Se trata de una encuesta. El 30 por ciento de los entrevistados preferiría no tener vecinos judíos. Y Otro alto porcentaje piensa que no deberían tener cargos políticos, aunque los consideran inteligentes.
Por Sibila Camps
El anonimato y la espontaneidad que proporcionan las encuestas, permite revelar resultados preocupantes: un sondeo encargado por la DAIA al Instituto de Investigaciones “Gino Germani”, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, mostró que 3 de cada 10 personas no viviría en un barrio con gran presencia de vecinos judíos . La investigación deja al descubierto fuertes pensamientos discriminatorios en un importante porcentaje de los entrevistados.
El informe “Actitudes hacia los judíos en la Argentina”, concluido en diciembre de 2010, será presentado hoy en la Sala de Representantes de la Manzana de las Luces. Fue elaborado a partir de entrevistas a 1.510 hombres y mujeres de 18 a 65 años, de todas las clases sociales, residentes en el Area Metropolitana de Buenos Aires y de otras siete ciudades del país.
El trabajo fue auspiciado por la DAIA y la Anti Defamation League de Estados Unidos. En el mismo acto se dará a conocer el “Informe sobre Antisemitismo en la Argentina 2010”, que edita el Centro de Estudios Sociales de la DAIA, donde se enumeran hechos antisemitas denunciados en el país.
En ocasiones, las respuestas dejan al descubierto ignorancia y conceptos estereotipados.
Las personas consultadas consideran que ser judío se define por su pertenencia a una religión (64%), al tiempo que por el gran apego a sus tradiciones (49%) y que por su pertenencia a una nacionalidad (21%). Aún cuando la inmigración judía se inició hace 123 años, y en la actualidad viven en la Argentina cerca de 300.000 judíos, la gran mayoría de los encuestados considera que su presencia influyó parcialmente (37%), muy poco (38%) o nada (15%) en la formación de la identidad nacional.
Las cifras son muy similares respecto del parcial o escaso aporte que harían hoy en día los judíos en la formación de la identidad nacional. Respecto de otras colectividades (boliviana, coreana, paraguaya, árabe, chilena), sólo el 9% cree que la judía tiene una mejor relación con el modo de ser argentino.
“Su pertenencia a una cultura y tradición propia los coloca, en la representación de los encuestados, bajo la figura de un grupo que se autoaísla”, reflexionan los autores del informe. En el imaginario social se lo explica diciendo que “sólo piensan en su comunidad”, “se visten distinto” o “aglutinan a su propia gente”.
Los entrevistados tienen marcadas percepciones negativas respecto de los judíos: lo que más les interesa es hacer buenos negocios y ganar dinero (82%); tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales (65%) y en el mundo de los negocios (67%); son más leales a Israel que a este país (49%); hablan demasiado de lo que les sucedió en el Holocausto (49%) y hasta son responsables de la muerte de Cristo (23%). Sin embargo, el 84% los valora como personas trabajadoras, y la mitad reconoce que hay grandes representantes judíos en el mundo de la ciencia.
La vinculación con el dinero se presenta como “una señal estigmatizante”, señala el informe. Sin embargo, la mayoría elegiría a un socio judío por encima de otras colectividades, precisamente por esa presunta “habilidad para hacer negocios” y a que “saben invertir”.
Un jefe judío es, según el imaginario, inteligente (53%), individualista (30%) y autoritario (26%); aunque la inteligencia, una vez más, está relacionada “con fines lucrativos, especulativos e individualistas”. Un empleado judío tiene, según los prejuicios, características similares: inteligente (45%) y trabajador (43%), pero también individualista (29%) y poco solidario (19%).
Esta percepción negativa se acentúa en Mendoza y en segundo lugar en Tucumán , una constante que se reitera en varios items.
El 39% de los encuestados dijo que es negativo que los judíos tengan cargos de decisión política; el 45% no se casaría con alguien de origen judío; y el 29% tampoco viviría en un barrio donde hubiera muchos vecinos judíos.
“Es preocupante que el 30% de la gente no quiera vivir en un barrio con judíos. Trasladado a todo el país son 13 millones de personas –interpretó el titular de la DAIA, Aldo Donzis–. Desde la DAIA hacemos docencia en instituciones públicas y privadas para tratar de cambiar esa forma de pensar”.
El 51% afirmó que los judíos son discriminados en la Argentina, aunque el promedio oculta la no percepción de la propia discriminación, ya que en Mendoza, esa respuesta fue del 36% . Si bien la explicación más elegida fue que “si el argentino ve a alguien mejor, lo discrimina”, las causas más alegadas por los encuestados no hacen más que sostener los prejuicios: sólo les interesa el dinero (16%); por defender su cultura/ sus tradiciones/ por no ser argentinos (14%); por su religión/ porque Argentina es católica (13%); se escucha o se cree que se aprovechan de la gente (12%); ellos mismos se aíslan (10%).
“No nos sorprende el antisemitismo y la discriminación que se reflejan en la encuesta. Encargamos este estudio para entender qué le pasa a la sociedad, qué piensa la gente; y nos confirmó lo que sospechábamos: hay un odio judío fóbico que tiñe todas las respuestas. Cada año recibimos un promedio de 300 denuncias de hechos antisemitas, pero esta encuesta es más fuerte aún, porque refleja lo que piensa la gente común y confirma científicamente la sospecha que teníamos. Uno percibe una actitud discriminatoria en toda la sociedad, y no sólo con los judíos, sino también con otras colectividades”.
El informe “Actitudes hacia los judíos en la Argentina”, concluido en diciembre de 2010, será presentado hoy en la Sala de Representantes de la Manzana de las Luces. Fue elaborado a partir de entrevistas a 1.510 hombres y mujeres de 18 a 65 años, de todas las clases sociales, residentes en el Area Metropolitana de Buenos Aires y de otras siete ciudades del país.
El trabajo fue auspiciado por la DAIA y la Anti Defamation League de Estados Unidos. En el mismo acto se dará a conocer el “Informe sobre Antisemitismo en la Argentina 2010”, que edita el Centro de Estudios Sociales de la DAIA, donde se enumeran hechos antisemitas denunciados en el país.
En ocasiones, las respuestas dejan al descubierto ignorancia y conceptos estereotipados.
Las personas consultadas consideran que ser judío se define por su pertenencia a una religión (64%), al tiempo que por el gran apego a sus tradiciones (49%) y que por su pertenencia a una nacionalidad (21%). Aún cuando la inmigración judía se inició hace 123 años, y en la actualidad viven en la Argentina cerca de 300.000 judíos, la gran mayoría de los encuestados considera que su presencia influyó parcialmente (37%), muy poco (38%) o nada (15%) en la formación de la identidad nacional.
Las cifras son muy similares respecto del parcial o escaso aporte que harían hoy en día los judíos en la formación de la identidad nacional. Respecto de otras colectividades (boliviana, coreana, paraguaya, árabe, chilena), sólo el 9% cree que la judía tiene una mejor relación con el modo de ser argentino.
“Su pertenencia a una cultura y tradición propia los coloca, en la representación de los encuestados, bajo la figura de un grupo que se autoaísla”, reflexionan los autores del informe. En el imaginario social se lo explica diciendo que “sólo piensan en su comunidad”, “se visten distinto” o “aglutinan a su propia gente”.
Los entrevistados tienen marcadas percepciones negativas respecto de los judíos: lo que más les interesa es hacer buenos negocios y ganar dinero (82%); tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales (65%) y en el mundo de los negocios (67%); son más leales a Israel que a este país (49%); hablan demasiado de lo que les sucedió en el Holocausto (49%) y hasta son responsables de la muerte de Cristo (23%). Sin embargo, el 84% los valora como personas trabajadoras, y la mitad reconoce que hay grandes representantes judíos en el mundo de la ciencia.
La vinculación con el dinero se presenta como “una señal estigmatizante”, señala el informe. Sin embargo, la mayoría elegiría a un socio judío por encima de otras colectividades, precisamente por esa presunta “habilidad para hacer negocios” y a que “saben invertir”.
Un jefe judío es, según el imaginario, inteligente (53%), individualista (30%) y autoritario (26%); aunque la inteligencia, una vez más, está relacionada “con fines lucrativos, especulativos e individualistas”. Un empleado judío tiene, según los prejuicios, características similares: inteligente (45%) y trabajador (43%), pero también individualista (29%) y poco solidario (19%).
Esta percepción negativa se acentúa en Mendoza y en segundo lugar en Tucumán , una constante que se reitera en varios items.
El 39% de los encuestados dijo que es negativo que los judíos tengan cargos de decisión política; el 45% no se casaría con alguien de origen judío; y el 29% tampoco viviría en un barrio donde hubiera muchos vecinos judíos.
“Es preocupante que el 30% de la gente no quiera vivir en un barrio con judíos. Trasladado a todo el país son 13 millones de personas –interpretó el titular de la DAIA, Aldo Donzis–. Desde la DAIA hacemos docencia en instituciones públicas y privadas para tratar de cambiar esa forma de pensar”.
El 51% afirmó que los judíos son discriminados en la Argentina, aunque el promedio oculta la no percepción de la propia discriminación, ya que en Mendoza, esa respuesta fue del 36% . Si bien la explicación más elegida fue que “si el argentino ve a alguien mejor, lo discrimina”, las causas más alegadas por los encuestados no hacen más que sostener los prejuicios: sólo les interesa el dinero (16%); por defender su cultura/ sus tradiciones/ por no ser argentinos (14%); por su religión/ porque Argentina es católica (13%); se escucha o se cree que se aprovechan de la gente (12%); ellos mismos se aíslan (10%).
“No nos sorprende el antisemitismo y la discriminación que se reflejan en la encuesta. Encargamos este estudio para entender qué le pasa a la sociedad, qué piensa la gente; y nos confirmó lo que sospechábamos: hay un odio judío fóbico que tiñe todas las respuestas. Cada año recibimos un promedio de 300 denuncias de hechos antisemitas, pero esta encuesta es más fuerte aún, porque refleja lo que piensa la gente común y confirma científicamente la sospecha que teníamos. Uno percibe una actitud discriminatoria en toda la sociedad, y no sólo con los judíos, sino también con otras colectividades”.
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