Por Eduardo Parise
La Copa Don Pedro –whisky, helado y nueces– nació en la cocina del restaurante Lo Prete.
Esta es una de esas historias que se van transmitiendo de boca en boca y que cada tanto vuelven a aparecer en las reuniones familiares o de amigos. Porque tiene relación con el final de una buena comida y forma parte de la mitología gastronómica porteña. Se trata del tradicional y siempre bien recibido postre al que se conoce como “Copa Don Pedro” que, por supuesto, no tiene que ver con ningún torneo futbolístico, ni de ahora ni de antes.
Recuerdan quienes recrean la historia a quien quiera oírla que todo empezó en uno de los famosos restaurantes que tuvo Buenos Aires donde supieron darse cita políticos, actores, militares, músicos, boxeadores, ex presidentes y otros personajes célebres. Se llamaba Lo Prete y ocupaba un gran terreno en la calle Luis Sáenz Peña del 739 al 749, entre Chile y avenida Independencia, en el barrio de Monserrat.
Es decir: el lugar era punto de convergencia por la fama de sus platos que incluían exclusividades como chivito relleno, pollo a la plancha o los canelones crepes. Pero aquel postre simple y efectivo como pocos fue lo que lo dejó en la memoria de muchos. Unos se lo atribuyen a un asiduo cliente que no quería que lo vieran tomando una medida de whisky al final de cada comida. Al parecer, se llamaba Pedro y en homenaje a él fue la denominación.
Sin embargo, Angel Lo Prete (había llegado desde Italia en 1907 y era uno de los cuatro hermanos que integraban la sociedad) alguna vez le atribuyó la creación a Pedro Ferrari, un colaborador del restaurante desde 1930. Además de Angel los hermanos eran Vicente, Domingo y Miguel. Pero como corresponde a un mito que se precie de tal, hay otra versión: la que le otorga el aporte creativo a Pedro Lo Prete, un primo de aquellos hermanos.
La creación tiene la grandeza de lo simple: un vaso ancho y bajo con una medida de whisky; encima una bocha de helado de crema y, como remate, unas nueces sobre el helado. Así aquello empezó a conocerse como un símbolo del lugar. El restaurante había empezado como una cantina entre tantas donde ese congregaba la comunidad italiana.
Pero, a mediados de 1941, remodeló sus salones, subió a la categoría de comedor internacional y llegó a tener hasta 140 mozos trabajando, lo que da una idea de sus dimensiones. Su fama también radicaba en que, salvo el pan, todo era de elaboración propia, incluyendo hasta los chacinados.
Después de medio siglo de historia, el restaurante Lo Prete cerró en 1988. Y tras el remate de los muebles, vajillas, maquinarias y demás elementos, aquel frente con una gran marquesina (donde se lucía el nombre y la coronaban muchas banderas), pasó a ser parte de los recuerdos.
Como esa discusión que, en los tiempos del dictador Juan Carlos Onganía, dicen que tuvo un militar con uno de los mozos. Aquel hombre sostenía que el postre no debía llevar nueces. Cuentan que uno de los hermanos Lo Prete se acercó hasta la mesa y para zanjar el tema le presentó a quien lo había creado. Por supuesto, aquello también es parte de la leyenda.
Y ya que se habla de leyendas, la de la “Copa Don Pedro” no es la única que tiene esta cosmopolita Buenos Aires donde alguna vez fueron más los inmigrantes que los nativos. Muchos recuerdan la que tiene que ver con la milanesa napolitana, surgida en un restaurante llamado Nápoli, ubicado frente al Luna Park. Otros prefieren evocar el caso de los sorrentinos, elaborados en un restaurante llamado Sorrento. Pero tal vez la más curiosa es la que llevó al origen de ese condimento tan nuestro al que conocemos con el extraño nombre de chimichurri. Pero esa es otra historia.
Fuente: Clarin
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