Tres de cada diez encuestados dicen que no vivirían cerca de una persona de origen judío. Ocho de cada diez creen que su prioridad es ganar dinero. La DAIA presentó ayer una encuesta elaborada por el Instituto Gino Germani de la UBA.
Por Emilio Ruchansky
Por Emilio Ruchansky
Muchos de los prejuicios y estereotipos acerca de la comunidad judía en Argentina se originan en la ignorancia. Lo aseguró ayer Aldo Donzis, presidente de la DAIA, organización que pidió al Instituto Gino Germani, de la UBA, una encuesta que reveló que una de cada tres personas no viviría en barrios con gran presencia de judíos. Y para justificar la discriminación, los estereotipos: la mitad de los encuestados piensa que son más leales a Israel que a la Argentina y que hablan demasiado del Holocausto; 8 de cada 10 creen que su prioridad es ganar dinero. Establecida una dupla de escalar con dos calificativos antagónicos fueron descriptos y estigmatizados como instruidos, trabajadores, limpios, cerrados, explotadores y miserables.
“Aunque los datos sean duros, fue la confirmación de hechos que ya sabíamos”, dijo Donzis en la presentación del Informe Anual sobre Antisemitismo 2010, que contienen las encuestas del instituto de la Universidad de Buenos Aires. Si bien los actos antisemitas como el ocurrido hace 10 días cerca de un templo ortodoxo en el barrio porteño de Flores, “no alcanzan el nivel de virulencia de países como España”, afirmó el juez federal Daniel Rafecas en el acto, no deja de haber un “antisemitismo latente” formado por viejos prejuicios y estereotipos. “Son resabios de una cultura autoritaria en la Argentina”, agregó.
En total fueron encuestados 1510 hombres y mujeres de entre 15 y 65 años, de distintos centros urbanos: ciudad de Buenos Aires, Rosario, Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Resistencia, Corrientes y Neuquén. La mitad de los encuestados dice que se discrimina a los judíos, aunque en Mendoza lo afirma el 36 por ciento. Y por qué. Algunos reconocieron que es un problema de la mentalidad argentina. Otros señalaron que “se autodiscriminan”, otros, el 14 por ciento, simplemente cree que se los desdeña por “no ser argentinos”.
El nacionalismo es uno de los motivos por el cual el 39 por ciento de los encuestados estuvo “de acuerdo” y “muy de acuerdo” con que es negativo que los judíos tengan cargos de decisión política. La mayoría cree que participaron parcialmente, muy poco o nada en la formación de la identidad nacional.
Como jefes, el 53 por ciento cree que son inteligentes; también como empleados para el 45. Tres de cada 10 personas en el ámbito laboral los perciben individualistas, la misma cantidad los elegiría como socio si tuviera una empresa o negocio con alguien de otra colectividad. Además, el 65 por ciento cree que “tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales”. En el plano matrimonial, el 45 por ciento afirmó que no se casaría con alguien de origen judío. Siete de diez afirman que “se aíslan”, sólo para el 22 por ciento son “amistosos”, la mitad de los consultados acuerda con la frase: “Los judíos son los primeros en darle la espalda a la gente necesitada”.
La directora del Instituto de Ciencias Sociales de la DAIA, Marisa Braylan, advirtió durante la presentación que más allá de las pintadas callejeras y los ataques cibernéticos, las denuncias aumentan “toda vez que se eleva el conflicto en Medio Oriente”. Ocurrió en 2006 y 2009, cuando hubo conflictos en la Franja de Gaza y el Líbano. Los grupos de orientación neonazi, aseguró, no crecieron. Pero si bien son marginales, no dejan de ser peligrosos, aclaró la investigadora.
El diseño de la encuesta fue apoyado por la asociación internacional Anti-Defamation League, fundada en 1913 y especializada en la lucha contra el antisemitismo y toda forma de intolerancia. Contiene ciertos parámetros comunes que servirán para hacer estudios comparativos con otros países. “El tema de los prejuicios no se pregunta directamente. Se mezclan proposiciones y juicios de valores y se utilizan escalas amplias. Medimos las representaciones sociales, la visión, la imagen que los argentinos tenemos de los judíos”, explicó el sociólogo Néstor Cohen, a cargo de la encuesta del Instituto Germani.
“Que una de cada tres personas no quiera vivir al lado nuestro, eso es duro. Muy duro. Que la mitad no se quiera casar con judíos, bueno, hay gente que prefiere no mezclarse pero que no te quieran al lado... eso es... peligroso desde el punto de vista de la convivencia social”, comentó Angel Schindel, vicepresidente de la DAIA a este diario. Para él, existen muchos estereotipos anquilosados, diferenciarlos y cuantificarlos servirá como guía para afrontarlos. “No podemos permitir que en una sociedad que avanza tanto, como ésta, se discrimine”, agregó.
Por otra parte, Schindel evaluó que la percepción de muchos encuestados de que se trata de una comunidad cerrada plantea problemas complejos y concretos. “Hay un parte que aún sostiene que los argentinos somos un crisol de razas, que de ahí debe salir un Ente nuevo, diferente a lo anterior. Nosotros apostamos por la diversidad en la unidad, somos todos argentinos pero cada uno puede mantener su identidad y se lo respete”, analizó. Que se perciba que “hablan demasiado” de Holocausto, agregó, es otra forma de judeofobia. “Perdí a toda la familia de mi padre. ¿Por qué no voy a querer seguir hablando?”, señaló.
“Aunque los datos sean duros, fue la confirmación de hechos que ya sabíamos”, dijo Donzis en la presentación del Informe Anual sobre Antisemitismo 2010, que contienen las encuestas del instituto de la Universidad de Buenos Aires. Si bien los actos antisemitas como el ocurrido hace 10 días cerca de un templo ortodoxo en el barrio porteño de Flores, “no alcanzan el nivel de virulencia de países como España”, afirmó el juez federal Daniel Rafecas en el acto, no deja de haber un “antisemitismo latente” formado por viejos prejuicios y estereotipos. “Son resabios de una cultura autoritaria en la Argentina”, agregó.
En total fueron encuestados 1510 hombres y mujeres de entre 15 y 65 años, de distintos centros urbanos: ciudad de Buenos Aires, Rosario, Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Resistencia, Corrientes y Neuquén. La mitad de los encuestados dice que se discrimina a los judíos, aunque en Mendoza lo afirma el 36 por ciento. Y por qué. Algunos reconocieron que es un problema de la mentalidad argentina. Otros señalaron que “se autodiscriminan”, otros, el 14 por ciento, simplemente cree que se los desdeña por “no ser argentinos”.
El nacionalismo es uno de los motivos por el cual el 39 por ciento de los encuestados estuvo “de acuerdo” y “muy de acuerdo” con que es negativo que los judíos tengan cargos de decisión política. La mayoría cree que participaron parcialmente, muy poco o nada en la formación de la identidad nacional.
Como jefes, el 53 por ciento cree que son inteligentes; también como empleados para el 45. Tres de cada 10 personas en el ámbito laboral los perciben individualistas, la misma cantidad los elegiría como socio si tuviera una empresa o negocio con alguien de otra colectividad. Además, el 65 por ciento cree que “tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales”. En el plano matrimonial, el 45 por ciento afirmó que no se casaría con alguien de origen judío. Siete de diez afirman que “se aíslan”, sólo para el 22 por ciento son “amistosos”, la mitad de los consultados acuerda con la frase: “Los judíos son los primeros en darle la espalda a la gente necesitada”.
La directora del Instituto de Ciencias Sociales de la DAIA, Marisa Braylan, advirtió durante la presentación que más allá de las pintadas callejeras y los ataques cibernéticos, las denuncias aumentan “toda vez que se eleva el conflicto en Medio Oriente”. Ocurrió en 2006 y 2009, cuando hubo conflictos en la Franja de Gaza y el Líbano. Los grupos de orientación neonazi, aseguró, no crecieron. Pero si bien son marginales, no dejan de ser peligrosos, aclaró la investigadora.
El diseño de la encuesta fue apoyado por la asociación internacional Anti-Defamation League, fundada en 1913 y especializada en la lucha contra el antisemitismo y toda forma de intolerancia. Contiene ciertos parámetros comunes que servirán para hacer estudios comparativos con otros países. “El tema de los prejuicios no se pregunta directamente. Se mezclan proposiciones y juicios de valores y se utilizan escalas amplias. Medimos las representaciones sociales, la visión, la imagen que los argentinos tenemos de los judíos”, explicó el sociólogo Néstor Cohen, a cargo de la encuesta del Instituto Germani.
“Que una de cada tres personas no quiera vivir al lado nuestro, eso es duro. Muy duro. Que la mitad no se quiera casar con judíos, bueno, hay gente que prefiere no mezclarse pero que no te quieran al lado... eso es... peligroso desde el punto de vista de la convivencia social”, comentó Angel Schindel, vicepresidente de la DAIA a este diario. Para él, existen muchos estereotipos anquilosados, diferenciarlos y cuantificarlos servirá como guía para afrontarlos. “No podemos permitir que en una sociedad que avanza tanto, como ésta, se discrimine”, agregó.
Por otra parte, Schindel evaluó que la percepción de muchos encuestados de que se trata de una comunidad cerrada plantea problemas complejos y concretos. “Hay un parte que aún sostiene que los argentinos somos un crisol de razas, que de ahí debe salir un Ente nuevo, diferente a lo anterior. Nosotros apostamos por la diversidad en la unidad, somos todos argentinos pero cada uno puede mantener su identidad y se lo respete”, analizó. Que se perciba que “hablan demasiado” de Holocausto, agregó, es otra forma de judeofobia. “Perdí a toda la familia de mi padre. ¿Por qué no voy a querer seguir hablando?”, señaló.
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