Aute, fue compuesto bajo la incertidumbre del presente urgente que vive su patria. “Intenta reflejar un poco esta sensación de que en cualquier momento se derrumba el techo que nos protege”, explica él.

Por Karina Micheletto


El título del nuevo disco de Luis Eduardo Aute es tan concreto como representativo. Intemperie ha nombrado el cantautor a la reunión de estas 16 canciones, escritas en España con el pulso de un presente urgente, impregnadas por un espíritu de época que, escuchado en el relato desde este lado del mundo, suena a fantasmal déjà-vu. “Es un disco escrito hace un año y pico, y hay un tema que gravita sobre todas las canciones: esta sensación de estar viviendo en la máxima precariedad, de incertidumbre, de abismo constante, esta sensación de que en cualquier momento se derrumba toda la estructura en la que estamos sostenidos”, explica Aute en diálogo con Página/12. “Sí, intenta reflejar un poco esta sensación de que en cualquier momento se derrumba el techo que nos protege, y nos quedamos todos a la intemperie”, concluye. El músico presentará estas canciones, y también otras de las más conocidas de su repertorio, este jueves en el teatro Coliseo Podestá de La Plata, y el viernes en el Gran Rex.
Nacido en Manila pero nacionalizado español, europeo al fin, Aute muestra, durante el comienzo de la charla, cierta marca eurocéntrica que parece poder más que la corrección política. Y es entonces cuando suena liberador, desde aquí, el saberse excluido del “no-sotros” inclusivo en la descripción del desastre hecha por el cantautor. No todas son canciones de este tipo de abismos, de todos modos. Hay también una canción de amor (“Quiéreme”), una de desamor (“Nada”), otra “cínica”, que incluye en el arte del disco una cita a Palito Ortega, con una respuesta de Voltaire (jugando con la idea de que España, cuando alguien tiene cara seria se dice que tiene “cara de palo”, y no de otras partes del cuerpo). Y están también canciones como la que da título al disco, precedida por una cita del poeta catalán Joan Margarit: “El buen poema, por más bello que sea, será cruel. La intemperie es dura... ¡pero más dura es sin poemas!”.
–El título del disco parece impregnar todo el disco, es una palabra muy representativa de los tiempos que corren en Europa...
–¡Que no corren (risas)! En el disco hay canciones muy diversas, pero en gran parte de ellas hago referencia a esto que yo creo que es un final de época. Con partidos políticos que no representan lo que tienen que representar ni defienden lo que tienen que defender, con un capitalismo neoliberal en crisis, cuando está manifiestamente demostrado que ha resbalado. En fin, es una situación de precariedad, de incertidumbre total. Y es cierto que, si bien hay tres o cuatro canciones donde hago una pequeña reflexión sobre esta sensación, hay otras canciones que no tienen nada que ver, pero de alguna manera están impregnadas en esta sensación de intemperie.
–Y sin embargo, la solución al problema, lo que se propone como salida, parece ser más de lo mismo, más ajuste, más reducción del Estado, más crisis. ¿Cómo se vive en España? ¿Y en qué quedó el movimiento de los indignados?
–Los indignados volvieron otra vez, con la visita del Papa fueron a ocupar nuevamente la Puerta del Sol; como no pudieron hacerlo, se fueron a la Plaza Mayor. El movimiento sigue y creo que es absolutamente imprescindible, no ha muerto para nada. Hay una fecha referencial, que es en octubre, cuando se intentará una manifestación en sintonía en todo el mundo. En fin, qué te puedo contar que tú no sepas, que no hayas vivido ya. Estamos en el filo del abismo constantemente, dependiendo de lo que decidan las llamadas agencias de calificación, esos lobbies especulativos que dictaminan a los políticos lo que hay que hacer. Se pone en cuestión el concepto mismo de democracia, porque votamos a unos políticos que no nos representan (ése es el slogan de los indignados), sometidos como están a los dictados de las agencias de calificación. Va a haber elecciones anticipadas y va a dar igual que sea un partido u otro, porque quienes deciden qué hay que hacer son ni siquiera los de Bruselas (capital de la Comunidad Europea) sino unas agencias llamadas de calificación. Es una situación de vértigo.
–¿Esta valoración del movimiento de los indignados es generalizada? Desde los medios hegemónicos llega un intento muy fuerte por descalificarlos.
–Es que no tragan con nada, porque es un movimiento sin partidos, sin siglas, es la pura gente. Es la calle que sale a decir: ya hasta aquí. Ya hasta aquí de pagar siempre los mismos el error de los políticos, de la política entendida como un instrumento de los bancos y de la especulación. Yo no soy profeta, no sé qué puede ocurrir, pero bienvenida sea esta queja de la gente en la calle sin partidos y sin siglas. Mientras hay una situación de caos, en cuanto a que la política está evidentemente sometida a los designios de estas fuerzas especuladoras privadas, que surja este movimiento masivo exigiendo una democracia auténtica, una democracia más participativa, me parece que es la luz en el fondo del túnel. Es gente joven, hasta hace muy poco los acusábamos de que estaban aletargados, adormecidos con sus videojuegos. Y bien, ahora salieron a la calle tomando contacto con la realidad, y denunciándola.
–En la gacetilla de prensa de estos conciertos se dice que en su obra hay “escepticismo, desesperanza, paradoja, duda”. Sin embargo, estas canciones no parecen escritas por un desesperanzado, alguien a quien todo le da igual. ¿Se siente cómodo con esos motes, que son recurrentes cuando se lo presenta?
–Son opiniones ajenas... Si me preguntan si soy pesimista, digo que no, sí puedo estar más o menos de acuerdo con el adjetivo de escéptico, en el sentido de que no le ofrezco demasiada credibilidad a casi nada. El pesimista es quien iza la bandera blanca, se rinde y dice no hay nada que hacer, todo está determinado, y yo no coincido con eso. El escéptico es alguien que tiene dudas respecto de muchas cosas, pero que es activo. Desesperanzado, en absoluto. Si fuese un desesperanzado, no escribiría canciones.
–Hay una escena que siempre es mencionada en sus biografías, la del despertar del erotismo con Marilyn Monroe en Niágara y la forma en que usted la “desnudó” de niño. ¿Realmente fue tan importante?
–Eso lo comenté hace muchos años en una entrevista, y sí, ya ha quedado para siempre. Fue un comentario casual, pero tuvo algo de iniciático aquello, sí. Tendría yo 6 años, o por ahí, mis padres me llevaron a ver Niágara, cuando todavía vivíamos en Manila. Al ver a Marilyn fue la primera vez que descubrí que me gustaba esa señora rubia, que sentía cosas extrañas en mi cuerpo, en fin... Mi padre coleccionaba revistas de cine, y al llegar a casa tomé una de esas revistas Modern Screen con unas fotos de Marilyn. Ella posaba con un bañador entero y yo tuve la imperiosa necesidad de desnudarla. Tenía pinturas de acuarela, pero no tenía blanco, entonces agarré una pasta de dientes y la desnudé, ¡antes de que existiera el Photoshop! Aquello era pura artesanía... Guardé esa foto en el libro de geografía y, ya en clase, al abrir el libro se me cayó al suelo. Mi compañero de pupitre me traicionó: en vez de devolvérmela, se la llevó al cura. Llamaron a mis padres, estuve a un tris de la expulsión. Lo concreto del recuerdo es que hubo una relación muy directa entre el descubrimiento del erotismo, del placer carnal, y el castigo. Supongo que eso me marcó.
–Ahora estará abocado a la gira de presentación de este disco, pero ¿en qué está su faceta de pintor y la de realizador de cine?
–Películas ya no hago, la última experiencia fue definitiva, Un perro llamado dolor fue una película toda dibujada, estuve cinco años haciéndola. Estuvo en Mar del Plata y en muchos festivales, fue una experiencia muy especial, pero me demostró que hacer una película lleva muchísimo tiempo, dos años como mínimo, y no dispongo de ese tiempo. Pero pintar, creo que siempre seguiré pintando. Ahora estoy haciendo una novela ilustrada, a partir de uno de esos guiones que quedaron como proyectos cinematográficos. Será una película dibujada, no para proyectar, sino en forma de libro.
–¿Y cómo se ve América latina desde esa Europa de la “intemperie”?
–Veo al llamado Occidente, en el que incluyo también a China e India, porque están en la misma estructura de mercado, como un barco, un Titanic que se está hundiendo y tiene que ser salvado urgentemente. Y el único proyecto de la tripulación es ponerle parches al barco para que tarde en hundirse. Mientras tanto, en América latina están ustedes, de una forma u otra –más radical, más moderada–, intentando construir un barco independiente de Occidente. Y eso es algo muy positivo, se vislumbra un proyecto de futuro, además de que es un continente gigantesco con materias primas, con culturas milenarias, mestizas, con una lengua común. Si hay algún futuro en esta historia contemporánea, y si está en algún lado, está en América latina. Y la Argentina, desde luego, tiene un peso muy fuerte en este continente de la esperanza.






Pies descalzos en el Partenón
Atenas en llamas

El arte de tapa del nuevo disco de Luis Eduardo Aute, que él define como impregnado por un clima de época y al que llamó Intemperie, tiene fotos tomadas en Atenas. Están los pies del cantautor subiendo los peldaños de la escalera principal del Partenón, pero adentro están también las fotos del ejército desfilando por ese Partenón, y de una Atenas literalmente en llamas, tal como se titula una de las canciones del disco. “Esa canción la escribí hace un año y pico, evocando una visita a Atenas que había hecho dos años atrás, a poco de las primeras revueltas que se dieron allí, donde mataron a dos estudiantes”, cuenta Aute a Página/12. “La gente había salido a la calle y yo estuve allí dos meses después de esas revueltas. Estaba en casa de este amigo a quien dedico la canción, en La Pequeña Columna, el barrio de los anarquistas, donde habían arrancado esas revueltas. Y todavía había grafittis en las paredes, y las calles estaban todavía deterioradas. Estuvimos cenando en su terraza, al lado del monte Lykavittos, allí con todos los mitos, como digo en la canción. Era estremecedor estar allí viviendo la paradoja de una Grecia desahuciada, cuando es la cuna de la civilización occidental. Al cabo de unos dos años me acordé de eso, pero cuando escribí la canción no había atisbo de que fuera a ocurrir lo que está ocurriendo en Grecia ahora, obligada a vender todo, mientras una Europa ‘generosa’ le da limosnas para que pueda sobrevivir.”
Más allá de lo premonitorio de su canción “Atenas en llamas”, Aute dice que encontró en las fotos con las que ilustró el disco la representación de una civilización a la intemperie, de la cultura occidental viniéndose abajo con el paso del tiempo. “Los pies que se ven en la portada del disco son los míos, es una foto que me tomó mi hijo en el Partenón. Siempre que voy a Grecia busco tocar las columnas y los mármoles con las manos, me gusta eso de tocar el mármol de la historia. Pero en esa ocasión no podía hacerlo, estaba prohibido tocar nada, por protección. Entonces pregunté: ‘Bueno, ¿si me descalzo puedo tocar con las plantas de los pies los mármoles?’. Eso no estaba prohibido, y por eso la foto. La utilicé luego para el disco porque me pareció muy representativa, no sólo de la situación de Atenas, sino de todo el álbum.”
“Y Atenas en llamas.. . contra un Occidente narciso e insolente, rompiéndose a trizas... Atenas ardiente, a veces sueña que va a renacer de sus cenizas”, canta Aute. Hay otra foto de aquellas primeras revueltas en Atenas, tres años atrás, que se ha visto bastante. En la Acrópolis, al pie del Partenón, un grupo de manifestantes levanta un cartel que dice en griego y en inglés: “Pueblo de Europa, levántate”. “Me pareció muy inquietante que en la cuna de la civilización estuvieran exigiendo que la Europa de la cultura se despertara, se levantara en contra de la Europa del mercado. Es lo mismo que seguimos exigiendo, de todas las maneras posibles, en medio de esta intemperie”, concluye Aute.
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UNA APLICACIÓN CURIOSA DE LA LEY



UN KOLLA PROCESADO POR DISCRIMINAR A QUIENES INVADEN SU TERRITORIO

Dos hombres llevaban turistas a recorrer, sin autorización, territorios de una comunidad kolla. Como la comunidad les prohibió el paso, denunciaron a su tutor, Bernabé Montellanos, por discriminarlos. Los jueces dijeron que los kollas “espantan emprendedores”.

Desde hace casi un año, la Justicia de Salta mantiene un caso de discriminación técnicamente aplicado por la culata: un representante de la comunidad kolla de la localidad de Iruya está procesado por prohibir el paso a dos operadores turísticos que ingresaban sin permiso en tierras de la comunidad para pasear turistas. Los operadores, ni lerdos ni perezosos, decidieron utilizar la ley del modo más rápido y efectivo posible: denunciaron al representante de la comunidad por infringir la misma ley que supuestamente fue sancionada para protegerlo. El juez avaló la denuncia con el argumento de que los “aborígenes espantan a los emprendedores”. Actualmente el caso espera en Casación desde hace casi diez meses, después de que Apelaciones rechazara las pretensiones del kolla.
Desde el 2 de noviembre de 2010, el acusado, Bernabé Montellanos, tutor intercultural de la comunidad kolla de Finca el Potrero, en Iruya, Salta, espera que la Casación resuelva sobre la decisión adoptada por la Cámara de Apelaciones. Ese fuero dio por válida la resolución de primera instancia, por la que se procesó y embargó por 1000 pesos a Montellanos, por la infracción a la Ley 23.592, que penaliza los actos discriminatorios. Casualidad o no, Apelaciones se expidió el 12 de octubre del año pasado, Día del Respeto a la Diversidad Cultural.
Montellanos fue denunciado por Sebastián Prado y Soledad Leguizamón, quienes “realizaban actividades turísticas en territorios (con títulos comunitarios) pertenecientes a la comunidad kolla de Finca el Potrero, sin la correspondiente autorización (y con la expresa disconformidad de los originarios al respecto)”, explica en su escrito Héctor Martínez Gallardo, defensor del procesado. Esa postura de los comuneros fue tomada por Prado y Leguizamón como un acto de discriminación.
Además, la Justicia hace cargo al referente originario de haber escrito “una carta discriminatoria”, aunque la declaración fue firmada por varios miembros del Consejo Indígena Kolla de Iruya, describe la defensa. En el texto en cuestión, los comuneros pidieron que los denunciantes finalicen con las “actividades turísticas” vinculadas con la vida de los kollas “por no pertenecer” al pueblo indígena, y “no conocer en profundidad su cultura, situación que además generaba la transmisión de información errónea”.
En primera instancia, el juez federal Raúl Reynoso, de San Ramón de la Nueva Orán, entendió que Montellanos presenta “una clara demostración de odio y rechazo” a quienes llegan a esta zona de montañas y ríos desde otros lugares del país y del exterior. Para el magistrado, estas personas que intentan fijar residencia en Iruya, “atraídas por la belleza geográfica del lugar”, “no tienen la intención de desconocer las costumbres ancestrales” de los originarios, sino que “en base a respetar esas costumbres” buscan “forjar emprendimientos comerciales o empresariales, que en definitiva redundarían en beneficio de la zona”. Reynoso considera que “actitudes” como la de Montellanos, es decir, la defensa de la autonomía sobre su territorio, “terminan por espantar” a los inversores. La interpretación fue ratificada por la Cámara de Apelaciones. En ningún momento, la Justicia federal salteña hizo lugar a la legislación que resguarda el derecho indígena a la administración de sus territorios. Por ejemplo, el defensor de Montellanos recurre al artículo 17 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, referido a pueblos indígenas y tribales, y de jerarquía supraconstitucional. Ese pasaje señala que “deberá impedirse que personas extrañas a esos pueblos”, bajo diferentes marcos, puedan “arrogarse la propiedad, la posesión o el uso” de las tierras indígenas. Y añade el artículo 18: “La ley deberá prever sanciones apropiadas contra toda intrusión no autorizada en las tierras de pueblos interesados o todo uso no autorizado de las mismas por personas ajenas a ellos (...)”.
Entre los fundamentos del recurso presentado ante Casación, la defensa del kolla alerta sobre “la gravedad institucional del caso” y entiende que, de quedar firme la resolución, el mayor daño será que “la posibilidad de repetición trascenderá el caso individual, y traerá aparejada la directa eliminación del plexo de derechos fundamentales de los pueblos originarios”.






Informe: Leonardo Rossi.
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"LA AGRESIÓN SEXUAL ES UN ARMA COMO CUALQUIER OTRA"



La antropóloga Rita Segato estudia los femicidios en América latina y desmenuza los “mensajes” ocultos en esos crímenes. En ese marco, introduce la perspectiva de género en el caso salteño. Y plantea dudas inquietantes, incluida la sospecha del móvil político.

Por Mariana Carbajal


¿Hay un mensaje cifrado en los asesinatos de las dos turistas francesas en Salta? ¿Puede haber otra lectura de la violencia que sufrieron sus cuerpos en un paraje turístico poco habituado a tanta saña? La antropóloga, docente e investigadora Rita Laura Segato, reconocida por su conceptualización y análisis del fenómeno del femicidio en América latina, ofrece su mirada, inquietante. Para Segato, el doble homicidio tiene olor a crimen con móvil político. En una extensa entrevista con Página/12 fundamenta su punto de vista. “Es a través de la agresión a la mujer que se agrede a un antagonista”, dice la antropóloga. En su hipótesis, el doble crimen habría apuntado a perjudicar al gobierno de Salta, encargado de velar por la seguridad de las turistas.
Segato responde desde Foz de Iguazú, donde es investigadora visitante en la Universidad de la Integración Latinoamericana-Unila. Los asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres son uno de sus temas de estudio. Para comprender sus huellas hay que leer a Segato. Esta argentina que reside desde hace varios años en Brasil –y cada tanto viaja al país– es autora de Las Estructuras Elementales de la Violencia, La Nación y sus Otros (Prometeo, 2003 y 2007) y La Escritura en el Cuerpo de las Mujeres Asesinadas en Ciudad Juárez (Editora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, México, 2006). También es profesora de la Cátedra Unesco de Bioética de la Universidad de Brasilia.
Estaba Segato camino al aeropuerto de Salta, cuando conoció la noticia de los asesinatos de las jóvenes Houria Moumni y Cassandre Bouvier. Desde entonces, el caso concentra sus pensamientos.
–¿Cree que son dos femicidios más o piensa que tienen características particulares?
–Tienen un carácter inusual por varios motivos: ante todo, la agresión concluida con ejecuciones perpetradas fríamente con un tiro en la cabeza y otro por la espalda con el arma apoyada en el cuerpo no me parecen formas de matar frecuentemente asociadas a la violencia sexual. En segundo lugar, la zona en que el crimen sucedió es habitada por gente simple, trabajadora, y ciertamente no un escenario habitual de actos de violencia. Este crimen impar y de localización impar fue perpetrado en medio del fragor de la contienda electoral, en una escena marcada por el odio y la de-sesperación de aquellos que se ven progresivamente desplazados del control de las posiciones de poder en el país. O, dicho de otra forma, en medio de una guerra sorda por el control de esas posiciones de autoridad y poder.
–¿Qué le hizo pensar en la hipótesis de un crimen con móvil político?
–Todos los entrevistados por la prensa, vecinos de las inmediaciones del crimen y de los detenidos, insisten en que hay que mirar hacia afuera del pueblo de San Lorenzo para encontrar a los responsables; reiteran la afirmación de que se trata de crímenes de “gente de poder”, que “tienen que ver con la política”, y sugieren que la policía puede estar “plantando pruebas”. A la gente hay que escucharla. Especialmente cuando lo que dice es recurrente y refleja un gran acuerdo de puntos de vista. Infelizmente, una vez más, la caricatura de la “civilización” contra la “barbarie” es revivida, la mirada inculpadora es eurocéntrica, y se busca imputar a la gente no blanca y pobre. Los medios revelan indicios de que el principal detenido, Gustavo Lasi, ha sido golpeado y apremiado ilegalmente, lo que ciertamente retira legitimidad y credibilidad a sus declaraciones ante el juez. Nuevas dudas surgen frente a la sorprendente presteza de los medios en divulgar lo que aparece como una confesión de mediana culpabilidad: habría cometido una sola de las violaciones, sin otras formas de violencia, y acusado a los otros dos sospechosos de las otras agresiones. Cabe siempre la duda: ¿habrá esto resultado de alguna negociación para acelerar la resolución del caso? Además de los golpes, ¿habrá sido ofrecido algún beneficio para obtener esta media confesión y el bien acogido testimonio que perjudica a los otros detenidos?
–¿Qué otros aspectos del caso le despiertan dudas?
–En los primeros días, se había revelado que en el libro de entrada a la visita del paseo donde ocurrió el crimen se consignaba, para esa misma tarde, el ingreso de cuatro hombres. Los datos de las víctimas son más precisos, como, por ejemplo, su hotel, pero del grupo de hombres sólo se dice apenas “de Córdoba”, “por la tonada”, pero no figuran sus nombres ni lugar de hospedaje. Y no hay trazo en el libro ni de la salida de las jóvenes ni del grupo de hombres. Muchos de los crímenes de género de la actualidad ocurren en situaciones de contienda entre facciones. Esta es una estructura recurrente que creo reconocer aquí, como variante de otras situaciones que he analizado. Esto a mí se me ocurre por lo menos extraño en la apacible y turística localidad de San Lorenzo, a manos de personas que conviven habitualmente con el turismo y, especialmente, como en el caso del principal sospechoso, que trabajan en el ramo y tratan profesionalmente con legiones de mujeres jóvenes europeas que viajan no siempre acompañadas por hombres. Entonces, la pregunta que no quiere callar es: ¿por qué ocurrió precisamente en vísperas de una elección?
–Además de la confesión del propio Lasi, estudios de ADN confirman que violó a una de las chicas.
–Los resultados hasta el momento no me parecen convincentes, incluyendo la propia prueba del ADN. Es importantísimo y obligatorio mantener una rígida vigilancia y verificación no solamente de los procesos de análisis de las evidencias, sino sobre todo, y más todavía, de los procedimientos de hallazgo y colecta de las supuestas pruebas, incluyendo aquí la muestra de material genético. Me preocupa el hecho de que la policía necesite “resolver el caso” por cualquier medio y rápidamente porque hay presiones de todo tipo para que eso suceda. Una investigación así nunca será confiable.
–¿Cree que pudo haber instigadores?
–Sí, creo que hubo instigadores. Creo que hay responsables que han salido de escena y que no están ni siquiera siendo buscados.
–¿Cómo asocia estos crímenes a su modelo de entender la violencia de género?
–Este caso evoca otros asesinatos de mujeres que son percibidos como raros, excesivos en el uso de la violencia letal, planeados para matar desde el comienzo, y en los que la agresión sexual es solamente un medio y una de las formas de la acción dañina. Este crimen con características raras cierra con mi hipótesis teórico-policial de siempre, que se puede resumir así: es a través de la agresión a la mujer que se agrede a un antagonista. Es en el cuerpo femenino violado y ejecutado que en las guerras contemporáneas se reduce al enemigo, se lo desprestigia y desmoraliza. Ese antagonista es quien tiene a su cargo, o debería tener, el papel de tutor, protector o responsable por la víctima, papel que, como la agresión prueba, no consigue cumplir, quedando por lo tanto deshonrado en su papel de autoridad viril. En este caso, es evidente que el responsable por la custodia y seguridad del turismo es el gobierno de Salta.
–Suponiendo que pudo ser un doble crimen de móvil político, ¿por qué estima que se eligieron mujeres? ¿Hubiera sido igual que fueran turistas varones?
–El abuso y la agresión sexual y física a las mujeres es más eficiente como forma de operar el desprestigio moral de quien se encuentra en la posición de garante por la custodia de sus cuerpos. Es un lenguaje. Un lenguaje que emana de una estructura como es la de género, una relación entre posiciones que origina una lengua bastante estructurada y, en verdad, previsible.
–¿Encuentra similitud con otros casos de Argentina?
–Una de las razones por las que es tan difícil disminuir la impunidad cuando se trata de crímenes con móvil de género es que su unidad de fondo, proveniente del carácter violentogénico general del patriarcado como primera y última pedagogía de poder, nos ciega para entender las variedades de los mismos. En la torpeza de la razón no percibimos la cantidad de diferencias en que la virulencia del género se manifiesta. Tendemos, entonces, a privatizar todos los crímenes de género, es decir, verlos como si emanasen siempre de la esfera de la intimidad, de los deseos íntimos y perversos de los sujetos, y eso nos impide ver algo muy importante: que la agresión sexual es un arma como cualquier otra, que irrumpe hoy en la esfera pública para hacer sus víctimas como nunca antes, llevando un mensaje que nada tiene a ver con lo privado ni con el reino de la intimidad.
–¿Hay puntos de encuentro con los crímenes de mujeres en Ciudad Juárez, en México?
–Lo que me instigó a responder esta entrevista y detonó mi malestar con relación al enfoque del caso por parte de las autoridades y los medios fue, en primer lugar, la impresionante semejanza entre la reacción de la gente en San Lorenzo y la reacción de la gente común en Ciudad Juárez. Hablan de lo mismo, dicen lo mismo: “Miren al poder y encontrarán a los responsables”. El discurso es idéntico. Y al discurso del pueblo hay que darle oídos y hay que respetarlo.
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"HAY QUE DARLE PRIORIDAD A LA REDUCCIÓN DE LAS DESIGÜALDADES SOCIALES"



Las sociedades han avanzado más, según el profesor Francois Dubet, en la igualdad de oportunidades que en la igualdad de posiciones. El sociólogo investiga los caminos de las sociedades hacia formas de organización menos desiguales.

Por Natalia Aruguete


–¿En qué difieren la igualdad de posiciones y la igualdad de oportunidades?
–Estos dos modelos son estrategias que permiten reducir la contradicción de toda sociedad democrática, consistente en decir que todos los individuos son iguales al mismo tiempo que hay sociedades desiguales. El modelo de la primera estrategia propone reducir la distancia entre posiciones sociales, es decir, que los ricos serán menos ricos y los pobres serán menos pobres. El segundo modelo consiste en decir que todos los individuos tendrán la posibilidad de alcanzar la misma posición. Tomemos como ejemplo el caso de los oficios de las mujeres. Lo que voy a intentar hacer es revertir la brecha, la distancia, en los mismos oficios ocupados por mujeres o por hombres. Esa es la estrategia de posiciones. El otro modelo, que es el que estamos utilizando nosotros, es decir que las mujeres van a tener derecho de acceder a todas las posiciones sociales, lo cual quiere decir, ocupar las posiciones más altas como las más bajas.
–¿En el segundo caso depende de un esfuerzo individual?
–Sí, depende del esfuerzo individual y de la lucha contra la discriminación.
–En términos de lucha contra la discriminación, ¿cuáles son las estrategias y las posibilidades reales de lograr la reducción de esa desigualdad?
–Hay estrategias muy concretas. Por ejemplo, puede existir una condena jurídica a quien da un hogar a una persona en función de su raza o su procedencia, se puede tener un cupo. Se puede decidir que en la policía haya un 30 por ciento de la población que tiene que ser negra. En los barrios desfavorecidos, se puede identificar a los que son buenos alumnos para llevar a esos chicos a las escuelas buenas.
–Pero es meritocrático eso. ¿Puede pensarse como una igualdad real?
–Sí, para que tengan las mismas oportunidades que los otros. Es un modelo de justicia si se quiere.
–En un sentido más amplio, ¿qué rol juegan los proyectos y los méritos en la posibilidad de reducir las inequidades?
–El principio del mérito, es decir que uno crea que debe ser recompensado en función de los méritos que tiene, es un principio que viene desde Aristóteles. Un principio de justicia. Por ejemplo, si yo trabajo más debo recibir una compensación mayor, cuantos más diplomas tengo, más derecho a estar mejor pago. Todo el mundo está de acuerdo, es favorable a esta idea de mérito. Lo que yo planteo es cuestionar la idea de que el principio del mérito tenga que ser el principio dominante. Porque cuando se vuelve dominante, el principio del mérito genera desigualdad.
–¿Hasta qué punto el mérito depende de cuestiones individuales o de condicionantes estructurales? Usted mencionaba “los créditos”, pero a alguien que proviene de la pobreza le será –muy probablemente– más difícil contar con buenos estudios, de los que surgirán tales créditos.
–Sí, en realidad, la gente que está en una situación más favorable va a tener sí o sí más méritos que la que no lo esté, pero el mérito sigue existiendo. Por ejemplo, nos parece normal que el profesor le ponga mejor nota al alumno que estudió más.
–¿Esa lógica de pensamiento tiende a reducir las desigualdades?
–De esa manera se puede llegar a reducir la desigualdad de oportunidades o –digamos– lograr más oportunidades, pero sin duda lo que no se consigue es reducir la desigualdad de posiciones. En los últimos 40 años, en Estados Unidos por ejemplo, los negros tuvieron sin dudas más igualdad de oportunidades. Que una persona de origen negro llegue a ser presidente de los Estados Unidos o, de igual forma, que las mujeres hayan recibido lugares de poder como empresarias u ocupen lugares en la Justicia. Pero durante ese mismo período, dentro del grupo de origen negro y dentro del grupo de las mujeres, las desigualdades en las posiciones sociales se fueron profundizando. No es lo mismo, son dos cuestiones diferentes.
–¿Cómo incluye la idea de diversidad entre estas dos versiones?
–El éxito del modelo de la igualdad de oportunidades está presente en las reivindicaciones de las mujeres y, también, en la reivindicación étnica. Las minorías étnicas surgen de una desigualdad de oportunidades: estigmatización, racismo, etc. Y como las sociedades europeas y la norteamericana son cada vez más pluriétnicas, la reivindicación por la igualdad de oportunidades va en aumento. El problema que plantea esta visión de la justicia es que ciertamente hay que luchar contra la discriminación. Lo que hace este modelo es que endurece las identidades étnicas porque no intenta arreglar su identidad con el grupo para colocarse ante los demás. Las sociedades igualitarias y equitativas son menos discriminadoras que las inequitativas. Por ejemplo, si los obreros y trabajadores están bien remunerados, el hecho de que entre los trabajadores haya más negros es menos desventajoso que si hay grandes diferencias de salario entre los trabajadores y las otras posiciones. La idea, entonces, es que hay que darle prioridad a la reducción de las desigualdades sociales.
–¿Cuál de las dos posiciones prevalece en la sociedad actual? ¿Hay diferencias entre países ricos y pobres?
–A muy grandes rasgos, hablando de los países que conozco –los países europeos–, han dado prioridad al modelo de las posiciones. Me refiero a los países socialdemócratas, socialistas, con partidos laboralistas donde las reducciones sociales se han reducido considerablemente a lo largo de todo el siglo XX. Los países americanos, que se han ido formando a partir de olas de inmigración –sobre todo Estados Unidos– se inclinan mucho más por el modelo de igualdad de oportunidades. Por ejemplo, en Estados Unidos, la gran desigualdad está dada por el color de piel. En Europa, hasta los años ’80, la gran desigualdad se daba entre la patronal y los trabajadores. Pero el modelo que se va imponiendo hoy, sobre todo por la globalización y el individualismo, es el de la igualdad de oportunidades.
–¿Cuáles son las implicancias de un modelo y del otro? En los ejemplos que usted pone, ¿qué consecuencia trajo elegir una u otra estrategia?
–Las consecuencias son muchas y la vida política se organiza de modos muy diferentes. En un modelo hay un imaginario de clases sociales y en el otro un imaginario de comunidad. En el modelo de la reducción de las desigualdades, el Estado de bienestar está mucho más presente. En Europa hay 15 puntos más de PBI en los Estados de providencia. Una gran diferencia también es la tolerancia respecto de las desigualdades: cuando se les pregunta a los estadounidenses si piensan que las desigualdades son excesivas, son menos los americanos que piensan que sí son excesivas que los noruegos. Y, sin embargo, son dos veces más numerosas las desigualdades en Estados Unidos que en Noruega. En Norteamérica, la gente está convencida de que el mérito se reconoce, en Europa, en cambio, se cree que el mérito no está tan reconocido. Cuando, en realidad, hay más movilidad social en Europa que en Estados Unidos. Son modelos que están en la cabeza.
–Si un aspecto central que diferencia a estos dos modelos es el rol del Estado, ¿cómo cree que debería comportarse el Estado para lograr reducir las inequidades?
–El Estado debe intervenir y, para ello, debe basarse en informaciones correctas. Hay que tener un buen conocimiento y el Estado también debe ser inteligente. Hay Estados como los escandinavos o el canadiense que pueden tener gobiernos conservadores pero, sin embargo, son muy inteligentes porque logran reducir las desigualdades y mantener una buena dinámica económica.
–¿De qué manera?
–En los países escandinavos un desempleado va a mantener casi la totalidad de su salario, pero va a tener la obligación de capacitarse y no puede desechar más de tres propuestas laborales. Los Estados inteligentes son igualitaristas, pero al mismo tiempo obligan a las personas a actuar.
–Allí se ve la responsabilidad personal... Y en su libro Repensar la justicia social, usted afirma de que “la gente tiene una deuda con la sociedad y la sociedad con los trabajadores”.
–Hay que establecer una suerte de contrato. Te voy a dar un ejemplo muy interesante que es la política danesa de financiación de los estudios. Todos los jóvenes daneses mayores de 18 años reciben durante seis años la mitad de lo que se necesita para vivir en condiciones de pobreza, pero todos tienen la obligación de trabajar. Es decir, por un lado, se los ayuda y, por otro lado, se los impulsa, se los incita a actuar. Esos seis años los pueden utilizar entre los 18 años de edad y los 54, si yo decido no estudiar a los 18 años y trabajar hasta los 54 años, tengo el derecho de tomar esos seis años.
–¿En qué medida una política fiscal progresiva ayuda a reducir las inequidades? ¿Cree que es suficiente esa iniciativa?
–Pienso que es suficiente y fundamental, además. Supone una progresividad y además un sistema de tributación sobre el patrimonio. En Estados Unidos hay un impuesto progresivo sobre las ganancias, los ingresos, pero no sobre el patrimonio. La gente que tiene un salario alto –como yo– paga muchos impuestos. Eso me parece bien, pero pagamos muchos más impuestos que la gente que tiene casas, castillos, etc.
–Entonces no es un problema exclusivo de Argentina. Aquí hay una discusión alrededor de ese asunto por parte de diversos expertos de política fiscal.
–Los países más eficaces son los que aplican retenciones fiscales en la base, es decir, uno paga sus impuestos cuando recibe sus salarios y cuando compra una casa. Eso plantea problemas internacionales muy complicados, porque hoy en día también existe una fuerte competencia fiscal. Un ejemplo reciente es el de Irlanda. Durante diez años, Irlanda tuvo el desarrollo económico más alto de Europa, no había pobres en Irlanda ni había impuestos. Al hablar contigo me doy cuenta de la cuestión de la capacidad del Estado y la virtud cívica. Desde ese punto de vista, uno puede tener la visión de que hay un retroceso.
–¿Cómo definir hoy la idea de democracia cuándo persisten las desigualdades sociales y económicas?
–Partiendo de que todas las sociedades son inequitativas, si tomamos el caso de Europa las desigualdades son más bien escasas y se van reduciendo, es decir, en el año 1929 las desigualdades eran otra cosa. Cuanto más equitativa es una sociedad, más se tiene el sentimiento de cohesión social y la democracia es más fuerte. Pero hay casos y casos. Estados Unidos es una sociedad que está volviéndose cada vez más inequitativa y, sin embargo, es una sociedad democrática. Lo que habría que defender hoy en día es que cierto grado de igualdad es bueno tanto para los individuos como para la sociedad. Hay un ejemplo bueno para la ecología/economía, que reduce el consumo ostentoso: no necesitamos las 4x4; hoy Europa está llena de 4x4 que circulan a 40 km por hora. La calidad de la escuela es mejor si no está organizada como una competencia deportiva para llegar al primer puesto, parto de la hipótesis de que la relación entre hombres y mujeres es mejor si sus situaciones son más o menos comparables. Las sociedades más igualitarias son sociedades más bien liberales, porque uno, en un sistema así, puede decidir más libremente su vida que en una sociedad inequitativa. Después de treinta años de neoliberalismo creo que la izquierda debería replantearse su posición ya que no logró hacer la revolución y hoy en día nadie quiere hacer la revolución. El modelo de la igualdad de oportunidades, que es un modelo justo en sus bases, lo que hace en realidad es profundizar las desigualdades.
–¿Por qué?
–Se parte de la idea de que los individuos merecen lo que les pasa; no hay ningún motivo por el cual los vencedores no deban tener todo lo que tienen y los vencidos no tengan nada. Desde hace unos 30 años, se observa en América latina y también en Francia una especie de odio a los pobres porque –en definitiva– no tienen ningún mérito: no son expertos, no estudiaron en la escuela cuando se les dio escuela y formación, cuando se los ayudó, es antiguo el tema de las “clases peligrosas”.
–¿Qué es ser pobre desde su perspectiva? ¿Se es pobre en término económicos o cree que habría que considerar otros aspectos?
–Los pobres son aquellas personas que no acceden al standard de vida de la clase media. Económicamente, en realidad no. Porque un francés pobre vive con cuatro veces más dinero que un brasileño pobre o diez veces más que un africano. Pobre es aquel que no accede a los standards de la clase media, que son estabilidad social, familia, salud.
–Con lo cual, se ve reducida su capacidad méritocratica...
–Cuanta más escuela se les da, más ayuda social, más se hacen esas personas merecedoras de su pobreza.
–¿Por qué merecedoras?
–No es que la merezcan, sino que se tiene la idea de que la merecen. Son pobres porque no lograron que les vaya bien en la escuela. Hay también fenómenos que se están dando ahora en Europa, pero que llevan bastante tiempo en América latina: el de la separación urbana, ciudades que dejan de tener relaciones.
–¿Cuáles deberían ser los mecanismos de los Estados para proveerles a estos sectores políticas integrales?
–¿Políticas integrales?
–Me refiero a políticas sociales que tienden a ser más integradas y no tan focalizadas y asistenciales. Es un aspecto que está en debate en América latina.
–El reto consiste en elaborar políticas que obliguen a las personas a asumirse, asumir sus propias responsabilidades. Hay que ayudar a la gente a, por ejemplo, iniciar un emprendimiento, ocuparse de su educación, capacitarse. Este es un tiempo en que hay que lograr que las personas sean capaces, lo cual implica una ruptura con el anterior sistema de asistencia. Esto es bastante difícil porque, a veces, las personas están en situaciones de tal miseria que es muy difícil volverlas capaces.
–Los Estados suelen tener políticas para aquellos que se encuentran en situaciones de mayor estabilidad. Un ejemplo es el seguro de desempleo. ¿Qué tipo de políticas sociales se pueden aplicar para aquellos sectores que están fuera de toda formalidad –como los inmigrantes, en el caso europeo–, es decir, qué políticas formales del Estado benefactor no los contempla?
–El libro fue escrito en Francia, Europa, en países ricos. No tenemos en Europa un equivalente de lo que en América latina se llama el sector informal. Hay una cuestión urbana que se da, sobre todo, con los guetos étnicos y pobres, pero creo que hay alrededor de un 5 por ciento de franceses que vive en esos barrios.
–¿Y los inmigrantes?
–La mayoría de los inmigrantes no son pobres. Cuándo un inmigrante pertenece a la clase media deja de ser un inmigrante. Pero hay como concentraciones de inmigrantes, delincuentes y pobreza, lo cual no tienen ningún punto de comparación con lo que estudié hace veinte años en Chile, donde el 40 por ciento de la población estaba en estado de pobreza. Obviamente todo eso depende de políticas de justicia social, pero también de políticas de desarrollo económico. Si no hay crecimiento económico, la idea de compartir socialmente la riqueza es inviable.
–Usted ha planteado que el Estado benefactor se correlaciona con la igualdad social, ¿es necesario que ello se dé en países ricos?
–No, aunque la igualdad es más fácil cuándo se es más rico. Hay casos de países que son relativamente más pobres, por ejemplo, y que sin embargo son equitativos. Si tomamos el caso de América latina, la tradición social aquí se basa en la idea de desigualdades muy grandes. Brasil, por ejemplo, es uno de los países menos equitativos del mundo. Cuando se da, por ejemplo, el caso del crecimiento económico más Lula, en los últimos diez años, en Brasil se logró reducir las desigualdades sociales. Durante los últimos cinco años, las desigualdades sociales en Argentina se redujeron un poco, es difícil decirlo pero aun así, habiendo reducido las desigualdades, es difícil imaginar que Brasil se convierta en Noruega.
–¿Por qué cree que en Argentina se redujeron las desigualdades?
–Porque, en esencia, la reducción de las desigualdades se ha logrado gracias a la soja.
–Depende, también es posible afirmar que la soja promovió mayor concentración económica y, por ende, enriquecimiento de un puñado de empresas.
–Es algo mecánico lo que se produjo. Cuando hay crecimiento económico, los muy ricos se benefician mucho, pero hay un efecto de redistribución. Es difícil decirlo porque en China, por ejemplo, las desigualdades sociales se profundizaron mucho pero los pobres son mucho menos pobres. Hay un efecto positivo del crecimiento que es mecánico. Lo que no me gusta de los liberales de derecha es que sostienen que las políticas sociales eficaces son antieconómicas, eso no es cierto. Alemania tiene una política económica muy fuerte y, a su vez, es muy equitativa.
–Frente a la precarización del mercado de trabajo que hubo en los últimos años, ¿cómo analiza el caso de los sindicatos?
–Voy a responder pensando en Francia. En las grandes negociaciones, creo que los sindicatos cumplen un papel positivo pero si miramos ciertos sectores creo que los sindicatos pueden llegar a cumplir un papel que terminará por profundizar las desigualdades. Cuándo uno sobreprotege algunas profesiones, lo que se hace es tercerizar la precariedad de otro. Uno de los defectos es, por ejemplo, que en Francia los jóvenes son muy maltratados. Cuando uno está instalado en su profesión el sindicato lo protege. Yo soy profesor universitario, es imposible que me despidan, los jóvenes tendrán que esperar que yo me muera. En algunas sociedades muy sindicalizadas, a veces se logran beneficios pero también se acentúan las desigualdades en la medida que se favorece a determinado sector y no a otros. Argentina es un país conocido por tener este tipo de problemas. Pero si me ponen a elegir entre sindicato sí o sindicato no, yo digo “viva el sindicato”.
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SIENTAN UN PRECEDENTE HISTÓRICO LOS QUILMES



La Justicia de Tucumán aplicó la legislación indígena y frenó el desalojo de una comunidad quilmes. Marca un precedente para otros casos. En cinco años casi no se utilizó la norma en favor de las comunidades.

Por Darío Aranda


Dos veces desalojaron a la Comunidad India Quilmes (CIQ) de Colalao del Valle (Tucumán), pero dos veces volvió a recuperar el territorio ancestral por el simple ejercicio de la acción directa. Intentaron echarla una tercera vez, pero resistió el avance policial. Pagaron un precio alto: gases lacrimógenos contra niños, mujeres, ancianos y hombres, heridos con balas de goma y detenidos. Pero resistieron en el lugar. Estaba latente un cuarto desalojo (todos ordenados por el mismo juez), pero el Juzgado Civil y Comercial de la Segunda Nominación acaba de frenar cualquier intento de expulsión territorial, instó a respetar el territorio indígena y remarcó la plena vigencia de la Ley 26160, norma clave –pero muy poco implementada por el Poder Judicial– que frena los desalojos y ordena relevar todos los territorios indígenas. “Es un avance importante, sienta un precedente a imitar para que no sea sólo un juez quien aplique la ley, sino que todo el Poder Judicial debe reconocer nuestros derechos”, reclamó la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita (UPND), conformada por 54 comunidades de cinco provincias.




El juez de los desalojos




La Cédula Real fue emitida por la Corona Española en abril de 1716 y aceptada por el Ministerio Público de Buenos Aires en 1853. Ambos, Corona y Ministerio Público, reconocen la posesión y derecho territorial de las comunidades que hoy habitan el noroeste provincial. “Dar posesión real al cacique (...) y que en ningún tiempo os han de quitar persona alguna”, da cuenta el documento histórico y remarca que se otorga el territorio al cacique “para él, su indiada, herederos y sucesores (...) como dueños legítimos de aquellas tierras para que las posean ellos y sus descendientes”. La Cédula Real es prueba reconocida por el derecho local (provincial y nacional) y también tratados internacionales. No especifica leguas ni hectáreas, pero sí montañas, lagos y arroyos que aún perduran, en base a los cuales la Unión Diaguita estima un piso de 120.000 hectáreas.
En el último siglo les fueron arrebatadas más de la mitad del territorio. Y cada hectárea la defienden como la última. Y cuatro hectáreas, que están en disputa en las afueras del pueblo de Colalalo del Valle, son ejemplo de esa decisión.
A pesar del documento histórico, el juez de paz Adolfo Salazar solicitó el desalojo en 2009. Y contó con el aval del juez Juan Carlos Peral, del Juzgado de Documentos y Locaciones de la Tercera Nominación, que ordenó cuatro veces el desalojo de las cuatro hectáreas. La expulsión de la comunidad indígena siempre fue invocada a partir de un “amparo a la simple tenencia”, una figura legal que protege la tenencia de un inmueble frente a una usurpación, se basa en la acción policial y no pone en debate el fondo de la cuestión: a quién corresponde, en base a derecho, la tierra.
En septiembre de 2009 llegaron hasta la comunidad 120 efectivos policiales, infantería, brigada de investigaciones, policía montada y Gendarmería Nacional. La interpretación del juez fue que los usurpadores era la comunidad originaria.
“Destruyeron nuestras casas. Rompieron nuestro techo, una silla, nuestras puertas, los tachos para lavar ropa, nuestra mesa y mercadería”, reclamó la comunera Luz Vanesa Moya. El caso llegó hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la mano del colectivo Abogados y Abogadas del NOA en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes), donde se remarcó el incumplimiento de la Ley 26160, la Constitución Nacional, el Convenio 169 de OIT (de rango supralegal) y la Constitución provincial. La comunidad se reinstaló en el lugar.
En enero de 2010 la policía provincial desalojó violentamente, por segunda vez, a la comunidad. Volvió a destruir las viviendas. Pero los comuneros volvieron y reconstruyeron sus casas.
En abril de 2011 llegaron 50 efectivos y, con gases lacrimógenos y balas de goma, reprimieron a la comunidad. Que, a pesar de heridos y detenidos, permaneció en el lugar.
Pero el juez Peral volvió a ordenar el desalojo el 30 de mayo último. La medida fue denunciada por Amnistía Internacional: “La Ley 26160 y su posterior prorrogación hasta el 2013 prohíben todo tipo de desalojo de las comunidades indígenas. Amnistía Internacional expresa su preocupación por el incremento de los ataques, ya sean desalojos, intimidaciones o amenazas hacia las comunidades que luchan para defender sus tierras ancestrales”. Y elevó urgente pedido de intervención al ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio César Alak, y al gobernador de la provincia de Tucumán, José Jorge Alperovich.
La comunidad quilmes presentó una denuncia formal contra el juez, acusándolo de “falta de cumplimiento de los deberes a su cargo” y por adoptar una resolución arbitraria a favor de la empresa Aráoz Hermanos, a la que definió como “terratenientes de las zonas del valle tucumano organizados bajo la fachada de una asociación civil”.




Vigencia de la ley




Abogados y Abogadas del NOA en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes) realizó una presentación judicial para resolver el fondo de la cuestión, el derecho sobre el territorio, y solicitó que se aplique una cautelar (que la comunidad permanezca en el lugar).
La última semana se hizo público un fallo que sienta precedente y que aplica la Ley 26160. “Dispónese que se abstenga de realizar todo acto que implique lanzamiento de los miembros de la CIQ y de todo territorio que ocupe ancestralmente de forma pacífica e ininterrumpida, desde tiempo preexistente al estado nacional en relación al inmueble ubicado sobre la ruta 40, kilómetros 4306”, determinó el Juzgado Civil y Comercial de la Segunda Nominación, que en lenguaje práctico es evitar el desalojo de la comunidad indígena en base al derecho.
En las dos carillas de fundamentos del juez Carlos Arraya, expediente 1938/11, se resalta la pertinencia del artículo 1 y 2 de la Ley 26160 que ordena la suspensión de ejecución de sentencias, actos procesales o administrativos cuyo objeto sea el desalojo o desocupación de las tierras que ocupan las comunidades indígenas originarias del país.
La Ley 26160 fue sancionada en 2006. A casi cinco años de su aprobación, se multiplicaron los desalojos y sólo en un puñado de casos se aplicó favorablemente la norma. El reiterado pedido de las comunidades y los abogados especializados en derecho indígena es simple: que se aplique la ley, y así evitar la expulsión de los territorios.
“La resolución en este caso es muy importante si tenemos en cuenta que emana de un Poder Judicial que ha venido negándoles sistemáticamente sus derechos a las comunidades indígenas de la provincia. Aunque resulte increíble, estamos festejando que la Justicia tucumana haya fallado acorde a derecho, que haya receptado una ley nacional de orden público que pese a las numerosas presentaciones en las que se la refiere es la segunda vez en seis años de vigencia que es aplicada en Tucumán”, subrayó la directora ejecutiva de Andhes, Josefina Doz Costa.
Desde la organización de abogados explicaron que el fallo del juez “desarma el artilugio legal” (de quienes pretenden los territorios indígenas) de iniciar acciones contra personas y desconocer la organización comunitaria, para así activar la vía civil y evitar la frondosa legislación indígena actual.
Sonia López es una de las comuneras que resistieron la seguidilla de desalojos, con balazo de goma en la frente incluido. “Luchando se ganan batallas, al ganar batallas se gana la guerra. Nuestra guerra, impuesta por los no indígenas, es por el territorio, y este fallo a favor es una batalla ganada”, analiza López, 46 años, cinco hijos y nueve nietos. “Es un logro importante porque la Justicia no quiere tomar las leyes que tenemos los pueblos indígenas, ahora esperamos que se termine con esa injusticia”, reclama.
La Comunidad India Quilmes (CIQ) forma parte de la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita (UPND), conformada por 54 comunidades de Tucumán, Catamarca, Salta, Santiago y La Rioja. Mario Quinteros es uno de sus dirigentes, e interpreta el fallo en clave histórica y jurídica: “Nos hicieron creer como pueblo originario que algunos territorios nos eran ajenos, pero a medida que nos organizamos y tomamos conciencia de nuestra identidad y derechos no nos quedan dudas de que esas hectáreas de Colalao son parte de la Cédula Real”, afirma y se pregunta es voz alta si se trata de un fallo aislado o el comienzo de un cambio de paradigma en el Poder Judicial.
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LA DISPUTA POR LA TIERRA



Análisis de la propuesta oficial que busca aplicar restricciones a la venta de tierra rural a extranjeros. También se destaca la necesidad de favorecer el acceso al hábitat en las ciudades privilegiando los requerimientos de vivienda por sobre el negocio inmobiliario.

Producción: Tomás Lukin


Inversión y desarrollo
Por Nicolás M. Perrone *


El proyecto de ley sobre propiedad de tierras rurales debe ser analizado desde el marco económico y legal de las inversiones extranjeras en agricultura y alimentos. Durante la década de los noventa, la política dominante se resumía en atraer la mayor cantidad de capital extranjero posible. Brevemente, según el Consenso de Washington, los países en desarrollo tienen gran potencial, y la Argentina es el caso, pero carecen del capital y la tecnología para utilizar sus recursos en forma eficiente y sustentable. La experiencia ha demostrado que esta política estaba equivocada, porque los capitales extranjeros no están necesariamente alineados con los objetivos de largo plazo del sector nacional tanto privado como público. Además, muchos emprendimientos extranjeros, aunque también nacionales, no han hecho un uso sustentable de los recursos. En este sentido, el uso frecuente de la palabra “explotación” para referirnos al desarrollo económico de un recurso natural quizá merezca una mayor y profunda reflexión. El caso es que cuando los intereses privados generan externalidades negativas deben ser regulados, y el elemento extranjero en una inversión puede dificultar, tanto por razones políticas como legales, la pronta adopción de medidas correctivas.
El sector de los alimentos es paradigmático para la Argentina y el Mercosur. Resulta difícil pensar en un país y una región pujante sin el desarrollo de una industria alimentaria de primer nivel. Este no es necesariamente el objetivo de muchos extranjeros que compran tierras en el país; estos inversores quizá buscan “explotar” el recurso para cosechar maíz, exportarlo y producir etanol en otro país. Quizá peor, la transacción sólo tenga por objetivo especular con el precio de la tierra para generar una ganancia. Por ello es necesario que el Estado diseñe una política general sobre inversiones extranjeras en tierras rurales, como lo es que lo haga en otros sectores de la economía.
En la actualidad, la compra de tierras por actores extranjeros, tanto privados como públicos, es objeto de análisis por varios organismos internacionales. La misma Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) aconseja a los países evitar la venta de tierras y buscar alternativas de cooperación entre inversión extranjera y Estado. Vale recalcar, la FAO considera que la inversión extranjera es una pieza fundamental para resolver la crisis alimentaria, pero, como mencionamos, no se trata de cualquier inversión extranjera. Entre otros, este organismo sugiere la creación de “joint ventures” que permitan a los gobiernos mantener cierto poder de decisión sobre el uso del recurso. Este es quizás el punto que más elogios merece el presente proyecto de ley, porque nos invita a discutir en ámbitos públicos y privados qué tipo de inversión extranjera requiere la Argentina para desarrollar una industria alimentaria sustentable.
En este esquema, restringir la adquisición de tierras rurales por parte de extranjeros parece un camino razonable. Brasil, Estados Unidos y Canadá, entre otros países, aseveran no discriminar ilegítimamente en favor de sus nacionales, y al mismo tiempo mantienen restricciones a la venta de tierra rural a extranjeros. ¿Es esto compatible con el derecho internacional? La respuesta es sí. La Argentina puede restringir el ingreso de un ciudadano extranjero y, de la misma forma, puede limitar su acceso a bienes raíces, ya que no ha firmado tratados internacionales que liberalicen el mercado inmobiliario. Es cierto, una vez establecidas, estas inversiones quedan protegidas por los tratados bilaterales de inversión. El proyecto de ley incluye una cláusula al respecto, pero su validez en el ámbito internacional es al menos discutible. ¿Es el proyecto de ley compatible con nuestra Constitución nacional? En su artículo 20, nuestra Constitución establece que los extranjeros “gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano”, entre ellos, “poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos”. Este artículo se refiere claramente a los extranjeros que ya se encuentran establecidos en el país, y aún así una interpretación formalista de este precepto no se ajusta a la velocidad con que se mueve el capital en el siglo XXI. Cabe preguntarnos si estas inversiones están establecidas en la Argentina o esperando mejores condiciones para partir a otras latitudes en sólo cuestión de horas. A primera vista, al menos en mi opinión, éste no es el capital del que hablaba Alberdi en sus Bases. Como este proyecto de ley en la actualidad, el objetivo de la Constitución es atraer la inversión que el país necesita para lograr su desarrollo sustentable.


* Candidato doctoral de la London School of Economics and Political Science.


Favorecer el acceso
Por María Florencia Rodríguez *


Las disputas por la apropiación del espacio urbano adquieren gran relevancia en distintas áreas de la ciudad, tal como ocurre en la Costanera Sur, donde existen “tensiones” entre quienes pretenden impulsar dinámicas urbanas de neto sesgo empresarial y aquellos que buscan resolver la necesidad de acceso al hábitat.
Allí, a pocos metros del barrio de Puerto Madero, entre terrenos lindantes a la Reserva Ecológica y a la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors, se encuentra el barrio Costanera Sur Rodrigo Bueno. Sus primeros pobladores se asentaron en el lugar, a principios de la década del ’80, cuando era una zona depreciada que carecía de interés por parte de los diversos sectores de la sociedad. En un contexto de empobrecimiento y, ante la imposibilidad de acceder al mercado inmobiliario formal, estos habitantes rellenaron los predios y construyeron sus casillas a los fines de poder reproducir sus condiciones de vida en la ciudad.
Ubicado en un área degradada, el GCBA orientó hacia el asentamiento una política de omisión y tolerancia otorgando, en el año 2000, módulos de maderas y chapas a varias familias, pero sin un acompañamiento de políticas integrales que permitiesen mejoras habitacionales. Así, fueron las propias familias residentes quienes pusieron todo su esfuerzo en la construcción de sus viviendas y en la provisión de servicios para garantizar su subsistencia.
El asentamiento se consolida bajo la omisión e indiferencia del Estado, adquiriendo “visibilidad” a partir del 2004 ante el interés de diferentes inversores por impulsar procesos de recualificación y renovación en esa área de la ciudad. Estos procesos datan de los años ‘90, donde la reconversión de las tierras portuarias en el barrio de Puerto Madero y el desarrollo de grandes inversiones privadas orientadas a obtener altas tasas de rentabilidad generaron una revalorización del área costera que tuvo incidencia en la zona donde se encuentra el barrio Rodrigo Bueno.
Una muestra de ello es el megaproyecto inmobiliario Santa María del Plata (o también conocido Solares Santa María), que impulsa IRSA en los predios de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors linderos al asentamiento, orientado a sectores de altos ingresos. En el año 2003, la ex Subsecretaría de Espacio Público y Desarrollo Urbano (GCBA) autorizó de manera “condicionada” este proyecto de urbanización, situación que tendió a cuestionar la permanencia del asentamiento en el área en cuestión.
Es así que el papel del Estado cambiaría en paralelo a las transformaciones urbanas. A través del decreto 1247, en el año 2005, el GCBA impulsó un desalojo en el asentamiento otorgando subsidios habitacionales a los vecinos para que se retiraran del lugar, bajo el argumento de que era necesaria “la recuperación de esas tierras para la Reserva”. No obstante, detrás de este argumento subyacían otras lógicas e intereses, puesto que el asentamiento constituía una “amenaza” para el desarrollo de estos proyectos inmobiliarios, razón por la cual se tornó necesario su desplazamiento.
La entrega del subsidio estuvo acompañada de una serie de acciones violentas intimidatorias, como la suspensión de servicios y el control policial en el lugar, agudizando aún más los procesos de segregación socioespacial. Ante esta situación, los habitantes del barrio denunciaron el proceder del GCBA, motivo por el cual la jueza Elena Liberatori estableció –en el 2005– un amparo judicial que suspendía el desalojo y exigía al gobierno local garantizar a los habitantes mejores condiciones de habitabilidad.
Estas pujas siguen vigentes incluso en la actualidad con el actual gobierno local. En marzo de este año, la magistrada dictó sentencia sobre el amparo, en la cual exigió al GCBA anular los decretos que justificaban el desalojo del predio e incluir a Rodrigo Bueno al programa de urbanización de villas, a la vez que ordenó al GCBA a presentar, en un plazo de 120 días, un plan de integración urbana y social del barrio. No obstante, Mauricio Macri apeló el fallo en oposición a esta población a los fines de avalar el desarrollo del proyecto de IRSA, que él mismo presentó –en mayo de 2010– ante la Legislatura para autorizar la construcción del barrio privado. Así, la disputa entre impulsar procesos de renovación urbana orientada a la lógica del capital y satisfacer la necesidad de acceso al hábitat, se convierte en una lucha por la apropiación del espacio entre diversos sectores de la sociedad, cuya intervención del actual Gobierno de la Ciudad tiende a beneficiar al sector empresarial fortaleciendo el carácter excluyente de la ciudad.


* Lic. en Sociología (UBA). Becaria doctoral Conicet (IIGG-FSOC-UBA). Miembro investigador Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
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