domingo, 31 de julio de 2011

MADRES DE PLAZA DE MAYO: SÍMBOLOS Y REALIDADES



Por Eric Calcagno, senador de la Nación, y Alfredo E. Calcagno, doctor en Ciencias Políticas.


Arturo Enrique Sampay, que fue uno de los más importantes pensadores políticos argentinos del siglo XX, sostenía que “el realismo, pensamiento político clásico de Occidente, cuyos elementos constructivos provienen de la religión de Israel, de la antropología filosófica griega y de la filosofía jurídica romana, considera que el hombre es un ser en distensión permanente entre los requerimientos de sus pasiones egoístas y los imperativos de la conciencia que le señalan el bien que debe perseguir con su obrar social”. Esa antítesis se amplía y adquiere magnitudes políticas cuando los protagonistas son partidos políticos y grupos sociales o económicos.En la Argentina, la terrible represión que culminó con la desaparición masiva de personas planteó una clara alternativa: por una lado, la tolerancia o la colaboración con la represión; o por el contrario, la oposición decidida, que en muchos casos llevó a castigos salvajes. Por una parte, la pasión egoísta, o simplemente, la negativa a ver la realidad, porque era lo que convenía; y por la otra, el imperativo de la conciencia que llevaba a la lucha contra la dictadura.Después de transcurrido más de un cuarto de siglo, los que se acomodaron a la dictadura con sus pasiones egoístas, intentan hacer olvidar su conducta. Más allá de los represores que están sometidos a juicio, no es bueno olvidar a los civiles que instigaron el golpe, hicieron negocios (manejaron el Ministerio de Economía y el Banco Central) y a los comunicadores que quisieron convencer que era un régimen “derecho y humano”, entre otros.Uno de los principales argumentos que utilizan quienes quieren justificar su sometimiento a las “pasiones egoístas”, consiste en presentar a la defección como generalizada: “Nosotros fuimos malos, pero también lo son muchos que combatieron a la dictadura”. O alegan: “Todos fuimos culpables”; si eso fuera cierto, entonces nadie sería culpable. Resultaría que, como lo describía Discépolo, todos “vivimos revolcaos en un merengue” y “es lo mismo el que labura/ noche y día como un buey,/ que el que vive de los otros,/ que el que mata, que el que cura/ o está fuera de la ley”. Con este sofisma, los usufructuarios de la dictadura y las víctimas, son lo mismo.En la aplicación de esa táctica, ahora atacan a uno de los símbolos de la lucha por los derechos humanos, que son las Madres de la Plaza de Mayo. Cuando la mayoría del país estaba sumergida por el miedo, las Madres se jugaban la vida en su reclamo por la aparición de sus hijos; tanto, que varias de ellas fueron desaparecidas.Ahora pretenden ensuciar a las Madres. Repiten, en escala menor aquello de “en algo estarían metidos”, con lo que justificaban las desapariciones. En el período sangriento, dejaban flotando la duda con aquello de “estarán paseando por Europa”; ahora presentan una grave estafa contra las Madres, como si fuera una maniobra para el enriquecimiento de las Madres. Exhiben a las estafadas como estafadoras.
Las obras de las Madres de Plaza de Mayo. Entre las horribles secuelas que dejó la represión de la década de 1970, figura la desaparición masiva de personas. La lucha incesante de las Madres fue uno de los factores fundamentales para el esclarecimiento histórico de lo ocurrido y el castigo a los culpables materiales. Asimismo, no dieron por terminada su tarea con el homenaje y el recuerdo de sus hijos. Tratan de realizar algunas de las tareas que ellos hubieran cumplido de no haber sido desaparecidos.Las Madres de Plaza de Mayo comenzaron su acción el 30 de abril de 1977, cuando iniciaron una caminata, en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, para reclamar por el paradero de sus hijos. Hasta el presente se repite su presencia todos los jueves y su número aumentó de las 14 madres iniciales a 300 o 400.La Asociación Madres de Plaza de Mayo, de modo directo o por medio de su entidad ejecutora Fundación Madres de Plaza de Mayo, realiza una serie de actividades. Ha creado la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (autorizada por el decreto 751/2010), la Librería de las Madres, las Ediciones Madres de Plaza de Mayo, el Congreso de Salud y Derechos Humanos, el Encuentro de Economía Política y Derechos Humanos, la Biblioteca Popular Julio Huasi, la videoteca de las Madres, la Radio La Voz de las Madres AM 530 (noviembre de 2005), el Espacio Cultural Nuestros Hijos, el Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas y la Misión Sueños Compartidos. Esta última es un proyecto de inclusión social que construye barrios en villas y asentamientos precarios. Desde su fundación en 2006, ha construido 4.800 viviendas, seis hospitales, dos centros de salud y un jardín de infantes; incorporó al trabajo formal a más de 5.000 trabajadores. Desarrolla sus actividades en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Misiones, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Río Negro, Salta, Santa Fe y Santiago del Estero.
Las Madres enfurecen al establishment. En la Argentina se intentó cambiar por la fuerza a la política, la economía y la sociedad. Dentro del gobierno militar, cada sector cumplía con su función: unos reprimían; otros gobernaban; un grupo manejaba la economía y las finanzas (sobre todo gestionando deuda externa); y hubo quienes se dedicaron a desarticular los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones sociales.Las Madres consideran que el gobierno que desapareció a sus hijos fue cívico-militar. No era sólo un grupo de sádicos, sino los ejecutores concretos de un plan político y económico global, cuyos instigadores y beneficiarios en su mayoría fueron civiles.Por eso, la presencia acusadora de las Madres enfurece al establishment. En ese odio, se suman varios factores. Primero, el deseo de blanquear su complicidad o insensibilidad durante las represión de la dictadura; para eso necesitan ensuciar a las Madres. Segundo, no toleran que las Madres quieran hacer vivir a sus hijos ejecutando obras que ellos, si vivieran, podían haber emprendido. Tercero, quieren terminar con el símbolo que encarnan las Madres que, con su tremendo dolor, luchan por los ideales de sus hijos; no sólo los recuerdan, los continúan.Las Madres de Plaza de Mayo no son mujeres extraordinarias; son mujeres comunes que estuvieron a la altura de circunstancias extraordinarias. Ahora las quieren descalificar con un sofisma: Schoklender es corrupto; luego, las Madres y el Gobierno también lo son. No aclaran que lo que hubo fue una estafa a la Asociación de las Madres. Así nos llevan al teatro del absurdo: atacan a las Madres porque un empleado las estafó. La confusión que quieren introducir entre victimario y víctima no tiene sentido.Las Madres se irán yendo indefectiblemente, porque el tiempo es cruel. Pero el establishment debe tener presente que cuando eso suceda, muchos iremos a dar la vuelta todos los jueves y después irán nuestros hijos. Los imperativos de la conciencia prevalecerán por sobre las pasiones egoístas.

CLAVES PARA PENSAR LA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA



Por Francisco Yofre


Cuatro expertos analizan la nueva forma de abordar las relaciones entre la sociedad y la institución policial en el marco de un paradigma inédito. Qué rol debe cumplir la fuerza y cómo debe ser la formación de los nuevos cadetes.


– Qué es la seguridad democrática? Carlos Arslanian (C. A.): –En primer lugar, hay que aclarar que la seguridad democrática se corresponde con un modelo de Estado que es el Estado democrático, social y de derecho. Para un estado neoliberal la seguridad se refiere a la integridad personal y al disfrute de determinados bienes jurídicos que tienen una tutela penal que remite al funcionamiento de las agencias penales del Estado como la policial, la judicial, la penitenciaria. Eso ha sucedido hasta ahora. Sin embargo, hay una nueva mirada que se va abriendo paso y que va ampliando la cantidad de derechos que se reconocen y amplía el concepto de la seguridad. No solamente se está seguro cuando se protege a alguien de ciertas cuestiones sino cuando además tenemos un Estado que se ocupa de los fenómenos de violencia, de las causas de la violencia y la criminalización de la violencia. Y estos fenómenos tienen que ver con el reconocimiento de otros derechos y en donde el estado da efectividad a la vigencia de estos derechos. Esto permite construir un concepto de seguridad ampliada que es propio de un Estado democrático y social de derecho más allá de la garantía de tener un bien. Ileana Arduino (I. A.): –Yo creo que lo más importante de este concepto es en primer lugar que resalta los procesos históricos que se vienen dando y que están ligados a la historia de la consolidación de un Estado democrático luego de largas dictaduras y cuya construcción es un proceso regional. Aparecen entonces algunos rasgos típicos que legitiman una política de seguridad como democrática. Una de esas notas típicas es la atención multiagencial de las diferentes formas de conflicto donde es un imperativo que la democracia ponga el uso de la fuerza, de la coerción penal, en el lugar de excepción que le corresponde. Otro punto es la conducción civil de la política de seguridad. No hay posibilidades de pensar una política de seguridad democrática si los cuerpos de seguridad son definidos con autonomía de las autoridades políticas soberanamente elegidas. Finalmente, un aspecto clave es el involucramiento directo de la comunidad en el desarrollo de políticas de seguridad, ya sea en el diagnóstico y en la construcción colectiva de soluciones que no reemplazan el rol policial. Participación con capacidad de diagnóstico, control y fiscalización efectiva sobre cómo funcionan las fuerzas de seguridad y las autoridades políticas en relación con la seguridad. A veces uno no encuentra este calificativo de democrático en relación con otras políticas. Uno no dice una política de salud democrática, una política de educación democrática, no. No hay esta necesidad de remarcar. Esto tiene que ver con que se está consolidando el pase de un modelo a otro. Esos tres elementos que dije tienen que consolidarse y de ahí la necesidad de marcar el énfasis, de explicitar. El eje es una política orientada a asegurar derechos atendiendo a que las personas son fines en sí mismos como titulares de derechos y no objetos para la producción de políticas de seguridad. Gastón Chillier (G. CH.): –Yo diría que la cuestión de la seguridad debería ser, en un Estado democrático no autoritario, una condición necesaria. Pero como lo planteaba recién Ileana Arduino, en el contexto histórico de la Argentina esto no ha sucedido. Hubo una transición del modelo de seguridad que separó la seguridad interior de la defensa nacional y se prohibió el uso de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interna. Sin embargo, este Estado democrático no se consolidó o no se desarrolló hasta el presente gobierno, en donde emerge un nuevo paradigma de la seguridad democrática. Se ha heredado un modelo de seguridad que veía al ciudadano como un potencial enemigo durante la dictadura por razones ideológicas y durante la democracia por razones sociales. Los que pueden atentar contra los bienes de un sector de la población son enemigos policiales. Yo creo que hubo un recorrido y llegamos hasta fines del 2009 con el Acuerdo de Seguridad Democrática que justamente trata de debatir la idea de que el único modelo de seguridad se asocia con la violación de derechos y no con su protección. Esta idea de que los derechos estaban en contraposición con la seguridad. La idea es contribuir al debate de un paradigma distinto del manodurismo, que asocia represión con seguridad, por tres razones: porque demostró ser violador de derechos, porque demostró ser profundamente ineficiente y porque se demostró como corrupto. Es necesario que el Estado, las organizaciones, los expertos y los académicos discutan un modelo alternativo. Ahí estamos en la actualidad, incipientemente en la formación de este nuevo paradigma, con la creación por primera vez de un ministerio a escala federal. Igual queda un largo camino para recorrer en el sentido de cómo se le da contenido concreto en término de políticas públicas a este paradigma, que como decía Ileana Arduino es una pugna que trasciende a la Argentina y se da en toda la región. Acaba de terminar la asamblea general de la OEA sobre seguridad ciudadana. Ahí uno puede ver las tensiones donde, lamentablemente, si bien el modelo democrático está emergiendo aún la idea de autonomía de la policía, de falta de controles y de represión como solución, sigue muy fuerte. – Que en algunas universidades aparezca la seguridad ciudadana como disciplina, ¿plasma esta idea, se corresponde con ella? Ana Clement (A. C.): –Claramente y soy muy optimista. La posibilidad de que instituciones educativas como las universidades estemos haciendo una experiencia es clave, generamos una instancia permanente de formación. Como universidad tenemos esa posibilidad de no caer en las instancias de políticas regresivas porque sostenemos la formación democrática como una práctica misma de la universidad. Cuando decidimos el diseño de una licenciatura universitaria en seguridad ciudadana se puso en tensión el aislamiento del mundo académico respecto de su participación y responsabilidad sobre los temas de seguridad y los acontecimientos en las instituciones policiales. Por supuesto que no es algo ya establecido, es un campo en formación. Los académicos siempre tuvimos una participación nula o aislada en las instituciones policiales quienes tenían una formación cerrada, militarizada y beatificada. Nosotros trabajamos como se trabaja en la universidad, con una propuesta a la comunidad y en ese marco con muchos policías que son la mayoría de la matricula en la carrera de Seguridad Ciudadana. Entonces, para nosotros es una enorme responsabilidad, porque la decisión del personal policial de formarse en una universidad nacional donde se pone en blanco y negro su participación, donde se analizan las prácticas de la “maldita policía”, la necesidad de generar la promoción de derechos, el respeto y la participación ciudadana, los impacta de forma interesante, nos pone en un diálogo desde lo académico pero también pone en práctica las ciencias sociales aplicadas. Es una experiencia novedosa, rica, desafiante. Ya tenemos los primeros graduados y nos hacemos preguntas. ¿Qué pasa con ellos cuando vuelven y están en la institución? –¿Cuáles son las primeras medidas vinculadas con la seguridad democrática que deberían tomarse respecto de la formación de los cadetes? C. A.: –El primer punto es terminar con una división absolutamente anacrónica y artificiosa entre suboficiales y oficiales. No puede ser que haya una formación para la gente de leva y rudimentaria y una un poco más refinada para los superiores. Eso, para empezar. En la provincia de Buenos Aires cambiamos esto. Por otra parte, cada modelo de Estado genera un tipo de organización policial. Un Estado autoritario forma una policía napoleónica, vertical, macrocefálica, organizada como una especie de telaraña cuya primera preocupación es la estabilidad del gobernante y el ciudadano queda de lado. Un Estado democrático produce otro tipo de policía, pone en el centro al individuo, al ciudadano. Cuando nosotros entramos en esta fase, a la que aludía también Gastón, de un Estado democrático social de derecho, la primera necesidad es cómo hacemos para que esa policía del Estado autoritario sea funcional a los nuevos objetivos. Una de sus patas es la universidad. La universidad que desde afuera de la corporación le brinde valores que tienen un significado. ¿Qué pasa? La práctica policial genera una cultura paralela, por así decir, a las reglas que da la academia que generan como capas geológicas que van sedimentando y conforman algo verdaderamente pétreo, que es muy difícil de romper. Y no se lo puede romper desde afuera. Tiene que ser roto y modificado con la intervención de los propios operadores y agentes del sistema, porque son los que van a dar el cambio. Para esto hay una infinidad de tareas y una es la universidad. Luego hay que trabajar con programas, como lo hicimos en la provincia de Buenos Aires, de cambios en la cultura institucional. Estos cambios significan incentivar y motivar a que los propios policías se vuelvan cuestionadores, examinadores de sus desempeños y funcionamiento. Solamente así, con esa mirada crítica, se puede llegar a un modo de rectificación con algún grado de convicción. Si se impone desde afuera y por la fuerza, sin compromiso, sin capacitación duran lo que dura una gestión, un ministro. Una seguridad democrática es una seguridad de la que es responsable un gobierno, un elenco gubernamental, y para que esto sea eficaz el modelo de organización policial no puede ser cerrado como una nuez cuyo cabito es un jefe de policía, que lo cambio cuando no me resulta funcional. Hay que abrir la institución, separar sus componentes, y luego ver cómo encajamos esto bajo el sistema de control de un ministerio que también tiene que tener ciertas definiciones en cuanto a su estructura organizacional. Una cosa es el control estratégico gubernamental y otra es la conducción policial, que sí es policial, que es profesional. Todos estos cambios, estos nuevos vientos que soplan, esta construcción de un nuevo paradigma, son tan arduos que se necesita apoyarlos desde todos lados. Bienvenida la creación del Ministerio de Seguridad. Significa que hay la preocupación de que la seguridad democrática sea cierta. Tenemos un ente con funcionarios que articulan y controlan el funcionamiento de esa policía. Bienvenidas las reformas que tiendan a abrir esas policías, descentralizar esas policías para controlarlas mejor. Bienvenida la participación comunitaria ciudadana, bienvenida. ¿Por qué? Porque esta mirada de seguridad pública –yo la llamaría así–, reivindica el concepto de multiactoralidad. No es solamente un tema de dónde está la policía. También está la comunidad que, como decía Ileana apoya, contribuye y yo diría algo más, hasta ejecuta muchas cosas. Por ejemplo, todo lo referido con problemas de menores en conflicto con la ley penal, los programas de recuperación y de reinserción donde las ONG trabajan en forma directa ejecutando programas. De modo que ése es el grado de intensidad que hoy tiene la multiactoralidad, un proceso muy legitimador de intervención ciudadana. Hoy la noción más fuerte de Estado que se está imponiendo es la de Estado articulador. Por un lado, reivindicar la idea de Estado de bienestar porque es el que de alguna manera garantiza la distribución de bienes, pero por el otro lado la del Estado que articula y recupera poderes que están en la sociedad. Estas grandes líneas, la universidad por un lado, la creación de un ministerio por el otro, los procesos de reforma, la activación social alrededor de estos temas, este concepto de seguridad pública que abarca el aseguramiento de otros bienes, tienen que ver con bajar la cota de la violencia social. I. A.: –En la medida en que uno cambia el paradigma de gestión y de gobierno, los modelos de organización y de conformación de los recursos humanos de las fuerzas de seguridad también deben ser puestos en revisión. A mí me parece, en función de lo que escuchaba, que hay dos cosas que aparecen muy recurrentemente. Una es la estrategia de la articulación multiactoral no sólo en la prevención sino también en otras líneas de definición de políticas públicas. El desarrollo de una política de formación incluso con las mejores intenciones y orientada a la formación democrática no debe quedar encapsulada a la decisión política de la autoridad del Ministerio de Seguridad. Gran parte de las posibilidades de reconvertir democráticamente estas instituciones tiene que ver con que el Gobierno asuma la importancia de la articulación con otras áreas del Estado que saben de educación. Y no al revés. Esta cuestión de la exclusión de las políticas de articulación ancladas en la idea de la especificad de lo policial está muy emparentada también con lo específico del ámbito militar. La policía es un actor clave de esto y el rediseño institucional en materia de formación debe tener en cuenta la propia percepción de los que hoy integran la policía, las expectativas de quienes se acercan es indispensable para asegurar un grado de eficacia en lo que estamos proponiendo. Se debe establecer un lugar de reconocimiento a la vocación y al verdadero interés. En esto me parece que hay dos cosas muy importantes. El plano de las simbologías y los ritos que a veces parecen menores y la jerarquización de algunas instancias de decisión. Si uno ve la estructura del Ministerio de Seguridad, es una cartera que por un lado tiene una política muy fuerte en relación de crear una Dirección de Derechos Humanos, crear en el más alto nivel instancias de control y transparencia y de los sistemas disciplinarios. Pero también hay una Subsecretaría de Bienestar y Gestión de personal policial. Con esto, lo que estoy tratando de decir es que no hay posibilidad de construir un cambio de paradigma que prescinda de llevar una perspectiva de derechos humanos hacia el interior de las fuerzas de seguridad como eje de gestión. No hay posibilidades de pensar fuerzas de seguridad capaces de identificarse con una seguridad orientada a la protección de derechos, una seguridad orientada a la gestión del conflicto y no a la represión si delegamos esa responsabilidad en instituciones en las que puertas adentro las personas son negadas en tanto sujetos de derecho. Esto tiene un grado de complejidad que es importante asumir, porque gran parte del sostén de la distancia que a veces hay entre las prácticas policiales, este falso antagonismo entre seguridad y derechos humanos, tiene que ver entre otras cosas en que aquellos actores que son llamados a intervenir en la práctica cotidianamente, son a su vez sometidos a prácticas excluyentes y negadoras de derecho hacia el interior de las instituciones. Ya sea porque están ancladas en una cultura que hace distinciones que no guardan ninguna relación con la necesidad operativa, como la distinción entre oficialidad y suboficialidad en el caso policial. O porque ponen en aspectos morales o de la vida privada de las personas un peso determinante capaz de afectar la carrera aun cuando eso no guarda relación con el desarrollo profesional. No hay posibilidad de pensar un proceso de reforma en materia de formación escindido de un proceso de reforma institucional que fije con mucha claridad los objetivos políticos institucionales de la intervención, una estrategia de reconocimiento hacia la policía. La academia y los actores estatales con responsabilidad de construir una cultura institucional democrática y de calidad para los funcionarios policiales, que son civiles pero vienen de una cultura militar, deben pensarlos como funcionarios y como trabajadores. G. CH.: –Por supuesto que el tema de formación es fundamental como forma de promover valores democráticos en la currícula y demás. Sin embargo, yo soy un poco escéptico de en que eso lo resuelva todo. Siempre fui escéptico de la idea del curso de derechos humanos como una acción afirmativa en las academias policiales que transforman a los policías en policías democráticos y demás. Como decía Ileana Arduino, tanto y más importante que eso, la necesidad de profundizar valores democráticos tiene que ver con internalizar o tener políticas para que los policías incorporen o sean beneficiarios de políticas que garanticen sus propios derechos. Un ejemplo muy concreto, que se habló acá de esta visión muy militarizada y vertical. Nosotros tuvimos una causa en el Cels, en los ’90, donde tres oficiales denunciaban al jefe de la Comisaría 50ª en Flores porque el esquema de la comisaría se basaba en recaudar de todas las actividades legales e ilegales de Flores, y para demostrar eficacia detenía arbitrariamente algo así como cinco mil personas al mes, muchas travestis, prostitutas y jóvenes, y para eso inventaba procedimientos. C. A: –Bueno, ni hablar la masacre de Ramallo, el caso más paradigmático en ese sentido. G. CH: –Pero lo interesante es que la denuncia de estos oficiales, que fueron al Cels y nosotros los patrocinamos, era porque ellos empezaron a oponerse a estas prácticas de corrupción violatorias de derechos. El comisario y toda la cúpula empezaron a ejecutar sobre ellos lo que denominaban terrorismo administrativo, o sea sanciones absolutamente arbitrarias sin ningún tipo de defensa. Los hacían trabajar 24 horas y después los mandaban a la cancha a hacer adicionales o cualquier cuestión nimia la incluían en su legajo, hasta que fueron dados de baja. Operaba el sistema disciplinario de la Ley de Personal de la Policía de 1976, cuya normativa es característica de gobiernos autoritarios, para operar como defensa de este modelo. O sea, a los que se oponen los corremos. Por eso, promover valores democráticos hacia adentro es justamente que los propios miembros de las instituciones de seguridad sean defendidos en sus derechos y no sean víctimas de este tipo de abusos autoritarios. Hay una o algunas experiencias interesantes, la sindicalización es una discusión pero en Perú hay un debate sobre la creación de una defensoría para los policías, un ombudsman para ellos, defensores de derechos de los policías. Los miembros de las instituciones policiales deben tener derechos, procedimientos disciplinarios que respeten el debido proceso, su defensa, que no sean arbitrarios. No largarlos a la calle sin información y exponerlos. La idea por la cual los obligaban a actuar reglamentariamente todo el tiempo, incluso estando de franco con sus familias, que es cuando se producen más muertes de policías. Entonces me parece que hay todo un desarrollo en la línea de que se planteaba antes de que cualquier reforma se debe operar con una decisión política externa liderada por gobiernos, funcionarios políticos, pero también en donde las instituciones y sus miembros sean protagonistas de esa reforma. Queda claro que para cualquier éxito de un modelo democrático de seguridad es indispensable aplicar procesos de reforma no sólo de la Federal, sino de la Policía de la Provincia de Buenos Aires sobre todo, y también de las 24 policías de las provincias del país, que tienen toda esta herencia de un modelo autoritario. A. C.: –El respeto de una propuesta democrática de formación necesita tiempo. Los procesos de formación están siendo todavía cíclicos y necesitamos tener un espacio prolongado como todo proceso formativo requiere. Un niño ingresa a la escuela a los seis años, pero desde los tres está en un proceso de institucionalización. Cuando la maestra jardinera le dice: “A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar¨, establece una práctica de responsabilidad. De ahí en adelante. Si nosotros pretendemos que la formación de un cadete se circunscriba al año o a los dos años que tiene como práctica, estamos pidiendo demasiado. Si la práctica instrumental cubre todo el tiempo en el disciplinamiento físico, estamos formando una persona con una tendencia por lo menos circunscripta a un modelo de respuesta X. Esa formación debe ser equilibrada. Tiene que poder pensar. Tiene que poder anticiparse a situaciones donde él está en peligro, el propio personal, el policía está en peligro. Debe tener una práctica para poder cuidarse a sí mismo y poder cuidar a los demás. Esto requiere tiempo, requiere reflexión, requiere marcos para la acción. Alguien va a ser suboficial de aquí para siempre y tiene sólo seis meses de formación, y aquel que va a formar el cuerpo elitista de la toma de decisiones tiene dos años. Y pretendemos que en dos años puede estar preparado para definir políticas de seguridad. No es así. La formación inicial requiere de tiempo, de continuidad, de equilibrios, de la construcción del respeto hacia sí mismo, que comprenda que es un promotor de derechos y también requiere del reconocimiento que es una función y es un funcionario que está en servicio a la comunidad. Recuperar el lugar del que sirve y le es reconocido ese servicio. La dignificación. –Resaltaban el hecho de la participación ciudadana en esta nueva forma de abordar la seguridad. Cómo se lleva adelante esta idea. A los foros de vecinos, ¿van personas de barrios humildes, principales víctimas del delito? ¿Es realmente popular esa participación ciudadana? I. A.: –El Estado tiene el deber de asegurar la participación popular. Pero ojo, no es verdad que el modelo autoritario no tuviera un modelo de relación con la comunidad. Las fuerzas de seguridad han tenido históricamente, a través del modelo de la cooperadora, la asociación de amigos y demás, un modo de relación con lo que ellos identificaban como comunidad que en general se condensa en la representación de los sectores hegemónicos de los lugares donde la policía está emplazada. La decisión que toma la Presidenta y la Ministra, si uno ve el modelo de estructura del Ministerio en el área de participación comunitaria, o cuando manda las especificaciones a la política de relaciones con la comunidad, establece específicamente el mandato de representatividad de diversidad en razón de género, de orientación sexual, migrantes, nacionalidades. El desafío es asegurar una representación genuina porque sino nuevamente se corre el riesgo de consolidar políticas de supuesta participación democrática que de democrática tienen muy poco, porque resumen un modelo de relación que asegura la participación de los mismos sectores de siempre que impulsan políticas de neutralización del otro definido como enemigo, que es aquel que está en una situación de vulnerabilidad y que además por la relación histórica que han tenido con la policía, muchos de los sectores más vulnerables –los inmigrantes, los jóvenes de las barriadas– tienen una relación de mucha distancia y de temor. Ese sí es un desafío. Cuando hablamos de participación comunitaria, uno debe ver los dispositivos que el Estado despliega para asegurar diversidad, y precisamente que los sectores más postergados tengan un lugar protagónico, que no han tenido. Para nosotros, la participación no puede estar anclada en el gobierno policial. Así como en ninguna materia la policía gobierna la política de seguridad, mucho menos debe gobernar la relación con la comunidad. Y gran parte de los modelos de participación que hasta ahora hemos visto, han depositado la conducción de la relación con la ciudadanía en la policía. El Gobierno ha tomado una decisión tajante. El Estado debe ofrecer garantías y condiciones de participación con la posibilidad efectiva de que puedan involucrarse desde un lugar alejado de las construcciones mediáticas. De un lugar que les provea elementos y capacidad crítica que puedan enriquecer la política y el desarrollo de escuelas de participación. También es una política que el flamante Ministerio de Seguridad está tomando. Ayer comenzó a funcionar la primera de ellas para la Zona Sur. Instancias de formación destinadas, precisamente, no a entendidos ni a autopostulados de entendidos, sino a asegurar la participación de vecinos y vecinas, en explicitar cuáles son los elementos que construyen una decisión en materia de seguridad. En dónde uno explicita el método. Es muy importante que la participación esté ajustada a un método. Porque si limitamos la participación comunitaria a una estrategia de contacto ocasional, asambleario, más o menos catárquico, el tipo de información que ahí se produce no tiene ninguna capacidad de informar a la política pública. Nosotros queremos una participación con método, centrada en las organizaciones, que no excluya a los vecinos, pero que les reconoce a las organizaciones sociales un lugar protagónico, con un método de diagnóstico, de monitoreo. Esto es lo que permite que aquello que los vecinos dicen en la mesa de Soldati, de Ciudad Oculta, de Floresta o de Villa Ortúzar sea una información que sube a la Ministra y pueda ser sistematizada y comparada con otras fuentes de información como la estadística, el informe policial, el análisis técnico que uno pueda proveer sobre determinadas cosas. C. A: –A mí me parece que las participaciones o intervenciones que deben interesar es la de quienes conforman grupos vulnerables. En estos momentos de empoderamiento y de participación ciudadana, tienen que estar presentes los habitantes de las villas. En primer lugar son los más victimizados por los delitos. De modo que un buen diseño de participación ciudadana tiene que abrir estos espacios en los lugares más indicados y tener un diseño, como hicimos en la provincia con los foros vecinales. No se trata de decir: “Les voy a reconocer a ustedes derechos de audiencia, los vamos a escuchar…” No, no. Se trata de estar permanentemente articulando desde el poder con los distintos sectores populares que se integran en organizaciones. G. CH: –Hay que partir de la base de que los sectores populares son los que más sufren la inseguridad. Hay una cosa muy perversa en la cual son estigmatizados como los causantes de la inseguridad, en el sentido de la relación pobreza- delincuencia que todo el tiempo se azota en los medios. Pero también está la idea de que la única política progresista para la seguridad es una política social y que apunte sobre la pobreza. Tampoco es cierto. Entonces me parece que cualquier idea de participación comunitaria tiene que necesariamente partir de la idea de equidad. Probablemente las personas de Barrio Norte, de Palermo, están en condiciones de participar en mejores condiciones que las personas de sectores de villas o conurbano bonaerense alejado. Tiene que ver con una policía que está, que tiene presencia en los barrios, pero no son la policía, es el Estado, digamos, una presencia sistemática en los lugares. El modelo de una seguridad democrática también reformula la idea de ¿en qué consiste la participación comunitaria en una política democrática? Muy distinta a la otra asociada a la idea de la participación como buchones, digamos, como informantes de la policía, y más asociada a los que tienen un contacto con la policía sin la mediación del Estado. Digo, sin la mediación de los funcionarios civiles. –Una de las primeras medidas fue poner más policías en la calle. Hubo críticas de sectores progresistas, ya que alimentaría la percepción de que si no hay un policía en la calle se vive inseguro ¿Qué opinan? C.A.: –Hay que separar dos conceptos: el dato objetivo del delito y el fenómeno del miedo al delito, que es subjetivo. Este segundo fenómeno es muy mensurable, por eso, se han inventado las encuestas de victimización que permiten conocer el sentimiento que tiene esa persona respecto del riesgo que puede sentir de ser víctima de un delito. Es curioso, pero mucha gente que confiesa no haber sido victima de un delito en los últimos 3, 4 ,5 años o tal vez nunca diga que tiene miedo de ser víctima de un delito, refleja que de este miedo también se tiene que encargar el poder. El Gobierno no se debe encargar solamente de que a la gente no le pasen las cosas, sino de que mejore su calidad de vida, dándole garantías de distinta naturaleza. Un modo simbólico fuerte, es la presencia policial, porque precisamente se asocia en el imaginario colectivo con un mayor grado de eficiencia por esa presencia. Atiende a esa circunstancia, y está bien hacer esto. Porque yo creo que el Estado y el Gobierno se tienen que hacer cargo de los dos factores, que inciden por igual. Además tiene que ver con un enorme trabajo de neutralizar a los medios de comunicación, que por lo general generan alarma social y escandalizan. Neutralizar esto es una tarea ciclópea. Me acuerdo cuando nos volvían locos con el tema del secuestro extorsivo. Pasaba un secuestro extorsivo y todos decían que “no se puede vivir”, qué sé yo. Vino un representante de Colombia, a hablar sobre secuestro; lo trajimos a la Argentina. Y empezó a las carcajadas, se reía cuando veía los datos nuestros. Decía: “Pero, nosotros tenemos 40 por día, 50”. Nosotros teníamos uno, en un mes. Entonces, hay que tener un trabajo político importante, y en eso son esenciales los foros, la participación comunitaria es clave porque racionaliza la demanda popular ya que la gente empieza a entender de qué se trata. Y entonces en vez de pedir más y más policías, cuando la gente conoce que la media internacional de policías por habitantes es 260 cada 100.000 y uno dice que uno tiene una cosa más o menos parecida, entonces la gente se ordena. Uno de los problemas más graves que tiene un hombre de gobierno es cuando recibe esa brutal demanda de la comunidad y que está llena de consignas tipo Blumberg, fortalecimiento de las leyes penales, etc., todo un discurso patético, inútil e incoherente. ¿Qué tiene que hacer el que recibe esto, tan fuerte de la comunidad? Primero tiene que decodificar la demanda. No debe salir corriendo a ver cómo logra mandar leyes que después las exhiba como éxitos gubernamentales. La demagogia populista es lo peor que nos puede pasar en materia penal. La segunda cuestión es que a través de la participación ciudadana y con las escuelas, que nosotros armamos también en la provincia de Buenos Aires, le brindás a la participación ciudadana reflexión, claves, elementos de trabajo para que todo esto, de alguna manera, vaya dispersándose por la comunidad. I.A.: –Respecto de la mayor policía en la calle, concretamente en el caso de la ciudad de Buenos Aires, incorporamos 2.000 efectivos más a la calle. Había una carencia estructural, con pocos policías en la calle, que tiene que ver con el modo de organización de las comisarías y finalmente una concentración de recursos en tareas más administrativas en detrimento del despliegue operativo. Lo que no es legitimo, ni serio y la comunidad rápidamente lo advierte es cuando uno hace un despliegue policial absolutamente cosmético. Y acá vuelve el tema de la participación. Si quienes se relacionan con la policía y definen qué es seguro y qué no son las cámaras de comerciantes, uno tendrá un dispositivo policial de determinadas características. Distinto será, si toda la comunidad es la que plantea los distintos niveles de conflicto, de delito. También hay situaciones que afectan la dimensión subjetiva de la seguridad, que tienen que ver con la iluminación, el no pase de transporte público, en fin, un conjunto de circunstancias en las que uno podría decir: “Acá no pasa nada”, pero es un lugar que genera dudas y entonces está la obligación de gobernarlo. Y con respecto a esta cuestión es clave la dimensión subjetiva de la seguridad, que demanda y mucho, de gestión cotidiana. Por ejemplo. La semana pasada nosotros venimos de una semana en la que estuvimos todo el tiempo con: “Secuestros en Balvanera, cerca de la Facultad de Psicología de jóvenes estudiantes para trata”. Pero la realidad es que no hubo ni un caso. Ni uno. –¿Fue puro fantasma? I. A.: –Absolutamente. Ahora, qué cosas encontramos. Que en agosto del 2010, el mismo relato, exactamente el mismo relato, ocurrió en José C. Paz y terminó con una comisaría incendiada. El mismo relato venía unos días antes de algunos lugares de la provincia con los mismos elementos, la Trafic blanca, un joven que se baja. Entonces, lo que nosotros hemos hecho es denunciar los casos que nos han llegado, hemos puesto en funcionamiento los mecanismos, pero también con los actores institucionales, la Universidad, el colegio Mariano Acosta. Hemos hecho reuniones convocando al Ministerio Público, a la Oficina de Asistencia a la Trata, y les hemos dicho: “Nosotros necesitamos denuncias concretas”. Porque estos fantasmas distraen recursos del Estado. Ahora si no hubiéramos estado un día entero haciendo reuniones, gestionando, seguramente hubiéramos tenido una corrida con esta noticia. Por eso digo, hay una gran parte de la tarea cotidiana que tiene que ver con gestionar sobre la base de situaciones muy endebles. Y nos obliga a explicitar estas situaciones, en las que encontramos estas curiosas coincidencias en la construcción de la realidad a través del relato mediático. El mayor problema de estos discursos tiene que ver con que afecta la calidad de vida de la gente, pero además algunas cosas sí pueden estar sucediendo y uno está distrayendo recursos sobre una realidad que no existe. G. CH.: –Esta idea de la presencia policial, yo la pondría en un contexto más amplio. Presencia del Estado a la hora de operar sobre la prevención del delito, por un lado, pero también en la protección de derechos por el otro. Muchas veces esa idea del miedo, aun en los sectores populares, está asociada a la violación de derechos o a la falta de accesos al Estado. Un ejemplo paradigmático. El Cels participa como querellante en la causa Arruga en La Matanza, que condensa de una manera siniestra lo terrible y el temor que genera la presencia policial en determinados lugares del conurbano bonaerense. Donde la policía opera como articuladores del delito, donde usan a los pibes para robar. La desaparición de Arruga muestra patrones y prácticas y ahí la responsabilidad trasciende lo policial. Luciano Arruga desapareció hace dos años y a esta altura tiene responsabilidad el gobierno provincial. Si sigue sin esclarecerse llegará a instancias internacionales. Claramente es el contraejemplo de lo que debería ser la presencia del Estado en una política de seguridad dentro de una concepción democrática. A. C: –Definitivamente el Estado debe conducir y garantizar la participación equitativa. También debe garantizar la participación de todas las agencias, que garanticen o promuevan la seguridad de las personas. No se puede trabajar estrictamente en función del uniforme policial en la calle. Cuando se pide enfáticamente la presencia policial, es porque hay ausencia de otras garantías y de otras agencias y de otros Ministerios. Así que coincido en que la multiagencialidad es un lugar importantísimo. También creo que hay una gran diferencia entre la capacidad que están teniendo los gobiernos locales y también los ministerios respecto de la información. Es muy desigual esa capacidad que tienen respecto de la información que promueven los medios, que son constructores en su mayoría de una percepción desequilibrada del peligro, del miedo. Es menos del cinco por ciento el delito cometido por menores, o sea es muchísimo más bajo de lo que se dice y que genera sensación. El miedo se promueve. C. A.: –A propósito de lo que dice Ana, debemos manejar la información, y no consumir la que producen los medios de comunicación, que son los que están construyendo hoy la realidad criminológica. Y a eso apunta una iniciativa que tomamos en el ámbito del acuerdo para la seguridad democrática, de creación de observatorios de la violencia y del delito. Los observatorios tienen por objetivo compilar toda la información sensible. Información sensible es aquella con la que se construyen los índices de desarrollo humano. Porque cuando en un lado determinado se cierra una fábrica, que da de trabajar a 4000 personas y nosotros advertimos que al poco tiempo de ocurrir eso empiezan fenómenos de violencia creciente. Entonces tengo allí una alerta temprana. G. CH.: –Hace poco cuando el Ministro de justicia de la provincia de Buenos Aires, Ricardo Casal, dijo que un descarrilamiento en José León Suárez fue orquestado por la gente del barrio a propósito para afanar, tomó sólo la versión policial. Eso en escala mayor, digamos, es en lo general lo que se hacía con las estadísticas de la policía. El Estado producía o diseñaba políticas en función de la estadística de la Federal, la Bonaerense, las otras policías. I. A: –Yo quiero agregar algo acerca de esto. En el desarrollo de una política nueva de apuesta institucional tan fuerte nadie puede desconocer la importancia del desarrollo público de una política de información. Todo reconduce a esto a las posibilidades de conducir efectivamente desde el gobierno político. No sólo con la producción de información estadística y desarrollo de metodologías como la del observatorio. Con otras formas de diálogo entre distintos niveles de información y optimizar la funcionalidad de los sistemas de inteligencia criminal. Y que además deben estar distinguidos de otros niveles de información para que puedan construirse como fuentes que informan finalmente procesos de decisión y de construcción de políticas. Y bueno en ese sentido el diseño que el Ministerio tiene una apuesta importante en el desarrollo de un área de producción y análisis de la información para así tomar las decisiones apropiadas más allá del aspecto subjetivo.

MUJERES EN BUSCA DE LA JUSTICIA



Se lanzó de manera global el informe “Progreso de las mujeres del mundo”, que releva las numerosas brechas de desigualdad entre los géneros que aún persisten y propone caminos legales, políticos y económicos para superarlas.


PorMichelle Bachelet


Las mujeres de todo el mundo disfrutan de mayores oportunidades y libertades que nunca antes en la historia. Se trata de una revolución pacífica , apoyada en una extraordinaria transformación de los derechos legales . Casi todos los países han firmado los acuerdos internacionales que marcan su compromiso para prohibir la discriminación contra las mujeres. Cerca de 140 constituciones nacionales garantizan la igualdad de género.
Pero la promesa de la igualdad no es lo mismo que hacerla realidad. A pesar de los avances reales, lamentablemente sigue existiendo una inmensa brecha entre estas esperadas garantías legales y la vida cotidiana de las mujeres. Se trata de un déficit de justicia que se puede encontrar en los países ricos y pobres por igual, y en todos los aspectos de nuestras sociedades.
Sin embargo, no son sólo las mujeres las que sufren este fracaso de la justicia. Todos lo sufrimos, sea cual sea nuestro sexo. Sin lugar a dudas, la fuerza, la habilidad y la sabiduría de la mujer son el mayor recurso que la humanidad no ha aún explotado. Es un potencial que simplemente no podemos permitirnos el lujo de seguir perdiendo.
Fue este reconocimiento el que llevó a la creación de ONU Mujeres , que reúne a todas las agencias de la ONU con competencias sobre la igualdad de género bajo mi dirección. Fue nuestro reconocimiento de que la brecha de la justicia era fundamental para eliminar las barreras para la igualdad lo que se convirtió en tema de nuestro primer informe: Progreso de las mujeres del mundo: en busca de la justicia.
Se trata de un informe exhaustivo y preocupante que cataloga a la vez la falta de protección legal de las mujeres y las razones de este fracaso. En algunos casos, puede ocurrir que sean las mismas leyes las que sean injustas.
El embarazo precoz y el parto siguen siendo las causas principales de muerte entre las jóvenes de 15 a 19 años en los países en vías de desarrollo . Sin embargo, en no menos de 50 países, la edad del matrimonio para las niñas sigue siendo inferior a la de los niños. En más de 40 economías, también, las mujeres siguen siendo excluidas de determinados puestos de trabajo y sectores.
Pero en muchos casos, se les niega a las mujeres un trato justo a causa del fallo en la defensa de los derechos legales que se les ha concedido, ya sea por falta de recursos, de voluntad o por obstáculos culturales. Hemos descubierto que las mujeres tienen tres veces menos probabilidades de informar de un ataque sexual que de un robo.
Es muy fácil entender por qué. Un estudio europeo encontró que sólo un promedio del 14 por ciento de las violaciones denunciadas terminó en una condena. En otros países, la cifra es aún menor.
También hemos encontrado una brecha similar en la esfera económica.
A pesar de que 117 países tienen leyes de igualdad de remuneración, a las mujeres se les sigue pagando, en todos los sectores y regiones, entre un 10% y un 30% menos que a los hombres.
Sin embargo, no todas son malas noticias.
Además de identificar dónde no se hace justicia a la mujer, el informe también identifica dónde y cómo se están haciendo progresos.
Esto demuestra, por ejemplo, cómo la propia ley, a través de casos históricos, ha ayudado a impulsar el cambio y a modificar las actitudes. Vemos así cuán vital es un aumento de la representación femenina en los congresos, la judicatura y en las fuerzas de seguridad para promover los derechos de las mujeres.
Me resulta alentador que el número de países donde las mujeres constituyen más del 30% de los congresistas es ahora de 28, entre los que se pueden encontrar desde Tanzania a Costa Rica, desde Ruanda a España. Son todavía muy pocos, por supuesto, pero es un aumento de siete veces respecto a la situación de 1997.
Un aumento en el número de mujeres policía ayuda a superar la reticencia a denunciar las agresiones sexuales. Las condenas se incrementan cuando la policía se une a los servicios forenses, sanitarios y legales en una ventanilla única. En Suecia, el permiso de paternidad mejorado ha reducido la brecha salarial de género. En Nepal, las exenciones fiscales han incentivado a que las familias transfieran sus tierras a hijas, hermanas y esposas.
Pero todavía hay mucho por hacer. Por ejemplo, está claro que necesitamos una acción decidida para proteger y promover los derechos de las mujeres en las sociedades postconflicto . La focalización de las mujeres como víctimas de la violencia sexual se ha convertido en un hecho inaceptable de la guerra moderna. Son las mujeres, también, las que han demostrado ser esenciales en la curación de las heridas de estas sociedades y en el reaseguro de una paz duradera y justa.
Por todo ello, nuestro informe es una llamada a la acción: fija retos para los gobiernos nacionales, la sociedad civil y la comunidad internacional . En él se esboza una agenda que, al garantizar que las leyes y el sistema legal abordarán las desigualdades contra la mujer, acelerará el progreso hacia nuestros objetivos de un mundo mejor. ONU Mujeres trabajará para apoyar esta agenda. Ganamos todos si ganamos esta batalla por la justicia.

LA INFANCIA AMENAZADA



El último informe de la UNICEF —Estado mundial de la infancia 2005— pone los pelos de punta: mil millones de niños y niñas sufren a causa de una o más formas de privación extrema.


El estudio concluyó que más de 1.000 millones de niños y niñas –más de la mitad de toda la población infantil de los países en desarrollo– sufren por lo menos una forma de privación grave. El hecho de que uno de cada dos niños esté privado incluso de las mínimas oportunidades en la vida es un dato alarmante.
Además, utilizando estos criterios, el estudio concluyó que alrededor de 700 millones de niños y niñas sufren dos o más formas de privación grave.
Privación de nutrición: Más de un 16% de los menores de cinco años de los países en desarrollo sufren desnutrición grave. Cerca de la mitad de estos 90 millones de niños y de niñas viven en Asia meridional. Muchos de estos niños y niñas sufren anemia, están débiles y son vulnerables a la enfermedad; la mayoría de ellos tenían ya bajo peso al nacer; algunos de ellos confrontarán problemas de aprendizaje si alguna vez acuden a la escuela. Probablemente, seguirán siendo los más pobres de los pobres durante todas sus vidas.Privación de agua: Alrededor de 400 millones de niños y niñas –un promedio de uno de cada cinco niños en los países en desarrollo– carecen de acceso al agua potable. La situación es especialmente grave en África subsahariana: allí, en países como Etiopía, Rwanda y Uganda, cuatro de cada cinco niños utilizan aguas superficiales o tienen que caminar más de 15 minutos para encontrar una fuente de agua protegida. Las tasas de privación grave de agua son considerablemente mayores en las zonas rurales (27%) que en las urbanas (7%). La falta de agua potable es una de las principales causas de enfermedad, pero también afecta la productividad del niño y su asistencia a la escuela. Los niños y las niñas –especialmente estas últimas– que tienen que caminar grandes distancias en busca de agua sufren a menudo una prohibición de hecho de acudir a la escuela.Privación de saneamiento: Uno de cada tres niños en el mundo en desarrollo –más de 500 millones de niños y niñas– carece completamente de acceso a instalaciones de saneamiento; de nuevo, este problema es especialmente grave en las zonas rurales. Sin acceso al saneamiento, el riesgo que corren los niños y las niñas de contraer enfermedades aumenta de manera considerable, poniendo aún más en peligro sus posibilidades de supervivencia y reduciendo a menudo la posibilidad de aprovechar plenamente su escolarización. Por ejemplo, millones de niños y niñas en edad escolar están infectados por parásitos intestinales que, según todos los estudios, perjudican la capacidad de aprender.Privación de salud: Alrededor de 270 millones de niños y niñas, o poco más de un 14% de toda la población infantil de los países en desarrollo, no tiene acceso a los servicios de salud. En Asia meridional y África subsahariana, uno de cada cuatro niños no recibe ninguna de las seis vacunas principales o carece de acceso a tratamiento si sufre de diarrea.Privación de vivienda: Más de 640 millones de niños y niñas de los países en desarrollo sufren una privación grave de vivienda, siendo los que viven en África subsahariana los más afectados. Sin embargo, la falta de acceso a una vivienda adecuada está también generalizada en Asia meridional, Oriente Medio y África del Norte; en esta última región, los niños y niñas de las zonas rurales tienen cuatro veces más probabilidades de carecer de vivienda que sus coetáneos de las zonas urbanas.Privación de educación: Más de 140 millones de niños y niñas de los países en desarrollo –un 13% de aquellos que tienen de 7 a 18 años– no han acudido nunca a la escuela. Esta tasa es de un 32% entre las niñas en África subsahariana, donde un 27% de los niños tampoco acuden a la escuela, y un 33% entre los niños y niñas de las zonas rurales de Oriente Medio y África del Norte. La diferencia en materia de género es mayor en esta última región, donde un 34% de las niñas y un 12% de los niños nunca han acudido a la escuela. En Asia meridional, estos porcentajes son de un 25% y un 14% respectivamente, lo que contribuye de manera considerable a la desventaja mundial general que sufren las niñas. En todo el mundo, un 16% de las niñas y un 10% de los niños no acuden en ningún momento a la escuela.Privación de información: Más de 300 millones de niños y niñas en los países en desarrollo carecen de información y no tienen acceso a la televisión, la radio, el teléfono o los periódicos. Sin acceso a la información, los niños y las niñas carecen de educación en el sentido más amplio, incluidos los mecanismos que les permiten estar informados sobre sus derechos y oportunidades, así como su capacidad para participar de manera efectiva en la sociedad.




Un mundo decidido puede terminar con la pobreza infantil.



Por Joseph E. Stiglitz:






En los últimos años, el problema de la pobreza en el mundo en desarrollo, y cómo reducirla, ha exigido muchísima atención. Sin embargo, el problema de la pobreza infantil, que es más insidiosa y tiene consecuencias fatales a largo plazo, ha obtenido menos reconocimiento. La pobreza amenaza la vida de niños y niñas: es la razón principal de que la tasa de mortalidad de menores de cinco años en África subsahariana, la zona geográfica menos desarrollada del mundo, sea el doble del promedio mundial y casi 30 veces más alta que el promedio de los países de elevados ingresos, según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). La pobreza, junto con el VIH/SIDA y el conflicto armado, reduce la esperanza de vida: un niño nacido en 2003 en el África subsahariana sólo puede esperar vivir 46 años, en comparación con 78 años en los países de más altos ingresos. La nutrición defectuosa, que es generalizada en Asia meridional, no sólo retrasa el crecimiento sino que afecta también el desarrollo cerebral, al impedir que los niños y niñas alcancen la plenitud de sus posibilidades. Es también un factor que contribuye al desarrollo de muchas de las enfermedades que pueden dar lugar a la mortalidad o la discapacidad en la infancia.La falta de instrucción también tiene graves y duraderas repercusiones para la población infantil. Un estudio tras otro confirma los elevados réditos económicos que le reportan tanto a los individuos como a las sociedades el invertir en la educación. Pero algo más que la simple ganancia material está en juego: sin educación, los niños y las niñas tendrán que luchar arduamente por realizar sus posibilidades, o por disfrutar de vidas tan fructíferas y significativas como podrían haber tenido si las cosas hubieran sido de otro modo. En 2003, según cálculos del UNICEF, aproximadamente 121 millones de menores de edad escolar se quedaron fuera de la escuela; esta cifra es mayor que la de 1990. Uno de cada tres niños o niñas en los países en desarrollo no termina los cinco años de educación primaria, que es el período mínimo que se necesita para alcanzar la alfabetización básica. Estos niños y niñas se sumarán a las filas de los 1.000 millones de adultos que no pueden leer o escribir. En los países de elevados ingresos, según la OCDE, el gasto público anual en la educación es de 7.372 dólares por niño o niña, casi 200 veces más alto que el promedio de sólo 38 dólares en el África subsahariana. Las disparidad de ingresos entre los países industrializados y los menos desarrollados, ya gigantesca, se hará aún mayor a menos que la inversión para fines educativos en los países de menores ingresos aumente notablemente.El hecho de que la pobreza infantil constituya un problema aún mayor que la pobreza en general no debe tomarnos por sorpresa: las regiones más pobres del mundo son las que más niños tienen. Casi el 50% de la población de los países menos desarrollados es menor de 18 años, frente a sólo el 22% de los países de ingresos elevados, según la OCDE.Lo que provoca consternación en el caso de la pobreza infantil es lo poco que costaría hacer algo para remediarla. Si bien el costo de educar a un menor varía de un país a otro, el costo anual promedio para los países en desarrollo es de unos 40 dólares por estudiante. El costo adicional de lograr la enseñanza primaria universal para 2015 –el segundo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobado por 187 países de las Naciones Unidas en septiembre de 2000– se calcula en 9.100 millones de dólares anuales. Para hacer realidad este objetivo se necesitarán a lo largo de los próximos diez años menos de 100.000 millones de dólares. Para poner esta cifra en perspectiva, los gastos mundiales de defensa en 2003 ascendieron a más de 956.000 millones de dólares. La reducción de un 1% de los gastos militares mundiales durante un año –que sólo reduciría una fracción del aumento de un 11% en los gastos militares que tuvo lugar en 2003– podría proporcionar educación primaria a todos los niños del mundo. Una reducción del 10% en los gastos militares de un solo año serviría para cubrir todos los costos que representa eliminar el analfabetismo a escala mundial durante el próximo decenio. Las cifras dejan algo muy claro: el mundo sí puede costear la eliminación del analfabetismo.La disparidad en la salud no es menos notoria, y una vez más, el mundo puede fácilmente hacerle frente a los gastos básicos del cuidado de la salud para los países menos desarrollados si así quisiera. El costo promedio anual de amortización de la deuda externa del África subsahariana es aproximadamente de 80 dólares por familia, casi la mitad de la cifra promedio (173 dólares) de los gastos sumados por familia en educación y salud. La deducción es obvia: una amortización más rápida y a fondo para los países pobres podría liberar recursos adicionales para el gasto social que a largo plazo servirían para aliviar la pobreza. El costo de la inmunización infantil proyectado por el UNICEF para todo el año 2004 es de unos 187 millones de dólares: esto representa aproximadamente el 0,02% del gasto militar mundial. Si sólo el 0,5% del gasto militar mundial se destinara a la inmunización, todos los niños del mundo podrían recibir vacunas durante el próximo decenio.La responsabilidad de erradicar la pobreza que experimentan los menores de edad y que amenaza su supervivencia, su salud, su educación y sus posibilidades, es internacional. Todos los países deben esforzarse más para vivir a la altura de este desafío. Tal como pone en claro el último informe del Estado Mundial de la Infancia, cada sociedad debería movilizar sus recursos para reducir los niveles de privación que experimentan día a día los niños y las niñas. Sin embargo, en esta era de interdependencia económica global, las economías más solventes tienen mayores responsabilidades; sus políticas y gastos prioritarios no sólo afectan a los niños y niñas de sus propios países, sino que repercuten también en la población infantil de todas partes.Nuestro propio interés está en juego: un mundo con tales desesperanzas e injusticias sociales ofrece un terreno fértil para que brote el terrorismo. La democracia sin educación suele ser vacilante. Como economista, me es fácil afirmar que no estamos situando recursos de manera que, a largo plazo, rindan al máximo en favor de nuestros propios intereses. La falta de recursos no es, y no puede ser, una excusa. Pero no deberíamos ver la erradicación de la pobreza infantil simplemente como una cuestión egoísta. Se trata también de un imperativo moral.
* * *
Joseph E. Stiglitz, premio Nóbel de Economía, es conocido en todo el mundo como un notable educador en el campo económico. Ha ejercido como Primer Economista y Vicepresidente Primero del Banco Mundial y ha hecho importantes contribuciones en muchas ramas de la economía. El profesor Stiglitz también ayudó a crear una nueva disciplina económica, “La economía de la información”, con la cual inició conceptos fundamentales que han llegado a ser instrumentos habituales no sólo de los teóricos sino también de los analistas políticos. Fue fundador de una de las principales publicaciones económicas, The Journal of Economic Perspectives, y ha escrito varios libros, entre ellos La globalización y sus descontentos, un éxito internacional de ventas que ha sido traducido a más de 20 idiomas. Ha sido profesor de las universidades de Yale y Stanford, en los Estados Unidos, y del All Souls College de Oxford, en el Reino Unido. En la actualidad enseña en la Universidad de Columbia en Nueva York.

UN INFORME SOBRE EL SISTEMA DE LA CRUELDAD



El informe de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) sobre la situación de las personas privadas de libertad en la provincia de Buenos Aires muestra las transformaciones pendientes en el Estado provincial.


Por Adolfo Pérez Esquivel.


“El modelo neoliberal de los 90 ha dejado profundas huellas políticas, culturales, económicas y sociales en el Estado y la sociedad. Desmontar su andamiaje es tarea de esta etapa histórica. Sin embargo, cuando se analizan las situaciones de Justicia, seguridad y las prácticas hacia personas privadas de libertad, el núcleo duro de ideas que dieron sustento a la institucionalidad que se modeló en aquellos años, parece tener todavía un rol hegemónico”, dice la introducción del informe. La superación de estas prácticas contradictorias con la democracia precisa de una profunda reforma. Es una problemática compleja y tras de sí hay intereses corporativos muy fuertes y de raigambre histórica. Pero esa dificultad no puede trabar esta enorme deuda de la democracia.
La mano dura y la demagogia punitiva, la utilización de la prisión preventiva masiva sobre los sectores empobrecidos, las prácticas policiales violentas y arbitrarias sobre los más vulnerables, los malos tratos y torturas en cárceles y comisarías, la ineficacia en la investigación judicial de la violencia institucional sobre personas sin recursos , la persecución a los jueces que no se adaptan a los criterios hegemónicos y dictan sentencia a derecho, son parte de un modelo que impugnamos y al que llamamos sistema de la crueldad.
Nuestro equipo ha monitoreado cárceles, comisarias y centros de detención de niños y adolescentes, y demuestra la situación violatoria de los derechos humanos básicos, en especial de los más jóvenes . Una sociedad que responde a enormes problemas sociales con el Código Penal y la violencia institucional sólo genera más violencia e inseguridad.
Hace dos años que desapareció Luciano Arruga , tras haber sido detenido en La Matanza y la causa aún se sigue por averiguación de paradero, como si se hubiera perdido. En la comisaria 6ta de Tolosatorturaron al menor Alejandro Alonso , luego lo persiguieron y le armaron una causa por haber denunciado a sus victimarios. Estos son hechos que no sólo hablan de las prácticas policiales ilegales y de delitos graves sobre jóvenes sino también de la debilidad de la investigación judicial.
La violencia sobre niños y adolescentes en el Centro de Recepción de Lomas de Zamoramuestra la gravedad del problema. La nueva y positiva legislación sobre protección integral de la niñez todavía debe implementarse profundamente.
Por ello seguimos impulsando las políticas de inclusión social, una democrática distribución de la riqueza y el conocimiento, un mayor presupuesto social en la Provincia. Somos conscientes que la transformación es compleja ya que la Policía y el Servicio Penitenciario son y actúan como corporaciones. Pero el autogobierno policial y los pactos políticos con esas fuerzas son parte central del problema a superar ya que agudizan la inseguridad, desprofesionalizan a la policía y al SPB y dejan zonas grises de connivencia con el delito.
El informe muestra una realidad que hay que visibilizar. No hay razón de Estado para ocultarla, porque allí se encuentra la base de la impunidad y de que el sistema mantenga su crueldad.

"EL ÚNICO MOVIMIENTO IMPORTANTE HOY EN EUROPA ES LA XENOFOBIA"



"En Europa, y esto es extraordinario, estamos sin actores sociales ni políticos", dice Alain Touraine, sociólogo que publica 'Después de la crisis' "Es la manifestación desesperada de una izquierda abandonada y engañada" dice sobre los indignados.


Por Lluís Uría


Premio Príncipe de Asturias 2010 de Comunicación y Humanidades, el sociólogo francés Alain Touraine (Hermanville-sur-Mer, 1925) es un profundo conocedor de la sociedad industrial y el mundo del trabajo. En su último libro, Después de la crisis (Paidós), analiza las transformaciones sociales que germinan tras la crisis económica y financiera desencadenada a partir del 2007.
La economía mundial da signos de recuperación. ¿Es eso realmente la salida de la crisis?
En el plano puramente económico, no hemos salido verdaderamente del estancamiento. En Estados Unidos, la capacidad de creación e innovación es tan importante que se puede hablar de elementos de arranque. Pero en Europa, el único país que está saliendo es Alemania, donde han tenido la inteligencia de mantener la sociedad industrial. La situación en Francia, en Italia, no es brillante. En España, hay un 21 % de paro... Y hay tres países en situación difícil. ¿Se puede hablar de salida de la crisis con los casos de Grecia, Irlanda y Portugal?
Pese a todo, la situación no es tan dramática como la que se produjo tras el crack del 29.
Ciertamente, hemos evitado 1929. Hemos conseguido, pese a las dificultades, hacer algo para salvar la zona euro. Y los países europeos, salvo excepciones, han entendido que encerrarse, cerrar las fronteras como propone en Francia Marine Le Pen, sería una catástrofe, que abandonar el euro no es una solución. Hemos evitado lo peor. Pero no se puede decir que las cosas se han recuperado. Y esto pasa en un mundo que está en pleno crecimiento: América Latina, India, Corea, China... incluso África.
¿La hegemonía mundial se está desplazando con la crisis?
El gran fenómeno es el desplazamiento hacia los países nuevos. Es el hecho más importante. Los americanos han perdido mucha influencia, pero los europeos todavía más. Hoy no cabe imaginar a Europa como un elemento fundamental de la economía mundial. No hemos salido, no salimos, de la crisis porque no podemos salir sin un cambio cualitativo, profundo, cultural, político, social... y estamos muy lejos. Abordamos pequeños problemas con enormes dificultades.
¿Es un declive inevitable?
Nada es inevitable. Aunque hay que entender que salir de la crisis implica cambiar de visión, cambiar de paradigma, de representación de un tipo societal nuevo. Lo que es extremadamente difícil. En el siglo XIX, en Europa –Inglaterra aparte– el pensamiento industrial tuvo muchas dificultades para imponerse.
No encontramos el camino...
En Europa, y esto es algo extraordinario, han desaparecido los actores sociales y políticos. En la derecha no hay nada nuevo.El único cambio es la penetración de las ideas de la extrema derecha. El único movimiento importante hoy en Europa es la xenofobia. Y la izquierda está en retroceso. El problema fundamental es que los actores de la sociedad industrial han desaparecido y no han sido reemplazados. La extrema derecha es un contra-actor. Estamos en un continente sin actores. En un mundo vacío donde no hay grandes movimientos sociales. En la Europa de los últimos años había movimientos de cierta importancia, vinculados a la deslocalización industrial, al cierre de empresas. Después del inicio de la crisis en 2007 se terminó, porque la gente está en una situación mucho más difícil.
Usted habla en su libro del silencio de las víctimas de la crisis. ¿A qué lo atribuye?
No tengo respuestas suficientes. Pero es el problema más importante. La gran cuestión son los dominados, el pueblo, los trabajadores. Las fuerzas de oposición ya no son los trabajadores.
En España han roto ese silencio los indignados.
La ausencia de respuesta de los países europeos a la crisis ha comportado una crisis política. Los electores, sobre todo los jóvenes instruidos, tienen la conciencia de que se encuentran frente a un vacío político. En varios países, y no sólo en España, ha habido movimientos parecidos de ruptura. No se trata en absoluto de revolución, sino de la conciencia de no estar ya representados. El movimiento español parece una manifestación desesperada de una izquierda abandonada y engañada. Estos movimientos reclaman con urgencia nuevas proposiciones del sistema político. Es la ausencia de propuestas para salir de la crisis la que causa la indignación.
Si ya no son los trabajadores la principal fuerza de oposición, ¿quién puede serlo?
Ésa es la gran cuestión... Se puede responder de tres maneras. Se puede decir, de entrada, que en este mundo global la única respuesta con sentido debe ser mundial, es decir, ecologista. Aquí hay una capacidad de acción incontestable. La segunda es la respuesta a la mundialización. Pero los altermundialistas, que se han movilizado formidablemente, no tienen ningún asidero político. Es un movimiento de opinión que no deviene movimiento político. En tercer lugar, yo había formulado la hipótesis, que se ha revelado errónea, de que entre las principales fuerzas estaría el feminismo. No se ha producido.







"La defensa de los derechos humanos es el gran tema movilizador"
Sostiene en su libro que ya no hay lucha de clases.
Estamos en un mundo donde hay una especie de descomposición de lo económico y lo social. En el mundo de lo subsocial está el tema de la ecología y de la desigualdad económica, y por encima, el problema de los derechos morales, de la igualdad, de la lucha contra la xenofobia. Hemos salido de la época que estaba dominada por las categorías sociales. Estamos más allá de lo social. Por eso hablo de una sociedad postsocial, de una situación posthistórica.
¿Los nuevos combates son, pues, universales?
¿Qué puede ser movilizador? No digo qué gente, sino qué temas ¿qué puede hacer salir a la gente de su casa? Esta es la cuestión que planteo en el libro y que, si todavía tengo algunos meses, intentaré dar elementos de respuesta en un nuevo libro que será probablemente el último. Creo que lo que es movilizador hoy es el tema de los derechos, un tema moral. Es más un juicio moral que un juicio social. En los siglos pasados hemos combatido por los derechos políticos, por los derechos sociales, por derechos culturales en una cierta medida, por los derechos sexuales... Ahora todo esto se funde en la cuestión de los derechos del ser humano. Hay muchos intelectuales, en particular franceses, que pretenden ser modernos burlándose del derechohumanismo. Son unos imbéciles. La capacidad de movilización en defensa de los derechos es hoy considerable y tomará cada vez más importancia.
¿Las revoluciones árabes responden a este proceso?
Se trata de un acontecimiento fundamental. De repente, toda la construcción política sobre el mundo árabe ha devenido un camelo. La realidad es que hay una gente, que ha hecho estudios y no tiene trabajo, y que quieren una vida política y económica –y perdón por la expresión– a la occidental.

NO PUDIERON, NO PUEDEN, NO PODRÁN



Intentan vincular a Hebe y a Madres con algún ilícito.


Se la tienen jurada desde hace mucho. Ella siempre los puso frente al espejo, les devolvió lo que eran, nunca se calló y, aun peor, se transformó en referente de una generación. A nadie le gusta verse reflejado cuando lo que hay que ver es tanta pobreza de espíritu, tanta maldad, tan poco aprecio por la vida y el bienestar de los semejantes. Por eso los poderosos no la perdonan y se la tienen jurada. Como apasionada que es, Hebe corrió riesgos, y los asumió. Tuvo un sueño y quiso que tanto dolor no fuera en vano. Ella quería que el proyecto de Madres fuera más que la lucha contra la impunidad. Y en ese caminar encontró aliados, de los buenos y de los malos. Este editorial es un intento, apasionado también, por ubicar las cosas en su justo lugar: Sergio Schoklender investigado por la Justicia (el miércoles la Unidad de Información Financiera elevó a la fiscalía el expediente para que se lo investigue por el manejo irregular de fondos de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y las Madres en ese pedestal del que nunca bajarán. Periodistas y políticos de la oposición hacen fila para vincular a Hebe y a Madres con algún tipo de ilícito, no les basta con dejar actuar a la Justicia. Eduardo Duhalde incluso quiso meter una cuña y ponderó a las Madres Línea Fundadora, quienes se apresuraron a despegarse de tamaño salvavidas de plomo. No encontrará Duhalde ni ningún otro oportunista algún dirigente de derechos humanos que se haga eco de semejante operación, más allá de las diferencias que puedan mantener con Hebe de Bonafini. A ellos lo que les interesa es desacreditar de una vez y para siempre a esas mujeres que les devuelven lo peor que son, a quienes nunca pudieron comprar con promesas ni con dinero. Las atacan porque es lo poco que les queda por enlodar. Vincular al gobierno nacional y a las Madres con el ilícito (si es que se cometió) es el único interés que los mueve en este año electoral. Lo intentaron todo, pero meterse con las Madres de Plaza de Mayo es quizá su jugada más arriesgada. No pueden entender que los otrora marginales movimientos de derechos humanos hoy tengan acceso al poder, y subsidios, y que sean invitados a actos oficiales. Y Hebe, mientras tanto, resiste. No contesta porque no responde a las infamias. Pero tal vez tampoco conteste porque el dolor se lo impide. Que no esperen de ella, hoy, un juicio sobre Schoklender, no saldrán de su boca palabras de condena alguna, así la Justicia lo encuentre culpable. Se levantará una vez más y se dispondrá a hacer lo que siempre hizo: luchar. Con sus armas, algunas cuestionables, exageradas, como aquella vez que boicoteó la marcha contra el indulto o cuando festejó el atentado contra las Torres Gemelas. Pero nunca podremos desconfiar de su honestidad y entrega. Allí están la Universidad de las Madres, la Radio AM 530, el proyecto Sueños Compartidos. Esa será su obra, siempre, por más que intenten lastimarla una y otra vez. Ya le hicieron todo el mal que podían hacerle, y no pudieron. Las Madres se levantarán una y otra vez. Porque padecieron y sobrevivieron el horror. Ningún corrupto ni ningún oportunista podrá con ellas.

"CHILE NECESITA SABER SI SALVADOR ALLENDE SE SUICIDÓ O LO MATARON"



Por Ivana Romero


La escritora chilena Isabel Allende se encuentra en España presentando su última novela El cuaderno de Maya. En la Feria del Libro de Madrid se refirió a la reciente exhumación de los restos de su tío, el ex presidente derrocado por Pinochet.


Isabel Allende contó que sus nietos adolescentes le reclamaron que escribiera algo que a ellos les resultara interesante. “Pensé que todo lo que escribía les interesaba pero por lo visto, no”, agregó la autora chilena. Así surgió su última novela, El cuaderno de Maya, que Allende presentó en la Feria del Libro de Madrid y que ya se consigue en las librerías de Buenos Aires. La protagonista es una chica de 19 años que, según la escritora, es la suma, “de muchas personas” en especial dos de sus nietas, una muy atlética y otra “de carácter introvertido y sentimental”. En España, además, aprovechó los micrófonos para exigir que se resolviera el misterio de cómo murió el ex presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, mientras se desató el golpe de Estado en su contra liderado por Augusto Pinochet. “No puede ser que un país tenga en su historia una pregunta tan grande como ¿se mató a Allende, se suicidó o lo mataron?”, advirtió la autora. Y agregó que si los militares asesinaron al presidente y luego hicieron aparecer su muerte como suicidio, “quiere decir que desde las primeras horas del golpe militar ya el sistema estaba degenerado y corrupto y los crímenes comenzaron muy temprano”. La Justicia chilena exhumó a fines de mayo los restos de Allende del Cementerio General de Santiago para esclarecer las condiciones de su muerte. La versión asumida desde la primera autopsia es que se suicidó cuando los militares llegaron para tomar el Palacio de La Moneda. Sin embargo, algunas informaciones periodísticas aparecidas tras la exhumación apuntan ahora a que Allende podría haber recibido dos disparos.La escritora, sobrina del ex presidente, explicó que el resultado no cambiará “para nada” la imagen del líder chileno, pero sí podría contribuir para la de los militares que protagonizaron la rebelión. “Está claro que él no iba a salir vivo, ni jamás se iba a entregar para que lo arrestaran. Tampoco se iba a ir exiliado. Tenía que morir con las botas puestas, ya fuera por mano propia o asesinado”, aseguró a Efe. “Chile, necesita aclarar la muerte de Salvador Allende y saber con exactitud si se suicidó o lo mataron, porque, si lo asesinaron, el daño a la imagen de los militares sería mucho mayor.” <

MALVINAS LLEGA AL SISTEMA EDUCATIVO



Por Gabriel Giubellino


Un libro producido por la Universidad de Lanús, y destinado a ser incorporado a la educación secundaria, propone un enfoque sobre el conflicto de 1982 orientado en la “perspectiva suramericana” de la historia vinculada con las Islas. “No se trata de una pelea de territorialidad a la antigua, de nacionalismo de entrecasa, están en juego los recursos naturales de nuestros nietos”, explicó el director del Observatorio Malvinas, responsable del trabajo.






Son 312 páginas que no estaban escritas. 1492-2010. Malvinas en la historia. Una perspectiva suramericana es un libro de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA) que llegó para llenar un gran hueco en el sistema educativo. En la posguerra, el conflicto fue tratado en las escuelas, con suerte, como el último intento de un régimen político lamentable en su búsqueda por sobrevivir. La simplificación o el silencio durante las largas décadas de desmalvinización, la asociación del tema a los uniformes de fajina, como si fuera asunto de miliqueros trasnochados, es parte de la bastardización de una reivindicación de dos siglos.El domingo, Tiempo Argentino usó parte de ese material y un fino DVD interactivo navegable, como base documental para una infografía. Los docentes y alumnos de secundarios bonaerenses lo tomarán también, para estudiar Geografía física, Geografía política y económica, Historia y Construcción de ciudadanía. Julio Cardoso, director ejecutivo del Observatorio Malvinas de la UNLA, adelanta que esta novedad será anunciada hoy en el Teatro Argentino de La Plata por el ministro de Educación Mario Oporto. –¿Cómo nació el Observatorio?–La Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas inició hace unos dos años una relación de trabajo con la UNLA. Lo primero que hicimos es ponerle el nombre Héroes de Malvinas a la plaza de la Universidad, y se hizo una recordación al ex combatiente Ignacio Bazán, de Catamarca, que vivía en Lanús, y se suicidó. Es un caso paradigmático: tenía la condecoración al valor en combate más alta que se dio en la Guerra. A partir de ese momento, como una propuesta de ambas partes, la rectora Ana Jaramillo, advirtió que el tema tenía dimensiones que no estaban investigadas y que faltaba un desarrollo de este tipo. El Observatorio se fundó en noviembre de 2009.–Constitucionalmente y también por la Ley Nacional de Educación, el tema Malvinas es obligatorio en las escuelas.–La memoria del conflicto desde la perspectiva constitucional no había tenido un correlato en la producción de materiales educativos y en capacitación docente. Como efecto de la posguerra, se lo tomó en la dimensión coyuntural como una interpretación política de los hechos de 1982.–Sobre la dimensión: Malvinas, manotazo de ahogado de Galtieri, ¿cuál es la perspectiva del libro?–Lo central es poner sobre la mesa algo que habíamos dejado de recorrer. La cuestión Malvinas arranca en el momento en que nos estamos organizando como proyecto de Nación, y atraviesa toda la vida argentina. El proceso de la Revolución de Mayo concluye en la Capitanía de las islas, cuando se establece el dominio territorial, poco antes de Rosas. Malvinas está relacionado con los principales acontecimientos del país, sobre todo con aquellos en relación con el Reino Unido. Estaba en la memoria popular, pero no en el sistema educativo. Esa perspectiva de uso político, dejaba afuera a los intereses de los actores internacionales, los ecos populares en toda América Latina, el proceso que se dio en todos los centros de exiliados frente al acontecimiento, en fin, otras dimensiones que se perdieron al reducir el enfoque. Eso es lo que hicimos.–¿Tuvieron problemas con la documentación?–En relación a la guerra hay una dificultad en el plano documental. La Argentina tiene secreto de Estado sobre la documentación que está en el Ministerio de Defensa y subsisten también los acuerdos firmados en la época de Menem con el Reino Unido, por el cual ambos estados se comprometen a no demandarse.–¿La UNLA va a editar el material?–Hicimos el prototipo, la primera edición. La UNLA no tiene la capacidad financiera. Cada distrito, por supuesto, tiene autonomía para decidir si lo adopta. El primero que decidió incorporarlo es la provincia de Buenos Aires, al libro y a un módulo de capacitación docente. También lo presentamos en la Ciudad de Buenos Aires, no sabemos con qué suerte, y estamos cerrando en Córdoba. Lo haremos en todos los distritos. Somos conscientes de que la cantidad de información sistematizada excede la capacidad del sistema educativo; hay materiales de investigación, documentación de FORJA inédita, por ejemplo, cartografías que dan cuenta de cómo el Reino Unido trabaja seriamente sobre la cuestión, que esto no es un devaneo de nacionalistas. Se suele pensar que quien trabaja con énfasis en esto alienta algunos retornos, bélicos o golpistas.–¿A qué lo atribuye?–A esta altura del partido agitar los miedos bélicos o golpistas es una pavada, pero una pavada interesada: incita a no pensar Malvinas, cuando están en juego los recursos naturales de nuestros nietos, y es una carta de juego en la relación internacional. No se trata de una pelea de territorialidad a la antigua, de nacionalismo de entrecasa. Lo pensamos como una cuestión suramericana. Hay que leerlo a la luz de lo que está sucediendo hoy con las plataformas petroleras. El tema está abierto, es un planteo al futuro.–A pesar de la carencia del tema en las escuelas, pareciera que está presente en la memoria popular, tal vez un eco de tanto machacar con el slogan “Las Malvinas son argentinas”.–Claro. No hay ausencia. Hay superabundancia de recordación a nivel horizontal. Luego de la gesta sanmartiniana, debe ser lo más nombrado. Hay plazoletas, municipios, aeropuertos, panaderías, fábricas de chacinados. El pueblo se ha apropiado del concepto Malvinas Argentinas, con independencia de la acción de las instituciones. Ahora hay que articularlo con los saberes institucionales.<

viernes, 29 de julio de 2011

SIN RED



El fundador de Fuerza Bruta Diqui James, reconoce que el Bicentenario los revolucionó. “Nos obligó a dar un giro”, señala, que el Wayra Tour, también incluye viejos hits.

Por Facundo García

Anuncian que van a ofrecer “lo que nadie jamás vio, con la suma de toda la potencia acumulada durante la historia y los viajes de Fuerzabruta por el mundo”. El Wayra Tour echará a volar el próximo viernes en el Luna Park y la expectativa es más grande que nunca. Desde el centro de un galpón donde el repiqueteo de percusiones obliga a subir la voz, el fundador de la compañía, Diqui James, llega para dar algunos detalles del show. Pero lo primero que tiene que explicar es su cara, porque trae tantas vendas como una momia a medio disfrazar.

–Epa, ¿qué le pasó?

–Nada... digamos que tengo un empleo riesgoso.

Pudo haber sido un caño, una piña, una acrobacia. Quién sabe. En cualquier caso, James opta por atribuir el palo a la intensidad con la que encara sus proyectos. Porque cada paso de Fuerzabruta es eso, una experiencia hecha de golpes o de hallazgos. No hay red.

–En Wayra Tour, ya desde la musicalidad del nombre, se enfatiza esa presencia de lo palpable y lo corporal.

–Los nombres son un tema. De hecho, me costó amigarme con “Fuerzabruta”. Me sonaba agresivo; hoy me encanta. Y esto de “tour”. ¿Por qué “tour”, boludo? ¡Es una gira! Pero como me insistían con “tour” y dale con “tour”, respondí “okey, te acepto ‘tour’, pero le ponemos al lado una palabra en quechua”. “Wayra” me vino genial. Quedó Fuerzabruta Wayra Tour. Tres idiomas en una misma oración.

Wayra significa “viento”. Fiel a su costumbre de apoyarse en elementos de la naturaleza, esta vez la troupe prodigará brisas y vuelos. “Para ser sincero, elegir el título no fue nada fácil. Uno siente solidaridad con los pueblos originarios y tiene miedo de faltarles el respeto. Igual todo bien, ya sé que cuando pienso de más la cago, así que le dimos para adelante.”

–Por lo que se ve y escucha en los ensayos, metieron bombos a rolete.

–No quiero revelar mucho para no arruinar la sorpresa. Veníamos usando los bombos legüeros desde De La Guarda. Pero ponete en nuestro pellejo: el Bicentenario nos revolucionó y nos obligó a hacer un giro que no hemos terminado de dar (ver recuadro).

El tronar no cesa. En el galpón admiten que Gaby Kerpel, que es quien traza el hilado fino del acompañamiento musical, está obsesionado con los ritmos folklóricos. “Nosotros –acota James– ya veníamos con fuertes sospechas de que lo que más garpa es mostrar aquello de lo que estamos hechos. Por eso pisamos el acelerador al mango y fusionamos lo ancestral con la electrónica y con otras deformidades por ahora secretas.”

Los Fuerzabruta no “relatan” a la manera de los actores de teatro comunes. Pulsan –cual DJ de lo sonoro y de lo físico– cuerdas emocionales para que los que están en la sala se activen autónomamente. Y en Wayra Tour su propuesta está diseñada para dos tipos de destinatarios: si uno saca entradas para el campo, puede ser parte del desenfreno y participar con el cuerpo y los cinco sentidos. La otra opción es sentarse en una butaca y disfrutar cómodamente del desfile de luces, escenografía, tecnología, música en vivo y efectos especiales. La idea es que cada quien elija su lugar de acuerdo a sus gustos y posibilidades, y que –si la pasó bien– vuelva para estar de un lado y del otro. En un contexto en el que la polémica alrededor del papel que les cabe a los espectadores está sobre el tapete, la doble afirmación de Fuerzabruta se destaca por su originalidad y por el pacto de confianza que establece entre el público y los artistas.

–Ustedes salieron al ruedo en una década repleta de procesos de cambio para Sudamérica. ¿En qué medida afectó eso a su estética?

–No suelo hacer ese tipo de análisis. Eso sí: desde el inicio, allá por los ’80, nos encontramos con que los europeos y estadounidenses nos repetían que lo que intentábamos acá “sería imposible de hacer” para ellos.

–¿Por qué?

–¡La verdad es que no sabíamos qué querían decir! Eramos un par de chiflados de barrio con ganas de hacer fiestas. Calculá que yo salí del secundario y la dictadura no se había ido. O sea que teníamos cero información de nada. Ibamos de gira y los periodistas nos preguntaban “¿qué les parece tal grupo de Alemania?”. “No lo conozco.” “¿Y tal otro de Holanda?” “Disculpá, ni idea.” No sabés la de papelones que pasábamos. No teníamos datos sobre nada más allá de los Beatles, los Rolling y Seru Giran. Sin embargo, el cerco no nos impidió buscar; y como no había muchos espacios externos, nos pusimos a mirar para adentro, hacia nosotros. Nos retroalimentábamos en nuestro zarpe y nuestra locura, lo cual nos llevó a un código muy latinoamericano. Somos eso, en definitiva. Lo impresionante fue que cuando surgió la posibilidad de salir al exterior periódicamente, chabones que habían crecido en una cultura radicalmente distinta nos entendían en dos segundos.

En contraste con espectáculos anteriores, el Wayra Tour contiene viejos hits. James: “Cuando fui a exponer mis ideas a nuestros socios canadienses, me preguntaron por qué no hacíamos números de shows previos. Y me di cuenta de que había comprado un formato que no me pertenecía. O sea, ¿viste que el teatro clásico siempre tiene una obra y después otra y después otra, todas diferentes? ¿Y por qué carajo acá teníamos que hacer lo mismo? Era solamente un prejuicio. El 360 tour, por ejemplo, no es ningún disco de U2, y los que van quieren oír temas viejos y nuevos. Así que lo que se va a mostrar el viernes es nuestra gira 2011, que está hecha de locuras antiguas y otras recién salidas del horno, reventadas como se nos cante. Eso sí, les aconsejo que se agarren”.

–¿No nos puede adelantar nada más?

–Lo único que voy a agregar es que en estos días a veces nos reunimos en círculo y empezamos a recapacitar. No sabemos si con esto se van a volver locos o van a rajar en silencio. Me gusta eso, que no haya términos medios. Es un poco la vida del artista. Si siento que estoy derrapando, sé que voy bien. Me puedo pegar un porrazo, ojo, pero sé que voy por buen camino. En resumen, son noventa minutos que van a ir más rápido que tu cabeza.

SI NO HUBIERA ESTADO EL ESTADO



Un informe conjunto de la Cepal y la OIT resalta el papel de las políticas de intervención frente a la crisis, que lograron atenuar el impacto negativo sobre el empleo. Recomienda mantenerlas para un crecimiento más sostenible.
LAS POLITICAS PUBLICAS SALVARON A LATINOAMERICA DEL DESEMPLEO MASIVO


Con matices, y no siempre como resultado de una estrategia política delineada y preestablecida, el conjunto de la región de América latina y el Caribe logró superar la crisis externa de 2008/2009 con un descenso en el nivel de desempleo, resultado de políticas contracíclicas aplicadas a nivel de cada país. “En esta crisis se registró mayor preocupación por sostener el empleo y los ingresos de las personas; las medidas adoptadas fueron el vehículo para que el gasto fiscal llegara en mayor medida a las personas, reflejando una preocupación por la igualdad”, destacó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, organismo que junto a la OIT presentó ayer el informe Coyuntura laboral en América latina y el Caribe.

En las conclusiones del informe de la OIT y la Cepal, queda claro que las políticas que transgredieron las recetas neoliberales, dominantes en la región durante las décadas anteriores, fueron las que permitieron superar la instancia de la crisis sin sacrificios para la población ni cargar el peso sobre las espaldas de los sectores más vulnerables. “Las políticas aplicadas implicaron una expansión del gasto fiscal durante la crisis, incluyeron medidas como la inversión en infraestructura, planes de empleo de emergencia, estímulo a las empresas o programas sociales, entre otras”, repasaron ayer Alicia Bárcena y Elizabeth Tinoco, directora regional de la OIT.

Las responsables de presentar el informe en Buenos Aires advirtieron que, por la baja disponibilidad de recursos fiscales, no todos los países estuvieron en condición de aplicar políticas contracíclicas fuertes. “En otros casos, se aplicaron medidas más como una reacción a una situación particular que como consecuencia de una estrategia claramente delineada y establecida”, señalaron.

Los resultados para el conjunto de la región, América latina y el Caribe, reflejan que mientras la tasa de desempleo urbano se manifestó en ascenso hasta 2002/2003, alcanzando un índice promedio del 11,2 por ciento, empezó a evidenciar un descenso paulatino que la llevó al 7,3 por ciento en 2008. El impacto de la crisis interrumpió este proceso de significativa mejora laboral en la región, elevando la tasa de desempleo promedio al 8,1 por ciento en 2009. “Los mercados laborales se ajustaron al menor dinamismo económico causado por la crisis económico-financiera internacional”, refiere el informe. “Sin embargo, el impacto de la crisis en los mercados laborales de la región fue menor del previsto al ser más breve que lo que se temía”, agrega. En 2010 ya se observó un repunte, volviendo el desempleo al 7,3 por ciento (tasa similar a la de 2008), previéndose para el corriente año que se reduzca a un índice en una franja entre 6,7 y 7 por ciento.

Una de las enseñanzas más valiosas de la crisis es la importancia demostrada por las políticas contracíclicas, “no sólo para atenuar la caída en los períodos de crisis, sino también para sentar las bases de un crecimiento más sostenible”, subraya el informe Cepal-OIT. Es decir, advierte sobre el riesgo de dejar actuar libremente a las fuerzas de mercado para restablecer el equilibrio en algún momento futuro, ignorando las consecuencias sociales de dejar correr la crisis.

En este sentido, la experiencia argentina ha sido relevante no sólo por los resultados sino por los debates abiertos en el transcurso de la crisis, a favor y en contra de los instrumentos de política económica utilizados. Las medidas de acción directa, como el aumento de las transferencias sociales (movilidad jubilatoria y Asignación Universal por Hijo), el subsidio al mantenimiento del empleo (Repo) o el subsidio a los préstamos para compra de artículos del hogar, tuvieron un impacto importante en el sostenimiento del nivel de actividad y el empleo.