lunes, 28 de mayo de 2012

"LAS FABRICAS RECUPERADAS COMBINAN PRACTICAS INNOVADORAS PARA PREVENIR RIESGOS LABORALES"

Entrevista a Florencia Partenio. Socióloga. La investigadora analiza las nuevas lógicas que se dan al interior de las empresas autogestionadas.

Por Francisco Yofre.

Una reciente investigación acerca de las empresas recuperadas y autogestionadas de la Provincia de Buenos Aires demuestra cómo estos emprendimientos adoptan diferentes criterios respecto a firmas privadas cuando se trata de las Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo –CyMAT, según sus siglas–. El análisis fue presentado en el Concurso Bicentenario de La Patria: Premio Juan Bialet Massé. Segunda Edición. El estado de la clase trabajadora en la provincia de Buenos Aires que organizó el Ministerio de Trabajo bonaerense y obtuvo el primer premio en la “Categoría A”, correspondiente a Docentes Universitarios e Investigadores contando con el apoyo de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (Unaj).
Al frente de ese relevamiento estuvo Florencia Partenio, socióloga, graduada en la UBA y profesora titular de Historia de las Relaciones Laborales, de la Licenciatura en Relaciones del Trabajo en la Unaj. Entre 2005 y 2010 fue becaria de posgrado del Conicet en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (Ceil) y viene trabajando en cuestiones de género, trabajo y mercado laboral.
–¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio?
–Vimos que en una empresa privada, el interés por las CyMAT puede entenderse, fundamentalmente, como una señal de prevención y disminución de la siniestralidad, teniendo en cuenta que los accidentes laborales redundan en altos costos para los empresarios. Por el contrario, en las recuperadas, donde se asumen formas colectivas de gestión del trabajo y los retiros se distribuyen entre los trabajadores socios, las CyMAT son problematizadas y abordadas de manera diferencial, atendiendo una serie de prioridades, necesidades y nuevas actividades que exceden las comprendidas en una jornada laboral. Ante diferentes circunstancias, las recuperadas han demostrado capacidades de innovación y responsabilidad para alimentar la sustentabilidad del proyecto. En el caso analizado de la metalúrgica Cooperativa de Trabajo 7 de Septiembre, ubicada en Quilmes, la gestión colectiva del trabajo implicó para algunos trabajadores/as (específicamente los que realizan tareas de dirección y administración) un aumento de la carga mental del trabajo y, para la gran mayoría, un incremento de algunos componentes de la carga psicosocial (especialmente aquellos referidos a la responsabilidad asumida y a la adaptación a los mecanismos de organización que implica la autogestión). Sin embargo, también encontramos que otros componentes de la carga psicosocial disminuyeron desde la formación de la cooperativa como, por ejemplo, el grado de subordinación al trabajo y la prescripción de las tareas. El conocimiento entre compañeros/as, las prácticas de gestión, la revalorización de los saberes obreros, la flexibilización de las reglas disciplinarias y de control, el surgimiento de un nuevo dispositivo comunicacional y decisional en la gestión, la apropiación del espacio fabril, la autorregulación del tiempo de trabajo, la recuperación de un importante margen de libertad en el quehacer cotidiano y la disolución de la división entre tarea prescripta y real, entre otros cambios, permitieron a los trabajadores mejorar numerosos aspectos de sus condiciones de trabajo.
–¿Qué utilidades prácticas tienen estas conclusiones?
–Abarcar diferentes niveles permite construir una mirada integradora de las condiciones y medio ambiente de trabajo. En esta sintonía, nuestro equipo presentó los resultados en íntima vinculación con propuestas acordes con la promoción del “trabajo decente”, concepto formulado por la OIT. En primer lugar, nos concentramos en comparar el modo de abordaje de las CyMAT en la empresa bajo gestión privada y bajo la forma cooperativa. En segundo lugar, analizamos las políticas y los programas que existen a nivel nacional, provincial y municipal en términos de atención a las necesidades de las empresas recuperadas en lo que respecta a las CyMAT. De esa manera, nuestro estudio analizó la vinculación histórica de los actores del mundo del trabajo en el territorio, frente al mejoramiento de las CyMAT. A partir de la fructífera vinculación construida desde el año 2006 entre la cooperativa, la universidad, el sindicato metalúrgico (la seccional Quilmes de la Unión Obrera Metalúrgica), las ONGs (tanto nacionales como extranjeras) y organismos técnicos estatales, se pudieron formular problemas y soluciones conjuntas desde un acercamiento multidimensional. Entre los hallazgos, encontramos diferentes arquitecturas que dieron forma a programas, espacios y proyectos destinados al sector cooperativo impulsados desde el Estado. Pensando en los diferentes niveles de intervención, nuestro estudio se detuvo tanto en las sinergias encontradas como en las discontinuidades que le quitan potencialidad. En el caso del ministerio de Trabajo de la Nación, la creación del Programa de Trabajo Autogestionado vino a cubrir un vacío importante en relación a diversas líneas de financiamiento existentes para estas empresas, ya que sus cinco líneas superaron ampliamente los límites de otros programas u organismos que se restringían a financiar acciones de mejora sólo en términos de productividad y comercialización. El trabajo de diagnóstico con la cooperativa estudiada estuvo acompañado por asistencia técnica en capacitación y, al mismo tiempo, por ayuda económica directa para la mejora de las condiciones de seguridad e higiene de la cooperativa. Asimismo, cabe destacar el carácter innovador de este programa en tanto se plantea la cuestión de la seguridad e higiene en el trabajo como uno de los ejes centrales de su asistencia y capacitación.
–¿Quiénes la llevaron adelante, quiénes las apoyaron?
–El equipo de investigación estuvo conformado por Juliana Frassa, que es Magíster en Ciencias Sociales del Trabajo por la Facultad de Ciencias Sociales, y por Luciana Ghiotto, Magíster en Investigación en Ciencias Sociales, ambas de la Universidad de Buenos Aires. La investigación estuvo coordinada por mí y el principal apoyo fue de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (Unaj).
–¿Cómo ve el desarrollo del conocimiento y la investigación en la provincia de Buenos Aires? ¿Qué rol juegan las universidades en ese proceso?
–En el marco de la política institucional de la Universidad Arturo Jauretche, creemos que es fundamental la articulación de esta casa con los actores del mundo del trabajo para generar sinergias positivas, tanto para hallar soluciones a las problemáticas locales de la comunidad como para construir nuevos canales de generación de conocimiento. Al mismo tiempo, es fundamental que una universidad tan nueva como la Unaj –ubicada en Florencio Varela– haya creado estos espacios de investigación desde el inicio de sus actividades como institución. Pensando en acciones de transferencia, aquí tenemos que marcar el primer paso, destacando que la investigación no hubiese sido posible sin la predisposición de los trabajadores/as de la metalúrgica estudiada, la Cooperativa 7 de Septiembre, en cada una de las instancias del trabajo de campo. El vínculo construido entre nuestro equipo y los trabajadores de esa cooperativa fue planteando posibles senderos que alimentaron la potencialidad del encuentro.

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