El veto del jefe de Gobierno porteño a la Ley 4008, que protegía hasta 2017 a las fábricas recuperadas, provocó el rechazo de los trabajadores y de todos los sectores políticos y sociales.
Por Diego Long
El jefe de Gobierno porteño volvió a cosechar repudio y rechazo de parte de sectores trabajadores de la ciudad de Buenos Aires. Pero esta vez, tanto el repudio como el rechazo quedaron documentados en el escrito que rubricaron los trabajadores de las empresas recuperadas y tuvo el apoyo de casi todos los sectores políticos y sociales que acudieron a la cita el pasado jueves en la sede de UTE Capital. ¿Qué se repudiaba? El veto que Mauricio Macri aplicó a la Ley 4008. Para más datos, el octogésimo cuarto de su cosecha personal.La Ley 4008 prorrogaba hasta 2017 la protección sobre los inmuebles que seguían esperando que el propio Ejecutivo saliera de la (¿falsa?) apatía que había mantenido hasta ahí y dispusiera las expropiaciones de las fábricas recuperadas, tal como se lo ordena la Ley 238, y se las adjudicara a sus trabajadores. Esos inmuebles quedaron ahora a la intemperie de una ruleta judicial que no contempla prioridades de tipo sociales.El veto de Macri refrescó en la cabeza de las 2 mil familias desamparadas el recuerdo de las peores políticas públicas llevadas a cabo sobre este suelo y el de un Estado conspirando con los poderosos en contra de los trabajadores. Y el repudio se acentuó porque decidió el veto dándole la espalda al Congreso, que votó la norma por unanimidad (es decir, eterna paradoja macrista, también con el acuerdo de todos los legisladores del PRO) apenas un mes antes de que él la vetara. Su veto evocó una marca de estilo al ejecutar la decisión un 23 de diciembre y “en las sombras”, como dicen los trabajadores. Y porque lo hizo, además, tomándole el pelo a todo el mundo, siendo que mientras este veto se pergeñaba, entretenía a las cooperativas con el ministro de Desarrollo Económico, Francisco Cabrera, que les aseguraba que la expropiación ya era un hecho.En el plenario también se decidió no esperar de brazos cruzados y se habló de acciones concretas para sacar el conflicto a la calle. Por ejemplo, se planeó realizar un festival artístico frente a la sede del gobierno porteño durante las vacaciones de enero y febrero y no esperar a marzo, cuando se reanudan las sesiones legislativas. Es que con esta medida, Mauricio Macri trató de enterrar una década de sacrificio y lucha. Las empresas recuperadas llevan su razón de ser en el nombre. Se llaman así porque son de las empresas que a fines de los ’90 caían en la desgracia de la desactivación de la industria nacional. Así porque, de la noche a la mañana, sus dueños huyeron sin dejar otras indemnizaciones que un par de máquinas viejas y un tendal de deudas. Eso, cuando no decidían vaciar las fábricas por las noches y dejar a los obreros en Pampa y la vía. Hoy, que les resulta conveniente, esos dueños pueden volver.Los trabajadores de algunas de esas empresas abandonadas se hicieron cargo de la responsabilidad que les faltó a los patrones. Como dijo Eduardo Montes, de la Cooperativa Grafíca Patricios, en la conferencia de prensa del martes en la Legislatura: “Los trabajadores de las empresas recuperadas de la ciudad de Buenos Aires, algunas con más de 10 años, tuvimos que aprender innumerables tareas en este tiempo, tareas financieras, de presupuesto, de participación y también nos fuimos especializando en lo que son las cuestiones jurídicas”. Con el veto de Mauricio, los trabajadores vuelven a temer por sus fuentes de trabajo. Saben que Macri les trajo la crisis de otros lados y les quiere pagar un viaje, sin retorno, al pasado.Delia Bisutti, legisladora de Nuevo Encuentro, se encargó de los argumentos con que el jefe de Gobierno respaldó el veto. Consideró que algunos eran “falaces” y otros “totalmente ridículos”. Para Bisutti, el veto se justificó en que el artículo sexto de la Ley 4008 exhortaba a crear una comisión para tratar las expropiaciones y esto ofendió al Poder Ejecutivo porteño. “Si uno ve el veto, se indigna”, coincidió Aníbal Ibarra, del Frente Progresista y Popular. Y agregó: “O yo no entiendo nada de la Constitución o que Macri cambie de asesores, porque justificar un veto en un pedido de la Legislatura es un disparate”.El que no cree que todo esto se trate de un problema de asesoramiento es Francisco Tito Nenna (FPV), que consideró que el gobierno del PRO lo planeó y lo llevo a cabo “perversamente”. Nenna habló en nombre del bloque: “Rechazamos absolutamente este veto, reivindicamos la organización de las empresas recuperadas, a 10 años del 19 y 20 de diciembre del 2001, y a más de dos décadas de lo que fue la destrucción de las empresas y de las quiebras que dejaron a los trabajadores sin su sustento. La solidaridad y la organización de esos trabajadores está detrás de esas dos mil fuentes de trabajo que hoy se sostienen y que están en expansión. Por lo tanto, vamos a trabajar no sólo legislativamente sino también junto a las empresas recuperadas y el pueblo de la ciudad de Buenos Aires. Hay que sacar esto de la lógica que intenta imponerle el ingeniero Mauricio Macri de que los conflictos son individuales. No, de ninguna manera: ni los conflictos son individuales ni los trabajos lo son, sino que son colectivos”.Edgardo Form es uno de los legisladores que estrenaron repudio y rechazo en funciones. El diputado de Nuevo Encuentro recordó que “el trabajo es un derecho, no una concesión, y por lo tanto, el Estado tiene que estar presente y en forma activa para protegerlo”. Y agregó: “Nosotros estamos trabajando en la Legislatura para acompañar las normas legales y las diposiciones que garanticen ese derecho”. Form advirtió una mala señal en el hecho de que “a los pocos días de haber jurado y haber asumido su segundo mandato, Macri adoptara esta medida absolutamente reaccionaria, conservadora y antipopular”. El legislador debutó con una profecía: “Esto es sólo el prólogo de lo que va a suceder en los próximos cuatro años. Tiene que ser un llamado de atención para la ciudadanía y para ponerla en estado de alerta frente a nuevos atropellos”.La Ley 4008 no era la primera prórroga. La protección ya había sido extendida por las normas 1529 y 2970, esta última durante el anterior mandato del líder del Pro. El documento firmado por los trabajadores de las fábricas recuperadas recuerda que esas empresas fueron una de las soluciones a la profunda crisis a la que llevó “el proceso iniciado por el período neoliberal durante la dictadura y que fue potenciado luego durante la década del '90”.De “indignación” también habló María José Lubertino (FPV), que recordó cómo fue el trabajo en las comisiones para apoyar a las empresas recuperadas y sentenció al veto como “la frutilla del postre de la falta de políticas de empleo e inclusión en la Ciudad”. La ex titular del Inadi recordó que “ya no había una política de inclusión del empleo formal, cosa que hemos venido señalando junto con las organizaciones de los trabajadores, la CTA y la CGT. Ahora, busca destruir la única política de inclusión en el trabajo formal que había. La ciudad de Buenos Aires es la más rica del país, duplicó los ingresos en estos cuatro años, duplicó los impuestos y no tiene una política de generación de empleo. En los cuatro años del primer gobierno de Macri no se movió el amperímetro de la desocupación ni el de la subocupación”. Los trabajadores de las empresas recuperadas, con el apoyo de los sectores políticos y sociales, quieren revertir esa rutina PRO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario