La remplazaría la escritura digital. El diario alemán Bild publicó ayer una portada en la que vaticina el fin de la letra cursiva. Los especialistas lo desmienten.
Por Diego Igal
El diario alemán Bild sorprendió ayer a miles de personas de todo el mundo al publicar la portada de la edición papel con los títulos en cursiva para alertar que “la escritura manual se extingue” por culpa de la era digital de teléfonos celulares inteligentes, computadoras e impresoras.
“Uno de cada tres adultos no ha escrito nada a mano en los últimos seis meses según un estudio reciente”, advertía el periódico, uno de los de mayor tirada de Europa (más de 3 millones de ejemplares diarios), conocido por tener una marcada línea sensacionalista. Para confeccionar la tapa de ayer se le pidió a parte del plantel periodístico del medio que escribiera los textos y luego se los digitalizó.
La noticia se sostenía con el dato de que la mayoría de la gente se comunica ahora por escrito a través de mensajes de texto y correos electrónicos, que un 79% de los hogares dispone de PCs y que sólo el año pasado se vendieron en Alemania 12 millones de teléfonos inteligentes.
El director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Ulm, el profesor Manfred Spitzer, recordaba que la escritura es fundamental para fomentar la coordinación y las habilidades manuales y que el ejercicio periódico es muy importante para la actividad cerebral.
Para Spitzer, es preocupante además que las nuevas generaciones de teléfonos inteligentes y ordenadores ofrezcan ya la posibilidad de dictar y dar órdenes de viva voz, de manera que ni tan siquiera es necesario utilizar el teclado. Sin embargo, la profesora Patricia Méndez, subdirectora de la carrera de calígrafo público de la Universidad de Buenos Aires, el diagnóstico está distorsionado. “Acá no ocurre eso. El correo electrónico viene a estar remplazando a la carta manuscrita, de eso no cabe duda. Pero de ahí a decir que ya hay una extinción es una exageración”, sostuvo en diálogo con Tiempo Argentino.
Andrea-Eva Ewels, directiva de la Sociedad Alemana de la Lengua, coincidió con la académica argentina. “La escritura a mano no desaparecerá porque sigue teniendo un toque personal. Cuando le escribo a alguien una tarjeta de cumpleaños, no se me ocurriría hacerlo con el laptop”, declaró a la Deutsche Presse-Agentur (dpa).
Méndez recordó además que en las universidades no sólo los diplomas aún se escriben con letra magistral inglesa, como otros documentos, sino que los apuntes y exámenes también son manuscritos.
En la Argentina, la caligrafía siempre fue una carrera dentro de la Facultad de Derecho (además de la UBA se puede cursar en la Universidad de la Policía Federal, la Católica de Salta y en Rosario), y aunque no tiene una matrícula masiva, la cantidad de inscriptos se mantuvo igual en los últimos años.
En opinión de la profesora, la caligrafía debería volver a la currícula como ocurría en los colegios secundarios donde fue una materia hasta mediados de los ’80 o principios de la década del ’90, según recordaron a Tiempo Argentino fuentes ministeriales.
Pese a lo poco fundamentado, la portada de Bild generó una amplia repercusión en Internet, donde la letra manuscrita, vaya paradoja, nunca existió o lo hizo de otros modos, aquellos que plantea la era digital que se transita. <
“Uno de cada tres adultos no ha escrito nada a mano en los últimos seis meses según un estudio reciente”, advertía el periódico, uno de los de mayor tirada de Europa (más de 3 millones de ejemplares diarios), conocido por tener una marcada línea sensacionalista. Para confeccionar la tapa de ayer se le pidió a parte del plantel periodístico del medio que escribiera los textos y luego se los digitalizó.
La noticia se sostenía con el dato de que la mayoría de la gente se comunica ahora por escrito a través de mensajes de texto y correos electrónicos, que un 79% de los hogares dispone de PCs y que sólo el año pasado se vendieron en Alemania 12 millones de teléfonos inteligentes.
El director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Ulm, el profesor Manfred Spitzer, recordaba que la escritura es fundamental para fomentar la coordinación y las habilidades manuales y que el ejercicio periódico es muy importante para la actividad cerebral.
Para Spitzer, es preocupante además que las nuevas generaciones de teléfonos inteligentes y ordenadores ofrezcan ya la posibilidad de dictar y dar órdenes de viva voz, de manera que ni tan siquiera es necesario utilizar el teclado. Sin embargo, la profesora Patricia Méndez, subdirectora de la carrera de calígrafo público de la Universidad de Buenos Aires, el diagnóstico está distorsionado. “Acá no ocurre eso. El correo electrónico viene a estar remplazando a la carta manuscrita, de eso no cabe duda. Pero de ahí a decir que ya hay una extinción es una exageración”, sostuvo en diálogo con Tiempo Argentino.
Andrea-Eva Ewels, directiva de la Sociedad Alemana de la Lengua, coincidió con la académica argentina. “La escritura a mano no desaparecerá porque sigue teniendo un toque personal. Cuando le escribo a alguien una tarjeta de cumpleaños, no se me ocurriría hacerlo con el laptop”, declaró a la Deutsche Presse-Agentur (dpa).
Méndez recordó además que en las universidades no sólo los diplomas aún se escriben con letra magistral inglesa, como otros documentos, sino que los apuntes y exámenes también son manuscritos.
En la Argentina, la caligrafía siempre fue una carrera dentro de la Facultad de Derecho (además de la UBA se puede cursar en la Universidad de la Policía Federal, la Católica de Salta y en Rosario), y aunque no tiene una matrícula masiva, la cantidad de inscriptos se mantuvo igual en los últimos años.
En opinión de la profesora, la caligrafía debería volver a la currícula como ocurría en los colegios secundarios donde fue una materia hasta mediados de los ’80 o principios de la década del ’90, según recordaron a Tiempo Argentino fuentes ministeriales.
Pese a lo poco fundamentado, la portada de Bild generó una amplia repercusión en Internet, donde la letra manuscrita, vaya paradoja, nunca existió o lo hizo de otros modos, aquellos que plantea la era digital que se transita. <
Fuente: Tiempo Argentino
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