Entrevista a Miguel De Luca. Politólogo.
Por Demián Verduga
Cómo ve el panorama de la oposición política argentina en este momento, teniendo también en cuenta la postura que asumió Hugo Moyano?–Lo primero que debemos plantear es que hay tres territorios de oposición. Una es el que podríamos llamar la institucional, el de los partidos políticos con representación parlamentaria; otra es la callejera, formada por algunas organizaciones sindicales y sociales que se oponen al Gobierno. Hugo Moyano se sumó ahora a esta vertiente. La tercera es la que podríamos llamar de formación de opinión pública, encabezada por los medios tradicionales de comunicación. En este momento, los actores que se enfrentan con el Gobierno son muy distintos en cada una de estas ramas.
–¿Cuál de estos frentes sería el más complicado para el Gobierno?
–El más complejo no sé, pero el que menos capacidad tiene es la rama parlamentaria. Por ahora sólo pueden generar juntos un consenso negativo. Un ejemplo de eso fue la cohesión que despertó el rechazo de la nominación de Daniel Reposo para ser candidato a procurador General de la Nación. El tema es que la oposición política no tiene por ahora una agenda alternativa porque su composición es demasiado heterogénea, cada fuerza está ubicada en lugares muy distintos del espectro ideológico. Por eso, hay que introducir inexorablemente las otras arenas opositoras para entender el panorama, ya que en realidad son las que tienen más posibilidades de acción.
–Las oposiciones por fuera de la política, ¿pueden traducirse más tarde en opciones electorales?
–No necesariamente. Pueden fijar agenda con un tema y no tener expresión electoral. Hay un hecho cercano que podemos analizar como ejemplo, las marchas que en su momento organizó Juan Carlos Blumberg, luego del asesinato de su hijo. Él logró un altísimo nivel de convocatoria en la calle y unos años después, cuando se presentó como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, no pudo sacar más del 1% de los votos.
–¿Cuál de estos frentes sería el más complicado para el Gobierno?
–El más complejo no sé, pero el que menos capacidad tiene es la rama parlamentaria. Por ahora sólo pueden generar juntos un consenso negativo. Un ejemplo de eso fue la cohesión que despertó el rechazo de la nominación de Daniel Reposo para ser candidato a procurador General de la Nación. El tema es que la oposición política no tiene por ahora una agenda alternativa porque su composición es demasiado heterogénea, cada fuerza está ubicada en lugares muy distintos del espectro ideológico. Por eso, hay que introducir inexorablemente las otras arenas opositoras para entender el panorama, ya que en realidad son las que tienen más posibilidades de acción.
–Las oposiciones por fuera de la política, ¿pueden traducirse más tarde en opciones electorales?
–No necesariamente. Pueden fijar agenda con un tema y no tener expresión electoral. Hay un hecho cercano que podemos analizar como ejemplo, las marchas que en su momento organizó Juan Carlos Blumberg, luego del asesinato de su hijo. Él logró un altísimo nivel de convocatoria en la calle y unos años después, cuando se presentó como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, no pudo sacar más del 1% de los votos.
–¿Estas distintas vertientes refractarias al Gobierno, ¿pueden coordinarse?
–Si hubiera una coyuntura crítica, algo que genere una situación de mayor inestabilidad, puede haber una coordinación. Eso podría obligar a cambiar temas de agenda o retroceder al poder Ejecutivo.
–¿Moyano está hoy marcando la agenda de la oposición?
–Él fue cambiando su discurso a lo largo de este conflicto. La convocatoria a la marcha del próximo miércoles la hizo tratando de apuntar a varios sectores, pero no me parece fácil que lo logre.
–Dentro de los partidos, ¿qué perspectivas le ve al radicalismo, al PRO y al FAP?
–Me parece que, justamente, el que no hayan hecho referencia contundente sobre el tema Moyano, ni a favor ni en contra, da una idea de cómo están políticamente. Los radicales están enfrascados en su interna, se ubican en el lugar de observadores. Lo mismo pasa con Binner y Macri. Es difícil hoy opinar sobre actores políticos que no están demasiado activos.
–Sin embargo, cuando se debatió la estatización de YPF hubo posiciones más claras. Algunos tuvieron un rechazo visceral y otros acompañaron. ¿Podría decirse que hay una oposición totalmente cerrada, encarnada por Macri y el PJ federal, y otra postura más moderada en la que están el FAP y el radicalismo?
–El Gobierno salió bien parado de ese debate. Construyó una coalición muy amplia. Me parece que la posición de Macri frente a YPF lo que consigue es aglutinar una minoría intensa, opositora. Todos los que no rescatan nada del Gobierno pueden encontrar en el jefe de Gobierno a su referente. En cambio, Hermes Binner y Ricardo Alfonsín, que rescatan algunas cosas y cuestionan otras, tienen un punto de partida más bajo, en cuanto a apoyo duro, pero más posibilidades para crecer.
Fuente: Miradas al Sur
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