viernes, 30 de diciembre de 2011

EL INDIO SE EXPLICA A SI MISMO


Su poética. En una especie de manifiesto que colgó ayer en Internet, da las claves sobre su forma de escribir letras.
El Indio Solari publicó una especie de receta de cómo escribir la letra de una canción (suya). El manifiesto para los que quieran ser la banda nueva se intitula “Expresión dirigida a los colegas quejosos por no entender mis canciones” y arranca citando a Brecht : Quien quiere ver sólo lo que puede entender, no tendría que ir al teatro, tendría que ir al baño.Ante tamaña ¿ironía? también valdría la pena preguntarse, con humor, si la frase inaugural será de Brecht o... de Pablito Lescano. En fin, en www.redonditosdeabajo.com.ar, la página de un grupo de fans de los Redondos que el Indio elige a modo de vocera oficial, el Indio cuenta que escribe canciones “en la creencia de que el efecto poético se produce por la capacidad de un texto de continuar generando lecturas diferentes sin ser consumido nunca por completo”. Como en un decálogo inconcluso, el punteo continúa: “La poesía no debe invitar sólo a escuchar, debe invitar fundamentalmente a imaginar”. Y más adelante sugiere que “una buena canción (su lírica) debe parecer que no pudo ser escrita de otra manera. Debe tener poder de seducción y comportarse como un enigma del cual uno presenta, para su resolución, sólo indicios”. Para el Indio la principal regla poética “es conmover, todas las demás no se han inventado si no para conseguir eso”. ¿Otra premisa? “La poesía no puede ser definida con precisión porque no nos es dado conocer su esencia sino sentirla (...) La poesía crea realidades intelectuales que se presentan emocionalmente. No como un pensamiento reflexivo ni filosófico sino como un pensamiento rítmico”. ¿Habrá querido responderle a Pity Alvarez, quien días atrás dijo que no entendía sus letras? “No, esto es anterior”, nos responde Julio Sáez, manager del Indio, consultado telefónicamente. “Desde los tiempos en que Mercedes Sosa comentó que no lo entendía, él sabía que en algún momento iba a contar su visión poética”. ¿Pero salir a explicar a esta altura de su carrera...? Por tomarse este trabajo es que está donde está.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

"EL FUTURO PUEDE PARECER LA PELICULA BRAZIL; UN FASCISMO DE BUFONES"


El filósofo marxista Slavoj Zizek usa películas para explicar el mundo, y recrea sus filmes favoritos para cuestionar la ideología capitalista global.
Por Danny Leigh
Slajov Zizek considera que James Bond, Batman y Titanic pueden explicar cómo funciona el mundo. El filósofo estrella está en la cama, vestido con un pijama barato. Es exactamente como aparece en las fotos que he visto de él: barba cenicienta, color de piel fantasmal. Me acerco y frunce el ceño. “¡No, estás equivocado!” susurra. “Mis sueños no eran en realidad míos. Por eso yo quería renacer”.Estamos en un estudio cerca de Dublín trabajando en Guía de Ideología para Perversos , una película donde el filósofo marxista, exitoso y provocador, se interpreta a sí mismo, aunque en una serie de recreaciones caseras de escenas de películas. Lo que se remeda ahora es un momento clave del clásico Seconds de 1966, que trata de un ejecutivo desdichado que asume una nueva identidad. Zizek hace el papel de Rock Hudson. Hasta que una mujer grita. “Ok, gracias, Slavoj. Repitámosla – pero ¿podrías acercarte más esta vez?”. La voz pertenece a la documentalista británica Sophie Fiennes, que también dirigió la aclamada Guía de Cine para Perversos de 2005, donde Zizek presenta relecturas inspiradas en películas clásicas, que sugieren en definitiva que el cine puede llegar a ser en verdad más real que el mundo fuera de la sala en penumbras. A Fiennes se le ocurrió la idea de presentar de nuevo las películas de las que Zizek hablaba y ponerlo a él. Esta vez, sin embargo, el tema no es el cine sino la ideología.“Todos aceptamos el capitalismo democrático progresista, incluso en medio del desastre pan-europeo actual”, dice Zizek. “Tímidamente preguntamos: ¿Podemos tener algunos derechos más para las minorías? ¿Un poquito más de atención médica? Pero nadie cuestiona el marco. Y ese es el verdadero triunfo de la ideología”.El cine sigue siendo, no obstante, su vehículo. Llevó a cabo las reconstrucciones de Nacido para matar , Taxi Driver , la creación de la propaganda estalinista The Fall of Berlín , la película de ciencia ficción Están vivos y La Novicia Rebeld e, donde el protagonista apunta contra el fetichismo de los productos básicos vestido con sotana. De todos modos, más allá del vestuario, la constante, para Zizek, es su análisis y el contexto correspondiente presentados a un ritmo vertiginoso, derramados en un torrente de lapsus, términos mal pronunciados y frenéticos gestos con las manos. Es el mismo Zizek brillante y caricaturesco que ha llegado a un público numeroso con su escritura (más de 50 libros) y sus espectáculos en vivo. Mientras Fiennes mira la reproducción de la escena en un monitor, Zizek se levanta arrastrando los pies en su pijama. “Sophie, tiene que quedarnos tiempo hoy para que yo vuelva a entrar en el tanque”. Observo, en un rincón, un alto tanque de agua. Ayer lo usaron para recrear Titanic , con Zizek en un bote salvavidas. Fiennes, alta e imperturbable, me aclara que su protagonista decidió que el final de la película debe ser bajo el agua. “Está desesperado, quiere que sea una película como corresponde con un final feliz como corresponde”, sonríe. “Pero todavía no sabe cuál es”.Satisfecho al saber que tendrá tiempo para darse un chapuzón, Zizek reanuda el monólogo que mantiene cuando hay gente. Estar cerca de él es ponerse al tanto de un discurso gregario y de final abierto sobre, bueno, elija: Shostakovich, la informática de la nube, la banda de rock industrial Rammstein, la producción de algodón en Malí, la ficción policial islandesa, la obra de 1.200 páginas sobre Hegel que recién terminó de escribir, todo salpicado con chistes verdes sobre parejas casadas en la ex Yugoslavia.Como era de esperar, pese a estar basados en pasajes de sus libros, los soliloquios de Zizek frente a cámara saltan para cualquier parte. Hoy, no obstante, están trabajando contrareloj. Aparte de Seconds y Titanic , está prevista una recreación de El Caballero de la Noche , con Zizek hablando con Batman en una sala de interrogatorios de Ciudad Gótica. Mientras el equipo técnico se prepara, les regala chistes sobre estimulación sexual balcánica (el hombre esgrime una piedra). A continuación, silencio y acción.Mirando fijo a un cruzado suplente con capa, comienza: “En el tratamiento psicoanalítico, es crucial que el analista y el paciente no estén cara a cara – porque el psicoanálisis sabe que la cara es una mentira”. Y de ahí pasa a mencionar el vistazo que echó George Bush al “alma” de Putin y a criticar La profecía , luego de lo cual analiza el uso de las mentiras piadosas entre colegas.Las conexiones no paran de surgir. Analiza la lógica brutal de la guerra en Irak, el silencio de los economistas ante el colapso financiero – y después se desliza nuevamente a la película de Christopher Nolan. “La implicación más grave de El Caballero de la Noche es que eleva la mentira a principio de la sociedad, pues para que la sociedad funcione tiene que haber una mentira, como si decir la verdad significara el caos”. A los 62 años, Zizek se cansa. Pero incluso en la pausa sigue mirando el tanque de agua. Se podría pensar que la muerte del capitalismo global ya le dio a este marxista su escena de cierre perfecta. Dice que no: “Yo soy comunista, pero no soy idiota. Para mí, lo trágico de estos hechos –que dan múltiples orgasmos a los izquierdistas anticuados– es ¿dónde hay algún principio concreto de reorganización? ¿Qué hay de nuevo? Porque eso es lo que se necesita. Pero no lo veo. El capitalismo democrático progresista se está acercando a su límite y en su lugar necesitamos grandes acciones sociales coordinadas. De lo contrario, el futuro se parecerá a una de mis películas favoritas, Brasil de Terry Gilliam: un fascismo de bufones.”

"LAS FABRICAS DE POBRES SIGUEN ABIERTAS EN TODO EL MUNDO"


Entrevista a Victor Russo, fundador de la Fundación El pobre de Asís.
Por Daniel Dos Santos.
Como tantas otras promesas incumplidas, el mundo postmoderno, el de tecnología apabullante, el de la globalización del éxito, no ha conseguido terminar con la pobreza. Ni siquiera empezar a terminar. ¿No habrá llegado entonces el momento de preguntarse si, más allá de la declamación, le interesa hacerlo? No hace mucho unos avisos en el New York Times sintetizaban con una foto y una pequeña frase el informe de situación. En una página aparecía la típica postal de un barrio acomodado de Estados Unidos, de casas blancas y verde césped, bajo la cual se estampó Our land (Nuestro lugar). En la de enfrente otra postal de un barrio carenciado en una ciudad opulenta y el Your land (El lugar de ellos). Hasta ahí llegamos. El destino, claro, no hace a una persona pobre. Ni siquiera una voz superior hace a una persona pobre, salvo tal vez que uno se hubiera llamado San Francisco de Asís, aquel que escuchó “no lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias...”. Víctor Russo creó la Fundación El pobre de Asís (www.elpobredeasis.org) hace 13 años y reconoce que germinó en él una semilla desde su primera incursión en ayudar a los otros como voluntario en el Hospital Borda, cuando apenas tenía 17 años. De la, déjenme decirlo así, locura más extrema a la pobreza más extrema, porque ahora -a los 53 y con varios hogares de día, casas de ayuda y comedores bajo su dirección- da su apoyo para que las personas que viven en situación de calle, pobres entre los pobres, puedan reconstruir su proyecto de vida, el que alguna vez debieron tener y uno, distraído, tiende a negar.¿Por qué la caridad no tiene buena prensa?La caridad no vende porque no es espectacular. Cuando está ubicada en el lugar que le corresponde, tiende a pasar desapercibida. Y así debe ser. Al contrario, cuando llama la atención termina siendo un juego de poder insalubre entre benefactor y beneficiado.¿Y el sistema cómo la ve?Justamente con ese sentido vertical. Creo que la solidaridad es superadora respecto a la caridad en sentido laico y la justicia es superadora respecto a la solidaridad: termina por completo de horizontalizar esa relación entre el que da y el que recibe. Porque en verdad no tiene que ver con que yo quiera y pueda hacer algo por otro, sino que es un derecho del otro y una obligación mía. Allí sí se acabaría el conflicto de poder. Teresa de Calcuta decía: “Hay que dar hasta que duela”. ¿Hasta dónde hay que dar?Lo expresaba desde el lugar del dador permanente, del que no espera nada o, mejor, del que todo lo espera de Dios. Si lo contextualizamos en nuestra vida, se vuelve difícil de cumplimentar porque el que da también precisa recibir. Hay que dar hasta que se pueda. Con frecuencia se escucha una frase irónica, pero cierta: “Siempre hubo pobres”. Pero la cuestión debería ser: ¿Siempre habrá pobres?Uno quiere pensar que no, pero no me ilusiono demasiado. Hay más pobres que en otras épocas. Einstein decía: “Si uno hace siempre lo mismo, obtiene siempre el mismo resultado”. Y no se ve algo diferente. Para mí, siguen abiertas las fábricas de pobreza, en algunos lugares del mundo más que en otros, pero siguen abiertas. ¿Cree que la pobreza es funcional al sistema mundial?En alguna medida sí, pero no creo que el sistema necesite ‘per se’ que exista la pobreza. El primer objetivo del decálogo del milenio de Naciones Unidas es erradicar la pobreza y el hambre, pero el orden establecido se acomodó de alguna manera a esta pobreza, y cuando las cosas se acomodan tienden a persistir.Un filósofo, Zygmunt Bauman, estima que la riqueza y el capital aumentan ahora sin necesidad de los pobres y que como “el pobre ya no le resulta útil para nada, el rico da por terminada su responsabilidad”. ¿Qué le parece?Demasiado determinante. No sé si todo está tan meticulosamente pensado, como un mecanismo diabólico que hace girar el mundo.¿La caridad sirve para salvar el alma de los que están desprotegidos o para salvar la propia?La capacidad de ayudar al otro nos redime desde nuestro lugar en la sociedad. Y al creyente, lo redime metafísicamente hablando. El primer beneficiado es el que genera el bien porque es un boomerang que vuelve, enriquece, modifica la mirada. El que da tiene su premio en la satisfacción que experimenta cuando el otro es mejorado en su situación. No digo que alguien lo haga por eso, pero me parece un truco de la naturaleza o de Dios, que tanto el amor como el odio tengan su premio y su castigo en sí mismos. Y sin duda, aquél que es beneficiado obtiene un lugar mejor.¿Resulta fácil caerse del sistema en la Argentina?Sí. El sistema parece una calesita que gira rápido y no permite que uno vuelva a subirse con la velocidad con la que se bajó. ¿Hay casos paradigmáticos que expliquen cómo llegó la gente a la calle?Hay tantas causas como personas, pero existen comunes denominadores, como la ruptura de los lazos afectivos y la pérdida del empleo, con las consecuencias de deterioro del núcleo familiar. Generalmente el hombre se va a una pensión, no puede sostenerla y queda en la calle. ¿La situación de calle golpea tanto al hombre como a la mujer?Al hombre se le vuelve crónica y difícil de revertir. Cae en las adicciones, pierde lucidez. Le sobreviene una profunda depresión que se manifiesta en el abandono. La mujer pelea con uñas y dientes y, si no hay una patología de base, sale de esa situación.¿A qué se debe esta diferencia?La mujer tiene más fortaleza frente a esta situación límite. También es cierto que no carga con el mandato social del hombre, obligado a ser provedor y autosuficiente y a sobrellevar precisamente esos mandatos no cumplidos.Si los los sistemas, antiguos y actuales, no hallan respuesta, si los gobiernos miran para otro lado, ¿no será entonces tiempo de probar con el corazón? Al menos.

"APRENDO MUCHO DE MI HIJA"


Padre de Violeta, Mex Urtizberea debutó en la música con el clan Vitale y, en la TV, con Casero. De chico quería ser baterista. De grande, “no soy nada”. O de todo un poco.
Por Silvina Lamazares
Vive en una casa que fue fábrica de zapatos, en los arrabales de Flores, o de Caballito, no importa. Una casa tan reciclada como despojada, que define como “un espacio para fiestas”. Mex Urtizberea es uno de los anfitriones más festivos del ambiente. Y ahí armará “un bailongo” para los 51 años que cumplirá el martes. Y ahí, como algo más que no pretende estar a la vista, se deja ver -entre lo que fue la sobremesa de la noche anterior- el Martín Fierro que la semana pasada ganó por su labor humorística en Pura química (a las 14, por ESPN). “Soy medio bicho raro… No tengo un hambre por figurar ni por estar pendiente de qué se dice de mí. Yo voy, laburo, disfruto, busco pasarla bien en los grupos de trabajo, que es lo que marca que, al fin de cuentas, salga bien lo que hacés”, entiende ese personaje que se peina despeinado y que cuela la gracia cada vez que puede. En su oficio de actor, de músico, en su vida.En medio del desayuno de una mañana soleada, de cara al jardín que sembró sobre un viejo contrapiso de cemento, recuerda que “de chico me inspiraba mucho viajar en colectivo. Me salían melodías o letras que tenía que memorizar para poder grabar cuando llegara, porque soy de la época en la que no había ni celular ni nada de estas cosas con las que podés hacer de todo. Viajaba como perdido en una nube, pensando vaya a saber en qué… Y ahora, cuanto más grande soy, me voy colgando más. Por eso hice esa obra que se llama Pasión inútil (en el Samsung Studio). Uno dedica un porcentaje muy grande de su vida en prevenir cosas (ver La frase ) y después se da cuenta de que todo ese esfuerzo es en vano, porque la vida siempre resulta de otra manera. Hay que darle las llaves al vecino por si un día perdés las tuyas y justo ese día el tipo no está, o no las perdés nunca… O directamente entró y te afanó. Cuando tomé conciencia de eso cambié. Estoy más relajado, disfrutando más”. Sobrio y suave, su gestualidad se acota cuando no hay cámaras encendidas. Entre mate cocido y merengadas, repasa su multifacética carrera, aunque él insista, en que “no soy nada, porque el que mucho abarca poco aprieta”.Bueno, pero vos te das maña.Sí, es cierto, me doy maña para algunas cosas, pero con limitaciones. ¿Sabés quién me ayuda mucho? Violeta. Aprendo mucho de mi hija. Me dice cómo hacer un personaje, me orienta… Y yo la busco, es muy piola la Viole.Tanto para hablar de estos tiempos como los de sus comienzos, Mex se ampara en los que él considera sus maestros. Alumno del clan Vitale, cuenta que “a los 15 conocí a la agrupación MIA –Músicos Independientes Asociados- y empecé a estudiar batería con Lito. Y enseguida, el padre, Donvi, me dio clases de piano, me explicaba cómo componer, cómo improvisar, es un gran pedagogo. Y cuando estaba terminando el colegio entré en MIA , que en los ’70 era muy pulenta , con una mística bárbara”.Ya relegado su viejo sueño de cursar el profesorado de Historia porque “estaba muy tomado por la música”, a los 19 daba clases de piano y “empecé a vivir de la docencia. Hasta el ’92, cuando entré a De la cabeza ”, rupturista ciclo de humor que marcó su ingreso a la TV. Y a una manera diferente de hacer reír, sin necesidad de recurrir al chiste. Fórmula que se nutre de su máscara y su gama de tonos. “Nunca pensé en ser actor. Mi viejo –Raúl Urtizberea- trabajaba en la tele y muchas veces llegaba a casa y despotricaba contra el medio. Yo no quería saber nada con eso. Pero un día conocí a (Alfredo) Casero en el Parakultural –refugio artístico del under de los ‘80-, donde yo tenía un personaje que usaba smoking y un tanque de nafta, una locura. El gordo se copaba con lo que yo hacía, yo con lo que hacía él, venía a casa, nos hicimos amigos. Y así me dijo si quería acompañarlo al piano en De la cabeza , que recién había empezado. Y me vio (Roberto) Cenderelli, que dirigía América TV, y me dijo ‘Te contrato’ . No lo podía creer, era como una película norteamericana”.En su cabeza, comparte ahora, “seguía la idea de ser músico –ya a los 5 años improvisaba baterías con tachos de pintura-, de triunfar en Europa… Bueno, me di algunos gustos, porque toqué en Toulouse y en París”.Si uno en Francia dice ‘Mex Urtizberea’… Sí, no sabés, se arma un revuelo bárbaro ya en el aeropuerto. La autocrítica lo ayuda, la risa le sienta bien. Humorista en ESPN y en RSM (por América), pasó por Cha cha chá , creó Magazine For Fai –con chicos que hoy son grandes actores-, fue arquero en los picados de San Isidro, fue previsor. Es más de lo que dice, aunque insista en que “no soy nada”.

"MUCHA GENTE HOY TIENE UN TERRENO O UNA CASA GRACIAS A QUE PICHI ESTUVO ALLI"


Por Eduardo de la Serna, Sacerdote.
Ya militando en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) José María Meisegeier, “Pichi”, se hizo conocido porque le tocó “bailar con la más fea” (espantosa metáfora) cuando remplazó a Carlos Mugica en la Villa 31 cuando este fue asesinado. Tiempo después, empezó a dedicarse como nadie al tema tierras, y puso allí todas sus energías y compromiso. Era impresionante escucharlo decir que iba a haber tomas en tal lugar, tal día, y saber que así sería. O cuando había tomas espontáneas, saber que se podía contar con él para que compartiera información y poder recurrir a fulana o mengano para tener elementos o apoyos ante una posible represión o conflicto, o eventuales desalojos. Mucha gente que hoy tiene un terreno o una casa (¡¡¡mucha!!!) lo tiene gracias a que Pichi “estuvo allí”.Metódico y organizado, guardaba volantes, afiches y papeles que le permitieron tener un importante fichero sobre los violentos años ’70, y –con sabiduría y sensatez– donó todo a la Universidad Católica de Córdoba (la misma que nombró Doctora Honoris Causa a Estela de Carlotto), donde se fue publicando, digitalizando y haciendo conocido lo que –posiblemente– hubiera desaparecido con él. También se ocupó de la publicación digital de la revista Enlace, del MSTM, en la misma Universidad de Córdoba sacándola de posibles influencias porteñas destructivas. Pichi era memoria viva y era imprescindible escucharlo para “traer hoy a nosotros” la historia y comprender los mojones que marcan caminos.Como corresponde con los “grandes”, recibió un merecido homenaje en vida, en la Villa 31 este mismo año (como Tiempo Argentino lo destacó oportunamente el 27 de junio 2011).Como su vista, su salud se iba deteriorando, lo que no le impedía ver con profunda claridad la realidad, y así comprometerse más y más con los pobres, los “sin techo”. Con las mismas causas por las que dio vida y dio la vida.Pichi “te ponía en movimiento”, militante íntegro, trabajador de la causa de Jesús y los pobres, soñaba con otra Iglesia y otro mundo posibles... soñaba... pero también peleaba para que fueran posibles. Pichi era un militante, de esos que extrañaremos, de esos que quisiéramos imitar.Ojalá que junto a su amigo Jesús, pelee también “allá” para que consigamos un “terreno” mientras “acá”, siguiendo sus huellas, y las de tantos amigos suyos que lo precedieron, como Mugica, Ricciardelli, Vernazza, Tello, y otros, asumimos sus banderas, las que nunca bajó, para que los pobres y los sin techo tengan vida digna y nos reciban allí donde son “dueños de casa”, porque “de los pobres, es el reino de Dios”.

DOLOR POR LA MUERTE DEL PADRE PICHI


Por Roly Villani
José Meisegeier murió y sus restos fueron inhumados en el Colegio Máximo, de San Miguel. Siempre ligado a los humildes, trabajó en la capilla de Saldías, en Retiro, y en la Iglesia Cristo Obrero, donde antes estuvo Carlos Mugica.
En la tarde del 27 de diciembre, un grupo de amigos y compañeros se acercó a la manzana de la Santa Cruz, en el barrio porteño de San Cristóbal, para despedirse de los restos del Padre Pichi, el cura villero que trabajó en la capilla de Saldías de la villa de Retiro y más tarde, tras el asesinato del padre Carlos Mugica, el 11 de mayo de 1974, lo remplazó en la iglesia Cristo Obrero de la misma villa. De origen alemán, José “Pichi” Meisegeier se formó en la congregación de los jesuitas. Su actividad comenzó en la época de Juan Carlos Onganía como presidente, con la organización de la peregrinación de villeros a Luján bajo la consigna “Por una Argentina sin miseria ni explotación, vamos a Luján desde las villas.” Su preocupación –junto a otros curas del movimiento villero– fue la vivienda de los sectores marginalizados. La definición no es ociosa: Pichi impulsaba la idea de llamar “marginalizados” a los pobres, como una manera de dejar claro en la definición que son víctimas de un proceso que tiene beneficiarios. El domingo 26 de junio de este año, en la Parroquia Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro, distintas organizaciones y vecinos habían organizado un encuentro y homenaje a su vida de luchador social. En los últimos 20 años, había formado parte de la conducción de SeDeCA (Secretariado de Enlace de Comunidades Autogestionadas), una ONG que coordina la actividad de varias organizaciones que trabajan en la mejora y construcción de la vivienda social desde la perspectiva del microcrédito y el apoyo a las comunidades. Desde 1995, Sedeca otorgó 3695 créditos por un monto cercano a los 3 millones de pesos desafiando los criterios tradicionales de “rentabilidad financiera”. En su último contacto con Tiempo Argentino, Pichi se quejaba de quienes “hacen negocios con los pobres”, y proponía el microcrédito como programa de Estado y de la Sociedad Civil para superar con dignidad el proceso de marginalización. El sacerdote murió a las 8:30 en el Sanatorio San José del barrio porteño de Palermo.

"UN ALEGATO CONTRA LA MILITARIZACION DE LAS SOCIEDADES"


MARCELO GOYENECHE, DIRECTOR DE UN DOCUMENTAL SOBRE LOS CONSCRIPTOS QUE SIRVIERON A LAS ORDENES DE BUSSI. Algunos conscriptos denuncian cómo torturaba Bussi y las lecciones que les daba sobre tortura. Otros están orgullosos del papel que jugaron en el Operativo Independencia. El “estancamiento” era común como castigo.
Por Leonardo Castillo
–¿SMO (Servicio Militar Obligatorio) El Batallón olvidado es una historia que surgió cuando trabajaba para contar otra cosa?–Sí, mi primera intención era hacer un documental sobre el Operativo Independencia en Tucumán, que comenzó en 1975 con el pretexto de aniquilar a las formaciones guerrilleras del ERP que operaban en el monte, pero que en realidad fue un amplio dispositivo de represión sobre la población civil y las organizaciones de trabajadores azucareros que desde hacía una década venían movilizándose contra el cierre de los ingenios. El 35 por ciento de las desapariciones que tuvieron lugar en la provincia se produjeron entre enero de 1975 y marzo de 1976. Además, funcionó allí el primer centro clandestino de represión, La Escuelita, en Famaillá. Al iniciar la investigación preliminar, al recabar las primeras informaciones sobre aquellos años en la provincia y las consecuencias del Operativo que comenzó bajo las órdenes de Acdel Vila y que luego siguió Domingo Bussi, me encontré con que en Orán, Salta, existía una asociación de ex conscriptos que había tomado parte del accionar del Ejército contra la guerrilla. Noté que había una historia silenciada, que merecía ser indagada y contada, por eso el nombre del documental, El Batallón Olvidado. Se trataba de jóvenes de 18 años, que siete años antes de la Guerra de Malvinas fueron expuestos a situaciones traumáticas que los marcaron para siempre.–Lo que muestra la película es que muchos de esos ex soldados reivindican el papel que cumplieron durante la colimba en Tucumán.–Sí, es así. Muchos reproducen aún ese discurso de la oficialidad, que rezaba que el Operativo Independencia era un acto de servicio para “salvar a la patria de la agresión marxista”. Encontrarse con esa versión de la historia de aquellos años implicó un desafío para mí, pues significaba una visión contraria a la que tengo como documentalista, una confrontación con mi propia mirada. Entonces, el reto que me impuse pasó por entender por qué subsiste esa mirada en varios de los ex conscriptos.–¿Y por qué cree que todavía muchos de esos ex soldados avalan la tarea que el Ejército llevó a cabo en Tucumán durante el Operativo Independencia?–Muchos de esos jóvenes provenían de poblaciones rurales de Salta, Jujuy y las provincias cuyanas, y el Servicio Militar Obligatorio constituía para ellos una experiencia de socialización muy fuerte. Está claro que el propósito del Ejército era llevar a Tucumán jóvenes de otros lugares para que no tuvieran que enfrentarse con vecinos, con gente que tal vez conocieran. Incluso así, para muchos de ellos, la colimba era la primera oportunidad que tenían de ver el mundo, de encontrase con otra realidad, y lo hicieron desde una perspectiva castrense, verticalista, que aún pervive en muchos de ellos. Hay que entender que muchos de esos pibes, la primera vez que se subieron a un micro fue para ir al cuartel donde se alistaron. Ese viaje constituyó el primero que muchos de ellos hicieron en sus vidas y es una experiencia que deja huellas muy profundas en la conciencia. Ahí me vi obligado a tomar distancia de mi ideología, de algunos de mis preconceptos para tratar de entender por qué perdura entre esos ex soldados una mirada tan autoritaria.–Pero también está la mirada de muchos ex soldados que hicieron la colimba en aquel Tucumán, que padecieron maltratos y fueron testigos de abusos y torturas.–Sí, eso es parte del relato y era algo que también buscábamos reflejar. Así como me encontré con gente que decía “estar orgullosa” de haber tomado parte del Operativo Independencia, otros tenían mucha necesidad de hablar, de sacar a relucir hechos que durante años estuvieron muy reprimidos y noté que todavía persiste mucho miedo, dolor, angustia, pese a que habían pasado más de 35 años. Durante mucho tiempo, en el imaginario colectivo se instaló la idea de que los estacamientos eran un castigo que se aplicó a algunos soldados durante la Guerra de Malvinas, pero en el documental mostramos que esta era una práctica muy difundida en el Ejército y muchos soldados la sufrieron en Tucumán, bajo un sol abrasador. Uno de los testimonios que recabé y que más me reconfortó fue el de Domingo Jerez, a quien entrevisté en 2009 y pusimos en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y volvió a declarar en 2010, esta vez ante un tribunal, en el juicio que se le siguió al genocida Antonio Domingo Bussi (gobernador militar de Tucumán entre 1976-1977) por los crímenes cometidos en la Jefatura de Policía de Tucumán. En ese juicio, Jerez brindó información muy importante, contó cómo Bussi molía a garrotazos a los detenidos y las lecciones de tortura que les daba a los soldados. La información que aportó fue de mucha importancia. Espero que ahora la película se difunda, se vea y se comente en muchos espacios y pueda movilizar a que otros ex soldados puedan aportar más testimonios en otras causas, como por ejemplo la de Campo de Mayo. La Secretaría de Derechos Humanos está convocando a quienes hicieron la colimba entre 1975 y 1983 para que puedan aportar datos. Si esta película contribuye con eso, me voy a sentir muy conforme.–¿Contribuir con la Justicia es el objetivo principal de este documental?–El objetivo era dar testimonio contra el Servicio Militar Obligatorio, denunciarlo como una forma de maltrato y sometimiento. En Argentina operó como una forma de disciplinar a la población civil, y en el caso de muchos de estos ex soldados todavía se percibe como algo positivo, un complemento de la educación inicial y secundaria. Una visión que el documental procura rechazar de plano.–¿Actualmente, es en el Norte del país donde más arraigada se encuentra esta valoración positiva del Servicio Militar, como lo deja entrever la película?–No sólo en el Norte, en Buenos Aires y en otras grandes ciudades se reproduce esa idea de la colimba como un corrector social, un freno ante las drogas y la inseguridad. Una noción que incluso difunden personalidades vinculadas al mundo del espectáculo y la política. Encerrar a un pibe en un cuartel durante un año no nos otorga una persona mejor. Es lo que genera, por ejemplo, experimentos como el de las policías infantiles, que se llevan a cabo en Salta, Misiones, Chubut y Mendoza. Es un sistema por el cual se somete a pibes de entre 6 y 15 años a prácticas diarias de instrucción militar, lo que significa una constante violación de sus derechos. ¿Para qué se prepara a esos chicos? ¿Para que sean policías? ¿Pero al servicio de quién y con qué propósito? Son los interrogantes que intentan plantearse en la película si proponemos una mirada hacia el futuro y el presente.–¿Se podría decir que ése es el concepto que se busca transmitir?–Digamos que se trata de un alegato contra la militarización de las sociedades y lo perjudicial que esta idea representa para los intereses de los sectores populares. Por ejemplo, la gente hoy tiene en claro que la colimba no existe más, pero son pocos los jóvenes que saben que se terminó porque hace más de 15 años un soldado, Omar Carrasco, tuvo que morir a golpes en un cuartel a manos de dos compañeros que seguían órdenes de un superior. Y lo que es llamativo es que, cuando se cancela el Servicio Militar, comienzan a crearse las policías infantiles en varias provincias. ¿Cuántas generaciones de jóvenes pasaron por este sistema de formación y qué terminan haciendo después? Cuándo el Servicio militar se instituyó, en 1901, se lo presentó como “un instrumento de moralización pública”. Pero a lo largo del siglo XX quedó demostrado que ese ejército, que pretendía encauzar y formar ciudadanía terminó, siendo una amenaza real para las instituciones del país y los trabajadores.–Mencionó el caso Carrasco, sin embargo fueron muchísimas las denuncias de abusos y muertes que se verificaron a lo largo de la historia del Servicio Militar.–Es cierto, la colimba siempre estuvo vinculada con el abuso y la tortura. En la década del ’10, se conoció una práctica denominada como el submarino, que consistía en atar de pies y manos a los conscriptos, obligarlos a sumergirse en el río y bucear por debajo de un barco. Fue una práctica que provocó la muerte de 30 soldados en Corrientes. Es más, durante la pasada dictadura se produjo la desaparición de más de 200 soldados de los cuarteles. Eso sin mencionar los bailes y metodologías siniestras, como aplaudir cardos o tormentos que provocaban principios de deshidratación. Los ex soldados con los que hablé me contaron que a veces, como castigo, algunos eran atados en el interior de las carpas debajo del sol, con un tarro de agua en el pecho porque con el calor, la persona siente la sensación de que se ahoga dentro de un horno.–Esos abusos tuvieron consecuencias psíquicas y físicas que aún hoy los ex soldados siguen padeciendo.–Sí, las secuelas de esos abusos siguen durante muchos años. Esto es algo que se toca en la película. Hay casos de alcoholismo, problemas psicológicos y físicos que todavía hoy afectan a quienes tuvieron que hacer la conscripción en el monte tucumano. Entre 1975 y 1983, los años más álgidos de la represión estatal en Argentina, más de 400.000 jóvenes pasaron por los cuarteles, contando además los que debieron ser movilizados al Atlántico Sur como consecuencia del conflicto con Gran Bretaña. Eso solo nos da la pauta de que, entre nosotros, tenemos toda una generación que padeció abusos sistemáticos en las unidades militares.–¿Con qué propósito utilizó en El Batallón Olvidado el recurso de la animación?–Como una forma de recrear, de generar proximidad y dramatismo. El documental permite trabajar con mucha libertad, da la posibilidad de combinar distintos elementos y soportes. Reconozco que me inspiré un poco en Waltz with Bashir, un film israelí animado que cuenta las peripecias de un grupo de soldados durante la Guerra del Líbano, en 1982. Me gustó mucho esa película y pensé en un momento en hacer todo en animación pero era muy costoso, por eso me limité a unas escenas.–¿Y el material fílmico dónde lo consiguió?–Una fuente de buenos recursos fílmicos fue el archivo visual que tiene la Universidad Nacional de Córdoba, donde me proveí de mucho material como filmaciones periodísticas, cinematográficas y noticieros de la época.–Además de documentalista, también es delegado sindical en Aerolíneas Argentinas.–Lo que me interesa es retratar las luchas, las historias de resistencia y victimización que vivieron los sectores populares en Argentina. Las epopeyas olvidadas, los relatos silenciados. Son composiciones que apuntan a generar conciencia, a fomentar un aprendizaje colectivo que nos permita sacar lo mejor y lo peor de cada experiencia para que ciertos hechos no se repitan. Soy hijo de laburantes, y mi compromiso es con esa clase. Busco retratar a los trabajadores desde sus memorias. Narrar es para mí una manera de intervenir sobre el presente, y el futuro. Si uno es fiel a esos principios, contar se convierte en una acción política. Eso es lo que intento.–¿Es lo que buscó en sus anteriores trabajos documentales, El día que bombardearon Buenos Aires (2004) y Carne Viva (2007)?–Ambas son realizaciones que cuentan hechos silenciados por la historia oficial, que hablaban de la resistencia a un modelo económico. En El día que bombardearon... busqué contar el bombardeo a Plaza de Mayo de junio de 1955 contra el gobierno de Juan Domingo Perón como un ataque a la clase trabajadora. Un atentado terrorista provocado por un cuerpo estatal como la Marina que le costó más de 400 vidas. Se trataba de dar una lección a las masas que apoyaban ese proceso de transformación que llevaba a cabo el peronismo. Ese es el inicio de un largo período de resistencia, de lucha de mucho heroísmo, que tras muchas marchas y contramarchas desemboca en el 2001. En Carne Viva intenté reflejar la gran gesta que significó la huelga de los trabajadores del frigorífico Lisandro de la Torre, en Mataderos, en 1960. Fue una medida de fuerza comandada por el dirigente Sebastián Borro, que contó con la participación de 9000 obreros de la carne. Y ahí también logré relacionar esa gesta con el presente, con los trabajadores que tras la crisis de 2001 salieron a recuperar fábricas; en esta película tomé el caso del frigorífico Yaguané, en La Matanza. Uno de sus trabajadores era Angel Vivaldelli, que había estado en la huelga del ‘60 y a los 81 años asesoraba a la cooperativa en la sección cortes.–¿Y cuál es el correlato con el presente que se puede hacer desde El Batallón Olvidado?–Relacionar lo que se cuenta con el discurso de mano dura que se reproduce desde algunos medios de comunicación y sectores políticos de derecha. Aun hoy, desde cierta mirada reaccionaria, el Servicio Militar es una manera de combatir la inseguridad y la delincuencia. Entonces, trato de probar que, en realidad, el Servicio Militar nunca fue eficaz a la hora de generar ciudadanía, sino más bien todo lo contrario. Por eso, a diferencia de las dos anteriores, ésta no es una historia en la que se narren grandes gestas de resistencia y heroísmo, más bien es un relato sobre víctimas que, en muchos casos, se identificaron con sus victimarios.–En esta línea de marcar una continuidad histórica con cada realización, ¿cuál es su próximo proyecto?–Me gustaría contar la historia del sindicalismo argentino, y en particular las luchas que se desarrollaron durante el menemismo y el modelo neoliberal. Me parece que en este aspecto hay mucha tela por cortar. El proyecto es arrancar con las primeras organizaciones anarquistas y socialistas para llegar al sindicalismo actual, tan contaminado, de las prácticas empresariales.–En términos económicos, ¿producir estos documentales implica ir siempre a pérdida?–La verdad que sí. Para esta producción conté con respaldo del Incaa y la CTA, a la cual pertenezco. Es muy difícil filmar documentales si uno no cuenta con un buen respaldo. Prácticamente no existe el circuito comercial. Pero bueno, uno no puede pretender hacer un negocio redondo cuando cuenta historias como éstas. La apuesta pasa por otro lado. El propósito es movilizar, concientizar. Me conformo con que dentro de unos meses, la película sea difundida por el canal Encuentro y se difunda en escuelas. La idea es que cuando a las generaciones jóvenes les hablen sobre el Servicio Militar, vean este trabajo y asuman que se trata de un capítulo cerrado en la historia argentina y que no debe volver a repetirse.

"ESTA LEY RESULTA DE UNA EXTORSION"


EL JUEZ RAUL ZAFFARONI EXPLICA SUS CRITICAS A LA LEY ANTITERRORISTA Y AL GAFI
El ministro de la Corte Suprema le apunta al GAFI por reclamar una ley que considera innecesaria. Se preocupa por las “futuras extorsiones” que podría hacer el organismo
–Usted ha sido muy duro en sus críticas a la llamada ley antiterrorista. ¿Cree que es un error del Gobierno?–No lo sé. Yo no tengo el panorama completo del daño que el GAFI puede hacernos. Presumo que el Gobierno, que seguramente lo puede valorar más que yo, lo habrá evaluado. Lo que sé es que la ley resulta de una extorsión de ese organismo, manejado por los intereses de quienes lavan dinero en el Hemisferio Norte. ¿O alguien cree que impide el reciclaje de medio millón de millones de dólares anuales provenientes del crimen organizado? Si el GAFI está tan preocupado por el reciclaje, ¿por qué no se ocupa de cerrar los refugios fiscales? ¿Necesitan acaso que les digamos dónde se encuentran?–¿Qué es el GAFI?–Es un organismo cuyo interés consiste en monitorear toda la actividad financiera de los países del sur. No tiene nada que ver con el terrorismo, ni la ley que nos extorsionaron sirve para prevenir el terrorismo, ni tampoco el lavado. Nosotros, desde siempre, por lo menos desde 1921, tenemos las más severas penas contra cualquier acto terrorista o de cooperación o instigación. Ahora resulta que el derecho penal argentino será omnipotente, los terroristas serán nuevos “Lázaro”, los resucitaremos para ponerles otra prisión perpetua. Nadie me supo decir jamás cuál es la pretendida laguna de punibilidad en materia de terrorismo, porque no la había. En cuanto al lavado, tampoco tiene relevancia, porque nuestro mercado es muy pequeño, cualquier operación grande llama la atención; aquí sólo se puede lavar alguna prenda interior y nada más. Lo que les interesa es monitorear toda nuestra actividad financiera, enterarse de todo, controlar todo. Es un organismo que sólo puede hacer “recomendaciones”, pero que se toma la atribución de calificar a los países, hacer listas negras, promover sanciones económicas. Para ello cuenta con una serie de burócratas que promueven estas leyes porque tienen que justificar sus sueldos en euros y dólares. Son sus “técnicos” o, mejor dicho, sus “escribas”.–¿Para qué quieren controlar nuestra actividad financiera?–Para, seguritos, conocer todos nuestros movimientos, ejercer toda clase de presiones y eventualmente para saber cómo destrozarnos mejor. No se olvide que somos la oveja negra económica, marchamos a contramano de los organismos internacionales y sus recomendaciones, somos un mal ejemplo, porque nos va bien por no hacer los deberes que ellos quieren.–¿Lo considera un peligro cercano y grave?–No lo sé; un peligro es, cuán cercano, no sé. Sé que como todo extorsionador vendrá por más, no se conformará con esto, es inevitable porque es la mentalidad del extorsionador y de los “yuppies”. Llegará un momento en que será necesario decirles basta, no sé si nosotros solos o en bloque, porque los otros países del sur también sufren las mismas extorsiones.–De lo que dice se deduce que fue un error político acceder a esa exigencia.–Insisto en que eso no me atrevo a asegurarlo, no sé si en este momento estamos en condiciones de arrostrar los daños que nos podrían causar. De cualquier modo creo que es importantísimo que tomemos conciencia de que se trata de una extorsión, en especial para sacar la cuestión del juego político y encararla como una cuestión nacional, en la que todos, Gobierno y oposición, deberían estar de acuerdo y actuar en consecuencia. No es una broma ni una nueva oportunidad para que nadie saque partido, es una amenaza común a la nación. Aquí se debe en el futuro operar con consenso de todos, no jugar con nuestra soberanía.–¿Considera que se podría abusar de la ley para sancionar la protesta social, la crítica pública o algo parecido?–De momento nadie jugará con esta ley, y si a alguien se le ocurriese la peregrina idea de valerse de sus defectos, para eso estamos los jueces, para ponerle los frenos que correspondan conforme a la Constitución Nacional. Si alguien quisiera filtrar alguna limitación a los derechos ciudadanos, lo pararemos en seco. Pero no es ésta la cuestión, sino ponernos a pensar todos juntos, Gobierno, oposición, técnicos, economistas, juristas, diplomáticos, qué diablos vamos a hacer con las futuras extorsiones de este organismo. Esta es una amenaza clarísima a nuestra soberanía nacional por parte de un organismo que se atribuye más poder que la ONU. Aquí tenemos que demostrar madurez, o sea, que somos una nación y no un montón de grupos en pelea constante. Está en juego el bien común de la población, no lo olvidemos. Hoy no nos invaden como a principios del siglo XIX y no resolvemos el problema tirando aceite desde los balcones, o a cañonazos desde la Iglesia de Santo Domingo, sino pensando, meditando, evaluando; el objetivo estratégico es la defensa de nuestra soberanía económica, pero la táctica la debemos decidir y actuar todos unidos.

"EL OBISPADO ERA PUENTE CON LOS REPRESORES"


Los fiscales Guillermo Friele y Mercedes Soiza Reilly, que impulsan la acusación en el llamado juicio Base Naval II de Mar del Plata, describieron las pruebas que dan cuenta de la participación civil que cubrio las detenciones ilegales.
Por Alejandra Dandan
Jueces federales en los centros clandestinos. Las indagatorias a los detenidos-desaparecidos adentro de la Base Naval de Mar del Plata. Los hábeas corpus. Las negativas a los familiares de esos mismos magistrados. El papel de la Iglesia. El Obispado de Mar del Plata como portero y habilitador de entrevistas entre represores y familiares. El Hospital Interzonal. Los médicos que curaban a secuestrados que luego volvían a los centros clandestinos. La “Ciudad Feliz” y las postales que muestran cómo sus instituciones civiles trabajaron mancomunadamente para sostener la dictadura son algunos de los elementos que está revelando el nuevo juicio oral, llamado Base Naval II, que se lleva adelante en Mar del Plata. Los fiscales Guillermo Friele y Mercedes Soiza Reilly, que estuvieron a cargo del juicio por Automotores Orletti en Buenos Aires y ahora siguen el de Mar del Plata, están sorprendidos: dicen que así como en Orletti todo era secreto, todo era “SIDE” y todo se borraba, en Mar del Plata todo fue desmesuradamente abierto. La represión contó con el apoyo de las estructuras civiles como los jueces federales y la Iglesia, y dejaron innumerable cantidad de pruebas escritas en una sociedad donde la existencia de esas condiciones parece explicar por qué los juicios todavía no tienen la visibilidad necesaria.“A comienzos de año, me preguntaron si veíamos en Orletti la pata de la participación civil, en ese momento la verdad es que no lo veíamos –dice Guillermo Friele–, pero ahora tengo que decir que sí: en Mar del Plata colaboró el Poder Judicial y colaboraron las estructuras civiles mancomunadamente para sostener lo que pasó. Yo soy penalista y estructurado, puedo decir qué pasó, pero necesitaría un sociólogo para que me explique por qué pasó lo que pasó.”Los datos sobre la relación están surgiendo en el segundo tramo del juicio oral llamado Base Naval II, un circuito de tres centros clandestinos integrados por la Base Naval Mar del Plata, en el edificio de la Agrupación Buzos Tácticos; otro en la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM) y los anexos en el Faro y Prefectura Naval Argentina. En esos ámbitos la Armada trabajó en coordinación con el Ejército. Los fiscales que viajan todas las semanas desde Buenos Aires están sorprendidos no sólo por la dimensión de la participación civil que está mostrando el juicio, sino también por la cantidad de pruebas que la constatan. Como si nadie hubiese buscado el modo de ocultarlo o como si de alguna forma aún hoy esa historia estuviese “normalizada”, instituciones como el Hospital Interzonal, el cementerio municipal, pero también el propio Obispado o las autoridades de los centros clandestinos dejaron sus firmas en documentos en donde reconocieron el paso de algún prisionero, que hoy sirven de prueba.
El presbítero Pérez
Mercedes Soiza Reilly tiene sobre su escritorio copias de los documentos que para la fiscalía acreditan, por ejemplo, que el Obispado de Mar del Plata tuvo relación directa con los detenidos de la base naval. “Varios testigos aseguran haber sido visitados por un capellán”, dice Soiza Reilly, como sucedió con Christian von Wernich en el circuito Camps de la provincia de Buenos Aires. “Pero lo que están demostrando los documentos, fundamentalmente, es que el Obispado funcionó como habilitador de posibles encuentros con los represores: los familiares iban al Obispado a pedir reuniones para tener en la base naval, en el centro clandestino. Y el Obispado autorizaba las reuniones. Siempre firma la misma persona, un presbítero llamado José Pérez. Tiene un sello, pero es del Obispado de Mar del Plata.”Uno de los documentos a los que se refiere la fiscal es una carta firmada por el “presbítero José Pérez”, entonces canciller y secretario general del Obispado de Mar del Plata, fallecido aparentemente el año pasado. En una hoja fechada el 4 de agosto de 1976, dirigida al “capitán de Navío Juan Carlos Malaguti”, le pide que atienda al padre de un secuestrado que irá a verlo de parte suya: “Saludo con toda la estima al Sr Jefe de la Base Naval de Mar del Plata, capitán de Navío, Dr. Juan Carlos Malaguti –dice–, y molesto su atención para pedirle si puede atender unos minutos al portador, Sr. Valente, padre del muchacho detenido, de quien hablamos el lunes 3. Desea saber dónde se encuentra y si es posible verlo o no. Mucho agradezco lo que pueda hacer en favor de este pedido y con tal motivo le renuevo mi estima y respeto, Mar del Plata 4 de agosto de 1976”.El hijo del “Sr. Valente” es Ricardo Valente, para entonces secuestrado en la base naval hasta el 15 de agosto de 1976, luego trasladado a distintas comisarías y penales y hoy testigo de la causa. Dos años después, el 15 de septiembre de 1978, otro documento señala la intervención del mismo presbítero Pérez, esta vez en una carta “al coronel Aldo Carlos Máspero, jefe del Ejército”.En esa ocasión, su firma acompaña el mensaje de los Chueque, padres de otro secuestrado: “De mi mayor consideración y respeto”, dice en la primera línea el padre de Marcos Daniel Chueque. “Solicito al señor coronel tenga a bien concederme una entrevista personal para tratar sobre la desaparición de mi hijo, Marcos Daniel Chueque, caso que ha sido presentado ante usted por el Obispado de Mar del Plata.” La carta firmada por Marcos Chueque e Irene de Chueque termina con las líneas del presbítero: “Certifico que el matrimonio Chueque reside en la dirección anotada. Este caso ha sido traído a este obispado hacia fines de junio del corriente año” (ver foto).Las denuncias terminaron de presentarse la semana pasada, fecha en la que finalizaron las audiencias de este año. Los fiscales evalúan ahora convocar a representantes del obispado para tomar testimonio.
La ciudad judicial
“La base naval tiene la dimensión de una ciudad, todavía tiene un rol muy activo en la comunidad y, para aquel entonces, era lo mismo”, dice Soiza Reilly. “Los familiares sabían que sus hijos estaban en la base. Iban a ver a las autoridades. O iban a ver a Juan Carlos Guyot, un abogado, civil, que permanecía adentro del centro clandestino y decía: ‘Bueno, su hijo está acá, lo tenemos nosotros’.”En ese esquema, dice Friele, “hay un detalle que es la colaboración de la Justicia Federal de Mar del Plata: nosotros hemos tenido casos de personas que declararon y contaron cómo les tomaron indagatoria adentro del centro clandestino”. Uno de los jueces que acudía a ver a los secuestrados para tomarles indagatoria encapuchados y engrillados adentro de la base como si los hubiese trasladado el juzgado era González Etcheverría y su secretario, ahora fallecidos. Otra jueza es Ana María Teodori, que primero intervino en algunos casos como defensora de los detenidos y luego ordenó tomarles declaración a dos de ellos –Hector Ferreccio y Graciela Dato– dentro del ESIN. En esas circunstancias, dice Friele, los jueces o sus delegados les levantaban la capucha, los hacían declarar, les sacaban las esposas y los obligaban a firmar.–¿Dónde están esos jueces en este momento?–Teodori vive –dice Friele–. Va a entrar como acusada en un proceso que puede llamarse Base Naval III. Después, hay jueces y secretarios que murieron. Las organizaciones están haciendo las denuncias pertinentes y la fiscalía también. Hay otro, llamado (Gustavo) Demarchi, que era el fiscal federal en esa época y está detenido ahora y va a ser juzgado.–Pero no en esta causa. Sucede lo mismo con Pedro Hooft.–No en esta causa, pero lo significativo es que el Ejército, siempre colgado al 601, funcionó coordinando las fuerzas represivas de ahí: la base naval, la Prefectura y el ESIN y también la Justicia federal que además eran las personas que contestaban negativamente los recursos de hábeas corpus que presentaban los familiares, y esto se está probando.–¿Por un lado indagaban a los secuestrados y por otro decían que esas mismas personas no estaban detenidas?–Uno de los coordinadores de esa acción, que está acusado como de participación secundaria, es Guyot, el abogado de la base, que era el que se ocupaba de ir a ver los hábeas corpus al juzgado federal para saber y dar información a la base.
Registro médico de una violación
Otro eje de trabajo en el juicio es la acusación por violencia sexual porque muchos elementos dan cuenta de cómo la violación fue una de las prácticas sistemáticas en la base naval. Además de testimonios históricos como los de Sara Osatinsky, que contó desde la dictadura cómo eran tratadas en la base naval las embarazadas que luego eran trasladadas a parir a la ESMA, y de los testimonios de los sobrevivientes, en el contexto de la enorme producción de pruebas documentales que están apareciendo en la ciudad, los fiscales encontraron un certificado del Hospital Interzonal de Mar del Plata que revisó a una de las secuestradas, trasladada de urgencia desde el centro clandestino, después de lo que la fiscalía describe como una “brutal violación”. Los médicos escribieron en el informe –que se incorporó como prueba– que la paciente llegó con “un cuadro de hemorragia vaginal” y una “hemorragia a la altura del cuello uterino con coágulo y fractura y fisura del cuello uterino”. Esa persona además declaró por primera vez en el contexto de este juicio, luego de un trabajo largo de acompañamiento del Centro Ulloa de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación. “Nunca vamos a ver esto en otro juicio –dice la fiscal–. ¿Una constancia del año ’76 de una detenida, atendida con un abuso sexual comprobado? Jamás aparecieron cosas así.”

SOBRE EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO


DIALOGO CON ANDRES KOZEL, DIRECTOR DE LA MAESTRIA DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS DE LA UNSAM
La historia del pensamiento latinoamericano tiene, como toda historia de las ideas, sus bemoles y tensiones fuertemente relacionados con los intelectuales, sus vidas, sus posturas políticas y cambios teóricos.
Por Leonardo Moledo
–¿Quiere presentarse?–Soy sociólogo por la Universidad de Buenos Aires, doctorado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México, luego hice un posdoctorado en el Colegio de México de dos años en el área de Historia de las Ideas, regresé a la Argentina hace un año con el Programa Raíces, del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Recientemente ingresé al Conicet y dirijo la Maestría de Estudios Latinoamericanos de la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín.–Bueno... y cuénteme sobre su programa de investigación.–Mis intereses básicos son tres. En primer lugar, el tema del ethos latinoamericano, todo el debate generado alrededor de esa cuestión; en segundo lugar, y vinculado a lo anterior, la problemática del desarrollo; tercero, el antiimperialismo latinoamericano, sus distintas formulaciones. Se trata de temas muy ligados entre sí; de hecho, los tres remiten a la relación entre América latina y la experiencia de la modernidad, una relación que ha sido y es muy complicada. En particular, trabajo estas cuestiones desde una perspectiva que intenta combinar la sociología de los intelectuales; la historia intelectual y también la historia del pensamiento latinoamericano, entendido como tradición ideológico-cultural genuina.–¿Y qué resulta de ese enfoque?–Varias cosas. Por ejemplo, llamar la atención sobre figuras poco conocidas que son interesantes porque en general han vivido exiliados, han construido redes intelectuales a partir de sus exilios, y pueden volverse centrales por razones no convencionales, heterodoxas, y por eso no han sido necesariamente recuperados en los cánones habituales. Por ejemplo, un intelectual con el que trabajé mucho, Carlos Pereyra, fue un mexicano educado en el porfiriato, muy cercano a don Justo Sierra, luego estuvo en contra de la Revolución Mexicana y se exilió en España y allí elaboró una obra de signo antiimperialista muy rara. En un momento fue filomarxista y terminó su vida apoyando al franquismo. Pero siempre siendo muy antinorteamericano y muy crítico de la política exterior estadounidense. Es una figura rara que no ha sido recuperado en México por estar en contra de la Revolución Mexicana, no ha sido recuperado tampoco en España, y sin embargo fue un autor muy relevante y muy recuperado en contextos inesperados.–¿En la Argentina lo recuperó alguien?–Sí. Es una pregunta interesante, y muy pertinente en relación con lo que venimos conversando. Julio Irazusta leyó con enorme entusiasmo a Pereyra. Es algo previsible tratándose de un nacionalista de derecha, pero a Pereyra también lo leyó mucho la izquierda nacional. Una editorial donde publicaba Jorge Abelardo Ramos también publicaba a Pereyra. Ramos lo citaba mucho porque Pereyra fue muy crítico, un crítico muy informado, y finísimo, de la política exterior estadounidense del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. Pereyra es uno de los autores fundamentales para estudiar la política estadounidense hacia América latina como también el modo, uno de los modos, por el cual la cultura intelectual latinoamericana fue procesando esa situación. Gregorio Selser también acudió a Pereyra en distintos momentos.–Ahora bien, ciertamente el pensamiento latinoamericano tiene sus autores canónicos, Rodó, José Vasconcelos, Mariátegui, que son autores importantes que figuran en cualquier curso sobre pensamiento latinoamericano; un caso como Pereyra es atípico, es una novedad.–Otro caso atípico es el de Vicente Sáenz, un costarricense que vivió mucho tiempo en México, que también escribió mucho contra la política exterior norteamericana. También es interesante revistar figuras canónicas para iluminar nuevos aspectos: Rodó, Darío, el mismísimo Martí.–¿Cuáles son las nuevas preguntas? ¿Y cuál es el nuevo lugar desde donde se hacen las preguntas?–En los últimos lustros hubo un centramiento muy fuerte en relación con la problemática de las redes intelectuales, los exilios, y también desde el punto de vista de la historia intelectual con el problema de los lenguajes que se hablan en determinados contextos. Esas son las novedades fuertes. También es importante destacar que disponemos de abordajes más complejos, que procuran mostrar que la obra de un determinado autor no es una repetición constante de lo mismo, sino que es algo atravesado por tensiones, a veces desgarradoras, algo proteico, que se va moviendo a lo largo de la vida del autor. Esto tiene que ver también con las dimensiones intertextual y contextual. La vida productiva de un intelectual dura 20, 30, 40, a veces 50 años, nunca un autor dice siempre lo mismo, nunca es leído siempre del mismo modo.–Bueno, muchas veces se tiende a asociar a un autor con una determinada posición...–Se etiqueta a los autores, los autores se convierten en una etiqueta. Los nuevos enfoques van mostrando que ciertos autores canónicos y no canónicos son más complejos que las etiquetas, y que la consideración adecuada de los cambios en el tiempo, de las discusiones, de las dimensiones intertextual y contextual, merecen trabajos más pacientes. Ningún autor, esto es casi una regla, dijo siempre lo mismo, ningún autor está exento de haber sido atravesado por tensiones y desgarramientos en relación con sus propias ideas; ningún autor fue leído –usado– siempre de la misma manera.–Hay casos notables. Los virajes de Lugones, por ejemplo...–Sin dudas, pero también hay casos donde los virajes son más imperceptibles. Y ahí está el trabajo fino del que hace historia de las ideas, mostrar que hay deslizamientos, polémicas, sensibilizar sobre el hecho de que los autores, de alguna manera, van tomando decisiones a través de procesos complicados, a veces dolorosos. Con respecto a la recepción, hasta se podría decir que un autor que dice lo mismo en un contexto determinado y también lo dice en otro, en realidad, no está diciendo exactamente lo mismo, en la medida en que difícilmente eso “mismo” sea recibido de la misma manera a lo largo del tiempo.–Déme un ejemplo...–Un ejemplo clásico de recreación puede ser lo que sucedió con La tempestad, de Shakespeare, en la cultura latinoamericana. La obra de Shakespeare fue evocada y recreada en contextos muy distintos, por distintos intelectuales, para decir cosas distintas, primero por Rubén Darío, por Groussac, por Rodó y luego por distintos autores, hasta llegar al planteamiento de Retamar que, apropiándose a su vez de otras lecturas, invierte completamente el mensaje de Rodó en relación con la interpretación de la obra de Shakespeare. Esto permite estudiar en perspectiva ya no sólo los cambios del propio autor –por ejemplo, Darío o Rodó–, sino visualizar que a lo largo del tiempo se fue configurando una especie de saga de Shakespeare en América latina, de una enorme riqueza simbólica. La recepción de una obra importante presenta casi invariablemente aspectos sinuosos, difíciles de encasillar en una fórmula simple. En eso consiste nuestro trabajo. Otro ejemplo es el de Rubén Darío. Al respecto hay una polémica abierta sobre si fue o no fue antinorteamericano y antiimperialista. De hecho, tiene poemas en los que revela una disposición y otros donde habla admirativamente sobre Teodoro Roosevelt. En resumen, a veces las trayectorias son más sinuosas que lo que permiten ver las etiquetas; de manera que debemos revisar y en ocasiones desechar esas etiquetas; a veces tenemos que revisar los propios conceptos con los que buscamos apresar las realidades de nuestra historia política.–...–También mostrar que los intelectuales a veces resultan devorados por las tensiones que los desgarran. Para algunos, el caso de Lugones es paradigmático en este sentido: hay quienes dicen que se suicidó por su amor imposible, pero hay también quienes dicen que se suicidó por la imposibilidad de darle consistencia a la nueva versión de la historia argentina que su postrer viraje ideológico requería: en aquel momento deja inacabada su biografía de Roca, deja una carta que dice “no puedo más”. Roca era un referente para él en su juventud, en su etapa liberal, pero después del viraje ya nada encaja...–¿Cuál es el objetivo tanto de la Maestría como del Centro de Estudios Latinoamericanos?–Constituirnos como un foro capaz de condensar, producir y promover saberes sobre América latina, desde la perspectiva de las ciencias sociales y de las humanidades, colocando un énfasis en el estudio y el cultivo de la tradición cultural latinoamericana. La tradición cultural latinoamericana es un legado denso, complejo, por momentos problemático, que debemos estudiar y conocer del modo más comprensivo y riguroso posible. Buscamos alentar el estudio sistemático de temas latinoamericanos en el medio académico, contribuir de alguna manera a los procesos de integración continental; de hecho un cuarto de nuestros alumnos es de origen extranjero.

lunes, 26 de diciembre de 2011

EL PASTOR JOSE DE LUCA, MILITANTE SOCIAL POLITICO Y RELIGIOSO


El pastor metodista fue fundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH). Integró el grupo de sacerdotes del Tercer Mundo y, más recientemente, el Encuentro Rosario.
Por Adriana Meyer
“La fe cristiana no es neutra ni indiferente con lo que ocurre en nuestra patria”, solía afirmar el pastor metodista José De Luca, fallecido a los 68 años. Militante social y fundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), tuvo una activa participación en la lucha contra los efectos de la dictadura y, ya en democracia, contra los efectos de toda forma de exclusión social. “Era un amigazo, y fundamentalmente un hombre que asumió su compromiso con los más necesitados desde la fe y en defensa de los derechos humanos, que lo definía su coherencia entre el decir y el hacer, y su permanencia porque a lo largo de los años acompañó desde la solidaridad. Es un testimonio de vida.” Así evocó a De Luca el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, consultado por Página/12.Esa permanencia es lo que hizo del pastor De Luca un referente a la hora del armado de marchas y de frentes, de los pronunciamientos contra cualquier tipo de opresión. A los 24 años ya presidía una junta vecinal que propició la unión entre el hospital público y las organizaciones populares. Eran los tiempos de “El Lanús”, como llamaban al departamento de psicología del hospital. Integró Cristianos por el Socialismo y el movimiento de Sacerdotes del Tercer del Mundo, además de haber sido fundador de Acción Popular Ecuménica.“Es el único tipo que pudo combinar perfectamente la militancia social, política y religiosa en una manera particular de ecumenismo popular, en el que todos, cristianos y no cristianos, creyentes y no creyentes confluíamos en la lucha por la liberación”, afirmó a este diario Marcelo Bagnati, su hijo político adoptivo, como se definió, que lo acompañó a lo largo de 25 años de trayectoria militante. Bagnati recordó que el pastor escribió el libro Teología Concreta, en el que desarrolló una visión particular de la teología referida a la política urbana y al estudio de la comunidad de Villa Riachuelo y Lanús. “Allí plasmó problemáticas que hasta hoy siguen abordando quienes lo siguieron”, completó su discípulo.Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, confesó su tristeza por la muerte de De Luca y lo recordó como una persona “muy solidaria, un militante de las épocas más duras que trabajó mucho desde su parroquia hacia los grupos más desprotegidos de Ingeniero Budge y otros rincones de la provincia donde la gente lo necesitaba”. Cortiñas evocó una presentación judicial que realizó junto al pastor por el “genocidio económico” de un grupo de familias que él atendía. “Siempre estuvo muy vinculado con los organismos (de derechos humanos), con una relación especial con los jóvenes, fue consecuente y luchador, un amigo que sentimos mucho haber perdido, su institución (el MEDH y el Instituto de Relaciones Ecuménicas) lo va a extrañar, así como todos nosotros”, agregó la integrante de Madres. Además de haber sido creador del MEDH, De Luca participó de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).En el plano político siempre militó en distintos frentes. Tras su exilio en distintos países, como Puerto Rico, en el comienzo de la democracia armó el Foro Metropolitano, se candidateó a diputado por el Frente del Pueblo, integró el Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo) y más recientemente fue uno de los fundadores del Encuentro Rosario, además de haber sido parte de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. “Participó de toda iniciativa frentista organizativa de la unidad del pueblo en la lucha por un socialismo de liberación”, definió Bagnati.Desde fines del año pasado se había alejado del MEDH para dedicarse a la labor de producción intelectual. Planeaba una estrategia para las elecciones comunales, pero un tumor lo derribó. Según relató Bagnati, “con su fuerza espiritual tuvo tiempo de prepararse”.

LA MALDAD HUMANA


Por Diego Martínez
A falta de sacerdotes, la segunda audiencia del juicio tuvo un testigo de lujo. En la última fila de la pequeña jaula reservada al público, con poncho, bufanda y su inconfundible barba blanca, se ubicó el teólogo y filósofo brasileño Leonardo Boff, uno de los fundadores de la Teología de la Liberación que inspiró en la Argentina el surgimiento del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.“Los crímenes no pueden ser olvidados. La humanidad tiene que saber de qué ha sido capaz el alma humana, las perversidades que el ser humano comete. La opinión pública debe conocer los relatos que se escuchan en estos juicios porque, si no, las heridas seguirán abiertas”, explicó mientras el camión celular del Servicio Penitenciario partía con los represores.“Me quedé un poco perplejo –admitió–. Uno los mira y parecen viejitos tranquilos, pero esconden una historia de perversidad que recién ahora llega a la luz. A mi lado había familiares que decían: ‘Me acuerdo de ese rostro cuando secuestró a mi hermana’. Son situaciones dramáticas”, explicó Boff, que asistió la semana pasada a la asunción de su colega ex sacerdote Fernando Lugo en Paraguay y que anoche, invitado por la cátedra libre “Don Jaime de Nevares”, dio una conferencia sobre “La Carta de la Tierra y los desafíos globales” en la Universidad Nacional del Comahue.“En la Argentina se han superado ciertos límites insalvables para la persona humana, propios de los nazis. La conciencia de la humanidad debe rechazar estos crímenes, que ofenden la dignidad humana, y en ese sentido este juicio rescata la lucha de todos los que han sufrido, la fuerza y la resistencia de los grupos de neuquinos que nunca abandonaron la causa”, explicó.Boff admitió que nunca antes había participado de una audiencia similar. “Lamento que ninguno de los imputados habló. Sólo se trataron formalidades, pero sé que con el correr del proceso aparecerán los testimonios y la pasión”, dijo. Agregó que “es el momento de estar junto con los comprometidos, con los que siempre alzaron la voz”, y expresó su deseo “de que triunfe la verdad y la justicia”.–¿Se puede rezar por un criminal condenado? –preguntó un colega.–Sí, un criminal nunca es sólo un criminal, nunca deja de ser persona y por lo tanto tiene también la presencia de Dios. Pero eso no disminuye su perversidad. Tenemos que rezar siempre, hasta que tengan justicia divina. La última palabra la debe tener Dios.Ante quienes plantean “mirar para adelante”, destacó que “es importante, pero sin olvidar jamás que esto no puede volver a repetirse, de allí la necesidad de la verdad. No podemos congelarnos en el pasado, pero se debe escuchar el grito de las víctimas y debe haber justicia”.El asesor del Movimiento de los Sin Tierra y de las Comunidades Eclesiales de Base de Brasil destacó que “donde hay opresión hay sentido de la liberación” y que la Teología de la Liberación “es más actual que nunca, porque las formas de opresión son globales”.Simulando ignorar lo obvio y para ver la reacción, el cronista se acercó al oído de quien acompañaba a Boff y preguntó:–¿No sigue siendo sacerdote, no?–No, tiró la sotana; o se la hicieron sacar –sonrió el interlocutor–. Sigue hablando como si lo fuera, pero el Vaticano no lo reconoce.

sábado, 24 de diciembre de 2011

BRINDAR POR BRINDAR


Por Mex Urtizberea
. Brindemos todo lo que poda­mos brindar. Brindemos por brindar.
Brindémonos. Que todo el mundo brinde lo me­jor que tenga para brindar.
Que cada uno brinde su aporte. Que el mundo brinde oportuni­dades; que
los economistas brinden soluciones; que los comerciantes brinden mejores
; que la escuela brinde herramientas que sirvan; que el fútbol brinde
espec­táculo; que los políticos no brinden espectáculo. Que los horóscopos
brinden bue­nas noticias en Amor; que los pro­nósticos no brinden fantasía; que
los hospitales públicos brinden la mejor atención; que las empresas privatizadas
brinden mejores servicios. Que los vecinos se brinden ayuda; que los padres
brinden apoyo a los maestros; que los maestros brinden apoyo a sus alumnos; que
los alum­nos se brinden ayuda entre ellos. Que los automovilistas no
brin­den mucho si van a conducir; que la televisión brinde algo más. Que se
les brinde tierra a los sin tierra, techo a los sin techo, alimen­to a los
subalimentados. Que los sueños brinden realidad; que la realidad brinde
algunos sueños. Que la industria brinde trabajo bien remunerado. Que las
fronteras no brinden mu­ros; que a las víctimas se les brinde justicia. Que
los lectores sigan brindando su tiempo para la lectura. Que los libros
brinden libertad. Que los libreros brinden ofertas. Que la historia
brinde lecciones. Que la naturaleza nos brinde sus disculpas; que nadie
tenga que pedir disculpas por brindarse a su propia naturaleza. Que los
gobernantes se brinden a los ciudadanos. Que las personas se brinden
con­fianza; que los que se brindan por entero al prójimo sean festejados.
Que a nadie le falte un festejante con quien brindar. Que el pasado nos
brinde expe­riencia; que la experiencia no nos brinde sólo canas. Que el
Primer Mundo brinde un buen trato al Ultimo Mundo; que no se brinden acuerdos en
desacuerdo con el mundo. Que haya más brindados y menos blindados. Que
brindar por la paz sea más que una frase hecha. Que la política brinde la
posibili­dad de evitar las guerras. Que ningún gobernante, por brin­dar de
más, inicie una guerra. Que los soldados brinden en sus casas con sus
familias. Que la familia brinde un lugar para ser feliz. Que la vida nos brinde siempre otra
oportunidad. Que todo el mundo brinde. Que cada uno brinde su aporte.
Brindemos. Brindemos todo lo que podamos brindar. Brindémonos.
Antes del brindis, después del brindis, brindemos un tiempo mejor.
Brindemos un futuro. Brindemos mañana: que todas las Noches pueden ser
Buenas, si cada uno brinda al mundo lo mejor que tiene para brindar. Nadie
nos quita lo brindado.

jueves, 22 de diciembre de 2011

EL SEXO EN LA LITERATURA ARGENTINA; DE LA MAZORCA A LA PUERTA DEL CLOSET

Una vejación será el puntapié inicial de una literatura – la argentina– que tras ir encontrando formas transitorias de liberación a lo largo de ciento setenta años llegará hasta nuestros días abriendo las puertas de un closet en el que ya no volverá a encerrarse. La campana de largada sonó con El matadero , de Esteban Echeverría. Allí, a punto de ser ultrajado por un grupo de federales, un joven unitario muere boca abajo sobre una mesa y el cuento alcanza su punto de máximo dramatismo. En 1862, veintidós años después de aquella publicación, la escritora Rosa Guerra reconstruye la leyenda de Lucía Miranda, una mujer española que despierta en el Cacique Mangorá impulsos pasionales que, por no quedar satisfechos, culminan en una tragedia de grandes dimensiones. Deseo y violencia confluyen en ambos casos en el marco de un clima político que empuja y estructura la escena: la potencia sexual es identificada con la barbarie (en el cuento de Echeverría la barbarie es federal y en la novela de Guerra, indígena) y conlleva, por ende, la manifestación de un poder. Un siglo más tarde, El fiord , de Osvaldo Lamborghini, reeditará, bajo otra coyuntura, la triangularidad que une sexo, política y violencia. En este relato ficcional la figura de El Loco Rodríguez, su personaje central, simboliza al tirano abusador que este autor ve en Perón (“Viejo Perón” con “su sonrisa ortopédica”, le dice). La escritura es perversa, descarnada y magistral al mismo tiempo: “El pito se fue irguiendo con lentitud; su parte inferior se puso tensa, dura, maciza, hasta cobrar la exacta forma del asta de un buey. Y arrasando entró en la sangrante vagina”. Pero el Loco no es el padre primitivo de la horda de Freud, el que se queda con todas las mujeres y todo el placer para él solo. Aquí, todos los deseos florecen en cada uno de los personajes, el goce es repartido y, casi podría decirse, sin objeto: todos son objeto de todos. Este deseo anárquico caracterizará también, entre otras obras, la de Copi, pero de un modo muy distinto. Sus novelas y cuentos fueron escritos mayormente entre las décadas 70 y 80 en París. Y su florida y dislocada sátira le da cuerda a una mecánica desbordada que, por momentos, asume la forma del encuentro sexual, pero sin esa carga de crueldad y violencia presentes en los textos antes mencionados. En este punto es donde podría pensarse, dentro de las letras argentinas, la exploración de una sexualidad libre, mejor dicho, libertada, y con el agregado de elementos paródicos. Ilustrativa de esto es la novela erótica Lo impenetrable , de Griselda Gambaro publicada en 1984, durante la primavera democrática. En esta historia Madame X, el personaje principal (que ha olvidado su nombre de tanto ocultarlo), tras acostarse con un desconocido, se asoma por la ventana y lo ve caminar hasta un grupo de hombres y hablar con ellos. Todos, cuenta Gambaro, “comienzan a estremecerse y a proferir gritos ahogados, cuya naturaleza Madame X intuyó con un asombro conmovido. “Un solo cuerpo de múltiples cabezas, piernas y sexos se estremecía en la calle, al mismo ritmo (…) Madame X no quiso mirar más. Suspiró, se retiró al interior de su cuarto y se dejó caer sobre su lecho, rendida, pensando que los mejores homenajes son los que tienen apariencia más extraña”. La indiferencia de esta mujer (a la que cualquier psicodiagnóstico caratularía de histérica), su modo de hacer jugar una psicología de resistencia y distancia frente a la imposición de una escena sexual, puede asociarse aquí a la fuerte presencia del psicoanálisis durante la década del 80. Quizás haya sido con su ayuda, o no, el asunto es que un punto de viraje se dio en esos años en los cuales aparecieron voces alternativas y autónomas al poder que abrieron caminos hacia nuevas posibilidades subjetivas. El neobarroso Néstor Perlongher, que con sus versos homoeróticos comenzaba a cuestionar la fijeza de las identidades o las imágenes de Eroica , de Diana Bellessi, poniendo en primer plano el deseo de una mujer por otra, colaboraron con la construcción de un “yo lírico” (la voz del poeta) que se ubicaba ya no afuera de la escena sino como sede de un placer sexual que no necesitaba desplazarse a terceras personas. La apropiación del goce personal, como responsabilidad y deseo, se enfrentaba a aquella posesión ultrajante que en El matadero llevaban adelante los dueños de la carne y cuya marca de vejación (política) atravesó la historia. En los años previos al 2010 y a la Ley de Matrimonio Igualitario, ya se preparaba el terreno para un nuevo cambio de orientación de la mirada sobre las diferentes formas de sexualidad. Y, por supuesto, de esto también dio cuenta la literatura. Libros que le dieron absoluta visibilidad a sexualidades menos explícitamente representadas antes, como Continuadísimo , de la escritora Naty Menstrual, No es amor , de Patricia Kolesnicov (donde son dos mujeres las que se enamoran entre sí) o el libro de poemas Increíble , del joven Mariano Blatt, son solo algunos de los títulos que, aparecidos a fines de la primera década del 2000, expresan las buenas nuevas del cambio que afectó con creces la intimidad de una parte de los argentinos. En este contexto, otras formas de violencia, menos identificables y más difusas, se extienden en el entramado social y ya hay una literatura que se hace cargo y habla de ellas. En esas historias el personaje del traficante, el puntero, el policía corrupto o el pederasta encarnan nuevamente, como un mal inextirpable, la barbarie brutal de El matadero .

miércoles, 21 de diciembre de 2011

"YA NO HAY HOMOSEXUALES SECRETOS, Y AVANZA LO QUE SE DEFINE COMO CULTURA GAY"


Por Claudio Martyniuk
Los cambios en la vida cotidiana y en el derecho transformaron el mundo homosexual. Ya no es clandestino y está cada vez más influido por cierta sociabilidad y la presión del mercado.
Gracias a los cambios en la vida cotidiana y en el derecho, se ha transformado el mundo de la homosexualidad en las últimas décadas. Para el sociólogo Ernesto Meccia, el régimen social de la homosexualidad ha sido desplazado: sólo quedan los “últimos homosexuales”, marcados por la violencia y el secreto, y ha emergido con todas sus luces y sombras otro régimen que tiene como eje a lo que hoy prefiere definirse como “cultura gay” .¿Podemos diferenciar temporalmente las formas de sociabilidad de los grupos homosexuales del país? Hay un período “homosexual” que se extiende hasta la segunda mitad de la década del 80, el período “pre-gay” que culmina con la llegada del nuevo milenio, y el período “gay” que llega hasta nuestros días. Cada período representa formas distintas de relaciones sociales con los pares y con los demás, herederas y promotoras a la vez de imaginarios sociales particulares. ¿Cómo se vivió la homosexualidad durante la dictadura? Pensar en la sociabilidad de los homosexuales durante la dictadura implica pensarla exclusivamente en la clandestinidad. Esta lleva a experiencias sociales de enclaustramiento relacional, uno de los correlatos de la invisibilidad y el secreto propios de situaciones clandestinas. Esta clase de experiencias despóticas tienen un costado especial: la construcción de relaciones sociales inter pares relativamente horizontales, vinculadas a la conciencia de pertenecer a un grupo maldecido por la sociedad. Bajo la dictadura había una colectividad homosexual, una entidad compacta a pesar de la invisibilidad, unida imaginariamente a través de un sentimiento de membresía a algo que servía de causa de un descrédito.¿Qué efectos provocó la democracia, recuperada en 1983? Importantísimos. Porque, sin desconocer algunas experiencias políticas de la década del 70, comienza a organizarse de manera autónoma la colectividad homosexual. De hecho, en 1984, se crea la Comunidad Homosexual Argentina -la célebre CHA- que desarrolló acciones de enorme impacto en su época. Comienza la era pre-gay, que se caracteriza por la permanencia de una fuerte condena social a esas prácticas sexuales y por la invisibilidad y el secreto en la vida cotidiana. Pero también por la irrupción del sida, que funcionó como un visibilizador de la homosexualidad, de esa colectividad, de esa nación dentro de la nación. A eso se le sumó el trabajo de las organizaciones que denunciaban y lograban aminorar la represión, de modo que se podía empezar a caminar tranquilo por las calles. Ya tenemos elementos de contraste entre la experiencia homosexual y la pre-gay. La homosexualidad era una experiencia muda porque no tenía expresión política. La experiencia pre-gay, en cambio, por primera vez tenía voz en un momento en que se recuperaba la democracia y que una enfermedad mataba a miles de personas. Esto hizo que la colectividad fuera y se sintiera más visible que nunca.¿Pero dónde era visible? La gente se sentía a resguardo en ciertos lugares de socialización de la Ciudad de Buenos Aires (genéricamente, Avenida Santa Fe) y los pocos boliches que existían. Me interesa pensar este fenómeno como la felicidad en el gueto: una felicidad emergente de la mezcla de garantías jurídicas, del trabajo de las organizaciones y de la existencia de entornos de socialización públicos y seguros donde sin temor la gente podía conocerse y reconocerse. También colaboraba en esa felicidad la irrupción de un discurso nuevo, el del coming out , propagado por las organizaciones y adoptado casi como un momento ritual de las biografías. Aunque muchísimos no lo hicieran, ya se había construido un “objeto” del cual liberarse. Esta es una circunstancia de notable contraste con la experiencia muda de la homosexualidad. Lo gay comenzaba a manejarse como opción identitaria, como una alternativa de vida válida, posible, legítima por parte de los mismos damnificados. Hoy en día, ya no hay homosexuales secretos y avanza lo que se define como cultura gay.¿El matrimonio integra ya el régimen de lo que hoy se llama gaycidad? Somos muchos quienes aún no podemos creer que en Argentina exista la ley del matrimonio igualitario. No ignoro que las explicaciones pueden dejarnos saldos a cuenta de algunos interesados, pertenecientes al sistema de partidos políticos, pero la ley está. Veremos qué pasa con el transcurso de los años, ya que está visto que las personas están gestionando cada vez más relaciones libres de ataduras externas al vínculo. Pero eso no tiene importancia: por más que en el futuro solamente dos gays quieran casarse, ninguna ley tendría que impedirlo. En el medio, estemos seguros, que gays y no gays pensaremos en formas alternativas de vínculos con correlatos jurídicos. Pero la situación es más ambigua en la dimensión de la sociabilidad.¿A qué se refiere? El imaginario de la gaycidad, al menos hoy por hoy, para gays y no gays, está más formateado por una matriz comercial que por una matriz de derechos o de otro tipo. Hay astucia en los agentes comerciales que han metido sus manos en el mundo gay. ¿Qué otros matices presenta la cultura gay? La experiencia gay es incomparable con la homosexual en el marco de una situación paradójica: si antes, a más represión, más discriminación y más vulnerabilidad externa teníamos relaciones sociales sólidas y relativamente desjerarquizadas, ahora, a menor represión y menor vulnerabilidad externa, tenemos al interior de la gaycidad relaciones jerarquizadas, lo cual vuelve vulnerables a ciertas personas porque comienzan a valer los marcadores sociales que antes no se hacían valer: desde la condición económico-social a la edad. No quiero ser taxativo, pero se puede pensar que el reconocimiento de los homosexuales corre bastante paralelo a la fragmentación comercial. Mis entrevistados han partido la gaycidad en aspectos bien distintos: los avances en el terreno jurídico y, paralelamente, este malestar en el campo de la sociabilidad. ¿Hay un problema generacional con los homosexuales mayores de 40 años? ¿Cómo se ubican hoy? Lo que ocurre con los homosexuales mayores de 40 es que están viviendo un momento muy especial. Ellos han sido testigos y protagonistas de un conjunto de cambios sociales muy amplios, que se desarrollaron vertiginosamente. Lo que tendríamos que imaginar es que ellos tenían un mundo a mano, manipulable a través de códigos específicos, que ha desaparecido. Ya sabemos que era un mundo que llevaba a “levantar” en los baños públicos y a tener sexo en los terrenos baldíos pero, desde un punto de vista sociológico, eso no es lo que más importa. Lo que tenemos que ver ahí es un entorno de sociabilidad seguro que, de buenas a primeras, se evaporó. Es como despertar y advertir que el cuarto de uno no tiene más paredes. Es fácil decir “ahora podré moverme sin restricciones”, pero sentirlo es más difícil. El nuevo mundo tiene códigos distintos. ¿Quiénes y por qué todavía no se animan al coming out y siguen manteniendo mundos paralelos? Las consecuencias de las experiencias sociales de humillación son muy perdurables, difíciles de remover de la psiquis de las personas. Cuando hablamos del coming out no tendríamos que pensar en un momento de revelación y nada más. Por el contrario, es un proceso que implica sucesivas revelaciones. Muchos homosexuales que tienen más de 40 han quedado marcados a fuego por el imaginario del secreto y la clandestinidad. Estos elementos del imaginario tienen un maridaje muy fuerte con el elemento de la siempre imaginada y temida “reacción ambiental”. Estas personas desarrollaron un tortuoso saber consistente en la reducción de la tensión con el ambiente. Siguen viendo alrededor la posibilidad de una agresión o de una condena, lo cual les impide hacer el famoso proceso del coming out . De todos modos, no creo que existan tapados 100% o, en todo caso, están en vías de extinción.¿Realmente no opera más el secreto? Tendríamos que pensar un poco más el tema del secreto y la revelación. Trae muchos equívocos, sobre todo para los no gays, en relación con lo que uno tendría que revelar. El grado de conocimiento que supone el ser conocido se refiere a aquella parte que se pone de manifiesto a los demás. Por eso, el conocimiento del trato social es el lugar por excelencia de la discreción. Esta no consiste en respetar un secreto del otro, sino en evitar conocer del otro lo que él positivamente no nos revele. En la vida social, la gente cuenta con un derecho de reserva. A los gays y a los homosexuales no se les reconoce ese derecho de igual manera. En programas de televisión y miles de situaciones cotidianas es increíble cómo se despierta la curiosidad de la gente no gay y también cómo muchos gays se ponen en pose de conferencia de prensa saciando a los interrogadores. Es fácil hablar del coming ou t, pero puede conducir a situaciones de anulación de la vida privada y de exposición perjudiciales. Me interesa pensar esta hipótesis, por ejemplo, para comprender el final de la vida del periodista Juan Castro.

LA GENERACION "Y" LLEGA AL MUNDO LABORAL E IMPONE NUEVAS REGLAS


Por Gonzalo Sánchez
Jóvenes, creativos y provocadores. Tienen veintipico y no creen en “hacerse de abajo”. Jamás se quedan después de hora, priorizan sus gustos y no quieren pasar su vida en una misma empresa. Si el empleo no los complace, renuncian.
Va el caso que estudian en el departamento de psicología de la UADE: Jota tiene 28 años, excelente promedio en la carrera de administración y se fue del país luego de que una consultora de Londres lo contratara por varios miles de euros. Cualquier adulto diría que Jota, el ejemplar, ya cocinó su futuro. Pero meses atrás Jota puso en movimiento todas sus conquistas y le planteó a sus jefes que renunciaba si no le concedían dos horas menos de tareas por día para poder ensayar con su banda de rock. Sus jefes aceptaron. La sociología utiliza el término “Generación Y” para definir a los sucesores de la “Generación X”. Se trata de los nacidos entre 1982 y 1994 –como Jota–, que hoy tienen entre 18 y 30 años y están desembarcando en el mercado laboral. No como simples advenedizos, sino con una mochila de valores que los diferencia de sus compañeros más grandes. No son valores ni mejores ni peores; es otro chip. “Son, además, nativos digitales”, dice la doctora Elena Scherb, directora de la Licenciatura en Psicología de la UADE. “Crecieron conectados y muchas veces saben más que los adultos. No se sienten elegidos para un trabajo, sino que eligen el trabajo que quieren hacer. Si no les gusta, están dispuestos a renunciar”.De acuerdo con los especialistas, los Y no creen en el “hay que hacerse de abajo” legado a los hijos de la inmigración, es decir, a sus padres. Muchos Y vieron de chicos como varios de sus parientes quedaban desafectados de grandes compañías después de “haberles dado la vida” y no creen en la empresa como institución. Así, si un X (entre 30 y 45 años) busca seguir aprendiendo, acepta lo que le toca y se define por lo que hace; para un Y, en cambio, el trabajo es aquello que le permite llegar a lo que quiere, la libertad personal y el placer. Por eso, repiensan su empleo cada tanto y están dispuestos a cambiarlo si no cubre sus expectativas.Los Y no aceptan “ponerse la camiseta” y tampoco el esfuerzo desmedido como método para alcanzar objetivos. Mucho menos, lo que sus jefes definen como “pagar derecho de piso”. Son los mismos jefes que se asombran cuando a poco de arribar, los jóvenes preguntan: “¿Cuántos días de vacaciones tengo?”. Naturalmente, un Y jamás se queda después de hora, a diferencia de un X, que cree demostrar su compromiso con una actitud de este tipo.Alejandro Melamed lo comprende. Es vicepresidente de recursos humanos de Coca Cola Latinoamerica Sur y cada vez que recibe a un empleado Y, le pregunta: “¿Qué me vas a enseñar?”. Ahora opina: “Es la generación del lugar virtual y la velocidad, que está a un click de distancia de todo y espera respuestas rápidas. También enseñan. Cuando los adultos compramos un objeto electrónico nuevo, le pedimos a ellos que nos enseñen a usarlo. Pero además, buscan un contexto laboral que desafíe y divierta. Quieren autonomía, además de diálogo abierto y constante”. Un estudio reciente sobre los Y y la felicidad en el ámbito laboral, cuenta Melamed, determinó que los más felices eran aquellos que lograban un feedback fluido con sus jefes. “El sueldo no es lo que los motiva. Necesitan que les digan que están haciendo las cosas bien y los enoja que sólo se les remarque lo que está mal”.El conflicto viene por ahí. Si un X acepta la autoridad casi sin cuestionar, el Y ve todo más horizontal y es capaz de pedir permiso para no trabajar mañana porque esta noche tiene al recital de Birtney Spears. “Pero lo interesante –sigue Melamed– es que X e Y pueden trabajar a partir de las diferencias. Las empresas tenemos que entender más a los Y para poder capitalizar la energía y novedad que traen”. Sobre esas relaciones, la filósofa Josefina Semillán apunta: “Puede ser complementación extraordinaria, hondura y amplitud, profundidad y navegación infinita” .Los Y son globales. De clase media y media alta, caminan con su Ipod (el elemento que los define) y se repiten en los grandes centros urbanos como nacidos de una misma matriz. En el país, según los estudios, representan a un 25% de la población joven. Hedonistas, les interesa más la experiencia del consumo que acumular bienes. Pero también se identifican con valores solidarios. Scherb agrega: “Género, ecología, política son temas que los convocan”. Cuando el filósofo de moda Zygmun Bauman postula que la era de la modernidad sólida ha llegado a su fin quiere decir que los objetos sólidos, a diferencia de los líquidos, conservan su forma y persisten en el tiempo: es decir, duran. En cambio los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. Eso es aquello que la “Generación Y” parece entender a la perfección.