La directora general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires Silvina Gvirtz, anticipa los desafíos 2012 de su cartera y rescata el impacto de la Asignación y del Plan Conectar Igualdad.
Por Luz Laici
La ministra se emociona. Puede suceder, pero no es moneda corriente en una entrevista. Sin embargo, ella se emociona. Recuerda una anécdota, sus ojos ya cristalinos evidencian el sentimiento. “A principios de enero llevamos a un contingente de alumnos de la provincia, entre 230 mil y 300 mil chicos, a Chapadmalal –comparte Silvina Gvirtz, directora general de Cultura y Educación de Buenos Aires–. Chicos que nunca habían conocido el mar, que participaron de lo que se conoce como escuela de verano. La expresión que tenían cuando vieron el agua y la playa fue increíble. En ese marco realizamos una actividad ligada al próximo festejo del bicentenario de la jura de la bandera. Uno de los alumnos, con capacidades especiales, llegó a la playa, con una cajita llena de azulejos, y ahí mismo realizó una instalación de la bandera. Fue realmente impresionante”. Como esa, otras historias marcan una gestión pública que lleva pocos días y mucha intensidad. Gvirtz asumió su mandato –que tiene rango ministerial– en diciembre último, cuando Daniel Scioli inauguró su segundo período como gobernador y la eligió para comandar la cartera de educación. A los pocos días, en un jardín de infantes de González Catán –“El Abuelito”–, a un grupo de nenes les negaron sus medallas y diplomas de egresados del preescolar porque sus padres “debían cuotas”. La ministra manifestó su indignación y declaró: “De los tantos principios que guían la educación, el concepto de bien público es uno de los valores irrenunciables”. Motivada por esas mismas convicciones, y por un proyecto nacional del que dice “sentirse parte” y confiesa “admirar”, Gvirtz cambió una carrera de perfil más académico –doctora en Educación de la UBA y autora de 19 libros, dirigía la Maestría en Educación de la Universidad de San Andrés– y, tras un período al frente del programa Conectar Igualdad, aceptó el desafío de ser ministra.–¿En qué estado recibió el área educativa?–La verdad es que la dirección ha tenido muchos logros en los últimos años y valen la pena destacarse. Se construyó un número importante de escuelas, en colaboración con el Ministerio de Educación de la Nación, se consolidó una organización interna de trabajo que hace al sistema más gobernable y hubo avances en el cumplimiento de los principios que establece la ley nacional de educación. En ese sentido, nuestros desafíos responden a la necesidad de profundizar el modelo que se instauró en la Argentina en el año 2003, también en el ámbito provincial. Y hay muchas cosas por hacer. Por ejemplo, la ley provincial de educación establece como obligatoriedad las salas de 4 y 5 años, mientras que la nacional establece la de 5. Sin embargo, todavía nos falta construir más jardines de infantes en la provincia. Creemos que en los próximos cuatro años vamos a poder garantizar la universalización de la oferta para dar cumplimiento a esa obligatoriedad, es decir, vamos a poder garantizar la presencia del Estado en materia de jardines de infantes. Y otro gran desafío que tenemos por delante es mejorar la calidad educativa. Los operativos nacionales mostraron avances en sociales, naturales y matemática pero no en el área de lengua. Hay que profundizar la mejora allí, sin descuidar las otras áreas.–¿De qué depende la mejora?–De diversos factores. Tiene que ver con la provisión de herramientas a los estudiantes, con la actualización de los docentes que están en el sistema, con la formación de aquellos que están en los profesorados. Por ejemplo, teniendo a la vista lo de lengua, se puede considerar que Conectar Igualdad (N. del R.: el programa estatal que busca reducir las brechas digitales, a través de la entrega de netbooks a alumnos de todo el país) contribuirá a mejorar el nivel de los alumnos secundarios en el área de lengua. ¿Por qué? Porque cada máquina tiene una biblioteca con tres mil títulos de literatura universal, lo que les permite a los chicos tener acceso a más libros. Y porque, al mismo tiempo, se comenzará a capacitar a los docentes para que usen cada vez más los programas pedagógicos que tienen las netbooks, para que puedan descubrir y utilizar didácticamente todas esas herramientas. Para primaria, en cambio, tenemos programado entregar a principio de año dos libros a cada chico, desde sala de cinco y hasta sexto grado, y otros dos en agosto para que empiecen a armar su propia biblioteca. A ellos también les vamos a entregar manuales multiáreas y manuales específicos, con el aporte del ministerio nacional.–Los salarios abarcan la mayor parte del presupuesto educativo. También licitaron obras de infraestructura para tener más escuelas. ¿Cómo se hace para aplicar, además, políticas como la entrega de libros?–Es que, justamente ahora, lo que demuestra el modelo nacional es que salimos de la urgencia. Ya no estamos como en el 2001, cuando el principal objetivo era que los chicos se alimentaran en la escuela. La Asignación Universal por Hijo, así como la reducción de la pobreza y la indigencia, contribuyeron a que aumentaran las matrículas educativas. Por eso, hoy el gran desafío es la justicia educacional, es decir, mejorar la calidad de la educación para todos, igualando las oportunidades educacionales de la gente con más recursos con la de los sectores más vulnerables. En este caso, la sintonía fina de la que habla la Presidenta tiene que ver con profundizar el trabajo en lo específicamente pedagógico y didáctico. Si en el 2001 se hubieran entregado libros, en medio de problemas de hambre, se hubiera tomado mal. Pero hoy la necesidad es esta y estamos en condiciones de llevarla adelante.–¿El 6 por ciento de inversión en educación, en términos del PBI, es un piso o un techo?–Es una suma histórica, que se estableció por ley, y que se superó porque hoy estamos en un 6,47 por ciento. Nunca se registró una inversión similar en la Argentina. Para mí, lo que necesitamos es mantener ese porcentaje, sostenidamente, durante los próximos veinte o treinta años. Y, en ese contexto, la provincia de Buenos Aires invierte un 34 por ciento de su presupuesto en el área educativa, el mayor de todas las provincias. Es admirable el esfuerzo que realizan la Presidenta y el gobernador Scioli en esta materia. Uno podría preguntarse cómo se establecen las prioridades de una agenda educativa. Y es mirando cuánto se invierte en ella en términos de presupuesto, no con las proclamas. Ahora la educación ya no es un gasto y eso es un orgullo. Los ministros de Economía van a actos educativos, entregan computadoras, participan. Tenemos que estar orgullosos de privilegiar lo político por sobre lo económico. Y por esa misma razón, admirar tanto lo que hace la Presidenta como lo que hizo Néstor Kirchner, que fue el padre de este modelo.
Combo pedagógico.
En Buenos Aires, el comienzo del ciclo lectivo no traerá panes pero sí libros bajo el brazo. Como parte de una política que se aplicará a lo largo del año, la cartera que maneja Gvirtz entregará ejemplares para alumnos y maestros, coeditados por la dirección y la editorial Eudeba. Asimismo, la provincia continuará formando parte del Plan Conectar Igualdad, que otorga netbooks para estudiantes secundarios. “Es admirable la velocidad con la que se aplicó una política tan importante –señaló la ministra–. Si la Asignación Universal permitió aumentar la matrícula en las escuelas medias, Conectar Igualdad contribuyó a establecer pisos tecnológicos, a generar redes entre maestros y alumnos que potencian los niveles pedagógicos y a tener un aliciente más para que los chicos permanezcan en las aulas, porque les das la oportunidad de tener una computadora. Por eso Conectar no es sólo las computadoras, sino las oportunidades que genera para que los chicos sigan estudiando”.
Discusión en carrera
Cuando las paritarias docentes comienzan a discutirse, no hay padre que no se pregunte si las clases comenzarán en tiempo y forma. Y aunque no hay respuesta certera al respecto, lo cierto es que la Nación discute salarios con representantes de los cinco sindicatos docentes nacionales y cada provincia, a su vez, lleva adelante su propia negociación. En Buenos Aires, Gvirtz señala que los salarios abarcan casi el 97 por ciento del presupuesto: “Si bien el nivel que se invierte en educación es alto, es una realidad que la provincia requiere de muchos docentes para poder cumplir con el objetivo de la justicia educacional. Nosotros tenemos cuatro millones setecientos mil alumnos”. Al cierre de esta edición, el Ministerio de Educación de la Nación no había llegado a un acuerdo con los gremios, luego de ofrecer un básico inicial de 2.760 pesos. Para los sindicatos –de la discusión participan CTERA, el Sindicato Argentino de Docentes Privados, la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica, la Confederación de Educadores Argentinos y la Unión de Docentes Argentinos–, se trató de una propuesta “insuficiente”, teniendo a la vista su reclamo por alcanzar un salario básico inicial de tres mil pesos (para un maestro de grado sin antigüedad), y el mismo calificativo aplicaron para el nuevo monto sugerido del Fondo Nacional de Incentivo Docente.En la provincia de Buenos Aires, el gobernador Daniel Scioli fijó para el jueves 16 de febrero el inicio de las discusiones. Allí, los gremios anticiparon que exigirán un haber mínimo de tres mil cien pesos, considerado para el maestro de grado con jornada simple. A diferencia de la provincia, en la ciudad de Buenos Aires no fue Mauricio Macri el encargado de convocar a los sindicatos. Con el ministro Esteban Bullrich como vocero, el Pro llamó a los docentes a reunirse también el 16, pasado el mediodía. El debate recién empieza.
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