Por
Guillermo E. Pintos
El huevo o la gallina. Un dilema eterno para la humanidad, resuelto en pocos segundos a bordo de un auto de la policía mientras sus ocupantes fuman marihuana. Y de ahí a descubrir que la melodía del “Cumpleaños feliz” es igual a la del “Payaso Plin Plin”. Todo contenido en una graciosa escena de Tiempo de valientes, la segunda película de Damián Szifrón protagonizada por Diego Peretti y Luis Luque.
Muy graciosa. El policía (Luque) pregunta “¿Te molesta si fumo?” y prende un porro. Su compañero circunstancial (Peretti) se sorprende pero termina aceptando el convite. Obvio: comienzan a reírse por nada... El remate de la situación es que, luego de descubrir que el huevo es anterior a la gallina, el personaje de Peretti descubre que aquellas canciones son iguales. “Ah qué estafa, es exactamente la misma canción, tiene la misma melodía...”, dice el narigón. Y concluye: “Tomá, no me hace nada”. Y le pasa el cigarrillo armado.
Conversación de fumados o no, la semejanza entre las canciones no es lo que importa. Lo que hoy día desvela a un batallón de abogados de la editorial musical multinacional Warner/Chappell Music es la posesión de los derechos sobre el Happy Birthday to You, nuestro “que los cumplas feliz”, una de las canciones más famosas y cantadas del mundo (o pega en el palo). En el Libro Guinness de los Récords figura como una de las tres canciones más cantadas en el idioma inglés. Y ahora es centro de una batalla legal en los Estados Unidos, donde una productora de cine cuestiona el derecho de autor que posee la editorial. Es así: la productora Good Morning to You Productions (GMTY) presentó una demanda contra Warner/Chappell Music en los tribunales federales de Manhattan, para que se declare “inválido” el derecho de autor que ostenta esta compañía sobre la canción y pedir que se la califique de “dominio público”. “Esta es una acción para declarar inválido el derecho de autor que el acusado Warner/Chappell afirma tener sobre la canción más popular del mundo, Happy Birthday to You”, indica el escrito, difundido a todo el mundo por la agencia de noticias AFP. La demanda busca estatus de demanda colectiva en nombre de cualquier persona que pagó una regalía de usar Happy Birthday to You en los últimos cuatro años. En la presentación judicial de 26 páginas se explica que GMTY está preparando un documental sobre la canción, titulado de manera tentativa como el mismo tema y que incluye una escena en la que todos la cantan. Tras tomar conocimiento de que la canción es propiedad de Warner/Chappell, GMTY entró en contacto con la editorial y terminó pagando 1.500 dólares para utilizar la composición. Según la demanda, ese pago se efectuó “de manera involuntaria” por temor a una multa de 150.000 dólares con la que podría ser castigado en caso de uso no autorizado. De acuerdo con GMTY, la canción en verdad deriva de un tema llamado “Good Morning to All” (Buenos días a todos), compuesto antes de 1893 por las hermanas Mildred J. y Patty Smith Hill y vendido en ese año a Clayton F. Summy. Según consta en los estudios realizados sobre los orígenes de la canción, Patty escribió la letra y le pidió a Mildred escribir una melodía “para expresar esas palabras y las emociones e ideas instalados en la capacidad musical limitada de un niño pequeño”. Mildred Hill, un profesor de jardín de infancia en Louisville, Kentucky, juntó un poco simple melodía. Si Mildred la compuso totalmente o estuvo influenciada por fragmentos de otras “canciones populares”, no está claro. Pero cuando su hermana pequeña Patty (también maestra) agregó las palabras, se sentaron las bases para una canción muy agradable, utilizada inicialmente como canción de bienvenida para ser cantada por el maestro todas las mañanas. Cuando se publicó en 1893 en un libro de canciones para los jardines de infancia, resultó ser popular a la inversa –los niños la cantaban a sus maestros–. De esta forma, los niños pequeños en los Estados Unidos comenzaron a cantarla.
La canción con su célebre letra tal como se la conoce mundialmente fue publicada por primera vez en 1924 por Robert H. Coleman, momento a partir del cual comienza un complicado camino de reclamos sobre su autoría y derechos. Según la demanda, “evidencia irrefutable” demuestra que el derecho de autor expiró en 1921, cuando Summy no renovó el copyright. Para los demandantes, Warner/Chappell solamente posee “un derecho extremadamente estrecho para reproducir y distribuir un arreglo para piano en la canción, publicado en 1935”. Por ello, indican que la composición “está dedicada al uso público y se encuentra en el dominio público”. Por eso reclaman “la devolución de millones de dólares de derechos de autor cobrados de manera ilegal por el acusado Warner/Chappell”. En la demanda, además, se afirma que Warner/Chappell recauda “al menos 2 millones de dólares por año por derechos de autor. Uno de los abogados que presentó la querella, Mark Rifkin, explicó a la agencia de noticias que la discográfica tiene alrededor de un mes para responder la demanda, con la posibilidad de pedir al juez que la denuncia no sea tratada por carecer de “mérito”. “Warner/Chapell declina hacer comentarios”, dijo un vocero de la compañía en Nueva York cuando fue consultado por la agencia.
Ahora bien, una canción tan simple, de las primeras (en la mayoría de los casos, sin dudas, la primera) que aprende a cantar un niño sea en el idioma que sea, tiene una historia de copyrightbastante complicada, llena de sombras. En un documento de 2010, publicado por Robert Brauneis, estudioso de la propiedad intelectual en la facultad de Derecho de la Universidad George Washington, se afirma que la actual posición de dominio que sobre ella tiene Warner/Chappell (parte del conglomerado Time Warner, EL monopolio de las comunicaciones y el entretenimiento en los Estados Unidos) tiene “debilidades centrales”. Así lo publicó el diario económico The Wall Street Journal en una nota firmada por el periodista Jacob Gershman. Allí se citan la conclusiones del profesor Brauneis: “No es un buen argumento que los derechos de autor de la canción nunca fueron renovados. Bajo la ley aplicable, el plazo original del derecho de autor de la canción terminó en 1963. Si no hay solicitud de renovación que haya sido presentada en plazo y no hay constancias legales de ello, la canción habría entrado en el dominio público en ese momento”. A comienzos de 1900, según Brauneis, la canción comenzó a aparecer en una variedad de cancioneros como texto alternativo para la melodía del “Good Morning to All”. Antes de eso, no había una canción standard de cumpleaños cuando la fiesta para niños –con torta, velitas y compañeros de la escuela como invitados– ya se había convertido en una costumbre popular que, todos sabemos, se mantiene inalterable hasta nuestros días.
Fuente: Miradas al Sur.
No hay comentarios:
Publicar un comentario