Cuando dejó de ser colonia española, el Sahara Occidental fue invadido por la monarquía de Marruecos. Ahora está dividido por un muro de 2720 kilómetros: de un lado están los territorios ocupados y del otro, los liberados por el Frente Polisario. Salem Bachir es el representante del FP en la Argentina. Aquí, cuenta los padecimientos del pueblo saharaui, las torturas, desapariciones y hasta los vuelos de la muerte que sufre.
Por Verónica Engler
El Sahara Occidental deja de ser colonia de España en la década del ’70 e inmediatamente sus territorios son reclamados y ocupados por Marruecos. ¿Cómo se da este proceso en el que el pueblo saharaui vuelve a quedar sojuzgado?
–El Sahara Occidental, ex Sahara Español, fue una colonia española a lo largo de un siglo y Marruecos reivindicó este territorio solamente para desviar la opinión pública marroquí de sus problemas. Los años de la reivindicación marroquí del territorio saharaui fueron duros para la monarquía marroquí, dos golpes de Estado amenazaron con poner fin a la monarquía. El 16 de octubre de 1975, el Tribunal Internacional de La Haya dictaminó que las alegaciones marroquíes de reivindicar soberanía sobre el territorio no tenían ninguna base jurídica, y aprobó el fallo que reconoce al pueblo saharaui su derecho a la autodeterminación e independencia. Justo después Marruecos desató la Marcha Verde y los medios de comunicación fueron desviados hacia aquella manifestación ciudadana mientras se iniciaba la invasión militar marroquí, que empezó el 31 de octubre. La Marcha Verde fue una estrategia de Marruecos con la intención de ocupar el Sahara Español. Marruecos envió a unos trescientos cincuenta mil ciudadanos y veinticinco mil soldados para invadir el por entonces territorio español, de modo que apoyasen y legitimasen la anexión, organizada por el rey Hassan II, durante la crisis política de España en las últimas semanas del franquismo. Esto se hizo con complicidad española y con apoyo militar y político del entonces tristemente famoso (Henry) Kissinger y los gobernantes de Francia, país que participó militarmente en esta invasión. Henry Kissinger jugó un papel clave en este proceso, él planificó, asesoró y organizó a los marroquíes para la Marcha Verde.
–Pocos días después de iniciada la marcha se firma el Acuerdo Tripartito de Madrid, entre España, Marruecos y Mauritania, para definir la división del Sahara Español. ¿Qué consecuencias tiene este acuerdo para el pueblo saharaui?
–Dividieron en dos el territorio saharaui, una parte correspondía a Marruecos y la otra a Mauritania, y a España le correspondían una buena parte de los recursos naturales, que son el motivo principal de la invasión y del acuerdo, que no fue reconocido por la comunidad internacional de ninguna manera. Los marroquíes recibieron una condena del Consejo de Seguridad de la ONU por su ocupación ilegal. Y el pueblo saharaui estuvo obligado en gran parte a abandonar sus hogares, su patria, bajo un ataque con fósforo blanco y con napalm. Se llevó a cabo una guerra de exterminio, los pocos animales que había fueron exterminados, los árboles fueron quemados y los pozos de agua fueron envenenados. Y el pueblo saharaui fue obligado a buscar refugio en la frontera con Argelia, donde hasta hoy día viven mal doscientas mil personas refugiadas, esperando poder regresar un día. Hay generaciones que nacieron en el desierto argelino y que están esperando que les devuelvan su tierra usurpada, que fue invadida ilegalmente. Mauritania afortunadamente después de tres años de guerra se retiró positivamente del conflicto y reconoció posteriormente la república saharaui, y ahora tenemos buenas relaciones con Mauritania. Pero la ocupación marroquí continúa hasta hoy día con la fuerza bruta.
–¿Por qué potencias como Francia apoyan la postura marroquí?
–Por intereses económicos. La importancia económica del Sahara Occidental reside sobre todo en la riqueza de su costa, por la gran cantidad y variedad de peces, y en los minerales que hay en su territorio, como el fosfato. Las minas de fosfatos de Bucraa, a cielo abierto, son las más grandes del mundo, además se ha detectado la existencia de uranio, petróleo y gas. Un famoso periodista marroquí, Moumen Diouri, escribió un importante libro titulado ¿A quién pertenece Marruecos? En la tapa del libro hay dos logos: uno es de la empresa del rey (Mohammed VI) y el otro es la bandera francesa. En este libro se habla del rey como el bancario más importante, y también como el primero en agricultura e industria. Se lo considera el séptimo personaje más rico del mundo, más que los príncipes de Qatar y de Kuwait. Además, según este libro, su sueldo supera el de Obama y el de Sarkozy. La paradoja del rey es que se enriquece de la pobreza de su pueblo. Pero nosotros también estamos pagando las consecuencias de las relaciones franco-argelinas. La historia de amor y odio entre Argelia y Francia, porque los franceses no han querido hasta hoy día reconocer sus crímenes contra Argelia, hizo que Francia también tome postura promarroquí, para tener a su aliado en la región. Francia apoya a Marruecos para mantener su aliado como principal actor en una zona donde Argelia es el país más importante económica, geográfica e históricamente.
–¿Cuántas personas pertenecen a la República Arabe Saharaui Democrática (RASD)? ¿Qué porción de esta población vive en los territorios ocupados (por Marruecos), en los liberados, en los campos de refugiados y en el exilio?
–La ocupación del territorio por parte de Marruecos hace imposible hacer un censo a los saharauis, pero a grosso modo se habla de casi un millón de saharauis que están dispersos en la diáspora, en Marruecos, Argelia, Mauritania, España, las zonas liberadas y los campos de refugiados saharauis. Lo único que tenemos bajo nuestro control son las zonas liberadas y los campos de refugiados donde actualmente viven casi trescientas mil personas. Casi la mitad de la población saharaui se quedó en los territorios ocupados, son otros trescientos mil aproximadamente. De España hemos recibido una solidaridad y un apoyo extraordinario. Los españoles se sienten un poco en deuda con los saharauis, por eso casi totalidad del pueblo español apoyó y apoya nuestra causa. En estos días, y a pesar de la crisis económica, tenemos a más de cinco mil niños saharauis que pasan sus vacaciones con familias españolas, el año pasado hemos tenido hasta diez mil niños saharauis. Y también tenemos los ayuntamientos hermanados con las dairas, las comunas saharauis, y las caravanas de solidaridad que llegan todos los meses de España y también el apoyo material, político y moral que recibimos del pueblo español, pero también de muchas otras partes del mundo que están dando siempre esperanza a la juventud saharaui. Nunca nos hemos sentido solos, hemos contado a lo largo de los años con el apoyo y solidaridad de nuestro continente africano, que desde los primeros días tomó una postura prosaharaui. En la actualidad, la República Saharaui es miembro de pleno derecho de la Unión Africana y Marruecos es el único país que está fuera de este organismo por su conducta colonial, como lo fue en el pasado el apartheid en Sudáfrica.
–Usted integró el Frente Polisario desde los comienzos, siendo muy joven. ¿Cómo son los inicios de este movimiento de liberación nacional?
–Los saharauis empezaron una guerra de liberación nacional en los años ’60. Primero estuvo el Movimiento de Liberación del Sahara (MLS), liderado por Mohamed Sidi Brahim Basiri. El MLS planifico conducir el Sahara a la independencia por etapas y por vías pacificas, hasta el 17 de junio 1970, cuando un gran manifestación pacífica fue brutalmente reprimida por las fuerzas colonialistas españolas, lo que provocó decenas de víctimas mortales, heridos y desaparecidos. Basiri sigue desaparecido hasta el día de hoy. Así termina una fase de resistencia del pueblo saharaui y se inicia otra en la cual los saharauis están convencidos de que el lenguaje de las armas es desafortunadamente el único apto para hacer entender la razón a la potencia colonial. Luego, el MLS es continuado por otro movimiento creado especialmente por estudiantes saharauis. Este grupo prepara durante dos años el terreno para el nacimiento del Frente Polisario y el inicio de la guerra de liberación nacional, en mayo de 1973. El nacionalismo saharaui se expresa de forma más activa. El lema del primer congreso del Frente Polisario fue “Con el fusil arrebataremos la libertad”. El Frente llevó a cabo una guerra de liberación y logró en poco tiempo capturar a muchos oficiales militares españoles, y una gran parte del ejército saharaui, integrada a las filas de las tropas españolas se pasaron a las filas del Frente Polisario, llevando con ellos algunos de los oficiales españoles. Y hemos tenido un reconocimiento, bajo presión, y se llegó a un acuerdo en el cual España reconoce al Frente Polisario. En el ’75 la ONU envió una misión al territorio, integrada por varios países, y esta comisión publicó su informe en el que reconoce que la única fuerza política del territorio es el Frente Polisario. Yo formaba parte de las células secretas del Frente Polisario en las zonas ocupadas. El Frente no quería que la gente abandonara el territorio, y pidió a los jóvenes que se integraran a sus filas para luchar contra la ocupación. Pero la represión y los bombardeos hicieron que muchas familias se fueran expulsadas de sus casas a sangre y fuego, y lograron refugio en las zonas más seguras, en la frontera con Argelia.
–¿Cuál es la postura del pueblo marroquí en relación con la política colonial que lleva a cabo su monarquía sobre el Sahara Occidental?
En Marruecos hay tres temas tabú: la religión, la monarquía y el Sahara, son temas que no se pueden discutir. Por eso los marroquíes no pueden expresar un punto de vista independiente, pero a pesar de eso últimamente hay jóvenes marroquíes que tomaron una postura muy positiva de reconocerle al pueblo saharaui el derecho a determinar su futuro. Se recuerda bien que el famoso Abraham Sarfati, un líder de la izquierda marroquí, desapareció dieciocho años en las prisiones marroquíes solamente por declarar una postura prosaharaui, diciendo que el pueblo saharaui tiene derecho a la autodeterminación. Por eso en Marruecos no se puede expresar una opinión política, mucho menos en las zonas ocupadas, donde los saharauis que se manifiestan son reprimidos, torturados, por la simple razón de reivindicar un derecho universalmente reconocido. Un caso muy famoso últimamente es el del campamento en Gdeim Izik, que para muchos analistas, como Noam Chomsky, es el inicio de la primavera árabe. Allí (en octubre de 2010), veinticinco mil saharauis levantaron siete mil jaimas, que son tiendas de campaña, a unos quince kilómetros de El Aaiún (capital de la República Arabe Saharaui Democrática) para protestar de una forma muy pacífica y civilizada, reivindicando su derecho a la autodeterminación, sus derechos sociales, sus derechos económicos. Esta manifestación pacífica fue reprimida a sangre y fuego, fueron quemadas todas las tiendas de campaña el 8 de noviembre de 2010. Cuando la gente dormía en la madrugada fueron invadidos por miles de soldados, policías, gendarmes. Es uno de los símbolos de la represión que continúa. La ONU reconoció en sus informes que no se les permitió salir de sus cuarteles en aquellos días, hasta tres días más tarde, para observar lo que pasó. A pesar de eso el Frente Polisario continuó negociando con la parte ocupante, con Marruecos, porque tenemos la confianza siempre en la vía diplomática, en la vía pacífica. Los saharauis, a lo largo de todos estos años de conflicto nunca han utilizado el terrorismo como medio de publicidad, como medio de presión, ni contra España, como potencia colonial, ni contra Marruecos. Hemos elegido la vía pacífica, la no violencia, a pesar de que los jóvenes siempre quieren responder a la violencia con la violencia, nuestra cultura y nuestra política es aconsejar a los jóvenes de mantener y agotar esta vía pacífica. Algunos jóvenes están hartos de continuar sufriendo todos los días las provocaciones, las torturas. Hay por el momento algo más de setecientos desaparecidos saharauis, en el último tiempo desaparecieron otros quince jóvenes saharauis. Sus madres, inspirándose en la experiencia histórica de las Madres de Plaza de Mayo, están reivindicando de la misma forma a sus hijos.
–Ustedes también tuvieron “vuelos de la muerte” como en Argentina, ¿verdad?
–Sí, reconocidos por un ministro marroquí. Unos treinta y cuatro saharauis fueron tirados en el mar por las fuerzas de ocupación marroquí en los años ’80, pero también muchos saharauis fueron víctimas de todo tipo de violación a los derechos humanos, enterrados vivos algunos, torturados hasta la muerte muchísimos y sigue la misma política de tortura hasta hoy. Tenemos el caso de dos jóvenes saharauis, que participaron del campamento pacífico en Gdeim Izik, que desde hace casi dos años, desde noviembre de 2010, siguen detenidos y amenazados de ser juzgados en un tribunal militar. Hace unos días condenaron a jóvenes saharauis por participar el 10 de mayo en el festejo del aniversario de la creación del Frente Polisario en El Aaiún. Todo esto sigue lejos de la presencia de observadores, que fueron expulsados.
–En 1991 se crea la Misión de Naciones Unidas para el referendo en el Sahara Occidental (Minurso) con el objetivo de observar el alto el fuego y organizar un referéndum entre el pueblo saharaui para que puedan elegir entre la integración en Marruecos o la independencia. ¿Qué función cumplió este organismo desde su creación? ¿Por qué todavía no se pudo llevar a cabo el referéndum?
–El plan previsto para esta misión desde el inicio era para ser llevado a cabo en seis meses, pero el principal obstáculo fue la postura marroquí. A lo largo de los primeros años alegaron la dificultad de identificar quién tiene derecho a votar y se creó una comisión internacional de identificación integrada por saharauis de las dos partes del muro, por notables de las dos partes del muro, por oficiales y expertos de la ONU, pero también de la Unión Africana. Trabajaron y buscaron a todos los saharauis, uno por uno, y cualquier persona que Marruecos pretende o alega que es saharaui se presentó ante esta comisión, trabajó a lo largo de unos siete años, y finalmente cuando la misión llegó a establecer la lista definitiva de los que tienen derecho a votar, Marruecos declaró su postura de abandonar definitivamente el referéndum. Sin embargo, nosotros seguimos esperando con gran optimismo siempre que la comunidad internacional llegue a imponer las resoluciones aprobadas por la ONU, reivindicando el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. La Unión Africana, los organismos nacionales, parlamentos y organismos de derechos humanos siempre han reivindicado que se lleven a cabo estas resoluciones para poner fin a una injusticia y permitir a los pueblos de la región vivir en armonía y luchar juntos contra los peores enemigos que son el subdesarrollo, el terrorismo y el hambre. A lo largo de los años se ha confirmado que la región del Magreb Arabe es la única que no ha podido armar su organismo regional. El motivo es siempre la cuestión saharaui.
–¿Qué sucede con las nuevas generaciones de saharauis, los que nacieron después de la ocupación marroquí? ¿Cómo ven la situación los más jóvenes?
–Los que nacieron en las zonas ocupadas son los que levantaron el campamento en Gdeim Izik para reivindicar la independencia del Sahara Occidental, y son los que están en las cárceles marroquíes, son centenares, los más jóvenes. Y también en la otra parte del muro (en los territorios liberados por el Frente Polisario), mis hijos y su generación, presionan y gritan para que el Frente Polisario retome las armas para reivindicar un derecho universalmente reconocido, porque piensan que no hay que continuar confiando en un plan de paz que no pudo ser llevado a cabo durante todos estos años. El Frente Polisario todavía no aprueba esta idea de volver a tomar las armas, a pesar de que no lo descarta, sobre todo con esta provocación continua de Marruecos. Hay algunos dirigentes del Frente Polisario que optan por esta vía, pero la gran mayoría sigue por ahora confiando en la vía pacífica, para que se lleve finalmente a cabo este plan de paz aprobado por el Consejo de Seguridad y aceptado por las dos partes, porque Marruecos firmó este plan de paz. Y a pesar de eso, la ONU no quiere o no puede imponer sus propias resoluciones. Pero esto no ocurre solamente en relación con el Sahara sino también con Malvinas y Palestina.
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