Pueden pasar 30 minutos hasta que alguna persona se acerque a ayudar a Fernando Maldonado, un joven de 27 años que está en una silla de ruedas y espera abordar la línea de subterráneo "B" para ir a la escuela. Sale de su casa en Villa Urquiza y la odisea comienza: llega a la estación Carlos Pellegrini, con sus 60 escalones, que debe sortear cuando la escalera mecánica del subte no funciona -lo que ocurre con frecuencia- o no pueden activarla en reversa para que sea más fácil para él. Tampoco hay ascensor. Lo único que le resta es esperar la solidaridad de los apurados transeúntes, que deben ser al menos dos hombres. "La gente siempre está apurada, no tiene tiempo para detenerse a ayudarme, además la silla y mi peso no lo hacen fácil. En ocasiones no veo a las personas de seguridad que son los que suelen colaborar y ahí se complica todo", dice Fernando.
En la Ciudad de Buenos Aires hay seis líneas de subterráneos y 70 estaciones, de las cuales sólo 13 están adaptadas para personas con discapacidad, cinco de ellas, concentradas en la línea H (última en realizarse). Existen 17 ascensores. Desde Metrovías, la empresa concesionaria de los servicios de subterráneo, informaron que se está trabajando para construir más ascensores, aunque existen dificultades edilicias que demoran el cumplimiento de lo reglamentado. Según la empresa, se inauguraron seis salvaescaleras -mecanismo alternativo a los ascensores- en las estaciones José Hernández y Olleros, de la Línea Dy se están finalizando la instalación de ascensores en las estaciones Callao de la Línea B. Próximamente, se instalarán otros en Catedral, Plaza Italia, Federico Lacroze, Florida y Lima. La empresa también afirmó que se reemplazaron 64 de las 95 escaleras mecánicas existentes, y se incorporaron 100 más.
ESCUELAS
Hace 10 años que Fernando se traslada en una silla de ruedas por la ciudad. Un accidente cambió su vida. Intentó terminar sus estudios secundarios en el Centro Educativo Nivel Secundario (CENS) 69, de Av. Figueroa Alcorta 2977, uno de los 88 CENS que pertenecen al Gobierno de la Ciudad, pero no reunía las condiciones básicas para personas con discapacidad. "Sólo quiero estudiar y te sacan las ganas, estoy harto, de un día para el otro uno puede quedar discapacitado y todo se complica. Primero tengo que ver si el lugar está adaptado y después anotarme para poder estudiar Al menos luché y el juicio al CENS 69 salió favorable, y en poco tiempo comenzarán a reestructurarlo", explica. Mientras tanto, estudia en el CENS 62 (Bartolomé Mitre 970), que tiene ascensor y otras habilitaciones para cualquier persona con discapacidad.
La ONG Acceso Ya, que desde 2004 trabaja por la inclusión de las personas con discapacidad, recibe 30 denuncias por semana. "En virtud de llamados y denuncias detectamos que la principal problemática es el acceso a la educación, cientos de padres de niños que no encuen tran en dónde inscribir a sus hijos para que puedan estudiar, ni en escuelas públicas ni privadas", explica Evangelina Gálligo, directora y abogada de la ONG.
Según un relevamiento del Gobierno de la Ciudad sobre las escuelas públicas, el 75 % es inaccesible. Pero sobre las privadas no existe registro. "Como no encontramos ninguna información, Acceso Ya decidió hacer una investigación propia, y de 800 instituciones privadas analizadas, siempre dentro de la Ciudad de Buenos Aires, el resultado fue que el 95 % no tiene acceso para personas con discapacidad, ni siquiera reúne las condiciones mínimas", dice Gálligo. "Condiciones mínimas" significa poder ingresar, transitar y permanecer en el lugar, lo que implica que el edificio debe tener rampas de acceso, ascensores internos de 1,10 metros por 1,40 m, y un baño adaptado. El acceso a la educación se encuentra garantizado por el artículo 14 de la Constitución Nacional. Es por eso que Acceso Ya inició en el 2006 una acción de amparo contra el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad, para garantizar la accesibilidad de más de 21 mil niños que estudian y que se encuentran afectados por esta problemática. Se elaboró un amparo colectivo junto al Colegio público de abogados de la Ciudad y la fundación Rumbos. A fines de 2009, la jueza del fuero en lo Contencioso Administrativo Elena Liberatori reconoció el derecho -basado en Leyes Nacionales, tratados internacionales, y principios Constitucionales- a una accesibilidad para todos. En su sentencia, intimó al Gobierno de la Ciudad a que en 120 días releve todas las escuelas públicas y privadas, y en otros 120 presente un plan de obras de readecuación e intime a los privados para que acondicionen los colegios. Pero en febrero de 2010, el Gobierno apeló esta sentencia, que se encuentra en la instancia de revisión.
La legisladora del PRO Victoria Morales Gorleri, integrante de la comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación, afirmó que desde el ministerio de Educación, la Dirección General de Infraestructura y Equipamiento, está cumpliendo con lo exigido en el Código de Edificación y la ley 962, en todos los proyectos de obra nueva y en las refacciones. "Hay más de 90 escuelas en las que se está trabajando para lograr su óptima accesibilidad" afirmó.
Pero para María América González (Proyecto Sur), "nada es accesible, ni los cines, teatros, restaurantes; hay muy pocos baños adaptados, no hay rampas". La legisladora trabajó en el proyecto de Ley ª3449, aprobado por unanimidad el 13 de mayo y en espera de reglamentación por parte del Ejecutivo. "Obligamos a que en todo lugar se coloque una oblea en donde diga si está o no adaptado para personas con discapacidad".
Claudio Morgado, presidente del Instituto Nacional Contra la Discriminación (INADI) afirma que se reciben muchas denuncias por día, en las que predominan los temas de discapacidad en el acceso público. "Nosotros somos el vehículo para llegar a los organismos pertinentes, como por ejemplo, CNRT (Comisión de Regulación del Transporte), y ahora hacemos un seguimiento para que se cumpla la Ley. Porque lo que generalmente sucede es que no se aplican multas, ahí es dónde se falla. Hay que sancionar al funcionario por mal desempeño".
El sistema que rige a los colectivos, trenes y subterráneos de la Ciudad depende de la Secretaría de Transporte de la Nación. Y el cumplimiento de la normativa está a cargo de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). Desde esa dependencia señalaron que se está implementando un cronograma de incorporación de colectivos espacialmente adaptados para personas con movilidad reducida. "en 1997 había un 0,2% de unidades accesibles; en 2009, el número ascendió al 59%", destacaron. Se espera que en 2012, las unidades adaptadas lleguen al 92% del total.
Valeria Massimino
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