Memoria Abierta presenta un catálogo inédito que facilita el acceso a una gran cantidad de información hasta hoy dispersa.
Por Jimena Arnolfi
Las plazas se llenaban. Las marchas eran multitudinarias. El estallido de la memoria empezaba a resonar. Se habían iniciado los juicios de Madrid. En la Argentina, recién se reabrían las causas por la sustracción de los chicos nacidos en cautiverio. El caso de “la Sardá por izquierda”, como llamaban los militares al lugar de la Esma donde hacían parir a las detenidas embarazadas, ahí donde cerraba el círculo de poder. Fue alrededor de 1996. Se cumplían 20 años del golpe y sobrevivientes de las cárceles y los campos de concentración, los activistas sindicales junto a los estudiantiles y los ex militantes se juntaban con un objetivo claro: investigar y documentar la historia compartida. Así surgió Memoria Abierta. “El catálogo de La Dictadura en el Cine es un proyecto que estuvo presente desde la creación de Memoria Abierta, hace diez años”, cuenta Patricia Tappatá de Valdez, la directora. Se trata de un catálogo online de películas sobre la última dictadura, el terrorismo de Estado y la transición democrática. Un trabajo de investigación inédito en la Argentina que documenta cómo el cine reflejó el pasado reciente del país. Se presentan más de 450 películas. En su mayoría, nacionales. Algunas circulaban comercialmente. Otras estaban perdidas. Algunas parecían imposibles de recuperar. El equipo fue comandado por los especialistas Marcela Visconti y Esteban Garelli. El proyecto se completa con el comité asesor integrado por Gonzalo Aguilar, Ana Amado, David Blaustein, Andrés Di Tella, Claudia Feld y Mariano Mestman.
Hay que tener en cuenta que la Argentina carecía hasta hace poco de políticas de preservación del patrimonio fílmico, siendo un país que produce cientos de películas por año. En septiembre del año pasado, la presidenta Cristina Fernández firmó el decreto que reglamenta la Ley 25.119, estableciendo así la creación de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (Cinain). Un organismo autárquico dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación para la conservación y preservación de los materiales audiovisuales creados en el país. Organismos como Memoria Abierta se encuentran expectantes por la llegada de la Cinemateca Nacional anunciada recientemente. La Cinemateca es al cine lo que la Biblioteca Nacional a los libros. “Esperamos que pueda cumplir el objetivo de multiplicar las posibilidades de uso del cine como plataforma de transmisión, de pensamiento y de estudio de nuestra historia”, dice Tappatá de Valdez desde Memoria Abierta. En otros países como Francia y el Reino Unido existen archivos audiovisuales nacionales donde el material es parte integrante de una colección o fondo.
El catálogo La Dictadura en el Cine puede verse por internet. Contiene sinopsis, fichas técnicas e imágenes sobre ese centenar de películas producidas desde 1976 hasta el presente. Está organizado en base a tres grandes criterios para consultar el material: cronológico, alfabético y temático. Éste último, resalta en forma de nube al entrar en la página: Niños robados, La Iglesia, el compromiso social y la complicidades, A favor del régimen, Periodistas, medios de comunicación y censura, Lugares de represión, La dictadura en las aulas, entre otros. “Las líneas temáticas no fueron planteadas de antemano, sino que fueron surgiendo de los propios films. Cuando empezamos a mirar las películas notamos que había recurrencias y reiteraciones… fueron éstas las que dieron consistencia a los distintos tópicos propuestos”, explica Esteban Garelli, del equipo de desarrollo del proyecto. Para realizarlo, se llevó a cabo una investigación exhaustiva, a partir de la cual se relevó y sistematizó la información sobre el centenar de películas de géneros diversos para que la información que refiere a la dictadura militar argentina –sus acciones y su relación con las familias, los grupos sociales y la sociedad en su conjunto– sea accesible y esté disponible para todos y todas. Para promover una memoria social que incida en la cultura política del país, contribuyendo así a la construcción de la identidad y la consolidación de la democracia. Insistimos. No fue un trabajo fácil.
Hay que tener en cuenta que la Argentina carecía hasta hace poco de políticas de preservación del patrimonio fílmico, siendo un país que produce cientos de películas por año. En septiembre del año pasado, la presidenta Cristina Fernández firmó el decreto que reglamenta la Ley 25.119, estableciendo así la creación de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (Cinain). Un organismo autárquico dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación para la conservación y preservación de los materiales audiovisuales creados en el país. Organismos como Memoria Abierta se encuentran expectantes por la llegada de la Cinemateca Nacional anunciada recientemente. La Cinemateca es al cine lo que la Biblioteca Nacional a los libros. “Esperamos que pueda cumplir el objetivo de multiplicar las posibilidades de uso del cine como plataforma de transmisión, de pensamiento y de estudio de nuestra historia”, dice Tappatá de Valdez desde Memoria Abierta. En otros países como Francia y el Reino Unido existen archivos audiovisuales nacionales donde el material es parte integrante de una colección o fondo.
El catálogo La Dictadura en el Cine puede verse por internet. Contiene sinopsis, fichas técnicas e imágenes sobre ese centenar de películas producidas desde 1976 hasta el presente. Está organizado en base a tres grandes criterios para consultar el material: cronológico, alfabético y temático. Éste último, resalta en forma de nube al entrar en la página: Niños robados, La Iglesia, el compromiso social y la complicidades, A favor del régimen, Periodistas, medios de comunicación y censura, Lugares de represión, La dictadura en las aulas, entre otros. “Las líneas temáticas no fueron planteadas de antemano, sino que fueron surgiendo de los propios films. Cuando empezamos a mirar las películas notamos que había recurrencias y reiteraciones… fueron éstas las que dieron consistencia a los distintos tópicos propuestos”, explica Esteban Garelli, del equipo de desarrollo del proyecto. Para realizarlo, se llevó a cabo una investigación exhaustiva, a partir de la cual se relevó y sistematizó la información sobre el centenar de películas de géneros diversos para que la información que refiere a la dictadura militar argentina –sus acciones y su relación con las familias, los grupos sociales y la sociedad en su conjunto– sea accesible y esté disponible para todos y todas. Para promover una memoria social que incida en la cultura política del país, contribuyendo así a la construcción de la identidad y la consolidación de la democracia. Insistimos. No fue un trabajo fácil.
Los grandes hallazgos. Desde Memoria Abierta señalan la importancia de la recuperación de dos películas en particular. Friethens murar (Murallas de la libertad, Marianne Ahrne, 1978), una película sueca que cuenta la historia de un joven actor argentino que se exilia en Suecia, escapando de la dictadura en el país que está despareciendo a sus amigos. “Esta película nunca se vio en nuestro país. Sabíamos de su existencia porque en el año 1979 produjo un escándalo en el Festival de cine de Moscú, cuando la delegación argentina que había viajado a la Unión Soviética –conformada por el titular del Instituto de Cine de entonces y el director y los actores de El poder de las tinieblas, Mario Sábato, Leonor Benedetto y Gerardo Romano– la consideró agraviante para la imagen de la Argentina e intercedió para sacarla del festival. Leímos esto en el anuario de cine argentino de 1979 de Jorge Abel Martín y empezamos a buscarla. Nos contactamos con la directora y el Instituto de Cine Sueco, y como traer una copia en fílmico era muy costoso, acordamos que nos enviaran un DVD en bastante mala calidad, pero que nos permitió verla, algo que había sido imposible durante más de treinta años en nuestro país”, relata Marcela Visconti.
El otro gran hallazgo se llama “Estoy herido”, ¡ataque!, una ficción de propaganda que exalta el accionar de las Fuerzas Armadas, mostrando su versión sobre un hecho ocurrido en febrero de 1975, durante el llamado Operativo Independencia, en la provincia de Tucumán. “En las pocas referencias que existían sobre este cortometraje se decía que había sido visto en televisión en los primeros años de la dictadura, la fecha de realización se supone que es 1977. El material se consideraba perdido y fue inaccesible durante todos estos años. En el 2001, se pasó un fragmento en el programa Punto doc y luego ese mismo fragmento se repitió en la película Gaviotas blindadas del grupo Mascaró. Luego de meses de gestiones, mails y llamados, finalmente conseguimos una copia del material en DVD”, detalla Garelli, el otro integrante del equipo de desarrollo. Ambos materiales como el resto están disponibles en Memoria Abierta para quien quiera verlo.
El otro gran hallazgo se llama “Estoy herido”, ¡ataque!, una ficción de propaganda que exalta el accionar de las Fuerzas Armadas, mostrando su versión sobre un hecho ocurrido en febrero de 1975, durante el llamado Operativo Independencia, en la provincia de Tucumán. “En las pocas referencias que existían sobre este cortometraje se decía que había sido visto en televisión en los primeros años de la dictadura, la fecha de realización se supone que es 1977. El material se consideraba perdido y fue inaccesible durante todos estos años. En el 2001, se pasó un fragmento en el programa Punto doc y luego ese mismo fragmento se repitió en la película Gaviotas blindadas del grupo Mascaró. Luego de meses de gestiones, mails y llamados, finalmente conseguimos una copia del material en DVD”, detalla Garelli, el otro integrante del equipo de desarrollo. Ambos materiales como el resto están disponibles en Memoria Abierta para quien quiera verlo.
De lo alegórico a lo documental. Una de las líneas temáticas del catálogo refiere a las “Alusiones”. Son muchas las películas agrupadas en dicha sección. De la misma manera que Honoré de Balzac narraba intensos amoríos o debacles financieras de personas individuales para radiografiar la sociedad de su tiempo, en los años de la dictadura y en la transición democrática de los ’80, los especialistas señalan que el recurso de la alegoría es predominante: “Hay un modo de contar lo que nos pasa como sociedad a partir de acontecimientos personales. En esos años el documental estaba relegado… Durante los ’70, se realizaron algunas películas documentales que denunciaban lo que estaba sucediendo en el país… fueron hechas en el exterior por argentinos exiliados”, dice Garelli. Es el caso de Resistir, realizada en Francia en 1978 por Jorge Cedrón bajo el seudónimo de Julián Calinki. Otra película que destacan desde Memoria Abierta es Juan como si nada hubiera sucedido (1987), una película de Carlos Echeverría sobre el único desaparecido de la ciudad de Bariloche. Garelli y Visconti explican: “Es una película precursora en muchos aspectos –el recurso a un alter ego del director, la pantalla de TV dentro del cuadro fílmico, el relato ensayístico y reflexivo a cargo de una voz relatora– que van a ser retomados más tarde por jóvenes directores. Ya avanzados los ’90, comienza una verdadera renovación temática, con propuestas como la de Andrés Di Tella, Montoneros, una historia, y la de David Blaustein, Cazadores de utopías, que recuperan y ponen en escena la militancia setentista. Y también aparecen los hijos de los desaparecidos con sus demandas y cuestionamientos, abriendo nuevos interrogantes”.
La política de archivo en el país. “La situación de los archivos cinematográficos no escapa de la situación de los archivos argentinos en general. En el caso del cine, el Incaa realiza un importantísimo trabajo para fomentar la producción. Con las salas Incaa ha logrado también reforzar la exhibición logrando que el cine argentino llegue al público de todo el país pero una vez que se producían y se exhibía, no había ninguna política de conservación de ese material. Por otro lado, el Museo del Cine se encuentra abandonado completamente por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Nunca tuvo un lugar fijo, el material (no sólo películas, también material de prensa, afiche, guiones, vestuarios) está en peligro soportando malas condiciones de preservación y varias mudanzas de edificios. En un país con una riquísima producción y cultura cinematográfica, si no fuera por el esfuerzo de coleccionistas privados, la memoria del cine argentino estaría totalmente perdida. Esperamos, como todos los que nos interesa el tema, que la creación de la Cinain encare este problema y empiece a revertir la situación de nuestro patrimonio fílmico”, explican Visconti y Garelli.
–¿Qué se puede decir de la producción de cine más reciente?
–En los últimos años se vienen haciendo muchas películas vinculadas con los años ’70. En el 2010, hubo alrededor de 30 estrenos, tanto ficciones como documentales. Es un número muy alto, revelador, que da cuenta de que es necesario seguir pensando lo que nos pasó y nos pasa, y que el cine es una de las formas que tenemos para hacerlo.
–En los últimos años se vienen haciendo muchas películas vinculadas con los años ’70. En el 2010, hubo alrededor de 30 estrenos, tanto ficciones como documentales. Es un número muy alto, revelador, que da cuenta de que es necesario seguir pensando lo que nos pasó y nos pasa, y que el cine es una de las formas que tenemos para hacerlo.
• VERA JARACH: “HAY QUE TRABAJAR PARA QUE LAS HISTORIAS NO SE REPITAN”
"Soy una italiana judía de 83 años.” Así empieza a presentarse Vera para después desmenuzar toda su historia de un tirón. Periodista y escritora. Mamá de Franca Jarach, desaparecida el 25 de junio de 1976. Integrante de las Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, también forma parte de la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina y de Memoria Abierta. Publicó el libro Los chicos del exilio. Participó en varias películas que hablan sobre la dictadura militar argentina, como por ejemplo Dossier Argentina y Nosotras que todavía estamos vivas, ambas integrantes del catálogo La Dictadura en el Cine de Memoria Abierta. Ella estaba esperando la creación del mismo hace mucho tiempo . Vive en la Argentina desde los once años. Los cumplió en el barco. Con ustedes, Vera Jarach: “Hay que trabajar para que las historias no se repitan. Está demostrado que las historias no serán nunca iguales, pero las historias sí se repiten, en mi vida hay dos historias que lo demuestran. Mi abuelo, que se quedó en Italia y no quiso venir acá, fue deportado a Auschwitz. No hay tumba, no hay cuerpo, no hay nada. Muchos años después, otro tiempo, otro país, a mi hija le pasó lo mismo. La secuestraron en junio del ’76. Hace unos años nos enteramos que estuvo en la Esma. No hay tumba. Vuelos de la muerte”, cuenta Jarach quien remarca la importancia que tiene el arte para “hacer una memoria para nuestro futuro”. La película sobre la dictadura con la que más se identificó fue la argentina Kamchatka. En documental, recomienda Nosotras que todavía estamos vivas, en donde es protagonista junto con otras tres mujeres italianas que fueron testigos del Juicio Esma en Roma. “Soy optimista. Verdad, justicia y memoria. Presente, ahora y siempre”. Jarach sonríe. Tiene la mirada sabia.
"Soy una italiana judía de 83 años.” Así empieza a presentarse Vera para después desmenuzar toda su historia de un tirón. Periodista y escritora. Mamá de Franca Jarach, desaparecida el 25 de junio de 1976. Integrante de las Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, también forma parte de la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina y de Memoria Abierta. Publicó el libro Los chicos del exilio. Participó en varias películas que hablan sobre la dictadura militar argentina, como por ejemplo Dossier Argentina y Nosotras que todavía estamos vivas, ambas integrantes del catálogo La Dictadura en el Cine de Memoria Abierta. Ella estaba esperando la creación del mismo hace mucho tiempo . Vive en la Argentina desde los once años. Los cumplió en el barco. Con ustedes, Vera Jarach: “Hay que trabajar para que las historias no se repitan. Está demostrado que las historias no serán nunca iguales, pero las historias sí se repiten, en mi vida hay dos historias que lo demuestran. Mi abuelo, que se quedó en Italia y no quiso venir acá, fue deportado a Auschwitz. No hay tumba, no hay cuerpo, no hay nada. Muchos años después, otro tiempo, otro país, a mi hija le pasó lo mismo. La secuestraron en junio del ’76. Hace unos años nos enteramos que estuvo en la Esma. No hay tumba. Vuelos de la muerte”, cuenta Jarach quien remarca la importancia que tiene el arte para “hacer una memoria para nuestro futuro”. La película sobre la dictadura con la que más se identificó fue la argentina Kamchatka. En documental, recomienda Nosotras que todavía estamos vivas, en donde es protagonista junto con otras tres mujeres italianas que fueron testigos del Juicio Esma en Roma. “Soy optimista. Verdad, justicia y memoria. Presente, ahora y siempre”. Jarach sonríe. Tiene la mirada sabia.
Catálogo disponible en: www.memoriaabierta.org.ar/ladictaduraenelcine
Fuente: Miradas al Sur
No hay comentarios:
Publicar un comentario