El 24 de Diciembre de 1969 los curas Erio Vaudagna, José Rivarola y Elvio Alberioni de la parroquia de Villa Los Plátanos organizaron un original y poco ortodoxo pesebre-protesta en forma de mural, que reproducía imágenes de líderes populares como Ho Chi-Minh, el Che Guevara, Camilo Torres, el obispo Helder Cámara y los sindicalistas Raimundo Ongaro y Agustín Tosco, quienes saludaban a un Cristo Liberador. La representación gráfica aludía a situaciones de injusticia social, hambre, analfabetismo, desocupación. La figura de un niño reposaba entre retazos de periódicos, cuyos titulares remitían a hechos polítcos de aquel momento. Hoy, a casi treinta años de aquel pesebre, los tres sacerdotes que participaron en la parroquia, ahora sin sotana, recuerdan el acontecimiento y explican las causas que lo motivaron.
Erio Juan Vaudagna: "CURITAS HACIENDO POLITICA"
¿Cómo surgió la idea del pesebre- protesta?
Al pesebre le dimos un carácter religioso, social y político dentro del contexto de renovación religiosa y teológica producida por el Concilio Vaticano II. Como efectos de estas ideas surgieron iniciativas interesantes de amplios sectores de la Iglesia que bajaron a la realidad popular, yendo a los barrios más carenciados e incorporándose como simples pobladores. Se comenzaron a simplificar las prácticas religiosas, a hacerlas inteligibles, a llevar un mensaje vinculado a lo social y a no cobrar por los servicios prestados. Eso a la gente le impactó fuertemente. Nosotros éramos curas pobres.
¿Y en lo político?
No teníamos otra interpretación de los fenómenos sociales, otros paradigmas de interpretación que no fueran los del socialismo marxista. Nos deslumbró la lectura de estas fuentes y vimos que no había incompatibilidad entre los escritos juveniles de Marx y el cristanismo. Ni tampoco entre ese análisis que negaba a Dios y nuestra fe que proclamaba su existencia. Había en ello una continuidad, no una contradicción. Lo veíamos como una prolongación a nivel político de nuestra vivencia religiosa. Todos los curas del Tercer Mundo vivimos esta experiencia de manera muy auténtica, que se reflejó en nuestra práctica. De allí vino la separación entre nosotros y la jerarquía, que quería conservar los antiguos marcos teóricos y teológicos. Fuera de unos pocos obispos, los demás trataron de aislarnos. Muchas veces llegaban a nuestra Parroquia disposiciones del arzobispo que eran contrarias a lo que predicábamos, entonces no las leíamos o lo hacíamos de manera crítica.
¿Cómo impactaban en los fieles esas críticas?
Muchos se asustaron porque vieron que era otra Iglesia. Pero nos llegó mucha gente no creyente, agnósticos, o estudiantes desilusionados de la antigua Iglesia, militantes de izquierda. Nos abandonaron muchos cristianos tradicionales y hubo afluencia de nuevos cristianos, que eran menos pero más auténticos. Pero esta etapa es la más dolorosa porque nos quedamos solos, ya que cuando el cristiano asume un compromiso se pregunta qué sentido tiene ir a misa. Sabe que su lugar es la lucha concreta. Cada uno superó esta crisis como pudo, algunos renunciando al sacerdocio, otros siguieron heroicamente. Pero veíamos que la lucha dentro de la Iglesia era inviable.
¿Participaba gente del barrio o se incluían otros sectores?
En un primer momento iban los sectores más tradicionales del barrio pero cuando nuestra prédica se hizo cada vez más nítida, muchos cristianos tradicionales dejaron de asistir. "Estos curitas están haciendo política" decían y por eso se fueron. Llegaba mucha gente desde el centro para asistir a nuestras misas: universitarios, dirigentes obreros que pedían nuestra capilla para hacer reuniones.
José Rivarola Acebal : "NI GUERRILLERO NI TERCERMUNDISTA"
Yo recuerdo que en la Iglesia nos preguntábamos: ¿Cómo se folkloriza esta fiesta cristiana de la Navidad? De modo que pusimos los recortes de pan dulce y sidra de un lado, y del otro la frase del Evangelio "tuve hambre, me diste de comer, tuve sed me diste de beber". Teníamos recortes de diario de cuanto lío había en el mundo, problemas sociales, sindicales, guerras. Rodeado por estas frases estaba la figura de un niño que representaba a Jesús.
¿Por qué tuvo tanta repercusión?
Porque era una acusación directa. En el barrio los obreros estaban como esclavos, las huelgas eran traicionadas y la Iglesia funcionaba servilmente. Nosotros no queríamos este tipo de Iglesia.
En aquel tiempo yo estaba en el centro vecinal participando de las reuniones para conseguir agua potable, ya que la del barrio tenia arsénico. El hecho de ser cura no implica que tengas que estar ocioso todo el tiempo, hay que trabajar y yo lo veía necesario. Buscaba un ejercicio sacerdotal más libre, sin tantas trabas. Recuerdo que a una abuela mandó su nieto a confesarse porque tenía deseos sexuales. Le dije que se fuera y me mandara a la abuela. Temas ridículos. No hay otra forma de ser cristiano que no sea social. Nosotros resaltábamos la idea de que todo ser humano era político porque la cosa pública tengo que criticarla pero hacer algo para cambiarla. Ahora mismo, cada conversación que tengo es política y no por ello predico.
¿Ud. se alineaba dentro de los tercermundistas?
No, esa una una forma que se inventó y así nos llamaban, pero yo no fui ni guerrillero ni tercermundista.
¿Hacían algún tipo de análisis político?
Constantemente. Incluso en aquel tiempo había reuniones que se hacían en el hogar, donde estaba Angelleli, Echavarría y gente de la misma tendencia. Estabamos en el cambio hasta que llegó la Inquisición de Roma por medio de Primatesta y nos echaron a todos del seminario, porque para ellos nosotros le hacíamos daño a la Iglesia.
ELVIO ALBERIONI: "CONOCER LA DIGNIDAD PARA ENTENDER LA INDIGNACIÓN"
¿Cómo nace este grupo en 1a Iglesia de Los Plátanos?
No fue un nucleamiento que surgiera de una decisión de conformarse como tal. Eramos gente que durante el seminario habíamos participado de reformas y cambios estructurales, por ejemplo en la sustitución de rectores. Veníamos de un mismo curso y los encuentros se fueron produciendo por afinidad de pensamientos.
¿ De qué manera planteaban el compromiso ?
Primero fue sacerdotal. Luego en lo personal, asumí el compromiso político porque veía que la Iglesia no podía transformarse en un partido. Por los 60 nos reuníamos un grupo con afinidades de pensamiento, allí estaban Gaido, Vaudagna y otros. Era un intento de hacer una revisión histórica, empezamos a vincularnos con Cristianismo y Revolución, con pensadores como John William Cooke, Hernandez Arregui, con la revolución Cubana y todas las perspectivas socialistas de cambio. Pero duró poco porque sonaba a un trabajo de laboratorio .
¿Qué sucedió después?
Asumimos una formación revolucionaria y convocamos a un encuentro en Río Ceballos. Allí se discutieron temas como la violencia, 1a lucha armada, el socialismo, y se estableció que el peronismo era el soporte político. Aparecieron dos posturas: un sector, con Emilio Maza, que planteó no hacer diferencias dentro del peronismo y propuso un foco rural como metodología de acción. Otro, que me incluyó, veía que el peronismo contenía sectores vinculados a la derecha y priorizaba la lucha urbana. A partir de allí nace la Agrupación Peronista Lealtad y Lucha, que se transformará en el Peronismo de Base y después en las Fuerzas Armadas Peronistas.
¿Por qué optaron por la lucha armada?
Apareció como una necesidad. Yo era pacifista hasta el golpe de Ongania, a partir de allí ya no hubo espacios democráticos. Por otro lado, la Revolución Cubana era un paradigma de cambio.
Influía fuertemente el pensamiento del Che y dentro del cristanismo surgió lo del hombre nuevo, que se reflejaba en una idea evangélica de sociedad más justa planteando una utopía alcanzable, que debía ser construida diariamente y con concreciones permanentes.
¿El pesebre-protesta se enmarca dentro de esta corriente de pensamiento que planteás?
El pesebre trasciende porque la Navidad es una fecha importante, y mostraba que Cristo nacía en una realidad de pobreza, miseria y dolor y que esas condiciones se seguían dando.
¿Por qué la elección de figuras como Ho Chi-Minh, el Che Guevara y Agustín Tosco?
Eran modelos, lo que no significaba transformarlos en santos, sino mostrar que había gente que con su esfuerzo había comprometido su vida y luchaba por la humanidad. Nosotros no creíamos que el compromiso del cristiano pasara por rezar sino que debía asumir la problemática de la gente y buscar resolverla por el camino que fuera, inclusive por la violencia. Había mucha indignación por esos años, y hay que conocer bastante la dignidad para entender la indignación.
María Eugenia Etkin
No hay comentarios:
Publicar un comentario