El pastor metodista fue fundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH). Integró el grupo de sacerdotes del Tercer Mundo y, más recientemente, el Encuentro Rosario.
Por Adriana Meyer
“La fe cristiana no es neutra ni indiferente con lo que ocurre en nuestra patria”, solía afirmar el pastor metodista José De Luca, fallecido a los 68 años. Militante social y fundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), tuvo una activa participación en la lucha contra los efectos de la dictadura y, ya en democracia, contra los efectos de toda forma de exclusión social. “Era un amigazo, y fundamentalmente un hombre que asumió su compromiso con los más necesitados desde la fe y en defensa de los derechos humanos, que lo definía su coherencia entre el decir y el hacer, y su permanencia porque a lo largo de los años acompañó desde la solidaridad. Es un testimonio de vida.” Así evocó a De Luca el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, consultado por Página/12.Esa permanencia es lo que hizo del pastor De Luca un referente a la hora del armado de marchas y de frentes, de los pronunciamientos contra cualquier tipo de opresión. A los 24 años ya presidía una junta vecinal que propició la unión entre el hospital público y las organizaciones populares. Eran los tiempos de “El Lanús”, como llamaban al departamento de psicología del hospital. Integró Cristianos por el Socialismo y el movimiento de Sacerdotes del Tercer del Mundo, además de haber sido fundador de Acción Popular Ecuménica.“Es el único tipo que pudo combinar perfectamente la militancia social, política y religiosa en una manera particular de ecumenismo popular, en el que todos, cristianos y no cristianos, creyentes y no creyentes confluíamos en la lucha por la liberación”, afirmó a este diario Marcelo Bagnati, su hijo político adoptivo, como se definió, que lo acompañó a lo largo de 25 años de trayectoria militante. Bagnati recordó que el pastor escribió el libro Teología Concreta, en el que desarrolló una visión particular de la teología referida a la política urbana y al estudio de la comunidad de Villa Riachuelo y Lanús. “Allí plasmó problemáticas que hasta hoy siguen abordando quienes lo siguieron”, completó su discípulo.Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, confesó su tristeza por la muerte de De Luca y lo recordó como una persona “muy solidaria, un militante de las épocas más duras que trabajó mucho desde su parroquia hacia los grupos más desprotegidos de Ingeniero Budge y otros rincones de la provincia donde la gente lo necesitaba”. Cortiñas evocó una presentación judicial que realizó junto al pastor por el “genocidio económico” de un grupo de familias que él atendía. “Siempre estuvo muy vinculado con los organismos (de derechos humanos), con una relación especial con los jóvenes, fue consecuente y luchador, un amigo que sentimos mucho haber perdido, su institución (el MEDH y el Instituto de Relaciones Ecuménicas) lo va a extrañar, así como todos nosotros”, agregó la integrante de Madres. Además de haber sido creador del MEDH, De Luca participó de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).En el plano político siempre militó en distintos frentes. Tras su exilio en distintos países, como Puerto Rico, en el comienzo de la democracia armó el Foro Metropolitano, se candidateó a diputado por el Frente del Pueblo, integró el Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo) y más recientemente fue uno de los fundadores del Encuentro Rosario, además de haber sido parte de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. “Participó de toda iniciativa frentista organizativa de la unidad del pueblo en la lucha por un socialismo de liberación”, definió Bagnati.Desde fines del año pasado se había alejado del MEDH para dedicarse a la labor de producción intelectual. Planeaba una estrategia para las elecciones comunales, pero un tumor lo derribó. Según relató Bagnati, “con su fuerza espiritual tuvo tiempo de prepararse”.
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