sábado, 25 de febrero de 2012

"EL FEMINISMO PURITANO NIEGA LO EVIDENTE; SER ATRACTIVA TE DA PODER"


Siempre polémica, la socióloga británica Catherine Hakim plantea que “la belleza se hereda; el atractivo... ¡hay que trabajarlo!”.
Catherine Hakim sufrió el boicot del feminismo puritano anglosajón desde que negó que el maquillaje, la pollera e incluso unas medias de rejilla arrastren al infierno sexista y demostró que, muy al contrario, son fuente de energía positiva y legítima para las mujeres de este siglo. El feminismo malvestido dudaba entonces entre combatirla con toda su artillería como hereje o ignorarla por frívola y descarriada. Lo sensato es escucharla.Mi mejor amiga fue despedida de un banco. Le pregunté qué haría para encontrar otro empleo.¿Se puso a estudiar un máster? Se fue a la peluquería, se compró ropa y zapatos, se hizo una buena manicura, se aplicó una tintura estupenda, adelgazó...¿Y...? Yo, doctora en Sociología en la London School of Economics, tras una vida dedicada a la emancipación de la mujer, le aconsejé aumentar su capital intelectual –y sigo aconsejándolo: siempre– y ella, además, incrementó su capital erótico. Y tuvo éxito.¿Por qué le resultó chocante? Porque toda una tradición de feminismo puritano se ha empeñado en negar lo evidente: ser atractiva te da poder.¿Y ese poder molesta? A ese feminismo puritano le da miedo, por influencia patriarcal, que sepamos usar ese poder. Yo decidí estudiarlo. Quise descubrir sus mecanismos: cómo nos da poder ser atractivas, glamorosas y... ¡sexys! Dirigí una investigación sobre el atractivo de los presidentes de grandes multinacionales suizas: uno de cada cuatro hombres es atractivo, pero entre los presidentes, eran cuatro los atractivos por cada mediocre. Demostré que tu atractivo personal –tu capital erótico– acaba transformándose en éxito profesional, político y social.¿No fue siempre así? No tanto. La acumulación de capital erótico decide y decidirá cada vez más. Porque, en la economía de antaño, no era tan importante ser atractivo, ya que no estaba tan terciarizada; el sector servicios no era hegemónico como ahora y que crearas valor no dependía tanto de las relaciones personales.El atractivo no hacía al agricultor.Y recuerde la pirámide de las necesidades: ya superamos el nivel de la supervivencia, así que la apariencia es cada vez más decisiva. Además, en nuestra sociedad multipantalla, la foto, la imagen: presencia y telepresencia cuentan para todos en todo momento y lugar. ¿Tenía foto cuando empezó en el periodismo? En ese momento nadie firmaba un artículo con su foto.Pues hoy su corte de pelo en ella también decide –para bien o para mal– si le leen o no.Ser atractivo es lotería genética.Hablo de atractivo y no de belleza. La belleza es mera ausencia de imperfección: es fría y sólo depende de tu herencia genética. El atractivo es algo personal, que conseguía más allá de tus genes.Defina capital erótico.Depende de seis factores: el obvio es la belleza facial –se hereda, pero también se cultiva–; y la corporal, que incluye, por ejemplo, los andares, y esos sí que son un ejercicio de pura voluntad. El tercero es el buen gusto al presentar –en el vestir, el peinado y en mil otros detalles– los atractivos físicos citados. El cuarto factor es la vitalidad: esa energía que das a los demás. El quinto es saber hacerlo: cortesía, modales. Desde usar servilleta hasta la sutil deferencia con que dejas lucirse en la charla incluso a quien sabés menos brillantes que vos.¿El atractivo incluye maquillaje? Maquillarse es un acto generoso: si querés que te cuiden, empezá por cuidarte vos para después poder cuidarlos mejor a todos.Olvidó el sexto elemento.El atractivo sexual, por supuesto. Cuenta en la intimidad, pero también como posibilidad o promesa en todas las relaciones.¡Es usted una sexista! Soy realista. Hay feministas que te acusan de sexista sólo por admitir la realidad del sexo: son puritanas disfrazadas de progres. Creen que por reprimir el erotismo, van a eliminarlo. ¡Aprendamos a utilizarlo como la energía positiva que es!

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