Por Dolores Álvarez Desde Milán.
La llegada masiva de migrantes que cruzan el Mediterráneo puso en debate la tolerancia de los europeos. Los daneses ya habían adelantado que querían “frenar el incremento de la criminalidad”, que asocian a los africanos.
Agitando la bandera de la hospitalidad, la mayoría de los países de la Unión Europea coincidió en la necesidad de revisar el Tratado de Schengen, que permite la libre circulación de las personas en el Viejo Continente. Los ministros del Interior de los 27 países miembro de la comunidad se reunieron ayer en Bruselas y abogaron por la restauración, de forma “extraordinaria”, de los límites territoriales nacionales. Francia e Italia registraron, así, una nueva victoria para su propuesta de reintroducción de los controles fronterizos para combatir la llegada masiva de inmigrantes, sobre todo desde el norte de África. El de ayer fue otro duro golpe para los defensores de la libre circulación de la personas, uno de los pilares fundadores de la Europa unida. El miércoles, la idea de la abolición de las fronteras ya había sido puesta en discusión por la decisión unilateral del gobierno liberal-conservador danés –en sintonía con el ultraderechista Partido Popular– de restablecer los controles aduaneros permanentes con Alemania y Suecia, alegando la necesidad de frenar el aumento de la criminalidad.Un portavoz de la Comisión Europea aseguró que el Ejecutivo de Bruselas seguía ayer a la espera de recibir “más elementos precisos de aclaración” por parte de Copenhague antes de pronunciarse. Un funcionario que optó por el anonimato dijo, en cambio, que la explicación había llegado pero los expertos había tenido inconvenientes para analizarla ya que el escrito estaba en danés. Ayer, al menos 15 de los 27 países de la UE se expresaron a favor de un endurecimiento del Tratado, firmado en 1985 por Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, cinco naciones de la entonces Comunidad Económica Europea. Enmascarando sus intenciones, los ministros subrayaron que el retorno a los límites territoriales será aplicado sólo en circunstancias excepcionales, que aún no fueron explicitadas. Los funcionarios se limitaron a plantear “la posibilidad de reintroducir temporalmente controles fronterizos”, pero aclarando que esta medida debe utilizarse “como último recurso y en condiciones muy definidas”. España, Bélgica y Malta fueron los Estados más reticentes a los retoques del acuerdo, por considerar que las reglas actuales ya permiten responder a situaciones de excepción. Según el Tratado, las normas de la libre circulación pueden interrumpirse temporalmente en el caso de “una seria amenaza al orden público o a la seguridad interior”. Defendiendo la supremacía del Consejo Europeo, Alemania y Austria puntualizaron que quienes tienen la última palabra para endurecer las normas migratorias son los jefes de Estado y gobierno de los 27 países que se reunirán en junio para discutir las “sugerencias” de los ministros. Esta es la segunda vez en menos de un mes que disparan contra los pilares de la libre circulación. En abril, Francia había incrementado los controles policiales en su frontera sur con Italia, después de que Roma decidiera dar permisos de estadía temporaria a más de 20 mil inmigrantes, en su mayoría tunecinos. <
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