martes, 16 de marzo de 2010

EL FENÓMENO DE LA INMIGRACIÓN INVISIBLE


Cerca de 100 mil personas, en su mayoría del norte, recorren durante diez meses diferentes regiones agrícolas de la Argentina en busca de trabajo.

Ni registros oficiales ni la misma población lo advierten, pero cada año, a partir de enero, cerca de 100 mil personas abandonan sus hogares en la Argentina para recorrer el país de norte a sur y de este a oeste en busca de cosechas agrícolas. “Invisibles”, regresan a sus casas recién en diciembre, donde permanecen hasta reiniciar otra vez la rotación.

Estos “inmigrantes invisibles”, como prefiere denominarlos el geógrafo e investigador del fenómeno, Carlos Reboratti, son mayoritariamente argentinos y proceden de las provincias del norte. “Ocultos”, define el científico, no se mueven por los principales circuitos migratorios, sino que “se desplazan directamente entre los campos”, sostiene el especialista de la Universidad de Buenos Aires en diálogo con EFE.

Estos empleados transitorios son mayoritariamente hombres de bajos recursos económicos y de distintas edades. Suelen trabajar en unas cuatro cosechas agrícolas al año, en las que permanecen entre dos y tres meses respectivamente.

Uno de los recorridos más habituales de los recolectores, añadió el geógrafo, es empezar el año en la cosecha de la caña de azúcar en el Noroeste para desplazarse hacia el Noreste, donde recogen tabaco. Posteriormente, se dirigen a los cultivos de tomates y cebollas en la Patagonia y finalizan en la campaña de recolección de la uva en Mendoza.

Reboratti considera que esta "migración continua" supone un fenómeno totalmente nuevo en la demografía argentina e insiste en diferenciarlo de las "migraciones pendulares" de personas que se desplazan varios meses a trabajar en el campo.

El geógrafo Carlos Reboratti es uno de los integrantes de la expedición fluvial Parana Ra'anga , un ambicioso proyecto científico-cultural que comenzó su periplo el pasado 12 de marzo en Rosario y que concluirá en Asunción a finales de mes.

Poco más de 70 expedicionarios de Argentina, Paraguay y España, entre los que figuran historiadores, artistas plásticos, cineastas, sociólogos, músicos, antropólogos, biólogos, astrónomos, caricaturistas y escritores, participan en esta aventura que pretende reivindicar el río como nexo cultural.

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