viernes, 18 de mayo de 2012

ENTREVISTA A HECTOR NIEVAS, INGENIERO EN MINAS

Las grietas de La Alumbrera. Fue inspector de la Secretaría de Minería de Catamarca. Desde su experiencia cuenta los problemas de filtraciones que detectó en el año 1998. Una visión ajustada sobre los 15 años de explotación del yacimiento más mentado.

Por Eduardo Anguita

Las declaraciones de la Gobernadora de Catamarca, Lucía Corpacci, acerca de que no se utiliza cianuro en la explotación minera La Alumbrera profundizó el debate sobre el impacto ambiental. ¿No hay cianuro como se dijo todo este tiempo?
–Sí, en realidad, probablemente lo que ha generado confusión es que en el proyecto inicial de este yacimiento pensaba utilizarse cianuro. Posteriormente se cambió, se pasó a una técnica de flotación. O sea, que en el gran volumen, no se utiliza el cianuro de sodio como elemento para recuperar el oro. O sea, que ellos flotan el cobre y hunden por flotación el oro, que recuperan por técnica gravitacional. Es decir, que por mayor peso específico, se van separando partículas de oro. Lo que puede suceder, y eso verdaderamente no lo sabe nadie, solamente lo sabrán ellos, es si en la etapa final, en la etapa de limpieza, se utilizan pequeñas cantidades de cianuro, porque es necesario que el oro esté en estado totalmente puro para ser fundido y volcado sobre lingoteras. Pero bueno, eso siempre ha sido negado sistemáticamente por la empresa; y a esa parte de la planta del edificio, nadie ingresa, por lo que es muy difícil de verificar.
–¿Cuáles serían en este proceso los factores contaminantes que se estarían denunciando en Catamarca?
–Mire, por un lado la gran minería mueve volúmenes importantes por día, hablamos de 300.000 toneladas. Cuando Farallon Negro, una empresa minera muy pequeña que depende de Ymad (Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio), movía 240 toneladas en su mejor etapa, La Alumbrera está alrededor de 300.000. Así que, hablamos de volúmenes monstruosos. El gran problema de La Alumbrera que nadie o muy pocos dicen es la filtración que tiene el dique de cola donde se envían o se vuelcan desechos contaminantes. El dique de cola es como una prensa hidráulica. Imagínense ustedes, que es donde se supone que lo primero que debe existir es una estanqueidad absoluta porque no se embalsa agua pura, sino que son soluciones contaminantes. Es un vaso que se vuelca. Para que ustedes tengan una breve reseña histórica, en el año ’97, más precisamente en julio, a ese dique se lo probó hidráulicamente con agua fresca, con agua pura. Y estuvieron presentes: gente de la empresa, el Estado provincial y algunos pobladores de la zona. Ese dique perdía por todos lados. Se filtraba… Era un colador. No obstante eso, se siguió con el mismo proyecto inicial, es decir, volcar todos esos residuos con la peligrosidad de su deposición final –porque ya nunca más se va a mover de allí– se siguió volcando sobre el dique.
–Eso que se filtraba, ¿adónde va y qué consecuencias tiene?
–Bueno, las filtraciones… yo noto que otro aspecto importante de esto es que se hizo el dique de cola en la cuenca alta de un río. Es decir, en la parte seca… en la parte seca en la superficie, pero en la profundidad tenemos aguas subterráneas. Entonces, las filtraciones se producen en el sustrato, en la base del dique… y en las paredes también, de manera tal que esas filtraciones se van hacia abajo, se unen con el agua subterránea y se conectan hidráulicamente con el resto del río. ¿Qué hizo la empresa en ese caso? Cuando vio que había filtraciones por todos lados y ya se estaba incorporado material de desecho sobre ese dique… se hizo un sistema de retro-bombeo, es decir, se hicieron perforaciones, digamos, del muro del dique hacia abajo, chuparon esas filtraciones y las enviaron nuevamente al dique. Hoy por hoy debe haber 15 perforaciones para hacer este retro-bombeo. Esto va a tener que seguir funcionando, por lo menos entre 18 y 20 años más después de que finalicen las obras de explotación de la mina.
–¿Con esas medidas de reparación o parches es suficiente como para evitar la contaminación o lo mismo queda contaminado ese río y la zona aledaña a la mina?
–No. Obviamente que ya las situaciones son muy profundas, o sea que es muy difícil hacer una captación absoluta y total de todas las filtraciones. Nosotros, cuando controlábamos y monitoreábamos el río, vimos que en el año ’99, o sea, dos años después, ya empezaron a haber cambios químicos en el río. Y estamos hablando de 2 km fuera del área de concesión minera. Eso fue denunciado por nosotros porque tenemos responsabilidad administrativa. Lo hicimos y el resultado de haber dicho: “Señores, acá hay problemas; ya es difícil volver atrás todo esto”, fue que directamente nos corrieran de las funciones. Pasaron a otra área a hacer los controles.
–Cuando dice: “Nosotros”, ¿a quiénes se refiere?
–Bueno, en realidad yo era el único responsable profesional de los que teníamos a cargo el monitoreo que se hacía simultáneamente con la empresa. Se fijaban puntos…
–Y usted, en ese caso, ¿contratado por quién?
–Yo trabajaba para la Secretaría de Ambiente de la provincia. Por el otro lado estaba la empresa minera. Se tomaban dos muestras conjuntas y una contra-muestra. Cada parte enviaba a su propio laboratorio y obviamente tenían el resultado.
–Usted, que descubrió cosas técnicas, que no eran favorables, por lo menos a la manera en que se llevaba a cabo la megaminería, a usted, ¿le dijeron: “Bueno, ingeniero Nievas, no lo necesitamos más… gracias por los servicios prestados” o aceptaron que usted pusiera los puntos sobre las íes y dijeron “que Nieva se quede aquí trabajando porque contrapesa lo que dice la empresa”?
–No, en absoluto. Los monitoreos se hacían cada tres meses. Al último monitoreo que fuimos, cuando llegamos a la empresa para hacer el monitoreo conjunto, no nos dejaron entrar. Directamente nos quedamos afuera, en el puesto número uno. La empresa dijo: “No; ya hay otra gente haciendo el control”. Y a nosotros ni siquiera nos habían avisado. Porque si nos decían: “No vayan”, directamente no íbamos, porque no íbamos a gastar comisión de servicio, insumos… tenemos una Land Rover con la que nos movíamos permanentemente. A la que ni nos dijeron…
–Es sorprendente esto que dice.
–Pero mire, lo más impresionante, ¿sabe lo que es? Que la empresa… y el Gobierno –porque ambos son responsables del impacto ambiental, porque ellos hicieron esto a sabiendas– sabían que eso iba a suceder.
–¿De qué año estamos hablando?, ¿quién estaba en el Gobierno? ¿Castillo?
–Del ’97. Sí, estaba Castillo. Y estoy hablando de julio, pero en octubre ya entró en producción de la mina. Es decir, había otras posibilidades. Se podía impermeabilizar. Excepto que en su momento costaba 800 millones de dólares impermeabilizar todo el dique… pero que de todos modos lo íbamos a pagar nosotros, puesto que según la ley 24.196 todos los insumos, los gastos producidos para ponerla en marcha, después se les reintegraba al momento de pago del Impuesto a las Ganancias. Es responsabilidad por parte de la empresa –y, obviamente, del Estado– controlar… un Estado que no tuvo capacidad de control.
–Para que se entienda: si un ser humano o un animal consume agua contaminada de ese dique ¿qué le pasa a los animales o los cultivos regados con esa agua?
–Mire, le voy a explicar porque no es tan complejo y es fácilmente entendible. El gran problema es la actividad antrópica, es decir, lo que hace el hombre en ese momento. Ese yacimiento tiene piritas de sulfuro de hierro. Tal vez ustedes hayan oído hablar del “oro de los tontos”, que es amarillento, tiene una cristalización cúbica. Bueno, ese mineral cuando se expone al aire más el agua de la lluvia, da como resultado ácido sulfúrico. Y como en la base del dique está filtrándose, está pinchado –recuerden que era un colador– todas esas soluciones enriquecidas de metales pesados se van directamente al río, porque se conectan hidráulicamente. Hoy por hoy, a esta fecha, y mientras la empresa esté ahí, va a haber un control de toda el área de concesión, porque ellos están agregando alrededor de 80 millones de litros por día y grandes toneladas de óxido de calcio. El problema va a ser cuando la empresa se vaya y no se agregue más el óxido de calcio, y no se agregue más el volumen impresionante de agua que utilizan, ahí van a empezar a bajar los niveles de pH hasta convertirse plenamente en ácido y ahí sí se van a empezar a movilizar todos los metales pesados.
–Usted decía que son 15 ó 18 años los que podría tardar el agua en este dique para poder normalizarse, ¿cuántos años le quedan a la minera para dejar la explotación? El día que se vayan las empresas, ¿quién va a pagar esto?
–Lo que va a pasar es lo siguiente: finalizada la última tonelada de mineral, al otro día se van. Porque son empresas off shore. Construyen sólo para generar un negocio y cuando se les acaba el negocio, inmediatamente desaparecen. Como la memoria alta de una computadora, usted la apaga y se desintegró todo. No va a tener una dirección de correo electrónico ni siquiera para insultarlos. No sé, no queda nada. Lo que sí, ellos prevén porque se lo pide la ley, tienen que fijar un monto para el cierre de operaciones. Ese valor está estimado en 50 millones de dólares. No alcanzar, obviamente, para nada. Como es una empresa que se ha constituido junto con Ymad una unión transitoria de la empresa, y más siendo una empresa del Estado, va a pasar todo a Ymad que va a hacerse cargo de todo… y como es una empresa del Estado, lo vamos a pagar entre todos… es una empresa que no puede quebrar.
–Ymad es una empresa en la que está incluida la Universidad de Tucumán, que va a monitorear y, sin embargo, hay muchísimas denuncias de que la Universidad de Tucumán, más que monitorear, está al servicio de los intereses de la empresa minera o del consorcio minero que debe hacer esa labor del fiscalización que usted hacía.
–Exactamente. Sinceramente, yo no me confío de ninguna universidad del país. Porque de alguna manera han crecido al amparo de las multinacionales. Estas empresas siempre dan algo. Yo soy de Catamarca, la tenemos cerca. Empiezan dando beneficios: una tiene una FM, en fin… micros, pasantías de estudiantes, viajes del personal de alto nivel de universidades; o sea, que están comprometidas. Lamentablemente, nuestras universidades… y la San Martín hizo público el compromiso que tenía con la empresa Alumbrera… que después despegó poco…
–¿La Universidad de San Martín de aquí, de la provincia de Buenos Aires?
–Efectivamente. Que después un poco se despegó, por lo menos ya no siento más que estén haciendo nada. Como que les ha pesado este tema y se tuvieron que abrir. Pero…
–Dada la experiencia acumulada de tantos años y una posición objetiva respecto de este tema, ¿usted fue consultado por el gobierno provincial o es consultado por autoridades nacionales sobre sus saberes respecto de la producción minera?
–El gobierno asumió hace poquito, el año pasado… hay un frente gobernando acá en Catamarca. Yo soy peronista, estoy afiliado al partido, tengo mi manera de pensar respecto de la minería, de qué manera se debe hacer para que sea menos impactante… hemos tenido reuniones técnicas después de que ganó este frente gobernante, he tenido una reunión a fondo y a solas con el esposo de la actual gobernadora pero, mire, pasó el tiempo y me di cuenta que la suerte de los catamarqueños ya está echada. Lamentablemente, lo tengo que decir de esa manera, porque no hubo ni habrá ningún cambio respecto de esta política, cuando el catamarqueño había votado un cambio de la política en este aspecto. Es prácticamente la continuidad de lo que hizo el frente cívico, el anterior gobierno, y está en la continuidad de ese proceso. Es exactamente lo mismo. Así que, a mí nunca más me llamaron… es más, yo creo que como Alumbrera está asociada con este nuevo gobierno, Alumbrera dijo: “No, con este caballero no queremos saber nada de que esté”; obviamente, por las razones que ya he expuesto.
–En el caso de Alumbrera se puede creer que es una empresa de capitales argentinos y, sin embargo, a cualquiera que busque en google va a salir el nombre de una empresa británico-suiza o suizo-británica que es Xstrata.
–Exacto. Eso es así. Son los socios mayoritarios, tienen el 51 ó 52% del capital accionario… y después debe haber otras empresas, pero en definitiva todas son más de lo mismo. Cambian el nombre nada más. Pero, lamentablemente, es así… hoy tenemos un conflicto por Malvinas…
–Eso es lo curioso. Uno dice el subsuelo de la patria está explotado por una empresa que en definitiva, más allá que el conflicto es diplomático y que lo que pretenden las autoridades nacionales es recuperar la soberanía popular por vía pacífica, el esfuerzo por la soberanía Malvinas debería hacernos tomar conciencia de que necesitamos Malvinas por los recursos petroleros, por la historia, pero también necesitamos lo que está en las provincias y que desde el año ’94 tiene una normativa que favorece muchísimo a estas multinacionales.
–Exactamente. A veces parece extraño, pero bueno, así sucede. De Catamarca se llevan 600.000 toneladas de concentrado de cobre y tenemos que comprar 350 millones de dólares en cobre electrolítico para nuestra industria… es decir, son una serie de contradicciones que uno no las entiende… pero bueno, así está hecho este país. Y esperamos que de una vez se corrija ¿no?.

Petróleo
De Vido, a cara de perro con Repsol
El ciclo de tensiones entre el Gobierno y las empresas petroleras, particularmente Repsol-YPF, llegó a un nuevo pico de tensión con las últimas declaraciones del ministro de Planificación, Julio De Vido, que anunció la aplicación de un sistema de control del stock de combustibles en las estaciones de servicio. Se trataría de implementar un alerta temprana de posibles faltantes de combustibles que responde a una advertencia lanzada por Repsol, según la cual en pocos el país podría quedarse sin gasoil. El anuncio de De Vido, que podría llevar a sanciones contra la petrolera fundamentadas en la aplicación de la Ley de Abastecimiento, se interpretó como una contrapresión oficial.
Repsol, tanto a través de una comunicación directa con De Vido como apoyándose en declaraciones de Raúl Castellano, presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro (Fecac), argumentó que si no puede entregar más gasoil es porque el Gobierno le impone trabas a la hora de comprar las divisas que necesita para importarlo. La respuesta del ministro fue enfática: “Que una empresa que el año pasado remitió utilidades por 1.200 millones de dólares diga que no tiene divisas para importar combustibles suena, por los menos, irrisorio”.
Después de años de buena relación con Repsol-YPF, e incluso de apostar a una presunta argentinización de sus capitales, el Gobierno ve con preocupación la baja dramática de la producción de petróleo y gas y está buscando el modo de obligar a la empresa a incrementar la explotación.

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