Una iniciativa para sacarlas del Diccionario del Español del Uruguay. El Ministerio de Educación y Cultura quiere que se revisen expresiones como “trabajar como negro chico”.
Por Guillermo Pellegrino
En el marco de la campaña “Borremos el racismo del lenguaje”, que impulsa desde el pasado 22 de enero la Casa de la Cultura Afrouruguaya, el viceministro de Educación y Cultura del Uruguay (MEC), Oscar Gómez, envió una carta a la Academia uruguaya de Letras para que analice, junto a la entidad afrouruguaya, algunas palabras que pueden ser consideradas racistas u ofensivas para cierto grupo social y que aparecen en el Diccionario del Español del Uruguay, que la academia publicara a través de Ediciones de la Banda Oriental, en ocasión del bicentenario de los acontecimientos independentistas.
Previo a la solicitud de Gómez, la Casa de la Cultura Uruguaya, había enviado una breve misiva a la Real Academia Española (RAE), a la que le dijo textualmente: “En nuestro lenguaje cotidiano existen expresiones que pueden tener un uso discriminatorio, una de ellas aparece en el diccionario: ‘trabajar como negro’. Esta evoca a un pasado de sometimiento que no debería repetirse para ningún ser humano. Les solicitamos revisar la permanencia de esta expresión en el Diccionario. Nosotros nos comprometemos a borrar toda expresión discriminatoria de nuestras plazas, canchas, escuelas y – sobre todo– de nuestras casas”.
“Cuando la Casa de la Cultura Afrouguaya envió esta carta a la RAE, me pareció adecuado empezar por casa y fue así que, hojeando el diccionario producido por la Academia Nacional de Letras, decidí escribirles”, cuenta a Clarín Gómez. “Es que en el diccionario editado en Uruguay aparece una serie de expresiones de igual tinte o inclusive más duras que la del diccionario de la RAE tales como: ‘caliente como negra en baile’, ‘como quien peina negro’ (con dificultad, por el pelo crespo), ‘costar un negro con pito y todo’, ‘ trabajar como negro chico’”, añadió, a sabiendas inclusive, “que es el habla popular que llega a los diccionarios y no estos los que imponen las palabras o expresiones”.
El funcionario no dejó de manifestar su preocupación porque, según explicó, envió su carta el 23 de enero y 22 días después no había tenido ninguna respuesta.
En tanto, el presidente de la Academia Uruguaya de Letras, Adolfo Elizaincín, dijo a Montevideo Portal que sabía “de la carta enviada a la RAE” pero que no “estaba al tanto” de que hubiese llegado una carta a la institución que él dirige.
Ante la consulta de este diario de si pensaba repetir su pedido, Gómez lo negó enfáticamente y dejó en evidencia algunas cuestiones de la burocracia uruguaya que tan bien pintara en cuentos y poemas Mario Benedetti. “La academia depende del ministerio de Educación y Cultura, por lo que me parece improcedente que un jerarca reitere una nota a un subordinado”, dijo. “La academia queda a 34 metros de mi despacho, y la carta llegó porque la llevó mi secretaria en persona”, concluyó.
Fuente: Revista Ñ
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