sábado, 18 de febrero de 2012

"LAS MADRES NO SOMOS DE LLORAR POR LO QUE NOS PASA"


Entrevista: Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo. La presidenta de la Asociación habla de cómo se arman operaciones en su contra para intentar romper las ronda de los jueves. Y de dónde viene la fuerza que hace que nunca se rindan.
Por Eduardo Anguita y Santiago Diehl
Hebe de Bonafini fue entrevistada en el programa Sur por Santiago Diehl y Eduardo Anguita. “Si no hubiera sido por la solidaridad, esta vez no sé si hubiéramos podido”, respondió cuando le preguntaron cómo resistió la campaña que algunos medios hicieron en contra de las Madres de Plaza de Mayo. Eduardo Anguita: –¿Cómo vivieron las Madres todo ese armado?–Fue muy duro, porque se montó una banda en nuestra propia casa, gente que conocíamos desden hace 25 años. Se derrumbaron muchas de las madres porque Gregorio Kazi, cuando se enfermaba una de nosotras, nos venía a cuidar y robaba por atrás. No podés entender cómo hubo tanta teatralización de lo que hacían. Por delante, mucho “madrecita querida” y, por detrás, te estaban sacando todo. Yo creo que ellos apuntaban a la destrucción. Si lo hubieran hecho este mes, como creo que tenían preparado, hubiera sido mucho más duro de lo que fue, porque también fue para atacar al Gobierno, y nosotros nos hubiéramos quedado sin nada. E.A.: –Cuando salió la primera nota trascendió que esto estaba preparado en Clarín desde un año atrás.–Claro, no es casual que Clarín diga lo que dice. Te difaman miles veces y suman mentira tras mentira. Pero, después, cuando todo pasa, ¿qué se debe hacer contra toda esa gente que te difamó, te insultó, mintió, te hizo pasar malos ratos? A mi hija la persiguen con los fotógrafos de Perfil, la persiguen a los lugares donde va a hacer las compras. Es muy duro eso. hasta hay algunos diarios amigos que publican que mi hija tiene todos los bienes confiscados. Y nada de eso es verdad. E.A.: –El otro día, lo entrevistaba a Pedro Lanteri, director de La Voz de las Madres, y le dije que acababa de escuchar a Magdalena Ruiz Guiñazú y a Nelson Castro hablando de los trabajadores que fueron en la ronda de las Madres del jueves a reclamar. Me dijo que esta gente ya había cobrado.–Esa gente cobró, lo que pasa es que después de cobrar, Sergio les dijo por intermedio de un abogado que les habíamos pagado mal. Entonces, todos los jueves vienen a decir que les pagamos mal. Están trabajando mucho con Duhalde, no sólo con Clarín. El miércoles se arma un gran lío y el jueves ya estamos condenadas a que venga alguien a insultarnos. C5N, TN y Canal 13 vienen a la Plaza para ver si pueden sacar algún escándalo. Si no pasa nada, no sale nada al aire. Cada jueves está todo armado para que la gente vaya a reclamar, se ponga frente a las cámaras y despotrique. Yo creo que a muchos les molesta la Plaza, les ha molestado siempre, nos han pegado muy duro a las Madres. Somos el único organismo que tiene tres madres desaparecidas y que hemos ido presas cientos de veces. A mí me quemaron la casa, me la vaciaron. A la casa de las Madres entraron once veces durante la época de Menem a romper todo, a robar las fotografías que teníamos de los milicos. Se robaron un archivo enorme, pero volvimos a empezar. Siempre volvimos a empezar. Lo que pasa es que ahora tenemos muchos más años, y esto lo sentimos como una puñalada por la espalda. E.A.: –¿Qué acciones están pensando desde Madres? –El jueves presentamos nuestra revista en la Plaza. La confitería se volvió a abrir con la gente de “Cocinando política”. Nos faltaría ahora concretar la antena de la radio. Ya está comprada y tenemos todo, pero falta la plata para hacer el perímetro del terreno que nos dieron en el Mercado Central. Tenemos cuatro hectáreas para instalarla, pero hay que perimetrarlo y hacer una casa para cuidarla. El otro día nos cortaron la transmisión. La antena está en el terreno de una señora y pagamos por mes. Pero cuando ella pierde la señal de su televisor, nos corta y nos quedamos sin radio. Santiago Diehl: –Quizás ahora se peirda la dimensión de lo que es colaborar con las Madres, ¿cómo se puede ayudar?–De mil maneras, porque la gente ha hecho conciertos, obras de teatro, aporta dinero, nos trae un dulce, nos trae una flor. Todo es necesario porque uno siente ahí el calor de la gente, el amor, qué representamos para cada parte del país, la colaboración de los compañeros de los medios, tener el programa en Canal 7 los sábados, poder sacar la radio. Todo es a las piñas, pero sale. El que quiere colaborar puede venir a la casa de las Madres, dejar lo que quiera. La construcción de las casas, ahora, por suerte, se traspasó a los municipios o a las provincias para que nadie pierda el trabajo. Hemos sido cuidadosas; mi hija trabajó con un grupo de gente casi cuatro meses sin dormir para que no se cayera nada, que no haya que echar gente. Hubo despidos, es cierto: algunos fueron por actitudes dudosas, otros porque había gente que no hacía nada y cobraba un sueldo. E.A.: –Después de Sergio, ahora salió Pablo Schoklender con un comunicado.–Lo que pasa es que están involucrados los dos en todo lo que hicieron. Pablo se quiere separar porque el otro lo sobrepasó, pero tendrá que ser la Justicia la que determine la responsabilidad de cada uno. El robo se hizo contra los trabajadores, porque no se pagaron las ART, y no le pagaron a la Afip. Las casas se hicieron bien y lindas. Ahí no hay delito. El otro día fuimos al Chaco, donde nos hicieron un homenaje los trabajadores porque tenían sus casas. E.A.: –¿Cómo consideran que está actuando el juez Oyarbide?–Siempre le pedí que investigara todo bien para que no digan que podía favorecer a las Madres. Nosotras abrimos nuestra casa, si tenían que allanar, que allanaran. A lo mejor, él sostiene el secreto de sumario porque cada vez hay más cosas que tienen que investigar. Hay cajas y cajas y cajas, más todo lo que se quemó, más todo lo que rompieron, más todo lo que tiraron. A nosotras nos dejaron sin ninguna documentación. A mí me parece bien lo que hace el juez, que investigue hasta las últimas consecuencias, así no quedan dudas. E.A.: –Usted hablaba de las casas del proyecto Sueños Compartidos. Sería bueno recordarle a nuestro público cuántas casas se construyeron, hospitales incluso. –Hay un hospital que nos pidieron en Tartagal y que yo no sabía que no estaba abierto. Lo mantuvo cerrado Sergio hasta ahora, no se por qué, y nos vinieron a pedir que, por favor lo abriéramos. Hemos hecho miles de viviendas. Algunas están sin terminar todavía. Tenemos encargadas como 3.000 viviendas para seguir haciendo. No es que va a parar. Ahora paramos un poco por nosotros, porque teníamos que encuadrar esto, encaminarlo y que no se cayera nada. Todo se ha hecho con mucho esfuerzo. La radio y la universidad siguen abiertas. Lo único que discontinuamos fue la revista porque, si se quiere, y entre comillas, era de menor importancia. Pero todo lo que sea voz, lo que sea medios, para nosotras es importante. Porque no tenemos medios, sino sólo amigos. E.A.: –Todo esto, ¿le afectó la salud, el ánimo?–Los primeros días me querían internar porque tenía espasmos. Yo dije que no porque iba a tener a Crónica y TN en la puerta del hospital. Entonces me llevaron a la casa de mi hija y ahí me atendieron los médicos. En esa casa le di el reportaje a Víctor Hugo Morales, porque me parecía que tenía que salir a decir algo. Estuve unos cuantos días en la casa de mi hija hasta que mejoré. Tengo varios médicos que me cuidan mucho. Y afectarme, claro: una no es de piedra. Pero sí tengo fuerzas como para encarar y enfrentar lo que venga. Eso sí, tengo que agradecer a la gente. Si no hubiera sido por el pueblo, por el cariño, por el amor, por las cartas, por todo eso, no sé si hubiéramos resistido. Llegamos a una edad en que hay cosas que son demasiado fuertes, pero cuando sentímos que tanta gente está apoyándonos, que nos gritan por la calle, que cuando voy a un restaurant se paran todos para saludar, eso nos reconforta. Todo tiene muchísima importancia. La Plaza y los jueves es lo más duro, porque es lo que quieren romper. Esas marchas, donde seguíamos con toda la fuerza, siempre le molestaron a muchos. Pero las Madres no somos de sentarnos a llorar sobre lo que nos pasa. Al contrario, nos sentamos a discutir qué vamos a hacer de acá en más para salir de toda esta mentura y todas estas trampas .

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