Una investigación de la periodista y escritora Gabriela Saidon retrata el culto al santo y muestra cómo el gaucho desplazó a la Difunta Correa.
Por Patricia Kolesnicov
Por lógica, lo próximo que Gabriela Saidon tiene que hacer es ir hasta un santuario y dejar, entre banderas rojas, cintas, botellas, cigarros, un ejemplar de su libro. Por lógica, la periodista que acaba de desmenuzar el culto del Gauchito Gil en Santos ruteros, debería ofrendarle algo de su trabajo. ¿O no? -¿Le vas a llevar un libro al Gaucho? -Al Gaucho y a la Difunta, aunque no les pedí nada.Claro, si la autora de Santos ruteros debe algo, se lo debe a los dos: su libro muestra cómo el Gauchito Gil desplazó a la Difunta Correa, cómo le sacó devotos en las rutas. Y Saidon vio esto, justamente, con las ruedas sobre la ruta, en una especie de investigación “on the road”. Así le pasa cuando se acerca a Gualeguaychú y escribe: “Me digo que muchos altares de la Difunta Correa habrán desaparecido en la construcción de autopistas como esta desde la década de 1990. En esas banquinas a estrenar se fue instalando, en cambio, el Gauchito Gil, santo no sólo del asfalto sino también de las nuevas pistas virtuales”.La leyenda del gauchito es conocida: el 8 de enero de mil ochocientos setenta y pico, Antonio Mamerto Gil Núñez fue colgado de un algarrobo, boca abajo, por negarse a ir a la Guerra contra el Paraguay. Era desertor y gaucho matrero, una especie de Robin Hood correntino. Antes de morir, el gaucho, en vez de maldecir a su matador, le contó un presagio y le hizo una promesa: al volver a casa, el asesino encontraría a su hijo enfermo. Pero él, el gaucho matrero y desertor que colgaba boca abajo, lo iba a curar. Y así fue. Así fue. Y en el lugar del degüello –ruta 119, mojón 101, Corrientes– hay un santuario.Allí se lo celebra siempre pero especialmente cada 8 de enero. Procesiones que no van silenciosas ni de rodillas sino que bailan chamamé, compran merchandising variado, hacen buen uso de lo que Saidon define como “el combo capilla, parrilla y santería”. En Corrientes, pero también en Pacheco, a pocos kilómetros del Obelisco. Y por las rutas. Allí, donde fue desplazando a la santa sanjuanina.-¿Qué tiene él que no tenga ella? -Es un santo muy argentino, muy actual, muy peronista. En principio, el color rojo, que tiene que ver con el federalismo y también con el comunismo, con el rojo de la izquierda argentina. Porque el Gauchito Gil tiene un segundo origen, en los 60, cuando empieza a ser reivindicado en su Corrientes natal por poetas, cantores y gente bien.-Y en cambio la Difunta...-Es la imagen de la mujer que yace, muy romántica. Abnegada, fiel, ella muere por seguir a su marido, a quien se lo había llevado un reclutamiento, una leva forzosa, y ella le da de mamar a su hijo, ya muerta. -Otra vez la leva forzosa...-Sí, eso también la hace muy argentina pero hay un punto en que no es actual: una mujer yaciente dando de mamar como último gesto final a su hijo... Y esa parte se podría conservar pero ¿siguiendo a su marido? Hoy esa imagen es menos poderosa.-El gaucho es más libertario.-Tiene los valores de la justicia, de pelear por todas esas cosas que nos negaron siempre.-¿Qué lo hace tan exitoso hoy? -Es llamativo. Es, dicen, muy milagroso y es un santo multifunción y multiuso total, le podés pedir casi cualquier cosa.-No está especializado.-No, no está tan especializado como los santos del santoral católico. Este gaucho es muy multifunción le podés pedir por trabajo, por amor, está en Internet, le pedís cosas en http://www.gauchitogil.net/. A veces los pedidos quedan escritos en un papelito, la gente le cuenta su historia –es casi una sesión de terapia–; en un mensaje bastante corto pero vos te enterás de qué le pasa: “Mi marido me pega, hace tantos años que soy una mujer golpeada y no puedo salir de eso, ayudame gauchito” .-¿Se le pide de todo? -Está más cerca de uno. No le podés pedir pavadas, pero sí más pavadas que a Dios, eso es lo que tiene el santo.-¿Es un culto inclusivo, más alejado de lo institucional? -Acá no hay cura, los devotos te dicen: “Yo del cura paso, gracias”, es como que no necesitás esa intermediación porque el santo ya es un intermediario. Vos tenés un diálogo directo y tenés un santuarito en tu casa, tu vínculo con el santo es problema tuyo.-Un vínculo directo, como con los santos africanos.-Es que hay origen africano en esto también. El gaucho Gil es cristiano por la cruz, guaranítico porque hay elementos de la cultura guaraní –como dejar y llevar ofrendas–, sincrético porque tiene que ver con la Conquista. Hay que remontarse al choque de las dos culturas. Porque el Gaucho Gil no es solo católico, tiene un montón de elementos que no son católicos ¿cómo le vas a dajer un cigarrillo a un santo? En el catolicismo sería impensable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario