Los grupos de extrema derecha que marcharon el 8N y contra el aborto. Quiénes son los militares y policías retirados, admiradores de Mohamed Alí Seineldín, que integran una red promotora de la discriminación y defienden a los genocidas presos.
Por Tomás Eliaschev
Los grupos de extrema derecha tuvieron el último 8 de noviembre una oportunidad para mezclarse con la muchedumbre y desplegar sus consignas ultramontanas. Están más enojados que nunca y cada vez más envalentonados: a contramano de la militancia juvenil que apoya los procesos de cambio y que se identifica con la izquierda, otros jóvenes se sumaron al más rancio nacionalismo, el que se escribe con zeta. Militares y policías retirados que son fervientes admiradores del difunto coronel golpista Mohamed Alí Seineldín, junto con viejos referentes nazis, fascistas, falangistas y católicos que reivindican la Santa Inquisición, conforman una red de organizaciones abiertamente discriminatorias que están cada vez más activas. Además de ser promotores entusiastas de los cacerolazos, a los que tratan de darle una direccionalidad destituyente, con la consigna “la cacerola vence urna”, no pueden ocultar sus fobias: odian por igual a comunistas, montoneros, judíos, inmigrantes y gays. Veintitrés presenta en exclusiva un panorama de quiénes son los protagonistas de este movimiento al borde de la ilegalidad que tiene preocupantes conexiones con sectores institucionalmente reconocidos.
No sólo las marchas contra el gobierno nacional son su motivación. En los últimos tiempos, salieron varias veces a las calles. Están alertas para defender a la Iglesia cada vez que una marcha cuestiona los mandatos clericales. Leyendo sus materiales, se puede constatar que cultivan una judeofobia digna de las peores épocas hitlerianas. Reclaman la libertad de los militares criminales de lesa humanidad y homenajean a los “caídos por la subversión apátrida”. Alcanzaron el éxtasis con la reciente protesta de gendarmes y prefectos, a quienes intentaron apuntalar para que fueran más lejos con su reclamo.
En este entramado de organizaciones filonazis se destaca el Congreso Nacional de Suboficiales Retirados (Conasubar). En ocasión del conflicto salarial de prefectos y gendarmes, varios de sus referentes fueron vistos en las escalinatas del Edificio Guardacostas de Prefectura y del Edificio Centinela de Gendarmería. A través del sitio “Bajando Líneas” y del programa de televisión por Internet Ligando Cabos, impulsan su ideario seineldinista. Cuando se refieren a la presidenta Cristina Fernández, la llaman “Kretina Wilhelm”, en referencia a su apellido materno, presumiendo que tiene raíz judía. Suelen hablar de “las yeguas”, para mencionar a la Presidenta y a la ministra de Seguridad Nilda Garré. Fueron ellos quienes lanzaron una de las convocatorias al 8N en donde se señalaban conceptos claramente antidemocráticos. “No olvidar que las Armas de la Nación están con la sociedad que resiste y muchos estarán a nuestro lado ese día, también sus familias. Policía Federal Argentina, Metropolitana y Bonaerense están en la primera línea de la Resistencia Cívica Organizada. Ídem Gendarmería, Prefectura y Servicio Penitenciario Bonaerense”. Y escribieron que “el 8N no es un fin en sí mismo, el 8N comienza la Resistencia Nacional que se traducirá en cientos de Operativos Independencia II en cada ciudad, pueblo o barrio”. De esta manera, reivindican la criminal cacería liderada por el genocida fallecido Antonio Domingo Bussi. Como no podía ser de otra manera, están vinculados a Cecilia Pando, habitual vocera de quienes niegan los horrores cometidos por la dictadura.
El día del cacerolazo en el centro porteño tuvieron su propia convocatoria, en Cerrito y Tucumán.
Están apadrinados por el intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino, que el 29 de octubre pasado les prestó el municipio para hacer una reunión. En esa reunión estuvo presente el secretario de Gobierno, Miguel Harari, en representación del intendente. No es el único contacto que tienen con el peronismo disidente: hacen gala de su relación con el dirigente de la UATRE Gerónimo Venegas y con la diputada nacional Graciela Camaño, a la cual idolatran por “abofetear montoneros”. Se refieren a la oportunidad en la que la esposa del gastronómico Luis Barrionuevo le propinó una cachetada al diputado Carlos Kunkel.
Entre los dirigentes del Conasubar se destacan el suboficial principal (R) Roberto Oscar Barbalace, que estuvo en el levantamiento carapintada del ’87: su seudónimo es Roberto Oscar Moreno, con el que hace tareas “periodísticas”. Lo secunda el sargento ayudante (R) Marcelo Mauricio Osores, que fue parte del último levantamiento carapintada. Desde 2011 trabaja en la Policía Urbana de San Miguel. Entró al Ejército en el ’72 y se retiró en el ’94. Trabajó en dos agencias privadas de seguridad: primero, en la Agencia Vassa Servicios SRL y luego en Prevenir y Proteger SRL. Según manifiesta en su perfil de Facebook, una de sus citas favoritas es “Dios y Patria... o Muerte”. Otro integrante es Patricio Roberto Lonses, un propagandista de ultraderecha que también se hace pasar por periodista. Es admirador de Cosme Béccar Varela, fundador de Tradición, Familia y Propiedad.
Al licenciado Juan Manuel Soaje Pinto, otro de los dirigentes de Conasubar, su relación con el líder nazi Alejandro Biondini no le impidió especializarse en Estudios Internacionales, de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, y hacer una Maestría en Política Exterior y Economía de la Universidad George Mason, Virginia, EE.UU. Está en el Consejo de Planificación de las 62 Organizaciones Peronistas, que lidera Venegas. Fue dos veces candidato a diputado por el partido de Biondini, Alternativa Social. Su primo, José María, es abogado del Grupo Clarín en la causa por Papel Prensa. Defendió a Facundo Mazzini Uriburu, descendiente del dictador, que insultó a una mujer afrodescendiente en la calle. También defendió al criminal de guerra nazi Walter Kutschmann.
José María Soaje Pinto fue abogado de Biondini y de Seineldín. Él fue quien agredió al secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, en una reunión de directorio de Papel Prensa. “A los montos como vos los vamos a matar a todos y yo ya me cargué varios”, le espetó, para luego arrojarse sobre el funcionario. Su estudio jurídico es uno de los señalados como parte de la estafa contra el Estado nacional protagonizada por la cúpula de Gendarmería y Prefectura y por estudios jurídicos. Además, forma parte del Conasubar el ex policía bonaerense Néstor Albino Cruz, que fue exonerado de esa fuerza. Fue acusado de infiltrarse en reuniones del Frente para la Victoria, la oposición comunal a Cariglino.
De todas las asociaciones de orientación nazifascista, Conasubar es la más peligrosa, por sus vínculos con dirigentes políticos, y también con personal de las fuerzas de seguridad. No fue casual que en octubre pasado el líder de la protesta de los gendarmes, Raúl Mazza, haya estado en el programa Ligando Cabos, que conducen alternativamente Soaje Pinto y Barbalace. A esa emisión televisiva también concurrieron otros personajes que llaman la atención. Uno de ellos el comisario Andrés Janssen, titular de la Jefatura Departamental de La Matanza, cuestionado por las presuntas zonas liberadas que existirían en este populoso partido del conurbano. Hasta Alberto Rodríguez Saá, cuando era candidato presidencial, concurrió a Ligando Cabos.
Conasubar es apenas la punta del iceberg. A la par del partido de Biondini, Alternativa Social, funcionan otras asociaciones ilícitas. La que más se destaca es Vanguardia de la Juventud Nacionalista. Sus “escuadras” hacen actividades de hostigamiento contra los que consideran enemigos. El mismo 8 de noviembre, en Rosario, un explosivo destruyó una placa en homenaje a Rodolfo Walsh. Con aerosoles dañaron el mural en homenaje al periodista y militante. Si bien negaron la autoría del atentado, repartieron un volante, del que se hacen cargo, en el que acusan a Walsh de “asesino”. Fueron quienes agredieron a los periodistas de Duro de Domar durante la marcha del 8N. Y en las últimas semanas, en ciudad de Buenos Aires y algunas localidades del conurbano, atacaron varios locales de La Cámpora, pintando la inscripción “Monto-chorros”. Lo mismo hicieron con un local del las feministas de izquierda Pan y Rosas, en La Plata, donde pintaron “asesinas abortistas”.
No sólo agreden haciendo pintadas y colocando explosivos, sino que ante cada marcha por los derechos de las mujeres y por la diversidad sexual, se convocan a defender la Catedral. No van solos: coinciden junto a otros espacios, como la Acción Nacional Católica, el Movimiento de Jóvenes Argentinos, Ángel Nacionalista, el Movimiento por la Identidad Nacional y Partido Popular de la Reconstrucción, que acaba de lanzar una campaña de afiches contra los inmigrantes ilegales por “narcos y okupas”. Su soporte ideológico es un falangismo que suele ser difundido por espacios como el Diario Pregón, la Legión Católica y el Instituto del Verbo Encarnado, que dirige el padre ultraconservador Carlos Buela. Siguen el camino del obispo francés antisemita Marcel Lefebvre, que se opuso a las reformas del Concilio Vaticano II donde el papa Juan XXIII dejó de lado los aspectos más medievales de la Iglesia Católica. Se constituyeron como guardia pretoriana de la Catedral Metropolitana y agredieron a los golpes a quienes marchaban para reclamar la legalización del aborto. Pese a que sus actividades están prohibidas por la ley antidiscriminatoria, están dispuestos a propagar su odio por todo lo que sea distinto a ellos.
Fuente: Revista Veintitres.
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