jueves, 1 de noviembre de 2012

"EL PAIS ES MUY CENTRALISTA"

Mario “Pacho” O’Donnell, historiador. Acaba de publicar Artigas. La versión popular de la Revolución de Mayo. Destaca al caudillo oriental como un hombre de espíritu federal y de gran influencia en la Argentina.
 
Por Franco Mizrahi
 
Hay una especie de fervor nacional de recuperación de los verdaderos protagonistas de nuestra historia”, afirmó a Veintitrés Mario “Pacho” O’Donnell, uno de los creadores del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego. Y graficó: “Las provincias aborrecen el hecho de haber explicado sus propias historias desde la versión escrita en Buenos Aires”. No son casuales las palabras de Pacho. Las dijo mientras viajaba a Rosario para brindar una charla que tenía por disparador su último libro, Artigas. La versión popular de la Revolución de Mayo, una obra que se inserta dentro de la lógica revisionista que caracteriza al escritor.

–¿Qué lo atrapó de Artigas?

–José Gervasio Artigas es un típico personaje deformado por la historia liberal. Siempre nos dijeron que fue un prócer uruguayo que luchó por la independencia de su país, por lo que aparecía como un personaje antipático: por su culpa habríamos perdido la Banda Oriental. Cuando Artigas siempre insistió en que la Banda Oriental tenía que formar parte de las Provincias Unidas. Tenía un proyecto que chocaba contra los intereses porteños, que hicieron todo lo posible por destruirlo.

–¿Qué decisiones reflejan a un Artigas federal y popular?

–Artigas propuso que las Provincias Unidas se organizaran con un espíritu federalista y que los ingresos de la Aduana se repartieran equitativamente entre las provincias. También reivindicó los derechos indígenas, el sufragio universal y propuso la primera reforma agraria de Latinoamérica. Lo hizo en el Congreso de los Pueblos Libres, que fue mantenido oculto por la historiografía liberal. Allí se declaró la independencia argentina de España y de toda otra nación extranjera, el 29 de junio de 1815. Fue un congreso al que concurrieron las provincias que se ubicaron bajo la influencia de Artigas: la Banda Oriental, las Misiones, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y parte de Córdoba. Esto fue un año y diez días antes del 9 de julio de 1816.

–Usted también cuestiona el tratamiento de la historiografía liberal respecto del 25 de mayo…

–El 25 de mayo es una fecha indiscutible pero cuando nos la cuenta la historiografía liberal lo hace sin la participación popular: nos contaron una revolución como producto de decisiones de “grandes hombres”, los criollos de las clases altas. Hubo una disputa por quién se apropiaba de la Revolución de Mayo: los intereses de la oligarquía portuaria fueron los que vencieron.

–¿Estos sectores de poder impusieron un modelo de país cuya estructura sigue vigente?

–Absolutamente. El país es muy centralista. La organización nacional se hace en base al dilema sarmientino de “civilización o barbarie”, que según Arturo Jauretche es la zoncera mayor. “Civilización” son los argentinos que se imaginaban europeos, y “barbarie”, los sectores populares.

–¿El Instituto de Revisionismo Histórico retoma esta línea jauretcheana para arrojar luz sobre los hechos vedados por la historiografía liberal?

–Sí, es una línea historiográfica que sigue a Jauretche, Scalabrini Ortiz, Pepe Rosa, entre otros, que fue sometida al pensamiento único que estableció el liberalismo en el campo histórico. La creación del instituto da la posibilidad de un debate en superficie, por eso causó tanto escándalo. Hay una gran reivindicación de los caudillos. No se puede explicar la historia con la grosera exclusión de sectores fundamentales.
 
Fuente: Miradas al Sur

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