Ya están listos los primeros capacitadores que llevarán los contenidos de ese programa nacional a siete mil escuelas del país.
Por Diego Long
Esta semana se realizó el primer Encuentro Nacional de Capacitadores para la Formación de docentes en Educación Sexual Integral (ESI), impulsando firmemente los contenidos del programa nacional que establece la cada vez menos resistida Ley 26.150 de 2006. El Ministerio de Educación de la Nación emprendió la preparación de los profesionales que a su vez formarán, en una primera etapa, a los docentes de las escuelas de Chubut, Formosa, La Pampa, Salta y de una parte de Buenos Aires. Serán alrededor de siete mil establecimientos los que se abarcarán este año, y se cree que llevará de tres a cinco años completar las casi 45 mil escuelas de todo el país.
Los capacitadores recorrieron en estos tres días los materiales que ya tienen las escuelas: láminas, cuadernillos de educación sexual para leer en familia, trípticos, videos del canal Encuentro y los informes preparados con docentes de cada provincia, que incluyen un muy interesante apartado con una cantidad de escenas temidas por los maestros en el dictado de esta materia. Preguntas que no saben responder o situaciones de las cuales no saben cómo salir, por ejemplo.
Los temas que componen el dispositivo giran en torno “al cuidado del cuerpo, el respeto por la intimidad, la diversidad, derechos humanos, reproductivos, equidad de género, en fin, depende de la edad de los chicos. Todos los chicos del país tienen derecho a recibir educación sexual”, explica a Miradas al Sur la coordinadora del programa, Mirta Marina.
El titular de la cartera educativa, Alberto Sileoni, aclara a Miradas al Sur: “No nos convoca la piedad ni la caridad del Estado, nos convoca el cumplimiento de los derechos”. El ministro reconoce que aún existen resistencias culturales y sociales, pero de todos modos asegura que “en una sociedad en la que se ha dado el matrimonio igualitario y la igualdad de género es más fácil discutir estas cosas”. Para Sileoni, “hay cada vez más entendimiento, quedan algunos núcleos duros contra los cuales no hay que pelear, hay que trabajar, eliminar miedos, a veces la actitud cerrada de algunos no es mala intención, sino miedo de que se les vaya de las manos la educación de sus hijos”.
Por eso remarca que “no estamos en contra de la familia ni competimos con ella, hablamos de afectividad, amor, aunque parezca cursi; desalentamos el inicio temprano de las relaciones, hay quienes piensan que porque hablamos de educación sexual es un viva la pepa. Lo hacemos desde la responsabilidad y el respeto por todos los idearios, los que no nos parecen mal. Ahora, lo que no es posible es que la ley no se cumpla. No es opinable, hay una ley que exige que todos los pibes, cualquiera sea su condición, tengan educación sexual, reciban información científica”.
“Desde la sanción de la ley hasta hoy se ha recorrido un largo camino –afirma Marina–, se han derribado muchos prejuicios y temores, por ejemplo, los de las familias, que no tenían muy claro qué implicaba recibir educación sexual, pero cuando se acercan a la escuela y ven cuál es la propuesta, que se trata de enseñarles a cuidar su cuerpo, a respetar la intimidad, a entender las diferencias entre los cuerpos de los varones y los de las nenas, a expresar sus sentimientos, a poder pedir ayuda cuando están en riesgo, bajan las ansiedades.” La especialista asegura que así cayeron muchos mitos, como el que sostenía que trabajar estos temas haría que los chicos se iniciaran antes en las relaciones sexuales. “Las investigaciones dicen lo contrario, cuando en la escuela se trabaja en la autoestima, en la posibilidad de decir no, de decidir libremente y no por presiones de los padres, incluso se retrasa el inicio de las relaciones sexuales, porque los chicos y las chicas están convencidos y no actúan por presión de la sociedad, de los medios o de otros adultos”, explica Marina.
Otra versión errónea del saber popular sostiene que cuando la escuela habla de valores se distrae. El ministro Sileoni cuenta de “núcleos duros que dicen que la escuela enseñe matemática, física, lengua y que le deje a la familia el resto. Aunque –enumera–, hay enfermedades de transmisión sexual, embarazos tempranos, representan el 6% en la Ciudad de Buenos Aires pero llegan al 25% en el Norte Grande, hay cada vez más casos de abuso intrafamiliar, una gran cantidad de niñas abusadas conviven con los abusadores. Hay violencia de género, situaciones que se naturalizan, la piba que te dice ‘bueno, mi novio es celoso’. No, pará, una cosa es que sea celoso y otra, que te pegue. Y son cosas que no hay que dejar pasar, no puede haber silencio pedagógico, no hay neutralidad, no nos podemos desentender, son temas centrales, que hacen a la condición humana, a la justicia, hasta se lo puede entender desde una perspectiva de clase, porque las pibas que mueren en un aborto no forman parte de circunstancias policlasistas; sólo las pobres mueren en abortos clandestinos, por ejemplo”.
Marta Weiss, una de las capacitadoras que irá a preparar a los docentes de La Pampa y que trabaja hace 30 años en el sistema educativo, sostiene que los educadores “tienen que incluir a la sexualidad porque la sexualidad ya está presente. Y si está presente algo se hace con ella y el riesgo es que sin saber lo que uno está haciendo se puede, sin querer, producir daño”.
Weiss sabe que este es un tema “muy conmovedor” porque, “además de ser una innovación, nos conmueve en nuestro sistema de creencias y valores, entonces este es un proceso que tiene que ser profundo, sostenido y prolongado para que dé resultados”.
En otro orden de cosas, el ministro opinó sobre el conflicto educativo en la provincia de Buenos Aires: “Formo parte de un gobierno que ha decidido darle una gran importancia a la educación, en términos de inversión y presupuestarios. Espero que se sostenga esa tendencia en todas las provincias”.
Los capacitadores recorrieron en estos tres días los materiales que ya tienen las escuelas: láminas, cuadernillos de educación sexual para leer en familia, trípticos, videos del canal Encuentro y los informes preparados con docentes de cada provincia, que incluyen un muy interesante apartado con una cantidad de escenas temidas por los maestros en el dictado de esta materia. Preguntas que no saben responder o situaciones de las cuales no saben cómo salir, por ejemplo.
Los temas que componen el dispositivo giran en torno “al cuidado del cuerpo, el respeto por la intimidad, la diversidad, derechos humanos, reproductivos, equidad de género, en fin, depende de la edad de los chicos. Todos los chicos del país tienen derecho a recibir educación sexual”, explica a Miradas al Sur la coordinadora del programa, Mirta Marina.
El titular de la cartera educativa, Alberto Sileoni, aclara a Miradas al Sur: “No nos convoca la piedad ni la caridad del Estado, nos convoca el cumplimiento de los derechos”. El ministro reconoce que aún existen resistencias culturales y sociales, pero de todos modos asegura que “en una sociedad en la que se ha dado el matrimonio igualitario y la igualdad de género es más fácil discutir estas cosas”. Para Sileoni, “hay cada vez más entendimiento, quedan algunos núcleos duros contra los cuales no hay que pelear, hay que trabajar, eliminar miedos, a veces la actitud cerrada de algunos no es mala intención, sino miedo de que se les vaya de las manos la educación de sus hijos”.
Por eso remarca que “no estamos en contra de la familia ni competimos con ella, hablamos de afectividad, amor, aunque parezca cursi; desalentamos el inicio temprano de las relaciones, hay quienes piensan que porque hablamos de educación sexual es un viva la pepa. Lo hacemos desde la responsabilidad y el respeto por todos los idearios, los que no nos parecen mal. Ahora, lo que no es posible es que la ley no se cumpla. No es opinable, hay una ley que exige que todos los pibes, cualquiera sea su condición, tengan educación sexual, reciban información científica”.
“Desde la sanción de la ley hasta hoy se ha recorrido un largo camino –afirma Marina–, se han derribado muchos prejuicios y temores, por ejemplo, los de las familias, que no tenían muy claro qué implicaba recibir educación sexual, pero cuando se acercan a la escuela y ven cuál es la propuesta, que se trata de enseñarles a cuidar su cuerpo, a respetar la intimidad, a entender las diferencias entre los cuerpos de los varones y los de las nenas, a expresar sus sentimientos, a poder pedir ayuda cuando están en riesgo, bajan las ansiedades.” La especialista asegura que así cayeron muchos mitos, como el que sostenía que trabajar estos temas haría que los chicos se iniciaran antes en las relaciones sexuales. “Las investigaciones dicen lo contrario, cuando en la escuela se trabaja en la autoestima, en la posibilidad de decir no, de decidir libremente y no por presiones de los padres, incluso se retrasa el inicio de las relaciones sexuales, porque los chicos y las chicas están convencidos y no actúan por presión de la sociedad, de los medios o de otros adultos”, explica Marina.
Otra versión errónea del saber popular sostiene que cuando la escuela habla de valores se distrae. El ministro Sileoni cuenta de “núcleos duros que dicen que la escuela enseñe matemática, física, lengua y que le deje a la familia el resto. Aunque –enumera–, hay enfermedades de transmisión sexual, embarazos tempranos, representan el 6% en la Ciudad de Buenos Aires pero llegan al 25% en el Norte Grande, hay cada vez más casos de abuso intrafamiliar, una gran cantidad de niñas abusadas conviven con los abusadores. Hay violencia de género, situaciones que se naturalizan, la piba que te dice ‘bueno, mi novio es celoso’. No, pará, una cosa es que sea celoso y otra, que te pegue. Y son cosas que no hay que dejar pasar, no puede haber silencio pedagógico, no hay neutralidad, no nos podemos desentender, son temas centrales, que hacen a la condición humana, a la justicia, hasta se lo puede entender desde una perspectiva de clase, porque las pibas que mueren en un aborto no forman parte de circunstancias policlasistas; sólo las pobres mueren en abortos clandestinos, por ejemplo”.
Marta Weiss, una de las capacitadoras que irá a preparar a los docentes de La Pampa y que trabaja hace 30 años en el sistema educativo, sostiene que los educadores “tienen que incluir a la sexualidad porque la sexualidad ya está presente. Y si está presente algo se hace con ella y el riesgo es que sin saber lo que uno está haciendo se puede, sin querer, producir daño”.
Weiss sabe que este es un tema “muy conmovedor” porque, “además de ser una innovación, nos conmueve en nuestro sistema de creencias y valores, entonces este es un proceso que tiene que ser profundo, sostenido y prolongado para que dé resultados”.
En otro orden de cosas, el ministro opinó sobre el conflicto educativo en la provincia de Buenos Aires: “Formo parte de un gobierno que ha decidido darle una gran importancia a la educación, en términos de inversión y presupuestarios. Espero que se sostenga esa tendencia en todas las provincias”.
Fuente: Miradas al Sur.
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