miércoles, 14 de noviembre de 2012

ANTE EL BULLYING: ¿QUE REFUGIOS SALVAN DE LA ESTIGMATIZACION?

Por Ernesto Meccia SOCIOLOGO, PROFESOR DE LA UBA
 
Las noticias sobre el bullying y sus desenlaces son, últimamente, frecuentes. Sus destinatarios son personas que, según los demás, carecen de algo que éstos consideran fundamental: la heterosexualidad, el peso adecuado, la piel blanca, o la “decencia” femenina son apreciados atributos cuya carencia minusvalora a unos y sobrevalora a otros . También sabemos que la ausencia de ellos no siempre implicó hostigamiento, de modo que esa carencia no es ni honrosa ni ignominiosa en sí misma, es un invento que confirma la “normalidad” de los inventores.
Si nos ponemos del lado de los damnificados, nos preguntamos: ¿con qué imágenes se ven?
¿de dónde las sacan?, ¿del repertorio negativo de los otros o construyen imágenes alternativas?, ¿piensan que son como los demás dicen que son o piensan que son otra cosa?, ¿qué?
Quienes sufren el bullying ( una forma de “estigmatización” ) saben el sentido de la expresión que dice que existen realidades en pugna y lo difícil que es sostener una elevada imagen de sí mismo cuando los semejantes no dan quórum.
Analizar esta problemática depende de los vínculos sociales de los estigmatizados y del atributo por el cual se los señale. Si se interactúa con los “normales” las consecuencias son malas; si se lo hace con el “grupo de pares” podrán disponer de un caparazón protector , aunque es típico el fenómeno de que esos compañeros piensen a través de lo que los demás les dijeron que eran, cuando en realidad no son solamente eso; si interactúan con los “entendidos” (quienes no son como ellos pero se solidarizan) podrán encontrar algo de alivio; y, finalmente, si están obligados a interactuar con quienes están “unidos estructuralmente” (la familia es un ejemplo perfecto) se encontrarán enormes diferencias en tanto el atributo desacreditador sea étnico, religioso, sexual o de sexualidad.
Las víctimas adolescentes sufren mucho esta situación ya que tienen miles de imágenes contradictorias para pensar qué son . Por eso se alojan en la soledad: para no ver tantos dedos índices levantados ni escuchar tantas lenguas sueltas no casualmente sin pelos, porque quien tiene el poder de agredir no tiene pelos en la lengua, es decir, habla impunemente. Pero se sabe que la soledad no funciona. Es un refugio transitorio . A veces los imagino solos -como las monjitas “desobedientes” de los conventos de clausura en donde está prohibido mirarse en un espejo- poniendo una tela oscura detrás de un vidrio para poder mirarse. ¿Qué verán?
He presentado estas reflexiones pensando en las instituciones educativas y como homenaje a Erving Goffman (1922-1982), autor de “Estigma”, un brillante sociólogo norteamericano nacido en Canadá, de cuya muerte se cumplen 30 años. En su obra, la realidad social es siempre una cuestión de construcción y reivindicación.
 
Fuente: Clarin

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