El informe, titulado Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2010, dice que a fines de 2009, de los 620 millones de jóvenes económicamente activos menores de 24 años a nivel mundial, 81 millones estaban desempleados: 7,8 millones más que en 2007. Así, la tasa de desempleosaltó de 11,9 % en 2007 a 13% en 2009, lo que significó el salto más grande en los últimos 20 años . La OIT también asegura que esa tasa empeorará este año para los que tienen hasta 24 años. Detalla, además, que el impacto del desempleo entre los jóvenes es mayor al de los adultos. Y que las mujeres jóvenes tienen aún mayor dificultad que los varones en encontrar trabajo : la tasa de desocupación es del 13,2% frente al 12,9% de los hombres.
“Ellos son el motor del desarrollo económico”, estimó el director general de la OIT; Juan Somavia. Y agregó: “Renunciar a ese potencial es un derroche económico que puede sabotear la estabilidad de la sociedad”. Los expertos consultados por Clarín resaltan el costo de la inactividad entre los jóvenes y advierten que las empresas también pierden una “mirada fresca” ( La pérdida...).
La crisis económica internacional tuvo un impacto mucho mayor en el desempleo en España que en otros países desarrollados, sobre todo entre los que menos formación tienen. Si bien en América Latina la debacle no afectó de la misma manera, “amenaza con acabar con los avances que se lograron”, dice el informe de la OIT. En Argentina, en tanto, la tasa duplica a la de los adultos: alcanza el 16,9% entre los que tienen entre 18 y 34 años. Y, según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el 40% de los que trabajan tiene un empleo precario.
La OIT advierte que el aumento del desempleo entre los menores de 24 años podría producir una “generación perdida” de jóvenes que salieron del mercado laboral y perdieron toda esperanza de conseguir un trabajo que les garantice una vida decente. “Estos jóvenes hacen todo lo que pueden pero las puertas se les cierran”, añadió Sarah Elder, coautora del estudio y economista de la OIT.
Ante estos datos, la OIT pidió a los gobiernos que pongan en marcha políticas activas de empleo para combatir este flagelo.
Seis de cada diez jóvenes argentinos, con problemas
Están desocupados, tienen un empleo precario o quieren trabajar más horas.
Por Ismael Bermúdez
En la Argentina, uno de cada cuatro jóvenes de menos de 34 años está desocupado o trabaja pocas horas y quiere trabajar más. Y de los que están ocupados, casi la mitad tiene un empleo precario, según los últimos datos del Observatorio Social de la UCA.
Así, el 60% de los jóvenes tiene problemas de empleo porque no lo consigue, no puede trabajar más horas o porque trabaja en condiciones precarias.
Las estadísticas oficiales, del primer trimestre de 2010, también marcan que el desempleo entre los menores de 29 años duplica el promedio general: entre las mujeres es del 20,1% y entre los varones del 11,3%.
Como sucede en buena parte del mundo, también en la Argentina la desocupación golpea con más fuerza a los jóvenes, quienes, si cuentan con una ocupación, tienen más probabilidad de perder el empleo y deben trabajar en un entorno de mayor precariedad laboral.
Las cifras del Observatorio de la UCA también marcan que el año pasado, entre los jóvenes, creció la desocupación del 12,2 al 13,9% entre los que tienen el secundario incompleto y se registró una leve disminución del 8,7 al 8% entre los que completaron los estudios secundarios o están en un grado más avanzado.
En parte eso sucede porque buena parte de los jóvenes debe salir a buscar trabajo para ayudar a sus familias cuando aún no completaron sus estudios .
Así, tienen dificultades para conseguir un empleo, y cuando lo consiguen es precario. Y al menor desánimo, pasan a integrar el contingente de los que “no trabajan ni estudian”.
También influye el incremento de la expectativa de vida y el deterioro de los ingresos de los ya jubilados porque los adultos mayores tienden a retirarse más tarde del mercado de trabajo, colocando una valla adicional para el ingreso de los más jóvenes a ese mercado.
La mayor parte de los jóvenes desempleados proviene de hogares de escasos recursos, muchos de los cuales se encuentran en situación de pobreza. Son víctimas, según los especialistas, de un círculo vicioso de transmisión intergeneracional de la pobreza.
El desempleo juvenil se concentra en los grupos sociales más vulnerables, en especial en las mujeres que deben aceptar tareas más descalificadas. Y se refuerza porque, en general, los jóvenes no están incluidos en los planes sociales y escasean los planes de formación y capacitación laboral.
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