jueves, 31 de marzo de 2011

HAY UN HISTORIADOR DE CEMENTERIOS


Hernán Vizzari es investigador en sus ratos libres, tiene dos páginas web y un libro sobre la Chacarita.

Por Sebastián Clemente



Hay un historiador que tiene una web sobre el cementerio de Chacarita”, se escucha en la redacción. Es una de las propuestas que surgen ante el anuncio de que el columnista de esta sección está de vacaciones. Por eso, hay que buscar un porteño que valga la pena. Y en esa categoría entra Hernán Vizzari, qué duda cabe. ¿Por qué? Es autor de dos páginas web acerca de la necrópolis más grande de la Ciudad, sobre la que investiga desde hace más de seis años y a la que recorría desde que era un pibe. Si esta no es una historia, la historia dónde está.“A las cuatro, en la puerta principal de la Chacarita”, dice la voz de Vizzari del otro lado de la línea telefónica, y agrega: “Total, nos sentamos por ahí, a la sombra, y charlamos”. Las cuatro se hacen las cuatro y media, tránsito de viernes mediante. Y el “por ahí” significa adentro del cementerio, sobre el mármol de la bóveda de Melchor Torres, enfrente de donde descansan los restos de Torcuato Di Tella, el fundador de la fábrica Siam.“Yo me crié acá”, arranca Vizzari, y sigue: “A los once, doce años, andaba en bicicleta. Cortábamos camino para ir a una despensa que estaba cerca y siempre miraba las cúpulas de las bóvedas, las cruces. En ese momento no sabía qué era”. Nunca dejó de recorrer el cementerio. Es más, alguna vez fue a comer una pizza con amigos a El Imperio, enfrente de Chacarita, e hizo las veces de guía a través de las callecitas entre las bóvedas.Hace seis años empezó a investigar. Un día encontró la tumba de José Amalfitani y Vizzari, hincha de Vélez, indagó en el personaje. Después Pugliese, y muchos otros. Entonces surgió primero ww.cementeriochacarita.com.ar, declarada de interés cultural por la Legislatura porteña, y este año www.museofunerario.com.ar, las dos web que recorren la historia de la ciudad de los muertos.Hay un hombre que se ocupa de rescatar la historia del cementerio de Chacarita, sí. ¿Y cómo reacciona la gente cuando se entera? “Muchos se hacen la idea de que va a venir uno medio gótico, pálido y con la cruz dada vuelta. Y nada que ver, nunca pudo el entorno con mi manera de ser”, se planta Santiago. ¿De dónde salió la vocación por profundizar en la historia funeraria? “Me lo pregunté, pero no obtuve una respuesta. Y no me alarma porque no es una obsesión. Además, no estoy todo el día metido acá adentro”.Hasta las cuatro de la tarde, Vizzari trabaja en una empresa que elabora productos lácteos. Ese empleo le da de comer. ¿La investigación sobre el cementerio? “No lucro con esto. Lo hago para dejar un registro y para que se valore lo que es la Chacarita. Empecé con esto y se me abrió un abanico. Está por salir el libro que hice con Omar López Mattos (escribió “Ciudad de ángeles”, sobre la Recoleta) acerca de Chacarita, y con Roberto D’Anna estoy trabajando en otro sobre el cementerio de Flores”, cuenta.¿Y hay morbo, fantasmas, historias increíbles? Con un cementerio de por medio, la consulta de hace inevitable. “No me prendo en esas cosas, en las leyendas urbanas, en las historias de fantasmas. El límite es la puerta de la bóveda, no me interesa ir más allá ni lo que sea morboso”, avisa Santiago. Y sostiene: “Voy a lo concreto. Yo siento un compromiso, sin tenerlo, de dejar un legado y contar que esto tuvo su momento de gloria, que cada 2 de noviembre (el día de los muertos) se llenaba de gente. Trato de que sepa de qué se trata y de que muchos dejen de hacer cuernos cuando pasan por el cementerio. Acá hay historia”.

miércoles, 30 de marzo de 2011

FRENTE AL COMUNICADO DE LA COMISIÓN JUSTICIA Y PAZ DEL EPISCOPADO ARGENTINO


Desde la noche del sábado pasado, un centenar de trabajadores de la empresa Artes Gráficas Rioplatense (AGR) del Grupo Clarín, acompañados por familiares y amigos, realizaron una protesta frente a la planta de distribución del diario e impidieron su salida a la calle el domingo. El conflicto gremial data del año 2004 y tiene su origen en despidos, falta de pago y presuntas maniobras de amenaza hacia los delegados sindicales, motivos que la empresa rechaza aludiendo en un comunicado que no existen conflictos colectivos en la empresa.A propósito de este hecho –que deberá ser resuelto en la reunión de conciliación convocada por el Ministerio de Trabajo–, nos llama profundamente la atención el inmediato comunicado de la Comisión Justicia y Paz del Episcopado Argentino dado a conocer el lunes al mediodía, expresando “su más firme repudio a todas las formas de intolerancia que atentan contra la paz social ratificando su defensa de las instituciones republicanas y la autonomía de los tres poderes que garantizan la vida en democracia”.Este hecho y la rapidez del despacho de la comisión episcopal nos generan algunas preguntas y reflexiones. Si el repudio es firme frente a todas las formas de intolerancia no entendemos la ausencia de comunicados de la Comisión Justicia y Paz o de los obispos en general frente a hechos que han alterado y alteran la justicia y la paz social como, por ejemplo, el 35° aniversario del golpe militar de 1976, una de las más sangrientas y detestables formas de intolerancia, violencia y autoritarismo que hemos sufrido en la historia reciente de nuestro país y que aún despliega sus nefastas consecuencias en la incertidumbre sobre la suerte de miles de desaparecidos, el destino de los niños apropiados ilegalmente e incansablemente buscados por sus familiares legítimos, la imposición de políticas de ajuste neoliberales que empujaron a la miseria a millones de argentinos y que enriquecieron desmedidamente a unos pocos durante décadas, la supresión del derecho a la asociación libre de los trabajadores que todavía esparce sus efectos colaterales en la proyección –por parte de muchas empresas y empresarios– de una sociedad desindicalizada, donde los trabajadores se limiten a ocupar un lugar de simple fuerza de trabajo sin participación ni en el capital, ni en las ganancias, y sin derecho a protesta. A esto podríamos añadir las aparentes formas de incumplimiento de la ley de los que la empresa Clarín está sospechada y son también signos de intolerancia, aprovechados en la impunidad que da tener una posición dominante: desde la apropiación ilegal de Papel Prensa, la adopción de hijos de desaparecidos, el incumplimiento de la Ley de Medios...Deseamos una sociedad más justa y quisiéramos que no hubiera protestas ni cortes. Pero también quisiéramos que los poderosos no tengan una justicia aparte ni que los obispos, o la Iglesia de la que formamos parte, pongan bajo sospecha a los trabajadores sin cuestionar la responsabilidad de los patrones, la inmoralidad de las riquezas infinitas y las pujas despiadadas de los grupos dominantes en este año electoral.No queremos una Iglesia que ceda a las presiones del poder, como a su vez no quisiéramos tener que sospechar de alguna relación entre laicos asesores del Episcopado y los dueños de Expoagro. Tampoco queremos una Iglesia ni un pueblo sin memoria que olvide las intolerancias del pasado y ponga la lupa sobre hechos del presente que no representan la totalidad de las intolerancias reinantes en nuestra sociedad.

COMO COMBATIR MEJOR LA TRATA


La jueza Carmen Argibay y el procurador general Esteban Righi acordaron ayer una iniciativa para mejorar la persecución del delito de trata para explotación sexual. Habrá capacitación a los fiscales y un protocolo que guíe las investigaciones.


Por Mariana Carbajal

Los fiscales federales de todo el país recibirán una capacitación especial sobre la problemática de la trata de personas con fines de explotación sexual, con el objetivo de mejorar la persecución del delito, que afecta principalmente a adolescentes y jóvenes de los sectores más vulnerables. Se trata de una iniciativa de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, que encabeza la jueza Carmen Argibay, y la Procuración General de la Nación. Ayer, Argibay formalizó el proyecto con la firma de un convenio de cooperación con el procurador general Esteban Righi. El acuerdo incluye la elaboración de un protocolo de investigación para que los fiscales guíen sus pesquisas. “Hay que convencer a la ciudadanía de que no es un problema de los jueces ni de los fiscales. La sociedad no puede mirar para el costado, no puede ignorar la situación de las víctimas de trata”, pidió Argibay. Y consideró que es “un problema muy serio”. “Ojalá se sumen otra ramas del Gobierno, de otros poderes, para combatir la trata” y “liberar a las mujeres, a veces niñas, que han quedado atrapadas en redes de prostitución”, reclamó Argibay. El acto, en la sala de videoconferencias del máximo tribunal, tuvo un cierre inusual para la solemnidad cortesana: invitado especial, el cantante Víctor Heredia entonó su canción “Novicia”, que relata la historia de una niña de 14 años en situación de prostitución. Tanto Argibay como Righi dejaron en claro que no se puede considerar que no se configura el delito de trata porque hubo “consentimiento” de las víctimas para estar, por ejemplo, encerradas en burdel, un argumento sostenido en algunas causas judiciales por fiscales para archivar las investigaciones. “Más que consentimiento, hay una situación de sometimiento”, afirmó Ri-ghi. “El consentimiento es viciado cuando no se tiene la libertad de decidir, cuando (las víctimas) han sido captadas de chiquitas”, indicó Argibay. Este será uno de los temas de los módulos de la capacitación que recibirán los fiscales, aclaró la ministra de la Corte. Otro de los ejes apuntará a derribar los prejuicios y preconceptos que tienen en torno de las situaciones de explotación sexual de mujeres, adelantó a este diario el fiscal Marcelo Colombo, titular de la Ufase, la unidad especializada en el delito de trata de la Procuración. Colombo trabajó junto con expertas de la Oficina de la Mujer de la Corte en los contenidos de los talleres. “Esperamos que más gente se conmueva (con esta problemática) y que frente a mujeres y niñas encerradas en “whisquerías o casas de masajes veamos solo a la novicia de la que habla esta canción y nos resulte intolerable la presencia de mujeres esclavizadas”, dijo Flora Acselrad, secretaria letrada de la Oficina de la Mujer de la Corte, al presentar al cantautor. “Me siento muy orgulloso de poder participar de un hecho tan trascendental”, celebró Heredia, quien contó que había escrito la canción “Novicia” hace muchos años y recordó que la letra le gustaba mucho a Mercedes Sosa. “Es un orgullo que hoy adquiera un sentido especial”, agregó Heredia. Cantó y emocionó a varios en la sala. Al finalizar, abrazó a Susana Trimarco, madre de Marita Verón, emblema de la lucha contra la trata en el país. El 3 de abril se cumplirán nueve años de su desaparición, presuntamente a manos de una red de trata para explotación sexual en Tucumán. Un relevamiento realizado en octubre de 2010 por la Ufase encontró que había unas cien causas judiciales abiertas por el delito de trata en cinco provincias del norte: Misiones, Chaco, Salta, Jujuy y Corrientes. En el 70 por ciento de los casos, las víctimas eran mujeres reclutadas para la explotación sexual. Cerca del 60 por ciento de las maniobras de captación habían tenido lugar en Salta y Misiones. “La esclavitud puede ser laboral o sexual. Son deleznables las dos, pero peor es la explotación sexual, porque el objeto de esclavitud es el cuerpo de niñas y mujeres. Tenemos que trabajar para evitar y castigar el tráfico. Pero los jueces solos no podemos”, insistió Argibay. La acompañaron el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, y la ministra Elena Highton de Nolasco. Entre el público que se amuchó en la sala de videoconferencias estuvieron legisladoras, jueces, abogados y representantes de ámbitos académicos vinculados con el Derecho. Trimarco destacó la importancia de la capacitación que recibirán los fiscales. “Es una muy buena noticia”, señaló Trimarco a Página/12. Colombo indicó que desde la Ufase han identificado “dos problemas básicos para perseguir el delito de trata: por un lado, la con-nivencia de sectores políticos y de fuerzas de seguridad y, por el otro, los preconceptos y los prejuicios de los propios actores del sistema judicial. Esta capacitación apunta a este último problema”, apuntó, en diálogo con este diario. Los cursos empezarán entre abril y mayo. En una primera etapa recibirán capacitación dos personas por provincia, fiscales o secretarios de fiscalías, que actuarán como replicadores en sus jurisdicciones. “Queremos que estos talleres sean obligatorios”, indicó Colombo. Una metodología similar, con replicadores en cada provincia, se está utilizando exitosamente para sensibilizar en cuestiones de género a integrantes de todos los estamentos de la Justicia –superiores tribunales, cámaras federales y nacionales, tribunales y personal administrativo–, una propuesta que puso en marcha Argibay el año anterior y a la que ayer se sumaron nuevas jurisdicciones.

UN LIBRO PARA APACIGUAR LOS ÁNIMOS


Benedicto XVI reafirma en un libro próximo a aparecer que no se puede acusar a “los judíos” por la muerte de Cristo. El sociólogo Fortunato Mallimaci explica las motivaciones de la reafirmación de una doctrina del Concilio Vaticano II. Es imposible que “todo el pueblo” judío haya pedido la crucifixión de Cristo, aseguró el papa Benedicto XVI en un texto que señala como errónea esa interpretación que tuvo consecuencias “fatales” en la historia. “¿Cómo habría podido todo el pueblo (judío) estar presente en ese momento para pedir la muerte de Jesús?”, escribió en un libro que saldrá a la venta el 10 de marzo y cuyo adelanto, dado a conocer ayer, va en el sentido de confirmar lo sostenido desde el Concilio Vaticano II. En el libro Jesús de Nazareth, el papa Ratzinger señala que, cuando en el Evangelio de Mateo se refiere que “todo el pueblo” pidió la crucifixión, “no se expresa un hecho histórico”. “¿Cómo habría podido todo el pueblo (judío) estar presente en ese momento para pedir la muerte de Jesús?”, cuestiona, para reconocer que esa interpretación sustentó la persecución de los judíos. La “realidad” histórica, en cambio, aparece de manera correcta en los evangelios de Juan y Marcos, asegura el pontífice. “Según Juan, fueron simplemente los judíos, pero esa expresión no indica para nada que se tratase del pueblo de Israel como tal y menos que tuviera un carácter racista. Juan era israelita, como Jesús y todos los suyos. En Juan esa expresión tiene un significado preciso y rigurosamente limitado, se refiere a la aristocracia del templo (de Jerusalén).” Marcos amplía las acusaciones a los ochlos, la masa que apoyaba a Barrabás y que se había movilizado para lograr que fuera amnistiado con motivo de la inminente Pascua. “El verdadero grupo de los acusadores son los círculos contemporáneos del templo y la masa que apoyaba a Barrabás.” Además, el texto papal aclara que Jesús no fue un “revolucionario político” y que sus mensajes y comportamiento no supusieron peligro alguno para el dominio romano. En el adelanto del libro, Ratzinger también refiere una frase clave del Evangelio de Mateo: “Y todo el pueblo respondió: ‘Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos’”. La sangre de Jesús, escribió el Papa, “habla otro idioma diferente al de Abel”. “No pide venganza ni castigo, sino reconciliación. No es derramada contra algunos, sino que se vierte para todos. No es maldición, sino redención y salvación.” Las afirmaciones de Benedicto XVI van en línea con lo sostenido por el Concilio Vaticano II (1962-1965) en la declaración Nostra Aetate, en la cual las autoridades del catolicismo retiraron las acusaciones de deicidio contra los judíos. A juzgar por el adelanto, el contenido del nuevo libro de Benedicto XVI se encarga de “recorrer distintos documentos que la Iglesia Católica viene produciendo desde el Concilio Vaticano II, que afirman el diálogo interreligioso y la confraternidad judeocristiana”, interpretó el sociólogo especialista en religiones Fortunato Mallimaci, en diálogo con este diario. En ese sentido, no se trataría estrictamente de afirmaciones novedosas. Sin embargo, el momento en que sucede puede aportar otra luz a la lectura. “Pareciera que quiere poner coto, fin, límites, a ciertas corrientes católicas que, en los últimos años, han intentado seguir con el antisemitismo, negar el Holocausto. En esto, el Papa reafirma una línea doctrinaria. En ese sentido, es importante, porque también debe haber todavía hoy voces que niegan esta perspectiva o hacen una lectura fundamentalista del texto bíblico. Eso pasa dentro y fuera de la Iglesia.”

CON LA MEMORIA DEL TERROR DE ESTADO


El terror stalinista tiene pocos parangones en la historia, del cual el Jinete escapó por milagro. El historiador Arseni Roguinski víctima de este reportaje se interna en el problema de qué hacer con la memoria de los crímenes, y tanto en Rusia como en Argentina. No es para leer de noche. Por Leonardo Moledo

–Usted es un historiador dedicado a investigar el terror en la URSS. Dirige en Moscú Memorial un centro histórico y es defensor de los derechos humanos. ¿Por qué no aprovecha estas líneas para presentarse y contar qué vino a hacer al país? –Vine a la Argentina invitado por el Centro de Estudios de los Mundos Eslavos y Chino (Cemech), de la Universidad Nacional de San Martín, para participar de la conferencia internacional “El terror de Estado en la URSS y la experiencia de América del Sur”, este viernes a las 18.30 en la Biblioteca Nacional. Soy historiador, en el año 1975 comencé a editar de manera clandestina la primera revista independiente de historia, Pámiat (Memoria), que comenzó a hablar entre otras cosas sobre la represión de revolucionarios no bolcheviques y de los partidos socialistas a partir de 1917. Años después fui prohibido en la Universidad, trabajé un tiempo como maestro de escuela, pero la KGB ordenó que me echaran en 1979. En 1981, el gobierno me “invitó” a emigrar a Occidente y me negué. Fui arrestado y condenado a cuatro años de campo en Siberia. –¿Cómo era esa revista clandestina? ¿Qué papel jugó? –La revista estaba consagrada a la historia del terror político en la URSS desde su comienzo hasta los años ’60. Era un tema prohibido, oficialmente no se podía investigar ni evocar libremente. Publicábamos documentos e investigaciones paralelas sobre la persecución política. El objetivo era conservar una auténtica memoria nacional y no las falsedades impulsadas desde el Estado. –¿Cuál es el significado en Rusia del término “terrorismo de Estado”? –El terrorismo de Estado es el terror practicado por el Estado soviético contra sus opositores políticos... –Auténticos..., potenciales o inventados... –Claro. Lo llevaron a cabo los órganos estatales por orden del poder supremo del Estado y bajo su control. El número de víctimas directas de ese terror entre el final de la guerra civil, o sea a partir de 1922-23, y el fin del gobierno comunista varía de 11 a 12 millones de personas, de las cuales más de un millón fue fusilado, mientras que varios millones –todavía desconocemos la cifra exacta– murieron en los campos de concentración o gulags. El terror fue uno de los métodos más importantes para administrar el país. –¿Cómo vincula el conocimiento histórico con los derechos humanos? –Trabajamos para restablecer la verdad histórica, y esto es imposible sin una memoria consciente. Tenemos conciencia de ser al mismo tiempo historiadores y responsables sociales. El tipo de cuestiones que planteamos es más amplio que el mero trabajo de los historiadores académicos. Nos preocupa acumular datos históricos, sistematizarlos y conceptualizarlos –para esto trabajamos en los archivos estatales, reunimos archivos personales, preparamos publicaciones y realizamos conferencias–, pero también nos parece clave la educación de la población, por eso organizamos exposiciones, debates abiertos a todo público, constantes intervenciones en los medios, colaboración con los museos provinciales, las escuelas. Queremos ajustar cuentas con el pasado, instalando memoriales en los sitios del terror, y también mejorando la situación económica y social de las víctimas. –Un concepto abarcador de memoria... –Sí, debemos no sólo conocer los hechos criminales, sino también comprender qué tipo de crímenes fueron, por qué sucedieron, quién y qué instituciones o estructuras son responsables. Aquí el trabajo sobre el pasado no es suficiente. Estamos permanentemente trabajando con el presente, enfrentando los problemas actuales relacionados con las violaciones de los derechos humanos. –Por comodidad hablemos de “sociedad”, aunque si respetáramos la historicidad del concepto, no existía en la URSS y en los principios del post sovietismo. ¿Qué relación hay entre la sociedad y el terror y entre la sociedad y la violencia desde la época de Jruschov y su denuncia de los crímenes de Stalin? –Desde la época de Jruschov existe un consenso de rechazo categórico de la violencia como modo de resolver los problemas sociales y políticos. Este consenso se funda en la terrible experiencia del siglo XX, siglo de guerras y terror. Todo indica que este consenso se expresó en que la disolución de la URSS tuvo un carácter relativamente pacífico. O sea, el rechazo de la violencia es ya un rasgo saliente en la opinión de la población. Hoy, las capas educadas de la población en su conjunto coinciden en una crítica intransigente del terror. Esto se ve en todas las encuestas. –Usted sabe que una parte de la sociedad en la Argentina, y seguramente en Rusia también, todavía se pregunta si es necesaria una “memoria del terrorismo de Estado”. –Así es. Mucha gente piensa que se puede avanzar sin aclarar los problemas de ayer. Personalmente estoy convencido de que es una posición equivocada. Son demasiadas las huellas todavía visibles del terror y de sus consecuencias. –¿Por ejemplo cuáles? –El miedo frente al Estado, la idea de que el Estado es el valor superior y el individuo un grano de arena con el que el Estado puede en cualquier momento hacer todo lo que quiere, la desconfianza en el derecho, en las leyes, en las instituciones democráticas, la falta de solidaridad y otros muchos fenómenos, todo esto es la consecuencia del terror que durante setenta años se fue haciendo parte de la naturaleza de cada uno. Sólo se pueden superar esas huellas si conservamos la memoria del terror, si se guarda en la memoria que el Estado soviético fue la fuente de crimen. –Usted sabe que para millones de personas de todo el mundo la Revolución de Octubre significa la tentativa de comenzar la auténtica liberación del hombre, mientras que Stalin simboliza la victoria sobre el nazismo. –Claro, no es posible pintar la historia en blanco y negro. Ese gran historiador y disidente que fue Mijail Gefter, cuando le hacían ciertas preguntas, comenzaba la respuesta con “todo es muchísimo más complejo”. Esto se aplica aquí. Puede que Octubre de 1917 haya “liberado al hombre” como dice usted, pero también está hoy fuera de duda que Octubre tiene como consecuencia absolutamente lógica el terror que se fue acentuando año tras año. El Estado totalitario también es una consecuencia de Octubre. En cuanto al “Stalin victorioso”, se lo puede mirar de otra manera, desde el precio que hubo que pagar por una victoria real. Es decir que con sus purgas Stalin destruyó el ejército soviético en vísperas de la guerra con Alemania, luego millones murieron o cayeron prisioneros de los alemanes como consecuencia de las decisiones criminales que él tomó durante la guerra; otros varios millones fueron deportados por orden suya, pueblos enteros como los tártaros de Crimea, etcétera. –El año pasado, usted publicó un comunicado invitando al gobierno ruso a seguir el ejemplo argentino en materia de memoria del terrorismo de Estado. ¿Cuál fue el fundamento de esa iniciativa? –Con respecto al régimen comunista soviético no hubo nada parecido al tribunal de Nuremberg. No se juzgó a ningún criminal. Resultado: no se han juzgado los crímenes del pasado. Sin este juicio, no puede enraizarse en la conciencia colectiva una actitud adecuada frente a los crímenes. Sin él no se puede enseñar la historia en las escuelas ni organizar exposiciones y museos. Una condena política por parte de los dirigentes del país no basta, carece de autoridad suficiente y siempre puede modificarse. La importancia capital de la condena jurídica es distanciar la Rusia actual de los crímenes del régimen soviético, esto desde el punto de vista de la política de la memoria. Las condenas dictadas en la Argentina acapararon nuestra atención porque en ellas vimos la demostración de que los crímenes de lesa humanidad no quedan impunes, que el criminal, aunque sea años más tarde, es condenado. Y envidiamos sanamente a la Argentina, que demostró tener el valor y la voluntad necesarios para dictar las condenas.

EL SABER OCUPA UN BUEN LUGAR


El proyecto de Ciencia, Tecnología y Creatividad (CTC) comienza nuevamente, junto al inicio de clases, y se realiza en 62 escuelas públicas de zonas vulnerables para que los chicos y chicas experimenten, investiguen, aprendan y nunca dejen la edad de los porqués. Pero, además, una de sus prioridades es generar igualdad de condiciones y posibilidades para alumnos y alumnas y fomentar en las niñas el conocimiento de la astronomía, la biología o la electricidad para promover una futura generación de investigadoras. Por Luciana Peker

“A mí me están gustando la tierra, el sol y la luna”, define sus intereses Ludmila, de diez años. Ludmila traspasa el techo de su escuela de Lanús, de los pasillos llenos de colores, de posters y ganas, de la vista a la plaza, de los perros que husmean en el colegio de puertas abiertas. Ella cruza, a partir del lunes que viene, la puerta del aula y empieza las clases del ciclo lectivo 2011 con un plan piloto de aprendizaje que planta a las chicas con una raíz en la tierra y las lleva de viaje por el sol y la luna. A un viaje sin techo –como la eterna edad de los porqués que permite el aprendizaje de las ciencias– y de romper el techo de oficios supuestamente femeninos (que no suele promover la formación de astrónomas, investigadoras, biólogas u otras especialidades científicas) para hacerla soñar con eso, eso que le está gustando tanto: la tierra, el sol y la luna. Pero romper el techo de la enseñanza tradicional en la escuela no es sólo un deseo de Ludmila o un buen proyecto individual, es un plan más ambicioso que se llama Ciencia, Tecnología y Creatividad (CTC) que se realiza desde el 2009, con el apoyo del Ministerio de Educación, en 31 escuelas bonaerenses y en otras 31 tucumanas que llega a 8900 chicos y chicas de zonas muy vulnerables, a través de 260 docentes, que dan clases entre cuarto y quinto grado. Tradicionalmente, la enseñanza de las ciencias estuvo relegada en los programas curriculares y cuando ingresó como disciplina lo hizo con un sesgo machista muy marcado. Se supuso, durante muchos años, que la ciencia era cosa de hombres y se supuso tanto que a los varones los mandaban a clases de ciencias y a las niñas a bordar. Las nenas ya no bordan, pero siguen recibiendo muñecas de regalo, mientras ellos abren paquetes que desenvuelven microscopios, entre otras diferencias que van corriéndolas del deseo de investigar y preguntar hasta encontrar respuestas. En la escuela primaria nº 3 “República de Brasil” de Lanús (más precisamente Valentín Alsina) se da el programa Ciencias, Tecnología y Creatividad (CTC) desde hace dos años y ya es aclamado como un favorito en la clase que genera no solamente un incentivo a esta disciplina, sino la costumbre de preguntar y buscar respuestas (que siempre lleva el sentido crítico a cuestas) y pone especial énfasis en la igualdad y el rendimiento de las alumnas en el aprendizaje. “Nos hemos sorprendido mucho de la precisión con la que trabajan los chicos y chicas y los resultados en la ampliación de su vocabulario, el relato escrito, el manejo de la oralidad”, resalta Natacha Sáenz, docente y directora de la escuela “República de Brasil”. Aunque, se sincera, que cuando aparece un nuevo proyecto muchos/as maestras/os lo sienten como una mochila más sobre sus espaldas cree que después de pasar por las aulas la ciencia generó en todos y todas una sensación de valor agregado. “Siempre los docentes tienen miedo a lo desconocido. Pero con este proyecto hay maestros/as que estaban aburridos y volvieron a aprender e incluso cambiaron su manera de enseñar. Ahora sus planificaciones son más creativas y diferenciadas. Por eso, el CTC contagió a docentes, chicos y padres las ganas de aprender”. Y Natacha resalta otro logro del ingreso de la ciencia a las aulas: “Con los proyectos los chicos se dan cuenta que se puede experimentar y que no hace falta googlear todo”. Experimento propio La ciencia no es sólo un aprendizaje de conocimientos. O un camino para formar científicas. Lo más interesante es que es un camino para justamente poder probar, probar y probar. “En un recipiente con lombrices cambiamos la tierra y en otro dejamos la misma tierra que había. Así pudimos comprobar que creció la población en el que cambiamos la tierra y en el otro no”, cuenta del experimento de la clase Aldana, que aunque es niña ya es toda una experimentada, al menos en eso de cambiar para ver qué cambia. Ayelen Attias, coordinadora de tutores del Programa CTC, subraya que los alumnos/as no sólo tienen un plus en su cuaderno de planificaciones escolares sino que también ellos y ellas le dan un plus al propio proyecto. “Los chicos/as fueron más allá de lo que habíamos pensado en el libro y decidieron hacer sus propios experimentos”, valora. El programa es igual para nenes y nenas, pero igual ya es un paso porque, justamente, pone especial énfasis en romper con los estereotipos de género que dejan a las mujeres en la casa y a los varones en la investigación o que permite a las chicas soñar con ser maestras jardineras, princesas frustradas, empleadas domésticas o secretarias ejecutivas sin darles libertad a sus propias fantasías. La mamá de Dina, de 11 años, no trabaja. “Está en mi casa”, relata ella que siente como un orgullo poder hablar de lo que aprendió sobre los ciclos de vida. A ella no se le ocurre no trabajar de adulta. La pregunta no es muy ocurrente, pero se impone: –¿Qué querés ser cuando seas grande? –Científica y veterinaria –contesta. Segura. Tanto como le gustan sus perros. Tanto como no los quiere sólo como mascotas, sino que piensa su amor fuera de los peluches y cerca de la posibilidad de atender, curar, diagnosticar, trabajar. Dina no quiere –sin ni siquiera nombrarlo– repetir la pasividad de su mamá porque le parece natural –tan natural como el apareo– que su curiosidad se vuelva oficio. Tan natural como puede contar un apareo: “Las dos lombrices se pegaban y empezaba a salir una baba de espermatozoides y después hacían capullitos”, relata. –Lo que más me gustaría es ser científica, ya sé que requiere mucho esfuerzo el estudio, pero a mí me encanta estudiar –se enaltece Natalia que aletea las palabras con ojos marrones que se ondulan como mariposas que no pueden quedarse quietas. Pero no se trata de dar sólo respuestas (mucho menos a las preguntas sin vuelo de los adultos y, mucho menos, de las periodistas adultas) sino de lo más divertido de las ciencias: preguntar. “Yo tengo una duda: ¿Cómo vienen los meteoritos con tanta fuerza si no hay gravedad?”, pregunta Natalia. Y antes de ir a buscar enciclopedias para poder atajar alguna respuesta, por suerte (esta vez que la cronista no tiene que hacer de madre) Natalia misma explica que no es sólo una pregunta meteórica sino una costumbre la de preguntar. “Se me hacen cada vez más preguntas que yo también las investigo a través de libros y de mi propio pensamiento”, explica. Pero también impone el acosado rol de su madre: “Yo le hago las preguntas a mi mamá y al segundo que se lo pregunté para mí pasaron mil años y por eso ella me contesta ‘Natalia, no sé’”. Pero Natalia insiste y va por ejemplo con “¿Cómo es que tenemos luna?” “¿O por qué la luna está justo ahí en ese punto?”. Y no se conforma con mirar para arriba y esperar razones divinas. “Me gustan las respuestas precisas –requiere–, no me gustan las respuestas no completas, si no ¿de qué me sirven las respuestas?”. Pero sus pretensiones empujaron el carro de las expectativas familiares. “Mi mamá empezó a estudiar porque si no no podía darme respuestas”, cuenta. Ludmila, en cambio, no dice no sé como la madre de Natalia. Sí sabe. Incluso, sabe de sus propios errores. “No nos dimos cuenta que las lombrices tenían más luz de la que podían resistir y por eso los bebés no llegaron a ser jóvenes.” No se hizo la luz. Se construyó una razón. Y Natalia describe el proceso de conocimiento con su cara de nena y sus uñas disparadas de moda y colores y anillitos que pueblan sus dedos cuando explica eso que ya no es ningún misterio insondable. El conocimiento no se queda en el aula donde chicos y chicas juegan en un recreo de cartas de animales que pasan de mano en mano midiendo orígenes, alimentos y pesos. El conocimiento trasciende como un motor que empuja otros recursos para las niñas y otro lugar en la familia. “A mi papá le enseñé electricidad y cada vez que se corta la luz le agarro la batería del auto para solucionarlo con dos cables. Es algo importante para que mis dos hermanas (Diana, de seis años y Valentina, de tres años) no tengan miedo”, muestra la valentía que le da el conocimiento Ludmila. Dina también se enorgullece: “Aprendimos cómo prender y apagar objetos con imanes”. Las docentes no se quedan afuera. No sólo del aula. Tampoco del aprendizaje. Laura Pérez, profesora de Historia, empezó a trabajar en el proyecto de Ciencia y Tecnología de la Creatividad (CTC) con una tutora general y otra que –quincenalmente– apoya el curso de las clases. Ella valora la ciencia no sólo como una fuente de conocimiento sino como una herramienta de análisis. “A los chicos los hace tener un pensamiento mucho más crítico, observar detenidamente, buscar evidencias. Les genera una actitud científica en la vida que es aplicable en otras áreas”, sostiene. ¿Pero por qué además de incentivar las preguntas también promueve la equidad de género? Aldana remarca: “La electricidad no es de varones, es para todo tipo de gente. En un capítulo de Los Simpsons le decían a la mamá que no podía ser carpintera porque era cosa de hombres y que carpintero tenía que ser Homero. Yo también tengo un amigo que dice que el trabajo es para los hombres y las mujeres se tienen que guardar a cocinar. Pero ya no”, dice Aldana, la hija, orgullosa, de una mujer que cose carteras y limpia casas. “A mí me gustaría trabajar”, se planta y plantándose salta para adelante. “Todos los temas se tocan de manera igualitaria y jamás partimos de la idea de que la electricidad no les va a interesar a las nenas por ser nenas, por ejemplo, y esto genera un cambio en la mirada de las familias”, apunta Laura. Y su alumna, Daiana, muestra el circulo en la equiparación de distintas formas de trasmitir el conocimiento a varones y mujeres. “A mí mamá le gusta porque aprende conmigo”, se alegra. Mientras que Ludmila se alegra de aprender. “Me gusta aprender de la naturaleza”, resalta. Y resalta su sueño: “Yo quiero terminar la escuela para que mi papá, que es camionero y que siempre me dice que estudie para que no me pase lo que le paso a él que tuvo que trabajar para mantener a su papá y su mamá, se ponga contento”. Terminar el colegio ya es todo un desafío en el sur bonaerense. Pero acá, en esta aula, donde se habla de la tierra y el sol terminar no es el único destino, sino, también probar, probar, probar y no sólo aprobar. Aunque no todos los experimentos se suman. También están los que van cada uno a su lugar. “Una mezcla de aceite con otra de agua nunca se va a mezclar”, enseña Ludmila. Pero otros experimentos logran poner a las chicas de la cabeza. “Frotamos un sorbete y vimos cómo se levantaba el pelo”, reporta Dina. El aula –que mantiene símbolos tan marketineramente femeninos como a la gatita Kitty– es un espacio impregnado de algo más que pizarrones y mapas. Un balde transparente, con un globo y un silbato para mostrar como trabaja el pulmón muestra que, a través de este proyecto piloto de incentivo de ciencias en las escuelas, todo se vuelve una prueba permanente. Wanda pasó por otros colegios. Por eso, puede notar la diferencia (mientras repasa el recorrido de sus trenzas): “En las otras escuelas que fui nunca tuve un proyecto científico que vaya más allá del trabajo en la carpeta o de escribir”. Hay recreo. Hay helados. Hay juegos. Hay un aprendizaje que es como una secuela: continúa / continuará. Las chicas juegan a las cartas, a las cartas con mariposas, pumas, pájaros, peces, mosquitos, tortugas. Miran los colores, los animales, la fiesta de la naturaleza pasar y la ponen sobre la mesa. Barajan. Barajan y dan de nuevo

"DESDE LA NEGRITUD, SOY UN POETA DE TODO LO HUMANO"


“Soldado de la Revolución Ciudadana que lidera el presidente Correa”, como él mismo se define, el poeta e intelectual ecuatoriano Antonio Preciado vino al país a presentar una antología de su obra, estuvo en el Encuentro de Poetas del Festival de Cosquín y participó del estreno de un film sobre su vida. Por Karina Micheletto

“La poesía no tiene color”, alza el dedo Antonio Preciado, poeta negro, poeta de la negritud, según lo anuncian en la presentación de su última antología en Buenos Aires; poeta testimonial, poeta de lo humano, según prefiere presentarse él mismo. Reconocido intelectual del Ecuador, Preciado no sólo está abocado a la poesía. Es el actual embajador de su país en Nicaragua. Fue también el primer ministro negro del Ecuador, cuando Rafael Correa lo convocó para asumir la flamante cartera de Cultura, que el nuevo presidente desdobló de la de Educación. Un cargo que enorgullece al poeta, pero que también marca a su juicio un claro parámetro de discriminación en un país que tiene el 10 por ciento de la población negra. “Fíjese si ha habido o no desigualdad en mi país que en casi doscientos años de vida republicana no hubo antes un ministro negro”, señala en diálogo con Página/12, después de definirse como “un soldado de la Revolución Ciudadana que lidera el presidente Correa”. Antonio Preciado estuvo recientemente en la Argentina por cuestiones que tienen que ver con la literatura (la presentación de su Antología esencial, en el Centro Cultural de la Cooperación, por ejemplo). Pero también con la música, como cuando estuvo invitado al último Festival de Cosquín para asistir al Encuentro de Poetas, en el marco de las actividades culturales que promueve el encuentro. De allí, dice, se lleva a su país una cantidad importante de discos. “Soy un melómano y así como conozco bastante bien la literatura argentina, de Hernández en adelante, conozco y aprecio el folklore de este país”, se enorgullece. “Yupanqui, Cafrune, Los Fronterizos, Los Cantores de Quilla Huasi, todos suenan en mi casa. La música del sur ha permeado mucho la sensibilidad de los de mi generación. Y muchos cantores han estado en mi casa, los chilenos Parra, Alfredo Zitarrosa, Armando Tejada Gómez, que fue mi amigo...” La otra punta que lo trajo a Preciado al país tiene que ver con el cine. El director Modesto López, radicado en México, creador del sello Pentagrama, vino a exhibir su documental Antonio Preciado, poeta entre cantos y marimbas, un homenaje que parte de la vida del escritor para abrevar en otras historias y para pintar su provincia natal de Esmeraldas, esa región exuberante que se alza en el norte de la geografía ecuatoriana y que Preciado pinta ahora con palabras. Selvas intrincadas, una vegetación poderosa, lujuriosa en un punto, que llega a la orilla del mar, con la dulzura de la marimba, una cultura marcada por el estruendo de los tambores, la comida a base de mariscos y leche de coco... La postal tropical se va haciendo cada vez más nítida en la descripción de Preciado. La provincia verde se la llama. “Una provincia verde, habitada en su mayoría por gente negra”, completa la pintura el poeta. Una geografía que dejó su marca en la obra poética de Antonio Preciado, en la que late un ritmo musical cargado de estos colores. Tal como somos (1969), De sol a sol (1979), Poema húmedo (1981), Espantapájaros (1982), De ahora en adelante (1993), De boca en boca (2005), son sólo algunos de los títulos destacados de su vasta obra, que se extiende también en numerosas antologías como De sol a sol, de 1992, y la que ahora se presenta en la Argentina. “Una poética enraizada en lo negro –de donde le vienen antiguas sabidurías y resonancias mágicas–, pero generosamente abierta a lo contemporáneo”, la definió con precisión el crítico Hernán Rodríguez Castelo. Conocido como un país andino, poco se sabe de la población negra que habita el Ecuador: un 10 por ciento de los 14 millones de personas que lo habitan. “El mundo imagina que en el Ecuador hay negros cuando juega la selección de fútbol, porque los jugadores son en su mayoría negros”, sonríe Preciado, que se declara “un empedernido interesado en la condición humana”. Esta curiosidad primaria, dice, es la que lo llevó tanto a la poesía como a estudiar Política y Economía en la Universidad de Esmeraldas, de la cual fue rector posteriormente. “Me interesa como ser humano, y con mayor razón como poeta, el escudriñamiento de la circunstancia en que vivo, el fundamento histórico. Y nunca me he considerado un circunstante de ese fundamento sino un protagonista.” –Pero, ¿cómo surgió un poeta de esta formación en política y Economía? –El poeta surgió antes: sentí necesidad de expresar mediante la palabra algo que bullía en mi interior, que pugnaba por salir. No quise que se quedara adentro, y así empecé de niño a escribir poemitas de carácter onomatopéyico, influenciado por mis primeras lecturas, los poetas negros que estaban en boga en esa época en la poesía llamada negra, de Nicolás Guillén en adelante. Influido poderosamente por estos poetas, empecé a escribir poesía con sus mismos entonamientos, con la misma sonoridad. De hecho, mi primer librito, publicado a los 17 años, Jolgorio, está marcado por la fórmulas expresivas de estos poetas del negrismo: hay sonoridad, descripción, no aparece todavía el concepto. Porque no es lo mismo el negrismo que la negritud en la poética. –¿Cuál es exactamente la diferencia? –El movimiento de la negritud aparece posteriormente, es una toma de posición y de conciencia que se advierte en poetas como el senegalense Leopold Sedar Senghor, el franco-caribeño Aime Cesaire y otros poetas negros residentes en París. Es un movimiento estrictamente literario, que luego se convierte por extensión en un movimiento político, una respuesta racional, del pensamiento, frente a la situación histórica de los negros. Pensemos en las teorías sobre la inferioridad del hombre negro que aparecieron para justificar la mano de obra esclava: Simón de Sepúlveda, católico, y el obispo anglicano Thompson afirmaban en coincidencia que la trata de esclavos no contrariaba las leyes del derecho natural de la religión relevada, porque el negro era un ser rayano en la inferioridad. No se siguió repitiendo semejante balonía, pero esa consideración de inferioridad continuó de diferentes modos. En respuesta a esa historia de aplastamiento, postergación y discriminación, surge el movimiento de la negritud. –¿Se reconoce heredero de ese movimiento? –Sí, en cuanto al arranque intencional, a la posición de la que parto. Pero soy un poeta cuyo horizonte no se agota en el universo de la negritud: soy un poeta negro que escribo sobre mi raza por razones históricas, socioeconómicas, políticas, son cosas que no puedo eludir, que estoy obligado a decir humanamente. Pero desde allí, desde la negritud, soy un poeta de todo lo humano. –¿Prefiere que su obra no sea presentada como “poesía negra”? –Yo la entiendo más como poesía testimonial. Digo que la poesía en su mismidad no tiene color. No hay poesía blanca, poesía negra, mestiza. Es poesía. Si se la tipifica o carateriza de una determinada manera, es precisamente porque está hecha por negros, y por los filones temáticos que necesaria, obligadamente tenemos que tocar. –Usted fue el primer ministro negro de su país. ¿Eso significó una responsabilidad extra? –Seguramente. Fíjese si ha habido o no desigualdad en mi país que en casi doscientos años de vida republicana no hubo antes un ministro negro. Asumí ese cargo convencido de que la visión de país que proponía el presidente Correa era absolutamente bienhechora, porque el proceso de la Revolución Ciudadana apunta precisamente a solucionar las injusticias acumuladas a lo largo de estos casi doscientos años. –¿Cuál es la idea de cultura que planteó en sus años su gestión? –Un concepto de carácter transversal y totalitario, de modo que todo aquello que se hiciera en el país tenía de alguna manera relación con el Ministerio de Cultura. Porque si cultura es la forma de ser de un pueblo y el Ecuador es un país multiétnico y pluricultural, no hay una sola cultura. A lo largo de toda la historia republicana se había dicho que en Ecuador había unidad en la diversidad. Se reconocía la diversidad, pero se aseguraba que había unidad, lo cual era un eufemismo: lo que había era abismo entre las otredades que convivíamos en el Ecuador. La supuesta unidad era, en realidad, la afirmación de una sola identidad, dominante. Y la afirmación de cada identidad suponía que cada uno supiera lo que realmente era y que no se avergonzara de eso que era, que asumiera hasta con ufanía lo que era. Trabajamos por una nueva conciencia de pertenencia nacional, a partir del reconocimiento de lo propio. El presidente Correa se dio cuenta de que la potencialidad de ese pequeño país estaba precisamente en la conjunción de todos los segmentos poblacionales que habían sido mantenidos dispersos ex profeso en esa supuesta unidad en la diversidad, que no era tal. –Esa idea parece más fácil de esgrimir que de llevar a la acción. –Es una acción conjunta, desde luego que no puede ser sólo obra de un ministerio. Tiene que ver con una concepción global integradora de país. Acuñamos una frase como enseña del Ministerio de Educación: “Diversos, pero no desiguales”. Y ya con esta frase estamos hablando de etnias y de clases. Piense en un país como el mío, con una enorme mayoría del pueblo postergada y con una pequeña minoría que históricamente se ha apropiado de la riqueza socialmente creada. Una minoría postergando a la gran mayoría: no suena como algo novedoso, ¿verdad? Piense en cualquier acción de gobierno que apunte a revertir esta situación. No puede si no ser revolucionaria, y eso es lo que está ocurriendo en mi país: una revolución ciudadana. Esa es nuestra enorme alegría. –Y en el ámbito de la cultura, ¿cómo se materializa? –Trabajamos con las etnias en programas de reafirmación de su identidad, en programas de interculturalidad, de interacción entre las diferentes etnias. Partimos de lo que somos: multiétnicos y multiculturales. Diversos, pero no desiguales. Esa es la marca cultural que queremos orgullosamente asumir. La más importante de nuestra América y también, creo yo, nuestra mayor riqueza.

LOS PIROPOS, ESA POESÍA EN EXTINCIÓN


El verso callejero fue desterrado de las veredas de la ciudad y reemplazado por palabras que ofenden a quien las recibe; hay una organización dedicada a combatir a los acosadores verbales, que aconsejan no callar ante una grosería


Evangelina Himitian

Tiene un tiempo, un ritmo, una cadencia. Para que surta efecto, debe ser espontáneo, impensado y certero, deslizado justo cuando la mujer que pasa puede oír, pero no ver a quien lo pronuncia. La aspiración de máxima es hacer brotar una sonrisa incontenible en el rostro de quien lo recibe. Se habla del piropo, aquella poesía fugaz y callejera que en algún tiempo fue parte fundamental de la identidad porteña, pero que por estos días parece estar en extinción en las veredas de la ciudad. Los poetas de mitad de cuadra, aquellos que tenían la agilidad mental para sorprender y halagar a la mujer que pasaba, fueron reemplazados, hace ya años, por hombres de poco ingenio que apenas pueden articular una grosería en una sola palabra. "El piropo fue reemplazado por una expresión frontal y agresiva. Se perdió la sutileza. El piropeador de antaño era un celebrador de la belleza femenina. Tenía una visión caballeresca de la feminidad, que implicaba respeto y deseo. Era una reacción espontánea producida por un encuentro que le inspiraba poesía. Hoy, en cambio, existe una visión pornográfica del piropo, por ser fragmentaria. La destinataria no es la mujer, sino alguna parte de su cuerpo", explica el filósofo Santiago Kovadloff. Tampoco por estos días las mujeres andan con la cabeza gacha, sonrojándose indefensas, cuando caminan por ahí. No son pocas las que, al oír un comentario que las ofende o que las coloca en la categoría de objeto sexual, pegan la media vuelta y encaran, insultan y hasta ponen en ridículo a quien les dirigió la ofensa. Para darse una idea, hace un mes comenzó a funcionar en Buenos Aires la versión local de una organización internacional que se dedica a denunciar a los acosadores verbales callejeros.

Tienen una página web http://%20www.atreveteargentina.org/ , en la que las mujeres pueden denunciar en un Google Map la cuadra en la que se encuentra el acosador y hasta subir imágenes. También se publican experiencias de lectoras que se sintieron agredidas y distintos consejos sobre cómo reaccionar. "Si incomoda, no es un piropo: es acoso", enfatiza Inti María Tidball-Binz, impulsora local del proyecto. Contrariamente a lo que puedan hacer creer los prejuicios, no son los barrios donde hay un boom inmobiliario aquellos en los que las mujeres se sienten más agredidas. Según el mapa, la mayor cantidad de acosadores callejeros se encuentra en el microcentro. Claro que la información todavía es escasa, ya que la página lleva poco más de un mes online . ¿Los hombres se sorprenden cuando una mujer se da vuelta y les retruca? "Creo que no se lo esperan. Es común esperar el silencio, porque siempre ha sido así. Ahora, las cosas están cambiando. No aconsejamos respuestas fuertes. Un simple «No me interesa» o «Basta» es suficiente para demarcar los límites. Si la persona no respeta esos límites, sugerimos que es mejor irse que ponerse en una situación de peligro", apunta Tidball-Binz. Todo esto podría llevar a pensar que a las mujeres no les gusta que les dirijan piropos. Sin embargo, una encuesta que realizó La Nacion entre sus lectores online arrojó que el 63% de las personas cree que a las mujeres les gusta recibir piropos, el 16% que les molesta y que el 19% dice que ya no los escucha y el 2% no sabe o no contesta. "Lo que a las mujeres no les gusta es la falta de respeto y, sobre todo, de ingenio", apunta Kovadloff. Un estudio realizado en España por la consultora Ausonia, sobre la base de una encuesta con más de 1200 mujeres, 8 de cada 10 encuestadas declararon que su autoestima sube cuando reciben un piropo, pero 7 de cada 10 reconocieron que los piropos subidos de tono les desagradan. El piropear no es el único de los hábitos que cayeron en desuso. También está el silbar en la calle o el conversar con vecinos. "Lo que ocurre es que la calle dejó de ser un lugar de encuentro. Hoy, el otro se convirtió en una amenaza. La caída en desuso del piropo es un síntoma del vaciamiento de sentido de los vínculos. Para decir un piropo, hay que estar presente, ver, ser inspirado por una presencia y decir algo. Hoy somos más pragmáticos y directos. Se va directo a los bifes. Ya las relaciones no exigen metáforas", considera el especialista en vínculos Sergio Sinay. "El piropeador se apropia simbólicamente de la belleza que celebra", explica el escritor dominicano José María Fernández Pequeño, que distingue dos clases: la primera es el piropeador instintivo, de quien brota una impensada reacción admirativa que envuelve a quien lo pronuncia. La mayoría de las veces, sólo atina a decir una palabra, que puede ser desde un elogio o una grosería. Después está el piropeador de estilo, aquel que cultiva el piropo por el piropo mismo. Lo elabora con meticulosa delicadeza, a veces sutil, a veces intelectual, a veces irónica o veces de doble sentido. Es un competidor nato, un verdadero cultor de la palabra. Precisa un público que respalde y celebre su arma predilecta: la originalidad. Debe tener un diestro manejo de los verbos, los tonos, las cadencias, la gesticulación. Se juega el prestigio cada vez que habla. Sin embargo, hay un elemento que parece ser clave para entender por qué el piropeador parece una especie en extinción. El piropo es cosa de dos: de quien lo da y quien implícitamente está dispuesto a recibirlo.

"LOS HOMBRES SOMOS UNOS TARADOS"


Mex Urtizberea, un excéntrico de raza. El creador de Magazine For Fai se incorporó a RSM. Y es columnista en ESPN aunque no entiende “nada de deportes”. Cómo se hizo cómico por casualidad.

Por Leandro Filozof


Detrás de la puerta, lo primero que asoma son los anteojos con vidrios gruesos y ese no peinado que lo vuelven inconfundible. El look de Mex Urtizberea lo completan una remera roja y un jean oscuro. En su casa suena bien fuerte jazz instrumental, que rápidamente se ocupa de bajar un poco. Por fuera de la pantalla, Urtizberea no es tan extravagante, pero mantiene esa imagen aniñada de alguien al que nada parece preocuparle. Se define “cansado”: está trabajando a la vez en televisión –RSM y Pura Química– y en su obra Pasión inútil.–¿Cómo funciona la obra?–Es la primera vez que hago teatro y la verdad que va muy bien, la gente se divierte mucho. Está todo relacionado con la pasión inútil: emprendimientos que no resultaron, fracasos amorosos o cosas que nos pasan a todos. Como el tema “Sabete”, que dice “Sabete que te estoy mirando pero no escuchando, me colgué mi amor”. A la mujer le encanta conversar, no tanto coger, y el hombre va con el ganso en la mano, para después contarles a los amigos. La verdad es que somos unos tarados pero disfrutamos de eso.–¿Con Pura Química llegó la masividad?–En realidad fue con Los Exitosos Pells. Sebastián Ortega ya me había llamado para Lalola pero yo estaba haciendo Mañana vemos y quedó en la nada. Pero me volvió a llamar con Los Pells. Grababa todo el día, una locura, pero como justo me había divorciado, me mantenía entretenido y lo disfruté.–Es el segundo año de Pura Química. ¿Fue mutando el programa?–Sí, se armó un equipo, se definieron los roles. Germán Paoloski es un conductor maravilloso, muy rápido, combinamos bien, lo mismo con Zabaleta, Azcurra y Chatruc.–¿Cómo fue que terminó trabajando en un canal de deportes?–En el canal no existía ese tipo de programas y tres días antes de empezar, un amigo me llamó porque me estaban buscando y no sabían si yo iba a aceptar. En mi puta vida pensé estar en una señal de deportes, no entiendo nada de deportes, pero me di cuenta de que es mejor porque es parte del humor. Es más de lo mismo.–¿Por qué?–Porque uno imagina lo que va a hacer en la vida pero nunca sale de ese modo. Hoy me toca reencontrarme con Mariana Fabbiani en RSM. Con ella trabajé en el ’98 en Móvil 13 y algunas veces más, y nos tenemos un gran cariño. Estoy en un momento de reencuentro. Es muy rara la vida, por eso lo de la pasión inútil, porque todo lo que se planifica después va para otro lado o resulta otra cosa.–¿Usted no imaginaba terminar trabajando en televisión?–Yo me iba a dedicar a la música, el actor era mi hermano. Mi sueño era tocar en Europa, me fui un año allá pero no funcionó. Violeta (N. de R.: su hija) tenía seis meses, fue muy engorroso todo. Después a los 30 cambió todo. Me topé con (Alfredo) Casero en el Parakultural y nos hicimos amigos, y me invitó un día a De la cabeza a tocar el piano y terminé firmando un contrato. No lo podía creer. Yo vivía de dar clases de música y dejé todo.–También hizo radio, sacó dos libros, tuvo participaciones en cine.–Son formas de expresión, tampoco he profundizado en ninguna. Me he encontrado con distintos lugares y escenarios no sé si por desafío o qué, pero me divierte.–Creó Magazin For Fai, La Kermex, Dormevú, estuvo en Cha Cha Cha, hizo ficción, ¿hay alguno que haya disfrutado más?–El más emblemático es For Fai, que quedó más como obra.–¿Cómo habría que presentarlo: músico, actor, humorista, escritor?–La música es algo que me acompañó desde chico y la televisión es algo que hice mucho tiempo. Tengo por ahí más horas de tele que de música pero me es más familiar la música. No sé, trabajo para pasarla bien, lo peor es aburrirse porque no aportás nada más a eso que estás haciendo, estás con la cabeza en otra cosa. Y yo me aburro con facilidad de las cosas.–Y la parte humorística, ¿de dónde viene?–Vengo de una familia de humoristas amateurs, tíos y hermanos que fascinaban con sus relatos. Entonces improvisar situaciones o contar relatos es una cosa bastante natural. Fue mi entorno y todo lo que he vivido siempre.–¿Y su hija también se empapó de eso?–Sí, ella también, claro.–¿Cómo fue la experiencia de trabajar con ella?–Todo padre siempre quiere tener el estudio jurídico con sus hijos, la despensa de “González e hijos”. De todos modos, no quería que Violeta se dedicara a esto, fue de casualidad. Estábamos armando el piloto de Magazine For Fai y faltaban chicos. Mi mujer en ese momento, Nora Moseinco, le preguntó a Violeta si quería participar. Estuvo buenísimo lo que hizo y quedó. Lo último que hicimos fue La Kermex en América porque cuando fui a hacer Mañana vemos en Canal 7, la invité y me dijo: “Hasta aquí llegó mi amor”. Tenía razón y le fue fenómeno.–¿Le queda algún desafío pendiente?–Cine. Ya escribí tres guiones y estuve a punto de hacer una película pero se cayó por cuestiones de guita. Tenés que dejar todo por un año y no puedo darme ese lujo, pero ya va a llegar.

"SOMOS LOS REYES DEL ABSURDO"


Eusebio Poncela y Humberto Tortonese, hermanados. Viejos conocidos, protagonizan por primera vez una obra juntos. Malicia, ironía y grotesco en los cuerpos del actor español y el cómico argentino.

Por Florencia Canale


Casi imposible no explotar en carcajadas. La conversación con Eusebio Poncela y Humberto Tortonese roza de vez en cuando el discurso serio. Escuchar a los protagonistas de la obra teatral Las estrellas nunca mueren es una tarea que requiere la junta de sentidos bien despabilada. Pasan de un tema al otro en menos de un segundo, pero siempre vuelven al mismo puerto: la reescritura de la imponente gema protagonizada por Bette Davis y Joan Crawford de mediados del siglo pasado, que los tiene de intérpretes absolutos.–¿Cómo dio comienzo esta pareja?Humberto Tortonese: –Es una pareja que lleva años pero nunca trabajamos juntos. Nos conocemos hace mucho tiempo, y cuando Eusebio venía a la Argentina, nos veíamos. Hemos festejado un cumpleaños suyo en casa. Y el año pasado decidimos trabajar juntos, y ver qué pasaba. –¿Por algo en especial?Tortonese: –(Mira a Poncela y pregunta) ¿A vos qué te parece? ¿Fue por algo en especial?Eusebio Poncela: –Por supuesto, para salvarte la vida (risas), es que quería terminar de matarte. No, la verdad es que quiero que vivas mucho y muy feliz. Estaba con tanto cambio el muchacho, con casa nueva, con tururú y tarará, que dije, es un momento de darle...Tortonese: –Un sacudón (risas). La verdad es que fue un proyecto que se armó en España.–Hubo un problema con la versión original, ¿Qué pasó con Baby Jane?Tortonese: –No nos dieron los derechos. Nos dijeron que sí al principio y después no nos los dieron. Al final se hicieron los cambios para hacer Las estrellas nunca mueren. Salió el título y seguimos. –¿En una noche productiva?Tortonese: –En una noche productiva, de traguitos, salieron cosas interesantes. Empezábamos a las 7, 8 de la tarde, y ya a esa hora, era la hora del traguito. A las dos de la mañana yo ya estaba bailando.–¿Alguien tomaba nota?Tortonese: –(Risas) No.Poncela: –Las notas las hicimos cuando hablamos con los tíos que tenían los derechos.–¿Quiénes son, unos americanos?Poncela: –Sí. Si hubieran sido polacos, teníamos la obra. Tuvimos que empezar a escribir notas, un poquito punkies, y había algunas cosas que no podíamos decir, que era todo.Tortonese: –Todo lo que ya estaba escrito. Poncela: –Pero no perdamos ni cinco minutos en hablar de esos señores.–¿Es difícil sacarse de encima a Bette Davis y Joan Crawford?Poncela: –Hay fanáticos, pero esta obra sólo tiene el esqueleto. No hay que inventar nada, aunque podría, ¿pero para qué?Tortonese: –Viste que en cualquier momento te viene la ola (risas).Poncela: –Nosotros somos los reyes del absurdo.Tortonese: –Esta obra nos sirve para estar más vivos, y se fue dando esa misma libertad. Ahora sí me puedo perder, y si me pierdo, mejor; o si me pasa algo, mejor.Poncela: – El teatro y el cine es lo mismo, sólo hay que buscar el momento, no la inspiración divina porque eso no existe. Sólo algo, algo de verdad. Y pasa, ¿verdad?Tortonese: –Pasa. Y ahora está pasando más que nunca. Siempre pasa en una obra, después de que estrenás, empezás a disfrutar más. Y acá como se fueron adaptando cosas, fuimos achicando, más ritmo. Y yo me olvido que estoy actuando.Poncela: –Nos empujaron a estrenar antes. Tortonese: –Sí, muy rápido. Estaban ansiosos y a nosotros nos venía mejor estrenar en marzo, tranquilos. Pero igual, a veces el apuro te sirve para empezar.Poncela: –Sí, porque al final haces algo y no te estás cortando los pelos de los huevos. Pero de alguna manera, como Humberto y yo somos dos chavales muy enfocados, era un poquito cuadriculado. Somos muy orgullosos del oficio y tal, pero estábamos un poco pendientes, un poco teledirigidos. Ahora ya no, ahora es el sálvese quién pueda. Estoy muy contento, y ahora es cuando verdaderamente se lo disfruta.Tortonese: –Y a los quince minutos tengo que hacer otra función. Parece que no voy a poder y en cuanto empiezo, ahí estoy, repitiendo todo y riéndome, y yendo para un lado y para el otro.Poncela: –Yo no estaba acostumbrado a hacer dos funciones.–¿Y se arrepintió cuando se lo dijeron?Poncela: –Hablaba con los empresarios para cambiar, pero ¿qué pelotudo, no? Ahora llegan los sábados y estoy con esa combinación completamente empapada, y luego me ponen la otra, y me dicen: ¿quién nos da la entrada?, me pongo el pelucón y ya estoy entrando (risas). Y pensar que hacía Macbeth y Romeo y Julieta.–¿Hacía de Romeo?Poncela: –De Julieta todavía no. Y el Macbeth, que es un personaje que me encanta...–Humberto, usted podría hacer de Lady Macbeth.Tortonese: –(Risas).Poncela: –Son obras muy fuertes. Duraban cuatro horas y el actor principal podía morir de un paro cardíaco. Entonces siempre me digo: acuérdate de Macbeth.Tortonese: –Yo no sé si tomarme un whisky, y al ratito me dicen “en 5 minutos a escena”.–¿El proceso del ensayo cómo fue?Tortonese: –Fue bueno. Yo venía de El beso de la mujer araña, y la verdad que no lo había disfrutado. Y cuando me convocaron, pensé: “Ay no, otra vez ponerme a estudiar”. Y no, fue otro proceso. Tiene que ver con la libertad para trabajar.–¿Poncela es fácil para trabajar?Tortonese: –Conmigo sí.Poncela: –Puedo ser un ángel o un hijo de puta, depende. Creo que depende de uno, si me pongo en plan paciente. Pero no hay que perder el tiempo.Tortonese: –Hubo mucha tranquilidad para hacer esto. Yo llegué a un fin de año agotadísimo y me tomé diez días. Cuando vine, todavía había que volver a cambiar las cosas y se seguía trabajando sobre el libro. ¡Y yo que ya había estudiado algo!, se había cambiado (risas). Pero el personaje lo vas disfrutando cuando ya está. Eusebio me marcó muchas cosas que veía, que fueron muy importantes, para disfrutar de las pequeñas escenas. Poncela: –Humberto es uno los mejores actores de la Tierra entera. No es el talento, son las capacidades que tiene. Esto es una especie de collage, donde está el melodrama, el drama, el grotesco. Y va muy al filo, a mí me interesaba mucho encontrar esto en un compañero. Yo sé muy bien lo que digo. Él ha superado a sus maestros, a Gasalla, a Urdapilleta. Para mí, va un paso adelante, además es más joven. Él dice muy bien la poética, la dice como nadie. Da gusto verle trabajar, con la sinceridad y la entrega absoluta. Complicaciones, las mínimas, entonces para mí, eso es fantástico. Cuando me complican la vida, ahí soy muy jodido. Su papel es el eje de la obra. Entonces tiene que pasar por situaciones en tres segundos. Llega al teatro como si fuera su abuela; de la tele, la radio, el amor, la vida, y cuando sale, va como su nieto.–¿Cómo ve el país en este viaje?Poncela: –Claro que noto diferencias, si no el país estaría muerto. Tampoco he tenido mucho tiempo. Una de las pocas cosas que no cambiaron es que las personas siguen teniendo ocho trabajos para subsistir. Me llama mucho la atención, supongo que me adaptaría. Cuando llego aquí, hay un clásico que los amigos saben, que es que al mes ya me quiero ir. Y luego, cuando pasa esa tiempo, me instalo y ya.Tortonese: –Yo tenía miedo de que un día no llegara al teatro porque se hubiera ido (risas)


Agradecimiento: Bar Isabel

GENERACIÓN R


A 35 años del golpe, los nietos recuperados cuentan su historia. Sus testimonios impulsan el histórico juicio por el Plan Sistemático de Robo de Bebés. La vida con los apropiadores. El caso Noble. La herencia militante. Y cómo les explican a sus propios hijos lo que les pasó.

Por Jorge Repiso y Martín Mazzini


Llevan en el cuerpo una verdad que les duele. Algunos la tuvieron que enfrentar cuando todavía creían en las hadas y los monstruos. Otros, en la edad de la rebeldía –y se rebelaron defendiendo a sus apropiadores–. Alguno, incluso, cuando tenía toda una vida construida, aunque estuviera basada en mentiras. Casi no conocieron a sus padres, pero hoy –que varios crían a sus hijos– continúan luchando por sus ideales en un país distinto. Son –con sus parecidos y diferencias, sus virtudes y contradicciones– parte de una generación recuperada, que sigue buscando justicia. Victoria Montenegro, Paula Eva Logares, Carlos D’Elía y Francisco Madariaga comparten la larga mesa en la que las Abuelas de Plaza de Mayo anuncian la restitución de sus nietos apropiados, 102 hasta ahora, de un total estimado en 500. Tienen entre 33 y 35 años, los mismos que este 24 de marzo se cumplen del último golpe de Estado. Sus casos forman parte del juicio por el Plan Sistemático de Robo de Bebés, una deuda histórica, que empezó hace un mes y llevará al menos un año. –¿Cómo vivieron el primer día de juicio? Paula Logares: –Me pareció interesante compartir la sala. Entre ellos y yo no había vidrios ni nada. Estábamos ahí, tratando algo relacionado con nuestra niñez, y tenemos la edad de quienes los están defendiendo. Francisco Madariaga: –Algunos de los acusados entraron riéndose: Azic (apropiador de Victoria Donda) tiraba besos. Me pusieron a Videla dos asientos adelante. Estuve bien, pero al día siguiente no tenía ganas de nada. Victoria Montenegro: –Quedás como si te dieran una paliza. Cuando entraron, me dieron lástima. A Videla lo noté tan chiquito, poca cosa. No entiendo cómo sabiendo adónde están muchos de los que faltan, no se quiebran. Ya se están muriendo. Pero estaban convencidos de que jamás iban a ir presos. Debe ser una tortura estar allí sentados. Francisco: –Igual, la cárcel donde están (N. de R.: el penal de Marcos Paz) es un shopping. Mi apropiador se reúne con sus hijos biológicos dos veces por semana en el Hospital Militar. –¿Qué importancia tiene el juicio? Victoria: –Los militares son monstruos, pero fue la parte civil la que bancó ese golpe. (Ernestina Herrera de) Noble es un ejemplo. Y a quien la puso presa (el juez Roberto Marquevich), lo destituyeron. Francisco: –El robo de bebés es obra de los militares, que plantearon una tortura eterna y que sigue ocurriendo, para quienes aparecieron y para los que no. Y los tipos la están disfrutando. Nuestros padres no estaban preparados para que los torturen, pero los militares sí para estar presos. Victoria: –No estoy tan de acuerdo. Nunca imaginaron que las Abuelas iban a llegar adonde llegaron, ni que iba a existir el ADN. Además, estaban convencidos de que lo que hacían es un acto de amor. Ellos no ganaron porque jamás pensaron que íbamos a aparecer. Estamos acá para decir que no hubo una guerra, que fue un genocidio y que nuestros papás no están. Ellos me robaron mi historia, mi vida, todo lo que tuvo que ser y no será. –¿Sienten que sus padres lograron vencer a través de ustedes? Paula: –Hay un daño irreparable. Victoria: –Con amor, tiempo y esfuerzo se repara. No les quiero dar el gusto de que piensen que nos ganaron. Tengo chicos grandes y no quiero decirles que nos hicieron mierda. Paula: –Hago otra evaluación: recién ahora se empieza a cuestionar qué pasó con la sociedad civil y los grupos de poder. Tengo compañeros en el banco donde trabajo que me dicen “qué bueno que las Abuelas encuentran a sus nietos, a ver si las pobrecitas se dejan de joder”. Carlos D’Elía: –No es cuestión de ganar. Lo más importante es que sabemos la verdad. –¿Cómo reaccionaron al conocer su identidad? Carlos: –Acudí fue a Abuelas, aunque tenía el prejuicio de que estaban metidas en política y que iban a exponerme. También pensaba que iba a encontrarme con una carpetita diciendo qué pasó: una ilusión, pero ellas me orientaron para construir una relación con mi familia biológica. Conservo una relación con mi familia de crianza. Fue muy importante saber que no tuvieron que ver en forma directa con lo que ocurrió con mis verdaderos padres. Haberme adoptado como propio es un delito, pero no puedo ir contra lo que siento. Mi padre de crianza murió poco tiempo antes de que mi causa llegara a juicio oral y con mi mamá sigo teniendo una relación fantástica. Paula: –Tenía ocho años cuando volví con mi abuela. Un día, sin previo aviso, el juez me dijo que me estaba buscando. Después, me llevaron a su casa. Desde entonces, nunca me quise escapar. Les decía “papá” y “mamá” a mis apropiadores pero nunca pedí volver a verlos, por más que ellos querían y me esperaban a la salida de la escuela. Cada uno tiene su historia, y entre nosotros no nos cuestionamos nada de esto. Francisco: –Yo era el juguete del capitán Víctor Alejandro Gallo. Mi restitución ocurrió en febrero del año pasado: encontré a mi papá (Abel) vivo. No volví a tener relación con mis apropiadores y espero ansioso el día de la condena. Nunca me llevé bien con ellos y siempre tuve dudas: entraba más seguido a la página de Abuelas que a mi e-mail. Como todo ex represor, Gallo tiene una agencia de seguridad. Decidí enfrentar al psicópata que tan mal me había tratado, le pedí trabajo y, con este físico, me mandó de custodio de camiones: la mejor forma de desaparecer a alguien en democracia. Hasta estuve en un tiroteo: ese tipo mandó a matarme. El momento más lindo de mi vida fue cuando me dijeron que no era su hijo biológico. Sin violencia, no hubiese llegado a la duda. Victoria: –A mí me apropió en febrero de 1976 un coronel del Ejército, Germán Tetzlaff, jefe de tareas de El Vesubio. Era alemán, rubio, y mis papás biológicos salteños. Yo aseguraba que era hija del coronel y me peleaba con el juez, no aceptaba el análisis de ADN. –¿Por qué te resistías a aceptar la verdad? Victoria: –Me crié con la idea de que la subversión había perdido en el campo militar pero estaba ganando en lo ideológico. Cuando quise pedir la contraprueba del ADN, Germán me dijo que no era hija de ellos. Para mí, era el soldado ejemplar y heroico que me contaba de los operativos. Después de eso, aceptar que en un procedimiento había matado a mi madre, que había dado a luz con 18 años, te lleva un montón. Hasta el 2001, me seguía presentando como María Sol... y ya tenía mis tres hijos. Nunca rompí el vínculo con él, que murió, ni con su mujer Mary. –¿Qué les dirían a los jóvenes que dudan sobre su identidad? Carlos: –Los que estamos buscando hoy son todos adultos, muchos son padres. Victoria: –Ese es un problema. Si los militares no quisieron “entregar” a sus hijos apropiados, menos lo van a hacer teniendo nietos. –¿Cómo viven el caso Noble? Francisco: –Cuando muera Ernestina, los chicos van a querer saber la verdad. Paula: –Es sumamente complicado. Puede que haya una presión por el poder. Pero debe haber otro factor: sus rasgos de crianza, cómo fueron mantenidos y educados, con qué discurso vienen de su hogar. ¿Qué pasaría si aceptaran el apellido verdadero, accederían a todos los bienes? Francisco: –Está en la psiquis de cada uno. Yo era una personita que encaró a un tipo con un prontuario monstruoso porque era la única manera de saber quién era. Ellos no se manejan por la vida con la libertad con que nos manejamos nosotros. A Felipe se lo ve con más ganas de poner el brazo (para el análisis de sangre), de saber, que a ella. Carlos: –Lo más importante es que existe una familia que los está buscando y que tiene todo el derecho de saber la verdad. –¿Sienten que la militancia juvenil reivindica la lucha de sus padres? Carlos: –Todos los jóvenes, involucrados o no en política, podemos hacer cosas desde nuestro metro cuadrado para ayudar al que está al lado nuestro en el barrio o el trabajo. Victoria: –Nosotros llevábamos los ideales de nuestros padres en la sangre. Bastaba que recuperáramos la identidad para retomarlos. Ahora seguimos esa lucha, aprendiendo de los errores. Paula: –Yo no sigo la lucha de mi viejo porque a mí me pasaron un montón de otras cosas. Estoy en otro momento histórico. Francisco: –Hoy la juventud está participando. En cambio, la gente mayor sigue teniendo miedo. Victoria: –El compromiso de este gobierno en materia de derechos humanos instaló la discusión sobre aquella juventud y sus sueños. Tenemos por primera vez un Estado que a la juventud le brinda todo, a diferencia de la generación de nuestros padres. Francisco: –Mi mamá trabajaba en salud reproductiva en la villa La Cava y nosotros hoy entramos a la villa para que salgan del paco. Victoria: –Por primera vez, los argentinos sentimos que este país es nuestro hogar. Venimos de años de sometimiento. Nuestros viejos dijeron: “Empecemos a pensar” y los barrieron. Los podrían haber matado, pero los hicieron desaparecer porque los aterraba la pasión que tenían. Cuando abrazamos la causa del proyecto nacional y popular, lo hacemos como abrazamos a nuestros hijos, porque es su futuro. –Tres de ustedes son padres. ¿Cómo les explican a sus hijos que fueron apropiados? Carlos: –Siempre detesté la mentira. Cuando descubrí mi identidad, para mí se amplió mi familia. Traté de sumar afectos, no de restar, y me salió bien. No todos pudieron hacerlo y en muchos casos era imposible. Pero todos tenemos dos viejos, no cuatro. ¿Cómo explicarles a mis hijas –de 10, 5 y 2– que tenía “papás del corazón” y papás? Un día salí a caminar con mi hija mayor cuando tenía seis, la más chica iba en cochecito. Y me preguntó qué les había pasado. Traté de explicarle que había una generación que luchaba por cambiar América y muchos pensaban que eran peligrosos. En el plano personal, que me querían mucho, no me abandonaron y tuve suerte de haberme criado con Carlos y Marta con mucho amor. Esto generó confusión en ella y me di cuenta de que la confusión la tenía yo. Paula: –Tengo dos hijas, de 8 y 9 años, y voy con la verdad. Siempre me dijeron las cosas como fueron. La verdad puede ser fuerte, pero no lastima. El daño ya está hecho. Lo más difícil es hacerles entender la figura del desaparecido, algo que no ocurre en otra parte del planeta. Victoria: –Mi verdad era que Germán era mi papá y cuando venían a mi casa a traer las citaciones judiciales les explicaba: “A tu abuelo lo persiguen porque era un soldado que luchó contra la subversión, hay una guerra que sigue...”. Después, les cambié toda la historia: de ser heroico pasó a ser un represor. “¿Y quién es el malo?”, preguntaban. Cuando apareció todo esto les dije: “Es terrible, no lo entiendo pero vamos a procesarlo juntos”. Me siento culpable. Los dos mayores tienen un montón de cosas en la cabeza. El de 18 es capaz de defender a Videla en la mesa. El más chico creció con la verdad y lo veo pleno. Carlos: –Ellos la tienen más clara que nosotros. Hay que hablar con los chicos, que crezcan con la verdad. Producción: Deborah Maniowicz

POR QUÉ CORREMOS


El auge de los maratones a toda hora y lugar. Cada año hay decenas de competencias de este tipo en Capital. Las razones de los participantes. Los beneficios y los riesgos de no prepararse bajo control médico.

Por Bruno Lazzaro


Son las 19.15 y todavía no se hizo de noche. Las gotas que caen de los árboles evocan una lluvia que es pasado pero amenaza con volverse presente. El viento pega fuerte y las nubes se mueven como salidas de una película a la que alguien decidió adelantar. Faltan quince minutos para la largada y la concentración se visualiza como tensión en los rostros de un grupo de corredores con pinta de profesionales. Están los que se toman las pantorrillas y meten la cabeza entre las piernas, como si fueran avestruces de ciudad; los que marcan los segundos con los movimientos del cuello; aquellos que, como para dejar en claro que esto es en serio, meten un pique corto en puntitas de pie. Y también, cuándo no, los que hacen un culto al famoso “talones a la cola”. Alguno resquebraja sus dedos con las manos entrelazadas y un loquito pega un grito luego de hacer tres abdominales en el frío pavimento. No falta nadie. “La señora de las luces”, una suerte de mediática del deporte, se ubica en los primeros lugares, por delante del único ser vivo al que se le ocurrió ponerse una careta para correr uno de los tantos maratones que cada año se realizan en la ciudad. Esta vez hay otra particularidad: el evento deportivo es nocturno.Nadie innova: los pantalones que usó Maradona en el Mundial Juvenil de Japón en 1979 están de moda otra vez y el color caqui de los corredores especializados resplandece en la pista cuando el flash de los fotógrafos anuncia la partida.Son casi tres mil personas que parecen perdidas en un laberinto sin paredes. Hombres y mujeres dispuestos a dar todo en los ocho kilómetros que la marca Ona Sáez acondicionó para que disfrutaran de correr un maratón. Una modalidad saludable que, según explica el personal trainer Daniel Tangona, también conlleva sus riesgos: “Estoy en contra de que la gente corra tantos maratones seguidos ya que todo deporte de alto rendimiento requiere sus cuidados. Después se preguntan por qué un pibe explota a los cien metros. Para este tipo de competencia hay que prepararse bien. Consultar a un médico deportólogo, a un nutricionista, a un traumatólogo. El problema principal es que la gente no tiene noción de lo que es el cuerpo, y pese a que correr es muy lindo y tiene innumerables beneficios, las pocas desventajas son muy nocivas”. Entre esos beneficios están bajar la ansiedad, el apetito y alcanzar un estado de relajación.Pasaron doce minutos de la carrera y DJ Zucker continúa pinchando discos en soledad, ya que muchos de los participantes alcanzaron los cuatro kilómetros de competencia y están próximos a pegar la vuelta para convertir en llegada lo que hace una docena de minutos fue partida. Clara tiene 40 años y dice que desde hace un año viene bajando su peso a razón de un kilo por mes. Recién inició su carrera y sin embargo no se entristece: “Tengo mis propios tiempos. ¿Pensás que con esta panza puedo competir? No me preocupa, lo tomo como un desafío personal. Hace un tiempo me propuse anotarme en todo maratón que surja y vengo cumpliendo. Espero seguir”, se ilusiona, mientras intenta levantar los pies del piso.Seiscientos metros más adelante se encuentra Elvio, un correntino de 59 años que se frota la cabeza mientras disminuye su velocidad. Apoya las manos sobre sus cuádriceps y flexiona las rodillas. Dice que no da más. Que vino a correr para acompañar a su hijo, pero que el cigarrillo le empezó a saquear los pulmones hace treinta años. Fueron seis cuadras de las veinticinco que se había propuesto. ¿Fracaso personal? “Para nada. Todo lo contrario. Por lo menos me levanté del sillón y vine. La idea de correr de noche me entusiasmaba, pero si hay algo que me quedó claro es que si no dejo el pucho a la próxima no llego.”En relación al horario para hacer ejercicio, Tangona explica que “no hay un momento ideal. El reloj biológico lo maneja uno. Sin embargo, no es lo mismo correr de día que correr de noche. De mañana es recomendable usar gorro y ropa liviana mientras que de noche hay que llevar un chaleco refractario para que no te lleven puesto los autos. También hay que tener cuidado en dónde se mete el pie ya que muchas veces se puede tropezar con una raíz, y para la gente grande la caída puede ser complicada. Yo elijo la mañana, pero hay gente que prefiere, antes de volver a su casa y agarrársela con su pareja o con la heladera, bajar endorfinas mediante el ejercicio”.¿Pero cuáles son los requisitos básicos para salir a correr sin poner en riego la salud? Roberto Peidró, médico deportólogo, explica: “Lo primero y principal para cualquier edad es hacerse un control médico por lo menos una vez al año para saber si no hay algún soplo cardíaco o alguna arritmia y si la presión está bien. Con el apto físico se disminuye el riesgo de muerte de una manera considerable. En Italia, por ley nacional, aquellas personas federadas en algún deporte están obligadas a hacerse este examen. Otra de las cuestiones principales es estar hidratado, porque la gente toma agua cuando tiene sed y para ese momento ya está deshidratada. También hay que contar con un buen calzado y hacer un buen entrenamiento. No cualquier persona está capacitada para correr un maratón. Por eso muchas veces hay gente que presenta lesiones menores en las rodillas, tobillos o en la cadera”.A los 24 minutos y 20 segundos, Oscar Cortina cruzó la línea imaginaria y se quedó con el primer puesto de una competencia en la que cada uno de los participantes donó ropa para la fundación El Talar y para la Escuela Indoamericana de Fútbol. Cinco minutos después, Fidel Nadal arremetió con su catarata de hits en formato reggae, para alegría de aquellos que lograron llegar a la meta. Las gotas de sudor son proporcionales a la inmensa felicidad de quienes se sienten triunfantes. A pocos metros, DJ Zucker encuentra público pero no consigue que los presentes despeguen los pies del asfalto. El cansancio se hace presente y el frío arremete.La carrera llegó a su fin para la mayoría. Fidel Nadal repasa sus clásicos durante una hora y le pone un poco de calor a la velada. Un avión cruza el cielo en la inmensidad de la noche mientras Clara continúa con su travesía personal.

EL GOLPE Y LA VERDAD COMO DES-OLVIDO


Por Dante Augusto Palma


Cuando Platón intentaba explicar cómo se alcanzaba la verdad recurría a una elaboración que puede ser muy útil para comprender el sentido del contexto en que el que se cumplen 35 años del golpe que dio origen a la última dictadura militar.Frente a posturas escépticas respecto de la posibilidad de alcanzar el conocimiento, Platón desarrolla su teoría de los dos mundos que es recordada por su inolvidable alegoría de la caverna. En este sentido Platón parece inaugurar una dualidad cara al pensamiento occidental, esto es, la del ser y el aparecer. Lo que verdaderamente es, es aquello que se puede conocer y aquello que se puede conocer es lo inmutable, lo estable, esto es, la esencia o idea. En cambio, el mundo que nos rodea es pura apariencia y esta, como es posible certificar a menudo en la vida cotidiana, dura poco. Por ello, la verdad, lo absoluto, el conocimiento, se encuentran en otro mundo, el mundo inteligible que es aquel en el que se hallan las ideas de todas las cosas, desde la de Mesa hasta la de Hombre.Dicho esto se presenta un problema: si el verdadero conocimiento se encuentran en otro mundo, ¿cómo pueden los humanos acceder a él? Platón indica que no hay que preocuparse porque el conocimiento del mundo de las ideas es innato sólo que, en términos actuales, se mantiene en un plano “no consciente”. Para decirlo con más claridad, el bebé posee el conocimiento de todas las ideas sólo que aún “no sabe de ello”. Una vez más puede asistirnos aquí cierta perplejidad pues si todos sabemos todo desde el origen de nuestra vida, qué sentido tendría aquello que llamamos aprendizaje y más aún, qué sentido tendrían los maestros.Obviamente, Platón, en un contexto donde existían grandes controversias con los sofistas y los poetas respecto de quién debía educar, tenía una respuesta para esto: si bien poseemos el conocimiento de manera innata, este se hará consciente en la medida en que haya un maestro que ayude a “sacarlo afuera”. Esto se relaciona, sin dudas, con las enseñanzas de Sócrates, el maestro de Platón, cuyas obras completas, como todos ustedes saben, sólo fueron leídas por un ex presidente argentino.Sócrates, en algo que suele ser utilizado mucho en los manuales de autoayuda, considera que su labor es, a través de sucesivas preguntas, lograr que la gente pueda erradicar sus prejuicios y errores para, una vez despojados de ese falso saber, alcanzar la verdad que todos tenemos dentro. Esto es lo que se llama “mayéutica”, lo cual no es otra cosa que “ayudar a dar a luz” y hay quienes sostienen que Sócrates lo utilizó como metáfora a partir del oficio de partera que tenía su madre.Ahora bien, si la verdad ya “viene con nosotros”, lo que se sigue de allí es que la concepción de aprendizaje que la tradición socrático-platónica tenía era muy distinta de la que tenemos en la actualidad. Cuando hoy decimos “aprender”, se supone que adquirimos un conocimiento nuevo, algo que no teníamos, y que viene “de afuera”. ¿Pero si todo está “adentro”, en qué sentido podemos hablar de aprender algo “de afuera”? Y aquí viene la respuesta de Platón, también bastante conocida y que fue bautizada “Teoría de la reminiscencia”: “Aprender no es otra cosa que recordar”.“Aprender” y “recordar” parecen elementos que no tienen vinculación alguna al menos en la actualidad. Es más, podría suponerse que son elementos antagónicos pues lo que se aprende es lo que no se sabía y lo que no se sabía no se supo nunca, no está en un pasado remoto disponible para que gracias a nuestra memoria, se manifieste. Sin embargo, cuando se indaga en la etimología de la palabra “verdad”, se notará que el aprender y el recordar se encuentran demasiado cercanos. En griego, “verdad” se dice “alétheia”. Si descomponemos la palabra notaremos que “Létheia” es “olvidar” y que el prefijo “a”, como sucede en nuestro idioma, marca una negación. De este modo, verdad, en griego, es “dejar de olvidar”, algo que en filosofía es más conocido por la idea del alemán Heidegger quien tradujo esto por “des-ocultar”. En términos de las explicaciones mitológicas de las cuales Platón no renegó, se dice que los humanos poseemos un alma que habita el mundo de las ideas y que al nacer viaja para animar nuestro cuerpo. Habitar el mundo de las ideas supone que el alma conoce “conscientemente” todas las ideas, pero en su viaje hacia el cuerpo atraviesa el río Letheo, el río del olvido, por lo cual todo ese conocimiento queda en estado latente y necesita de un maestro para poder “sacarlo afuera”. Incluso en buena parte de la mitología griega aparece la figura de dos ríos en el Hades: el ya mencionado y el Mnemosyne, esto es, el Río de la Memoria. Había que elegir beber en uno de ellos y el resultado era el olvido completo o el recuerdo entendido como el total conocimiento.La verdad como recuerdo, la verdad como reminiscencia, la verdad como des-olvido, como des-ocultamiento, la verdad como vinculada a la memoria. La relación es demasiado evidente para no ser señalada. ¿Cómo puede una sociedad reconciliarse consigo misma sino a través de la verdad? ¿Cómo prescindir de la memoria a la hora de obtener una verdad presente? ¿Qué verdad se encuentra en el mero “mirar hacia adelante”? ¿Acaso hay verdad en el olvido, en lo que se oculta, en lo que no dejamos que salga a la luz? En términos de Platón, mirar adelante sin más, nos condenaría a un mundo de ignorancia, un mundo donde no hay conocimiento ni verdad. El mero mirar hacia adelante es el de los prisioneros de la caverna, aquellos que convivían con la apariencia de las imágenes que observaban en las paredes creyendo que esa era la realidad. Como se puede observar, Platón se dio cuenta de la desconfianza que hay que tenerles a las imágenes y de cómo los ignorantes creen que sólo lo que se proyecta es verdadero. Lo hizo bastante antes de la existencia del canal de noticias TN y del negociado cívico-militar en torno a Papel Prensa.Pues entonces, ¿sería deseable que la Argentina sea invadida por un tsunami de aguas del Letheo? Los intentos no faltan pero ante los agites de las placas tectónicas que confluyen en la estructura de poder que derogó las leyes de Punto final y Obediencia debida, sólo cabe agarrarse fuerte, resistir y, eventualmente, ponerse algún barbijo. No mucho más.Pero es muy interesante indagar en los presupuestos de aquellos movimientos que además de sismos buscan cismas pues existe una suerte de “mala prensa” del pasado, algo que quizá tenga que ver con que el futuro habrá contratado su propio Durán Barba. Esta absurda dicotomía o falso dilema entre “los que miran al pasado” y “los que miran al futuro” esconde que, más bien, lo que hay es un presente continuo. Esto significa que el pasado y el futuro son siempre vistos desde el presente, resignificados y revisitados. Los que suponen que el pasado está allí, quieto, esperando ser desentrañado por una memoria sin recortes y aparentemente “completa”, ignoran que el mundo se ve siempre desde una perspectiva. Quizás así podamos entender que aquel presunto pasado es presente en la cotidianeidad de las víctimas directas o indirectas.Cumpliéndose un nuevo aniversario del comienzo de la dictadura más sangrienta dejaremos para otro momento la coyuntura particular que rodeó y que rodea aún hoy la interpretación de los hechos ocurridos y la controversia en torno a los juicios que se llevan adelante. Más allá de ello, no se puede pasar por alto la particularidad del caso argentino, único ejemplo de hombres y mujeres con las agallas y la capacidad para poder enjuiciar a los asesinos que utilizaron el poder estatal para llevar adelante sus intereses facciosos contra una parte de la sociedad. Mirando a nuestro alrededor, esto es, observando las dificultades que se le plantean a Uruguay y a Brasil y más aún tomando en cuenta el artilugio que se intenta utilizar en Chile para liberar a los implicados en el proceso pinochetista, lo ocurrido y lo que ocurre en la Argentina es profundamente destacable frente a los que menosprecian lo actuado con el latiguillo de que “enjuiciar ahora a los seniles y desempoderados militares es fácil”. Sin duda, el contexto actual no es aquel que rodeaba a Alfonsín pero eso no quita mérito a lo realizado por la administración kirchnerista desde lo judicial, lo cultural y lo simbólico más allá de que algunos espíritus independientes se sientan molestos con la imagen de Bendini obligado a bajar un cuadro.A 35 años del golpe, ojalá que este pequeño aporte en torno al origen de la palabra “verdad” sirva para pensar que el mirar hacia atrás puede ser interpretado como la natural consecuencia de saber que la verdad depende de la memoria y que un presente que olvida es el elogio a un futuro que sólo proyecta ignorancia.