Entrevista: María Cristina Cravino, antropóloga.
De la dictadura militar en adelante, sólo se acumuló déficit habitacional. El Estado reaccionó hace pocos años, pero está muy lejos de revertirlo. El principal cuello de botella es el acceso al suelo”, dice Cravino, que es investigadora docente regular de la Universidad Nacional de General Sarmiento (Ungs) y codirige un proyecto sobre la situación en asentamientos y villas en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
–¿Cómo se originó el déficit habitacional actual?
–En la expansión de la ciudad en los años ’40 confluían la combinación de varios factores: un proceso de industrialización que generaba empleo en la periferia, una política de transporte barato y un acceso al suelo que muchas veces estaba acompañado de un crédito para construir la vivienda. Era muy sencillo conseguir un lote en el Conurbano para los sectores populares, porque además el monto tenía relación con el salario. La gente compraba un lote en cuotas fijas.
–¿Cuándo se rompió ese sistema?
–Hubo dos quiebres a partir de la dictadura militar y luego con la ciudad neoliberal de los ’90. En los ’70, la normativa urbana le exigió a los loteamientos la infraestructura, con lo cual los emprendedores inmobiliarios dejaron de producir lotes para los sectores populares. De ahí, que se concentraran en los countries y más tarde en los barrios cerrados. En ese contexto, la dictadura permitió la indexación, con lo cual se rompió el sistema de cuotas fijas. El segundo efecto de dificultades estructurales viene con la privatización de los transportes y los servicios. A propósito de las medidas que liberaron el precio de los alquileres, la suba de aquéllos subió el costo de vivir en la ciudad. No hubo políticas de vivienda en el Conurbano; quiero decir, no se construyó nada. La cuestión es que las políticas de viviendas actuales no dan abasto al déficit habitacional que se acumuló durante tres décadas. El principal cuello de botella es el acceso al suelo.
–¿Cómo es el proyecto de hábitat popular para la provincia de Buenos Aires que promueve, entre otros, su grupo de la Ungs?
–El eje es la gestión democrática de las ciudades. El proyecto de ley tiene como principios básicos pensar la propiedad como una cuestión social: entender el derecho a la ciudad y no solamente a la vivienda. Apunta por un lado a que el Estado haga oferta de lotes con servicios y, por otro lado, a controlar que eso no provoque la suba del precio del suelo, a partir de una penalización creciente de aquellos que especulan con el suelo bien dotado (con infraestructura o bien ubicado). Se propone una presión impositiva creciente, para que esa gente termine vendiendo en el mercado, y establecer un mecanismo en que el Estado capte tierras a partir de la cesión del 10 por ciento de la superficie de los emprendimientos de gran envergadura, un suelo que no necesariamente sea aledaño a ese proyecto. De esa manera, la ley hasta tendría una función de prevención de las ocupaciones.
Fuente: Miradas al Sur
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