lunes, 9 de diciembre de 2013

MUCHO POR RECORDAR, MUCHO POR CELEBRAR, MUCHO POR HACER

Alfonsín supo leer esa demanda de ruptura con el pasado. Paralelamente, interpretó el reclamo de los organismos de derechos humanos. Esa demanda encarnada por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”.

Por Leopoldo Moreau.

Más de una vez me he preguntado por qué razón, habiéndolo intentado los argentinos en reiteradas oportunidades y con sucesivos fracasos, recién en 1983 pudimos iniciar una etapa de consolidación definitiva de la democracia.
A mi juicio, la elección del 30 de octubre de ese año fue una elección de ruptura. No siempre las elecciones son de ruptura. Más bien son muy pocas las que tienen este carácter. Pero en aquella oportunidad, era muy claro que la sociedad quería dejar atrás la ignominia de la dictadura que había arrasado con los derechos humanos, con las veleidades belicistas de un régimen militar que nos llevó a la Guerra de Malvinas y casi nos empuja al mismo escenario con el país hermano de Chile. También la inmensa mayoría de nuestros compatriotas pretendía enterrar la violencia política de la década del ’70 y desembarazarse –aunque ésta fue una cuenta que quedó pendiente– de una política económica que pulverizó el aparato productivo, condenando a millones de argentinos al hambre y a la exclusión. Eran los tiempos en que grandes grupos humanos se trasladaban como nómades, sin rumbo, de un lugar a otro del país para encontrar un mendrugo con el cual pudieran saciar el hambre de sus familias. Ya no eran los trabajadores industriales que se instalaban en los grandes cordones de la periferia de la Capital, sino los excluidos, que se asentaban donde podían, aun al precio de vivir en las peores condiciones.
Raúl Alfonsín supo leer correctamente esa demanda de ruptura con el pasado. Y, paralelamente, interpretó el reclamo de los organismos de derechos humanos. Esa demanda, encarnada por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y la movilización popular de los últimos tiempos contra la dictadura, constituyeron la masa crítica que le dio la fortaleza suficiente para iniciar la transición democrática que –a diferencia de las que se pusieron en marcha en el resto de los países de la región– fue la única transición “no pactada” en el continente. Desde ese lugar puso en marcha el histórico Juicio a las Juntas, creó la Conadep, modificó el Código de Justicia Militar para someter a los represores a la esfera de la Justicia civil y sacó de la impunidad a José López Rega –uno de los primeros organizadores del terrorismo de Estado– para traerlo esposado y encarcelarlo en una prisión de la democracia argentina.
En síntesis, el envión inicial de este nuevo intento democrático se apoyó sólidamente en los conceptos de memoria, verdad y justicia que fueron abrazados por casi la totalidad del pueblo argentino, dándole a esta experiencia un crédito que nunca antes había tenido y que aún hoy sigue sin agotarse. Nuestra generación tenía en claro que esta oportunidad no podía desembocar en una democracia tutelada y, por esa razón, no sólo se embistió contra la corporación militar sino que intentamos hacerlo –en algún caso con mayor éxito que en otros– contra todas las corporaciones que en el pasado habían condicionado, e incluso derrocado, gobiernos populares.
Así fue que también promovimos la ampliación de derechos civiles, de modo tal de desarticular el autoritarismo cultural que encontraba un fuerte apoyo en la cúpula eclesiástica de aquel entonces que, además, había estado –salvo algunas honrosas excepciones– íntimamente vinculada con los directores del proceso militar.
La paz fue otra de las obsesiones estratégicas de aquella etapa. Porque no puede haber democracia sin paz. De allí el Tratado de paz y amistad con Chile, la demolición de la hipótesis de conflicto con Brasil y la fuerte participación en la creación del grupo Contadora que evitó que la administración de Ronald Reagan invadiera el territorio de Nicaragua, lo que hubiera significado el regreso a la Doctrina de la Seguridad Nacional y un grave peligro para las democracias que recién comenzaban a dar sus primeros pasos.
Siempre dentro de esa mirada estratégica promovimos todas las acciones posibles –algunas oficiales y otras no tanto– como para ayudar a la democratización de nuestros países hermanos. Y no únicamente por razones de principios y convicción política sino porque la democracia argentina no podría haberse desarrollado si solo era una isla sitiada por regímenes autoritarios.
Puede decirse, y con razón, que el gobierno que nos tocó gestionar no pudo torcerles el brazo a las corporaciones económicas y, particularmente, a la financiera, pero sí puede afirmarse que el gobierno de Alfonsín fue víctima de un golpe de Estado económico precisamente porque no quiso hacer lo que sí después vino a ejecutar la administración de Carlos Menem.
Lo mismo sucedió en materia de política de medios. Nos fuimos sin poder sancionar una Ley de Radiodifusión pero tampoco fuimos los autores de la derogación del Art. 45 de la ley vigente que impedía que un propietario de medios gráficos pudiera a la vez ser titular de licencias de radio y televisión. También eso quedó en manos del gobierno de Menem que, apenas asumió, derogó dicho artículo y no sólo privatizó Canal 13, traspasándolo a manos del Grupo Clarín, sino que además dejó el camino abierto para la formación de monopolios mediáticos.
Es evidente que entre los gobiernos surgidos en estos treinta años se pueden trazar paralelismos. Uno de ellos es entre el gobierno que inició Alfonsín en 1983 y la etapa que inauguró Néstor Kirchner en el 2003. En esos dos momentos crecieron y se ampliaron los derechos humanos, los derechos civiles, los derechos políticos y los derechos sociales. Por el contrario, en los períodos que condujeron Carlos Menem y Fernando de la Rúa hubo un evidente retroceso en todas estas materias. Esto nos permite concluir que, en buena medida, las etapas en las que más se avanzó van de la mano de una fuerte recuperación de las identidades políticas, nacionales, populares, democráticas y progresistas de las dos grandes culturas que dieron origen a esos gobiernos. Mientras tanto, los reflujos o retrocesos también coinciden con los momentos de debilidad de esas mismas identidades.
Nadie duda que el balance final de los treinta años es positivo y va en favor de los intereses de nuestro pueblo. Por ello, hay mucho por recordar, hay mucho por celebrar y, obvio, hay mucho por hacer. Si ese “hacer”, los que pensamos parecido lo hacemos juntos, seguramente la tarea será más sencilla.

Fuente: Miradas al Sur.

CORREN Y VUELAN

La original compètencia de Los Autos Locos. 60 mil personas y 36 vehículos especialmente diseñados reunió el evento organizado por una bebida energizante. Carros alegóricos al tango, el asado y el vino, en una carrera de creatividad.

POR BRUNO LAZZARO



"Papi, ¿está Penélope Glamour?"

Supongamos por un momento que el apellido lo pronunció como si el cien por ciento de sus siete años hubiese estudiado inglés. Pero no. El Penélope vino acompañado de un “Mamur” o de algo similar, y con poco encanto. Lo importante es que la chica coqueta del Compact Pussycat no está. Tampoco Pierre Nodoyuna, Pedro Bello ni el profesor Locovitch, aquellos personajes de Hanna-Barbera que ganaron la pantalla chica desde mediados de los sesenta. Pero allá a lo lejos, en la pista de largada, una réplica del Rocomóvil –conducido por los hermanos Pedro y Roco Macana– está a punto de dar inicio, por primera vez en la Argentina, a la famosa carrera de autos locos: el Red Bull Soapbox Race.

Es domingo y la marea humana avanza por Corrientes, hacia el Bajo, sin saber bien con qué se va a encontrar. Pese a los malos vaticinios, hay sol. Demasiado para una calle que se desborda de familias y amigos. Dos chicos comparten el peso de un hisopo gigante que servirá para alentar al Oreja Motors, uno de los 36 autos que participarán de la carrera. En el ingreso, una mujer les pide a los fotógrafos que graben lo que para ella es una escena de discriminación pese a que ellos le explican que sus cámaras sólo sacan fotos. Pero ella insiste. Una, dos, tres veces. Hasta que desaparece por un atajo.

Por la calle que nunca duerme, desde Florida hasta Alem, el corredor está presto. El recorrido consta de algunas rampas con el fin de dificultar la llegada de los autos a la meta. Gonzalito Rodríguez, con la colaboración de la sueca Alexandra Larsson, hace lo que puede para llevar adelante un evento que anda solo.

La gente se agolpa detrás de las barandas y a un costado de los fardos de contención. Diez hombres se juegan la vida arriba del techo de un puesto de diarios en la esquina de Reconquista con el fin de ver cómo es el accionar de los rodados mientras otros dos se balancean en el semáforo como parte de las 60 mil personas que se dieron cita en el lugar.

Los autos pasan y cada equipo realiza una especie de puesta en escena para impresionar a un jurado integrado por la modelo Pampita Ardohain, el ex piloto de F1 Norberto Fontana, el actor Nicolás Riera y el doble campeón del Dakar, Marcos Patronelli. Están los que bailan, los que apelan a la actuación, alguno que intenta besar al conductor reviviendo uno de los peores chistes de los ochenta y aquellos que regalan choripanes, como los integrantes del Parrimóvil, quienes lograron una gran humareda a la hora de salir a escena. “Nadie puede resistirse a un asado. La idea era lograr llamar la atención de la gente”, dice uno de los conductores antes de darse cuenta de que su cometido era un hecho. Sin embargo, eso no alcanzó para llevarse el premio principal: un viaje con todo pago para los integrantes del equipo para presenciar, entre el 22 y el 24 de noviembre, el Gran Premio de Fórmula 1 en Brasil.

El Red Bull Soapbox Race nació hace 13 años en Bruselas y ya llegó a 80 lugares del mundo como Londres, Los Ángeles, Omán, Hong Kong, Barcelona, París y Moscú. Cientos de corredores presentaron sus diseños con el fin de formar parte y quedaron seleccionados 36 autos que el domingo 10 pusieron a prueba su velocidad y su originalidad.

En las tribunas vip, algunos famosos agarran sándwiches de a dos pese a que, se sabe, los eventos del energizante siempre son abundantes. El periodista Augusto Tartúfoli hace cuernitos junto a su hijo mientras por los parlantes suenan los Rolling Stones. Pasa el Pinki Bully y las chicas de San Isidro chocan sus latas energizantes antes de hacer explotar un cañón de papeles rojos con forma de corazón. Y los chicos lucen sus pantalones de colores debajo de los lentes de un sol que ya quedó en pasado.

El Carmelitas Motorizadas Racing Team sale a la luz con todos sus integrantes disfrazados de monjas, seguido por El Scoupe Yama 2.0, que arranca a gran velocidad con un piloto –un gaucho en función de jinete– desaforado que no para de golpear con una fusta a su auto de competición. El Carlitos Sport Team convence al jurado apelando al tango, mientras que los miramarenses del Titanic le ponen acting a la pasarela antes de reproducir la famosa escena de la película en un auto con forma de barco.

La junta se muestra activa. Fontana y Patronelli se prestan el rol de malvados, mientras que Riera y Pampita seducen desde los boxes. A la hora de lograr la risa, el equipo Mate saca a relucir su mejor arma: un pequeño Guido de Cars cuyo único fin es conseguir un beso de la modelo. El Jamaica Bajo Cero se destruye en la primera rampa aunque logra llamar la atención de los presentes desde la previa.

Luego de dos horas y media, la carrera llega a su fin. La gente del Chivalry Express festeja el premio a bordo de su auto con forma de botella. Y en sus palabras sentencian cuál será su próximo desafío: “Es un orgullo haber ganado. Somos un grupo de amigos que nos juntamos para encarar este proyecto y nos sirvió para unificar más nuestra amistad. Estamos muy contentos. ¡Allá vamos, Vettel!”

Fuente: Revista Veintitrés. 

viernes, 6 de diciembre de 2013

LEVANTATE Y HABLA

El Stand up de la gente común. El género no sólo crece en la cartelera teatral: cada vez hay más alumnos en las escuelas especializadas. Una disciplina que algunos usan como terapia. Para Diego Reinhold, es como “la cancha de paddle” de los ’90. ¿Cualquiera puede ser gracioso?

POR LEANDRO FILOZOF


Ves a un amigo bostezando, mirando el celular. O, ¿por qué no?, ves a tu psicólogo bostezando y mirando el celular. ¿Quién aguanta sentado una hora escuchándote hablar sin poder meter un solo bocado? Pero te subís a un escenario y van más de cien personas no sólo para escucharte durante una hora sino, además, a reírse a carcajadas de tus problemas. Encima, con el boom del stand-up, son cada vez más los que quieren estar arriba de las tablas que los que quieren mirar desde las butacas. “Nunca sé cómo salir y empezar a hablar. Lo primero que digas en el escenario siempre se siente estúpido, porque no tengo una verdadera razón para hablarles”, dijo Louis Szekely, “Louis C.K”, reconocido comediante de stand-up de Estados Unidos.

“En la convocatoria que hicimos, el 50 por ciento fueron ‘estandaperos’. Una plaga (risas). ¡No pensamos que había tantos! –aclara Patricio Orozco, director y productor general del primer Festival del Humor de Buenos Aires–. El stand-up ocupa un rol destacado en la actividad escénica: basta con ver la oferta de espectáculos en calle Corrientes. Este tipo de espectáculos les abre la puerta del teatro a nuevas generaciones de espectadores, y eso es siempre positivo”.

“Cada vez tiene más público que conoce el tema y eso es bueno para la disciplina –asegura Martín Rocco, uno de los íconos del stand-up, con 20 años en la disciplina–. Los monologuistas son cada vez más pero no van a quedar todos: el nivel es cada vez más exigente y eso es bueno”.

–¿Puede tomarse el stand-up como una terapia alternativa?

–Yo no creo que relaje… sí puede ser catártico o ayudar a los tímidos.

Nicolás Biffi tiene tres funciones por semana en Paseo La Plaza y tiene una escuela “con más de 100 personas por mes. Somos tres profesores. Tenemos un teatro, Bambalinas, y un club de comedia”. Las clases cuestan 130 pesos por mes y después de un cuatrimestre, donde se enseña a generar contenido, se realiza un primer show: “Al final del taller nos presentamos en el teatro. Todas las semanas tenemos presentación de alumnos. En los últimos cuatro años empezó a explotar bastante, ahora está re-instalado. Yo participé del primer programa en televisión abierta, en Bendita TV Especial stand-up: nunca en la vida hubiéramos pensado que un canal de aire le iba a dedicar una hora y media a lo que hacemos”. Cuenta Biffi que los cachets de los profesionales rondan los cinco mil pesos la hora, pero que los de los famosos pueden ascender a más de 20 mil. “La mayoría de la gente que se anota en la escuela no es necesariamente para hacer stand-up, sino para hacer amigos, un grupo, para hablar de cosas que le angustian, nosotros vendemos algo que la gente quiere hacer, la gente quiere ser graciosa”.

La escuela del grupo Señales de Humor funciona hace seis años con tres talleres semanales: “El incremento lleva tres años y es exponencial –afirma Gabriel Gómez, uno de sus cuatro integrantes–. La gente lo ve accesible, después se da cuenta de que no. Parte de esa deuda artística que tiene: por ahí no se animó a hacer teatro y esto lo ve más alcanzable y accesible y se dan una oportunidad”. Señales… fue uno de los grupos pioneros a la hora de abrir fronteras para el stand-up con shows por todo el país. En el verano van a estar de gira por el norte, y viajaron a Paraguay y Uruguay: “Es una manera que tienen los que aprenden de entrar en contacto con lo que les pasa; es un género de opinión y cada uno puede decir quién es y ser gracioso con eso. Generalmente, son personas que creen que pueden salir a escena: los cómicos de su grupo de amigos. Como en cualquier taller, hay gente que lo considera terapéutico, pero si después te das cuenta de que no sos bueno, es contraproducente: es tomar envión para tirate del balcón (risas)”.

“Hoy es como la cancha de paddle –dice el actor y comediante Diego Reinhold–. Igual que hay escuelas de comedia musical: es una disciplina súper accesible, liviana en lo que significa su artesanía, y muy universal y muy placentera para ver. Es algo más lúdico que las clases de teatro, menos comprometido, más colorido, uno compromete sus ideas pero no tanto sus emociones”.

“El incremento de comediantes creó al público –dice Martín Pugliese, humorista, actor y guionista–. No diría que es una actividad terapéutica porque sería injusto: es una forma de arte que está bueno, tiene una condición de sinceridad que pone a la persona que se sube a hacerlo en un buen lugar, le genera una satisfacción. No creo que sea fácil: un show de una hora me lleva dos años armarlo, dos años de escribir y probar”.

Para Andrés Ini, que desde el 2011, después de varias temporadas en Paseo La Plaza, realiza su Inipersonal, tampoco es “un trabajo tan sencillo como subirse y hablar. En un primer momento es muy tentadora la sensación del espectador de decir ‘yo también puedo hacerlo’, porque se identifica con lo que cuenta el comediante y eso lo impulsa a decir ‘yo tengo cosas para contar’. Pero no es nada fácil el trabajo si lo querés hacer profesionalmente. Si lo querés hacer como terapia, hay gente que hace yoga, psicólogo, pintura y gente que hace stand-up: cada uno canaliza donde quiere. Para mí, el show es un trabajo que tomo con una seriedad y un compromiso altísimo: soy un workaholic de lo que hago”. 

Leandro Panuzzio tiene 34 años y trabaja en una empresa de emergencias: “Siempre quise estudiar y nunca encontré un espacio, hasta hace un año, que me separé y empecé a buscar para hacer todas las cosas que no hacía antes. Di con los chicos de Señales de Humor por Internet y hace cuatro meses que estoy con ellos”. Dentro de un mes, en diciembre, Leandro va a tener su primera presentación en un escenario: “Creo que va más allá del humor, hay más verdad que juego. Para mí es el último bastión de verdad pura porque podés decir cualquier cosa en un tono humorístico y la gente lo toma bien. Es muy gratificante”. En el monólogo va a hablar de su separación, la depresión y “la vuelta al mercado a los 34 años: es una catarsis personal, acá solamente hablás de vos, de tu percepción de la realidad. Intimida pero está bueno poder hablarlo, exteriorizarlo, hay chicos que van a decir cosas tremendas a nivel personal y está buenísimo que sea desde el humor”.

“Había hecho otras actividades desde lo teatral: improvisación, clown y me gusta mucho el humor, así que decidí probar –aclara Jerónimo Arambasic, director de cine de 23 años–. Mi primer monólogo es de mi relación con mi padre. Tiene su riesgo: la primera vez que hice este tema fue bastante fuerte todo el proceso de subir al escenario y hablar a ese nivel tan personal. Pero creo que hay una liberación en ese proceso. Algo que tiene que ver con la terapia, del espacio catártico, de poder hablar a otro sobre lo personal valiéndote del humor”
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El stand-up por sus artífices

“Es el humor en su mínima expresión: no hay personaje, no hay vestuario, no hay nada. Es el tipo y la comedia. La comedia en estado puro” (Gabriel Gómez, de Señales de humor).

“Acá estoy, soy lo mismo que ustedes y esto es lo que pienso y me pasa” (Martín Rocco).

“Mi trabajo es hacer reír a la gente y hoy es mi día franco” (Andrés Ini).

“Un sacrilegio ser un principiante y no hablar de un colectivo. Uno empieza con las observaciones generales…” (Martín Pugliese).

“El pie prepara la información y el remate es el chiste en sí, donde se rompe la lógica con algo ilógico. Siempre el pie tiene que ir primero y el remate después: los únicos que lo hacen al revés son los futbolistas, que rematan con el pie” (Nicolás Biffi).

Fuente: Revista Veintitrés. 

GUERRA SANTA

Qué es y quiénes integran la orden ultraconservadora que el  martes 12 de Noviemebre en la catedral interrumpió a los gritos la ceremonia interreligiosa para recordar Kristallnacht. La guerra contra el Papa.

pOR DEBORAH MANIOWICZ Y JORGE REPISO



El martes 12 de noviembre, un grupo de fanáticos religiosos que se postulan como defensores de la tradición y del verdadero catolicismo irrumpió de forma violenta en la catedral metropolitana, donde se desarrollaba la ceremonia ecuménica por la conmemoración del 75º aniversario de la Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos), primera manifestación pública y violenta del nazismo contra los judíos. Se denominan lefebvristas, se ubican a la diestra de Dios y representan el ala más ultraconservadora del catolicismo. En la Argentina son apenas cuatro mil fieles, pero la incidencia de esta orden en otros países, como Estados Unidos, es mucho más importante. Quiénes son, cómo actúan en la Argentina y por qué su manifestación en la catedral no fue casual. Su creador, Marcel Lefebvre, fallecido en 1991, fue excomulgado en 1988 por orden directa de Juan Pablo II. Durante el papado del alemán Joseph Ratzinger –que ocupó el obispado de Roma bajo el nombre de Benedicto XVI–, el grupo conocido como Hermandad Sacerdotal San Pío X ganó espacio. Alemania es el tercer país del mundo que tiene más fieles lefebvristas –detrás de Francia y Estados Unidos, y delante de la Argentina y México– y aquellos que reivindicaron los aspectos más reaccionarios de la Iglesia vieron con buenos ojos la custodia de Benedicto en pos de las tradiciones eclesiásticas rancias. Ratzinger, además, tuvo un gesto contundente: el 24 de enero de 2009 retiró la excomunión que pesaba sobre cuatro obispos de la congregación, y dejó en evidencia el giro a la derecha de la institución vaticana.

Por eso la elección de Jorge Bergoglio como papa fue un baldazo de agua fría para los fieles ultraconservadores. Si bien sería apresurado o hasta exagerado catalogar al Sumo Pontífice como “progresista”, es cierto que se vislumbran cambios e intentos de reconciliar al catolicismo con las prácticas contemporáneas. Y si hay algo a lo que se oponen los lefebvristas es a los cambios, y por eso la decisión de interrumpir la ceremonia interreligiosa no sólo atentó contra la comunidad judía sino también contra el propio Papa en su país y su catedral, lo que se dice, una operación de prensa.

Los fanáticos ya habían protestado contra el acto en su blog Iglesia Católica. Primero publicaron la invitación a la conmemoración de la Noche de los Cristales Rotos para después vomitar todo su repudio. “Oficialmente se nos invita a conmemorar un acontecimiento extraño a nuestra patria y a nuestras preocupaciones, nada menos que con una LITURGIA que, como hemos dicho, intenta proponerlo en reemplazo del Sacrificio de la Cruz. ¡Dios no permita esta liturgia espuria!”. Si bien el grupo anticipó en la web su presencia en la catedral, ninguna autoridad actuó en consecuencia.

Las naves de la catedral estaban colmadas de invitados cuando desde una de las primeras filas se escuchó un Padrenuestro a todo volumen al tiempo que un fanático con boina de color rojo –la que utilizaban los falangistas españoles– tomaba el micrófono del altar por la fuerza. En el suelo se vieron panfletos en los que se podía leer: “Fuera adoradores de dioses falsos del templo santo…si entran en el templo del Dios vivo y presente, doblen su rodilla, abandonen su idolatría, y adoren al Dios verdadero… y vos, que asistís a este acto de profanación, rezá el rosario en desagravio. Resistí. Que no te engañen”. Durante el acto, las reflexiones estuvieron a cargo de monseñor Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, y el rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, rabino Abraham Skorka. El murmullo inicial se convirtió en alboroto. “Estamos honrando a Dios”, gritó uno, mientras una fila de manifestantes continuaba con sus rezos ignorando a todos los presentes. Los pedidos subieron de tono, el diputado del Frente Renovador Eduardo Amadeo se acercó a ellos ofuscado y les gritó: “Miserables, nazis”.

La fila compacta de intrusos tenía la mirada encendida, las mejillas enrojecidas y los ojos fijos hacia el altar. Marcelo Figueroa, teólogo protestante y conductor del programa televisivo Biblia y Diálogo Vigente junto al entonces cardenal Jorge Bergoglio y Abraham Skorka, reflexionó: “Vivimos un hecho tan repudiable como preocupante. Irrumpió un grupúsculo de fanáticos religiosos que hizo todo lo posible por impedir el culto”. Y agregó que “el fundamentalismo religioso es particularmente dañino porque lacera algo tan sensible como es el alma de los pueblos. La Shoá no hubiera sido posible en su extensión y obnubilación sin un accionar de los fundamentalistas”.

Los ánimos se apaciguaron con el correr de los minutos y con la presencia de la Policía Federal. En un intento por reconstruir el clima de rememoración, Poli tomó la palabra y llamó a continuar con el acto: “Queridos hermanos judíos, siéntanse como en casa como nosotros nos sentimos en una sinagoga, porque los cristianos así lo queremos, a pesar de estos atisbos de intolerancia. Que haya paz, Shalom”.

Durante las noches del 9 y 10 de noviembre de 1938, tropas de asalto nazis protagonizaron la Noche de los Cristales Rotos en territorio alemán y austríaco. Ordenados por Adolf Hitler, organizados por Joseph Goebbels y ejecutados por las SA, las SS y la Gestapo, entre otras, desparramaron la destrucción contra todo objetivo judío, fueran ciudadanos, comercios, sinagogas o cementerios. Los vidrios hechos añicos de los escaparates le dieron el nombre al operativo en el que 200 judíos fueron asesinados y 30 mil detenidos y posteriormente deportados a campos de concentración. Este acto infame fue la antesala del Holocausto. Acto que los lefebvristas niegan.

Ni improvisados ni aislados. Los reaccionarios actuaron con el aval de Christian Bouchacourt, padre de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y superior general del distrito América del Sur –que tiene su sede principal en Venezuela 1318 en el barrio de Monserrat–. “Entiendo perfectamente la reacción, porque estas ceremonias nos duelen a nosotros. No fue un deseo de hacer una rebelión, sino de manifestar nuestro amor a la Iglesia Católica, que son hechas para el culto católico”, fue el respaldo de Bouchacourt. Al día siguiente de los incidentes, Veintitrés se acercó a la sede de la congregación a fin de poder hablar con el sacerdote, pero sólo se encontró con un cura que dijo llamarse Carlos y dijo desconocer los hechos de la noche anterior: “No sé qué pasó, no tengo idea qué es la Noche de los Cristales Rotos y del nazismo sólo sé que existió”. Pocas palabras que dicen mucho. 

El titular de la DAIA, Julio Schlosser, analizó: “Estamos consternados. Fue bochornoso y doloroso que esta gente agreda y profane un sitio sagrado como la catedral desconociendo las enseñanzas del papa Francisco”. 

Quiénes son. A simple vista, la iglesia ubicada en el centro porteño parece una más: vitraux en el techo, la imagen de Cristo crucificado en el altar, cajas para depositar ofrendas y donaciones. Salvo por un detalle: los fieles que asisten a misa se consideran “los únicos verdaderamente católicos”. La de la calle Venezuela es una de las 26 capillas lefebvristas que hay distribuidas a lo largo y ancho del país.

Se trata de una orden católica preconciliar: el grupo no reconoce el Concilio Vaticano II celebrado en Roma entre 1959 y 1963, desconoce el pedido de perdón al pueblo judío por haber expandido la teoría del deicidio, rechaza la eliminación de la misa en latín, el ecumenismo, la libertad religiosa y la autoridad única del Papa, entre otras cuestiones.

En la Argentina, el sacerdote Leonardo Castellani, fallecido en 1981, mantuvo una gran amistad con Lefebvre y fue referente del movimiento en el país. En 1945 Castellani escribió un artículo titulado “Los judíos” en el que afirmaba que “no había más remedio que el ghetto, las filacterias amarillas y la reconquista heroica de la economía nacional de manos de la gran finanza extranjera, que es hoy por hoy nido y el reducto del judaísmo”. Actualmente la orden tiene células en todo el país. Según datos difundidos en 2009, en la Argentina hay 26 capillas y tres escuelas. A este movimiento pertenece el obispo inglés Richard Williamson, que en febrero de 2009 fue expulsado de la Argentina por negar el Holocausto y el uso de las càmaras de gas como arma letal. El gobierno de Cristina Fernández lo expulsó pero los lefebvristas se quedaron, y cada tanto, violencia mediante, provocan. Es la única arma que encuentran los fanáticos para ser escuchados. 
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Pronazis modelo argentino

En abril de 2003, en Bariloche, se inauguraba una sede de la Universidad Fasta (Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino). Durante su alocución, su presidente y fundador, fray Aníbal Fosbery, hizo un paréntesis para agradecer a un personaje que colaboró con el desembarco de Fasta en esa ciudad. “Permítanme que de modo personal exprese nuestro recuerdo y gratitud al entonces presidente de la Asociación Germano-Argentina, el señor Erich Priebke”. La mayoría de las cuatrocientas personas presentes aplaudieron de pie a un anciano que había sido extraditado a Italia siete años antes. Priebke afrontaba una condena a cadena perpetua por su responsabilidad en la masacre de 335 italianos en las Fosas Ardeatinas de Roma, en marzo de 1944. El criminal de guerra nazi había vivido tranquilo y feliz en esa ciudad turística hasta que fue descubierto por un periodista de la televisión estadounidense.

“Así somos y así moriremos, nosotros no hablamos de los historiadores, sino que buscamos que ellos hablen de nosotros el día de mañana. ¡Lo seguiremos haciendo, carajo! A los atacantes les daremos con todo, y a los tibios los vomitamos”, fue la proclama de los adeptos al denominado Foro Nacional Patriótico (Fonapa), comandado por Carlos Pampillón. La agrupación ultraderechista se hizo presente en las puertas del Colegio Nacional Buenos Aires cuando estaba tomado por los estudiantes tras el ataque al interior de la iglesia San Ignacio de Loyola. Entre ellos se encontraba Raúl Maza, vocero de la Gendarmería y despedido de la fuerza por amotinarse, quien justificó la presencia de los violentos: “Siento agradecimiento por haberme acompañado y no reniego de ellos. Deberíamos luchar juntos”. Varios se presentaron con palos y banderas, exhibiendo además las inscripciones “skin” (piel) y “head” (cabeza) que caracterizan a los neonazis. Pampillón fue precandidato a concejal pro Fonapa-Unir (Compromiso Federal). Otro histórico nazi como Alejandro Biondini se candidateó a legislador porteño antes de la realización de las PASO.

Días atrás, la revista Noticias le realizó un reportaje a Jaime Durán Barba, publicista de Mauricio Macri. Durante la charla, el ecuatoriano lanzó la siguiente frase: “Hitler era un tipo espectacular. Era muy importante en el mundo”. La indignación general se hizo sentir inmediatamente. El fiscal federal Guillermo Marijuán lo denunció por apología del delito y la causa recayó por sorteo en el Juzgado Federal 7 a cargo de Sebastián Casanello. El fiscal pidió que se tenga en cuenta cómo los dichos de Durán Barba podían repercutir en la sociedad y en especial entre los miembros de la comunidad judía. El consultor también fue denunciado ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), mientras que el titular de la DAIA Santa Fe, Horacio Roitman, aseguró que “debe renunciar, lo dicho no tiene retorno”. Durán Barba debe ahora dar explicaciones por sus dichos apologéticos. Desde el Pro, hubo explicaciones justificatorias para con el asesor.
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Fanatismo en números

4 mil fieles hay aproximadamente en la Argentina.
26 capillas de la Fraternidad San Pío X.
3 escuelas de la orden hay en el país: en la provincia de Buenos Aires; Mendoza y Córdoba.
20 lefebvristas generaron violencia en la liturgia conmemorativa de la Noche de los Cristales Rotos.
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Opinión

Retrógrados y antidemocráticos
Por Rubén Dri
Sociólogo

En la Argentina los lefebvristas no son muchos pero tienen fuerza en la medida que siguen dictando seminarios y construyendo nuevos sujetos. Están arraigados y con perspectivas de crecimiento. Son violentos y agresivos, lo que quedó demostrado en el episodio ocurrido en la catedral metropolitana. Además, es un grupo retrógrado, profundamente antidemocrático y de extrema derecha. Posiblemente, en el fondo expresen una gran inseguridad y de ahí la afirmación dogmática de determinados fundamentos que son asegurados como absolutamente revelados. La forma de combatir a estos grupos es a través de la concientización y la educación, con cambios sociales que superen la falta de empleo y un real reconocimiento entre los sectores sociales. Porque este tipo de agrupaciones prometen darle a la sociedad una gran seguridad y por eso suman fieles. Es preocupante que todavía no se reconozca la peligrosidad que representan.

(Testimonio recogido telefónicamente)
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Opinión

Un arma letal
Por Diana Wang
Presidenta de Generaciones de la Shoá en Argentina

Lo que ocurrió fue de una violencia verbal increíble. Cuando comenzó el acto con la catedral repleta de gente se empezó a escuchar un murmullo que impedía escuchar al locutor. Enseguida me di cuenta de que estaban rezando el Ave María. Me desconcerté. La gente comenzó a pedirles que se detuvieran, que estaban interfiriendo la conmemoración pero ellos parecían no ver a nadie, como si todos fuéramos invisibles. Yo me angustié porque tuve la vivencia de la impotencia y se me presentaron delante de los ojos imágenes viejas de momentos de la historia cuando otra gente tuvo que sufrir esto mismo de manera mucho más sangrienta. Hay quienes hicieron una lectura como si hubiera sido un acto antisemita dirigido a la comunidad judía, pero yo no estoy tan segura. Las consignas no fueron antijudías sino que se estaba usando a la Iglesia para lo que “no se debía usar”. Cualquier movimiento fundamentalista que le niegue al otro el derecho a existir termina siendo un arma letal. Es necesario encontrar urgente formas de trabajar para que esto no vuelva a pasar.

(Testimonio recogido telefónicamente)

Fuente: Revista Veintitrés.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

"ACÁ, CADA PERSONA GENERA UN KILO Y MEDIO DE BASURA POR DÍA"

POR LUIS SARTORI


Edgardo Jalil pasó de tallar copas en una cristalería a armar parlantes. Y de desocupado a tener un remís. Hasta fue almacenero. Ahora encabeza un emprendimiento con futuro asegurado.



Este hincha de Racing confiesa que no era ecologista y que no separaba sus residuos. Peor: “Fui muy radical en mi pensamiento. Decía que acá no trabajaba el que no quería, que todo el mundo vivía subsidiado” . Edgardo Jalil nació en 1972 en una clínica de la calle Charcas, pero vivió casi toda su vida en San Andrés, a 8 cuadras del centro de San Martín. Hijo de un empleado de la cristalería del barrio, barra de amiguitos importante, gastó la bicicleta, armó autitos con masilla, y fue un proyecto de defensor “no rústico” en los campeonatos zonales del club Centenario. Mucha calle, mucha tele... y problemas con el estudio. Arrancó la primaria en el Agustiniano, privado, y en 4° grado lo pasaron a la escuela pública 20.
Ese fue el momento exacto cuando empezó a trabajar.
Su padre lo llevó en vacaciones a la cristalería y a los 9 años ya aprendió a tallar copas, subido a tres bancos superpuestos. Se pasaría otros 9 años en esa fábrica, y desde los 14 como operario: acababa de llevarse todas las materias de primer año de Industrial en el Emilio Mitre y la furia paterna lo mudó de colegio (cambió al Eduardo Wilde, pero a la rama Nacional) y lo atornilló a la cristalería. Trabajaba de 6 a 14 y estudiaba de 18.30 a 23. El cambio no rendía: repitió 2° y 3°. A los 18 –todavía promediando la secundaria– se salvó de la colimba por número bajo y dejó la cristalería porque le seguían pagando una miseria.
“Y me fui al almacén de la vuelta de casa a cortar fiambre” . También probó un mes en una empresa de cosmética y al final se aquerenció en una tornería que hacía parlantes, pegada a la villa La rana: ahí trabajó los siguientes ocho años. En el medio, tenaz, terminó la secundaria a los 21. La crisis económica delarruísta cerró la tornería y él se vio con una indemnización de 8.500 pesos/dólares que le sirvieron para bienvenir a su primera hija y terminar la casa que había empezado a levantar delante de sus padres. Volvió a la cristalería (a vaciar contenedores que llegaban de Brasil) y el día que Duhalde pesificó a 1.40 se compró un Renault 9 y se puso de remisero en la parada del hospital Castex, frente al Liceo Militar. No le rendía y duró poco. El remís le sirvió para pagar el fondo de comercio del almacén a la vuelta de su casa, que manejaría por 5 años. Hasta que un amigo le propuso sumarse a la Cooperativa Creando Conciencia, en Benavídez, para organizar el movimiento de los camiones recolectores. Hoy es el presidente.
¿En tu primer día en la cooperativa no querías entrar?

Vine a la puerta en un Corsa que habíamos sacado a pagar, llego a las 6 de la mañana y esto era un kilombo. Ya me había dicho Ramiro, mi amigo: Mirá que es un basural . Con el celular empecé a llamar a mi mujer para decirle me voy a la mierda . Jamás me atendió. Y en eso llegó Mercedes, la mujer de Ramiro, y entramos. Y no me fui más. Era abril de 2008.
¿Se está generando más basura?

Cada vez más volumen.
¿Cuánto reciclan por día?

Debemos estar en 85 toneladas de reciclable, separado en origen, por mes. Son unos 3.300 kilos por día.
Trabajan con Nordelta y lo han hecho en Las Tunas, un barrio carenciado. A mayor riqueza, ¿se genera más basura?

Creo que no. Te pongo este ejemplo: en botellas de gaseosa –pet– en Nordelta tenés equis cantidad de primeras marcas y en Las Tunas tenés la misma cantidad de botellas, pero de segundas marcas. El volumen de basura es el mismo. Sí ocurre que el barrio más pobre no va a generar tanto cartón de electrodomésticos, tanto telgopor, tanta revista ni tanto diario. Pero el nivel de consumo de toda persona es tremendo. Y somos todos grandes generadores de basura.
¿Cuál es el promedio diario por habitante en Capital y el GBA?

Un kilo y cuarto de basura, mínimo, es lo que genera cada persona por día acá, en Capital y Gran Buenos Aires. Eso está al nivel de Estados Unidos.
¿Cómo bajar ese promedio?

Haciendo algo sencillo, separando estas cosas: envases de plástico (crema de enjuague, yogur, lavandina, gaseosa, agua mineral); cartón, diario atado y papel; el tetrapak; el aluminio; y las botellas. También latas y aerosoles. De todo esto se logra recuperar el 100%, porque se puede utilizar indefinidamente. Haciendo esto vas a bajar entre 800 y 900 gramos la cantidad diaria que generás de basura.
¿Una lista de no reciclables?

Pañales, papel higiénico, apósitos femeninos, papel de calcomanías y carbónico, bombitas de luz, pilas.
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Creando... tiene 43 cooperativistas y opera con cuatro camiones en 4.900 viviendas (56 mil personas) de barrios privados: en días distintos levantan residuos húmedos –que transfieren a la Ceamse– y el material reutilizable, que se separa y se recicla en su planta alquilada (y sin olor a basura) de 35 metros por 65.
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¿A cuánto equivale una tonelada de papel reciclado?

A no talar 20 árboles, no usar 1.500 litros de gasoil, y ahorrar 4.000 kw y 25 mil litros de agua.
¿Y una tonelada de pet?

Son 40 mil botellas. Una tonelada de pet recuperado equivale a un ahorro de 3,8 barriles de petróleo.
¿Cuánto pet recuperaron este año?

Llevamos comercializadas 99 toneladas. Son 3.960.000 botellas. Eso es el reciclado. Y no la obra de 40 locos, sino el esfuerzo conjunto entre el vecino y nosotros. Esa barrera social se rompió, gracias a Dios. De nosotros para ellos, y de ellos para nosotros.
¿Qué significó eso?

Que nosotros dejamos de pensar que ellos eran los ricos que nos tenían que dar plata, y que ellos dejaron de pensar que éramos los negritos de mierda que les veníamos a hinchar las pelotas.
Describime el proceso con la basura en la Ceamse.

Es por enterramiento y así nada es biodegradable. Ahí se utiliza un sistema anaeróbico, porque no entran bacterias. Se tira la bolsa, se compacta, se pisa, y se tapa con tierra para que no entren bacterias. Porque si entran bacterias larga olor, y si larga olor no podés tener una montaña de basura. ¿Entonces qué pasa? No se degrada. Por eso la montaña es la montaña: no se puede construir nada arriba, y si hacés un pozo vas a sacar algo que enterraron en los 90 como si lo hubieras enterrado ayer. Porque no hay bacterias que actúen.
¿Qué otros procesos hay?

No muchos: la incineración y el compostaje. Pero el reciclaje cien por cien no existe. Siempre va a haber un porcentaje de basura. La discusión es cómo minimizamos ese porcentaje.
¿En tu casa separás?

Todo. Desde el canutito del papel higiénico y el de la servilleta... a la gaseosa, que la aprieto y la tiro en el cesto. Tengo un cesto en el garage, con una bolsa grande de consorcio de 1,10 por 1, y tiro todo adentro, mezclado. Y para la basura es el tachito abajo de la alacena, de 45 por 60, nada más: ahí va el mate, la fruta...
Ahora vivís en Benavídez. ¿Llega la cooperativa a tu casa?

No, yo traigo acá la bolsa grande en el baúl del auto una vez por semana.
¿Así reducís mucho tu basura?

Y... somos una familia tipo y saco la basura dos veces por semana.

Fuente: Clarín.