domingo, 13 de mayo de 2012

MI GENERAL, CUANTO VALES

El boom comercial detrás del líder. Militancia, moda y marketing confluyen en un fenómeno que incluye libros, películas, restós, musicales, artes plásticas, vinos y hasta videojuegos. El peronismo cool.

Por Raquel Roberti


A veces es difícil reconocer en los hechos cotidianos que se es testigo de una construcción histórica. Quizás aquellos hombres y mujeres que refrescaron sus pies en la fuente de Plaza de Mayo no supieron, en ese momento, que formaban parte de un nacimiento que marcaría la historia argentina: el del peronismo más allá del dogma, es decir, la mística peronista. Por estos días, parece estar en vías de construcción una segunda vuelta del movimiento, con características diferenciadas. Si antes era alpargatas vs. libros y combatiendo al capital, ahora es libros, películas, artes plásticas, musicales, museos, restós y bares temáticos, souvenirs diversos y hasta videojuegos, todo debidamente encastrado con el espíritu capitalista. Aquel “hecho maldito” de la historia argentina renace de las cenizas convertido en productor cultural y comercial, con fuerte acento en las clases medias y medias altas. Y así como la militancia juvenil presenta una cara bien distinta a la de la JP de los ’70, el peronismo abandona de a poco el look obrero y popular para revestirse de movida “cool”.

El durante años “tirano prófugo” es, en la actualidad, la cara de un vino de alta gama, el robot gracioso de un videojuego, el nombre de varios restaurantes, el personaje de otras tantas películas, musicales y obras de teatro, y el eje de decenas de libros editados durante este año. Su esposa, Evita, no le va a la zaga. Y la iconografía acompaña el presente, promisorio para los emprendedores que se animaron a proponer un cambio que podría resignificar la clásica pintada de la P dentro de una V (Perón vuelve) por Perón vende.

En el último año abrieron sus puertas sitios de comidas y bebidas con ambientación y nombre peronista, aunque no en las barriadas populares sino en zonas que podrían identificarse con la oposición al justicialismo. Unos combinan historia y glamour, otros exacerban la mística hasta el límite.

En esta segunda categoría se encuadra Perón-Perón, en pleno Palermo Hollywood; ubicación que, según uno de los propietarios, Daniel Narezo, fue especialmente elegida, quizá para “colonizar” un territorio hostil. De hormigón crudo y desniveles interiores, el local abre con el escudo justicialista sobre la puerta y, en el interior, un reloj detenido a la hora en que murió Evita. La carta es otra sorpresa: “Lo que más piden es la tabla (de fiambres) Pedro Eugenio ($ 75, comen tres), será el morbo porque para un militante es raro, parece un homenaje a Aramburu pero en realidad es a nuestros muertos”, aclara de entrada Narezo. Y continúa: el mousse de chocolate es “cabecita negra”, el panqueque es “Cobos” ($ 18), el Fernet con Coca es “Cordobazo” y así. Para comer allí hay que saber leer entrelíneas y disponer de entre 80 y 100 pesos por persona. Con capacidad para 90 personas (siempre está lleno), el local se ambienta con música que alterna Los Redondos con la marcha o los discursos de Perón. “Es un lugar peronista de verdad –afirma Narezo–. Acá todos tenemos algo en común y no hay drama en compartir la mesa. Pero no es tan político sino más vinculado con la idea romántica del peronismo del ’46 al ’52.”

En este espacio, en marzo pasado, el pintor Helmut Ditsch presentó su vino El Justicialista, con Perón en la etiqueta y a un precio, en ese momento, de 17,10 pesos (referencia al Día de la Lealtad). “Un vino peronista es bueno pero barato”, dijo este artista, reconocido por sus obras impactantes, visual y económicamente, que simpatiza con el kirchnerismo. Es el primer vino con filiación política del país y se trata de un blend mendocino de Cabernet, Bonarda, Sangiovesse y Syrah. Proviene, como otros, de las fincas que posee en Mendoza; algunos se venden en Europa a 200 euros y en un cofre cerrado.

Pero el primero de la movida gastronómica fue El General (Belgrano al 300, muy cerca de la sede de la histórica CGT), donde los platos también apelan a la mística justicialista: “parrilla al parquet” o “pastel de papas El General” (plato preferido del fundador del justicialismo). En 2009, los dueños rompieron la sociedad por diferencias ideológicas (uno respondía a Duhalde y el otro a Néstor Kirchner) y el local cerró. Pero este año reabrió, cuando los trabajadores armaron una cooperativa “para preservar la fuente de trabajo”. Fotos de Perón, banderas y una imagen de Evita, predisponen a compartir la marcha peronista, que se canta todos los mediodías. Cristian Peralta, encargado del salón, cuenta que “trabajamos mucho con el turismo y tenemos convenios con 25 organismos del Estado. Para la situación de la gastronomía, estamos bien”, admite. Un plato y una copa de vino cuestan, en promedio, 60 pesos. Al mediodía reciben cerca de 80 comensales, mientras que por la noche, la mitad.

Entre los que privilegian cultura y glamour está Un Café con Perón, cafetería y sandwichería que se inauguró el 17 de octubre del año pasado en el Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, que dirige el diputado nacional Lorenzo Pepe. Ubicada en Austria al 2500, pleno Palermo, contó con el aporte del artista Fernando Pugliese (Tierra Santa y la vaca de Milka): un General de tamaño real que anima las tertulias sentado ante un café. Eduardo Cantero, a cargo del bar, cuenta que la gente espera para compartir la mesa del General, sobre todo los sábados por la tarde, cuando habitués y turistas comparten el espacio –señoras que van a tomar el té y se sacan fotos junto al muñeco–. “Brindamos un servicio de bajo costo”, afirma y da precios: siete pesos el café, los sándwiches entre 17 y 27, las medialunas apenas tres pesos. La merienda se complementa con la tranquilidad de un lugar recoleto, que permite leer alguno de los 120 títulos que tiene la biblioteca o mirar una película de época, que se proyecta en el microcine a pedido. Y antes de irse, un clásico: comprar un recuerdo. Libros, reproducciones de los afiches del ’43, pósters, videos, imanes, cajitas de fósforos, todo con la imagen de Perón. Cantero espera que se concrete el proyecto de unificar con un puente aéreo el Museo Evita –a una cuadra de distancia–, el Instituto y el café, en lo que podría constituir un “tour peronista”.

El Museo Evita funciona en el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón que, desde 2005, alberga el Restaurant &Bar, propiedad de Claudia Aboaf Petit de Murat, Jimmy Mackern y Pablo Hofmann. Según Aboaf, la oferta es de “platos porteños: desde una clásica empanada de carne cortada a cuchillo, a nuestro famoso pastel de papa y carne con copo de merengue italiano, pasando por las pastas caseras y el súper ojo de bife”. Al mediodía, un comensal puede gastar un promedio de 45 pesos, mientras que para la cena deberá disponer de 85. El local, que cuenta con un hermoso patio como anexo, puede albergar entre 80 y 150 personas. También en este caso, la partida tiene una parada obligada en la tienda de souvenirs: libros (La razón de mi vida es el más vendido), postales, pines, imanes y lapiceras (entre cuatro y seis pesos); remeras con la imagen de Eva (de 60 a 120); los sets de mate de cerámica con bombilla de metal y yerbera (100). Además de cuadros, muñecas, tazas, calendarios y bolsos, con motivos peronistas.

En ese museo se realizó, en abril pasado, la III Feria del Libro de Temática Peronista, con la participación de editoriales, universidades e institutos y la visita de curiosos, militantes y estudiosos. La cantidad de libros relacionados con el peronismo justifica la feria. Una búsqueda en tematika.com arroja más de 100 títulos que contienen la palabra Perón o peronismo. Historias de exilio, biografías, vanguardias, intelectuales, vínculos con la Iglesia, cuestiones de género, modos de representación y propaganda, relación con los medios de comunicación, todos los temas y en todos los formatos: ficción y no ficción, ensayos, doctrina y hasta poesías, ríos de tinta que conforman el acervo editorial peronista.

“Hay un revival del peronismo, no lo tengo muy claro en otras áreas, pero puedo afirmarlo a nivel de libros”, comenta Ignacio Iraola, director editorial de Planeta. El sello acaba de publicar Vida íntima de Perón, de Enrique Pavón Pereyra, considerado el biógrafo personal del General, y reeditó Los muchachos peronistas, de Omar Acha. Iraola confiesa que “venden más los relacionados con el peronismo del ’70, el más revolucionario y militante, es el período que se está revisitando y creo que obedece a la onda setentista del Gobierno y la militancia de La Cámpora. En este año, el 40 por ciento de lo que publicamos tiene alguna relación con el peronismo, aunque sea mínima. Pero no todos tienen buena respuesta”. Los números de la editorial reafirman sus palabras: El y Ella, de Luis Majul, vendió más de 70 mil ejemplares ($ 92), y El Flaco, de José Feinmann, 50 mil ($ 79).

Sin embargo, Ezequiel Martínez, responsable de comunicación de Siglo XXI, opina que “se venden todos los libros vinculados al peronismo. La primera edición de Estudios sobre los orígenes del peronismo, de Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, es de hace 40 años, pero la reedición continúa vendiendo muy bien. Resistencia e integración, de Daniel James, que abarca algo puntual, el sindicalismo, lleva varias ediciones. Peronismo y cultura de izquierda, de Carlos Altamirano, está entre los más vendidos de las principales cadenas. Hay una vuelta al hecho peronista y, sin duda, el contexto político histórico ayuda a esta revisión y a que se produzcan más libros, desde los más duros a los más conceptuales”. Martínez admite que la temática está “entre los intereses editoriales”, pero niega que sea una prioridad a la hora de elegir qué se edita.

Dicen los estudiosos que el arte tuvo un lugar especial en el peronismo de todas las épocas. En la historia del cine ya están Leonardo Favio y Pino Solanas (aunque ahora sea opositor), y las nuevas generaciones dicen presente. Acaba de estrenarse Juan y Eva, de Paula de Luque, con Julieta Díaz, Fernán Miras y Alfredo Casero; para el 13 de este mes se anuncia el lanzamiento de Eva de la Argentina, ficción que combina animación con material documental, con dirección de María Seoane –periodista y directora de Radio Nacional– y musicalización de Gustavo Santaolalla; y el mes próximo comienza a rodarse en España Carta a Eva, del director Agustí Villaronga, con Julieta Cardinali (en el papel de Eva), Carmen Maura y Ana Torrent.

Del cine a las tablas hay un corto paso, que dieron Ricky Martin y Elena Rogers: protagonizarán el musical Evita en Broadway, que se estrenará en abril de 2012. Ya posaron en la piel de sus personajes, Che Guevara y Eva, en la Casa Rosada para la revista Vanity Fair.

“Evita es uno de los personajes que más placer me han causado, me permite volcar mi arte y mi personalidad en escena; vivo y disfruto el papel, me transformo un poco en ella”, comentó la bailarina Eleonora Cassano. Lo dijo en España, donde presenta el espectáculo La Duarte, su despedida de los escenarios madrileños. El anuncio incluyó una recreación de la visita de Eva a Madrid, en 1947: un recorrido por la ciudad a bordo de un Cadillac que significó, para Cassano, “una experiencia muy emocionante”. La obra, señaló, cuenta la historia con “movimientos y gestualidad, tanto Evita como Perón no hablan en ningún momento”. Con montaje de Silvia Vladimivsky y música de Sergio Vainikoff, la obra seguirá en gira por diversas ciudades españolas hasta fines de noviembre.

Si de escenografías se trata, no pueden faltar las de Daniel Santoro, pintor que basó su producción artística en la iconografía peronista, acorde con su militancia setentista. Con exposiciones como Un mundo peronista, que surgió de las tres versiones del Manual del niño peronista (libros dibujados y hechos a mano), la constante es la teatralización de la política. Ahora está embarcado en la producción de una serie de ocho capítulos que transmitirá Canal 9 en la noche de los viernes: Proyecto Aluvión, con los personajes emblemáticos de la masa peronista.

Con una mirada menos formal, en abril la artista Andrea Trotta y el museólogo Rubén Torrente convocaron a 40 artistas para que intervinieran otros tantos bustos de Perón y Eva en una muestra que se exhibió en el Museo Evita. “La iconografía nos atrapa por diversos motivos, es una mezcla de mitología, de pasión popular, de mística de barrio, de cabecita y del horror que implican para la clase media tilinga”, argumentó Trotta.

Como antes: del arte de salón a las remeras el trayecto es corto. Al artista plástico Diego Manuel no le llevó mucho tiempo organizar el merchandising de sus obras: el General y Eva sonríen en las remeras que vende por Internet a 20 euros; pero también ofrece pines de Eva (3 euros) y cuadros con ambos líderes, acrílico sobre lienzo, a dos mil dólares.

Gratis resulta jugar en la web a “Evita y Perón contra los gorilas”, de creador anónimo. La misión de Perón es subir obreros a un micro con destino a Plaza de Mayo. Los “gorilas” se oponen, pero el líder todavía no puede atacarlos: primero debe conseguir sus manos. “Mecha-Perón” es el título de otro juego, desarrollado por Hierophant Games para el concurso Codear de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA). Perón es un robot cuyos ojos lanzan rayos láser contra los aviones que bombardean Buenos Aires.

De aquella batalla (aunque no la única) a este marketing, la figura del ex presidente, la militancia, el contexto justicialista, parecen revalorizados desde una mirada diferente: la del colorido popular antes que la del dogma político. Quizá, como sucedió con el Che Guevara, todo perdió peligrosidad y, por eso mismo, todo se transformó en un objeto comercial. Quién hubiera pensado que el General animaría el siglo XXI como una máquina de facturar.

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Opinión

“El parque temático”
Por Horacio González, sociólogo, director de la Biblioteca Nacional

La culpa la tiene Daniel Santoro. Nos ha presentado un peronismo desnudado a través de sus simbologías, arquetipos y ensueños. Un peronismo onírico, soñado por entidades fantasmagóricas que han recorrido y siguen recorriendo la historia nacional. Al convertir en un arte alegórico la pintura de una pesadilla –la pesadilla oscura de los antiperonistas y el goce endemoniado de los peronistas al saborear las propias descalificaciones que se les han destinado–, Santoro le dio una forma excelsa al debate sempiterno de la cultura política argentina: ¿qué es el peronismo? La vida contemporánea es esencialmente escénica. Elabora escenas ficcionales con temas de la vida cotidiana, a los que se los presenta con efímeros decorados que se inspiran en las escenografías rápidas de la televisión. Son los “parques temáticos”, formas de congelamiento de la experiencia vital, pero a la vez estilos de satisfacción paródica con un mundo inalcanzable (pero que nos rodea y en el que debemos pensar). El peronismo, fértil campo de leyendas, heráldicas y reconocibles mitologías de movilización, es presa como cualquier otro drama social y político, de las experiencias radicales del arte contemporáneo y de la reducción del mundo a una maleable y comestible sinopsis escénica. De esto último tiene la culpa Palermo Hollywood. De lo primero, ya lo dije, la culpa la tiene Santoro.


“Militancia y mística”
Por Ricardo Rutenberg, Presidente de La Fusión AP, empresa de marketing y publicidad

Que Perón venda es un gran logro de la militancia. Al trabajar tantos años con dirigentes del peronismo, me doy cuenta de que son ellos quienes buscan que no se apague la llama. El merchandising, los libros y las películas son sólo resultado de ese trabajo. Al principio, hablar de Perón o leer sus ideas fue una moda, pero hoy trascendió esa etapa y se convirtió en un clásico. Y va en camino a convertirse en una figura de la talla del Che Guevara. Hay personalidades muy representativas en otras fuerzas, como Frondizi, Yrigoyen o Alfonsín, que no logran este fenómeno, que parte de la propia mística del accionar que tenía Perón.

También viene de la mano del kirchnerismo, que logró meter al peronismo en todos los niveles de la agenda política. Hoy se habla de política en las empresas y en las escuelas primarias, algo que hace unos años era impensado. El peronismo emerge también en las áreas más blandas, románticas y culturales. Está en todos lados: combina militancia y mística. El 50 por ciento que sacó Cristina Fernández en las primarias marca claramente que el modelo se impone, y este modelo es el más peronista de la historia democrática.

(Testimonio recogido telefónicamente)

Informe: Deborah Maniowicz

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