miércoles, 22 de junio de 2011

HOY POCHO RECIÉN HABRÍA CUMPLIDO 42 AÑOS...



El 19 de diciembre de 2001, la ciudad de Rosario se quedó sin el Ángel de la Bicicleta. Claudio “Pocho” Lepratti, de 35 años de edad, quien supo hacer del compromiso y la solidaridad una forma de vida, cayó asesinado por la policía, fusilado de un tiro que le reventó la tráquea, efectuado con un perdigón de plomo de una escopeta calibre 12,70, disparado por el policía Esteban Velásquez a siete metros de distancia. Pocho, parado sobre el techo de la escuela donde preparaba la comida para los alumnos, intentó frenar la represión desmedida contra la gente. Gritó a un patrullero que se dirigía a la multitud disparando tiros al aire, y el vehículo policial dio la vuelta. Los oficiales se bajaron apuntando sus armas a Pocho, quien gritó:
-¡Bajen las armas! Acá sólo hay pibes comiendo.
El disparo lo arrojó hacia atrás y su cuerpo se desplomó sobre el techo de chapa.

En ese entonces, el Gobierno de Fernando de la Rúa y su fantasmal Alianza se desmoronaban como una marioneta desarticulada. La continuidad del modelo neoliberal menemista, la concentración de la riqueza, la ciega obediencia al FMI, la política de ajuste, el desmesurado aumento del desempleo y la vertiginosa multiplicació n de la pobreza, provocaron una desesperante situación en todo el país. Los postergados de siempre, desocupados e indigentes, ganaron las calles y salieron a tomar de los supermercados los alimentos que la proclamada democracia cotidianamente les negaba.
El Gobierno, arrinconado, no asimiló la gravedad de los hechos. Dispuesto a proteger más sus mezquindades que a cubrir las necesidades de la gente, pretendió sostenerse en el poder a cualquier precio: no ordenó combatir el hambre sino a los hambrientos. Las fuerzas policiales salieron a cazar, no a los denunciados sino a los denunciantes. Los pobres no debían ser asistidos, sino replegados afuerza de golpes y balas nuevamente hacia los barrios, detrás de los muros.
En esas jornadas, la ciudad de Rosario, con un alarmante índice de pobreza, se articuló a la situación nacional. Con más del 20%de desocupación, y más del 10% de la población en villas miseria, la gente se hizo oír.

Pocho Lepratti trabajaba como auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 "José M. Serrano" de Las Flores, un barrio duramente azotado por la desocupación y la pobreza, cuyos vecinos se encontraban sumamente movilizados el día 19 hasta que se desató la represión. Pocho se mantuvo expectante durante todo el día. Junto con sus compañeros,subí a al techo de la escuela, desde donde se ve la avenida de Circunvalació n, una las principales arterias de circulación de la ciudad. El conflicto se desarrollaba a más de 300 metros de la escuela, y cuando pasó el móvil 2270 del comando radio eléctrico, disparando hacia el aire, a reprimir la movilización, Lepratti los increpó a detenerse, porque las balas podían herir a alguno de los niños de la escuela. Fue entonces cuando el patrullero dio la vuelta y se detuvo frente a Pocho. El agente Velásquez, que salió de la parte posterior junto con el agente Pérez, hizo el resto.
La policía, que suele proclamarse una institución al servicio de la comunidad, en momentos de tensión muestra sin reparos su verdadera esencia de pandilla que responde a intereses criminales. Los policías actuaron con la impunidad que les otorgó el Estado para matar a los excluidos. Entre el 19 y 20 de diciembre,mientras oscuros personajes eran protegidos en lujosas mansiones, los luchadores sociales eran asesinados en las calles. La represión dejó un tendal de muertos en todo el país, una innumerable cantidad de heridos miles de detenidos. El mensaje fue claro: el que no se resigna a morir de hambre, muere de bala o cárcel. En este marco, el asesinato de Pocho no fue casual. Él fue elegido por la fuerza pública, fue asesinado como un blanco estratégico.

Pocho estaba comprometido con la fe cristiana. En 1986, a los 20 años, ingresó como seminarista en el instituto salesiano "Ceferino Namuncurá"de la localidad de Funes, provincia de Santa Fe, donde se preparaba para ejercer como hermano coadjutor. Él y sus compañeros seminaristas visitaban distintos barrios durante los fines de semana y hacían trabajos con los jóvenes y los más chicos. De esta manera, y durante cinco años, estuvo en contacto con la gente humilde, y le entusiasmaba la idea de dar mayor continuidad y profundizar esa tarea, pero la Iglesia intentaba convencerlo de que debía posponer ese objetivo para más adelante. Pocho no quería esperar, quería actuar de inmediato, y planteaba estar más tiempo en la villa, cerca de la gente, más comprometido con el barrio. Él pensaba que la fe y la acción no debían marchar separadamente, él quería creer haciendo, y fue ese modo de pensar lo que despertó una contradicción en su misión religiosa. La institución salesiana le negó la propuesta, argumentando que aún le faltaba preparación y que ya habría tiempo para dedicarse a esas actividades más intensamente. Pocho se encontraba en la última etapa del seminario y ya había tomado los votos de castidad y pobreza, pero cuando debió tomar los votos de obediencia decidió abandonar la institución y renunciar a la carrera religiosa. Decidió instalarse directamente en una villa de Rosario ubicada en el barrio Ludueña Norte, donde continuó con sus votos de pobreza y castidad.
En el barrio comenzó a trabajar en comedores populares y docencia solidaria junto con Edgardo Montaldo, un sacerdote emblemático del lugar, con más de 30 años realizando actividades junto a los vecinos. A partir de entonces Pocho abrió y coordinó talleres participativos de formación y aprendizaje, a favor de la educación popular y en contra de la exclusión social. Creó alrededor de diez grupos juveniles, a partir de los cuales abordó y difundió temáticas vinculadas al VIH, salud mental, trabajo infantil y derechos humanos. También impulsó la apertura de talleres de guitarra y organizó campamentos.
De este modo, muchos jóvenes que andaban desocupados y desorientados, alimentando el negocio de la droga y la delincuencia, se vieron contenidos en los talleres y las inquietudes de Pocho.
Junto a otros militantes, Lepratti fundó en 1993 la agrupación conocida como “La Vagancia”, que aglutinó una gran cantidad de jóvenes del barrio orientados a desarrollar diversas actividades. La Vagancia surgió en la Comunidad Sagrada Familia, como un espacio de organización juvenil dispuesto a reivindicar y defender los derechos de los mismos jóvenes.
El grupo solía organizar actividades de cultura popular y música en los espacios públicos, y junto a sus integrantes Pocho se acercó al Centro de la Juventud de la Municipalidad, donde coordinó talleres y organizó cine debate, entre muchas otras actividades, con el objetivo de rescatar la propia historia y la dignidad de estos jóvenes.
Tiempo después “La Vagancia” impulsó, junto con otros grupos, el surgimiento de la revista Ángel de Lata, editada y distribuida por los mismos chicos en situación de riesgo.
Claudio Lepratti además trabajó en la Cocina Centralizada y militó activamente en su condición de empleado estatal. Mediante un acuerdo entre la Municipalidad de Rosario y la Vicaría del Sagrado Corazón del padre Montaldo, trabajó desde el Centro Crecer número 19. Allí repartía semillas a los vecinos del barrio, y el salario que percibía por realizar esta actividad lo destinaba completamente a las actividades del grupo "La Vagancia".
Pocho se entregó incondicionalmente a luchar contra la exclusión social y tenía la enorme capacidad de ver al otro como un hermano. En su vida cotidiana, supo acompañar con los hechos sus palabras y sus pensamientos. Quienes lo conocieron, aseguran que no imponía sus ideas como pensamiento único sino que se preocupaba por hacer circular la palabra y despertar el pensamiento crítico. Los jóvenes que estuvieron junto a él recibieron un valioso legado para enfrentar la adversidad con creatividad y propuestas, sin bajar nunca los brazos y continuar con los estudios a pesar de los obstáculos.
Pocho y su bicicleta eran compañeros inseparables. Cada día, atravesaba pedaleando la ciudad, cubriendo un recorrido de entre ocho y diez kilómetros. Con frío o calor, con lluvia o viento, llegaba a todas partes sobre su rodado. Ésta fue la causa por la que es recordado como un ángel con alas montado en su bicicleta. Cuando recibió el disparo, Pocho cayó hacia atrás y comenzó a desangrarse desplomado sobre el techo de la escuela. Después de haberlo ejecutado, los policías se retiraron sin atender los gritos de auxilio de las demás personas que se encontraban con Claudio. La intención de los agentes era dejarlo morir desangrado ahí mismo.
Pocho fue velado en el patio de la escuelita del padre Edgardo, con el marco de una impresionante muestra de dolor popular. Cientos de personas quisieron darle un último abrazo, antes de que su cuerpo fuera trasladado a Concepción del Uruguay, la tierra que lo viera nacer y en donde ahora descansa.
Luego de su muerte, la Biblioteca Popular Pocho Lepratti fue abierta en su homenaje. Ofrece distintos talleres y se propone recuperar mediante la educación popular, el trabajo que Pocho venía realizando en contra de la exclusión social y por una sociedad igualitaria y participativa.
En el lugar se realizan talleres reflexión, arte, teatro, guitarra, murga y serigrafía. Los jóvenes aprenden oficios que les permiten conseguir empleo, y de allí salen las banderas, las remeras vinculadas a la identidad de este espacio, que también trabaja en coordinación con otros movimientos sociales.
Hoy a Pocho lo llaman Pochormiga. La unión de las dos palabras apareció después de su asesinato, a modo de memoria colectiva y como una reivindicació n del trabajo. Él decía que el trabajo de una hormiga quizás pase desapercibido, pero que dos, tres o cuatro ya van haciendo un camino, y muchas miles juntas tienen más fuerza que un elefante. Además, Pocho alentaba a trabajar sin estar pendiente de los resultados, porque sostenía que era el esfuerzo sostenido lo que dejaría una simiente.
Hoy es un símbolo de lucha y solidaridad, dignidad y trabajo. Su nombre se encuentra en las pancartas, en los afiches, en los volantes, en las canciones. Su nombre es recordado en diversos murales y en numerosos festivales, encuentros y manifestaciones. Cientos de paredes rosarinas rezan leyendas de “Pocho vive", "Pocho: tu lucha seguirá", "Pocho vive en el corazón y en los rostros de los que exigen justicia", o "Pocho nos muestra el camino".
Una gran cantidad de comedores populares lo recuerda como un emblema.
Pocho también es representado por una de las tantas bicicletas pintadas en las paredes de Rosario, las cuales evocan a los luchadores que el Estado se llevó y que jamás volvieron.
En Argentina, mientras los bufones y padrinos se multiplican en los cargos públicos y siguen definiendo nuestro destino, los referentes sociales siguen siendo asesinados, siguen siendo desaparecidos.

Por León Gieco

miércoles, 1 de junio de 2011

HASTA QUE LA CAMA NOS SEPARE





Cada vez más parejas optan por no dormir juntos para conciliar mejor el sueño y despertar más felices.

Por Ana Laura Cleiman




Diana Romanelli y Luis Pugliese llevan más de 35 años juntos. Tienen dos hijos que ya no viven con ellos, una casa con jardín en el barrio de Villa Urquiza, un perro, un cuarto para los nietos y dos camas de plaza y media en el dormitorio principal. “Somos compañeros de vida, pero no de cama”, cuenta Diana, quien le propuso la idea a Luis después de años de patadas bajo las sábanas y desayunos malhumorados por el mal dormir.
A muchas parejas ni se les ocurre la idea de no compartir el colchón, pero la tendencia de que cada uno tenga su propio espacio para dormir es cada vez mayor. El motivo de la decisión, afirman, es para mejorar el ciclo de sueño individual y la preservación de la pareja. Los conflictos en la cama pueden surgir a causa de algún trastorno del sueño, como los insomnios y las apneas, o los ronquidos, las patadas y la eterna lucha por la sábana.
La médica neuróloga y directora del Centro de Medicina del Sueño Somnos, Mirta Averbuch, cuenta que “durante la noche, dos o tres veces rodamos sobre nuestro cuerpo, por lo que tenemos que tener lugar suficiente para movernos. El dormir con otra persona implica tener un espacio limitado; nos movemos, hasta que nos chocamos con el otro. Por eso, lo ideal sería que cada uno pudiese dormir en la cama más ancha posible”.

La importancia del buen descanso es vital.


Más aún si tenemos en cuenta que se trata de una actividad que, en promedio, ocupa el 33 por ciento de nuestra vida. El sólo cálculo asombra: un hombre de 70 habrá pasado más de 23 años durmiendo. Especialistas en medicina del sueño afirman que los motivos de consulta más frecuentes son los insomnios por dificultad en la conciliación o mantenimiento del sueño y la somnolencia diurna excesiva.
“En la Argentina, el 90 por ciento de las consultas de los útimos cinco años en población adulta son por insomnio y ronquido. El 10 por ciento restante se trata de terrores nocturnos, hablar dormido o sonambulismo”, cuenta el neurólogo Javier Domínguez, a cargo de la sección de medicina del sueño del hospital César Milstein, y agrega que “en nuestro país no hay una estadística. Pero si se extrapolan datos de Latinoamérica y el mundo, cerca del 70 por ciento de las personas han tenido o tienen alteraciones en el dormir”.
Pros y contras. En la actualidad, hay detectadas más de 84 enfermedades del sueño. Y está claro que éstas no sólo afectan a quien las padece, sino también al compañero de cama. Según la Organización Mundial de la Salud, el 45 por ciento de la población mundial ronca, y está comprobado que roncar afecta el humor y la salud de las parejas. Acerca de la modalidad de pareja cama single, no hay un consenso sobre si es una salida feliz al problema o un síntoma de conflicto en el vínculo.
“Una pareja es tal porque comparte e intima en distintos aspectos de su vida. El dormitorio y la cama es parte esencial, no sólo en la sexualidad sino en lo afectivo, pues nadie discute el valor de conciliar el sueño en los brazos de su pareja y despertar en la mañana en pleno contacto con él o ella. Pero hay situaciones que alejan a las parejas en forma involuntaria, como ronquidos, insomnios, piernas inquietas y sonambulismo, por citar algunos ejemplos. Hay combinaciones muy poco felices, donde ella padece de insomnio y él es roncador”, dice el doctor Claudio Aldaz, presidente de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño.
Para el psicólogo Ricardo Levy “no es lo mismo que alguna noche uno duerma en otra cama porque no tolera las dificultades del otro, que tomar como medida definitiva la separación de camas o separación de cuartos, al punto de neutralizar todas las ventajas que puede suponer el dormir juntos. Yo miraría un poco más allá qué está pasando con esa pareja”.
Por su parte, Domínguez asegura que “a los 30 somos más adaptables. Por eso, trato de influir sobre todo en parejas grandes para que opten por habitaciones separadas”. Los ritmos del reloj biológico del sueño de cada persona no son iguales, existen diferencias térmicas e incluso preferencias incompatibles. A uno le puede gustar leer en la cama, mientras que el otro prefiere escuchar la radio. Uno disfruta de hacer zapping y dormirse con la televisión encendida, mientras que el otro necesita de la oscuridad y el silencio para conciliar el sueño. Domínguez se pregunta si es necesario dormir juntos para decirle al otro que lo amás y para mantener una relación. Y se contesta que no, que eso es un prejuicio: “Los cuartos distintos implica que uno siempre tenga la oportunidad de agarrar dos copas e ir a visitar a su pareja. Si la situación social y familiar da, tengamos dos habitaciones. Así, después de todo el día, cada uno decide qué quiere hacer, no somos simbióticos. La libertad de elegir cada noche se trata de juntar parejas, no de separar. La mayoría, al separar las camas desayunan más felices”.
Abervuch aporta un dato contundente: el 85 por ciento de las parejas con buen pasar económico donde alguno de los dos ronca, uno de ellos se va a dormir a otra habitación.

Más que un mito.


Aunque dormir sea un hecho privado de cada pareja, es verdad que esa intimidad está inevitablemente atravesada por la cultura y el imaginario social de cada época.
Tenemos que vivir en la misma casa / dormir en camas separadas / hasta que nuestros hijos crezcan / y cada uno pueda seguir su camino. El brasileño Nelson Ned cantaba el tema Dormir en camas separadas en los ’70. La letra de la canción refleja la idea de que el no dormir juntos implica un conflicto en la pareja. Pero en la actualidad, muchos especialistas y quienes optan por esta modalidad, no lo ven como un indicador de ruptura sino lo contrario. En esa misma década, el dormir cobró importancia como objeto de estudio médico. De hecho, la primera reunión internacional de medicina del sueño se hizo en 1972. Preocuparse por este tema, dentro de la historia de la humanidad, es ayer. Ya que recién en los albores de los ’90 empieza a tener relevancia mundial. “Todo es nuevo, lo que no significa que sea una moda. Hay una parte de la medicina que no la veía correctamente”, cuenta Domínguez.
El cine de los ’50 inundó las pantallas de parejas sin colchón común. Doris Day y Rock Hudson dormían en cuartos separados. Lo cual era una garantía de que el sexo sería programado, cuando el hombre –súper macho– se acercara a la mujer y le sacara el camisón. Ya entonces, Hollywood no mostraba otra de las realidades que se vivían: Hudson era homosexual y su muerte fue una de las primeras identificadas a causa del sida.
Pero la cama compartida tiene un inicio en la historia y coincide con el advenimiento de la industria, cuando las casas se achicaron y fue necesario optimizar los espacios. En la actualidad, la Asociación Nacional de Constructores de Casas de Estados Unidos asegura que para el año 2015 el 60 por ciento de los hogares que se construyan tendrán dos habitaciones principales. El psicólogo Ricardo Levy entiende este fenómeno diferenciándolo en nuestra cultura: “En Estados Unidos, cuanto antes se despeguen, cuanto antes se saquen de encima unos a otros, mejor se llevan. Pero los argentinos, somos diferentes. Acá, es más común que la cama sea compartida por más de dos, incluyendo mascotas e hijos, y no tanto las camas individuales en un matrimonio. Acá, cuánto más juntos, más pegoteados y más agarrados estemos, mejor”.

"LOS ISLAMISTAS NO CONTROLAN EL LENGUAJE DE LOS LEVANTAMIENTOS"



Entrevista a Gilles Kepel. Uno de los máximos expertos en el Islam afirma que “estamos asistiendo a una transformación del sistema estructural de las sociedades árabes”.


Por Le Monde.


A comienzos de los ’90, el politólogo francés Gilles Kepel conmovió al mundo académico con dos libros sobre el Islam político: en La revancha de Dios (1991) y Las políticas de Dios, Kepel analizaba el retorno de las religiones al primer plano de la organización política y social en el mundo árabe y rebatía la teoría del Choque de las Civilizaciones propiciada por los neoconservadores para legitimar su “cruzada” contra el Islam. Una década más tarde, la catarata de revueltas pacíficas en el mundo árabe le están dando la razón. El islamismo de núcleo duro, estilo al-Qaeda, ha quedado reducida a una secta desesperada, destinada al basurero de la historia al igual que todos los dictadores apoyados por Occidente como el derrocado presidente tunecino Zine el-Abidine Ben Ali y el ex presidente de Egipto Hosni Mubarak, que solían ser los pilares de la lucha de Occidente contra el Islam radical.
En la actualidad, Kepel dirige el Programa de Estudios para el Mediterráneo y Oriente Medio de la legendaria Facultad de Ciencias Políticas en París. En un artículo escrito para el diario italiano La Republica, sella definitivamente la victoria del Islam como democracia frente al Islam como vanguardia “revolucionaria” de manera contundente: “En la actualidad, los pueblos árabes han superado ese dilema-constricción entre Ben Ali o bin Laden. Han vuelto a entrar en una historia universal que ha visto la caída de los dictadores en Latinoamérica, de los regímenes comunistas en el Este de Europa y también de los regímenes militares en países musulmanes no árabes, como Indonesia o Turquía”, sentencia Kepel.
Luego de semanas de levantamientos tanto en Medio Oriente como en el Magreb, las rebeliones en curso encierran aún muchos enigmas. En esta entrevista con Le Monde, Kepel vaticina la emergencia de un nuevo mundo árabe.
–La intervención occidental en Libia, ¿no modifica acaso la idea de la “primavera árabe”?
–En Libia, el objetivo estricto de la coalición militar es neutralizar la capacidad de acción del ejército de Khadafi, permitiendo sin embargo que las mismas estructuras libias del poder lo obliguen a partir –como sucedió con Ben Ali y Mubarak–, sin lo cual se cambia de centro y se rota hacia una intervención occidental con los calamitosos legados ya experimentados en Irak y Afganistán, como trasfondo.
El problema es que Libia no es, a diferencia de Túnez y de Egipto, una sociedad altamente institucionalizada en la que un jefe de Estado Mayor puede cambiar y ser obedecido por sus tropas para derrocar, asociado a las fuerzas sociales, al presidente. Solamente la caída del coronel provocada por los dirigentes de las grandes tribus convencidos de que Khadafi y su familia son personas no gratas en el mundo y de que será difícil comerciar el petróleo libio, puede asegurar el proceso, sólo así puede pensarse que lo derrocarían.
–¿A quiénes impactará próximamente el efecto dominó? ¿A Yemen? ¿ A Siria?
–Yemen es un híbrido entre civilización urbana y redes tribales, entre los modelos egipcio y libio, si se quiere.
La rebelión urbana en Sana y en Aden se parece a la de la “plaza Tahir” (también hay una con ese nombre en Sana) pero la clave del equilibrio militar sigue en manos de los líderes tribales que aún no han cambiado.
La situación de Yemen, como la de Bahréin, es una fuente de inquietud especialmente para la vecina Arabia Saudita, frágil gigante petrolero, lo que explica la poca diligencia de los Estados importadores de petróleo en sostener transiciones que pondrían en riesgo el suministro cotidiano. Allí está el corazón de las contradicciones que articulan las revoluciones árabes con la renta petrolera y que corren el riesgo de hipotecarles el porvenir.
En Siria, que parecía protegida por su papel de campeona de la resistencia árabe contra Israel, los acontecimientos de Deraa y los que eventualmente podrían seguir, ponen de manifiesto que los cambios podrían surgir en el marco de la sacrosanta unidad impuesta por el conflicto con el Estado judío. Por otra parte, Irán y sus aliados, incluido Hamás, que no están cómodos con las reivindicaciones democráticas que se les reclaman, tienen interés en que este frente entre en actividad.
Es lo que quieren también los halcones israelíes que de este modo se evitan enfrentar la perspectiva de un Estado palestino reconocido por la Asamblea general de la ONU, en septiembre próximo, calificando a los palestinos como socios no fiables y siempre prestos a la violencia. Reavivar el conflicto armado, lanzar nuevas acciones terroristas, es interés de los regímenes favorables al statu quo y contra la aspiración de la sociedades civiles.
–¿Cuáles son las primeras lecciones que nos dejan estas semanas de la “primavera árabe”?
–En este momento, las revoluciones árabes no están más que en los comienzos. Las consecuencias que provocarán en el ambiente, en el suministro de petróleo, en la inmigración y en la relación con Israel están por verse. Sin embargo, se puede afirmar que ya han abierto una nueva fase que cierra la secuencia abierta el 11-S.
– ¿En qué?
–En que el movimiento islámico ve que su franja más radical pierde la partida y que su franja “participacionista”, la que acepta actuar en el seno de la sociedad (contrariamente a aquellos que practican la resistencia armada como el GIA o al-Qaeda) está condenada a adaptarse a la realidad democrática. En Egipto, los Hermanos Musulmanes constituyen la fuerza política más estructurada y con una inmensa red de asociaciones. Pero es interesante señalar que en relación con los recientes acontecimientos todos hablan localmente de la “revolución popular”. Aparecen corriendo en pos de un movimiento cuya iniciativa no les pertenece. En realidad, estas dos tendencias vienen dividiendo al movimiento islámico desde 1990, cuando el enfrentamiento de los islamistas con el poder argelino. Los atentados del 11-S dieron nuevo impulso a los radicales que así ocuparon la agenda internacional durante una década. Pero el ejemplo del martirio ha demostrado que resulta un medio insuficiente para movilizar a las masas a su favor.
Por el contrario, el panorama posterior al 11-S otorgó un indulto a los regímenes autocráticos que se presentaron como los únicos baluartes contra al-Qaeda. Es la obsolescencia del modelo al-Qaeda la que puso fin, por extensión a ese indulto.
–¿Cuáles son los factores que despertaron la aspiración a la democracia en esos países?
–Uno de ellos tiene como modelo la situación turca. La pequeña burguesía piadosa llegada del campo que forma la base social del AKP (Partido de la Justicia y del Desarrollo) demostró que había logrado la eliminación de los militares. El régimen de Ankara es el producto de una alianza entre esa clase media piadosa en ascenso y la gran burguesía cosmopolita de Estambul.
Pero hay que cuidarse de ver en el AKP sólo un partido islamista puro atraído por Irán. La amenaza nuclear iraní lo es también para la vecina Turquía y el AKP está tenso entre tendencias contradictorias radicales o secularizadas. En síntesis, lo que refleja la situación turca es que la marcha hacia la democratización tiene su lógica, que puede entrar en contradicción con la habitual ideología de los Hermanos Musulmanes.
Generalizando, estamos asistiendo a una transformación del sistema estructural de las sociedades árabes. Los islamistas no han logrado controlar el lenguaje de los actuales levantamientos. Existe una considerable diferencia con la revolución iraní de hace treinta años. En esa época, el ayatolá Jomeini logró imponer su retórica y su lenguaje, para subvertirla, a la revuelta democrática contra el sha.
A la inversa los islamistas “participacionistas” egipcios no han logrado hacer prevalecer la suya, lo que está por producirse. Hasta los chiítas de Bahréin usan un vocabulario de “derechos humanos” y democrático. Y si ha habido un fracaso en nuestra diplomacia es el de no haber sabido captar lo que de autónomo y universal tenía este movimiento. Tampoco es seguro que este movimiento siga siendo sólo musulmán o árabe.
–¿Es característico de todas las revueltas este “cambio de sistema”?
–Con toda seguridad, es preciso tener también en cuenta las situaciones locales. El vocabulario es ciertamente común. Pero la sintaxis puede cambiar. Este movimiento nació así en Túnez, en una sociedad culturalmente muy mixta, caracterizada por la fusión entre las clases urbanas y la juventud pobre. Si el este se trasladó a Libia es porque había muy poca transferencia de la riqueza petrolera hacia una región de la que Khadafi desconfiaba…
En revancha, el fenómeno común a todos estos países, es la omnipresencia de la policía secreta (Mukhabarat). Y en tal sentido, uno se pregunta cómo es que regímenes tan autocráticos y policiales han sido tomados desprevenidos por los levantamientos.
–La respuesta es simple. No vieron llegar la generación Twitter, la juventud rebelándose contra las gerontocracias reinantes que ya se habían beneficiado, repitámoslo, de un plazo adicional de diez años a causa de Osama Bin Laden.
–¿Podemos temer vueltas atrás o situaciones como la de Libia? ¿Serán suficientes las movilizaciones generadas a partir de Facebook o Twitter para instalar democracias estables?
–La cara sombría de estas revoluciones es que siguen a décadas de tal represión que han inhibido la capacidad de formar élites de sustitución. No existen, como sucedió en Europa del este, disidentes que salían de las prisiones. Hay que cuidarse de convertir en fetiches las redes sociales formadas alrededor de la Red. En cuanto a la televisión, de la que sabemos cuál ha sido su papel, tiene sus límites. Al Jazeera ha sido criticada por su tibieza desde que Bahréin, Arabia Saudita y Hamás han sido cuestionados, y en Egipto, ha sufrido la competencia de la emergencia de televisoras satelitales.
Los medios egipcios liberados han reconquistado poco a poco el espacio del que se había adueñado la cadena qatari.
Los opositores exiliados por lo general no tienen experiencia política. En Egipto, fue el Consejo supremo de las fuerzas armadas el que reemplazó a Mubarak. Esta vez no se ha nombrado ningún nuevo “Mameluco” (a la inversa de lo que sucedió luego de Naguib y de Nasser, y después con Sadat y Mubarak). Los contrapoderes no se apoyan en ninguna institución. Las élites políticas en gestación deben salir imperativamente del mundo virtual para afianzarse en el terreno. El ciberespacio puede servir de coadyuvante pero no puede ser sustitutivo.
El escenario más negro se produciría si las revoluciones no lograran madurar en el espacio interior.
–¿Qué consecuencias pueden vislumbrarse en el conflicto árabe-israelí?
–Durante largo tiempo ha reinado en Israel la tesis según la cual el Estado judío tendría más interés en tratar con autócratas que con regímenes democráticos. Sin embargo, viendo los resultados se puede dudar. Tratar con dictaduras árabes sólo ha llegado hasta ahora a construir un muro y a vivir en un gueto con respecto a la región. Obviamente, llegar a un proceso como el de Oslo, que buscaba impulsar la paz desde arriba, podría tener a primera vista sus ventajas. Sin embargo, ese proceso finalmente abortó por que no fue aceptado por las sociedades. Por el contrario la situación actual ofrece una histórica ocasión de diálogo entre las sociedades árabe e israelí ¡Lástima! La vuelta de los enfrentamientos indica que los adversarios de los procesos democráticos se hallan siempre bien presentes.

"CANTARÉ SIEMPRE HASTA QUE MUERA"



Pablo Milanés acaba de regresar de un periplo por el interior de Cuba que lo devolvió a los escenarios cubanos luego de 18 años de ausencia.


Por Diego M. Vidal.


“Ha sido una excelente oportunidad para revisitar lugares, gentes y sobre todo, recibir de nuevo todo el cariño con que siempre me reciben mis compatriotas”, asegura el autor de Yolanda y el Breve espacio en que no estás en diálogo con Miradas al Sur desde su casa en La Habana, mientras prepara las valijas para emprender una nueva gira que lo tendrá en Buenos Aires el próximo 7 de abril, para luego cruzar los Andes hacia Chile.
“Afortunadamente, tengo un público extraordinario que me sigue y me respeta”, explica. Y agrega: “En el caso de Chile, fueron muchos años sin ir hasta el año 1998, y el calor con el que me recibieron fue inmenso y lo sigue siendo. En la Argentina, estuve cerrando los actos de celebración del Bicentenario y ha sido todo un lujo ser escogido por mis amigos argentinos para esa ocasión tan importante; por eso nunca dejo pasar más de dos años sin visitar uno u otro país”.
–Hace poco declaró que vivió días de gloria, casi una referencia a una canción tuya que denota un dejo de amargura y añoranza. ¿Cuáles fueron esos días?
–Sí, es un tema que habla de la nostalgia –que por cierto esa palabra le da título a otro corte del disco Los Días de Gloria– por los días vividos, la nostalgia de la ilusiones compartidas, por los proyectos perdidos. Ahora, el mundo que vivimos es otro, al menos para mí, y tanto en Cuba como fuera de ella.
Parco, pero consciente de que sus palabras, Milanés encuentran eco más allá de sus canciones, mide cada declaración suya para evitar malentendidos y manipulaciones, para aclarar su viraje del repertorio más combativo al romanticismo del feeling y el bolero. “En primer lugar, realmente mis primeras influencias fueron del feeling y sin duda de toda la tradición del bolero y la canción cubana en general. Se puede decir que están en mis raíces. Ahora bien, el compromiso social fue llegando en la medida en que me iba desarrollando como un hombre revolucionario. Así que en realidad el feeling y la música cubana se puede decir que fueron primero en mis influencias”, afirma.
Sobre las expectativas de cambios sociales y económicos en el futuro de Cuba es perspicaz en cuanto a sus esperanzas.
–¿Cree que habrá mejoras en el día a día de los cubanos?
–Por supuesto que sí, ningún hombre puede ni debe vivir sin la perspectiva de mejorar las condiciones sociales del medio donde viva. De este modo, creo que en Cuba son necesarios ese tipo de cambios para sostener un modo de vida digno.
–¿Influirán de manera positiva?
–Claro que sí. Los cambios, las transformaciones, aunque a veces sean incomprensibles, difíciles de implantar, etc., siempre nos enseñan algo y por lo tanto son positivos.
–¿Deben ser realizados por los mismos que están gobernando desde 1959?
–Ya he hablado de eso en su momento. Medio siglo es mucho tiempo y es indudable que ese tipo de cambios debe ser ejecutado ya por una nueva generación, quizás heredera de los gobernantes actuales, pero sin duda nueva.
–En Cuba, se suele ver al joven como un sujeto muy desalentado. ¿Es así?
–En términos generales yo veo al joven cubano muy desinformado sobre la realidad del mundo actual y eso conlleva a una actitud de estancamiento en las ideas. Aún así existen grupos de jóvenes, al menos en el ámbito artístico –que es el que yo más conozco– que están creando algunas formas de expresión innovadoras y críticas con el mundo en el que viven y se desarrollan.
–En algún momento se distanció geográficamente y hasta se llegó a decir que se había exiliado.
–Nunca me he distanciado geográfica ni simbólicamente de Cuba, de hecho, he vivido siempre y sigo viviendo en La Habana.
–¿Cuál sería hoy su mensaje en una canción si tuviera que hablar de la actualidad cubana?
El mensaje podría ser cualquiera, el afán creativo es el que se impone. Recuerda que la canción es un hecho artístico, no una proclama ni un titular periodístico.
Padre prolífico (con “siete hijos propios y dos como si lo fueran”, precisa), la música es parte de los genes familiares.
–El apellido Milanés tiene vigencia garantizada.
–Pues sí, todos mis hijos han crecido y se han criado con música de todo tipo. Mis hijas Lynn y Haydée se dedican a la música de forma profesional y el resto, de alguna manera, también están muy vinculados a la música.
–Cumplió 68 años y su voz suena intacta. ¿Hasta qué edad se ve cantando?
–Cantaré siempre, hasta que muera.

PENURIAS DE LOS TRABAJADORES GOLONDRINAS



Un paper interno del Inta y Agricultura revela los problemas de educación y salud que sufren aquellos que realizan tareas agrícolas.


Por Pablo Galand.


A partir de las condiciones de absoluta precariedad que atraviesa una porción mayoritaria de los trabajadores rurales, cuadros técnicos del Ministro de Agricultura y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria han elaborado un paper de consumo interno que permite establecer un diagnóstico del sector. El trabajo se enfoca, particularmente, en la situación del trabajador migrante temporario, que es que se encuentra más desprotegido y sufre las mayores explotaciones laborales.
El informe señala que en un universo de aproximadamente un millón de trabajadores rurales, la mitad queda comprendida en la categoría de trabajadores temporales o golondrinas. Las migraciones suelen provenir de las provincias del NOA y del NEA del país, y de países limítrofes como Bolivia y Paraguay “caracterizando al movimiento en un sentido generalmente de Norte a Sur del país”.
Uno de los principales aspectos negativos que presenta el trabajo golondrina es del elevado incumplimiento de las leyes que fijan la relación contractual laboral como los aportes jubilatorios, la utilización de trabajo infantil, la falta de seguro de accidentes de trabajo y de cobertura de salud.
El informe describe además los problemas que sufren este tipo de trabajadores y que excede lo que tiene que ver con lo estrictamente laboral. En el aspecto educativo, señala la falta de escolaridad en las zonas receptoras para los hijos de los migrantes, que conlleva a que “a los mayores se los haga trabajar y que los más pequeños queden sin cuidado durante las horas de trabajo de sus padres”. En lo que tiene que ver con la salud, indica que existe una insuficiente infraestructura de salud y falta de atención médica en las zonas receptoras, “lo cual muchas veces determina colapsos en los hospitales zonales”. También indica que muchos de los trabajadores migrantes no tienen documentos de identidad personales y, por lo tanto, impide su registración y favorece el pago de salarios menores. Sostiene que en el caos de los trabajadores extranjeros se da una situación similar con aquellos que presentan irregularidad en su documentación.

AUMENTAN LOS FEMICIDOS EN EL PAÍS



La forma más extrema de violencia hacia la mujer crece. En el primer semestre de 2010 hubo 126 muertes de este tipo. En la gran mayoría los autores son ex parejas, concubinos, esposos y novios.


Por Raúl Arcomano.


Edith Venegas tenía 49 años. Su cuerpo fue hallado con golpes y magullones. Su pareja, un policía en actividad, fue detenido por el homicidio. Gabriela López fue asesinada de un tiro en la cara en la casa de su novio: la chica de 16 años quería terminar la relación y el joven no lo aceptó. Verónica Presson fue estrangulada en Córdoba por su ex marido, que luego se ahorcó. El esposo de Karina Giménez también se pegó un tiro, pero antes la mató a ella de un disparo. Margarita Riestra tenía 51 años y fue apuñalada por su marido, en Santiago del Estero. Fue justo el día anterior a la primera audiencia para acordar la separación.
Estas muertes no tuvieron tanta repercusión en los medios como las muertes de Fernanda Lemos o Valeria Romero Azar. Los novios de Fernanda y de Valeria también están sospechados de matarlas. Los cinco crímenes mencionados sucedieron sólo en septiembre. Cinco mujeres de edades diferentes, de diferentes puntos del país y con diferentes historias de vida. Pero con un mismo final: una muerte violenta. Este tipo de muertes tienen nombre: femicidios. Es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres: el asesinato cometido por un hombre que considera a la mujer como parte de su propiedad. Hoy no es en la calle donde las mujeres están en peligro. Es en las cuatro paredes del hogar, donde muchas mujeres son golpeadas, amenazadas, violadas y muertas por sus parejas. No hay cifras oficiales sobre estos crímenes, pero los organismos no gubernamentales denuncian que aumentan día a día. Sólo en el primer semestre de este año se contabilizaron 126 femicidios.




¿Qué es y qué significa femicidio?






Desde la asociación La Casa del Encuentro explican: “Es la última instancia de un ciclo de violencia que comienza con celos, descalificación, control, humillación, insultos, luego el pedido de perdón. Sin embargo, este ciclo vuelve a comenzar cada vez con más agresión. Después llegan los golpes, las patadas, los empujones, hasta terminar en muchos casos con el asesinato de la mujer maltratada. El término femicidio es político: es la denuncia a la naturalización de la sociedad hacia la violencia sexista”. La ONG agrega que el concepto fue desarrollado por la escritora estadounidense Carol Orlock, en 1974. Y que se empezó a usar públicamente dos años después por la feminista Diana Russell.
La Casa del Encuentro realiza desde hace unos años un informe sobre los femicidios en el país. El último abarca el primer semestre de 2010. Para hacerlo, se levantan noticias sobre crímenes contra mujeres de las agencias de noticias Télam y DyN y de 120 diarios de distribución nacional y provincial. El informe habla de femicidios “vinculados”. Son aquellos de personas que: o intentaron ayudar a una víctima y fueron asesinadas por el femicida; o tenían un vínculo familiar o afectivo con la mujer y fueron matadas para castigar y destruir psíquicamente a la mujer a quien consideran de su propiedad.
Del 1 de enero al 30 de junio se registraron 126 femicidios, y femicidios vinculados de mujeres y nenas. Son muchos más que los 90 contabilizados en los primeros seis meses del año pasado. En la gran mayoría de los casos los sospechosos son esposos, concubinos, ex parejas o novios. Sólo en 18 casos las víctimas habían hecho denuncias por amenazas o violencia contra los que terminaron siendo sus asesinos. El Observatorio de Femicidios en Argentina está conformado por diversas ONG de todo el país. Lleva el nombre de Adriana Marisel Zambrano. Fue una joven de 28 años que fue asesinada a patadas y trompadas en Palpalá, Jujuy, por su ex pareja. Sucedió en 2008. José Manuel Alejandro Zerda fue sentenciado a sólo cinco años de prisión. Zambrano tenía al momento de su muerte una beba de nueve meses de vida.
“Sólo con este conteo ya estamos superando a España”, dice el psiquiatra Enrique Stola a Miradas al Sur. “Y eso –agrega- que no se cuentan los casos de los mujeres que se suicidan presionadas por sus maridos, o que mueren de enfermedades relacionadas con el estrés y la somatización de la violencia. Son muertes ocultas por esas patologías”. Según el diario El País de España el número de mujeres muertas por la violencia “machista” –como la llaman allá- asciende a 55, el mismo que en todo 2009. La gran mayoría murió sin que las autoridades tuvieran constancia de que estaban siendo maltratadas. Acá en la región es similar, claro: los países con índices más significativos de violencia hacia las mujeres en Latinoamérica son México, Guatemala, Costa Rica, Chile. Argentina no se queda atrás.



Las violencias.






Quien también está elaborando cifras es la Oficina de Violencia Doméstica (OVD). “Hay que tener en cuenta que las estadísticas contribuyen a diseñar una política pública”, expresó a Miradas al Sur la vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia, Elena Highton de Nolasco. Según los datos de la OVD en dos años –entre septiembre de 2008 y 2010- ingresaron a esa oficina 12.870 casos y hubo 6.400 consultas informativas. El 80 por ciento de las denuncias son de mujeres, de una franja etaria que va de los 30 a 39 años. El 20 por ciento resto, chicos de 1 a 18 años. El 90 por ciento de la violencia denunciada es psicológica, el 67 por ciento física, el 30 por ciento económica, y el 12 por ciento sexual. Y el nivel de riesgo, observado en 9.196 casos: altísimo y alto en el 48 por ciento, medio en el 38 por ciento y bajo en el 14 por ciento. Otro dato: sólo seis casos tuvieron sentencias condenatorias.
Stola dice que es una falla la falta de estadísticas oficiales sobre femicidios. Y destaca la visibilización. “Se empieza a hablar de crímenes contra mujeres. El tema tendría que estar en la agenda del Gobierno y de todos los partidos políticos. Estas muertes tendrían que prevenirse con educación. Enseñarles a las chicas y a las mujeres a detectar a los hombres violentos. Debe haber refugios para que las mujeres sean sostenidas y protegidas. También hay un serio problema con la policía y la Justicia: en muchos casos trabajan mal y no les dan a las mujeres que pasan por situaciones de violencia las respuestas adecuadas. No toman denuncias, les dicen que vuelvan a sus casas o intentan fallidas revinculaciones. A veces tampoco hay protección de la familia. Mientras, las mujeres se mueren”, denuncia Stola. Sobre ese tema también está trabajando otra área de la Corte: la Oficina de la Mujer, que depende de la jueza Carmen Argibay. Lo que está promoviendo esta área es la realización de talleres de capacitación para incorporar la perspectiva de género en la Justicia.
Para Diana Maffía, la categoría de femicidio se está elaborando y trabajando, porque no existe en el Código Penal. “Considero que un femicidio es cuando una mujer muere al practicársele un aborto clandestino. Cuando una mujer es asesinada en una zona de explotación de la prostitución. Y también las que son matadas por sus parejas. Todos estos crímenes tienen en común la condición de fragilidad de la mujer”, indicó a Miradas al Sur. La diputada porteña, investigadora y doctora en Filosofía sostiene que “el crimen pasional no tiene que ver con el amor, tiene que ver con el poder. Son crímenes hasta por encargo, planificados, que nada tienen que ver con la pasión”. Y agregó: “Es real que algunos de estos crímenes están teniendo mayor visibilidad. Se ve que cada crimen no es un hecho aislado. Hay que tener cuidado, eso sí, en cómo se comunican estos crímenes. Porque en muchos casos hay un efecto contagio, como sucedió en el caso de Wanda Taddei”.
“Tenemos una ley que protege a las mujeres víctimas de violencia. Cada día de demora son miles de vidas en riesgo que no se están protegiendo. Es urgente ponerla en funcionamiento y que sus voces sean escuchadas”, sostuvo en un comunicado Gabriela Boada, directora ejecutiva interina de Amnistía Internacional Argentina. El organismo ve como prioritaria la necesidad de atender la situación de violencia contra de las mujeres, haciendo efectiva la ley para hacerle frente a la matanza de cientos de mujeres por su simple condición de género. Se refieren a la Ley 26.485, recientemente reglamentada. La ONG La Casa del Encuentro también reclama que se destine un presupuesto para que la ley se empiece a implementar.