Los atropellos a sacerdotes, religiosas y laicos se incrementaron desde el 24 de marzo de 1976 en La Rioja como en el resto del país.
El clero riojano había escrito poco tiempo antes a monseñor Zaspe: “Nuestra situación se torna cada vez más asfixiante y difícil; nuestra actividad pastoral es tildada de marxista y subversiva... Presentan a La Rioja como aguantadero de la guerrilla y a Angelelli como cabecilla principal.”
El 18 de julio de 1976 fueron secuestrados dos sacerdotes de Chamical, el P. Gabriel Longueville y Fray Carlos de Dios Murias. El 20 a la tarde, una cuadrilla de obreros ferroviarios encontró los cadáveres de ambos sacerdotes, a unos 5 kms de Chamical hacia el sur, acribillados a balazos, maniatados y con evidentes signos de haber sido torturados. Inmediatamente Angelelli elaboró un minucioso informe, cuya copia apareció "misteriosamente" después del asesinato del obispo en el despacho de Harguindeguy.El jueves 22, Mons. Angelelli presidió la Misa de exequias concelebrada por cuarenta y tres sacerdotes.
En la homilía, asumiendo el dolor de la muchedumbre presente el Obispo dijo:
"¿Cómo no vamos a llorar al que es carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre, afecto de nuestro afecto, miembro de nuestra familia, hijo del Cuerpo de Cristo, miembro de su pueblo, testigo de su pueblo! ¡Cómo no los va a llorar Chamical!... No hay ninguna página del Evangelio que nos mande ser tontos. Nos manda ser humildes como la paloma y astutos como la serpiente ... nos manda tener alma y corazón de pobres, nos manda buscar a los más necesitados porque son los privilegiados del Señor... Yo los invito a que oremos por los que los mataron. No interesan las siglas ni los nombres. Les repito, no tenemos nosotros los ojos cerrados, ni los oídos cerrados, tenemos la inteligencia normal de todo ser humano, o sea que, si hay que saber, y podemos tener algunos elementos y estar en condiciones de informar a quien se debe y en algún momento tengamos que informar... Pero, ¿hay hermanos nuestros que pueden imaginar o pensar, o programar violencias y hay otros que las ejecutan? Y a lo mejor coinciden?...
Al salir del cementerio, el Obispo vestido con sus ornamentos episcopales, cambió de mano el báculo y acercándose al Dr. César Abdala, médico de Chamical, le dijo en tono confidencial: "El próximo soy yo".
Que injusticia!! Gracias por la Nota
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