Tiene nueva sede el Banco Nacional de Datos Genéticos. El organismo que tiene como misión identificar a los hijos de desaparecidos y a las víctimas de la represión se trasladará desde el Hospital Durand, donde funciona desde 1987, a un nuevo edificio
Por Eduardo Videla
El Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), organismo que por ley nacional está abocado a la identificación de personas en causas por crímenes de lesa humanidad, tiene una nueva sede: del laboratorio que funciona hoy en el Hospital Durand se trasladará a tres pisos en el edificio que fue sede del Ministerio de Ciencia y Tecnología, en el microcentro porteño. “El traslado de las muestras se hará bajo rigurosas medidas de seguridad”, aseguró ayer el ministro del área, Lino Barañao, durante una visita al nuevo espacio, que estará funcionando a pleno “antes de fin de año”. Esas medidas incluyen la reserva sobre la fecha de la mudanza.
La recorrida por las instalaciones –de la que participó Página/12– estuvo encabezada, además, por dos genetistas que participan de la coordinación técnica y científica de todo el operativo de traslado: Víctor Penchaszadeh, profesor de la Universidad de Columbia, quien acompaña a las Abuelas de Plaza de Mayo desde 1983 en la búsqueda de la identificación de sus nietos apropiados por represores, y Héctor Targovnik.
“En el laboratorio del Durand, el Banco Nacional de Datos Genéticos funciona en forma conjunta con el Servicio de Inmunología, donde se hacen análisis de filiación. El servicio del Durand continuará funcionando y el Banco Nacional de Datos Genéticos se trasladará aquí”, explicó Barañao. El ministerio ya les propuso a las 31 personas que trabajan en el lugar –la mitad son técnicos y bioquímicos y el resto, administrativos– el pase a la administración nacional “en las mismas condiciones contractuales que tienen actualmente”.
El BNDG es un organismo autónomo y autárquico, creado en 1987 por la Ley 23.511. En 2009 pasó a funcionar bajo la jurisdicción del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a partir de la sanción de la Ley 26.548. Sus objetivos son garantizar la obtención, almacenamiento y análisis de la información genética para el esclarecimiento de delitos de lesa humanidad, tanto hijos de personas desaparecidas como restos de víctimas de la represión.
Según explicó Targovnik, actualmente hay en el BNDG un millar de muestras genéticas. De ellas, “311 corresponden a familias que aportaron ADN en busca de sus nietos”. El resto pertenece a personas que se han acercado para saber si son hijos de personas desaparecidas como consecuencia del terrorismo de Estado.
En el BNDG se llegan a analizar unas 20 muestras por día, sostiene el especialista. “Contra lo que podría suponerse, ahora hay más consultas de personas que sospechan ser hijos de desaparecidos que en los primeros años de democracia”, comenta Penchaszadeh. En total, se hacen unas 200 consultas mensuales, que llegan a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), de las cuales la mitad llega al Banco, después de un análisis previo de circunstancias de tiempo y lugar para determinar si la filiación es posible. “No se pueden analizar todos los pedidos que llegan, tiene que haber razones fundadas y valederas”, explicó Barañao. El proceso para contrastar dos muestras de ADN puede demorar entre una y dos semanas, dice Targovnik, pero “el análisis de una muestra se hace en horas”, aclara.
“El material genético está conservado en refrigeradores a 20 grados bajo cero, almacenado en pequeños tubos tipo Eppendof, diluido en una solución líquida, y a 80 grados bajo cero cuando se trata de restos humanos”, explicó Targovnik a Página/12. El científico aclara que el ADN puede conservarse a temperatura ambiente durante años o siglos, pero se lo refrigera para mayor seguridad. Además, “aunque los datos están digitalizados, las muestras se conservan por si es necesario hacer nuevas contrastaciones o aparecen nuevos métodos científicos”.
El traslado de todo el BNDG –incluidos equipos y documentación– demandará entre dos o tres semanas, “pero las muestras pueden ser llevadas en un día”. El nuevo espacio cuenta con 470 metros cuadrados, distribuidos en tres pisos del edificio de Córdoba 831. En uno de los pisos estarán los refrigeradores, en un espacio cerrado con puerta de seguridad y custodia durante las 24 horas. En otro se ubicará el laboratorio, con un espacio para la toma de muestras y otro para los análisis, con boxes estancos para evitar cualquier tipo de contaminación. En el tercer piso estarán los archivos.
Actualmente, los expertos trabajan en la separación de las muestras y expedientes de casos de delitos de lesa humanidad, ya que “en los primeros años del Banco se anotaron juntos estos casos que llegaban al Servicio de Inmunología del Durand para otros estudios”.
Para la inauguración del BNDG está invitada la genetista estadounidense Mary-Claire King, verdadera alma mater del Banco, quien junto con Víctor Penchaszadeh acompañó desde la ciencia el trabajo de las Abuelas en la búsqueda de sus nietos, desde 1982, cuando aquí todavía gobernaba la dictadura. King aplicó por primera vez sus conocimientos genéticos al trabajo de derechos humanos en 1984, cuando se logró la identificación de la primera nieta, Paula Logares, cuando aún no se utilizaba el método por ADN sino por HLA (antígenos de histocompatibilidad). Desde entonces se llevan identificados y recuperados 108 nietos. La genetista recibirá durante su visita el premio Leloir que le fue otorgado por el ministerio.
Los datos almacenados en el BNDG pueden ser cruzados con los del Equipo Argentino de Antropología forense, que tiene unas 10 mil huellas genéticas en su banco. Pero aquí también debe hacerse un análisis previo porque “cruzar todos con todos podría inducir a errores y falsos positivos”. Es decir que los casos estudiados deben estar justificados por una hipótesis de crimen de lesa humanidad, historial de las personas y correlación de lugares y otros datos, procedimiento a cargo de la Conadi. También compartirá información con el Registro Nacional de Huellas Genéticas Latentes.
La directora del BNDG es María Belén Rodríguez Cardozo. Pero en forma paralela al traslado, el Ministerio de Ciencia llamará a un concurso para cubrir los cargos de director, vice y director administrativo. Según aclaró Barañao, que el BNDG funcione dentro de la órbita de su ministerio no implica que pierda la independencia que ha tenidos hasta ahora. “Será un organismo autárquico, como lo es el Conicet”, aclaró. “Y vamos a garantizar la total independencia y la máxima seguridad en su funcionamiento”, aseguró. “El organismo también se dedicará a la investigación, pero no con las muestras del banco genético”, concluyó.
Fuente: Pagina/12
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