Operadores de una red de ONG recorren ómnibus y trenes que salen de Posadas en busca de adolescentes que son reclutadas bajo engaño y terminan esclavizadas en prostíbulos de distintos puntos del país. En seis meses lograron que retornen a su hogar cuarenta y cinco chicas. La mayoría tenía entre 14 y 16 años. Las jóvenes misioneras son las más buscadas por los traficantes.
La terminal de ómnibus y la estación del ferrocarril de Posadas son puntos de partida de la ruta más importante de trata de mujeres para la explotación sexual en la Argentina. Ahí, operadores de una red de ONG recorren micros y vagones, antes de su salida, en busca de adolescentes reclutadas, casi siempre bajo engaño, para terminar como esclavas en prostíbulos de distintos puntos del país. El objetivo es rescatarlas antes de que inicien el viaje. Trabajan en coordinación con Migraciones, Gendarmería y el Programa Las Víctimas contra las Violencias, que encabeza Eva Giberti, del Ministerio del Interior de la Nación. En los últimos seis meses lograron que retornen a sus hogares unas treinta chicas paraguayas y una quince de diversas localidades misioneras. La mayoría tenía entre 14 y 16 años; algunas, apenas 12.
“Misiones es un semillero de víctimas de redes de trata para la explotación sexual”, advierte Claudia Lascano, coordinadora de la Red Alto al Tráfico y a la Trata, que reúne a las seis ONG que durante 2006 empezaron a trabajar en conjunto para tratar de frenar la salida de chicas y jóvenes de la provincia rumbo a un destino negro en cabarets y whiskerías de otras provincias. La iniciativa surgió de las ONG El Güembe, que encabeza Lascano, y del Centro Integral de Rehabilitación Social Argentina (Cirsa), y cuenta con el aval del Comité de Seguimiento de la Convención Internacional de los Derechos del Niño que preside Estela de Carlotto.
Una mezcla de factores convierten a Misiones en el principal territorio de reclutamiento de mujeres para redes de prostitución. En esto coinciden quienes conocen el mapa de este crimen organizado en el país. También lo destaca el informe sobre Trata en la Argentina de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en su edición del 2 de enero. “Hay una cuestión cultural propia de la zona de Misiones y también de Paraguay y es que antiguamente existía la práctica de enviar chicas a trabajar a casas de familia con el compromiso de hacerlas estudiar y de mantener un contacto regular con su familia de origen. Todavía subsiste la creencia de que eso sigue ocurriendo, sobre todo en los pueblos pequeños del interior”, explica Lascano.
A eso se suma el hecho de que en Misiones confluyeron una multiplicidad de corrientes migratorias provenientes de todas partes del mundo (Alemania, Suiza, Polonia, Ucrania, Rusia, España, Italia, Japón, Brasil y Paraguay), “lo que ha tenido como consecuencia una mezcla única en el país”, destaca al respecto el estudio de la OIM. “La belleza y el exotismo de las mujeres misioneras las hace objeto de interés en el mercado de trata. Y a eso se suma el hecho de que, por cuestiones culturales, los padres entregan a sus hijas pensando que les dan la oportunidad de un futuro mejor. Por eso los reclutadores van a Misiones”, sostiene Lascano.
–¿No sospechan que las pueden llevar para ejercer la prostitución?
–Es gente que no tiene acceso a información. No ve televisión ni lee diarios. En los medios de comunicación locales no hay conciencia sobre este tema. No lo consideran una problemática –opina Lascano.
Las ciudades de Posadas, Puerto Iguazú, Eldorado, Oberá, El Soberbio, Apóstoles, San Vicente, Campo Grande, San Pedro, Capiovi, Puerto Rico, Bernardo de Irigoyen, Ruiz de Montoya, Aristóbulo del Valle, Caingua, San Ignacio, Wanda y Almirante Brown fueron identificadas como áreas sensibles de reclutamiento por los investigadores de la OIM. En Posadas, los barrios más frecuentados por reclutadores son San Lorenzo y Nueva Garupá, y también las zonas próximas a la terminal de ómnibus.
El engaño
La modalidad dominante de captación de adolescentes y jóvenes en Misiones es el engaño: el ofrecimiento de un buen trabajo y atractivo salario. Las propuestas falsas pueden variar desde trabajar en un restaurante, como empleada doméstica, cuidando niños o ancianos o en promociones. “Hay dos tipos de reclutadores: gente que viene de Buenos Aires y recorre los barrios y pueblos del interior, y personas conocidas de los barrios que van convenciendo a las familias para que entreguen a las chicas. Los más habitual es que sean conocidos”, cuenta la coordinadora de la Red Alto al Tráfico y a la Trata.
A veces las mismas víctimas de redes de trata regresan a su lugar de origen como reclutadoras. “Puede ocurrir que sean mujeres que estén operando bajo coacción o bien que lo hagan de manera libre y sin presión alguna, motivadas por el pago de una comisión que el regente del prostíbulo les haya ofrecido por cada mujer que capten”, dice el informe de la OIM.
Puerto Iguazú, en la llamada Triple Frontera, es también zona roja de reclutamiento de víctimas de trata. Una empleada de la Secretaría de Turismo local utilizaba el teléfono laboral para sus actividades de reclutadora, según pudo identificar la investigación de la OIM. La mujer “negociaba directamente con los prostíbulos de otras provincias” y contaba con reclutadores en distintos barrios de Puerto Iguazú (como Villa Alta, Santa Rosa y Ribera del Paraná), quienes efectuaban el primer acercamiento a las posibles víctimas, señala el informe. En la actualidad, esa empleada dejó su puesto público y cuenta con su propia “agencia de turismo”.
En Misiones también se apela al sistema de casting: regentes de prostíbulos o sus empleados se instalan en un hotel, publican avisos en diarios locales e incluso a veces reparten volantes en las esquinas céntricas para captar posibles víctimas. La investigación de la OIM detectó castings para seleccionar “mujeres jóvenes” para cosechar manzanas en la provincia de Río Negro, trabajar en restaurantes en provincias de Buenos Aires y Córdoba y en promociones de una gaseosa famosa en la ciudad de Posadas, o cuidado de niños en las provincias del sur del país.
A diferencia de lo que ocurre en otras zonas del país, como Tucumán y La Rioja, en Misiones los investigadores de la OIM detectaron sólo un caso de víctima de trata captada mediante secuestro: A.D.R., una joven misionera secuestrada en la ciudad de Posadas, fue mantenida en cautiverio durante ocho años en la provincia de La Rioja.
Las rutas
Las rutas de trata para explotación sexual que se inician en Misiones (desde Posadas, pero también desde Puerto Iguazú y Eldorado) finalizan en dos puntos principales: las provincias de Entre Ríos y Buenos Aires. “Hemos colaborado en la restitución de chicas misioneras encontradas en prostíbulos de las ciudades de Paraná, Concordia y Gualeguaychú”, señala Lascano. Buenos Aires sería centro de recepción de las mujeres para luego rotarlas en prostíbulos de las provincias de Córdoba, Santa Cruz (Río Gallegos y Caleta Olivia), Chubut, Neuquén y Tierra del Fuego. “La zona petrolera, donde hay gran cantidad de hombres con poder económico y alejados de sus familias, tiene un número enorme de cabarets con mujeres víctimas de trata”, denuncia Lascano.
A los vagones de trenes y a los micros en busca de chicas reclutadas, Lascano y otros integrantes de la Red comenzaron a subirse en 2006. Suben con el dato chequeado de que está por salir un contingente de adolescentes reclutadas. “Trabajamos con un banco de informantes de los barrios y tres operadores de la red cruzan la información que nos dan. Cuando nos avisan que hay un traslado de chicas nos vamos a las estaciones de tren de Posadas, desde donde sale El Gran Capitán hacia Buenos Aires, y de Garupá (a 10 kilómetros de la ciudad capital), que es la última parada que hace el tren en Misiones. También vamos a la terminal de ómnibus y a la parada que hacen los micros en San José, que es la salida de la provincia hacia Corrientes, donde Gendarmería realiza control de documentos y requisa por si se traslada droga”, cuenta Lascano.
En esas recorridas detectaron a mediados de año que cada 15 días un grupo de 50 personas, la mayoría hombres y dos o tres menores, partían en el tren El Gran Capitán, que une Misiones con Buenos Aires, rumbo a Concordia: la información que tenían era que se trataba de mano de obra para trabajo esclavo en plantaciones de Entre Ríos. Lograron conseguir más datos y decidieron enviar la información, a modo de denuncia, a una serie de direcciones de correo electrónico del Ministerio del Interior de la Nación. Desde el Programa Las Víctimas contra las Violencias, que dirige Eva Giberti, les respondieron. “Tomaron el caso, lo verificaron. A la gente la llevaban a trabajar a plantaciones de arándanos y cítricos en Concordia. Y la tenían en galpones, durmiendo en el piso, mal alimentada y sin paga alguna. Se realizó un operativo que terminó con el empresario que los explotaba con una causa por trabajo esclavo y la gente fue devuelta a sus lugares de origen. La mayoría era de la localidad de Montecarlo y viajó hasta el intendente de esa localidad a buscarlos por la trascendencia que tuvo el caso en los medios locales”, relata Lascano.
A partir de ese caso, Giberti les ofreció trabajar en forma articulada: desde mediados de año, suben a los micros y a los vagones junto con Migraciones y Gendarmería e intentan detectar a las víctimas de trata mientras que el personal de ambos organismos realiza su tarea de control. “En el único caso en que podemos hacer bajar a una chica y devolverla a su casa es cuando no tiene la documentación en regla para viajar, si no, por más que tengamos la certeza de que viaja hacia un prostíbulo, aunque ella no lo sepa aún, no podemos hacer nada”, aclara Lascano. Las menores que viajan sin la compañía de sus padres deben llevar una autorización con la firma de ellos y el nombre de la persona que los va a recibir en el lugar de destino y la dirección donde van a vivir. Si la tienen, la salida de la provincia es legal.
–¿Cómo se dan cuenta de que se trata de posibles víctimas de trata para explotación sexual?
–Habitualmente, cuando les hacemos preguntas tienen el reflejo de mirar hacia un asiento donde está el presunto reclutador. No tienen un discurso claro: evidentemente les dicen qué contestar. Suelen decir que van de paseo, a visitar a un familiar. Esos son los versos que ponen.
–¿Qué pueden hacer si las chicas tienen la documentación en regla?
–Acabamos de acordar con el Programa Las Víctimas contra las Violencias que en estos casos les pasamos las direcciones y los nombres de las personas que las van a recibir en Buenos Aires para que corroboren si son ciertas y si no hay prostitución detrás. Tienen 12 horas para investigar en el caso de que el viaje sea en micro y 26 horas cuando se traslada en tren. Esos son los tiempos que demoran en llegar a Buenos Aires.
Según pudieron reconstruir los autores del estudio de la OIM, frecuentemente las mujeres paraguayas reclutadas mediante engaño atraviesan la frontera y se dirigen directamente a la terminal de ómnibus de Posadas, donde suele esperarlas la persona que las reclutó para entregarles los pasajes. “El reclutador, de acuerdo con el trato que tenga con el regente del prostíbulo al que las envía, viaja o no con ellas. También puede ocurrir que el reclutador trabaje con una segunda persona que se ocupa de efectuar el viaje con las mujeres y entregarlas”, describe el informe. El paso fronterizo de Encarnación-Posadas constituye uno de los puntos de entrada más importantes al país de mujeres víctimas de trata provenientes de Paraguay.
Impunidad.
“La falta de una ley de trata impide perseguir penalmente a los reclutadores”, subraya Lascano. En el Congreso hay varios proyectos en discusión para tipificar estos procedimientos como delitos federales: uno, impulsado por el Gobierno, tiene media sanción del Senado.
En Misiones las denuncias son escasas o casi nulas. Es muy común que las mujeres que logran escapar de las redes de prostitución “no formulen denuncia alguna”, advierte la OIM. Eso se debe a varias razones, señala el informe, y a continuación las detalla: “En primer lugar, las personas que las han reclutado en los barrios nunca resultan imputadas en la causa y siguen operando con total impunidad. Es común que las mujeres que logran escapar tras varios meses o años explotadas sexualmente en un prostíbulo y logran retornar a sus lugares de origen se crucen cotidianamente con los reclutadores que las han engañado y originado esa situación. En otros casos, las mujeres no denuncian porque los reclutadores además de ser sus vecinos las amenazan a ellas o a su familia. A veces, las amenazas consisten en quemar la pequeña casita de madera donde viven. En último término, pero no menos poderosas, aparecen la vergüenza y la sanción moral. La combinación entre la exposición mediática, la carencia de asistencia y de protección y finalmente la hipocresía pública las condena a la marginación. De allí que muchas veces quedan condenadas al silencio”, sostiene el informe de la OIM.
Desde mediados de 2006 a la fecha, la Red contra el Tráfico y la Trata de Misiones logró que unas treinta adolescentes paraguayas y alrededor de quince misioneras regresen a sus hogares, antes de que se las lleven en tren o micro los reclutadores. “Han sido más las paraguayas que pudimos bajar porque tienen que tener sus papeles migratorios en orden y es más frecuente que no tengan toda la documentación que se les exige como extranjeras para ingresar al país. Estamos trabajando en conjunto con el Consulado de Paraguay en Posadas y ellos se encargan de repatriarlas”, señala Lascano.
La mayoría de las chicas que rescataron antes de caer en prostíbulos tenía entre 14 y 16 años, algunas, incluso, apenas 12.
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