Comenzaron las audiencias. Hay 17 acusados, entre ellos José Pedraza. El hermano de Mariano, un amigo y la abogada de la querella recordaron al militante a la vez que cuestionaron la represión, la precarización laboral y al empresariado sindical.
Por Tomás Eliaschev
El comienzo del juicio contra los acusados de asesinar a Mariano Ferreyra y de herir gravemente a Elsa Rodríguez ya comenzó. Además de sentar en el banquillo de los acusados a los presuntos autores materiales e instigadores, este proceso pone sobre la mesa de discusión otros tres temas centrales: la precarización laboral, el sindicalismo empresarial y la violencia institucional. Este crimen político y el proceso judicial hacen que se ponga la lupa sobre estos tres aspectos que quedarán ligados para siempre a la muerte del joven militante del Partido Obrero. Están imputados por el homicidio el mandamás de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, acusado de instigador, junto a 16 personas, entre las que se encuentra Cristian Favale, el barrabrava que habría efectuado los disparos mortales.
A la salida de la segunda jornada del juicio, que comenzó el lunes 6 de agosto, Veintitrés conversó con tres protagonistas de esta lucha. Uno de ellos es Pablo Ferreyra, que tuvo que retirarse poco antes de que finalizara la audiencia pues la reiteración de las imágenes de su hermano muerto se hicieron insoportables. La abogada Claudia Ferraro, una de las letradas que conforman la querella, brindó detalles sobre la situación judicial. Y el amigo y compañero de militancia de Mariano, Luciano Flores, que relató cómo impacta en la juventud la figura del joven asesinado. Tiene 22 años y conoció a Ferreyra cuando tenía 15 y el militante lo invitaba a participar de la lucha por la democratización de la UBA.
–¿Cómo vivieron el comienzo del juicio?
Pablo Ferreyra: –Fue difícil. Verles la cara a Pedraza y a Favale. Uno es el instigador, el otro el ejecutor. Al verlos, uno siente bronca, tenerlos enfrente es muy duro. Pedraza es una figura que no pertenece a mi mundo pero que desde hace dos años es un nombre recurrente. Es un símbolo. Fue muy duro también que por pedido de las defensas mostraran todos los videos que se filmaron en torno al asesinato de Mariano. Se lo ve con la remera levantada, con un balazo, con la respiración muy débil y su compañero pidiendo que no se muera, que respire. Son imágenes fugaces. Me hacen saber de nuevo por qué estoy acá.
Claudia Ferraro: –Los jueces rechazaron de plano la suspensión del juicio que pedían los defensores. Hubiéramos querido comenzar con las indagatorias, pero la defensa pidió ver los videos. Allí se ve cómo en todo momento la patota manejó la violencia.
Luciano Flores: –Estoy contento porque empezó el juicio a los asesinos, no le van a devolver la vida. La mayoría de los militantes somos ateos, y pensamos que la vida es una sola y hay que vivirla. Y estoy contento de estar viviendo esta lucha por que se haga justicia por mis compañeros. Estando en el juicio, escuché a la defensa. Decían cosas bizarras, que los que querían cortar las vías eran “piqueteros del PO, encapuchados”. Justificaron el asesinato de Mariano y lo presentaron como un tipo violento. No tenía nada de violento, era más flaco aun que yo, que soy flaco. No podía ser violento nunca. Él se solidarizaba con los trabajadores, era un alma buena.
–¿Qué representa Pedraza?
P.F.: –Pedraza representa un paradigma del neoliberalismo, que aún continua en el posneoliberalismo. Dice que defiende a los laburantes pero a la vez precariza y terceriza a los trabajadores en cooperativas truchas, donde se gana la mitad que estando en planta, sin cargas sociales, sin vacaciones o cuando quiere el empleador. Es algo que está muy poco investigado. Hay que hacer una campaña contra la tercerización, prohibirla o al menos regularla. La cooperativa de Pedraza empleaba a 200 personas, muchos estaban ese día 20 de octubre de 2010 movilizando con Mariano para pedir el pase a planta permanente y la reincorporación de los despedidos. Al frente de la cooperativa había familiares de Pedraza y gente con cargos jerárquicos de la Unión Ferroviaria. Era un negocio de familia. Pedraza fue detenido en su departamento de Puerto Madero, de un millón de dólares, además de tener otra casa. En los ’90 obtuvo la licitación del Belgrano Cargas. Pedraza es la punta del iceberg de una gran problemática. Cuestiono seriamente que Antonio Luna sigue siendo subsecretario de Transporte Ferroviario. Es el único funcionario con vínculos estrechos con Pedraza que queda. Ya renunció Juan Pablo Schiavi, por lo de Once.
–¿Qué mostró este crimen?
P.F.: –Se ve lo golpeados que están los derechos laborales. Y lo corroído que está el sindicalismo. Lo que revela la bala que mató a Mariano son esquirlas que muestran tanto la precariedad laboral como el sindicalismo asociado a esa precariedad y a los negocios, así como la corrupción en la Justicia. Pedraza intentó sobornar a un sector de la Justicia para que caiga en un tribunal amigo y obtener un beneficio en la pena, e incluso la libertad.
C.F.: –Esperemos que haya una condena ejemplificadora. Hay que terminar con la impunidad. Y golpear este negociado con la explotación ferroviaria. Se vieron imágenes en el juicio del congreso empresarial, en donde estaban Pedraza y su segundo en el sindicato, Juan Carlos “Gallego” Fernández, se los ve sentados al lado de Schiavi.
–¿Cuál es el rol de la policía?
P.F.: –A la calificación de abandono de persona que hace la fiscalía, le sumamos que hubo una clara zona liberada. Los policías son cómplices del homicidio de Mariano.
C.F.: –El juicio puede ser el comienzo para terminar con las patotas sindicales que cada vez están recrudeciendo en su violencia. Y para terminar con la impunidad de la acción policial, que se ve en los videos cómo garantiza el accionar de la patota. Hay una clara connivencia. Se ve a los comisarios de la División Roca de la PFA hablando con la patota, con familiaridad. Y cuando comienzan los disparos de la patota, la policía se aleja.
–¿Qué significa Mariano para la juventud?
L.F.: –Para la juventud es un estandarte. Es el ejemplo de joven luchador a seguir; si no tenía que dormir, no dormía para salir a apoyar una lucha o llevar una campaña del partido o de los trabajadores. Daba la vida por el bienestar social de los demás. A veces no comía por militar. Andaba solo con la moneda para el colectivo. Había empezado a militar a los 14, era muy maduro políticamente. Tenía una trayectoria muy grande y una capacidad impresionante. Seguimos el ejemplo de Mariano. La juventud ve que la salida es organizarse. La movilización en la calle es la herramienta para que Pedraza y compañía se pudran en la cárcel. Este caso no va a quedar impune. La población tiene conciencia de que hay que acabar con la burocracia sindical, con la precarización y con la represión.
Fuente: Revista Veintitres.
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