martes, 30 de noviembre de 2010

MIRADAS DE LA PATRIA GRANDE


La serie de entrevistas televisivas que el sociólogo y senador porteño por el Frente para la Victoria Daniel Filmus realizó con once presidentes de la región ahora tiene forma de libro, con el agregado de testimonios, anécdotas o ideas que no pudieron incluirse en los programas.


Por Silvina Friera

Una película memorable, de esas que nunca se olvidan, se proyectó en Brasilia. Daniel Filmus fue testigo de un acontecimiento fundacional: la primera reunión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en mayo de 2008. Los ojos del senador nacional le tomaron el pulso al nuevo paisaje que resquebrajaba la formalidad tan almidonada de ese tipo de eventos. Dos mujeres brillaban con su presencia: Cristina Fernández y Michelle Bachelet. La mitad de los presidentes no usaba corbata, minucia estética de un cambio que va más allá de la mera apariencia. La heterogeneidad de los rostros de quienes estaban en el salón era una rotunda evidencia que rompía con una tradición histórica. Evo Morales, el primer mandatario latinoamericano que proviene de una comunidad originaria –descendiente de una familia aymara– y que tantas veces escuchó el latiguillo de los sectores oligárquicos, “hay que tumbar al indio”, es una de esas evidencias. La mirada del observador se detuvo en otros rostros que denotaban el mestizaje y la integración de las culturas europeas con las nativas. Uno de los participantes tenía antepasados africanos; otro, rasgos propios de los habitantes de la India. Contrariamente a lo que podía esperarse, las sorpresas continuaban a la orden de la mirada. Los abogados no eran mayoría. Había (hay) un dirigente campesino cocalero, un obrero metalúrgico, dos médicos –una pediatra y un oncólogo–, un militar de izquierda elegido democráticamente (Hugo Chávez); un economista “antineoliberal” y, sin dudas, el más innovador: un obispo renunciado y tercermundista. Impactaba al oído la sustitución de los modos. Ni “excelencia” ni “doctor” o “doctora” se escuchaban por ahí. Preferían usar –con complicidad y hasta con orgullo– el “compañero” o “compañera”.


De esa película memorable que vio el sociólogo y senador porteño por el Frente para la Victoria surgió el proyecto de retratar el momento que está viviendo América latina, a través de una serie de entrevistas televisivas que cruzarían el relato autobiográfico con la historia y las realidades de cada uno de los pueblos de la región. El material, los diálogos con once presidentes, se convirtió en programa de televisión, que se vio por Canal 7 y Encuentro. Ahora llega en formato libro, con el valor agregado de testimonios, anécdotas o ideas que no pudieron incluirse en los programas. En Presidentes: voces de América latina (Aguilar), Filmus indaga acerca de cómo las historias de vida y los contextos en los cuales se desarrollaron contribuyeron a conformar las ideologías y los compromisos políticos de los presidentes entrevistados: Cristina Fernández; Inácio Lula da Silva, de Brasil; Tabaré Vázquez, de Uruguay; Fernando Lugo, de Paraguay; Evo Morales, de Bolivia; Alvaro Uribe, de Colombia; Michelle Bachelet, de Chile; Rafael Correa, de Ecuador; Hugo Chávez, de Venezuela; Oscar Arias, de Costa Rica, y Daniel Ortega, de Nicaragua. “Es la primera vez que tenemos en América latina tantos presidentes de origen humilde o de sectores medios bajos”, dice Filmus en la entrevista con Página/12.


–En el conjunto de entrevistados, Uribe es el más diferente. ¿Cómo fue entrevistar a alguien que tiene como caballito de batalla el tópico de la seguridad?


–Yo había leído mucho sobre la vida de Uribe y sobre sus posiciones políticas, con las cuales no estoy de acuerdo. Todos me decían que las entrevistas no podían durar más de quince minutos o media hora; que no íbamos a poder hacerle una pregunta personal; que no iba a dejar que entraran sus sentimientos; que era una persona muy dura. Para mí fue bastante asombroso porque al final duró como dos horas. Uribe se enganchó y dijo cosas que reflejan su personalidad. A la pregunta de cómo quieren que se los recuerde, que se la hice prácticamente a todos, Uribe contestó: “Nunca se rajó”. No le preocupa lo que deja sino que le interesa que se diga que fue un tipo valiente.


–Una constante en las historias de vida es la idea de perseverancia, de sacrificio y esfuerzo. ¿De qué modo interpreta como sociólogo estas coincidencias?


–Una característica común en varios de los presidentes es que tuvieron que vencer las adversidades que les puso la vida tempranamente. La adversidad de Lula es inmensurable; la de Evo también, cuando cuenta que su familia compró un catre por primera vez cuando vino a la Argentina, o su situación en la escuela, en la que creían que era mudo porque no hablaba español. Además de la adversidad, aparece un vínculo muy particular con la madre. Cristina habla de la madre, Lula también; Lugo tenía preso al padre y se apoyó en la madre. Uribe recuerda que fue a su primer acto político de la mano de su madre. El único momento en que se rió fue cuando le pregunté cuándo le soltó la mano a la madre. Si uno buscara características de la estructura familiar o de tipo psicológico, aparecen estas dos cuestiones: haber pasado adversidades y el papel que tuvieron las madres. En el caso de Bachelet, cuando recuerda la muerte de su padre después de las torturas, en el momento más difícil de la dictadura de Pinochet, se emociona mucho. La madre de Bachelet dice que lo más terrible es que lo hayan torturado los amigos, los camaradas de armas, los compañeros de promoción. Muchos de los presidentes latinoamericanos estuvieron presos. Lula estuvo preso cuando murieron su padre y su madre. Hay situaciones que los marcaron fuertemente. Toda la entrevista con Tabaré es una analogía entre ser médico y ser presidente. Y la importancia que tiene el hecho de escuchar; permanentemente habla del presidente como un hombre que escucha. El tema de la escucha, que lo marcó a él de chiquito, es una cuestión que lleva de la medicina a la presidencia. Y que lo hizo un presidente distinto.


–En la entrevista a Cristina Fernández impresiona el momento en que ella reconoce que siente “terror al dolor físico”, cuando está demostrando una fuerza increíble para resistir el dolor de la muerte de Kirchner.


–Retrospectivamente y comparando las dos cuestiones, Cristina dijo que éste es el momento más doloroso, pero no el más difícil; fíjese en su capacidad ante la adversidad para, a través de la actividad política y la responsabilidad por la presidencia, poder estar en estos días enfrentando la pérdida de su compañero.


–Durante el velatorio estuvieron varios presidentes, muchos de los que usted entrevistó en el libro: Chávez, Evo, Lugo y Lula.


–Lo que hizo Lula fue increíble. Estaba a dos días de la elección, de la segunda vuelta, y le dedicó unas cuantas horas de su vida solamente a estar con Cristina. Lula es un fanático de la Unasur; para él fue muy importante la reunión en República Dominicana por el conflicto entre Colombia, Ecuador y Venezuela. Lo que Lula plantea es que históricamente se resuelven estas cuestiones en la OEA o en la Corte Internacional; pero él es partidario de una Corte latinoamericana. En el caso de Botnia, se pregunta por qué la Argentina y Uruguay fueron a la Corte de La Haya y no pudimos tener nosotros, entendiéndonos como nos estamos entendiendo, una Corte en América latina que resuelva conflictos con una perspectiva y una mirada propias.


–¿Cómo explica esta nueva institucionalidad en la región de la mano de la Unasur? ¿Cree que es el resultado de la reacción ante el neoliberalismo de los ’90, o un cambio más estructural?


–En el fondo está la problemática de si es una reacción a los ’90, al Consenso de Washington y a las “relaciones carnales”, si es una reacción momentánea y después volvemos a otro vínculo con el Norte, o es una nueva manera de integrarnos. Lula, Chávez y Cristina tienen una mirada estratégica. El Estado recupera espacios en varios países de la región, pero con miradas distintas. Los modelos sociales no son homogéneos; cada uno tiene que ver con su propia estrategia de desarrollo y de crecimiento. Cuando se habla del socialismo del siglo XXI, hay varias miradas. Hay cuatro presidentes que hablan de socialismo: Chávez, Evo, Correa y Ortega. La impregnación de lo originario en Bolivia y en Ecuador es muy distinta a la de Venezuela y Nicaragua; el modelo social de Bolivia es un socialismo que recupera los orígenes de lo que fue el movimiento indigenista en América latina y las culturas precolombinas. El que tiene el modelo más cerrado en el discurso es Correa, que claramente plantea qué cosas tomaría y no tomaría de Marx. Y está el modelo argentino, con fuerte presencia del Estado, sin ser socialista ni plantearse en ningún momento una estrategia vinculada con el camino socialista tradicional. Lo que está por verse es si es un camino nuevo o es simplemente una reacción frente a los ’90. Son tantos años de colonización, tantos años de modelos neoliberales, que se necesita mucho tiempo para institucionalizar modelos alternativos. Todos los presidentes destacan la importancia de la educación. Nadie dice que resolvió los problemas educativos; faltan décadas para que se expresen en la práctica los esfuerzos que se hicieron. Pero todos confían en que la educación en el mediano plazo va a garantizar que los modelos sean sustentables.


La región tiene cuentas pendientes. Filmus repasa y analiza esos desafíos. “América latina mejoró fuertemente la plataforma básica de condiciones de vida de los sectores sociales que estuvieron muy postergados y excluidos –explica–. Pero todavía tiene dificultades en resolver el tema de la igualdad. La democracia con de-sigualdad genera insatisfacción. Los países de América latina, se repite una y otra vez, no son los países más pobres, pero sí los más desiguales. En el último informe del PNUD, en casi todos los países baja notablemente el nivel de desarrollo cuando lo corregís por desigualdad. En los últimos años, especialmente Venezuela y Brasil son los que más corrigieron, también la Argentina y Bolivia han avanzado en disminuir las condiciones de desigualdad; pero antes de la década de los ’90, la Argentina, Costa Rica y Uruguay eran los que mostraban los niveles de igualdad más altos.”


–Sólo el Estado puede corregir las desigualdades; pero a mayor intervención, aumenta también la confrontación, ¿no?


–Está claro en todos los países la confrontación que tienen esos Estados contra los poderes reales, al no ser sólo espectadores y obedecer al libre juego del mercado. Uno a uno, todos los presidentes plantean con quiénes se enfrentan. El relato del intento de fusilamiento a Chávez y el “hay que tumbar al indio” (por Evo) permiten ver que los enemigos de los procesos de cambio son poderosos, y no quieren que se consolide la institucionalidad democrática cuando los gobiernos son progresistas.


–¿Cree que el siglo XXI, como plantean algunos de los presidentes, es el siglo de América latina?


–En estos días se ve la profundización de la crisis de los países centrales, con las movilizaciones de los trabajadores en Francia por las políticas de ajuste que se están aplicando, o el revés electoral que sufrió Obama como castigo por la crisis económica. O el 20 por ciento de desocupación en España y el bajo nivel de popularidad que tiene Zapatero. Está claro que los países emergentes, por llamarlos de alguna manera, son los que más vienen creciendo. Lo interesante son los consejos que nos dan los países en crisis. Quieren descargar la crisis en nuestros países, pero no pueden. Quieren, por ejemplo, que los argentinos depreciemos nuestra moneda para poder entrar con todos sus productos. Nos dan consejos contrarios a los que nos daban antes. Hoy dirían “para qué queremos tantas reservas”; les gustaría que liquidemos nuestras reservas en consumo para que puedan entrar, insisto, más productos. Si es el siglo o no de América latina, va a depender mucho no sólo de la economía sino de la política. Uno diría hoy: ¡es la política, estúpido! La Argentina es el caso más notable en el que sus políticas generan condiciones económicas muy distintas. La gran explicación de nuestro crecimiento está en el mercado interno. Y esto choca de frente con las ideas de la historia del derrame de los ’90. Acá la apuesta fue al revés: distribuyamos, que la distribución va a generar demanda, la demanda va a generar mayor producción y eso va a generar mayor igualdad, y a su vez mayor crecimiento. La Argentina vuelve a crecer al 9 por ciento, cuando los países centrales no pueden crecer más que al 1 o al 2 por ciento. Este crecimiento del 9 por ciento implica tomar decisiones políticas muy fuertes, que en general tomó América latina desde una perspectiva contracíclica. El Estado, tanto en Brasil como en la Argentina, rompió ciertos mitos sobre el uso de las reservas, para que jugaran un papel contracíclico en el momento de la crisis financiera. Es muy difícil decir si va a ser el siglo de América latina; en este mundo no se puede predecir lo que va a pasar mañana. Pero están dadas las condiciones para que, si las políticas son acertadas, no sólo salgamos de la dependencia histórica que tuvimos sino que esto se refleje en mayor crecimiento. Siempre y cuando los beneficios de ese crecimiento lleguen a todos y no sólo a una pequeña minoría, que fue lo que siempre pasó en la Argentina cuando creció, excepto en la época del peronismo.


Filmus revela que hizo un cálculo para la Unesco y aclara que sólo se aplica al rubro educativo. “Con lo que Estados Unidos invirtió en asistir al sistema financiero sólo el primer día, el mundo estaba en condiciones de resolver los objetivos educativos para 2015: alfabetizar a todos los chicos y a todos los adultos. ¿Por qué salvar al sector financiero? ¿Por qué no salvar a los chicos?” El senador deja rebotando la respuesta. No la dice de viva voz porque ya la dijo. Pero en sus ojos se lee el “nuevo” estribillo que impone la región: “¡Es la política, estúpido!”.


Un documento histórico


“Yo tenía más experiencia en escribir libros que en hacer entrevistas”, dice Daniel Filmus. Presidentes: Voces de América latina es una especie de “diario íntimo-político” de once presidentes de la región. “Si bien como investigador estoy más acostumbrado a hacer trabajos vinculados con datos secundarios, análisis estadísticos y procesos, pocas veces había trabajado con entrevistas en profundidad. En realidad, los sociólogos tenemos las dos perspectivas: lo más cuantitativo y lo más cualitativo.” El esfuerzo de las entrevistas estaba puesto en la relación entre la historia del país y el relato de vida de cada uno de los entrevistados. “La envergadura de los personajes quizá me retuvo más en la historia de vida que lo que hubiera querido respecto de la vinculación con la historia de sus países. Pero están sus miradas políticas hacia el futuro”, subraya el sociólogo. “Si hubo un mérito en este libro, es haber conseguido las once entrevistas. Va a quedar como un documento histórico; un relato de América latina contado por los personajes que lideraron este proceso, que esperemos que perdure en el tiempo. Sin lugar a dudas es un momento muy especial.”


Modelo de ciudad


“Varias veces dijimos que era muy temprano para hablar de candidaturas –advierte Daniel Filmus–. Tenemos que pasar esta profunda tristeza y conmoción, y apoyar fuertemente a Cristina en la conducción del gobierno. Después ella misma tiene que definir los tiempos y las perspectivas hacia 2011. Queremos que Cristina sea la candidata; todos los sectores, ya no sólo del kirchnerismo, están en la expectativa de que lo mejor que les puede pasar al país y al proceso que iniciamos en 2003 es que tenga continuidad para afirmar las transformaciones que se vienen realizando.” El senador cuenta que está participando en la conformación de la Corriente Nacional de la Militancia Política y Social, “una fuerza nacional y popular que quiere ser una alternativa progresista frente al macrismo”.


“A esta altura, pensar que Macri es ineficiente es hablar bien de él, ¿no?”, ironiza. “La ineficiencia sería algo perdonable al lado de políticas dirigidas a no defender lo público, a la falta de sensibilidad frente a los que menos tienen, hasta cuestiones represivas y persecutorias a los estudiantes secundarios.” Filmus aclara que la fuerza decidirá quién será el candidato a gobernador por la Ciudad. “Por supuesto que iremos a dar la pelea, si yo estoy en mejores condiciones”, subraya el senador.


–¿Va por la revancha?


–No lo veo como una revancha, no es como el fútbol (risas). Tampoco es algo personal; lo veo como una posibilidad concreta de que cada vez que me tocó estar en la gestión pública pude unir progresismo con eficiencia, que me parece decisivo para gobernar Buenos Aires, ciudad que tiene muchos desafíos por resolver, que necesita una transformación profunda y alguien que pueda pensarla integralmente. Hoy no haría una campaña para discutir con Macri cuántas viviendas hacer porque él no hizo las tres mil que prometió. No se resuelve el tema del transporte cambiando de mano las calles. Me parece que lo que hay que discutir es un modelo de ciudad.


MUJERES MIGRANTES


Por Gloria Camacho**

La migración internacional contemporánea no puede explicarse únicamente como consecuencia de los efectos de “expulsión” de los países de origen de las migraciones, sino que hay que comprenderla dentro del contexto social, económico y político mundial. Es necesario resaltar el papel fundamental que han jugado los procesos de globalización y de liberalización económica; el predominio de la economía del mercado que fomenta la competencia y la resolución individual de la supervivencia; sin desconocer el desarrollo tecnológico que han facilitado el transporte, las comunicaciones y la circulación permanente y casi simultánea de información. La globalización ha producido una refuncionalización de las migraciones a nivel global, debido a que los mercados de los países más ricos demandan mano de obra barata para mantener la economía sumergida, en la que se asienta gran parte de su desarrollo y prosperidad. Los procesos de urbanización de las grandes ciudades y el impacto de los cambios económicos globales han generado una nueva estructura social de las urbes que se expresa en transformaciones profundas de la organización del trabajo, en una polarizada distribución de los ingresos y una modificación de los patrones de consumo. Estos cambios han acentuado las desigualdades socioeconómicas al interior de las ciudades y países, como también entre las distintas regiones del orbe.


Una de las principales características y modalidades de las corrientes migratorias actuales es la progresiva incorporación de las mujeres a los movimientos migratorios transfronterizos, llegando a constituir la mitad de la población que se desplaza por el orbe. Si bien las mujeres siempre han formado parte de las migraciones internas e internacionales, sea para apoyar el proyecto migratorio de los hombres de su familia o por cuestiones económicas, el desplazamiento actual se caracteriza porque las mujeres ya no viajan para acompañar a sus pares masculinos, sino que lo hacen de forma autónoma y con fines laborales orientados a garantizar su subsistencia y la de sus hogares.


Hay una clara relación entre la feminización de la fuerza de trabajo y de la pobreza producidas en el contexto del desarrollo capitalista y de la globalización económica, con la cada vez mayor presencia de mujeres en los movimientos migratorios. En los países de destino de la migración, y en España en particular, la creciente feminización de la fuerza de trabajo, junto al envejecimiento de la población y a la nueva división del mercado laboral, son factores claves que han conducido a que la reproducción social se resuelva comprando una serie de bienes y servicios en el mercado, o contratando a otras mujeres, generalmente inmigrantes, para realizar el trabajo doméstico y las tareas de cuidado que demanda un hogar. Se trata de un proceso de externalización y mercantilización del trabajo reproductivo, realizado sobre la base de las ventajas o desventajas que provienen de la condición de clase y la pertenencia étnica de las mujeres, poniendo en evidencia la permanencia de la estructura patriarcal y profundizando las asimetrías intragénero a nivel transnacional.


En el caso particular de la migración ecuatoriana hacia España, mirada desde el contexto de origen, constatamos el impacto del deterioro socioeconómico sufrido por el Ecuador a partir de la aplicación de las políticas de ajuste y de promoción de las exportaciones, las mismas que no lograron reactivar la producción ni superar el estancamiento económico sino, más bien, profundizaron la pobreza, la exclusión y la desigualdad social, étnica y regional. A finales de los noventa esta situación se agravó por una serie de factores del contexto internacional y nacional provocando, entre 1998 y 1999, la más severa crisis económica y social de la historia reciente ecuatoriana, marcada por una profunda inestabilidad política, un fuerte descontento popular y una pérdida de credibilidad en el país.


Hemos comprobado cómo el contexto nacional de crisis y la pérdida de perspectivas de futuro entre la población crearon un marco propicio para generar un movimiento migratorio nunca antes visto, pues más de un millón de ecuatorianos, equivalentes a una sexta parte de la fuerza laboral, abandonaron el país en el último decenio. La información recabada indica que la debacle económica y financiera golpeó y empobreció sobre todo a las capas medias y bajas del Ecuador que al ver reducidas sus condiciones de vida, optaron por buscar nuevas oportunidades en el exterior. Al determinar el sector socioeconómico de la población migrante ecuatoriana, pudimos constatar que está conformada por mujeres y hombres urbanos, con una importante formación y experiencia laboral, pero también con recursos para afrontar los costos que demanda un viaje hacia el extranjero. Asimismo, determinamos que, aunque en menor escala, los pobres también engrosaron los flujos migratorios, sobre todo partieron hombres pertenecientes a familias campesinas o vinculadas a la actividad agrícola; quienes contaron con el apoyo de emigrantes previos y de las redes que funcionan en las zonas de antigua migración, sobre todo en el Austro serrano.


Además de ser perjudicadas por el deterioro socioeconómico provocado por la crisis, las mujeres enfrentaron una agudización de las discriminaciones de género en el mercado laboral, en aspectos como salarios, desempleo, pérdida de empleo, condiciones de inserción laboral, subempleo. Por ello, sin desconocer la intervención de otras variables como la presencia de redes o las motivaciones de género, concluimos que el empobrecimiento y el deterioro de las condiciones de vida de los hogares, la discriminación en el mercado de trabajo, el alto desempleo femenino y la sobrecarga de responsabilidades a raíz de la crisis fueron factores determinantes para que las mujeres ecuatorianas salieran en busca de mejores oportunidades en otros países.


La migración femenina actual ha dejado de ser exclusivamente el resultado de una estrategia familiar. Las motivaciones de las mujeres no son sólo de orden económico o relacionadas con el empleo, sino que incluyen razones de índole personal y de género en forma significativa, como son: alejarse o huir de contextos familiares conflictivos o de relaciones de pareja maltratantes, el afán de superar las dificultades que implica la jefatura de hogar femenina; o, la búsqueda de mayor autonomía, de nuevos horizontes y de otras oportunidades para su desarrollo personal. Estos hallazgos dan o amplían de contenido a la afirmación de que las movilizaciones humanas son multicausales y que el sistema de género juega un papel fundamental en los procesos migratorios femeninos.


El perfil de la población ecuatoriana emigrante es amplio y diverso, incluye a mujeres y hombres de todas las edades y estratos sociales, procedentes de las distintas regiones y áreas de la geografía nacional. No obstante, hemos evidenciado que hay una clara feminización de la corriente, un predominio de población joven, y perteneciente a los sectores medios bajos urbanos. Las principales características de las mujeres migrantes que hemos determinado, señalan que más del 70% son jóvenes en plena edad productiva y reproductiva; que tres de cada cuatro son de origen urbano; que la proporción de mujeres en los flujos migratorios es mayor en las zonas con alta incidencia de desempleo; y, que existe un predominio de solteras y un número significativo de jefas de hogar. La escolaridad de las mujeres de nuestro universo de estudio es de 11,7 años, valor superior a la media nacional de 8,4 años y a la urbana que llega a los 9,7 años de estudios.


Otros rasgos novedosos de la migración femenina reciente es que las mujeres se dirigieron hacia nuevos destinos, sobre todo a España e Italia; que muchas veces viajaron liderando los proyectos migratorios familiares o locales; que lo hicieron como trabajadoras independientes; y, que se constituyeron en piezas claves de la subsistencia de sus hogares, aportando a la dinamización económica de sus lugares de origen.


La información y el análisis de la trayectoria laboral de las inmigrantes ecuatorianas nos permite afirmar que hay un radical cambio en el tipo de trabajo que realizaban las mujeres en el país de origen, con relación al que hacen en destino, pues su nueva inserción es en ocupaciones de menor estatus, donde su formación y experiencia es subutilizada. Hemos encontrado que la principal mudanza es la masiva inserción de las mujeres en el servicio doméstico; ya que mientras en el Ecuador menos del 10% laboraba en esa rama, al llegar a España el 81% lo hicieron y, al momento actual, el 61% de mujeres realiza dicha actividad. De otro lado, verificamos que las mujeres pierden presencia en las ramas de mayor prestigio, como es el trabajo en servicios sociales, en salud o educación.


Otro cambio que hemos observado en la trayectoria laboral de las mujeres es con respecto a la categoría de ocupación, pues en España más del 90% de inmigrantes ecuatorianas son trabajadoras asalariadas, cifra muy superior al 57% que se ubicaban en dicha categoría en origen. En consecuencia, mientras en el Ecuador el 26% trabajaba de forma autónoma, en España apenas el 2,1% pueden hacerlo. En términos de estatus también se encuentra un descenso significativo, ya que del 11% de mujeres que eran patronas o socias activas en el país de origen, ninguna estuvo en esa categoría en la fase de llegada al país de destino y, actualmente (5,2 años de estadía en promedio) sólo un 5% de ecuatorianas se ubican en esta categoría. Los datos y los testimonios presentados en el estudio ponen de manifiesto las pocas posibilidades de laborar por cuenta propia y las escasas oportunidades de movilidad ocupacional ascendente que existen en España para las mujeres, y para la población inmigrante en general.


Al comparar el grupo de ocupación en que se encontraban las inmigrantes ecuatorianas en el trabajo realizado antes de salir de su país, con el primero y último realizados en España, constatamos la degradación laboral y la subutilización de sus conocimientos y capacidades. Así, mientras en el Ecuador el 12% de mujeres se desempeñaban como profesionales, en España sólo el 2% logra hacerlo al momento de la encuesta. Las que han podido hacerlo son inmigrantes con un promedio de estudios de 16,5 años y de 9,5 años de residencia en España, lo que da cuenta de las exigencias y dificultadas para poder ascender en la estructura laboral del país ibérico. De igual forma, altos porcentajes de inmigrantes ecuatorianas laboran como obreras no calificadas, 90% al inicio y 70% luego de varios años, cifras muy superiores al 36% de mujeres que se ubicaban en este grupo en su país de origen. Hemos confirmado así nuestra hipótesis de que se produce un desperdicio de las capacidades y un descenso de las mujeres en la escala laboral en el país de destino, pues realizan trabajos manuales, monótonos y para los cuales están sobrecalificadas. Hemos visto, también, que esta situación genera sentimientos de frustración e impotencia, impactando de forma negativa en la subjetividad y autoestima femenina.


Según la información recogida, el 70% de ecuatorianas ganaba menos de 200 dólares antes de emigrar, mientras el salario promedio que tuvieron las mujeres en el primer trabajo que realizaron en España fue de 501 euros y, en el momento actual, es de 872 euros. De ahí que el 63% de mujeres haya afirmado que la principal ventaja del trabajo en España son los mayores ingresos, aunque subrayando que para lograrlo han debido realizar fuertes trabajos, laborar más de 50 horas por semana, trabajar por las noches, en feriados y en fines de semana. El estudio constata, además, que los inmigrantes hombres tienen ingresos que prácticamente duplican los de sus pares femeninas, lo que muestra la persistencia de las brechas salariales entre los sexos e, incluso, cómo éstas se profundizan entre la población inmigrante que reside en España. En conclusión, las mujeres aceptan trabajos de menor estatus o que no corresponden a su formación y aspiraciones laborales, debido a la diferencia en los ingresos entre los percibidos en el país de origen antes de partir, y los que perciben en el país de destino; y, enfrentan una discriminación basada en el género en lo relacionado con los salarios.


Las precarias condiciones se expresan, también, en la inestabilidad laboral de la población femenina inmigrante, en la alta rotación en el empleo y en la movilidad geográfica, como lo muestran los siguientes indicadores: 47% de las mujeres cambiaron su lugar de residencia por razones de trabajo, el 40% permaneció menos de 6 meses en su primer trabajo, y, de acuerdo con la Seguridad Social de España, en el año 2004, el 68% de ecuatorianos afiliados tenían contratos temporales, y el 60% sólo tiene un año o menos de antigüedad en la actividad reportada. El multiempleo es otra característica adicional de las deficientes condiciones de trabajo de las inmigrantes, pues más de la mitad de las mujeres señalaron que realizaban o habían realizado varios trabajos simultáneos, lo que se traduce en extensas y agotadoras jornadas, con poco o ningún descanso durante los feriados, las vacaciones o los fines de semana.


Otra conclusión es que la discriminación y la explotación es una realidad que con frecuencia enfrentan las inmigrantes: el 61% de las mujeres ecuatorianas reportaron haberlas sufrido en su entorno laboral, en al menos una ocasión. También 1 de cada 4 mujeres habían vivido experiencias de racismo y xenofobia en su trabajo. Desde el punto de vista de género, un ingrediente que dificulta aún más la inserción e integración de la población femenina inmigrante, es el imaginario de que son mujeres “fáciles” o dispuestas a prostituirse; percepción que saca a la luz la doble discriminación que afrontan, por ser mujeres y por ser inmigrantes.


A lo largo del trabajo hemos visto que en la valoración que hacen las mujeres sobre su experiencia migratoria hay un discurso ambiguo y ambivalente que se debate en una suerte de péndulo entre costos, ganancias, oportunidades, pérdidas, retos, amenazas y beneficios. Así, mientras valoran positivamente los ingresos y la posibilidad de ahorrar para cumplir su proyecto migratorio (tener vivienda propia, ponerse un negocio, mejorar condiciones de vida, etc.); relativizan estos logros debido a los altos costos emocionales y personales que les ha significado, como es el deterioro de las relaciones familiares, la pérdida de algunas prácticas sociales o comunitarias, y la limitación para su crecimiento y bienestar personal (bajo estatus, tiempo compartido con los hijos, libertad, redes de apoyo y solidaridad, espacios de comunicación e intercambio). En definitiva, las experiencias recogidas y analizadas dan cuenta de los costos no cuantificables, o los efectos intangibles de la migración; aquellos que no se contabilizan a la hora de evaluar los resultados de los desplazamientos humanos, desde una visión exclusivamente económica o macro estructural.


Con respecto a los efectos de la migración internacional en la economía y el mercado laboral ecuatorianos, encontramos que éstos son significativos y complejos. El más importante efecto positivo es el abultado flujo de remesas que han ascendido de 200 millones de dólares en 1993 hasta 2.916 millones en 2006, las mismas que alcanzan aproximadamente el 11,7% del PIB y constituyen el segundo rubro de generación de divisas del país, solamente por debajo de los ingresos petroleros. En el escenario del país que hemos analizado, las remesas han constituido un soporte fundamental del esquema de dolarización adoptado en 2000, un medio para equilibrar la balanza de pagos, así como una fuente de divisas que ha aliviado el servicio de la deuda externa, contrarrestado de alguna forma la disminución del gasto social, evitado un mayor empobrecimiento, y ha mejorado las condiciones de vida de los hogares que las reciben, sobre todo de los situados en el umbral de la línea de pobreza, ubicados entre 0.5 y 2 líneas de pobreza, pues los impactos directos sobre las familias en situación de extrema pobreza son bajos.


Si bien las remesas incrementan los ingresos de los hogares y pueden dinamizar las economías locales, éstas producen efectos inflacionarios, por tanto, inciden en el costo de la canasta básica, reducen el poder adquisitivo del dinero, factores que perjudican a aquellos hogares que no reciben remesas que, como muestra esta investigación no son las más pobres. Estos efectos acentúan las asimetrías socioeconómicas, principalmente en las zonas de alta y antigua migración, donde se concentran las remesas, lo que relativiza el beneficio de las remesas en cuanto a ser un motor de desarrollo equitativo.


Una conclusión adicional en torno de las remesas es que no es exacta la afirmación de que estos recursos se destinan, de forma casi exclusiva, a la subsistencia familiar y al consumo suntuario; puesto que el análisis de los datos proporcionados por las inmigrantes mostró que si bien un 40% se destina a la manutención del hogar, hay una importante inversión en salud (21%) y educación (13%) de forma particular. Además, la consulta sobre el envío de remesas eventuales para fines específicos permitió tener una visión más integral y detectar una significativa inversión en capital humano, pues el 73% de mujeres declaró haber enviado remesas para salud y señaló su permanente aporte para ofrecer mejores oportunidades educativas a su prole u otros familiares.


En definitiva, las remesas constituyen un potencial y una oportunidad en términos del desarrollo, tanto en el nivel familiar, local y del país, pero que sus efectos sean positivos o no en el mediano y largo plazo, dependerá de múltiples factores del contexto (sociales, culturales, económicos y políticos), tanto en el país de origen como en el país de destino, particularmente, de las políticas que se implementen en esa perspectiva. Además, para garantizar un desarrollo inclusivo, será necesario delinear estrategias e implementar políticas orientadas a los estratos más pobres, los cuales acceden menos a la migración y poco o nada reciben sus beneficios.


En cuanto a los efectos de la migración internacional femenina sobre el mercado laboral ecuatoriano, se puede concluir que éstos son múltiples y de distinto orden. Por una parte, la migración redujo rápidamente las tasas de desempleo y favoreció una elevación de los salarios reales para niveles de calificación medios y bajos, correspondientes a una educación formal hasta de secundaria completa (12 años). También, las remesas favorecen considerablemente las oportunidades de generación de empleo entre los estratos medios y bajos de la sociedad, y su reinversión, al menos parcial, en educación de las futuras generaciones contribuye a la formación de capital humano en el largo plazo.


No obstante, las consecuencias sobre la formación de capital humano en el Ecuador en el largo plazo son más complejas, ya que la sociedad ecuatoriana en su conjunto perdió profesionales, técnicos y mano de obra calificada en la cual había invertido, lo que disminuye la posibilidad de que sus conocimientos aporten para el desarrollo de sus localidades y del país en general. A esta situación se añade la reducción de los retornos educativos en el mercado laboral ecuatoriano, situación que no estimula la inversión en educación básica y secundaria como medios de movilidad social ascendente. La estructura del mercado laboral conduce a una polarización en la demanda de trabajadores/as. En un extremo están profesionales y con formación superior con elevados salarios; y, en el otro, una base salarial masiva, relativamente indiferenciada, de trabajadores/as con niveles bajos o intermedios de calificación, cuyos salarios poco se distancian de los niveles de subsistencia. De esta forma, el mercado laboral presenta pocos incentivos para la formación de capital humano en niveles intermedios y reduce las posibilidades de la economía para su diversificación productiva con equidad.


Además, la escasez de fuerza de trabajo calificada y semicalificada impide el aumento de la productividad, creando un círculo vicioso al limitar el desarrollo de sectores nuevos de la economía. La situación es más grave aún si consideramos que el país tiene un deficiente sistema educativo, la capacitación laboral se ha reducido y la inversión en ciencia y tecnología es mínima. Por ende, la pérdida de capital humano contrarresta significativamente los impactos positivos de la migración y erosiona las posibilidades de desarrollo del Ecuador.


**Socióloga y pedagoga ecuatoriana, especialista en género y migraciones. Es magíster en Ciencias Sociales y Género. Ha publicado varios libros y artículos sobre migración femenina, mujeres refugiadas y violencia de género. En 2006 participó como oradora invitada en la Asamblea General de Naciones Unidas, en el marco del Diálogo con la sociedad civil y el sector privado sobre “Migración internacional y desarrollo

UN NUEVO ESTUDIO PARA LOS AGROTÓXICOS


En su dictamen, la Defensoría del Pueblo solicitó al Ministerio de Agricultura que profundice los estudios sobre agroquímicos y pidió que la recategorización de su toxicidad se base en resultados independientes y no en los presentados por las empresas.


Por Darío Aranda

Las empresas de agroquímicas defienden la baja toxicidad de sus productos con una metodología polémica: hacen hincapié en los efectos agudos, la exposición a corto plazo y con efectos inmediatos. No profundizan los estudios científicos en los efectos crónicos, que implica exposición a bajas dosis durante un tiempo prolongado (como sucede en la práctica con las fumigaciones de campos de soja o arroz). Desde hace décadas, en todo el mundo, organizaciones ambientales y campesinas piden modificar esa metodología. La Defensoría del Pueblo de la Nación acaba de dar un paso en ese camino: solicitó al Ministerio de Agricultura que modifique la forma de clasificación de los agroquímicos, instó a que los estudios de toxicidad estén a cargo de instituciones independientes (no de empresas ni de científicos ligados a las compañías) y, hasta que no se implemente la nueva metodología, reclamó que los agroquímicos sean reubicados en la más alta categoría de toxicidad, lo que implicará alejar las fumigaciones de escuelas rurales, viviendas campesinas y barrios periurbanos.


La Resolución 147/10 de la Defensoría del Pueblo fue emitida el viernes a última hora. Consta de cinco páginas de fundamentación y una carilla resolutiva. “(Se) recomienda a la Secretaría de Agricultura de la Nación que impulse las medidas necesarias para modificar la metodología utilizada en la clasificación de toxicidad de los productos agroquímicos”, precisa el primer artículo y solicita se estudien “todos los daños a la salud que el producto pueda ocasionar, efecto letal y subletal, agudo y crónico”.


Para ubicar a los agroquímicos en los diferentes rangos de peligrosidad las empresas –y los organismos estatales– miden la toxicidad mediante la “Dosis Letal 50” (DL50). Este parámetro se define mediante la cantidad de agroquímico que mata al 50 por ciento de una población de animales de laboratorio durante un tiempo corto. La DL50 está relacionada exclusivamente con la toxicidad aguda de los plaguicidas, no mide la toxicidad crónica, aquella que surge de pequeñas exposiciones diarias a través de un largo período.


“Todo agroquímico que causa daños crónicos pero mata a poco menos de la mitad de las ratas de laboratorio, en forma aguda con altas dosis, es clasificado como producto Clase IV, identificado con la leyenda ‘normalmente no ofrece peligro’ y señalizado con la banda verde”, denuncia la Red Nacional de Acción Ecologista (Renace), colectivo de organizaciones que participó, en mayo pasado, de una presentación ante la Defensoría del Pueblo para que se solicitara la recategorización de los agroquímicos.


En la presentación ante la Defensoría se remarcó la inconsistencia en la clasificación de toxicidad. “La metodología basada en la DL50 no tiene en cuenta, por ejemplo, si el agroquímico analizado mata años después de una aplicación, porque no es toxicidad aguda; o si mata después de exposiciones repetidas a lo largo de varios años; o si produce o induce malformaciones congénitas, abortos espontáneos, cáncer, afecciones cardíacas, afecciones neurológicas, alergias, daños oculares; y tantos otros daños a la salud que afirman los estudios realizados por investigadores que no dependen de las empresas que patentan, producen y comercializan estos productos”, explica la Renace.


El estudio del investigador de la Facultad de Medicina de la UBA y el Conicet Andrés Carrasco, que confirmó malformaciones en embriones anfibios, sí aborda los efectos subletales. Y no se trata del único trabajo. En agosto pasado, la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba organizó el primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados. Durante dos días se presentaron una decena de investigaciones realizadas por académicos de universidades nacionales. Todos ellos tuvieron en cuenta los efectos crónicos y las consecuencias en el mediano y largo plazo de los herbicidas y plaguicidas. “Existe evidencia científica que es suficientemente fuerte y consistente para reconocer que la exposición a plaguicidas aumenta el riesgo de afectar la salud humana”, afirmó el médico, docente universitario y coordinador del encuentro, Medardo Avila Vázquez. Durante el congreso, investigadores y académicos vincularon los agroquímicos con distintos tipos de cáncer, abortos espontáneos, malformaciones y trastornos de la fertilidad. Recordaron que en la Argentina se utilizan 300 millones de litros de agroquímicos por año y son afectados 12 millones de habitantes.


Hasta que no se realice la revisión de la clasificación toxicológica, el Defensor del Pueblo, Anselmo Sella, instó al Ministerio de Agricultura a elevar al máximo (“sumamente peligroso-muy tóxico”) todos los agroquímicos que no hayan sido evaluados en dosis subletales y crónicas. El Ministerio de Agricultura no cuenta con un listado público de productos que fueron aprobados sin estudios crónicos y subletales, pero desde Renace estimaron que “son la mayoría de los productos que hoy se utilizan en el país y entre ellos se encuentra el glifosato (herbicida pilar del cultivo de soja)”.


La medida de la Defensoría impacta directamente en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), organismos dependiente de Agricultura. El último punto de la Resolución de la Defensoría hace hincapié en cómo deben aprobarse los productos: “Los estudios sobre los que se basan las clasificaciones de los agroquímicos deben ser realizados por entidades de acreditada y reconocida independencia de criterio”.


La soja transgénica y el uso de herbicidas que sustentan la siembra directa fue aprobada en Argentina durante 1996 sobre la base de trabajos de la propia empresa Monsanto.


SUBAN EL VOLUMEN


El festival de cierre de la Conferencia de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias fue el broche de oro de un riquísimo intercambio de ideas y experiencias, en el que quedó claro que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual argentina se convirtió en un modelo a seguir en todo el mundo.El encuentro celebrado en La Plata cerró con un tour de representantes internacionales por radios comunitarias y un festival en el ex centro clandestino de detención Mansión Seré. El balance de una experiencia que busca abrir caminos en la comunicación.


Por Facundo Gari

Durante toda la semana pasada, el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha fue escenario de la décima conferencia y asamblea de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (Amarc), en la que hacedores de más de quinientos proyectos comunicacionales de unos ciento veinte países realizaron un balance de la operatividad de la red, debatieron sentidos asociados a la comunicación popular y eligieron a la chilena María Pía Matta para suceder al inglés Steve Buckley al frente de este conglomerado que nuclea a más de mil quinientas emisoras. Tras esos maratónicos cinco días de paneles participativos y exposiciones de Amy Goodman, Frank LaRue, Horacio Verbitsky, Damián Loreti y Armand Mattelart, entre otros, el sábado fue el momento de una celebración más distendida, pero no menos comprometida: un tour desde La Plata hacia antenas metropolitanas y bonaerenses realizado por 250 eternautas de variados puntos del globo y el Festival Amarc 10 en el predio recreativo Mansión Seré, ex centro clandestino de detención y tortura ubicado en el municipio de Morón. Allí, sobre el escenario –desde donde Actitud María Marta, Pampa Yakuza, La Chilinga, Shambala y los uruguayos de Don Nadie acompañaron con música la huida del sol–, Nora Cortiñas entregó al capítulo haitiano de Amarc el sexto Premio Solidaridad Internacional, distinción “para honrar a radios comunitarias cuya libertad de expresión se encuentra amenazada”, explicó Buckley.


Con su calidez característica, la cofundadora de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora transmitió su “emoción” porque un “país tan castigado no solamente por la naturaleza (en referencia al terremoto del 12 de enero pasado en Puerto Príncipe, que se cobró más de 150 mil vidas) sino por la indiferencia del mundo de los ricos” sea honrado con este galardón, que incluye 5 mil dólares como contribución. “Antes de la tragedia, fuimos a Haití con Adolfo Pérez Esquivel y ya era el Estado más pobre del continente”, prosiguió. Según un relevo del Fondo Monetario Internacional, en 2009 la economía de esa nación de las Antillas tenía una renta per cápita de 772 dólares anuales. En ese sentido, Matta consignó: “En los grandes medios del mundo, el terremoto de Haití fue la gran noticia. Sin embargo, escondían que es uno de los países más pobres del hemisferio y que, antes de esta catástrofe, a muchas transnacionales les importaba muy poco”. Además de los miembros de la Asociación de Animación y Comunicación Social (SAKS) y la Red de Radios Comunitarias de Haití, la terna de nominados estuvo compuesta por Radio Victoria, de El Salvador, que “recibió más de treinta amenazas de muerte debido a su información sobre las protestas en torno a la compañía minera de oro”; radios comunitarias de Honduras, por su resistencia frente al golpe de Estado que depuso al presidente constitucional Manuel Zelaya; y Radio Tierra y Libertad, de México, cuyo director, Héctor Camero, “fue condenado a dos años de prisión en un acto claro de represión política a una radio abocada a los movimientos sociales”.



Caravana de miradas



Los ojos ávidos de cincuenta miembros de radios comunitarias que salen la mañana del sábado desde La Plata hacia Plaza de Mayo es un primer índice de procedencia: no son “de acá”. Alemanes, estadounidenses, peruanos, palestinos, moldavos, jordanos, uruguayos, españoles, tailandeses, brasileños y mozambiqueños, participantes de las jornadas realizadas desde el lunes en el Dardo Rocha, se relajan ahora en las butacas del ómnibus de composición más heterogénea –al que Página/12 accede–, mientras los coordinadores apuntan datos históricos en trilingüe (español, inglés y portugués) para los turistas circunstanciales, que a través de la ventanilla fotografían la Bombonera y filman las filas de ricoteros que aguardan la combi que los llevará a Tandil para el recital del Indio. Fueron cinco los micros que partieron desde Ciudad de Buenos Aires hacia sendas estaciones radiales de la Amarc vernácula: FM En Tránsito (Castelar), Radio Ahijuna (Quilmes), FM La Tribu (Almagro), FM Fribuay (Ramos Mejía) y FM Sur (Parque Patricios).


Alejandro Wassilef es uno de los fundadores de la Cooperativa de Trabajo para la Comunicación Social (de la que se desprende FM En Tránsito, además de la publicación Guarnin! y otros proyectos en diversos soportes) y miembro de Amarc. “Después del menemato se desactivó muchísimo la militancia y la construcción en red, y recién hacia principios de 2000 se comenzaron a recuperar”, cuenta. En sintonía con lo expresado por buena parte de los participantes del encuentro, que enfatizaron que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual argentina sirve como paradigma en las luchas por reglamentaciones en América latina y el Caribe (no es casual que la Argentina haya sido anfitriona de esta décima edición), el comunicador rescata el rol estratégico de los medios comunitarios en el camino hacia la democratización de las voces. “Desde 1987 hubo muchísimo laburo de creación de teoría y aproximaciones a legisladores. Fueron 20 años exigiendo, colaborando y creando para tener una ley. Las razones por las cuales no sucedió hay que buscarlas en el poder de los medios concentrados. Afortunadamente hubo un gobierno que fue sensible y tomó la decisión de enfrentar a los poderes que serían afectados, lo que les permitió a las radios recuperar sus documentos y hacerlos orgánicos en los veintiún puntos de la Coalición por una Radiodifusión Democrática”, reseña. Como aspecto particular del que las comitivas extranjeras tomaron nota, además subraya “la generación de espacios de consulta desde las estructuras nacionales” tanto en la gestión “de Néstor Kirchner como en la de Cristina Fernández”.



Tres caminos



En términos de legislación radiofónica, la charla con algunos de los profesionales de la radio del micro que se dirige a FM En Tránsito aporta tres vertientes formales que se corresponden con culturas territoriales proxémicas. La primera, acaso la más conservadora, es la de los países europeos que temen la intervención del Estado para regular la libertad de expresión y la pauta publicitaria. La segunda es la de los países latinoamericanos, donde hay mucho optimismo –como se señaló– por la ley de medios argentina y hay menos preocupación por la intervención del Estado y más por el financiamiento. La tercera es la de los países de Oriente, donde la reglamentación de una norma que regule la actividad con miramientos democráticos es aún una utopía. Es que “son naciones donde la policía cae y te allana los equipos, sin explicaciones”, zanja Wassilef.


El ejemplo extremo de este último caso es el del palestino Fadi Abu Saada, creador de PNN Palestine News Network (www.pnn.ps) cuando Israel ocupó seis ciudades, entre ellas Belén. “Viví dos años en Jordania y allí creé la primera página de Internet árabe del mundo. Entonces pensé que era tiempo de hacer algo para mi país. Cuando regresé, había muchas radios que no tenían la posibilidad de producir noticias por la mala situación financiera y el conflicto. La mayoría de las noticias provenía de la CNN árabe o de Al Jazeera, en cuyas agendas Palestina no aparecía. Así que decidí construir mi fuente de noticias desde una habitación en Belén. Para mi programa llamaba a unos amigos que eran como reporteros; me daban las noticias y yo las ponía al aire”, reseña en diálogo con este diario. Pero lo más curioso es la forma que encontró para evadir los allanamientos en una ciudad en permanente estado de sitio: durante catorce días trasladó los equipos a su casa y cambió de frecuencia para cada emisión. ¿Cómo hacían los oyentes para encontrarlo en el dial? El locutor armó una red de mensajitos de texto que comenzaba en su celular y se desperdigaba por toda la ciudad. “Había que luchar por contarle a la gente lo que estaba ocurriendo en tan crítica situación”, convence. Más tarde, la Radio Abierta montada en la Mansión Seré y conducida por Pablo Ovín y Claudia Villamayor recordará a los uruguayos que durante la dictadura militar oriental montaban y desmontaban sus antenas diariamente.



Zona de intercambio



El almuerzo es antes del recorrido por la radio comunitaria de Castelar. Los moldavos piden cerveza mientras Jerome, un joven norteamericano descendiente de las comunidades aborígenes de Seattle, saca su cámara y comienza a fotografiar todo cuanto ve. “Es para hacer un documento fotográfico de mi experiencia en la Argentina”, le cuenta al cronista, que inmediatamente nota la abundancia de escotes en las instantáneas. “Es que las mujeres argentinas son muy hermosas”, sonríe Jerome. Fadi ofrece unos cigarrillos alemanes y en seguida atiza que en Palestina fuma tabaco de un narguile con agua y limón. El grupo de españoles hace preguntas a los meseros de La Cucha y pasa mentalmente pesos a euros. Un paraguayo intenta que alguno de los jordanos se tome un tereré. “Nos encontramos con gente de todas partes del mundo que camina en la misma dirección. Hay momentos de charlas teóricas, políticas, de encuentros y preguntas, y también de yeites cotidianos. Todo enriquece”, justifica Wassilef.


Allí, la española Lucía Ruiz, representante de la Red de Mujeres de Amarc Europa y miembro de RVK Radio Vallekas (www.radiovallekas.org), cuenta que su estación “se financia simplemente con las personas que quieren hacer radio, que pagan una cuota mensual de 40 euros”. Radio Vallekas tiene 25 años y –como la mayoría de los entrevistados alega de sus medios– no posee licencia. Si bien hace dos años brindaba trabajo a unas doce personas, debido a la crisis financiera en Europa tuvo que bajar momentáneamente las persianas. No obstante, según afirma, en España el máximo temor de los proyectos comunitarios es la intervención del Estado. “El gobierno socialista ha promovido recientemente una nueva ley audiovisual porque se tenía que actualizar. Entonces se hizo lobby para que se incluyera la existencia de otros medios, pero en vez de nombrar a las ‘radios comunitarias’ habla de ‘radios ciudadanas de proximidad’. Ahora exigimos al gobierno que, como en la Argentina, se pueda dividir una tercera parte del dial para los medios comunitarios, porque el reglamento que se está desarrollando ahora está limitando la cobertura para que seamos radios que se escuchen muy cerquita y sin posibilidades de de-sarrollo”, se explaya. Además, la comunicadora traza un panorama de su ciudad de origen: “En Madrid son más o menos trece radios comunitarias y además existe una Red de Radios Libres y Comunitarias. Son pobres y nadie entiende cómo funcionan porque no tienen publicidad”. Por eso destaca la importancia del afianzamiento de Amarc, pues fundamentalmente es “un poderoso lobby para hacer un seguimiento a las legislaciones de todos los países”. “Las radios comunitarias tienen un papel muy importante para promover procesos más democráticos, participativos, construir otro tipo de medios que no estén sometidos por el Estado ni por particulares”, cierra. Y de fondo anuncian que es el momento de la visita a FM En Tránsito.



Amor en el éter



Desde que el cronista sube al micro en Plaza de Mayo y saluda al peruano Manuel Marín, director general de Radio La Salle Rimarina Kusunchis (http://www.lasalleurubamba.edu.pe/), éste aprovechará cada cruce para manguear con simpatía un ejemplar de la edición del sábado de Página/12, por el artículo escrito por el colega Facundo García sobre las conclusiones del encuentro en La Plata. Cuando logra su cometido, ya en la Mansión Seré, a cambio otorga un llavero de cuero con la inscripción “Perú”, y junto a Dante Sánchez Santos, director ejecutivo y conductor del noticiero de la radio, aportan su experiencia en Cuzco, donde funciona el Instituto de Formación Superior La Salle, “de educación tecnológica y pedagógica”. “El instituto tiene 52 años y la radio, 11. Tiene cobertura en AM y FM en simultáneo, con una sola programación, de tal manera que es un reto tener que llegar tanto a la población urbana como a la rural”, arranca Sánchez Santos; y respecto del sentido comunitario de su experiencia en Valle Sagrado, cerca de Machu Picchu, añade: “Hemos ganado sobre todo la confianza, el cariño y la credibilidad. La gente viene a Radio La Salle como a su casa. Los campesinos de los Andes peruanos tocan la puerta y entran”. En contraposición a las radios comerciales, que “tienen un formato más musical”, esta expresión popular aborda “temas de género, noticias, niñez y ecología”. “Pasamos música, pero la elegimos con cuidado. En el Perú está la música vernácula, el huayno, que de acuerdo con el contexto social de crisis, le canta al desamor. Hay una canción que dice: ‘Quítame la vida, córtame las venas. Ya no quiero vivir, ya no quiero sufrir’. Tratamos de no difundir ese tipo de contenido, porque queremos llevar mensajes de paz, amor y vida, de hermandad.”


Tanta es la “intimidad” que La Salle logra con sus oyentes que “el ordenamiento que le imprime la comunidad trasciende la comunicación unidireccional”. “A veces utilizan la radio para dar mandados. Llaman por teléfono y piden: ‘Tienen que llevar los caballos a tal lugar para bajar a tal gente’. O una comunidad a dos, tres horas tiene un aniversario popular. Entonces viene y hace su audición de cantos y recitados una o dos horas”, ejemplifica Marín. Y mientras alrededor de 2 mil personas van y vienen por el predio, Sánchez Santos cierra con una síntesis que podría haber salido de la boca de casi cualquiera de los visitantes a Amarc 10: “En Perú hay un canal de deportes que se llama CMD y su lema es ‘Lo hacemos por deporte’. Nosotros lo hacemos por amor”.


lunes, 29 de noviembre de 2010

CRUZ DIABLO


Durante la entrevista con el capitán Adolfo Scilingo, Horacio Verbitsky dio con un dato que detonó su investigación más extensa y exhaustiva: la concepción cristiana de muerte detrás del acto de arrojar prisioneros al río. Así empezaba a develarse la trama de la complicidad estructural de la Iglesia Católica con la Junta Militar en el exterminio bajo la dictadura. A El silencio y Doble juego, siguieron los cuatro tomos de la Historia política de la Iglesia Católica que se acaba de completar con la publicación de La mano izquierda de Dios. En esta entrevista, Verbitsky habla de los generales más integristas, los obispos más militaristas y la vasta red de relaciones intestinas entre la cruz y la espada.


Por Martín Granovsky

La cruz y la espada es una imagen que atrasa frente a esta otra: “El capellán debe darnos el aval moral para nuestra lucha, y decirnos que nuestra lucha es una cruzada, para discernirla de la violencia en general”. La orden salió de Luciano Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército. La impartió el 18 de agosto de 1976, cinco meses después del golpe, durante una jornada religiosa organizada con el Vicariato Castrense. Ya no era la cruz y la espada en alianza para la conquista de América, por ejemplo, sino la simbiosis de ambas en un mismo artefacto de muerte y gobierno.


La orden de Menéndez revela por anticipado tanto el conocimiento de las reglas como la intención de esquivarlas sin culpa ni castigo. Está transcripta en La mano izquierda de Dios, el tomo cuarto de la Historia política de la Iglesia Católica que acaba de publicar Horacio Verbitsky con una documentación tan contundente que asombró a su propio autor. Las referencias forman 1789 citas.


–Es casualidad, pero ahora no sé quién les quitará de la cabeza que se trata de un mensaje judeo-masónico –ironiza Verbitsky.


Pero no ironiza del todo. En 1789 la Revolución Francesa derrocó a Luis XVI como exponente del Antiguo Régimen. Y leyendo La mano izquierda de Dios, sin duda el trabajo más completo sobre el tema pero además un gran libro de historia, hay una conclusión inevitable: en la dictadura los obispos fueron más militaristas que los generales, y los generales más integristas que los obispos.


–Esa fusión es muy impresionante –dice Verbitsky–. Revisando documentos encontré que Jorge Videla en el vivac de Tucumán de la Nochebuena del ‘75 pronunció una homilía. Y las homilías de Tortolo, de Bonamín o de Laise eran directamente arengas militares.


Adolfo Tortolo fue el vicario castrense y presidente de la Conferencia Episcopal. Victorio Bonamín, su segundo en el Vicariato. Juan Rodolfo Laise, el obispo de San Luis. En su investigación Verbitsky cuenta una historia tomada de una sesión de los juicios por violaciones a los derechos humanos. Un oficial relató que Laise le había pedido la desaparición del sacerdote Juan Pablo Melto, que dependía de su diócesis, porque se había casado y participaba en movimientos por la regularización laboral. “¿Usted cree que soy un asesino?”, le respondió ofendido el coronel Miguel Angel Fernández Gez. Lo era, y fue condenado en 2009, pero evidentemente sintió que el pedido pasaba algún límite.


–Y además el oficial lo cuenta en un juicio –dice Verbitsky–. La historia completa dice que el oficial fue condenado a prisión perpetua pero el obispo está en libertad.


¿En San Luis?


–No. En Italia, protegido por la Iglesia. En el juicio ni siquiera lograron hacerlo declarar por videoconferencia.


En América latina la jerarquía de la Iglesia Católica no parece haber sido tan homogénea.


–No, el caso argentino es único. Solo puede compararse con la Iglesia española de la guerra civil. En ese momento se implantó el nacionalcatolicismo, o la concepción de la nación católica.


CADA MUERTE DE OBISPO



Francisco Franco era “Generalísimo por la gracia de Dios”. La jerarquía católica española justificó el alzamiento del bando nacional contra la República como un nuevo combate de la Cristiandad. Los sacerdotes muertos en el bando franquista, sin embargo, recién fueron beatificados por el Vaticano con el Papa Juan Pablo II, como suele recordar el historiador especializado Julián Casanova. Y el Papa actual, Benedicto XVI, acaba de incursionar en Santiago de Compostela criticando a la sociedad española por lo que definió como “un laicismo agresivo” típico de los años ‘30. Es decir, de la República.


Además del caso español, Verbitsky halla pocos ejemplos similares al argentino. Nombra el Portugal de la dictadura o formas conjuntas de ejercicio político en Estados del centro de Europa. Menciona también al arzobispo Alois Stepinac. Al día siguiente de que Alemania invadió Yugoslavia, en 1941, el fascista Ante Pavelic declaró la independencia de Croacia. Monseñor Stepinac estaba allí, para discernir violencia de cruzada.


–En los otros países de América latina la Iglesia Católica no tuvo esa posición homogénea –dice Horacio–. Quizá por eso fue tan distinta la dictadura argentina de la uruguaya o la brasileña. Todas las dictaduras comparten la doctrina de la seguridad nacional, pero sólo la Argentina sigue la doctrina francesa de la guerra contrarrevolucionaria. Por eso episcopados como el de Brasil, Chile y Uruguay fueron vallas de contención para las dictaduras y de amparo para los perseguidos, mientras en la Argentina la Iglesia forma parte fundamental del dispositivo de legitimación y, más aún, de complicidad directa. A pesar de que la Argentina tiene otra característica especial: es el país con mayor número de obispos asesinados. Mataron a dos, Enrique Angelelli y Carlos Ponce de León, además de una veintena de sacerdotes, centenares de laicos y miles de católicos practicantes.


Del libro no parece posible extraer la conclusión de que llegó la dictadura y la situación cambió de un día para otro. La conclusión es otra: la dictadura fue el momento en que la jerarquía católica ajustó viejas cuentas.


–Tiene que ver con la división profunda de la década del ‘60, con la divisoria de aguas que implicaron el Concilio Vaticano Segundo y la reunión del episcopado latinoamericano en Medellín, en 1968, cuando se plantea un camino revolucionario. El episcopado argentino lo incorpora en su documento de San Miguel, en 1969. Aquí existió un fuerte Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, más fuerte quizá que en otros países de la región. Y llegó a confrontar con el Episcopado como conducción de la Iglesia. Hay documentos sobre reuniones del episcopado a fines de los ‘60 y principios de los ‘70 donde los obispos se quejan de que el Movimiento les disputa lo que ellos llaman “el magisterio”. Un dato importante es que, como señala Emilio Mignone en su libro pionero, Iglesia y dictadura, las Fuerzas Armadas limpiaron el patio trasero de la Iglesia.


Se vengaron de las humillaciones.


–Sí.



CON DIOS DE NUESTRO LADO



El pedido de Laise de que un oficial secuestrase a un sacerdote se inscribe en esa lógica de vendetta. Pero del libro de Verbitsky queda claro que no se trató de una serie de venganzas individuales. Tampoco fue una suma de individualidades la masacre. Dentro de la máquina de matar, el Vicariato Castrense actuó como motor y corazón.


Verbitsky trabajó sobre actas judiciales. “Tengo centenares de testimonios sobre la participación de capellanes en actos de tortura. En algunos casos en forma directa y en otros como justificadores, incluso frente a los presos. Los capellanes les explican que está bien que los torturen, que es correcto que lo hagan. Sólo ponen límites. No más de 48 horas. También hay capellanes que, cuando las víctimas denuncian que fueron torturadas y violadas, dicen que no, que la violación no, y se escandalizan. Uno de ellos sigue en actividad, en Santa Fe.”


Adolfo Tortolo, obispo de Paraná, es un personaje central. De 1970 a 1976 fue presidente de la Conferencia Episcopal y desde el retiro del cardenal Antonio Caggiano hasta su muerte, en 1981, fue el vicario general castrense.


En el Comando de Institutos de Campo de Mayo, uno de los tres grandes centros de exterminio junto a La Perla, en Córdoba, y a la Escuela de Mecánica de la Armada, el sacerdote Luis Mecchia comandaba una legión de 33 capellanes. Desde 1961 Mecchia participaba de la implantación de la doctrina de la guerra contrarrevolucionaria. Fundó capellanías en la Escuela de Inteligencia y en la aviación militar y desparramó una consigna: “Si alguien es sorprendido armado, más le vale olvidar su nombre”. Un antecedente de los desaparecidos NN. Los capellanes formaron una verdadera red arterial que colaboraba en la cotidianidad de la máquina de matar y a la vez vigilaba y controlaba a los obispos. La guía era una máxima de Tortolo: “Démonos a nosotros mismos y a los militares los motivos teológicos que nos hagan obrar sin temor y en conciencia”.


“Conseguí los documentos del Vicariato Castrense”, cuenta Verbitsky. “Surge claramente de qué manera el vicario Tortolo y el provicario Bonamín participaban del dispositivo de la represión. En las jornadas de religión que realizaban rotativamente en las tres fuerzas, con participación de los jefes, directamente discutían la táctica y la estrategia de la represión. Transmitían los fundamentos teológicos para fundamentarla. En uno de esos encuentros, Carlos Guillermo Suárez Mason justifica la represión clandestina y los capellanes castrenses lo aplauden.”


Cuando Tortolo dice “sin temor”, ¿quiere decir “sin temor de Dios”?


–Claro, es alivio y seguridad para matar.


La orden de Menéndez refuerza la simbiosis entre jefes militares y obispos.


–Es que la violencia está mal, pero la Cruzada está bien. El acto violento es legítimo si se inscribe en el plan de Dios, que es uno, inmutable y eterno. Es un intento de congelar la realidad que no podía tener éxito pero explica muy bien lo asfixiante que fue, aparte de la represión, ese proceso militar. Hay muchos documentos de distintas líneas internas de la Iglesia. Explican involuntariamente cómo cubrió un espectro tan amplio de la vida argentina y no se limitó al desafío armado que planteaba la guerrilla.


ESPERANDO AL MESIAS



El libro cita la revista fascista Cabildo, con los editoriales de Vicente Massot, luego viceministro de Defensa de Carlos Menem, que debió echarlo cuando en un reportaje a este diario Massot justificó la tortura. Massot controla el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, el único que reivindicó abiertamente al dictador Emilio Massera cuando murió. También estudia el contenido de Verbo y de Mikael, que según Verbitsky reflejan “el tradicionalismo más estricto”. En Verbo escribía Guillermo Gueydan de Roussel, colaborador de la Gestapo en Francia, fundador del Colegio Ario de París y presidente del Centro de Estudios Judeo-Masónico. Fue condenado a muerte pero huyó y se refugió en la Argentina. El libro contiene textos de Gueydan de Roussel. Uno dice que los francmasones pusieron en boga “el Mito-Humanidad” y luego los judíos “abrazaron con entusiasmo esa falsa religión humanitaria y creyeron que el advenimiento del Mesías-Humanidad marca el triunfo del antiguo sueño judaico”. En Verbo argumentó Miguel Angel Iribarne cosas como que la subversión no es un fenómeno reciente. Su primera etapa consistió en el desplazamiento de los valores religiosos por los políticos. La Cristiandad estalla como orden supranacional y el concepto de gobernante es sustituido por el del rey. La segunda etapa de la subversión es la Revolución Francesa, con el liberalismo y el democratismo, que en la sociedad comunista se transforma en ateísmo militante. En un contrapunto permanente entre doctrina y acción, Iribarne no sólo dirigió Verbo. Formó parte del gabinete del ministro del Interior Albano Harguindeguy.


Mikael toma su nombre del caudillo del ejército celeste que el día del juicio final apartará a los réprobos de los elegidos. La revista era publicada por el seminario de Paraná, a cargo de Tortolo, bajo la dirección del fundador de Tacuara Alberto Ezcurra Uriburu.



LA ESTRATEGIA DE LUCIFER



Los liberales se nuclearon en Criterio, pero según Verbitsky la formación dogmática no siempre facilita la distinción entre unos y otros. Durante la entrevista con Radar, Horacio toma un documento y lee unos subrayados en resaltador amarillo: “En el curso de la modernidad el hombre ha cometido deicidios. El Dios creador fue relevado de sus funciones por la ciencia. Se proclamó con jactancia que Dios había muerto. Era la vieja estrategia de Lucifer”. Y sigue con otro párrafo: “No hay guerras limpias, todas son sucias por la profundidad del mal”.


En ese momento dirigía Criterio Jorge Mejía, que terminó como bibliotecario y jefe de los archivos de la Santa Sede. No hace falta conocer los vericuetos de la inteligencia vaticana para saber la importancia de un bibliotecario. Basta leer El nombre de la rosa de Umberto Eco.


En los diferentes documentos, la dictadura y la acción de la Iglesia en ella aparecen como un gran instante de la lucha contra el secularismo que aún preocupa hoy a Benedicto XVI.


Verbitsky subraya, en la doctrina, “la idea del orden natural, el único admisible porque está inscripto por Dios en la conciencia de los hombres. Por eso se explica la amplitud y la diversidad de las fuerzas que cayeron bajo el interés de la represión. De ninguna manera era imprescindible empuñar las armas para caer dentro de esa mira”.


¿No hay espacio para diferencias terrenales? Impacta el dato de que, en la comisaría quinta de La Plata, los seminaristas alcanzaban las vituallas a los torturadores. Verbitsky señala que la práctica diaria también dependía de cada obispado. “Después de la pérdida de los Estados Pontificios, en 1870, el mismo momento en que se declaró la infalibilidad papal, la Iglesia quedó muy centralizada en Roma y al mismo tiempo muy descentralizada dentro de cada territorio nacional. Cada obispado es una Iglesia particular, en un determinado territorio, que sólo tiene dependencia jerárquica del Papa. El presidente de la Conferencia Episcopal tiene funciones de Coordinación y no puede hacer nada para sancionar a un obispo. A lo sumo tiene que recurrir a Roma. Por eso no era lo mismo monseñor Antonio Plaza en La Plata, donde se avituallaba un campo de concentración, que San Nicolás, donde monseñor Carlos Ponce de León fue atacado y finalmente asesinado justamente por su compromiso con las luchas populares. Al mismo tiempo, cada conferencia episcopal es el resumen de la relación de fuerzas dentro de cada territorio, porque en definitiva son los obispos los que eligen a la conferencia. Y el Vaticano se guía mucho por esa relación de fuerzas en cada Iglesia nacional. Eso explica que un mismo Papa tenga dos líneas distintas frente a las dictaduras de Chile y la Argentina. Pablo VI apoya a la Vicaría de la Solidaridad en Chile y se resiste a remover al cardenal Raúl Silva Enríquez, y no dice una palabra sobre la Argentina. Hasta se declara fascinado por la personalidad de Massera y le envía una felicitación.”


En el libro quedan registrados los matices y los desacuerdos entre obispos. No hablemos de Angelelli, Ponce de León, Novak o De Nevares, que enfrentaron abiertamente la máquina de matar, sino de Justo Laguna.


–Laguna disentía con Tortolo en las discusiones internas y era parte de la comisión de enlace con la Junta Militar que se reunía a comer una vez por mes durante siete años. Deja constancia por escrito que los temas no avanzan y que los militares los entretienen. Pero esos encuentros blanquean a las Juntas. Incluso cuando discuten casos de desaparecidos, lo hacen de modo discreto. De otro modo quedarían obligados a un pronunciamiento público. Conseguí hasta minutas de reuniones con anotaciones a mano de Vicente Zazpe, por ejemplo.


¿Cuál es la conclusión de las minutas del arzobispo de Santa Fe?


–Los niveles de complicidad son impresionantes. En un momento Zazpe, Juan Carlos Aramburu y Raúl Primatesta plantean a Videla la necesidad de dar información, y señalan las consecuencias de no hacerlo con mucha lucidez política.


Eran perfectamente conscientes.


–Claro. Pero Videla les responde que no sabe cómo hacerlo y que hay que proteger a las personas, o sea a los torturadores. Por eso hablo de complicidad. Parecen dos secciones de un mismo emprendimiento discutiendo en una reunión reservada cómo hacer control de daños: hasta dónde actuar, de qué manera hacerlo, qué conviene más para evitar qué consecuencias negativas. Y todo el tiempo reiterando adhesión, simpatía, respeto, agradecimiento... Los miembros de la Comisión Ejecutiva de ninguna manera fueron los peores. Pero eran la conducción episcopal, y en estos documentos, redactados por ellos mismos, se aprecia un grado de complicidad muy superior a lo que yo podía imaginar cuando empecé esta investigación, la más vasta, profunda y extensa que hice en toda mi vida por entrevistas, documentos, diarios, revistas, publicaciones oficiales y testimonios judiciales. Tengo una habitación entera de documentación.


LA CIA, EL PAPA Y LA P-2



La habitación entera con documentos sirvió para formar las 1789 citas que divierten a Horacio. Muchas de esas citas surgen de documentos sobre otro tema que venía del tomo tres, Vigilia de armas, y aparece redondeado en La mano izquierda de Dios: la organización fascista Propaganda Dos, o P-Due.


–En la Argentina tuvo una actuación muy fuerte –explica Verbitsky–, pero no tiene sentido analizarla independientemente del Vaticano. Es una rama más. Por ejemplo, tuvo gran importancia en el retorno de Juan Perón a la Argentina para su último gobierno. Antes de regresar, Perón mantuvo una entrevista con el secretario de Estado del Vaticano, Agostino Casaroli, y llegó aquí con la bendición de la Iglesia Católica. Los principales operadores del regreso fueron Licio Gelli y Giancarlo Elia Valori.


Gelli, uno de los jefes de la P-Due, fue condecorado por Perón y terminó como funcionario argentino dentro de la embajada en Italia. Víctor Basterra, secuestrado y sometido a esclavitud en la Esma, dijo a la Justicia que fue obligado a fabricar pasaportes para Gelli.


–Y Valori es el vocero de Perón. Cuando yo era más joven que ahora y tenía 30 años, me parecía pintoresco que Perón tuviera como vocero a un italiano en su regreso a la Argentina. Pero después fui sabiendo otras cosas. Valori era un lobbyista de la FIAT que pagó el avión de regreso, y revistaba como caballero de capa y espada del Papa.


En este tomo cuarto contás cómo la P-Due se vincula con las Fuerzas Armadas, con Massera y con Suárez Mason. Pero al mismo tiempo está relatado el vínculo del Vaticano con la inteligencia de los Estados Unidos en el mismo período.


–Es que se relacionan Europa central, Centroamérica y el Cono Sur sobre todo desde que es entronizado Juan Pablo II en 1978. Hay mucha documentación sobre eso y sobre el rol que cumple Antonio Quarracino en la justificación del asesinato de monseñor Oscar Romero en El Salvador.


En 1980. Y casualmente un 24 de marzo. ¿Qué dice Quarracino?


–Su informe retrata a Romero como un subversivo. Una cosa que descubrí, y me asombró notablemente, es que todo el establishment de inteligencia y seguridad nacional de los Estados Unidos está integrado en ese momento por católicos, en un país donde el catolicismo no es la religión del poder sino, más bien, de los trabajadores.


El clan Kennedy es una excepción, ¿no? Pero hablemos del establishment de inteligencia.


–Comienza con William Casey, jefe de la CIA. Su viuda, que coleccionaba estatuas de la Virgen, cuenta que él se reunía a orar con el Papa. Cumple un papel muy activo Vernon Walters, el experto en misiones especiales. Y recordemos al secretario de Estado Alexander Haig. Hubo más de 15 reuniones secretas entre Walters y Casey con el Papa. Le daban información sobre América Central y Polonia.


En el libro vos marcás que entre esa información figuraba la transcripción de escuchas sobre sacerdotes y obispos de Nicaragua y El Salvador.


–Bueno, y el Papa en 1983 dio su respaldo a la dictadura haitiana de Baby Doc y condenó al sandinismo en Nicaragua. Otro nexo importante entre el presidente Ronald Reagan y el Vaticano fue Pio Laghi.


Nuncio en Buenos Aires y después en Washington.


–Exacto. Las relaciones parecen a veces tan naturales, tan regulares, que terminan siendo invisibles.


¿Te propusiste el trabajo de hacerlas visibles?


–Sí, pero no sólo en relación con la trama internacional. Mi trabajo fue desnaturalizar lo natural, reconstruir paso a paso qué sucedió, qué se dijo y qué consecuencias tuvo. Restituirle históricamente a la Iglesia Católica su papel político central, que muchas veces aparece escamoteado. Es la única dimensión que me interesa investigar. No opino sobre el dogma.


HISTORIA DE UNA CURIOSIDAD



Los cuatro tomos de Historia política de la Iglesia Católica tienen una advertencia. Dice: “Estas páginas no contienen juicios de valor sobre el dogma ni el culto de la Iglesia Católica Apostólica Romana sino un análisis de su comportamiento en la Argentina como ‘realidad sociológica de pueblo concreto en un mundo concreto’, según los términos de su propia Conferencia Episcopal. En cambio, su ‘realidad teológica de misterio’ sólo coresponde a los creyentes, que merecen todo mi respeto”.


Horacio narra que su curiosidad sobre el tema se hizo metódica cuando en 1995 publicó su libro El vuelo, con la entrevista al marino Adolfo Scilingo. “Scilingo me cuenta que el mecanismo de tirar prisioneros al mar era una forma cristiana de muerte y que los capellanes decían que habían cumplido con su deber al separar la cizaña del trigo. Yo no tenía conciencia de hasta qué punto el estilo de la represión era de cuño eclesiástico y absolutamente inseparable del rol de la Iglesia. Y ahí empecé la investigación.”


Dice que fue un trabajo complicado y hoy se ríe de ignorancias propias. “Ni sabía quién había sido el Papa anterior a Pío XII, jefe del Vaticano cuando nací y que murió cuando yo tenía 17 años. Tuve que aprender muchas cosas elementales que ignoraba. Cuando trataba de entender el rol de la Iglesia en la dictadura argentina me faltaban muchos elementos. Tenía demasiados agujeros. Me resultaba incomprensible. Y como la Iglesia es una institución que no es argentina sino supranacional, o concedámosle que es universal, y además bimilenaria, me fui remontando cada vez más en el tiempo y en el espacio. Me intoxiqué de encíclicas, de obras teológicas. Llegué a tener escritas más de 1500 páginas creyendo que eso podía ser un libro. Separé un episodio y en 2005 publiqué El silencio.”


El silencio es el nombre de la isla del Tigre donde los jefes de la ESMA llevaron a los secuestrados cuando vino a Buenos Aires la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La isla había funcionado como recreo del cardenal de Buenos Aires y el Vicariato la transfirió a los marinos.


Después de ese trabajo Verbitsky publicó Doble juego, “básicamente un análisis de la manipulación informativa de la Iglesia sobre su propia historia en la Argentina”.


Como presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales, Verbitsky escribió a uno de los presidentes de la Conferencia Episcopal, Estanislao Karlic, “probablemente el de mayor nivel intelectual y no comprometido con la represión dictatorial, considerado comunista por los militares”, por qué no abrían los archivos para que los datos sirvieran a las víctimas de pecados que el Papa había reconocido. Karlic tenía diálogo con Chela Mignone, la esposa de Emilio. “Me mandó una carta muy atenta. Me dijo que el Episcopado no tenía archivos. A mí me pareció una burla en medio de dos mil años de preservación de tesoros en los monasterios. También me mandó un folleto. Cotejé los documentos con lo que se había publicado en los diarios de la época. Ahí descubrí la manipulación. En esa época los documentos se publicaban completos en los diarios. Hoy es inimaginable, aun en los más reaccionarios.”


Verbitsky llegó a una hipótesis: el Episcopado preparaba un juego de piezas para el archivo, “como el Vaticano durante el nazismo”. Su función era ser descubiertas. “Luego, entonces, quedaría certificado el nivel de preocupación que el nazismo había despertado en el Vaticano.”


Había llegado el momento de escribir la Historia política de la Iglesia Católica. Además de documentos, Horacio vio películas antiguas, como la que el Episcopado filmó en el Congreso Eucarístico de 1934. En una secuencia aparece el delegado apostólico Eugenio Pacelli, luego Papa como Pío XII. Lo recibe el presidente Agustín P. Justo, se suben a una carroza y emprenden el camino del puerto. “Cuando el carruaje está a punto de salir del puerto pasan dos sombras. Me pareció percibir algo familiar. Dura menos de un segundo. La pasé miles de veces hasta que conseguí fijar la imagen. Eran las sombras de Juan Perón y Edelmiro Farrell”, cuenta Verbitsky. Fue la tapa del tomo uno.


La tapa del tomo cuatro muestra a Videla, Massera, el jefe aeronáutico Orlando Agosti y Laghi en una cena ofrecida por el cuerpo diplomático a la Junta Militar en 1977. El título del libro proviene de una frase del arzobispo de Córdoba Raúl Primatesta, que en 1975 dijo: “Dios va a defender su creación. Va a defender al hombre. Pero puede ser que el remedio sea duro, porque la mano izquierda de Dios es paternal, pero puede ser pesada”.


En la dictadura los procedimientos de represión se llamaron “por izquierda”. Hasta el código de la muerte tiene el sello de un obispo.




"UN PROCESO COMPLEJO Y CONTRADICTORIO"


En su libro 73/76. El gobierno peronista contra las “provincias montoneras”, la historiadora cordobesa Alicia Servetto, analiza las intervenciones en Santa Cruz, Mendoza, Córdoba, Formosa y Salta en ese período. “El error fue pensar en Perón como un revolucionario”, asegura.


Por Silvina Friera

Una ráfaga de terror llega del pasado. Desde el lugar en el mundo donde nació, en Oncativo, un pueblo de la provincia de Córdoba. Su padre encendió la radio el 24 de marzo de 1976, miró a esa niña picada por la curiosidad que entonces tenía 10 años, y con un tono que pendulaba entre la queja y la resignación le dijo: “Otra vez los militares”. Después, se fue a trabajar. “Recuerdo la sensación de miedo; fue una época de mucho temor que quedó registrada en mi memoria”, cuenta la historiadora Alicia Servetto, autora de 73/76. El gobierno peronista contra las “provincias montoneras” (Siglo XXI), libro que explora de un modo exhaustivo el “proceso múltiple, complejo y contradictorio” de las intervenciones federales en las provincias de Formosa, Córdoba, Mendoza, Santa Cruz y Salta durante el tercer gobierno peronista. Como señala en la introducción, “más que un recurso constitucional para el ejercicio de control y autoridad por parte del gobierno central sobre los poderes provinciales”, las intervenciones fueron “una herramienta para frenar la movilización social y disciplinar a las fuerzas políticas con el objetivo de dirimir la contienda intraperonista y liquidar los bastiones de poder del peronismo revolucionario”.


El libro es la continuación de una investigación que Servetto había realizado sólo en Córdoba. Viajó a cada una de las provincias que fueron intervenidas en ese período. Sus dedos se llenaron de polvo mientras hurgaban en los archivos; entrevistó a muchos de los protagonistas de entonces, como al ex gobernador de Santa Cruz Jorge Cepernic. Cuando inició el trabajo de campo, la investigadora y docente de la Universidad Nacional de Córdoba creía que las tensiones nacionales se proyectaban en las provincias; “que los conflictos internos eran sólo una reproducción de lo que estaba pasando a nivel nacional”. Pero en el terreno irrumpieron otros actores y otras líneas que estaban en juego. En el caso de Formosa, lo que más le llamó la atención fue el peso de las ligas agrarias en la política provincial del ’73; de Mendoza le interesó el papel que jugó el Partido Demócrata, que fue clave en la destitución del gobernador Alberto Martínez Baca. “Una de las cuestiones más gratificantes de Santa Cruz fueron las entrevistas, que permitieron reflejar cómo Cepernic había ido construyendo su liderazgo –recuerda la historiadora–. Montoneros, que lo miraba con desconfianza, empezó a apoyarlo después de que fue elegido, cuando Cepernic comenzó a tener un discurso muy provocador.”


–¿Cómo analiza los discursos de Perón en el contexto de la complejidad y dialéctica de ese período?


–La violencia quedó asegurada por el Estado desde el 20 de junio de 1973 con la masacre de Ezeiza; ese primer episodio en el que hubo muertos y heridos nunca fue investigado. Y Perón no dijo nada. Cuando uno desanda un poquito los discursos de Perón, eran discursos de guerra; se estaba en guerra para combatir a los “infiltrados”, además de la recurrencia de asemejar la sociedad con un organismo, algo propio del discurso de las Fuerzas Armadas. La sociedad era un cuerpo y cada parte tenía una función, pero si alguna parte no funcionaba bien había que erradicarla. La rectora de ese cuerpo, la cabeza de esa sociedad, eran las Fuerzas Armadas. Esto es predominante en el discurso de Perón del ’73 al ’74, en los que tendía a comparar a los sectores más revolucionarios del peronismo con elementos patógenos o “focos infecciosos”.


–En Santa Cruz se dio una de las instancias más radicalizadas a través del proyecto de expropiación de la tierra. Cepernic padre le dijo a usted que Perón lo apoyaba. Cepernic hijo, secretario de Gobierno de su padre, le dijo que no. ¿Qué conclusión saca respecto de si Perón apoyó o no la expropiación?


–A Cepernic padre le costaba reconocer, creo que por una cuestión de pertenencia con la identidad peronista, que Perón no lo había apoyado; para él, el problema era (José) López Rega, no Perón. Pero el hijo dice otra cosa. Creo que efectivamente Perón no apoyó, como tampoco no apoyó las leyes de expropiación en Formosa. Por eso el título de este capítulo del libro es “La pretendida experiencia de un peronismo radicalizado”. Fue el gobierno más radicalizado de las cinco provincias que resultaron intervenidas. El proyecto de expropiación de tierras fue una de las medidas más revolucionarias que pretendieron hacerse desde las provincias. Pero Perón le bajó el pulgar.


La sonrisa de Servetto le cava surcos en sus mejillas. “Mi familia nunca fue peronista; mi papá trabajó toda su vida en la Federación Agraria, era cooperativista. Si tuviera que definirlo, era más bien gorila. Pero me casé con un peronista, lo que siempre me ha generado tensiones. Y para colmo acabo de publicar este libro en el que no lo dejo muy bien parado a Perón –admite con un suave cantito cordobés–. Lo cargo a mi marido, le digo: ‘¡Cómo podés seguir siendo peronista, mirá lo que hacía Perón!’ Entonces él me contesta que el peronismo es un sentimiento. Discutimos, pero no puedo hacerlo cambiar de idea.”


En la mayoría de los casos investigados en 73/76, los conflictos comenzaron cuando los actores en disputa se negaron a aceptar a los gobernantes electos, cuya legitimidad de origen impugnaban. La lógica binaria no era monopolio exclusivo del peronismo; estaba en las entrañas misma del modo en que se pensaba la política en los ’70, como advierte Servetto. “La disputa entre leales y traidores es una disputa en términos morales, digamos entre el bien y el mal. ¿Y quiénes eran los buenos? Para los Montoneros eran ellos; los otros eran los traidores, aquellos que alguna vez habían tenido cierta lealtad y luego se apartaron de los postulados. Para el sindicalismo burócrata, la izquierda peronista eran los traidores, los extraños que viciaron al peronismo.” La historiadora dice que cada uno trató de arrastrar a Perón hacia su propio costal. “Se podría plantear que había cierta ingenuidad en Montoneros al no haberse dado cuenta de que Perón se había definido políticamente. ¿Eran ingenuos? –se pregunta la historiadora–. Hay un trabajo de Silvia Sigal y Eliseo Verón en el que analizan las paradojas discursivas de Montoneros: si dejaban de ser peronistas perdían esa identidad de masa que habían conseguido y caían en ‘la trampa mortal’.”


–La pregunta también podría formularse en un sentido inverso: ¿Perón fue ingenuo al creer que podría encauzar a Montoneros?


–Perón alentó la formación de Montoneros desde el exilio; fue su carta de negociación para volver. Los alentó y le dio una entidad: eran las “formaciones especiales”, que tuvieron un lugar dentro de la conducción del movimiento. Cuando regresó, pretendió encauzarlos institucionalmente, cosa que no pudo hacer. Cuando Perón justificó la intervención a Córdoba, dijo que el gobierno “no supo colocarse a la altura de las circunstancias”. Perón tuvo un doble discurso. Sé que a los peronistas no va a gustarles esto que digo (risas). Ese doble discurso es muy evidente entre el ’73 y el ’74. Pero hay que decir que Perón dio señales. La principal señal fue que no investigó lo que sucedió en Ezeiza el 20 de junio de 1973; y después propuso volver a las 20 Verdades Peronistas, lo que significaba que no iba a haber ninguna revolución socialista. Creo que el error fue pensar que Perón era un revolucionario. Las señales discursivas de Perón fueron generando trampas en la propia JP, que había crecido gracias a su identidad peronista. O rompían con Perón o rompían con su propia identidad. Las dos cuestiones les generaban una contradicción. Además, la JP apoyó a los gobernadores pensando que iban a llevar adelante una revolución socialista, pero ninguno provenía del ala radicalizada del peronismo. Una de las preguntas que se hicieron los peronistas de izquierda fue por qué durante el Navarrazo no salió la gente a la calle a defenderlo a (Ricardo) Obregón Cano, por qué no hubo resistencia popular.


–¿Qué respuesta tiene ante este interrogante?


–El deterioro del gobierno de Obregón Cano en nueve meses fue aceleradísimo. La legitimidad que tuvo en marzo del ’73 no la tenía en marzo del ’74. Atravesado por todas las contradicciones internas del peronismo, no tenía el apoyo de la Iglesia, pero tampoco había por parte de la sociedad la necesidad de defender instituciones que no representaban nada. La democracia no era un objetivo a defender en ese momento. Obregón Cano ganó en segunda vuelta; en la primera obtuvo el 45 por ciento de los votos y el radicalismo, el 43. Los mismos radicales se preguntaban por qué la Córdoba del Cordobazo, del Viborazo, le dio el 43 por ciento de los votos a un candidato muy conservador como fue Víctor Martínez. En la segunda vuelta, el radicalismo sacó el 45 por ciento y el Frejuli llegó al 53 por ciento. El patriciado cordobés no toleró que el vicegobernador, Atilio López, fuera un obrero que provenía de la UTA. ¡Un chofer de colectivo vicegobernador de la provincia! Córdoba tiene esa doble cara: la combativa, pero también la reaccionaria.