miércoles, 20 de marzo de 2013

ATRAPADA EN LIBERTAD

La salida de prisión de Romina Tejerina puso en escena nuevos debates Dejó la cárcel pero sufrió una segunda condena por parte de la sociedad que la llevó a querer volver al encierro. El aborto no punible en caso de violación y la disyuntiva entre infanticidio y homicidio.
 
Por Leandro Filozof
 
Santa Tejerina, santa de la justicia, quiere salir a volar. De las rejas negras, de muros y cadenas rápido se quiere soltar”, escribía León Gieco, allá por 2005, cuando Romina Tejerina llevaba dos años en la cárcel esperando una resolución judicial. La joven tenía 19 años y vivía en el barrio Roberto Sánchez, de San Pedro, Jujuy, cuando dio a luz a una beba y le quitó la vida a puñaladas porque le recordaba a su violador, Eduardo “Pocho” Vargas. Romina denunció al hombre, 20 años mayor que ella y hermano de un policía, pero poco importó a la Justicia, que la condenó a 14 años de prisión. El 24 de junio pasado, Romina recibió un regalo por su cumpleaños 29: salió de la cárcel, en libertad condicional, por haber cumplido el mínimo de la pena. Iba a reencontrarse con su familia, a intentar rehacer su vida, pensando en terminar la licenciatura en Turismo. Pero, cuenta su abogado, Segundo Soria, que “desde el minuto en que salió fue tal el acoso mediático y la denigración verbal que sufrió por parte de la gente, que lo que iba a ser un tranquilo asado familiar por su cumpleaños se transformó en algo dramático”. Romina Tejerina recibió una segunda condena, que la llevó a una crisis nerviosa y a querer volver a prisión para no escuchar.
Lo sucedido pone en escena dos realidades calientes: la aplicación del fallo de la Corte Suprema de Justicia que declara no punible el aborto en caso de que el embarazo obedezca a una violación, y la posibilidad de restablecer la figura de infanticidio en el Código Penal.

El infanticidio es una figura contemplada en la legislación hasta fines de 1994, que atenúa la pena a la mujer que mata a su hijo durante el nacimiento o cuando todavía se encuentra bajo la influencia del estado puerperal. Tras la derogación, el mismo hecho se considera homicidio agravado por el vínculo, por eso Raúl Zaffaroni, ministro de la Corte Suprema, se pronunció a favor de reinstalar la figura de infanticidio, ya que de lo contrario la mujer queda expuesta a una condena de prisión perpetua, salvo en casos como el de Tejerina, donde los jueces consideraron “circunstancias extraordinarias de atenuación”.

El aborto no punible del embarazo producto de violación surge de un fallo del 13 de marzo de este año de la Corte Suprema. En esos casos, a pedido de la mujer, la intervención debe practicarse sin ningún trámite judicial previo. La mayoría de las provincias ajustaron su práctica al fallo, aunque en algunas con un protocolo que pone mayores trabas al proceso. El caso más notorio es el de Salta, donde el gobernador, Juan Manuel Urtubey, exige dar intervención a la Justicia, a contramano de la resolución de la Corte, que apunta a evitar la judicialización de los pedidos.

Romina Amaya, estudiante de antropología e integrante de la filial jujeña de la agrupación Pan y Rosas, expresa su felicidad con que “Tejerina haya salido, porque representa una gran bandera de nuestra lucha. Pero vamos a seguir luchando para que le den la libertad definitiva. Creemos que fue injustamente condenada, porque fue violada y no pudo acceder a un aborto gratuito”. Además, sostiene que aunque hace mucho que Tejerina sale a la calle, a estudiar y realizar otras actividades, “ahora que le dieron la condicional hay una campaña de demonización por parte de la Iglesia y los medios, por lo que ella representa. Por eso vamos a seguir luchando por una educación sexual, anticonceptivos gratis para no abortar, aborto libre y gratuito para no morir”
 
Fuente: Revista Veintitres.

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