viernes, 28 de junio de 2013

UN CLUB DE BARRIO EN PELIGRO

El Gobierno porteño quiere desalojar al Homero Manzi, en Parque Chacabuco. El club funciona desde hace 28 años bajo la autopista. Tiene guardería, jardín de infantes, canchas de fútbol y pileta de natación, utilizados por chicos y adultos del barrio. Ayer, vecinos y socios cortaron la calle en rechazo al desalojo.
 
 
 

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De la escuela al club y del club a la casa. Dos veces por semana, Sonia hace ese recorrido junto a su nieto. Lo retira a la salida del colegio y lo lleva hasta el Club Homero Manzi, en el barrio de Parque Chacabuco. Después, cuando el nieto termina con su actividad deportiva, vuelven juntos a la casa. Sobre el vértice mismo del trayecto que hace Sonia recayó una orden de desalojo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El club de barrio Homero Manzi, a donde asisten semanalmente alrededor de 300 chicos y 70 jubilados, recibió una cédula de notificación del gobierno porteño que ordena la restitución del predio, ubicado en la calle Beauchef 1050, justo debajo de la autopista 25 de Mayo. Ayer, un grupo de vecinos cortó la calzada donde se encuentra la institución para manifestarse en contra de la medida del gobierno macrista.
“Si nos sacan el club nos cortan al medio”, dijo Sonia durante el corte. “Yo me vengo con Thiago, que tiene 9, desde el colegio, con su mochila, y acá hacemos una especie de picnic. En el club está con los amigos de fútbol, juegan un montón, se divierten y después volvemos a casa. Nos complicaría muchísimo que nos saquen este lugar”, explicó Sonia. La semana pasada el club deportivo, social y cultural Homero Manzi recibió la cédula del gobierno porteño que ordenaba el desalojo del predio. El plazo otorgado fueron 30 días, que se cumplirían el próximo 15 de julio. “Además viene mi otra nieta, Lúa, de 3 meses, a la guardería. Para nosotros es un lugar importantísimo. Esto es un club de barrio, donde viene toda gente de acá cerca”, indicó Sonia.
El club cuenta con tres canchas de baby fútbol, una pileta de natación, un salón de usos múltiples, un bar, un centro de jubilados, un jardín de infantes y un salón de fiestas. Entre las múltiples actividades que los socios pueden realizar se incluyen baile infantil, patín artístico, gimnasia rítmica, fútbol y natación.
En 2009 finalizó el contrato de concesión del club y, tras no ser incluidos en un proyecto de ley que permitía la extensión del contrato por diez años más, el gobierno porteño ordenó la restitución del predio. “Estábamos en el proyecto de ley que salió a fines de 2012 y llamativamente nos borraron de la lista de clubes a los que les daban contrato por diez años. No sé qué es lo que quieren hacer con este predio”, sostuvo Patricia Anel, representante de la comisión directiva de la institución. Desde que recibieron la notificación de desalojo, los socios del club no tuvieron diálogo con funcionarios del Gobierno de la Ciudad. Incluso enviaron una nota a las autoridades porteñas solicitando una vía de comunicación con todos los socios que conforman el club. “El desalojo es una medida completamente injusta. Este lugar cumple una función muy importante. Los chicos vienen acá a hacer amigos, a echar raíces, a divertirse y a hacer actividades, deporte. No hay nada más sano. A partir de ahora proponemos una resistencia pacífica y esperamos que nos escuchen. Nos tienen que escuchar porque los clubes de barrio no pueden desaparecer. Son fundamentales, ya que brindan contención social”, dijo Anel.
La historia del club se remonta a 1985, cuando un grupo de vecinos del barrio de Caballito y Parque Chacabuco consiguieron el predio que está debajo de la autopista. Al año siguiente, el Homero Manzi quedó oficialmente fundado.
 
Informe: Nicolás Andrada.
 
Fuente: Pagina/12

LA MUSICA QUE TUVO SU PREMIO

Reconocimiento al creador de las Orquestas Infantiles de la Ciudad.Mientras el gobierno porteño busca vaciar las orquestas juveniles, su fundador será homenajeado hoy por la Legislatura.
 

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Claudio Espector, el creador y gestor de las Orquestas Infantiles de la Ciudad de Buenos Aires, será declarado mañana Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura porteña. Paradójicamente, el reconocimiento se produce al mismo tiempo que el Gobierno de la Ciudad intenta vaciar ese programa de promoción social mediante la música.
Espector fundó las orquestas en 1998, un proyecto en donde “lo cultural, lo educativo, lo artístico y lo social se conjugaron para dar lugar a una acción que deja una huella indeleble en los diferentes barrios de nuestra Ciudad”, señala la ley aprobada por mayoría que declarará a Espector Personalidad Destacada.
El músico y docente también será reconocido por su trayectoria musical, que abarca desde su capacitación en el Conservatorio Superior Manuel de Falla y en el Conservatorio Tchaikovski de Moscú hasta su docencia y difusión de la actividad musical a lo largo del país desde 1988, cuando regresó de Rusia.
El reconocimiento a Espector se dio no sólo en el ámbito nacional, sino también en el ámbito internacional. Países como México, Colombia y Ecuador lo invitaron para que asesorara en el desarrollo de programas similares al que se lleva a cabo en la ciudad de Buenos Aires.
En una oportunidad, el director de la Orquesta Filarmónica de Radio France, Myung Whun Chung, en medio de un concierto en el Teatro Colón el 22 de octubre de 2010, se dirigió al público para expresar su conmoción y admiración luego de su visita a las sedes del proyecto de Orquestas Infantiles y Juveniles.
En 2005 fue invitado por la Unesco como experto a la conferencia regional de América latina y el Caribe sobre Educación Artística desarrollada en Bogotá. El mes pasado fue invitado por la directora general de la Unesco, Irina Bokova, a participar como expositor del taller preparatorio del Congreso Internacional de Alto Nivel denominado “La Cultura, clave para el desarrollo sostenible”, desarrollado en la ciudad de Hangzhou, República Popular China.
El reconocimiento se da en medio de un conflicto por la denuncia de “vaciamiento” por parte del Ministerio de Educación porteño del programa Orquestas Infantiles, lo que fue resistido en reiteradas ocasiones por trabajadores del área y tuvo el acompañamiento de distintos gremios y músicos reconocidos.
“Recibir esto en cierto modo es incómodo, porque todo lo que vengo haciendo fue gracias al trabajo en equipo con gente muy trabajadora y comprometida”, señaló Espector. “Sé que es un reconocimiento al Proyecto de Orquestas Infantiles, que se realiza en equipo y se ocupa de sectores olvidados de la población, y eso es también lo que sienten las personas con las que lo compartimos, tanto músicos como docentes y creadores del proyecto”, sostuvo el músico. “También muchas de las acciones que hicimos fueron gracias a la participación del Estado en el proyecto, porque no somos Batman, no lo podemos hacer solos”, manifestó, al expresar su adhesión a la idea de “un Estado cada vez más fuerte”.
La ceremonia de reconocimiento se realizará hoy a las 15, en el Salón Dorado de la Legislatura porteña.
 
Fuente: Pagina/12

UN ESPACIO PARA LA IDENTIDAD

Tiene nueva sede el Banco Nacional de Datos Genéticos. El organismo que tiene como misión identificar a los hijos de desaparecidos y a las víctimas de la represión se trasladará desde el Hospital Durand, donde funciona desde 1987, a un nuevo edificio

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 Por Eduardo Videla
 
El Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), organismo que por ley nacional está abocado a la identificación de personas en causas por crímenes de lesa humanidad, tiene una nueva sede: del laboratorio que funciona hoy en el Hospital Durand se trasladará a tres pisos en el edificio que fue sede del Ministerio de Ciencia y Tecnología, en el microcentro porteño. “El traslado de las muestras se hará bajo rigurosas medidas de seguridad”, aseguró ayer el ministro del área, Lino Barañao, durante una visita al nuevo espacio, que estará funcionando a pleno “antes de fin de año”. Esas medidas incluyen la reserva sobre la fecha de la mudanza.
La recorrida por las instalaciones –de la que participó Página/12– estuvo encabezada, además, por dos genetistas que participan de la coordinación técnica y científica de todo el operativo de traslado: Víctor Penchaszadeh, profesor de la Universidad de Columbia, quien acompaña a las Abuelas de Plaza de Mayo desde 1983 en la búsqueda de la identificación de sus nietos apropiados por represores, y Héctor Targovnik.
“En el laboratorio del Durand, el Banco Nacional de Datos Genéticos funciona en forma conjunta con el Servicio de Inmunología, donde se hacen análisis de filiación. El servicio del Durand continuará funcionando y el Banco Nacional de Datos Genéticos se trasladará aquí”, explicó Barañao. El ministerio ya les propuso a las 31 personas que trabajan en el lugar –la mitad son técnicos y bioquímicos y el resto, administrativos– el pase a la administración nacional “en las mismas condiciones contractuales que tienen actualmente”.
El BNDG es un organismo autónomo y autárquico, creado en 1987 por la Ley 23.511. En 2009 pasó a funcionar bajo la jurisdicción del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a partir de la sanción de la Ley 26.548. Sus objetivos son garantizar la obtención, almacenamiento y análisis de la información genética para el esclarecimiento de delitos de lesa humanidad, tanto hijos de personas desaparecidas como restos de víctimas de la represión.
Según explicó Targovnik, actualmente hay en el BNDG un millar de muestras genéticas. De ellas, “311 corresponden a familias que aportaron ADN en busca de sus nietos”. El resto pertenece a personas que se han acercado para saber si son hijos de personas desaparecidas como consecuencia del terrorismo de Estado.
En el BNDG se llegan a analizar unas 20 muestras por día, sostiene el especialista. “Contra lo que podría suponerse, ahora hay más consultas de personas que sospechan ser hijos de desaparecidos que en los primeros años de democracia”, comenta Penchaszadeh. En total, se hacen unas 200 consultas mensuales, que llegan a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), de las cuales la mitad llega al Banco, después de un análisis previo de circunstancias de tiempo y lugar para determinar si la filiación es posible. “No se pueden analizar todos los pedidos que llegan, tiene que haber razones fundadas y valederas”, explicó Barañao. El proceso para contrastar dos muestras de ADN puede demorar entre una y dos semanas, dice Targovnik, pero “el análisis de una muestra se hace en horas”, aclara.
“El material genético está conservado en refrigeradores a 20 grados bajo cero, almacenado en pequeños tubos tipo Eppendof, diluido en una solución líquida, y a 80 grados bajo cero cuando se trata de restos humanos”, explicó Targovnik a Página/12. El científico aclara que el ADN puede conservarse a temperatura ambiente durante años o siglos, pero se lo refrigera para mayor seguridad. Además, “aunque los datos están digitalizados, las muestras se conservan por si es necesario hacer nuevas contrastaciones o aparecen nuevos métodos científicos”.
El traslado de todo el BNDG –incluidos equipos y documentación– demandará entre dos o tres semanas, “pero las muestras pueden ser llevadas en un día”. El nuevo espacio cuenta con 470 metros cuadrados, distribuidos en tres pisos del edificio de Córdoba 831. En uno de los pisos estarán los refrigeradores, en un espacio cerrado con puerta de seguridad y custodia durante las 24 horas. En otro se ubicará el laboratorio, con un espacio para la toma de muestras y otro para los análisis, con boxes estancos para evitar cualquier tipo de contaminación. En el tercer piso estarán los archivos.
Actualmente, los expertos trabajan en la separación de las muestras y expedientes de casos de delitos de lesa humanidad, ya que “en los primeros años del Banco se anotaron juntos estos casos que llegaban al Servicio de Inmunología del Durand para otros estudios”.
Para la inauguración del BNDG está invitada la genetista estadounidense Mary-Claire King, verdadera alma mater del Banco, quien junto con Víctor Penchaszadeh acompañó desde la ciencia el trabajo de las Abuelas en la búsqueda de sus nietos, desde 1982, cuando aquí todavía gobernaba la dictadura. King aplicó por primera vez sus conocimientos genéticos al trabajo de derechos humanos en 1984, cuando se logró la identificación de la primera nieta, Paula Logares, cuando aún no se utilizaba el método por ADN sino por HLA (antígenos de histocompatibilidad). Desde entonces se llevan identificados y recuperados 108 nietos. La genetista recibirá durante su visita el premio Leloir que le fue otorgado por el ministerio.
Los datos almacenados en el BNDG pueden ser cruzados con los del Equipo Argentino de Antropología forense, que tiene unas 10 mil huellas genéticas en su banco. Pero aquí también debe hacerse un análisis previo porque “cruzar todos con todos podría inducir a errores y falsos positivos”. Es decir que los casos estudiados deben estar justificados por una hipótesis de crimen de lesa humanidad, historial de las personas y correlación de lugares y otros datos, procedimiento a cargo de la Conadi. También compartirá información con el Registro Nacional de Huellas Genéticas Latentes.
La directora del BNDG es María Belén Rodríguez Cardozo. Pero en forma paralela al traslado, el Ministerio de Ciencia llamará a un concurso para cubrir los cargos de director, vice y director administrativo. Según aclaró Barañao, que el BNDG funcione dentro de la órbita de su ministerio no implica que pierda la independencia que ha tenidos hasta ahora. “Será un organismo autárquico, como lo es el Conicet”, aclaró. “Y vamos a garantizar la total independencia y la máxima seguridad en su funcionamiento”, aseguró. “El organismo también se dedicará a la investigación, pero no con las muestras del banco genético”, concluyó.
 
Fuente: Pagina/12

martes, 25 de junio de 2013

UNA PRACTICA QUE ES UNA COSTUMBRE MALDITA

Como es el accionar de la Bonaerense en los espectáculos deportivos .El asesinato del hincha de Lanús Daniel Jerez, por el que está imputado el capitán Lezcano, volvió a mostrar las deficiencias de los operativos policiales, que cuentan con efectivos de otras jurisdicciones, quienes muchas veces aceptan disconformes.

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 Por Gustavo Veiga
 
La maldita policía no salió de un Caballo de Troya. Mata en campo abierto, sin rodeos, como mató a Daniel Santiago Jerez, de 42 años, hincha de Lanús y camionero. Su asesinato a manos de la Bonaerense se imputa al capitán Roberto Lezcano, un oficial enviado desde Mar del Plata a reprimir a 366 kilómetros de donde realiza su faena habitual. Pero detrás de este crimen hay una estructura genérica que permite este tipo de muertes, intocable como los derechos del uniformado que recuperó su libertad en un santiamén. De los derechos de las víctimas se ocupan sus familiares y un abogado cuando pueden pagarlo. La política de Justicia y Seguridad del estado provincial la defiende su ministro Ricardo Casal con anuncios que, ahora, suenan chocantes: “Se abastecerá a todas las dependencias de nuevos elementos de disuasión no explosivos, no tóxicos y no irritantes que tienen una probada actitud de disuadir y mantener, fundamentalmente, la distancia entre el tumulto y la policía”. Una vez más reaparece Lampedusa y su célebre El Gatopardo.
La causa por el asesinato a quemarropa de Jerez quedó caratulada “homicidio con exceso en la legítima defensa”, delito que es excarcelable. Así lo determinó la jueza de Garantías platense Marcela Garmendia. Hasta esa instancia hubo un desarrollo procedimental que la Bonaerense cumplió a lo que diera lugar. Y una opción era el uso de balas de goma, con los antecedentes negativos que de ello se desprenden.
Descartada la primera versión de los hechos (que el asesinato de Jerez había sido producto de una pelea interna de la barra brava de Lanús), la policía debía avanzar a campo traviesa con un plan B. Página/12 consultó a una alta fuente de la Bonaerense que dio una segunda versión de la represión: “Uno de los colectivos de la barra habría escapado al control policial y los que venían en él hicieron algunos robos antes de llegar al estadio. Parece que alguien dijo: ‘vamos a darles su merecido’. Y todo se desmadró”.
El ataque policial intentó transformarse en legítima defensa, aún bajo aquel argumento de los presuntos robos de un grupo. A Diego Fanfi Gonceba-tte, el líder de La 14, como se conoce a la barra de Lanús, un policía que circulaba en moto le pegó un palazo en la cabeza. Desde ese instante hasta el disparo de Lezcano a Jerez no medió casi nada de tiempo.

Una muerte cantada

Jerez, alias el Zurdo, de 42 años e integrante de la subcomisión del hincha de Lanús (que tiene status reconocido dentro del club, como las subcomisiones de handball o patín), se encontraba junto a Iván, un empleado del estudio jurídico del presidente Alejandro Marón, quien negó que la víctima fuera integrante de la barra. Así y todo, nada justifica el accionar de la policía que responde al gobernador Daniel Scioli y su ministro de cabecera, Casal, mencionado en un trascendido como su futuro jefe de Gabinete.
Lezcano es un capitán de infantería que llegó desde Mar del Plata el día del partido entre Estudiantes y Lanús. El desplazamiento de efectivos desde diferentes jurisdicciones para cubrir los operativos que demanda el fútbol es de vieja práctica. En el caso de La Plata o los distritos del Gran Buenos Aires, suele dejarse a la guardia de infantería local en su asentamiento y se utilizan policías de ciudades del interior de la provincia. Primer error, señalan los especialistas en seguridad. Aquella tarde en el estadio Unico, varios provenían de la costa. El 20 de mayo, cuando jugaron otro partido Tigre y Lanús, había guardias de infantería de Pergamino, San Nicolás, Tandil y Nueva Atlantis, del Partido de la Costa.
Estos efectivos cobran un pequeño plus por el viaje, pero en ocasiones –como Lezcano–, antes deben cubrir trayectos de cinco o seis horas en ómnibus no muy modernos. Y el día anterior, quizá prestaron servicios a jornada completa. Aceptan disconformes cubrir la seguridad en el fútbol y tienen la mecha de la paciencia corta. “Todos vienen puteando”, dijo la fuente consultada de la Bonaerense. La responsabilidad de estos traslados corre por cuenta de la Dirección de Seguridad en el Deporte provincial.
La caracterización del quehacer policial, lejos de moderar la responsabilidad de sus superiores, la potencia. Scioli lo corrió a Casal de la incómoda tarea de supervisar decenas de partidos de fútbol todos los fines de semana, archivó el Coprosede y creó un organismo análogo, la Aprevide (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte) que pasó a depender desde agosto pasado del secretario de Deportes, Alejandro Rodríguez. En un territorio tan extenso y conflictivo como la provincia, hasta un hombre de probada capacidad en su área como Rodríguez está en problemas.
Tras el crimen de Jerez y durante una conferencia de prensa que compartió con Casal y Luis Alberto Morales, abogado y titular de la Aprevide, Rodríguez afirmó sobre la decisión de prohibir la asistencia de público visitante en Primera División: “No queremos que esto se instale para siempre porque no lo vemos como un logro sino todo lo contrario”. Y dio una definición de principios de improbable aplicación: “La gente que viene pacíficamente a ver un partido no necesita custodia”.
Una vez, cuando José Luis Meiszner era secretario general de la AFA y Mario Gallina dirigía el Coprosede, tuvieron un contrapunto por la quita de efectivos policiales del interior de los estadios. El comisario y ex árbitro desafió al dirigente a ver qué pasaría si se retiraba la seguridad pública de las canchas y ocupaba su lugar la privada. Para redoblar la apuesta le recordó que la presencia policial en el fútbol no figuraba en ninguna ley o norma y que sólo aparecía en los reglamentos de la AFA. En los partidos de rugby, por ejemplo, no hay uniformados.
Como fuere, la política de seguridad bonaerense para el fútbol, igual que en otros distritos, hace agua desde que la violencia se institucionalizó. La política que rigió en el Coprosede, cuya conducción ejerció el comisario Rubén Pérez hasta 2012, fue pésima, según especialistas como el abogado Juan Manuel Lugones, del Movimiento Paz en el Fútbol. “Si es posible calificar o evaluar la gestión de la seguridad del fútbol en la provincia de Buenos Aires desde el año 2007 a la fecha, deberíamos decir que ha sido la peor gestión que tuvo el distrito en seguridad deportiva en su historia. Protección a los barras, violencia cada fin de semana, ajuste de cuentas entre barras y doble discurso permanente fueron la constante”, escribió.
Ahora la gestión específica quedó en manos de la Aprevide y del abogado Morales, ex director del Programa de capacitación y formación de la Policía Bonaerense y ex funcionario del intendente de Merlo Raúl Othacehé, quien gobierna ese distrito desde 1991 bajo ciertas acusaciones que lo vinculan con las patotas del fútbol.
Graciela Muñiz, la defensora adjunta del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires, quien siempre se interesa en estos asuntos, señaló en agosto de 2012: “No es un dato menor que Luis Morales, el nuevo titular de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide), haya sido jefe del Consejo de Seguridad del partido de Merlo, municipio cuyo intendente, Othacehé, tiene probadas relaciones con los barrabravas de Argentino de Merlo, Deportivo Merlo y Midland”. Hace un par de años, Martín Sabbatella, el actual titular de la Afsca, también acusó al intendente en la misma dirección: “Es el responsable político de la violencia en Merlo y es su responsabilidad desactivar a las patotas que atemorizan a la población y a los militantes políticos y sociales”.
La problemática que reflejó por enésima vez el crimen de Daniel Santiago Jerez en un estadio cruza un extenso territorio como la provincia de Buenos Aires, donde interactúan funcionarios políticos, policías, dirigentes deportivos y barrabravas. Un paisaje hostil donde nadie encuentra la salida porque, está comprobado, en el fútbol suele matarse por deporte, una práctica que se volvió una costumbre maldita.
 
Fuente: Pagina /12

"LA LUCHA LATINOAMERICANA MARCA UN CAMINO"

Adelanto exclusivo de ciberpunks, el nuevo libro de Julian Assange, fundador de Wikileaks.En su nuevo trabajo, el experto en filtraciones explica la importancia de la criptografía para proteger a individuos del poder de las corporaciones y para defender a Estados pequeños del avasallamiento por parte de las grandes potencias.
 
   

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La lucha de Wikileaks es una gesta compleja. En mi trabajo como periodista he luchado contra guerras y para que los grupos poderosos rindieran cuentas ante el pueblo.
Mediante esta labor, he llegado a comprender la dinámica del orden internacional y la lógica del imperio. He visto a países pequeños ser amedrentados y dominados por países más grandes o plagados de empresas extranjeras que los hacen tomar decisiones en detrimento propio. He visto el amordazamiento del deseo popular, elecciones compradas y vendidas, y las riquezas de países como Kenia robadas y rematadas entre plutócratas en Londres y Nueva York. Estas experiencias me han formado como criptopunk. Me han aportado una sensibilidad respecto de los temas que se discuten en este libro, que es de especial interés para los lectores de América latina. El libro no los examina en su totalidad, eso es para otro libro –para muchos otros libros–. Pero quisiera detenerme en estos temas y pedirles a los lectores que los tengan en mente durante la lectura del presente texto.
En los últimos años se ha visto el debilitamiento de las viejas hegemonías. Las poblaciones desde el Magreb hasta el golfo Pérsico se han levantado ante tiranías para conseguir la libertad y la autodeterminación. Movimientos populares en Pakistán y Malasia prometen constituir un nuevo foco de fuerza en el escenario mundial. Mientras que América latina ha comenzado a transitar un período muy esperado de soberanía e independencia tras siglos de dominio imperial. Cuando el sol se pone sobre las democracias occidentales, estos avances constituyen la esperanza de un nuestro mundo. Viví en carne propia la nueva independencia y vitalidad de América latina cuando Ecuador, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) e incluso la Organización de los Estados Americanos (OEA) salieron en defensa de mis derechos luego de haber recibido asilo político.
La duradera lucha latinoamericana por la autodeterminación es importante porque marca el camino para que el resto del mundo avance hacia la libertad y la dignidad. Pero la independencia de América latina está aún en pañales. Los intentos desestabilizadores de Estados Unidos todavía son moneda corriente en la región, como ocurrió, no hace mucho, en Honduras, Haití, Ecuador y Venezuela.
Este es el motivo por el cual el mensaje criptopunk es de especial importancia para el público de América latina. El mundo debe ser consciente del riesgo que la vigilancia significa para América latina y para el antiguo Tercer Mundo. La vigilancia estatal no sólo es un problema para la democracia o para la gobernabilidad, sino que es un problema geopolítico. El control de toda una población por parte de poderes internacionales naturalmente amenaza la soberanía. Las sucesivas intervenciones en los asuntos de las democracias latinoamericanas nos han enseñado a ser realistas. Sabemos que los antiguos poderes coloniales usarán cualquier ventaja para impedir la consagración de la independencia de todo el continente.
Este libro debate sobre lo que ocurre cuando corporaciones estadounidenses como Facebook disponen de una penetración casi total en la población de un país entero, pero no se detiene en las cuestiones geopolíticas de fondo.
Haciendo una simple consideración geográfica se nos presenta un aspecto importante. Todo el mundo sabe que la geopolítica global está determinada por los recursos petroleros. El flujo del crudo determina quién domina, quién es invadido y quién es marginado de la comunidad global. El control físico de sólo un segmento de un oleoducto ofrece un enorme poder geopolítico. Los gobiernos en esta posición pueden obtener enormes concesiones.
Entonces ocurre que, de un golpe, el Kremlin puede sentenciar a Europa del Este y Alemania a un invierno sin calefacción. Y la sola posibilidad de que Teherán construya un oleoducto que llegue a India y a China alcanza como pretexto para la lógica belicosa de Washington. Con el control de los cables de fibra óptica, por donde pasan los gigantes flujos de datos que conectan a la civilización mundial, ocurre lo mismo que con los oleoductos. Este es el nuevo juego: controlar la comunicación de miles de millones de personas y organizaciones.
No es secreto que, en lo referente a Internet y a las comunicaciones telefónicas, todos los caminos desde y hacia América latina pasan por Estados Unidos. La infraestructura de Internet dirige gran parte del tránsito. A diferencia de “vigilancia” (“Cuidado y atención exacta en las cosas que están a cargo de cada uno”, DRAE) el término inglés implica la vigilancia de sospechosos para evitar o detectar crímenes. Tiene connotaciones de control social y represión. Es usado frecuentemente cuando esa vigilancia se realiza por medios tecnológicos. El surveillance state refiere a un Estado que desarrolla una vigilancia (control, espionaje) masiva de sus habitantes arriesgando su privacidad y los derechos humanos. A lo largo de toda la obra el término vigilancia debe ser comprendido con esa connotación de la palabra inglesa.
El gobierno de Estados Unidos no ha mostrado muchos escrúpulos en transgredir su propia ley al interceptar estas líneas para espiar a sus propios ciudadanos. Y no existen las leyes que impidan espiar a ciudadanos extranjeros. Cada día, cientos de millones de mensajes de toda América latina son devorados por las agencias de espionaje de Estados Unidos y almacenados para siempre en depósitos del tamaño de ciudades. Los aspectos geográficos relativos a la infraestructura de Internet por lo tanto tienen consecuencias para la independencia y soberanía de América latina. El problema también trasciende la geografía. Muchos gobiernos y ejércitos latinoamericanos resguardan sus secretos con hardware criptográfico. Se trata de aparatos y programas que codifican y decodifican mensajes. Los gobiernos adquieren estos equipos para mantener sus secretos a salvo, a menudo con un alto costo para el pueblo, porque le temen, con razón, a la interceptación estadounidense de sus comunicaciones.
Pero las compañías que venden estos costosos dispositivos gozan de lazos estrechos con la comunidad de Inteligencia de Estados Unidos (Intelligence Community). Estos dispositivos están con frecuencia deliberadamente violados con un propósito: no importa quién vaya a usarlos o cómo lo hará (las agencias estadounidenses pueden desencriptar la señal y leer los mensajes).
Estos dispositivos son vendidos a América latina y a otros países como una forma de proteger sus secretos, pero en realidad son una forma de robar esos secretos. Los gobiernos estarían más a salvo usando software criptográfico abierto desarrollado por criptopunks, cuyo código es abierto para que todo el mundo vea que no se trata de una herramienta de espionaje, y que está disponible al precio de una conexión a Internet.
Mientras tanto, Estados Unidos está acelerando la próxima gran carrera armamentista. Los descubrimientos de los virus Stuxnet, Duqu y Frame, anuncian una nueva era de programas altamente complejos con finalidad destructiva concebidos por Estados poderosos para atacar a Estados más débiles. Su uso agresivo en un primer golpe contra Irán está dirigido para socavar los esfuerzos persas para conseguir la soberanía nacional, finalidad que va en contra de los intereses estadounidenses e israelíes en la región.
Había una época en la que el uso de los virus informáticos en tanto armas ofensivas era un mecanismo argumental en novelas de ciencia ficción. Ahora es una realidad global, estimulada por la conducta irresponsable de la administración Obama, en contraposición a la ley internacional. Otros Estados ahora harán lo propio, mejorando su capacidad ofensiva para alcanzar a Estados Unidos.
Estados Unidos no es el único culpable. En los últimos años, la infraestructura de Internet en países como Uganda se ha visto enriquecida por la inversión directa china. Se reparten abultados préstamos a cambio de contratos africanos para que compañías chinas construyan la infraestructura de la red troncal que conecte escuelas, ministerios gubernamentales y comunidades al sistema de fibra óptica global. El continente africano se está conectando también, pero con hardware suministrado por un país que aspira a ser una súper potencia internacional. ¿Será Internet el camino para que Africa siga estando dominada en el siglo XXI? ¿Está convirtiéndose Africa una vez más en un espacio para la confrontación de los poderes mundiales? Estos son sólo algunos de los caminos por los que este libro trasciende la lucha por la libertad individual.
Los criptopunks originales, mis camaradas, eran mayormente libertarios. Nosotros buscábamos proteger la libertad individual de la tiranía estatal y la criptografía era nuestra arma secreta.
Esto fue algo subversivo porque la criptografía entonces era propiedad exclusiva de los Estados, usada como armas en sus varias guerras. Al desarrollar nuestro propio software contra las superpotencias, y al divulgarlo a lo largo y ancho del mundo, conseguimos liberar y democratizar la criptografía. Esta fue una lucha verdaderamente revolucionaria, librada en las fronteras de la nueva Internet. La ofensiva fue rápida y onerosa pero, aunque es una ofensiva aún en curso, el camino está allanado.
La criptografía no sólo puede proteger las libertades de los individuos, sino la soberanía y la independencia de países enteros, la solidaridad entre grupos con una causa común, y el proyecto de una emancipación global. Puede ser usada no sólo para luchar contra la libertad y el futuro de Internet, sino contra la tiranía del imperio sobre la colonia.
Este es un mensaje en el que creo con firmeza, y se encuentra escrito entre líneas a lo largo del presente texto aunque no esté debatido en gran detalle. Merece su propio libro, y lo tendrá cuando sea el momento adecuado y mi situación lo permita. Por ahora, espero que esto baste para llamar la atención de los lectores al respecto y para que lo tengan presente durante la lectura.
 
Fuente: Pagina/12

"NO ESTAN SEGUROS NI EN SU PROPIA CASA"

Dialogo con María Fernanda Berti y Javier Auyero sobre la violencia en los barrios populares. Se conocieron hace más de 20 años militando en una zona del conurbano. Ahora ella es docente en la misma zona y él, sociólogo en la Universidad de Austin, Texas. Juntos se propusieron desentrañar el funcionamiento de las cadenas de violencia en esos barrios populares, y el resultado fue el libro La violencia en los márgenes, que tiene poco que ver con lo que usualmente se lee sobre inseguridad.
 

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 Por Ailín Bullentini
 
Arquitecto Tucci no es territorio nuevo para María Fernanda Berti y Javier Auyero. Junto a varios otros jóvenes, y hace más de 20 años, recorrieron sus calles como militantes. Berti regresó en 2007, como docente de una de las escuelas públicas de nivel primario de la zona. Auyero como sociólogo, de la mano de Berti. “Me impactó la cantidad de nenes que me contaban sobre su papá, su mamá, sus tíos o hermanos presos, la persistencia en una situación que se repetía una y otra vez desde diferentes bocas pequeñas”, destacó en la búsqueda del comienzo de la investigación que dio origen a La violencia en los márgenes. El otro elemento que la empujó a buscar a su compañero de militancia fue la toma del “Campito Tongui”, como era conocido un extenso espacio de tierra vacía que desde el 17 de noviembre se convirtió en la toma más grande del país en las últimas décadas. “Lo busqué a Javier y le dije: tenés que estar.”
 
–La violencia en los márgenes apunta a describir el ejercicio de violencia interpersonal, desde la microestructura de un barrio popular como lo es el de Arquitecto Tucci, en el conurbano bonaerense. ¿A qué se debió este enfoque?
Javier Auyero: –Es un recorte analítico que hicimos. Consideramos necesario contar los vínculos de violencia entre las personas como un paso previo a la explicación de que aquellos están causados por el orden social, por la presencia intermitente, selectiva y contradictoria del Estado en esos territorios. Creemos que si no aislábamos esas relaciones de la macroestructura, si a todo llamábamos violencia sin más, después no podíamos entender finalmente cuáles son los alcances profundos de la desigualdad.
María Fernanda Berti: –Tuvo que ver con la necesidad de la gente de contar lo que les pasa todos los días. Primero los nenes, que contaban esto todos los días; después salimos de la escuela y nos encontramos con lo mismo. La necesidad de las personas de hablar de lo que están pasando.
 
–Ustedes vieron una necesidad en la gente. ¿Cuál fue la de ustedes para hacer este libro?
M. F. B.: –Son muchas las situaciones de violencia que suceden a diario. La cadena no se corta nunca.
J. A.: –Desde mi lado, desde la sociología, creo que parte de la tarea de las ciencias sociales es la de develar y descubrir cosas sobre las que no se habla. Entonces me pareció que este sufrimiento que genera la violencia constante y casi avasallante tiene que ser contado. Hay que hacer el sufrimiento visible. Se habla mucho sobre seguridad, inseguridad y violencia en Argentina, pero nunca de estas clases de violencia. La gente de barrios populares, de barrios pobres en nuestro país, siempre son victimarias. Sus integrantes siempre son mencionados como generadores de violencia, de inseguridad. Nunca como víctimas.
 
–Hablan de peleas barriales, de la tenencia de armas, del consumo de drogas, de prostitución, de la violencia sexual y de género como algunos de los tantos ejemplos de violencia interpersonal protagonizada por los habitantes de barrios vulnerables que conforman una cadena que invade el campo social. ¿Cómo traspasan del campo de la privacidad al público?
J. A.: –Normalmente, en un cuerpo social empobrecido se puede entender a la violencia como retribución. El me insultó y como respuesta vos me defendés y le pegás. El ojo por ojo. Ese tipo de violencia está en Arquitecto Tucci (por pedido de los autores, el nombre real del barrio fue modificado), pero no siempre la interconexión es lineal. ¿Qué pasa cuando vos no me pagaste los tres porros, entonces voy y te pego adentro de tu casa, y después te pega tu mamá por no haber pagado y el segundo marido de tu mamá le pega a ella porque vos, para tomar droga, le vendiste el televisor? Se generan una serie de acciones que se conectan unas con otras. La idea de cadena es producto de un análisis feminista, si se quiere: no estamos valorizando una violencia sobre la otra. Cuando le queman el rancho a un tipo en respuesta a un intento de violación no estamos diciendo que la violencia colectiva es a la que hay que prestarle atención y a la otra no. No creo que estemos diciendo nada demasiado novedoso, pero sí estudiándolo de una manera que no se hizo antes. Se habla muchas veces de la copresencia de muchas violencias en los barrios relegados: hay violencia estatal, de drogas, sexual. Pero nunca se las planteó de manera encadenada. Todas esas violencias se conectan unas con otras y llegan hacia el final del libro a conectarse con lo que hace el Estado. Tenemos que dejar de pensarlas por separado. Se trata de armar un rompecabezas.
 
–En un segmento del libro reconocen el peligro de que las historias que cuentan sirvan para sumar a la estigmatización de los habitantes de los barrios populares. ¿Por qué decidieron correr el riesgo?
J. A.: –Contamos historias fuertes, y dejamos muchas otras afuera porque nos parecía demasiado. Decidimos contar estas cuestiones con el compromiso de contarlas bien, justamente para evitar que sean mal utilizadas tras ser leídas. Para nosotros, ese “contarlas bien” significó contextualizar a fondo. Contar que una mamá le rompió dos dedos a su hijo, pero no dejarlo en el aire, sino contextualizar la historia lo más que se pueda. ¿Por qué lo hizo? Y en el porqué está el cómo: ¿cómo suceden esas cosas? Gracias a las notas y las entrevistas que hicieron Fernanda y Agustín (Burbaro de Lara) logramos sumar contexto más contexto más contexto a las situaciones. El gran contexto estructural es el de la miseria, la desigualdad, la violencia estatal. Pero luego hay microcontextos: cómo fue, qué pasó, qué vino después. No vamos a evitar que la gente lo lea mal –eso está en cada lector–, pero sí proveerle las herramientas para que entienda que esa violencia viene de algún lado.
 
–¿Confían en que el libro ayude a deconstruir el discurso de inseguridad impartido tan fuertemente por los medios de comunicación masivos en el que los pobres son sólo victimarios de la violencia que sufren las clases medias y altas?
M. F. B.: –Debatimos mucho el cómo contar todo esto. Javier siempre me pedía, mientras hacíamos el libro, que le contara alguna vez una linda historia. Pero nunca lo logré. Pedía que apareciera algún caso que negativizara aquello que estábamos contando, alguien a quien no le pase nada. No pudimos encontrarlo. Quisimos remarcar con el libro que en las familias de esos barrios como el de Arquitecto Tucci la muerte se sufre tanto como en cualquier otro lado; que los chicos les tienen miedo a los tiros, a los robos, a que sus padres estén lejos, en una celda; que las personas piden lo mismo que la clase media –aquellos apropiadores del discurso de la inseguridad– y, sobre todo, que la vida se festeja. La discusión del cómo, para ellos, se obtiene más seguridad es una discusión que llega después. Muchos nenes plantean: queremos más armas. Bueno, hay que entender que casi todos en esas familias tienen armas. Cuando me dicen eso, siempre les pregunto por qué sus papás tienen armas. “Para defendernos”, me responden. El libro está escrito para que pueda entenderse de esta manera.
J. A.: –Hace diez años escribí un libro sobre clientelismo que se sigue leyendo mal. A veces, como escritor es un poco limitado lo que uno puede hacer.
 
–El hecho de que el ejercicio de violencia en los vínculos interpersonales rompa el cerco de la privacidad e invada el campo social ¿provoca que el uso de la violencia sea natural, que se convierta en sentido común?
M. F. B.: –Sí y no. Los nenes un día me contaban que estaban jugando en la vereda y que los transas se empezaron a tirotear. Yo les pregunté qué hicieron y me contestaron que estaban acostumbrados. Estar acostumbrados no implica que no se sufra. Los pibes se familiarizan con todo esto mucho más que nuestros hijos, que nunca vieron una bala. Forma parte de su universo simbólico, y tienen vocabulario no sólo tumbero sino hasta judicial: que el allanamiento, la fianza... Pero el pedido de seguridad está todo el tiempo. El sufrimiento de la muerte y el encarcelamiento está todo el tiempo.
J. A.: –En el libro planteamos que la violencia forma parte de un repertorio en el sentido sociológico, pero también literario: un grupo de teatro tiene un repertorio, pero eso no quiere decir que siempre interprete la misma obra. En Argentina hay un repertorio de acción colectiva, pero eso no quiere decir que la gente en lucha esté todo el día cortando la calle. Utilizar la violencia para resolver problemas y para atar relaciones es parte de un repertorio que a veces se utiliza y otras no. Allí, en los barrios vulnerables, sí se tiene una relación más asidua con la violencia, pero eso no quiere decir que todos los días a los chicos que se portan mal le dan un cascazo en la cabeza. Y que esas personas estén más “acostumbradas” a la violencia no tiene que ver con sus valores, sino con la forma en la que el Estado participa de ese campo social.
 
–¿Cómo se relaciona el Estado con el origen de la cadena de violencia?
J. A.: –Es difícil ubicar el origen último de la violencia interpersonal. Un amplio sector de la sociedad argentina piensa que los pobres siempre fueron así. Y no, no es así. Hace 25 años, nosotros pisábamos las calles de ese barrio y nos consta que no era así. No es la pobreza la que genera la violencia. Son muchas la causas que se combinan: la informalidad, la desproletarización y la manera en la que el Estado se hace presente. Este primer cordón del conurbano supo ser industrial. Hoy es el cordón de la informalidad. La informalidad en principio puede generar violencia porque no hay mecanismos formales de control. Pero esa informalidad también tiene que ver con la desproletarización. Este barrio estaba poblado de obreros que tenían una relación formal con el trabajo. No los encontramos hoy. Hay muchos programas gubernamentales de asistencia, pero no suplen la proletarización que falta. Nuestro último cálculo resultó que la Asignación Universal por Hijo cubría una semana y media de vida, después arreglate. La ciudadanía es de muy baja intensidad, porque sus derechos siempre fueron truncados. En cuanto al Estado, no es que está ausente por completo. El problema es de qué manera está: patriarcal, intermitente, segmentada. Un día manda la gendarmería, pero otro vienen los de azul con la camisa afuera, mal pagos, mal entrenados, corruptos. Sí actúan para buscar algunos transas, pero frente a la violencia de género no hacen nada y menos frente a la violencia dentro del hogar, porque “no es su competencia”. Si vos ponés un oficial en el que alguien pueda confiar, la violencia se acaba. El ejercicio que proponemos en el libro es el de pensar qué pasaría si en cada una de las cadenas de violencia que se arman estuviera presente, por ejemplo, un policía en el que se confíe: esas cuestiones se cortan. Si una mujer que va a la policía para denunciar que su pareja la golpea fuera bien recibida en lugar de que los efectivos le respondieran con el “venís para sacarte de encima a tu marido...”. Si la mujer recibe esa respuesta ¿por qué va a volver a ir? ¿Por qué va a confiar un adolescente en el policía cuando saben que muchos de ellos pagan en La Salada por que les realicen fellatios. ¿Por qué vas a ir a denunciar que en tu esquina venden droga si sabés que es el policía el que pasa a cobrar el sobre?
 
–¿Se necesitaría que el Estado monopolice el ejercicio de la violencia, entonces? ¿Y los casos de gatillo fácil?
M. F. B.: –Se trata de que el Estado deje de ser artífice de la inseguridad que se sufre en estos barrios.
J. A.: –El Estado está produciendo violencia. Los chicos le cuentan a Fernanda que ese celular último modelo que tienen en la mano se lo dio su papá, policía, que se lo sacó a un ladrón que detuvo. Hace poco allanaron la comisaría y encontraron droga ahí adentro. Parte del argumento que desarrollamos en el libro es que al Estado no monopolizar el ejercicio de la violencia legítima, se convierte en uno de los motivos que hacen a la generación de las situaciones de violencia interpersonal. El funcionamiento interno de la feria La Salada lo prueba. La feria se ha pacificado porque hay un grupo de empresarios feriantes especializados en violencia que se encarga de mantener su seguridad. Las crónicas de (el periodista) Sebastián Hacher revelan un primer momento fundacional de mucha violencia hacia adentro de la feria hasta el estado actual, cuando nació como una especie de Estado paralelo. La gente que maneja La Salada sabe utilizar la violencia y la monopoliza. La feria se pacificó, pero exportó la violencia a sus márgenes. La presencia de dinero en efectivo, en una zona de altos niveles de desintegración, de desocupación, se convierte en una oportunidad fantástica para lo que (Max) Weber llama “capitalismo de botín”: ¿quién le puede decir a un chico que nació en ese ámbito que está mal robar cuando todo eso es una gran oportunidad?
 
–¿Dejan secuelas en las personas estas prácticas de violencia en las relaciones? ¿Se puede hablar de una cadena interminable?
J. A.: –En el libro decimos que estas violencias no tienen un carácter liberador. En su libro Los condenados de la tierra, (Frantz) Fanon plantea que la violencia del oprimido es redentora y esa manera de entender la cuestión tiñó muchos estudios sobre el tema. Nosotros queríamos verlo de otro modo: esta violencia, la que contamos en el libro, la que pasa en Arquitecto Tucci, no libera. Hay un abordaje populista hacia los sectores populares que los caracteriza de resistentes, que los describe como que siempre están sobreponiéndose y que la violencia estructural y el orden social, la injusticia y la opresión no les deja marcas, que el futuro es de ellos. A nosotros nos cuesta pensar que alguien pueda salir intacto de allí, que esta violencia no deje marcas. Si alguien puede probar, como también últimamente se busca instalar desde cierta corriente, que la enorme cantidad de violencia se concentra en la que ejercerían los pobres contra los ricos, podríamos darle cabida al argumento que plantea que los pibes chorros son los que tienen en sus manos la revolución que cambiará el sistema. Lo que estamos contando nosotros aquí es que la violencia la cometen ellos contra ellos mismos, contra iguales.
M. F. B.: –...y que una de las cosas por las que no interesa es por eso: porque se matan a ellos mismos. Una de las cuestiones que hicimos mientras escribíamos el libro fue chequear en qué medios salían publicadas las muertes que los chicos nos contaban. Poco y nada.
J. A.: –De todas maneras, decir que la violencia deja marcas no quiere decir que todos los que nacen y viven en estos barrios vayan a salir delincuentes, asesinos. Decimos que el ambiente genera una relación de cierta familiaridad con ciertas práctica violentas. Si crecés en un ambiente cargado de plomo, de benceno, de sustancias tóxicas, no vas a vivir la misma cantidad de años que si crecés en uno libre de esos elementos. Ahora, si uno quiere por cuestiones populistas decir “no, son invencibles, no les va a hacer nada, resistirán”, está bien. Pero eso no resiste ningún análisis empírico serio. Lo que el libro trae no son buenas noticias.
 
–¿Cuáles son los efectos de la violencia interpersonal?
M. F. B.: –Toda esta violencia genera, entre tantas cosas, el encierro. En el Campo Tongui (como es conocido el barrio llamado “17 de Noviembre”, que nació con la toma de ese día en 2009) la gente que originalmente tomó los terrenos se está yendo. Te dicen que no pueden dejar la casa sola nunca. Eso pasa también en los alrededores. Los nenes cuentan que según por dónde vienen los tiros a la noche se tienen que ir moviendo de lugar adentro de sus casas. No están seguros ni en su propia casa.
J. A.: –Los efectos más inmediatos son las prácticas que los vecinos establecen para defenderse de la violencia: encierro en las casas, poner mejores candados, armarse, los días de feria no se sale. Los sectores populares reaccionan muy similarmente, aunque con menos recursos, que la clase media frente a la inseguridad. Por otro lado, desarrollan prácticas que reproducen la violencia: si nadie va a lidiar con el problema de la violencia sexual, lo vamos a solucionar nosotros. Linchamiento. Y también hay organización, hay politización de la cuestión en tanto acción colectiva. En febrero estuvimos en una reunión de vecinos de Tucci que se juntaron para hacer algo con la inseguridad. Pero ellos mismos dicen que el miedo paraliza. Estos lugares son fábricas de violencia.
 
Fuente: Pagina/12

UNA CUESTION DE PIEL A PIEL

Científicos promueven el contacto físico con el recién nacido.Un estudio de la Universidad de Vanderbilt determinó los beneficios para el bebé cuando, apenas nacido, toma contacto directo con la piel de la madre, e incluso del padre. Otros, en Japón y en Argentina, llegaron a conclusiones semejantes.
 

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 Por Pedro Lipcovich
 
“Yo soy firme partidario del contacto piel a piel con mi mamá”, sostuvo un recién nacido. “Yo, que acabo de nacer por cesárea, estoy muy conforme con el contacto piel a piel con mi papá”, agregó otro. “Yo, aunque no soy tan chiquito como ustedes, también hago piel a piel, porque mamá me saca la ropita para darme la teta, y por eso lloro menos”, intervino otro que había cumplido tres meses. La opinión de los bebés entrevistados por Página/12 es consistente con las investigaciones más actuales: “El contacto temprano piel a piel hace decrecer el llanto en el bebé y tiene efectos beneficiosos sobre la lactancia y la estabilidad cardiorrespiratoria”, según un estudio de la Universidad de Vanderbilt, Tennessee, Estados Unidos. Conviene que este contacto empiece, siempre que sea posible, inmediatamente después del nacimiento y que se extienda por lo menos durante la primera hora, posponiendo los exámenes de rutina que no sean urgentes pero siempre bajo control del personal del salud. Aun en unidades de terapia intensiva pediátrica este contacto se propicia siempre que sea posible, incluso en bebés bajo respiración asistida. Para la madre, el piel a piel implica no sólo beneficios emocionales, sino que, por estimular la secreción de hormonas, reduce el sangrado posparto y propicia la relajación. Si se efectuó cesárea bajo anestesia general, el contacto piel a piel con el padre también demostró sus beneficios. Y, a lo largo de los primeros meses de vida, el piel a piel puede continuar cada vez que se da la teta.
Entre los estudios sobre el tema se destaca el que elaboraron Elizabeth Moore y su equipo de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Vanderbilt, para la base de datos Cochrane, que revisa y sintetiza investigaciones previas. “La separación madre-bebé después del nacimiento es común en la cultura occidental. El contacto temprano piel a piel comienza idealmente en el nacimiento y, de acuerdo con los estudios de neurociencia sobre mamíferos, suscita conductas que aseguran la satisfacción de necesidades biológicas básicas. Ese tiempo puede representar un ‘período sensitivo’ para programar la fisiología y conducta futuras.” Los investigadores revisaron ensayos clínicos concernientes a 2177 díadas madre-hijo y concluyeron que el contacto piel a piel “beneficia la lactancia materna y la estabilidad cardiorrespiratoria y hace disminuir el llanto de los bebés, sin que presente efectos negativos a corto o largo plazo”.
Otra investigación fue realizada por Katsumi Mizuno y su equipo de la División Neonatología del Hospital Chiba de Japón, y publicada en la revista Acta Paediatrica: tomaron un grupo de sesenta recién nacidos saludables, de los que sólo la mitad había experimentado contacto piel a piel. En el cuarto día después de su nacimiento, les presentaron diversos estímulos olfativos: el olor de la leche de su madre, el de otra leche materna humana, el de una leche maternizada. Filmaron las reacciones de los bebés, especialmente la frecuencia de movimientos de la boca. Los que habían tenido contacto piel a piel mostraron una mayor respuesta: más intensidad en los movimientos de la boca cuando se les presentaba la leche de su mamá, con relación a los otros estímulos. Además, se hizo seguimiento de la lactancia de estos nenes y resultó que los que habían tenido contacto piel a piel fueron amamantados, en promedio, durante dos meses más que los otros.
Hoy las maternidades cuentan con el informe “Práctica clínica del contacto piel a piel en neonatología”, del Capítulo de Enfermería de la Sociedad Iberoamericana de Neonatología. Por la Argentina lo suscriben las licenciadas en enfermería Ana Quiroga y Rose Mari Soria. El texto advierte que “aún existen importantes obstáculos para el libre acceso de la familia en muchas unidades neonatales de la región iberoamericana”, pese a que “se han documentado los efectos perjudiciales de la separación precoz y continua y se ha demostrado que las primeras horas tras el parto son cruciales para la aparición del vínculo madre/padre-hijo y para la instauración de la lactancia materna”.
¿Cómo concretar ese contacto? Básicamente se trata de “colocar al neonato desnudo sobre el tórax o abdomen de su madre”; si es necesario se lo protege con una mantita previamente calentada. “Se debe permitir el libre movimiento del bebé, que probablemente, estimulado por la caricia de la madre, buscará el pecho –precisa el informe–, y señala que “los recién nacidos sanos demuestran capacidades notables: el bebé tiene fuerzas para reptar hasta el pezón, y el estímulo de sus piernas sobre el abdomen de la madre estimula las contracciones uterinas, favoreciendo la involución del útero”; todo esto, ciertamente, “bajo vigilancia estrecha del personal sanitario para evaluar clínicamente a ambos y detectar cualquier anormalidad”.
Además, en favor de la madre, ese primer contacto “produce un potente estímulo del nervio vago, que libera oxitocina materna produciendo un incremento de la temperatura de la piel de las mamas, lo que proporciona calor al recién nacido, mejorando la regulación de la temperatura. La oxitocina también ayuda a la expulsión de la placenta, reduce el sangrado materno y favorece la relajación en la madre”. En los partos por cesárea, los niños también deben tener contacto piel a piel con sus madres luego del nacimiento; en casos de anestesia general, se ofertará al padre realizar contacto piel a piel en el quirófano o en una sala anexa”.
Ana Quiroga, una de las autoras de “Práctica clínica del contacto piel a piel...”, comentó que esta práctica “no debe entenderse como un mandato que las madres deban cumplir durante las 24 horas; también puede suceder que, si el bebé es muy prematuro o tiene algún problema clínico, primero haya que tomar algunas medidas de tratamiento y recién después ir al contacto piel a piel. Lo importante es que todas las unidades de neonatología favorezcan esta práctica, que trae enormes beneficios para la madre y el recién nacido”. E insistió: “No se trata simplemente de hacerle ‘upa’ al bebé, sino del contacto entre los torsos desnudos del nene y su madre”.
Bernardo Chomski, ex jefe de Neonatología del hospital Argerich, agregó que “actualmente en los servicios de terapia intensiva neonatal se trata de que también los recién nacidos muy prematuros, de muy bajo peso, accedan al contacto piel a piel: aun cuando estén recibiendo asistencia respiratoria pediátrica, sin retirarles el tubo del aparato los ponemos sobre el pecho de la mamá”.
En rigor, el contacto piel a piel se inscribe en “el libre acceso de la familia a las unidades neonatales”, tal como se lo nombra en “Práctica clínica...”. Este informe destaca que “en las unidades de terapia intensiva neonatal se debe involucrar a las familias en la toma de decisiones, en los pases de guardia y en las tareas de cuidado”, ya que “los padres no son visitas, sino los cuidadores naturales”. Y “si la madre por circunstancias clínicas no es capaz de hacer contacto piel a piel con su hijo, el padre puede realizarlo las 24 horas del día, con igual técnica”. Los padres así involucrados “muestran menores niveles de ansiedad y, además, desarrollan mayor confianza en el cuidado de sus hijos y mayor atención a sus necesidades”.
La práctica bien puede continuar durante la lactancia, ya que –observó Chomski– “en los primeros meses, el contacto piel a piel es el principal estímulo madurativo: una recomendación para los meses iniciales es cuando se le da de mamar, sacarle toda la ropita y que la mamá también se saque la ropa que cubre el torso, para permitir el contacto”.
 
Fuente: Pagina/12