domingo, 12 de febrero de 2012

LATINOAMERICA MUEVE CON PIEZAS BLANCAS


Por Emiliano Guido
La partida de ajedrez geopolítica entre Estados Unidos y la región durante el 2011 confirmó que los países del Sur ahora tienen la iniciativa. La inédita adhesión de México, Chile y Colombia al proceso de integración, la victoria de Ollanta Humala, en Perú, y la puesta en marcha de la Celac son sólo algunos ejemplos.
Durante el 2011, a diferencia de años anteriores, no hubo golpes de Estado ni declaraciones de guerra y tampoco desastres naturales significativos en América latina. Aunque, a pesar, de la supuesta poca espectacularidad informativa, sí se registraron en estos doce meses movimientos estratégicos que a tiempos largos pueden modificar el color ideológico de la región. Quizá, los soportes mediáticos se nutrieron en otros calendarios con hechos de mayor pirotecnia: putsch político en la Honduras de Manuel Zelaya, escaramuzas bélicas entre la Colombia de Álvaro Uribe y Venezuela, terremotos portentosos en Haití y Chile, por ejemplo; pero, este año la madre de todas las batallas –la partida de ajedrez geopolítica entre Estados Unidos y el Cono Sur– contó con las noticias más importantes de la última década. Se trata de maniobras políticas sordas, de batallas diplomáticas amortiguadas, de conspiraciones de palacio. Generalmente, dichos sucesos no trepan a las portadas de los periódicos aunque, a manera de balance 2011, terminen precipitando que los países latinoamericanos ocupen el centro del tablero continental.“Las noticias más significativas del 2011 fueron la victoria presidencial de Ollanta Humala, en Perú, la formalización de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe) en segundo lugar y, por último, el reciente tratado militar suscripto entre Perú y Brasil; a partir del cual, el gigante sudamericano se compromete a fortalecer la capacidad disuasiva de Lima. Menciono este último hecho porque es en Perú donde se está concentrando el eje de la disputa hegemónica regional entre Estados Unidos y Brasil”, sentencia y rankea a Miradas al Sur Raúl Zibechi, editor de la sección Mundo del semanario uruguayo Brecha. Otro analista de prédica continental, el intelectual orgánico de la derecha norteamericana Andrés Oppenheimer –columnista en The Miami Herald, comentarista habitual de CNN español–, a pesar de estar en las antípodas conceptuales de Zibechi, también coincide en señalar al país andino como el nervio central de la pulseada entre Washington y la comunidad latinoamericana.“La reciente propuesta del presidente (Barack) Obama de crear lo que podría ser el bloque comercial más grande del mundo con los países situados en la cuenca del Pacífico plantea una interesante pregunta en esta parte del mundo: si veremos una división de facto de Latinoamérica, entre un bloque del Pacífico y un bloque del Atlántico. En consecuencia, es probable que en el 2012 veamos una consolidación del bloque Chile-Perú-Colombia-México, con la posible adición futura de países centroamericanos, todos los cuales tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y desean insertarse más en la emergente TPP (Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico)”, editorializó Oppenheimer días atrás en un artículo titulado “¿Dos Américas Latinas?”. Pero la visión del virtual vocero de los halcones estadounidenses colisiona con el hecho de que Sudamérica –principalmente, el eje Brasil-Venezuela-Argentina– también es parte de la partida ajedrecística y no entregará gratuitamente un importante peón en la Cordillera de los Andes. “Perú es una pieza de valor estratégico por varios motivos: es un país que comparte mucha frontera con Brasil, por sus puertos sale lo más consustancioso del comercio con Asia, el continente que con India y China a la cabeza va reposicionándose con cada vez más fuerza en el tablero global; por eso, el gobierno de (Dilma) Rousseff seguirá respaldando a Humala para fisurar la Alianza del Pacífico y el Mila (Mercado Integrado Latinoamericano, une a las Bolsas de Valores de Bogotá, Santiago de Chile y Lima), el gran proyecto continental que levantó Washington luego de la muerte del Alca (Área de Libre Comercio para las Américas)”, complementa Raúl Zibechi vía telefónica desde Montevideo.Por otro lado, Chile, México y Colombia –los hipotéticos alfiles de la Casa Blanca en la región, según Oppenheimer– si bien siguen siendo adeptos a una lógica de libre comercio, este año han manifestado, por primera vez en mucho tiempo, la voluntad de recostarse en el proceso de integración regional. Por ejemplo, el gobierno conservador de Felipe Calderón no boicoteó la cumbre de la Celac en Caracas a pesar de ser el principal socio comercial latinoamericano de Washington y de haber quedado en off side con la Casa Blanca cuando el Departamento de Estado advirtió que “la Celac no tiene más jerarquía que la OEA”. Colombia, que tres años atrás casi abandona la Unasur luego de permitir la instalación de nueve bases militares del Comando Sur en su territorio, hoy participa en todas las instancias del bloque y su presidente, Juan Manuel Santos, se declara “el nuevo mejor amigo” del Jefe de Estado Hugo Chávez.¿Por qué estos desplazamientos? ¿Por qué los países del Pacífico todavía juegan a dos puntas? Básicamente, porque el proceso regional ha madurado. Las cumbres presidenciales ya no son sólo una maratón de “discursos poéticos”, como dice Oppenheimer. Este año, Latinoamérica comenzó a trazar denominadores comunes inéditos en su historia. Por ejemplo, en internet se creará un mega anillo de fibra óptica de diez mil kilómetros para que las comunicaciones internas de la región no pasen más por suelo estadunidense, en defensa –se avanzó en la fabricación conjunta de vehículos de transporte militares, y en la cooperación de las industrias navales y aeroespacial– y hasta en políticas anti-narcóticos con el impulso de un novedoso Consejo de Políticas Sudamericanas contras las Drogas que busca despegarse de la doctrina de la DEA norteamericana.El mapa y el territorio. Hasta aquí el mapa político. Pero, qué hay del territorio, de los hechos más cotidianos y menos estructurales, de las noticias que marcaron el pulso del año. Sin duda, el conflicto estudiantil chileno será en el futuro uno de los recuerdos más fuertes de la agenda informativa latinoamericana 2011. Según el reconocido politólogo francés Alan Rouquié, la movilización juvenil de los pingüinos implicó que “el modelo educativo de Sebastián Piñera, un claro legado del pinochetismo, paso a ser fuertemente criticado por los estudiantes porque es una generación que perdió el miedo y que, por lo tanto, va a incidir en el Chile del futuro”.Otra noticia más reciente y que, indudablemente, habla de la era política que atraviesa la región fue la decisión unánime del Mercosur de cerrar sus puertos a las naves inglesas con destino a las Islas Malvinas. Seguramente, el Reino Unido puede rediagramar su hoja de ruta marítima conectándose al Atlántico Sur vía la Isla Ascensión –otro territorio de ultramar que pertenece a Londres– pero la medida de los países de la Cuenca del Plata sorprendió y fastidió por sobremanera al Foreign Office porque, por ejemplo, el costo del transporte oceánico entre la metrópoli y la colonia aumentará significativamente. Se cierra el año. Latinoamérica no es un paraíso perdido ni mucho menos, pero, a su manera, intenta despegarse del discurso único neoliberal global. Por lo tanto, hay mucho porque brindar esta medianoche. Seguramente, el deseo más repetido no será dicho a viva voz pero estará más que presente: ¡Qué muera el cáncer!.

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