martes, 11 de diciembre de 2012

"VAMOS HACIA UN PERIODO DE MUCHA VIOLENCIA; NUNCA EXISTIO UNA HISTORIA CALMA"

Por Juan José Mendoza

Entrevista al antropologo Marc Auge.

En los años 90, cuando se hizo célebre con el concepto de los No-Lugares, Marc Augé era un antropólogo que salía de las comunidades africanas y latinoamericanas con las que había convivido entre los años 60 y 80. Había estudiado a los Alladian en Costa de Marfil y a los indios Puré de Venezuela. Sus ideas en torno a la sobremodernidad (una era en la que el conocimiento, la tecnología de la comunicación y el mercado se aceleran) lo pusieron en el centro de los debates intelectuales. Utilizada para describir “lugares de tránsito” o “lugares para no-estar”, su noción de los No-Lugares sirvió para comprender los escenarios anónimos del capitalismo transnacional: desde los Aeropuertos a los Shoppings , pasando por las autopistas y los supermercados. Por estos días se encuentra en la Argentina para reunirse con investigadores y dictar una serie de conferencias. Y para presentar su último libro: Futuro . Recientemente editado en español, Augé rescata de la Historia la idea de Futuro . La desempolva para recuperar algunos de sus sentidos olvidados. Y para hacer notar que no es una idea pasada de moda, ni se trata de una idea acorralada por la pérdida de la perspectiva histórica en un mundo cada vez más hundido en el “presente perpetuo”. La idea de futuro parecía una idea antigua: “Habíamos tenido una idea de futuro. Una idea utopista en el Siglo XIX y una idea de liberación en el Siglo XX. Pero el Siglo XX ha sido también el fracaso respecto de los ideales del siglo XIX.”
 
–¿Cómo pensar el futuro después de esos fracasos?
–Ha habido muchas mundializaciones en la Historia, pero la globalización es una idea nueva. Hay un efecto de saturación. Los medios de comunicación suponen instantaneidad . Y sabemos que la última utopía fue también un fracaso. Aquella utopía de Fukuyama, la del Fin de la Historia, esa fábula de la democracia liberal. El problema es que hay dictaduras que están satisfechas con el mercado liberal. Por otro lado hay más desempleo y hay una diferencia cada vez más creciente entre los más ricos de los ricos y los más pobres de los pobres. Es decir que no hay ninguna realización de los ideales liberales. Así es que con el fracaso de las utopías del Siglo XIX y los problemas actuales tenemos miedo de imaginar el futuro.
 
Futuro podría ser pensado como la posibilidad de cuestionar la experiencia del No-Tiempo en la sociedad contemporánea: “El Espacio y el Tiempo son las dos dimensiones simbólicas necesarias para pensar la vida humana. Pero hoy hay muchos Tiempos-muertos: los desempleos y los contratos de breve duración son algunas de las muchas formas del tiempo muerto. Lo interesante es buscar a los Amos del Tiempo Muerto. Quien canta “Tiempo Muerto”, quien decide el desempleo o los contratos, distribuye las clases sociales.” A escala planetaria, Augé concibe una nueva disección de las clases sociales. Con una clase vinculada al poder, a la economía y al conocimiento ; una clase heterogénea pero conformada por seres que tienen una solidaridad entre sí. La segunda es la clase de los Consumidores Simples : “El Sistema necesita de esos consumidores sociales”. Y habría una tercera clase que es la de los Excluidos : los excluidos del conocimiento, de la economía y del poder: “Esta sociedad de clases es una sociedad global. En los países emergentes, como China o Brasil, la distancia entre los más ricos de los ricos y los más pobres de los pobres es muy grande. Y crece a nivel planetario el número de los excluidos. Y al revés, hay que decir que en los denominados “países subdesarrollados” hay ciertos polos de desarrollo del conocimiento que son semejantes a los de los países avanzados.”
 
–¿Cambió la idea de los No-lugares?
–Los no-lugares empíricos no existen en absoluto. De modo tal que lo que es un “no-lugar” para los unos, puede no serlo para los otros. El problema es con la comunicación. Los medios de comunicación dan la impresión de que son un mundo en sí, y no una metáfora del mundo. Hay jóvenes que viven a través de las pantallas y eso es preocupante en la medida en que es una generalización del no-lugar absoluto y de la no-relación. Creo que eso es un campo muy interesante para explorar y reflexionar: la exploración de esos otros mundos, como Internet por ejemplo. Se habla de que las redes sociales han hecho la revolución en los países árabes. Yo creo que no es el caso y estamos siendo prisioneros de una representación.
 
–Si en el “mundo globalizado” hay todavía clases sociales, eso significa que entonces todavía hay Historia.
–Sí. Hay diversas velocidades y diversos espacios. Pero la planetarización absoluta está del lado de la comunicación. Los medios de comunicación son más rápidos que la sociedad. Por otro lado la vida individual es muy breve comparada con la de las sociedades. De modo tal que hay una velocidad de la comunicación, hay una velocidad de la historia y hay una velocidad de la vida individual. Para los individuos, todo es utopía, porque morimos sin conocer el fin de la historia. Por el contrario, a nivel planetario y a nivel científico tenemos el sentimiento de que todavía estamos en el comienzo. Comenzamos a descubrir la infinitud del universo, millones de sistemas solares en la galaxia. La ciencia va a descubrir muchas cosas. Dentro de un siglo tendremos muchas sorpresas. Tenemos la vaga percepción de que hay algo que se nos escapa pero que es algo muy importante. Hay habitantes del planeta que están excluidos de esos conocimientos. Es la primera vez que hay diferencias tan grandes en la humanidad.
 
–A pesar de esta referencia a las ciencias, sus libros siempre remiten a a la literatura.
–Sí. Me parece que hay una unicidad de los saberes diversos. Es interesante conocer la reflexión literaria. Lo que me interesa en la literatura es que tiene una capacidad para hacer entender las cosas que no es tan habitual. La literatura hace una utilización atenta de la lengua, una utilización del tiempo y del espacio que me parece muy importante preservar.
 
–La antropología tiene hoy otros campos de aplicación: el de las comunidades virtuales por ejemplo.
–La evolución del mundo actual es algo que interesa al antropólogo para medir en un pequeño grupo los efectos de la globalización. Tenemos dos dificultades. La primera es que el contexto es siempre planetario finalmente. Es decir que debemos tomar en cuenta todo. Por otro lado, los medios de comunicación están cambiando las formas y los tipos de relaciones. Si el objeto es a la vez las relaciones y el contexto, los dos han cambiado. Pero aun así debemos tratar de entender lo que pasa.
 
–¿Luego de los genocidios hechos en nombre de la modernidad, realmente cree que la modernidad todavía debe ser conquistada?
–La modernidad es una lucha. La historia nunca fue un río tranquilo. Estoy convencido de que la historia no acabó. Es una buena noticia. Pero la otra noticia es que vamos hacia un período de mucha violencia. Nunca ha existido una Historia calma. Los conflictos son también globalizados. La escala misma ha cambiado. Tiene aspectos “glocales”, a la vez globales y locales. En el futuro tendremos muchas cosas que estudiar.
 
–Sus reflexiones en torno a la globalización o sus trabajos sobre comunidades africanas pueden dar la impresión de un Marc Augé alejado de América Latina. Sin embargo eso no es así.
–América Latina ha sido para mí una gran experiencia. Comenzó a fines de los años 80. Gracias a mis alumnos ciertamente. Pude conocer a los indios Ya-Ruro-Pumé de Venezuela y a un grupo de mujeres umbanda de los barrios de Belem, en Brasil. Para mí fue una experiencia que me ha fascinado. Además de las cuestiones humanas, está también la relación con el paisaje y la naturaleza. Lamento no estar más a menudo en América Latina.
 
Fuente: Clarin

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