El politólogo Miguel Ángel Barrios y los desafíos de la región: “La Historia nunca se ha ido”.
Por Nicolás Rojas Schrerer
Miguel Ángel Barrios es doctor en Ciencias Políticas y en Educación y autor de obras de referencia como El latinoamericanismo de Manuel Ugarte, Perón y el peronismo y Diccionario latinoamericano de seguridad y geopolítica, entre otras. En diálogo exclusivo con Miradas al Sur, reflexiona sobre los alcances de la última reunión cumbre de la Celac en Chile.
–¿Qué representa la Celac para América latina?
–Es el anillo de complementación de Mercosur y Comunidad Andina, que da nacimiento a Unasur y desde ella a la Celac. En el fondo es la gran posibilidad de recuperar el itinerario integracionista de los libertadores San Martín y Bolívar, caracterizado por el unionismo hispanoamericano, más allá de que Bolívar invitó a la monarquía del Brasil al Congreso de Panamá de 1826, esto es muy importante puntualizarlo. Con el latinoamericanismo de los Movimientos Nacionales Populares cuyos paradigmas fue el nuevo ABC de Perón, Vargas e Ibáñez. Y hoy cobra un nuevo impulso con la crisis de los paradigmas centrales tanto neoliberal, social liberal o burocrático soviético. El latinoamericanismo incorpora a Brasil en la Patria Grande. El puente intermedio entre el hispanoamericanismo y el latinoamericanismo es la generación del 1900, y un argentino socialista y latinoamericano y embajador de Perón en México y Cuba, planteó la Patria Grande, me refiero a Manuel Ugarte. Y el antecedente es el último libertador, José Martí, quién nos llamó a la Segunda Independencia, cuando vio como revolucionario en la guerra de emancipación contra España que ésta ya no era el problema sino el imperialismo norteamericano. La vigencia de Martí en su 160º aniversario, es de una actualidad sorprendente.
–La primera independencia se ganó peleando juntos. La consigna de San Martín era “Nuestra Patria es América” y la de Bolívar, haremos una “Nación de Repúblicas”.
–Logramos la independencia política, pero no la emancipación integral. Fuimos fragmentados, con un inmenso Brasil unido por la monarquía imperial y por repúblicas agro mineras exportadoras inviables, por el imperio inglés. Nuestras guerras, fueron todas guerras civiles, motorizadas desde afuera. El símbolo del drama fue la guerra de la Triple Infamia contra el Paraguay lopista. El siglo XXI será multipolar. Pero estamos en una etapa transitoria apolar porque todavía no son nítidos los actores. Quiere decir un poder con cinco dimensiones. Político, científico-tecnológico-militar, cultural e industrial en un espacio geopolítico continental es el nuevo tipo de Estado que será el único actor con soberanía o capacidad de autonomía en la multipolaridad inminente.
Esas capacidades ya las tienen EE.UU., China, Rusia, India. Europa tiene que resolver si es la Unión Europea, la Eurozona o la OTAN. La única salida que veo de Europa, es si retoma el ideal de un Estado europeo que fue la visión de sus padres fundadores y no una Europa de velocidades distintas. Europa, de esta manera, no es un Estado continental industrial y resulta una pena, porque una Europa como Estado continental, consolidaría la multipolaridad futura. Inglaterra es la mano visible e invisible de los EE.UU. para que no sea Estado Continental. La otra posibilidad sería una Europa unida con Rusia, y en esto hay que observar la alianza ruso-alemana, vieja aspiración geopolítica, ignorada por Hitler en la segunda guerra mundial.
–La América latina será un Estado continental en la medida que Mercosur y Unasur se afiancen y esto solidificaría a la Celac…
–La nación cultural es América latina, pero el macizo geopolítico suramericano es el pilar de América latina. Por eso, para mí, Perón es el primer teórico y político del continentalismo, porque plantea los Estados Unidos de la América del Sur el 26 de febrero de 1946, a dos días de su triunfo, en un telegrama al caudillo del Partido Nacional Blanco del Uruguay, Luis Alberto de Herrera. Ya no hay margen para el clásico Estado Nación industrial, ni para los Estados tribales, ni para los Estados autoritarios o totalitarios y tampoco para nuestros Estados agroexportadores. Por eso, San Martín, Bolívar, Ugarte, Martí, Vargas y Perón cabalgan con nosotros, junto a nuestros actuales mandatarios que están peleando para lograr el Estado continental. La integración que no tenga como horizonte la Patria Grande es un engaño.
–¿Cómo analiza la posición de la UE respecto a Latinoamérica en el contexto de crisis actual?
–La Unión Europea pretende generar una zona de libre comercio sin renunciar a su proteccionismo. En esto me parece muy importante la posición de nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, cuando dice que hay que rever los acuerdos iniciales e, incluso, replantearnos a nivel intra Mercosur que el Mercosur no es sólo Brasil-Argentina, sino Bolivia, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Chile, etc. En la medida que no se sincere de parte de Europa este paso, no habrá avances concretos, más allá del avance político que implica las negociaciones diplomáticas.
–¿Cómo analiza el silencio estadounidense respecto de esta cumbre?
–Estados Unidos manifiesta su silencio porque el Estado continental no involucra a la doctrina Monroe. Es la derrota por primera vez de Monroe ante Bolívar y ellos lo saben. EE.UU. vislumbra la posibilidad del Estado continental y esto implica que su patio trasero ya no lo será como tal. Es decir que en la dialéctica histórica bolivarismo-monroismo terminó triunfando Bolívar. Por eso, resuenan las palabras de Martí, “cuando cumplimos con nuestro deber, la muerte es un carro hacia el triunfo”.
–¿Qué le pareció la gestión del presidente de Chile Sebastián Piñera al frente pro témpore de la CELAC durante 2012?
–Me parece que a Chile, más que analizarlo con categorías de izquierda o derecha, hay que darle un enfoque geopolítico en la tensión permanente, por el hecho de su ubicación geográfica aislacionista. Era una Capitanía Militar, la única con esa condición y esa tensión geopolítica es la geopolítica de San Martín y O’Higgins versus la anglosajona de Pinochet, que marcó una época. E incluso hoy la democracia chilena tiene residuos de un pinochetismo sin Pinochet. De otra manera no se entenderían los levantamientos estudiantiles. Tanto el cargo de Bachellet como primera presidenta de Unasur, como el de Piñera, primer presidente pro témpore de la Celac, fueron muy importantes, porque empujan a Chile hacia la Patria Grande.
–¿Cuál cree que será el rumbo de la Celac con Cuba como presidente pro témpore en 2013?
–La presidencia pro témpore de Raúl Castro implica la nueva época de la latinoamericanización de Cuba y, en el fondo, es un regreso a Martí. No nos olvidemos que Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, primer partido que se plantea una lucha continental. Luego vienen la Revolución Mexicana, Haya de la Torre y el APRA y los Movimientos Nacionales Populares. Por último, no está de más recordar que el 2 de diciembre de 2012 nacía la Celac en Caracas, y un 2 de diciembre de 1951 se suicidaba, en soledad, Manuel Ugarte. Esto quiere decir que no estamos ni ante el fin de la Historia, ni ante el regreso de la Historia, sino que la Historia nunca se ha ido.
–¿Qué representa la Celac para América latina?
–Es el anillo de complementación de Mercosur y Comunidad Andina, que da nacimiento a Unasur y desde ella a la Celac. En el fondo es la gran posibilidad de recuperar el itinerario integracionista de los libertadores San Martín y Bolívar, caracterizado por el unionismo hispanoamericano, más allá de que Bolívar invitó a la monarquía del Brasil al Congreso de Panamá de 1826, esto es muy importante puntualizarlo. Con el latinoamericanismo de los Movimientos Nacionales Populares cuyos paradigmas fue el nuevo ABC de Perón, Vargas e Ibáñez. Y hoy cobra un nuevo impulso con la crisis de los paradigmas centrales tanto neoliberal, social liberal o burocrático soviético. El latinoamericanismo incorpora a Brasil en la Patria Grande. El puente intermedio entre el hispanoamericanismo y el latinoamericanismo es la generación del 1900, y un argentino socialista y latinoamericano y embajador de Perón en México y Cuba, planteó la Patria Grande, me refiero a Manuel Ugarte. Y el antecedente es el último libertador, José Martí, quién nos llamó a la Segunda Independencia, cuando vio como revolucionario en la guerra de emancipación contra España que ésta ya no era el problema sino el imperialismo norteamericano. La vigencia de Martí en su 160º aniversario, es de una actualidad sorprendente.
–La primera independencia se ganó peleando juntos. La consigna de San Martín era “Nuestra Patria es América” y la de Bolívar, haremos una “Nación de Repúblicas”.
–Logramos la independencia política, pero no la emancipación integral. Fuimos fragmentados, con un inmenso Brasil unido por la monarquía imperial y por repúblicas agro mineras exportadoras inviables, por el imperio inglés. Nuestras guerras, fueron todas guerras civiles, motorizadas desde afuera. El símbolo del drama fue la guerra de la Triple Infamia contra el Paraguay lopista. El siglo XXI será multipolar. Pero estamos en una etapa transitoria apolar porque todavía no son nítidos los actores. Quiere decir un poder con cinco dimensiones. Político, científico-tecnológico-militar, cultural e industrial en un espacio geopolítico continental es el nuevo tipo de Estado que será el único actor con soberanía o capacidad de autonomía en la multipolaridad inminente.
Esas capacidades ya las tienen EE.UU., China, Rusia, India. Europa tiene que resolver si es la Unión Europea, la Eurozona o la OTAN. La única salida que veo de Europa, es si retoma el ideal de un Estado europeo que fue la visión de sus padres fundadores y no una Europa de velocidades distintas. Europa, de esta manera, no es un Estado continental industrial y resulta una pena, porque una Europa como Estado continental, consolidaría la multipolaridad futura. Inglaterra es la mano visible e invisible de los EE.UU. para que no sea Estado Continental. La otra posibilidad sería una Europa unida con Rusia, y en esto hay que observar la alianza ruso-alemana, vieja aspiración geopolítica, ignorada por Hitler en la segunda guerra mundial.
–La América latina será un Estado continental en la medida que Mercosur y Unasur se afiancen y esto solidificaría a la Celac…
–La nación cultural es América latina, pero el macizo geopolítico suramericano es el pilar de América latina. Por eso, para mí, Perón es el primer teórico y político del continentalismo, porque plantea los Estados Unidos de la América del Sur el 26 de febrero de 1946, a dos días de su triunfo, en un telegrama al caudillo del Partido Nacional Blanco del Uruguay, Luis Alberto de Herrera. Ya no hay margen para el clásico Estado Nación industrial, ni para los Estados tribales, ni para los Estados autoritarios o totalitarios y tampoco para nuestros Estados agroexportadores. Por eso, San Martín, Bolívar, Ugarte, Martí, Vargas y Perón cabalgan con nosotros, junto a nuestros actuales mandatarios que están peleando para lograr el Estado continental. La integración que no tenga como horizonte la Patria Grande es un engaño.
–¿Cómo analiza la posición de la UE respecto a Latinoamérica en el contexto de crisis actual?
–La Unión Europea pretende generar una zona de libre comercio sin renunciar a su proteccionismo. En esto me parece muy importante la posición de nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, cuando dice que hay que rever los acuerdos iniciales e, incluso, replantearnos a nivel intra Mercosur que el Mercosur no es sólo Brasil-Argentina, sino Bolivia, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Chile, etc. En la medida que no se sincere de parte de Europa este paso, no habrá avances concretos, más allá del avance político que implica las negociaciones diplomáticas.
–¿Cómo analiza el silencio estadounidense respecto de esta cumbre?
–Estados Unidos manifiesta su silencio porque el Estado continental no involucra a la doctrina Monroe. Es la derrota por primera vez de Monroe ante Bolívar y ellos lo saben. EE.UU. vislumbra la posibilidad del Estado continental y esto implica que su patio trasero ya no lo será como tal. Es decir que en la dialéctica histórica bolivarismo-monroismo terminó triunfando Bolívar. Por eso, resuenan las palabras de Martí, “cuando cumplimos con nuestro deber, la muerte es un carro hacia el triunfo”.
–¿Qué le pareció la gestión del presidente de Chile Sebastián Piñera al frente pro témpore de la CELAC durante 2012?
–Me parece que a Chile, más que analizarlo con categorías de izquierda o derecha, hay que darle un enfoque geopolítico en la tensión permanente, por el hecho de su ubicación geográfica aislacionista. Era una Capitanía Militar, la única con esa condición y esa tensión geopolítica es la geopolítica de San Martín y O’Higgins versus la anglosajona de Pinochet, que marcó una época. E incluso hoy la democracia chilena tiene residuos de un pinochetismo sin Pinochet. De otra manera no se entenderían los levantamientos estudiantiles. Tanto el cargo de Bachellet como primera presidenta de Unasur, como el de Piñera, primer presidente pro témpore de la Celac, fueron muy importantes, porque empujan a Chile hacia la Patria Grande.
–¿Cuál cree que será el rumbo de la Celac con Cuba como presidente pro témpore en 2013?
–La presidencia pro témpore de Raúl Castro implica la nueva época de la latinoamericanización de Cuba y, en el fondo, es un regreso a Martí. No nos olvidemos que Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, primer partido que se plantea una lucha continental. Luego vienen la Revolución Mexicana, Haya de la Torre y el APRA y los Movimientos Nacionales Populares. Por último, no está de más recordar que el 2 de diciembre de 2012 nacía la Celac en Caracas, y un 2 de diciembre de 1951 se suicidaba, en soledad, Manuel Ugarte. Esto quiere decir que no estamos ni ante el fin de la Historia, ni ante el regreso de la Historia, sino que la Historia nunca se ha ido.
Fuente: Miradas al Sur
No hay comentarios:
Publicar un comentario