Un artista ruso de 23 años usa bombas molotov para “explotar” retratos de ex-combatientes en mensaje de paz.
Por Guadalupe Treibel
Dice el dicho popular que el que juega con fuego, se quema; pero el artista ruso Radya Timofey es la excepción a la regla. Tiene 23 años y no usa pinceles ni pinturas para hacer sus retratos; si no bombas molotov. Su técnica es particular: con una mezcla de napalm casero y aceite delinea rostros sobre un lienzo, cubriendo las partes más claras con capas y capas de vendajes; luego, enciende un cóctel explosivo y lo tira sobre su obra.El fuego hace el resto. “En verdad, es peligroso. Pero si sos cuidadoso y tenés suerte, no debería pasarte nada”, cuenta al Sí! desde su ciudad natal, Ekaterimburgo.Para llevar adelante su obra y evitar cualquier riesgo, Timofey trabaja en zonas alejadas comodescampados o edificios abandonados, aunque cree que podría trasladar su técnica a áreas más transitadas. Expuestas en la fachada de un viejo hospital desmantelado, sus piezas no son azarosas: Radya pinta rostros de soldados soviéticos caídos en la Segunda Guerra Mundial como parte de su colección Eternal Flame , un homenaje a los combatientes y una crítica a cualquier enfrentamiento belicoso. “Quería usar armas para crear, no para destruir y demostrar que, con la guerra, todos perdemos”, define. En un principio, iba a incluir a militares norteamericanos y alemanes muertos en acción pero no hubo tiempo para trabajar con archivos extranjeros, así que se limitó a los rusos. ¿Cuál es la reacción de la gente al ver sus retratos? “Se quedan en absoluto silencio”, dice él. Y avisa que “la próxima vez serán esculturas”.
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