jueves, 24 de mayo de 2012

TRATA, ESPIAS, DINERO Y MACRI

Una radiografía del sistema de prostitución en la Ciudad. Las influencias ocultas del ex Side, Raúl Martins. Las denuncias de su hija sobre el financiamiento de campañas Pro.


Por Diego Long


Como si a este verano le hiciera falta calor, la escena mediática tomó temperatura con una historia de espías, intrigas y una cantidad y calidad de ribetes periodísticos aún difíciles de dimensionar. Por todo ello parece una operación. Una historia taquillera, de dinero, políticos y política; una trama de despecho familiar, complicidades y traiciones. Pero en su interior, hay otra historia, más dolorosa, la de la trata de personas. Un culebrón tan grande, que es difícil de seguir si no es a través de sus personajes.
El primer personaje es conocido, pero el público se renueva. Raúl Luis Martins Coggiola se hizo famoso en el ’98 a raíz de la causa “Soarez de Souza, Francisca s/ promover o facilitar la prostitución”, que se había iniciado un año antes, en la que trabajaron el fiscal José María Campagnoli y el juez Pablo Belisario Bruno. La investigación se extendió hasta 2001 y se encontró a Martins y a Carlos Perciavalle como responsables de promocionar la prostitución en sus locales, pero cayó por ser nulo el procedimiento judicial.
Martins era un espía que trabajó en la Side desde 1974 hasta 1987. Atravesó el período de dictadura completo, pero antes de abandonar su puesto de agente secreto para dedicarse de lleno a los negocios de la noche, según denunció su propia hija en sede judicial, ya tenía una estructura de corrupción, tráfico de drogas, trata de personas y prostitución armada. A principios de la década del 2000, Martins decide explorar nuevos horizontes para aquietar las aguas. Viaja a México y se instala en Cancún.
El personaje clave ahora es Lorena Cristina Martins, la hija de 35 años que hace más de diez se instaló con su madre y sus hermanos en España, buscando esquivar a la prensa y huyendo del mal trago familiar de haberse enterado de la doble vida del padre. Lorena cuenta que fingió un acercamiento para investigar sus cuentas pero descubrió la trama de corrupción tejida por espías, policías, funcionarios y políticos, y la trama de la trata que empezó a conocer de boca de las mismas chicas.
Ningún hijo que no sea directamente afectado puede denunciar a su padre, pero el 29 de octubre del año pasado hubo testigos identificados que escucharon la voz de Martins por el altavoz del Nextel de Lorena, gritando: “Te voy a matar a vos y a tu novio”. Ante la amenaza, se ganó el derecho a denunciar todo lo que sabía. Ese mismo día, dos matones aparecieron por la casa donde se hospedaba “para amedrentarla”, según dijo a la policía de Boulogne, donde también señaló que a los matones los había mandado otro agente de inteligencia en actividad, al que llaman El Lauchón, con quien se había comunicado y confirmado lo denunciado. El Lauchón, siempre según la denuncia presentada por Lorena, cobra por sus servicios de espía, alertando a la organización sobre pinchaduras de teléfonos, denuncias u operativos, además de los matones.
Cuando Martins le decía a Lorena, desde México, “te voy a matar a vos y a tu novio”, el novio estaba escuchando. Era Claudio Lifschitz, ex abogado del espía, ahora enemistado. Los testigos del Nextel y quienes se adelantaron a los matones, de hecho, fueron los agentes que Lifschitz lleva como custodia personal desde que en 2007 denunció a Martins y presentó el testimonio de algunas chicas a las que él mismo ayudó a escapar. Lifschitz es el cuarto personaje.
“Con Claudio tuvimos una historia personal muy corta, ahora somos abogado-cliente. Era abogado de mi padre y yo lo conocí hace muy poco”, cuenta Lorena a Miradas al Sur. “Lo busqué porque los otros abogados tenían miedo a representarme. Tuvimos una cortísima relación sentimental que en ningún caso fue algo serio. De su pasado sé muy poco”, aclara.
El ex abogado del espía proxeneta también se había peleado con un jefe anterior, cuando trabajaba en el juzgado de Juan José Galeano durante la época de la investigación trunca del atentado a la Amia. Se dice que fue recomendado por el ex comisario Jorge Fino Palacios. Antes, había hecho buenas migas también entre los espías que, dicho sea de paso, le pagan la correspondiente jubilación a Martins. Ahora Lifschitz se ganó la confianza con el mérito de haber recuperado el pasaporte y repatriar al menos a una de las chicas secuestradas en México, otra de las testigos protegidas. La primicia de la denuncia estuvo en la página de la organización social La Alameda y en el diario Página/12, que también le hizo la primera entrevista a quien desde ese momento todos llaman Carla.
El cuarto actor de esta historia es el relato de Carla. El que cuenta de tres chicas solas en una tierra extraña, sin documentos y amenazadas, desengañadas de la confianza que le tenían a esa gente tanto como de los empleos de camareras, modelos, bailarinas o recepcionistas que les habían prometido. Tres chicas que son atacadas sexualmente por unas 12 personas en su primera noche en Cancún. Armas y drogas completaban el inicio de la fase de quiebre. Después, la historia no es original. Chicas esclavizadas en una calesita de amenazas, endeudamientos, alcohol, drogas y sometimientos por parte del poder y los funcionarios de turno. En Buenos Aires, en Cancún y en Mendoza. Carla ahora cuenta todo a borbotones, cómo aquella primera noche sangraba.

La conexión PRO. Cuando se encontró el último cuerpo sin vida entre los escombros de Orion, el gimnasio de Villa Urquiza que se vino abajo, el titular de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), Oscar Raúl Ríos, era quien debía estar en el lugar y no estaba. Por eso al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, no le quedó otra que pedirle la renuncia. A pesar de que no estaba allí porque estaba en Boca votando a pedido de Mauricio en contra de la renovación del contrato de Juan Román Riquelme. Según la denuncia de Lorena Martins, Ríos es a quien señalan como cobrador del dinero en negro que la organización pagó para la última campaña del PRO. Cuando él tuvo que renunciar, según Lorena, dejó el contacto con José Alonso. El quinto personaje en discordia es Macri. Cuyo video, ufanándose de poner un prostíbulo y una tintorería circula por internet.
El último círculo es el judicial, encabezado por el juez Norberto Oyarbide, que es amigo de la familia, le tocó en sorteo esta causa, aún no se expidió porque el escándalo estalló en plena feria estival, pero que no deja de poner sobre el tapete el recuerdo de su juicio político, ante la sobreexposición de una foto junto a Martins. “Claro que hay fotos de Norberto con Papá, si Norberto vino a mi casamiento y al de mi hermano”, contó Lorena, que se quejó de que “Norberto” no se haya apartado aún y por eso con sus abogados le pidieron al fiscal Gerardo Policcita que lo recuse.
La hija de Martins asegura que si no fuera por sus abogados y el respaldo de La Alameda ella no se hubiera animado a presentar la denuncia. Porque sabe lo que es la ferocidad del ambiente en el que se mueve su padre y porque en su denuncia aportó a la Justicia los listados de las comisarías de la Policía Federal que, junto a los inspectores del gobierno de la Ciudad, le brindarían protección a esta red. En las fotos también aparecen los ex comisarios Luis Buscaglia, de la División Moralidad, y su hermano, Carlos Buscaglia.
Una de las mayores dudas del caso son los montos de los que Lorena fue testigo de que se pagaban a unos y otros funcionarios. Tanto los 35 mil pesos mensuales a repartir en once comisarios, como los 10 mil que se habrían aportado para la campaña, suenan a un muy magro aporte para el rubro. Sin embargo, en el mail que se aporta junto a los números de IP de las computadoras de origen y destino, Estela Percival, la actual mujer de Martins, aparece opinando que “hay que aportar para Mauricio” y pone a todos los hoy denunciados en funciones. Ellos, además de Martins y su mujer, son Virginia Solís, Natalia Beatriz Percival, María de los Ángeles Maini, Pablo Alfredo Paternostro, José Alejandro González, Guillermo Martín Soto, Omar Florit y Héctor Darío Biglione. Este último es el padrino de Lorena y primo y antiguo socio de Raúl Martins. Sobre el fin de semana, también el ex cardenal Jorge Bergoglio recibió a Lorena. La ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, dispuso que como hay policías federales implicados, la custodia permanente para la hija de Martins quede a cargo de Gendarmería.
Según el informe anual de la Unidad Especial Móvil para la Investigación de Secuestros Extorsivos y Trata de Personas (Ufase), a cargo del fiscal federal Marcelo Colombo y donde Lorena Martins presentó su denuncia, casi el 90 por ciento de los delitos que llegan a manos de esta dependencia se corresponden con la trata o delitos relacionados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario