martes, 31 de mayo de 2011

HASTA LA CASA DE FIN DE SEMANA DE MASSERA FUE UN CENTRO CLANDESTINO



Estaba en San Isidro y se usó como antesala de la Esma. En el lugar, se construirán un shopping y oficinas.


Por Raúl Arcomano.


Estaba ubicada en Thames y Panamericana, Villa Adelina, en el partido de San Isidro y tenía varios nombres. Algunos la conocían como la “casa SIN”, porque era usada por el Servicio de Inteligencia Naval. Otros, como la “casa del Coara”, en referencia a las siglas que definían “comandante de la Armada”. Muchos jefes de la Marina lo usaron de manera recreativa. Emilio Eduardo Massera solía pasar algunos fines de semana en ese lugar que contaba con un extenso parque, pileta climatizada, un campo de golf y un impecable chalet de estilo racionalista que había sido diseñada y construida en 1970 por Mario Roberto Álvarez, uno de los más influyentes maestros de la arquitectura en la Argentina. Ese bucólico predio mutó tras el golpe del ’76 en centro de secuestro y tortura. Se cree que el SIN la usó como parte del circuito desaparecedor entre junio y septiembre de 1977 y que no pasó un gran número de detenidos-desaparecidos. Era el paso previo al ingreso a la Esma. El inmueble se demolió en 1983, con el regreso de la democracia. Por muchos años fue un campo de deportes, pero el municipio lo vendió y en el terreno de 18 mil metros se levantará un emprendimiento inmobiliario y un shopping. Esta semana, el juez federal Sergio Torres ordenó que se realicen trabajos en el terreno, para determinar si había restos de desaparecidos.Quien dio a conocer los trabajos en la “casa SIN” fue Miguel Ángel Robles, subsecretario de Delitos Complejos y Lucha contra la Criminalidad Organizada del Ministerio de Seguridad. Por radio anunció esta semana que por orden de la Justicia se había empezado a trabajar en el terreno con equipos de georadar. Y que Gendarmería realizó pericias. “En los últimos juicios habría surgido la información de que allí habría habido enterramientos ilegales”, comentó Robles. Y justificó su intervención en el tema: “Desde el ministerio le damos la misma jerarquía a los delitos de lesa humanidad que al resto de los delitos complejos. Para aportar luz sobre lo que paso en aquellos años”. En las excavaciones que encaró el Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf) no se hallaron restos humanos. Carlos Somigliana, miembro del Eaaf, confirmó a Miradas al Sur que los trabajos en el predio ya terminaron. “Analizamos los cimientos de la casa, pero no había mucho. Es importante aclarar que no encontramos elementos que hicieran presumir que allí hubo ejecuciones o inhumaciones.”Los vecinos de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de la Zona Norte, habían presentado testigos ante el juzgado de Torres. Uno de ellos declaró haber visto ingresar a una persona encapuchada y maniatada por la entrada de las calles Tupac Amaru y Rivera. Era de madrugada y lo metieron por un garage subterráneo de la casa SIN. “Otros testigos manifestaron haber visto cuando se cubría con tierra la edificación, antes de la asunción de Alfonsín, que presentaba varias aberturas pequeñas bajo el nivel del terreno. Suponían que podían pertenecer a calabozos o lugares destinados a encerrar a los secuestrados”, contó Raquel Witis, de la comisión vecinal. Otro vecino no quiso declarar en la Justicia. Pero mencionó tener balazos en el respaldo de su cama. “Era habitual escuchar disparos, cerrar las calles los fines de semana que venía Massera, al transito y al público. Desde las casas vecinas se podía apreciar que las ventanas estaban opacadas para impedir la visión”, rememoró el testigo.“Está claro que fue un centro clandestino de detención. Nosotros reclamábamos que se hiciera una pericia profunda al predio, para verificar que no hubiera restos de detenidos desaparecidos. El juez Sergio Torres tomó la decisión de parar las obras y que se inspeccione el lugar. Con los informes del Eaaf y de Gendarmería en la mano, ahora deberá decidir si continúan las obras”, dice Witis, mamá de un joven asesinado por un policía bonaerense en 2000. La mujer denuncia que el municipio que lidera Gustavo Posse vendió el predio a las “apuradas”. “Esperábamos que escuchen a los vecinos. Pedíamos que esa gran esquina se transforme en un espacio público, de memoria para todos. Vamos a seguir reclamando que el lugar sea señalizado como ex centro de detención, como marca la ley.”Se refiere a la Ley Provincial 13.584, que estipula que se deben “arbitrar los medios para la preservación de todos los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención durante la última dictadura militar”. La “casa SIN” no fue el único en ese distrito: también funcionaron el COT 1 Martínez, la comisaría 4º de Martínez y el Batallón de Arsenales 601. El predio fue vendido por el municipio en casi 15 millones de pesos. En un comunicado oficial, la comuna defendió la medida y argumentó: “La cuestión fue investigada por la Justicia, sin que se hubiese demostrado que en ese sitio se cometieran tales hechos”. Sin embargo, una fuente de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación reveló que, en el transcurso de este año, el predio será señalizado. El proyecto de la comisión vecinal también incluye la realización de un mural en homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado. Lo harían alumnos de escuelas de la zona.




La primera escala.






Daniel Laski es arquitecto. Ya se había recibido en 1979 cuando, con la prórroga vencida, tuvo que hacer la colimba. Tenía 25 años. Cuatro de los seis meses de conscripción, los hizo en la casa SIN. “Un día me llamaron y me destinaron al golf club de Villa Adelina, como lo llamaban ellos. Ni siquiera iba con ropa de fajina, sino de civil. El predio estaba cerca del barrio de suboficiales”, rememora Laski ante Miradas al Sur. “Me acuerdo que el intendente del lugar, un marino sanjuanino, me contó en varias ocasiones que por las noches se escuchaban balazos y hasta gritos.” Laski no le había dado importancia a los dichos del marino. Hasta esta semana. “Me saltó la ficha y relacioné todo cuando escuche que se estaban buscando restos de desaparecidos”, confió. El intendente también le había contado que Massera había dejado de ir al lugar porque habían ametrallado a la residencia desde un puente cercano. Los marinos creían que la casa estaba muy expuesta a posibles atentados.La investigadora y ex detenida Pilar Calveiro estuvo detenida allí entre el 12 de septiembre y el 17 de octubre de 1977. Consultada por el sitio 24 CON, recordó: “Es cierto que el SIN se movía dentro de la Esma. Es cierto que allí tenía sus propios espacios para torturar primero y ‘trasladar’ después a sus víctimas. Pero también es cierto que entre el SIN y la Esma existían rivalidades y competencias que no les permitían compartir siempre la información o por lo menos no de inmediato. Así que la casa de Thames y Panamericana fue la primera escala de muchos secuestrados del SIN, posteriormente enviados a la Esma. Los llevaban allí cuando recién eran detenidos o bien cuando formaban parte de alguna operación que se intentaba mantener bajo reserva, por lo menos por un tiempo. Diferentes cuartos de la casa e incluso los baños se utilizaron para encerrar a los prisioneros, custodiados por una docena de oficiales y suboficiales. Unos pocos sobrevivimos; los más sólo pueden reclamar memoria y justicia a través de nosotros porque ya no están: fueron asesinados por personal naval después de toda clase de padecimientos, dentro y fuera de esa casa, la casa de Thames y Panamericana”.Otra detenida que pasó por la “casa SIN” fue Lila Pastoriza. En su declaración en el juicios a las Juntas dijo: “En la época de mi secuestro, los prisioneros del SIN eran llevados para su interrogatorio y tortura a una casa del grupo, asignada a tales fines. Sólo una vez que la faz crucial de esta etapa quedaba agotada, eran conducidos a la Esma y recluidos –por lo general en Capuchita– hasta el momento de su traslado. De este modo, el SIN se aseguraba el monopolio de la información arrancada a sus prisioneros para usarla en nuevos operativos represivos”. Pastoriza agregó que funcionó activamente entre junio y septiembre de 1977. La “casa SIN” fue un ejemplo de las luchas internas que se produjeron durante la dictadura aún dentro de cada fuerza. En este caso, el problema que tenía el área de espionaje de la Armada con su jefe, Massera, y con los mandamás de los grupos de tareas.El antropólogo francés Marc Augé desarrolló el concepto del “no lugar”. Se refiere a las zonas de tránsito: un aeropuerto, un hotel, un shopping. El predio donde funcionó la “casa SIN” pasará a ser ahora un shopping. Un destino triste para un lugar donde se torturó. Un “no lugar” en vez de un lugar de memoria.

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