El trompetista argentino está presentando el álbum “Indómita luz”, donde recrea en clave de jazz el cancionero de García.
Por Eduardo Slusarczuk
Cuando, hace dos años, le propusieron dar un concierto con música de Charly García en el marco del Festival de Jazz de la Ciudad, Juan Cruz de Urquiza sintió “un ataque de responsabilidad”.
No obstante, con la experiencia previa de haber versionado dos clásicos de García - Promesas sobre el bidet y Llorando en el espejo-, en sus álbumes anteriores, el trompetista aceptó el desafío: “No era fácil. Pero tenía las ganas y la certeza de que tendría el tiempo necesario para hacerlo bien.” Finalmente, aquel show fue sólo el inicio de una serie de presentaciones de De Urquiza y su noneto interpretando aquel repertorio, que fue registrado en el CD Indómita luz, grabado en vivo el año pasado, en Café Vinilo “La gente se copó con el resultado, y nosotros disfrutábamos mucho haciéndolo”, explica el músico, quien declara un fuerte vínculo afectivo con la obra de Charly.
“En mi casa, de chico -recuerda-, sonaba mucho el jazz de Ellington, Count Basie y Armstrong. Pero en mi adolescencia, lo que más escuché fue rock nacional. Y con quien más afinidad tuve, fue con él.”
Sin embargo a veces, desde el jazz, el rock o el pop son vistos con cierto desdén.
Creo que, de mi generación para abajo, eso fue cambiando. Hay más afinidades y una concientización de que si algo en otro género de la música popular no es lo sofisticado o intelectual a lo que puede llegar el jazz, no quiere decir que sea un género menor. Además, es nuestra música.
¿Con qué criterio elegiste el repertorio?
Me parecía clave sentir que podía aportarle algo al tema sin alterar su esencia, sin perturbar la canción. Para mí era muy importante respetar la melodía y, en algunos casos, jugar con la armonía, con la cuestión rítmica o con la incorporación de secciones abiertas a las improvisaciones. Podría haber sido más experimental, como en algún caso me plantearon. Pero para experimentar tengo mi propia música. Estas son canciones muy fuertes, que uno no puede trastocar indebidamente.
¿Hubo algo que te haya sorprendido, al desmenuzar los temas?
Sí. Hay rítmicas que suenan super naturales, pero que cuando las transcribís encontrás que son muy sofisticadas. Lo mismo pasa con giros armónicos que, al verlos escritos los tenés que pensar, y que al tocarlos salen con gran fluidez. Son detalles que tienen su razón de ser, a diferencia de cuando uno peca de buscar una sofisticación innecesaria.
¿Cómo evolucionó la interpretación con el paso del tiempo?
La cuestión más importante fue familiarizarnos con la propuesta, y con ciertos códigos que, como músicos de jazz, no nos resultan tan habituales. Por eso, al elegir a los músicos, también tuve en cuenta que la música de García les pudiera generar algo especial.
Siendo una propuesta esencialmente instrumental, ¿por qué hay dos temas cantados?
Dentro de la obra de Charly, las letras juegan un papel importantísimo. De modo que creí que ese aspecto debía estar presente. Y obviamente, me gustaba la idea de que lo hiciera Roxana Amed.
¿Le pudiste mostrar el disco a García?
Se lo mandé hace muy poquito. Me encantaría que lo pudiera escuchar. Y si le genera algún tipo de sensación positiva, para mí sería una alegría increíble. Es un laburo hecho con mucho cariño y respeto.
Fuente: Clarin
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